UTOPIA 77 • CONSTRUCCION DE CIUDADANIA

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Foucault le tiene resistencia (ya que lo considera como un mecanismo de la disciplina)– en la medida en que no ejerce sus derechos. El ejercicio de los derechos se puede equiparar al ejercicio del poder; y el poder, según el autor francés, tiene que ver con el conocimiento y el saber. Entonces, podríamos preguntarnos si la comunidad GLBTI ha tenido acceso al conocimiento y al saber. Posiblemente sí, pero no en la magnitud y proporción que se necesitaría para ejercer esos derechos. En efecto, desde 1998 ya estaban reconocidos formalmente en la Carta Magna, pero no había comunidad visible y exigente. ¿Cuándo nace la mayor visibilidad de la comunidad GLBTI? Si regresamos a ver al pasado encontramos que ya en la de década de 1980 se dan ciertas manifestaciones en busca de reconocimiento de parte de esta comunidad, la mayoría en función de la aparición de la epidemia del Sida. Luego, en la década de 1990, se orquesta una serie de acciones, algunas articuladas y otras no, cuyo propósito es declarar la inconstitucionalidad del Art. 516 que sancionaba la relaciones consentidas entre dos hombres adultos. A esto se suma el ataque que sufre la comunidad, particularmente las compañeras trans en la ciudad de Cuenca, cuando la fuerza pública violenta un establecimiento en el que se desarrollaba un evento de la comunidad GLBTI. A la lucha

se suman diversas organizaciones y personajes públicos. Finalmente, y después de una nada fácil batalla, se logra declarar la inconstitucionalidad de dicho artículo, lo que sirvió de preámbulo a la Constitución de 1998, dónde, nuevamente gracias al trabajo de algunos miembros de la comunidad, organizaciones y el apoyo de ciertos sectores y personajes públicos, se reconocen los derechos de la comunidad.

Son pocas las personas GLBTI que se visibilizan, pero cada vez aparecen con mayor frecuencia las organizaciones de base comunitaria y así ‘dan la cara’ más activistas.

Desde el 1998 hasta el 2008 aparecen distintas manifestaciones de carácter cultural, político y social, especialmente en las dos ciudades más pobladas del país, como un ejercicio de los derechos consagrados. Sin embargo, la participación GLBTI aún es escasa y son muchos los sectores desde donde se habla del tema con visiones ajenas o sesgadas. Son pocas las personas GLBTI que se visibilizan, pero cada vez

aparecen con mayor frecuencia las organizaciones de base comunitaria y así ‘dan la cara’ más activistas. Todos los compañeros que se visibilizan responden a una realidad: se han informado y han tomado el saber de sus derechos como el punto angular desde donde reclamar por el respeto de los mismos. En la construcción de la Constitución de 2008 (elaborada con la activa participación de muchos sectores de la sociedad) la comunidad GLBTI, con limitados recursos, logra a través de una intensa campaña de incidencia, mantener los derechos conquistados en 1998 y aumentar algunas garantías más. Toda esta movilización y la que acabamos de vivir en las elecciones del pasado 17 de febrero, tienen mucho que ver con el empoderamiento de la comunidad, empezando por el reconocerse como ciudadanos, ejercer derechos y defenderlos. En términos numéricos, pueda ser que la movilización aún sea pequeña, pero es indudable que cada vez más personas GLBTI hacen uso de sus derechos. Tal vez la materia pendiente en toda esta situación sea logar que los y las ciudadanas GLBTI tengan acceso al saber y al conocimiento, para dejar de ser considerados por ciertos sectores y actores como ciudadanos de tercera. Cada vez somos más personas GLBTI que tomamos conciencia de que somos ciudadanos de primera.

* Psicólogo Educativo, presidente de la Fundación Ecuatoriana Equidad y activista gay.

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marzo2013


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