Brisas de Cuba T1 (1)

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— 336 — ménos á la Isla de Pinos á estos hermosos animalitos. Nosotros no somos de semejante opinión. Creemos, al contrario, que en vez de espatriar á las coquetas debia imponerse esta pena á los tontos, pues á ellos solamente son nocivos sirviendo á las demás personas de la gran familia humana. En efecto; para los hombres, no digo ya de luces sino de una capacidad vulgar las coquetas no pasan de ser unos animalitos graciosos como una cotorra, un ti tí, ó un hermoso gato de Angora que puede divertirlos con sus gestos, sus saltos y sus travesuras. ¡No! La coqueta no debe ser desterrada de nuestra sociedad por que en ella es útil como los hospicios ó las casas de maternidad; que aunque parecen el asilo de vagancia, la egida de la prostitución sirven para evitar males mas terribles. Contribuyen las coquetas á hermosear un estrado y son al mundo lo que los adornos de porcelana al tocador, los cestilíos de mármol á una fuente, y los elegantes pisa-papeles al bufete. Ella sirve de estudio al naturalista, de diversión al calavera, de pasto á la conversación y de víctima al hombre esperimentado. Ella da su miel para que los inteligentes confeccionen una torta que las mas veces tocan solo con los labios arrojándola en seguida. Ella es, sin sospecharlo, el refugiara pecatorum y la consolatrix aflictorum. Por que los hombres hastiados ó desengañados de los placeres del amor, y que no quieren tener amantes encuentran en ella un recurso como otro cualquiera para su fastidio: se divierten con ella, usen y aun abusen de sus favores y puedan en cierto modo decirde ella, como Arístipo de la célebre cortesana.- Poseo á Lais sin que Lais me posea al mismo tiempo que la coqueta murmura para sí la misma frase. Lo repetimos: las coquetas son necesarias á nuestra sociedad... Pero, como en efecto, tienen unas seria peligroso esponerse, jugando con ellas demasiado. El talento está en que nos sean útiles, poniéndolas en la imposibilidad de que nos dañen. Así pues, nunca os dejeis engañar por sus malas artes y jugad con ellas sin servirles de juguete. Sabed en suma, que si la coqueta ha nacido para tormento de los necios sirve para entretenimiento y recreo de los discretos. No siendo necios sereis discretos, siendo discretos dominareis la coqueta; lo que para concluir cristianamente os deseo en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu-santo. Joaquín Lorenzo Luáces.


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