Brisas de Cuba T1 (1)

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135 Que tu alma adora con delirio ardiente., Los recuerdos de un suelo en que nacimos Donde la infancia entre el placer pasamos. Donde una madre cariñosa vimos, Y sus dulces caricias disfrutamos. ¡Cuántos tesoros para tí no encierra De purísimo amor y de ventura La patria hermosa, la cubana tierra, Rico jardín de flores y verdura!.... Tanto recuerdo dulce y halagüeño De los lejanos y queridos lares, Animaran tu generoso empeño De volver á los índicos lugares. Pero aun no es' tiempo; espera todavía. Sigue la senda del saber constante, Hasta que luzca el venturoso dia, Hasta que llegue el anhelado instante En que puedas tornar al patrio suelo Cargado con los frutos de ventura Que la ciencia le brinda en su desvelo Al que alcanzarla con ardor procura; Camina Sin temor, firme camina De la ciencia y virtud por el sendero; Tal vez el cielo á tu afanar destina Un porvenir hermoso y lisongero: Tal vez olvidarás de tu pasado El cuadro melancólico y sombrío, Sin mas sufrir tu pecho lacerado Recios embates del destino impío! Camina, pues, sin desmayar un punto En la que sigues, árida carrera, Sin ocupar tu mente de otro asunto Que mengua desmayar por cierto fuera. Feliz entonces con ferviente anhelo Placer inmenso para tí sería A las playas tornar del patrio suelo Palpitando de amor y de alegría!.... Ay! no te olvida en su mortal tristura, Aunque distante vivas de su lado, El sincero cariño y la ternura De un hermano también infortunado ¡Quién me viera surcar del Occeáno Las cristalinas, transparentes olas, y volar desde el mundo americano A las ardientes playas españolas! Allí tal vez el ánimo doliente Consuelo hallara al respirar contigo, Y tu también al estrecharme ardiente


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