Un lugar, del cual me siento orgullosa es Pátzcuaro, es decir, la más antigua ciudad de los purépechas, y de la cual es originaria mi familia. Esta ciudad fue fundada alrededor del año 1300 por Curatame, y tiempo después, convertida por el rey Tariácuri en uno de los centros ceremoniales más importantes. Así es como las primeras ciudades que se fundaron en Michoacán se ubicaron en las riberas del Lago de Pátzcuaro, y cuyos restos aún pueden observarse en Tzintzuntzan e Ihuatzio. Actualmente, la ribera del lago, está integrada por cinco islas: Janitzio, La Pacanda, Jarácuaro, Yunuén y Tecuén, de las cuales Janitzio, que es la mayor, puede observarse desde lejos, ya que en su parte más elevada se encuentra un monumento de 40 metros de altura en memoria de José María Morelos y Pavón, misma que conserva en su interior un mural pintado por Ramón Alva de la Canal, donde fue inmortalizada tanto su vida, como sus ideales por mejorar las condiciones sociales de mujeres y hombres de su época. Me emociona saber que Pátzcuaro es cuna de mujeres heroicas, como lo fue Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega, quien sirvió a la causa de los insurgentes, motivo por el cual fue apresada y fusilada.
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