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La agricultura contribuyó al nacimiento del sedentarismo.
La agricultura y los cambios en la organización humana Las primeras ciudades
Al crecer la producción agrícola surgió la necesidad del trabajo colectivo, lo que provocó una mayor concentración de la población, el aumento de la riqueza y el desarrollo del comercio en gran escala con regiones alejadas. Fue así como algunas grandes aldeas se convirtieron en las primeras ciudades. Es probable que la ciudad más antigua sea Ur, en el sur de Mesopotamia, pero pronto surgieron otras de igual importancia en las cercanías y en otras regiones del mundo. Los seres humanos crearon religiones, leyes y diversas manifestaciones artísticas. Desarrollaron formas de escritura y de numeración propias de cada cultura y empezaron a construir viviendas utilizando diversos tipos de materiales como madera, barro y, posteriormente, ladrillos. En las primeras ciudades, que tenían una población de decenas de miles de habitantes, se construyeron grandes obras públicas y se desarrolló la arquitectura y la ingeniería. Surgieron poderosos grupos militares y religiosos que concentraron el poder de gobernar y controlaron a las pequeñas comunidades que estaban a su alrededor. El ser humano aprendió a dividir las diversas actividades que se requerían en una ciudad. Algunos se dedicaron al comercio, otros eran sacerdotes o administradores. También surgieron hábiles artesanos en la construcción de casas, murallas, palacios, tumbas y templos; en la elaboración de piezas de cerámica (ollas, platos, vasos), y en el trabajo de la madera, el vestido y el tejido de cestos. La aparición de las ciudades, que coincide con las primeras formas de escritura, marca el final de la prehistoria y, con el surgimiento de las grandes civilizaciones agrícolas, se inicia propiamente la etapa histórica de la humanidad.
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