Principales acontecimientos de la Conquista en Sinaloa A fines de noviembre de 1530 continuó la conquista del territorio del estado. Los españoles se internaron en Chiametla, y de ahí salieron a Quezalá, pasando por los pueblos de Los Frijoles, Piaxtla, La Sal y Navito, en las márgenes del río San Lorenzo; en esta población indígena se fundó la villa de San Miguel de Navito, el 29 de septiembre de 1531. De ahí continuaron hacia Quilá y después a un pueblo que llamaron Las Flechas. Prosiguieron a Cuatro Barrios, Humaya y Colombo, hasta llegar a Culhuacan (como se llamaba Culiacán en esa época). Permanecieron ahí un año, aproximadamente, explorando y conquistando a los pueblos indígenas del estado, donde fundaron varias villas. Nuño Beltrán se encargó de designar a las autoridades para cada pueblo. Iglesia de San Felipe y Santiago, Sinaloa de Leyva.
Misión jesuita San Jerónimo, Mochicahui.
Nuevas expediciones se iniciaron hacia el noroeste. En 1536, durante la exploración que el capitán Diego de Alcaraz realizó por el río Petatlán, cerca de Guasave, encontró a un numeroso grupo de indios que acompañaba a Álvar Núñez Cabeza de Vaca y cuatro de sus acompañantes que venían desde La Florida, luego de haber sobrevivido a un naufragio que ocurrió cuando navegaban en las embarcaciones de Pánfilo de Narváez; recorrieron grandes distancias y describieron la existencia de Cíbola y Quivira, ciudades fabulosas en las que, decían, el oro abundaba en grandes cantidades. Esta noticia despertó la curiosidad y el interés de las autoridades novohispanas, al grado de que el virrey don Antonio de Mendoza, organizó expediciones a esos lugares en 1538, al mando del capitán Francisco Vázquez de Coronado. Tras recorrer grandes distancias infructuosamente, hasta llegar a territorio de lo que hoy es Estados Unidos, sólo le quedó volver y dar información del fallido viaje. En 1564 el capitán Francisco de Ibarra fundó en las márgenes del río Fuerte la villa de San Juan Bautista de Carapoa; después se dirigió a la villa de Chiametla, de la que fomentó y logró su repoblación debido a que estaba abandonada. Continuó por esa región y fundó la villa de San Sebastián, hoy conocida como Concordia. En 1583 don Pedro de Montoya salió de Culiacán con rumbo a la margen izquierda del río Petatlán, y ahí fundó la villa de San Felipe y Santiago, pero la abandonó el 15 de agosto de 1584, debido a los frecuentes ataques de los indígenas. En 1591 llegaron a la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa los frailes jesuitas Gonzalo de Tapia y Martín Pérez, quienes asumieron la difícil labor de pacificar a los naturales de la región. En 1593 se agregaron otros dos jesuitas: Alonso de Santiago y Juan Bautista de Velasco. Entre todos consiguieron el desarrollo de misiones productivas con periodos de pacificación notables.
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