Liturgia octubre 2014

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Octubre 2014 Confiar la misión a los jóvenes Cuando en Río de Janeiro el papa Francisco pidió a los jóvenes que hagan lío en las diócesis, animándolos a que salgan fuera, no sólo los motivaba a la misión, sino que depositaba enorme confianza en ellos, recurriendo a la flexibilidad de los mismos para adaptar el mensaje del evangelio y en la intrepidez jovial para abrir nuevos horizontes a la misión eclesial. El Papa hizo esto sin temer a los límites y fallas que esto acarrea. Este ejemplo del Pontífice es alentador para pensar en la misión y los jóvenes, porque ellos tienen un nuevo lenguaje, un nuevo ardor y visualizan nuevas formas para que el mensaje de Jesús llegue al mundo contemporáneo. Los jóvenes tienen un dinamismo y una vitalidad que no son para disciplinar, sino para encauzarlos hacia la meta del anuncio gozoso de la buena noticia. Y para esto hay que fiarse de ellos. Las críticas severas a los jóvenes los alejan, sobre todo si eso viene del seno de la Iglesia y van hacia donde son aceptados. El evangelio los necesita y ellos a su vez piden respuestas concretas a sus problemas, y no sólo una instrucción más o menos firme en lo doctrinal y moral. Por eso, es de esperar de ellos una nueva primavera para la misión y situar a la pastoral juvenil en un puesto relevante en las comunidades eclesiales. Francisco anhela: “¡Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!” (Evangelii gaudium, 106). De esta intrínseca relación, jóvenes-Iglesiamisión, es de esperar que la Iglesia emprenda una obligada conversión pastoral y salga a las periferias existenciales, donde renazca el envío misionero que Jesús resucitado hizo a los apóstoles. P. Fernando Teseyra, ssp

Intenciones de la Iglesia para este mes • General:

Para que el Señor conceda paz a las regiones del mundo más afectadas por la guerra y la violencia.

• Misionera: Para que el Día Mundial de las Misiones despierte en cada cristiano la pasión y el celo por llevar el Evangelio a todo el mundo. 1


Octubre - Fechas notables 01 Santa Teresa del Niño Jesús 02 Santos Ángeles Custodios 04 San Francisco de Asís 07 Ntra. Sra. del Rosario 15 Santa Teresa de Jesús LIBRERÍAS SAN PABLO

17 San Ignacio de Antioquía 18 San Lucas, evangelista 28 Señor de los Milagros 29 Santos Simón y Judas

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Ordinario de la Misa

Ritos iniciales

S. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. R. Amén. SALUDO Tiempo Ordinario

S. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos ustedes. O bien:

S. La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes. ACTO PENITENCIAL

S. Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos. Breve pausa en silencio.

S. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HIMNO

A continuación, si la liturgia del día lo prescribe, se canta o se dice el himno:

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. 3


Oremos. Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote dice la oración colecta que termina así: Si la oración se dirige al Padre:

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Si la oración se dirige al Padre, pero al final de ella se menciona al Hijo:

Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Si la oración se dirige al Hijo:

Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. R. Amén.

Liturgia de la Palabra PRIMERA LECTURA

Para indicar el fin de la lectura, el lector hace una breve pausa y dice:

Palabra de Dios. Todos aclaman:

Te alabamos, Señor. Luego el salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta.

SEGUNDA LECTURA (si hay)

Para indicar el fin, el lector hace una breve pausa y dice:

Palabra de Dios. Todos aclaman:

Te alabamos, Señor. Sigue el Aleluya o, en tiempo de Cuaresma, el versículo antes del evangelio.

EVANGELIO

El diácono, inclinado ante el sacerdote que preside, o un sacerdote concelebrante, si el que preside es un obispo, pide la bendición diciendo en voz baja:

Padre, dame tu bendición. El sacerdote en voz baja, dice:

El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. El diácono o el sacerdote responde:

Amén.

Si el mismo sacerdote debe proclamar el evangelio, inclinado ante el altar, dice en secreto:

Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que anuncie dignamente tu Evangelio. 4


En el ambón, el que proclama el evangelio dice:

El Señor esté con ustedes. El pueblo responde:

Y con tu espíritu. El que proclama continúa:

Lectura del santo Evangelio según san N. El pueblo responde:

Gloria a ti, Señor. Acabado el evangelio, el diácono (o el sacerdote) hace una pausa y dice:

Palabra del Señor. El pueblo responde:

Gloria a ti, Señor Jesús. Después el diácono lleva el libro al celebrante, y éste lo besa, diciendo en secreto:

Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados. Luego tiene lugar la homilía; ésta es obligatoria todos los domingos y fiestas de precepto, y se recomienda en los restantes días. Acabada la homilía, se reflexiona en silencio y, si la liturgia del día lo prescribe, se hace la profesión de fe:

PROFESIÓN DE FE

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Después se hace la plegaria universal u oración de los fieles.

