Revista Acopiadores #18

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ENTREVISTA - Roy Hora

la política pública argentina es su volatilidad. Y para que haya largo plazo, tiene que haber una voluntad más generosa de construir en común.

A: ¿Cómo se explica la relación actual entre el gobierno y el sector, considerando que, al menos económicamente, este aporta al bienestar que mencionabas? RH: La política económica en la Argentina enfrentó dificultades derivadas del hecho de que, por más de medio siglo, el sector rural fue más capaz de producir crecimiento que de producir equidad. Parte del problema tiene que ver con la peculiaridad de nuestra canasta de exportaciones, entre las que tradicionalmente pesaron bienes como la carne y el trigo, de gran incidencia sobre los niveles salariales. A lo largo de nuestra historia, con frecuencia entraron en conflicto demandas igualitarias y demandas de eficiencia económica. Afortunadamente, esta tensión parece en vías de atenuarse con el auge de la soja y otras exportaciones no tradicionales. Ello le da mayor margen de maniobra a la política económica y crea condiciones propicias para un trabajo más colaborativo entre los actores de la producción y el Estado. A: ¿Cuál es el rol que debería ocupar el sector? RH: En los últimos años, la imagen pública del sector se ha vuelto más positiva, en particular entre el público urbano. Gana terreno la idea de que el sector contribuye a generar riquezas y a promover el bienestar. No es, sin embargo, una imagen hegemónica. Hay muchos sectores que sostienen que el campo es tecnológicamente atrasado y un gran productor de inequidad. Es quizás una visión en retroceso, pero todavía tiene su fuerza y sus razones, y logró movilizar a parte de nuestra sociedad durante la crisis del campo del 2008. Por tanto, para imponerse, la imagen de un nuevo campo tiene que ir acompañada por realizaciones. Eso significa que los actores del sector agropecuario deben asumir de manera más plena la responsabilidad de contribuir a construir una Argentina mejor. A: En el Congreso CREA 2010, afirmaste que la idea de “justicia social” es muy fuerte y no puede desconocerse. RH: En efecto, desde la era de la gran inmigración, nuestro país estuvo atravesado por la idea de progreso y mejora. En su momento, el peronismo le agregó una vuelta de tuerca más esta vieja idea, re26

ferida a que el Estado posee un papel central como atenuador de la desigualdad y promotor del bienestar de los más desfavorecidos. Esta dimensión socialmente democrática se halla muy presente en nuestra cultura política, muchos más que en países vecinos. Es un valor muy positivo que obliga a las dirigencias a mantenerse atentas a la cuestión de la integración social y política de las mayorías. Y premia a los que, pese a sus defectos y limitaciones, la sirven mejor. Si el campo logra ponerse en sintonía con estas demandas, va a estar en mejores condiciones de presentarse a sí mismo como un actor capaz de jugar un papel positivo en los dilemas de nuestro tiempo.

A: En un año electoral, ¿el agro debería buscar alianzas con sectores del peronismo? RH: Me parece que su tarea más importante es otra. Más allá de quién gobierne, los dirigentes del agro deben contribuir a la construcción de políticas públicas consistentes. En este marco, creo que sería deseable que el agro desarrolle estructuras más representativas que las que actualmente posee, y que logre definir prioridades estratégicas razonables y consistentes, que puedan ser discutidas y consensuadas con otros sectores de la vida económica, y con los encargados de formular la política pública.

A: ¿Cómo se analiza la visión predominantemente negativa que el agro tiene de la intervención del Estado en el mercado? RH: Sabemos que, gracias a nuestra dotación de recursos naturales, el agro es un sector relativamente poco dependiente del apoyo estatal. Sin embargo, cuanto más compleja se vuelve la producción, más necesario se vuelve ese apoyo. Tenemos por delante una tarea cultural importante: lograr que el sector rural perciba al Estado no solamente como un extractor de renta, sino como un actor que ofrece algo a cambio. Para ello hace falta mejor política pública. Pero también mayor deseo de ayudar a construir una sociedad más vivible para todos.

A: ¿Cuál es la importancia histórica de la creación de la Mesa de Enlace? RH: Las diferencias que dividieron a los productores desde la creación de la Federación Agraria en 1912 hoy han perdido relevancia. Gracias al cambio en la agricultura que tuvo lugar en el último cuarto de siglo, los intereses de los productores se han vuelto


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