FOTÓGRAFOS Carme Gª de Ferrando y Carlos Pérez Siquier
Carme García de Ferrando Carme García de Ferrando (de soltera Padrosa) nació en 1915 en Barcelona, desde niña empezó a hacer fotografías con una Baby Kodak, ya que siempre le había gustado el arte. Con 13 años empezó a trabajar para ayudar en casa, en un taller de encuadernación, en una fábrica de armas, haciendo ropa para el frente e incluso donaba sangre para sacarse una perrillas. Pero a pesar del agotamiento y el poco tiempo, nunca dejo de hacer fotos. Dejo de trabajar, al casarse en 1938, y fue su marido el que le regalo su primera cámara de verdad, aunque a este no le entusiasmaba que Carme hiciera fotos. Poco después de la muerte de su madre, decidió que no se quedaría en casa y se unió a la Agrupació Fotogràfica de Cataluña, donde se apuntó a un curso de fotografía para mujeres y así aprendió a revelar fotos, montando su laboratorio en la cocina de casa. Recibió ofertas para hacer fotos publicitarias profesionalmente y siempre las rechazó, quería ser libre, no que le dijeran lo que tenía que hacer. También rehusó a seguir las tradicionales formas pictorialistas que habitualmente se consideraba que debían cultivar las mujeres. Gracias a eso, fue reconocida nacional e internacionalmente y gano varios consursos prestigiosos como el Lluís Navarro o el Nikon. Fue amiga de Català-Roca, que tenía el estudio al lado de su casa, y Julio Ubiña, que le dio clases Sus fotografías no son casuales, aunque sencillas, y cotidianas, están muy pensadas antes de hacerlas, y captando lo que a otros se le escapa.
“Ahora la fotografía es muy fácil de hacer porque la maquina te lo hace todo, por eso ahora no quiero saber nada de la digital”
Carlos Pérez Siquier Nacido en Almería en 1930, pronto sentiría la pasión de la fotografía, ya que su padre, fotógrafo aficionado, tenía un pequeño laboratorio en la buhardilla de su casa, le inicia en el mundillo. Contando con 17 años, llego a sus manos un ejemplar de la revista francesa Cine-Photo Magazine, donde una foto le marco profundamente y decide estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Almería. Pocos años después empezaría a trabajar en el banco Santander, durante 30 años, sin dejar de lado nunca la fotografía. En 1956 inicia su mítica serie La Chanca (en B/N) y además funda, junto con José María Artero, la revista y grupo AFAL (Agrupación de Fotógrafos Almerienses), donde se juntarían los jóvenes fotógrafos españoles más interesantes e innovadores de la época, consideradose hoy como el movimiento de renovación más importante dentro de la Historia de la Fotografía Española. Si dejar a un lado su técnica conceptual, el paso al color supuso un cambio profundo en Siquier, que lo desmarcaría del resto de sus compañeros, convirtiéndose en un pionero a nivel internacional. Influenciado por el pop o la abstracción, lo incorpora a sus obras sin perder ese sentido de la belleza, que lo hoy en día es considerado como un clásico intemporal. Tiene obras permanentes en Museo Nacional Reina Sofía, en el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas, en el CAF (Centro Andaluz de la Fotografía), Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y en la Real Academia de Bellas Artes de Granada. Participando en varias ediciones en ARCO (Feria Internacional de Arte Contemporáneo), a lo largo de su vida y carrera ha sido premiado y encumbrado: En 1993 es nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de Granada.
Diez años después, en 2003 el Ministerio de Cultura le concede el Premio Nacional de Fotografía. En 2005 recibió el premio Pablo Ruiz Picasso de Artes Plásticas. En 2013 recibe en el festival Photo España el premio Bartolomé Ros a su trayectoria. Hace unos días se inauguró el Centro Pérez Siquier en Olula del Río, que acogerá su legado y permanentemente parte de su obra.
“Cuando yo desapareiera, dejar el rastro de lo que había visto y como lo había visto”