Siendo el país anfitrión de los Juegos Olímpicos de 1968, los atletas mexicanos tenían el gran reto de enfrentarse con sus similares de países con amplia trayectoria en triunfos deportivos. Este era el caso de la natación, deporte dominado por los norteamericanos, soviéticos y alemanes, entre otros. No obstante, la noche del 22 de octubre cambió la historia deportiva para México, cuando Felipe Muñoz Kapamas, con apenas 17 años de edad, sorprendió al mundo entero ganando la medalla de oro en la prueba de 200 metros de pecho. Esa noche la alberca olímpica estaba abarrotada con más de diez mil espectadores en las tribunas y hasta en los pasillos, Felipe Muñoz, el “Tibio” había encendido la luz de la esperanza de una medalla para los mexicanos, la expectación estaba candente porque esa mañana, inesperadamente, Felipe pasó a la final con el mejor tiempo en los heats eliminatorios. Junto con los más rápidos nadadores soviéticos, estadounidenses, un alemán y un japonés, el mexicano integraba el grupo de 8 finalistas. —¡Competidores… en sus marcas!… —unos segundos después, estalló el disparo de salida y el rugido envió al vuelo a los nadadores que al zambullirse en el agua, hicieron gala de toda su capacidad para avanzar velozmente en el recorrido de la alberca. 27
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