LA COLECCIÓN ARQUEOLÓGICA ALBERTO PAZ POSSE por Sara Peña de Bascary

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SARA PEÑA DE BASCARY: La colección arqueológica Alberto Paz Posse

argentino. Adán Quiroga, Juan B. Ambrosetti, Samuel A. Lafone y Quevedo, fueron los primeros, y más adelante Rodolfo Schreiter, Alfred Métraux, Eric Boman, entre otros. Hubo también aficionados que se dedicaron a acumular innumerables piezas arqueológicas. Formaron importantes colecciones, muchas de ellas se conservan hoy en museos y también, lamentablemente, demasiadas fueron vendidas al extranjero.

Entre los tucumanos arqueólogos aficionados de Tucumán, a fines del siglo XIX, hubo quien reunió una valiosa colección: la llamada “Zavaleta”.6 Esta, paradójicamente, despertó mayores expectativas que la de Loma Rica convirtiéndose, con el correr de los años, en una leyenda de la poco se habla o se conoce. El 21 de enero de 1885, en el diario El Orden, se lee: "...llenos de legítima curiosidad y placer hemos examinado las colecciones científicas que el estimable joven Manuel B. Zavaleta ha traído consigo como resultado de sus excursiones por el vasto ramal del Aconquija...".7 Manuel B. Zavaleta, veraneante de Tafí del Valle, era un incansable viajero de las cumbres, impulsado por la posibilidad de un hallazgo similar al de Loma Rica. Sus acaudalados parientes, propietarios de las 20.000 hectáreas de la estancia El Churqui, le permitieron excavar a su antojo en sus tierras, y muy posiblemente le facilitaron los peones. Obtuvo en sus andanzas una magnífica colección arqueológica en un campo todavía virgen de toda búsqueda. Había encontrado, además, un fósil de gliptodonte. El mismo Zavaleta se encargó de publicitar su hallazgo, comunicándolo a la prensa, museos y autoridades. La colección despertó grandes expectativas, en su dueño como en los tucumanos, que ávidamente seguían las novedades relacionadas con su descubrimiento y destino. Se decía que el presidente Julio A. Roca había ofrecido por el fósil una suma respetable. Zavaleta viajó a Buenos Aires buscando vender la colección. Nada menos que Florentino Ameghino la estudió. Años más tarde el sabio haría mención al hecho: "...en enero de 1885, el Sr. Manuel B. Zavaleta traía a Buenos Aires una notable colección de antigüedades calchaquíes recogidas en la provincia de Tucumán y una coraza completa de gliptodonte desenterrado en el valle de Tafí. Invitado a examinarla pude comprobar que también en este caso se trataba de Hopophlorus ameghini..."8

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Sobre la Colección Zavaleta, que tratamos en este apartado: cfr. SARA PEÑA DE BASCARY; “Adán Quiroga y la trascendencia de una colección perdida”, en La Gaceta (Tucumán, 27.VI.1976). 7 El Orden, citado en Ibídem. 8

FLORENTINO AMEGHINO, “Sobre algunos restos de mamíferos fósiles, recogidos por el Sr. Manuel B. Zavaleta”, en: Revista Argentina de Historia Natural, (Buenos Aires, 1891). Tomo 1, pág. 90.

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