Ecos de Santiago

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Influencia de las drogas en el cerebro Con fecha 12 de abril de 2013, nos visitó D. Emilio Ambrosio, investigador del Departamento de Psicobiología de la UNED. Con su claridad en la exposición nos reveló los datos necesarios que confirman nuestras hipótesis. Sin hueco para una silla más, educadores y chicos apiñados, el invitado, con un té por compañía, inicia su discurso. Dejó patente cómo las drogas afectan el área de la amígdala, en el mesencéfalo, donde están las emociones y los receptores del placer, receptores llamados D2. Esta afectación provoca anhedonia, lo que se traduce en una disminución en la capacidad de sentir y pensar. Otra afectación provocada por el consumo se manifiesta en la corteza prefrontal, aquella que gobierna la voluntad. Nos explicó que los receptores cannabinoideos naturales son diez veces más numerosos que los receptores de otros neurotransmisores, relacionándose por tanto con la dependencia en una proporción igualmente mayor. Estos receptores se relacionan con el olvido y la depresión. Expuso cómo es el uso terapéutico de ciertos tóxicos, entre ellos el cannabis aplicado a la esclerosis; pero también nos advirtió acerca del uso de la cocaína en algún tiempo como el mejor analgésico local aplicado a las operaciones oculares. Otros neurotransmisores involucrados son: Dopamina: catecolaminas, presente en la sustancia negra, en el área tegmental ventral, precursor de la adrenalina. Serotonina: por la noche se transforma en melatonina, inductora del sueño, inhibe la ira, regula el apetito y la sexualidad. El abuso y la dependencia, secuestran los cerebros, él acuñó el término “descerebrados” en el sentido estrictamente neurofisiológico para explicar el efecto real de este consumo. Nuestro órgano supremo no gobierna, no tiene voluntad para hacerlo. Este secuestro de cerebros jóvenes es doblemente peligroso puesto que existe una alta vulnerabilidad resultado de la inmadurez de un cerebro sin mielinización a término y las deficiencias existentes en el contexto familiar o social. Queda condicionada así la formación de los circuitos neuronales a pesar de la plasticidad cerebral, aumentando por seis el riesgo de padecer esquizofrenia. Esta exposición me lleva a dar más importancia, a impedir por protección que los menores se droguen, incluso respondiendo a los de las pintadas que “encerramos para poder educar”. Según la exposición de este catedrático: la psicoterapia, en un estado de abuso en el consumo (como ya sabíamos), es estéril e ineficaz, hasta que no pueda haber una receptividad. Ejemplos como José Pedro, así lo ponen de relieve. La frase esperanzadora de Ramón y Cajal dice que somos escultores de nuestro propio cerebro.

“Somos escultores de nuest�o propio cerebro” Jesús Garrote

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