Taimni_I.K.___El_Hombre,_Dios_y_el_Universo

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muy mala gana, a considerar la posibilidad de que exista un creador quien pueda haber introducido esta portentosa cantidad de energía en el proceso de la creación; pero, esto está considerado a lo sumo como una especulación interesante y no tomada muy en serio por la Ciencia ortodoxa que tiene el hábito de ignorar las cuestiones inconvenientes, en su irreflexiva persecución de metas meramente físicas. La doctrina del Ocultismo acerca de este asunto es absolutamente clara e inequívoca. La energía necesaria para hacer marchar el mecanismo de todo sistema manifestado proviene, en última instancia, del Tattva Shiva-Shakti, que a su vez proviene de la diferenciación primaria en lo Absoluto. Este estado, presente en el corazón mismo del universo, y que como ya se ha indicado, es un estado de perfecto equilibrio y de tremenda estabilidad, cuando se produce en él la diferenciación primaria este equilibrio perfecto se altera y tiende, como todo sistema en equilibrio estable, a volver a su condición originaria; esta tendencia a recuperar el equilibrio perfecto que está presente en lo Absoluto es la fuente de esta tremenda cantidad de energía requerida para la marcha de la gigantesca maquinaria del universo. Así como no hay límite para las magnitudes iguales y opuestas (+ y —) derivadas del Cero, así no hay límites para la energía derivada de un estado Vacío por polarización. Hemos de recordar que esta diferenciación se verifica en el seno de la Realidad, y que es la raíz de la Consciencia, y la Consciencia, por propia naturaleza íntima, es Auto-suficiente y Auto-determinada, de modo que por Sí sola puede producir cambio en Sí Misma sin la participación de ningún agente externo. Siendo la materia insenciente, es incapaz de esta clase de cambios y así, mientras el reloj material del universo no puede por sí mismo arrollar su propia cuerda, ello sí puede ser hecho por una Realidad Consciente que esté en la base íntima del universo. Esto podrá tal vez sonar como muy antropomórfico y supersimplificado, pero el lector debería tratar de captar lo que se pretende transmitir de esta manera tan insatisfactoria. Como este asunto ya ha sido tratado en otras partes de esta obra, no es necesario insistir más en él. El fenómeno de la luz nos proporciona una analogía casi perfecta que aclara maravillosamente esta concepción tan extremadamente sutil, y nos permite comprender cómo puede un estado perfectamente integrado o indiferenciado ser el origen de dos estados similarmente indiferenciados mediante un cambio o transposición interna. Se producen así dos estados que contrastan mientras que previamente había perfecta uniformidad. El hecho de que el símil a utilizar provenga del fenómeno de la luz no ha de ser mera coincidencia, sino un caso de “como es arriba, así abajo”. La luz, de una misteriosa manera es en el plano físico una representación o expresión de consciencia, y su comportamiento aclara muchos fenómenos de la consciencia en el plano físico. Este es un tema interesantísimo, pero no lo trataremos aquí. A fin de comprender cómo potencial y contraste pueden surgir de la condición de absoluta uniformidad de un estado perfectamente integrado, sin que afecte o cambie en lo más mínimo ni a todo el contenido ni a la naturaleza misma del estado original, se pide al lector que trate de visualizar un cuadrado iluminado uniformemente por una luz de cierta intensidad. Sabemos que la intensidad de la luz puede medirse científicamente en quanta por milímetro cuadrado, o más expeditivamente, en bujías, porque si bien la luz es considerada como un fenómeno ondulatorio, también puede ser encarada como un fenómeno corpuscular, de

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