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Liturgia Eucarística PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS Conviene que los fieles lleven el pan y el vino, u otros dones, en procesión hasta el altar. Mientras, se interpreta un canto adecuado. Si no se canta, el sacerdote dice:

S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Todos aclaman:

Bendito seas por siempre, Señor. S. El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Todos aclaman:

Bendito seas por siempre, Señor.

S. Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro. Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos, diciendo: .

Lava del todo mi delito, Señor; limpia mi pecado. Todos se ponen de pie.

S. Oren, hermanos, para que, llevando al altar los gozos y las fatígas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas. Una vez concluida, el pueblo aclama:

Amén. PLEGARIA EUCARÍSTICA El sacerdote comienza la Plegaria Eucarística con el Prefacio.

El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. 6


El sacerdote prosigue el Prefacio que corresponde; al final del mismo se canta:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo. PREFACIOS PREFACIO DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO I El misterio pascual ha hecho de nosotros el pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Quien, por su misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso, con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo… PREFACIO DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO X El Día del Señor

En verdad es justo bendecirte y darte gracias, Padre santo, fuente de la verdad y de la vida, porque nos has convocado en tu casa en este día de fiesta. Hoy, tu familia, reunida en la escucha de tu Palabra y en la comunión del pan único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la humanidad entera entrará en tu descanso. Entonces contemplaremos tu rostro y alabaremos por siempre tu misericordia. Con esta gozosa esperanza, y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos unánimes el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo… PREFACIO COMÚN I

El universo restaurado en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. Siendo él de condición divina se despojó de su rango, y por su sangre derramada en la cruz puso en paz todas las cosas; y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él. Por eso con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo… 7


PREFACIO COMÚN II La salvación por Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, con tu misericordia lo redimiste, por Cristo, Señor nuestro. Por él los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo… PREFACIO DE SANTA MARÍA VIRGEN III María modelo y Madre de la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, y alabarte debidamente en esta celebración en honor de la Virgen María. Ella, al aceptar tu Palabra con limpio corazón, mereció concebirla en su seno virginal, y al dar a luz a su Hijo preparó el nacimiento de la Iglesia. Ella, al recibir junto a la cruz el testamento de tu amor divino, tomó como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo. Ella, en la espera pentecostal del Espíritu, al unir sus oraciones a la de los discípulos, se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante. Desde su asunción a los cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina, y protege sus pasos hacia la patria celeste, hasta la venida gloriosa del Señor. Por eso con todos los ángeles y santos, te alabamos diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo… PREFACIO DE LOS ÁNGELES

La gloria de Dios manifestada en los ángeles

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y proclamar tus alabanzas por la creación de los ángeles y los arcángeles, objeto de tu complacencia. El honor que les tributamos manifiesta tu gloria, y la veneración que merecen es signo de tu inmensidad y excelencia sobre todas tus criaturas. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

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PREFACIO DE LOS APÓSTOLES I

Los Apóstoles, pastores del pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno. Porque no abandonas nunca a tu rebaño, sino que por medio de los santos Apóstoles lo proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guía la palabra de aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio. Por eso, con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo… PREFACIO DE LOS SANTOS I La gloria de los Santos

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo, porque manifiestas tu gloria en la asamblea de los santos, y, al coronar sus méritos, coronas tu propia obra. Tú nos ofreces el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino, para que, animados por su presencia alentadora, luchemos sin desfallecer en la carrera y alcancemos, como ellos, la corona de gloria que no se marchita, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, cantamos sin cesar el himno de alabanza: Santo, Santo, Santo… PREFACIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES Significado y ejemplaridad del martirio

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque la sangre del glorioso mártir san N., derramada, como la de Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder; pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio; por Cristo, Señor nuestro. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo… PREFACIO DE LOS SANTOS PASTORES La presencia de los santos Pastores en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san N., fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión. Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo… 9


PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y RELIGIOSOS Significado de la vida de consagración exclusiva a Dios

En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra, y, al recordar a los santos que por el reino de los cielos se consagraron a Cristo, celebremos la grandeza de tus designios. En ellos recobra el hombre la santidad primera que de ti había recibido, y gusta ya en la tierra los dones reservados para el cielo. Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo… PREFACIO DE DIFUNTOS V

Nuestra resurrección por medio de la victoria de Cristo

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque si el morir se debe al hombre, el ser llamados a la vida con Cristo es obra gratuita de tu amor, ya que, habiendo muerto por el pecado, hemos sido redimidos por la victoria de tu Hijo. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros te proclamamos en la tierra, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y  Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. 10


Luego dice una de las siguientes fórmulas:

I. S. Éste es el Sacramento de nuestra fe. O bien:

S. Éste es el Misterio de la fe. R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! II. S. Aclamen el misterio de la Redención. R. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. III. S. Cristo se entregó por nosotros. R. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor. Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse:

y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa N., con nuestro Obispo N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad. En la misa por los difuntos:

Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste [hoy] de este mundo a tu presencia; concédele que así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección. Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, san José su esposo, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R. Amén. 11


PLEGARIA EUCARÍSTICA V/b Jesús, nuestro camino

Te damos gracias y te bendecimos, Dios santo y fuerte, porque diriges con sabiduría los destinos del mundo y cuidas con amor de cada uno de los hombres. Tú nos invitas a escuchar tu palabra, que nos reúne en un solo cuerpo, y a mantenernos siempre firmes en el seguimiento de tu Hijo. Porque sólo él es el camino que nos conduce hacia ti, Dios invisible, la verdad que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría. Por eso, Padre, porque tu amor es grande para con nosotros, te damos gracias, por medio de Jesús, tu Hijo amado, y unimos nuestras voces a las de los ángeles, para cantar y proclamar tu gloria: Santo, Santo, Santo... Te glorificamos, Padre santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida, sobre todo cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de su amor. Como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, él nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan. Te rogamos, pues, Padre todopoderoso, que envíes tu Espíritu sobre este pan y este vino, de manera que sean para nosotros Cuerpo y  Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Él mismo, la víspera de su Pasión, mientras estaba a la mesa con sus discípulos, tomó pan, te dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, POROUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino, te dio gracias con la plegaria de bendición y lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. Luego dice una de las siguientes fórmulas:

I.S. Éste es el Sacramento de nuestra fe. O bien:

S. Éste es el Misterio de la fe. R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! 12


II.S. Aclamen el Misterio de la redención. R. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. III.S. Cristo se entregó por nosotros. R. Por tu Cruz y resurrección nos has salvado, Señor. Por eso, Padre de bondad, celebramos ahora el memorial de nuestra reconciliación, y proclamamos la obra de tu amor: Cristo, tu Hijo, a través del sufrimiento y de la muerte en cruz, ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha. Dirige tu mirada, Padre santo, sobre esta ofrenda; es Jesucristo que se ofrece con su Cuerpo y con su Sangre y, por este sacrificio, nos abre el camino hacia ti. Señor, Padre de misericordia, derrama sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo. Fortalécenos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y haz que, unidos al Papa N., y a nuestro Obispo N., seamos uno en la fe y en el amor. Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando. Acuérdate también, Padre, de nuestros hermanos que murieron en la paz de Cristo, y de todos los demás difuntos, cuya fe sólo tú conociste; admítelos a contemplar la luz de tu rostro y llévalos a la plenitud de la vida en la resurrección. Y, cuando termine nuestra peregrinación por este mundo, recíbenos también a nosotros en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria. En comunión con la Virgen María, Madre de Dios, san José su esposo, los apóstoles y los mártires, [san N.: santo del día o patrono] y todos los santos, te invocamos, Padre, y te glorificamos, por Cristo, Señor nuestro. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R. Amén. 13


Rito de la comunión S. Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro salvador Jesucristo. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. La paz del Señor esté siempre con ustedes. Y con tu espíritu. Acabado el gesto de la paz, el sacerdote toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el cáliz, diciendo en voz baja:

S. El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna. Entretanto el pueblo canta o dice:

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz. S. Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. 14


Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. S. El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna. A quienes comulgan, el sacerdote les presenta el Cuerpo de Cristo, diciendo a cada uno de ellos:

El Cuerpo de Cristo. El que va a comulgar responde:

Amén. Acabada la comunión, el diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la patena sobre el cáliz y también el mismo cáliz. Si el sacerdote hace la purificación, dice en secreto:

S. Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida, nos aproveche para la eterna. Después que han comulgado, todos guardan el silencio sagrado.

Oremos. Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Luego, dicha la oración después de la comunión, todos contestan:

Amén.

Rito de Conclusión En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo. Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:

El Señor esté con ustedes. El pueblo responde:

Y con tu espíritu. El sacerdote bendice al pueblo diciendo:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo Santo, descienda sobre ustedes.

y Espíritu

El pueblo responde:

Amén.

Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, dice:

Pueden ir en paz. El pueblo responde:

Demos gracias a Dios. Después el sacerdote besa con veneración el altar, como al comienzo, y, hecha la debida reverencia con los ministros, se retira.

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Taller Bíblico

“Los milagros de Jesús” Ponente:

Pbro. CIRO QUISPE LÓPEZ 21, 22 y 23 de Octubre Lugar: Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima (FTPCL) Jr. Carlos Bondy N° 700, Pueblo Libre. Hora: de 6:00 pm a 9:00 pm Costo: S/. 25.00

Informes e inscripciones: Sociedad Bíblica Católica Internacional (SOBICAIN) Av. Armendáriz N� 527, Miraflores. Teléfono: (01) 446 0017 anexo 122 Celular: 997 585305 sobicain@sanpabloperu.com.pe www.sanpablocampus.com

Librerías SAN PABLO

Jr. Junín 260, Lima Telf.: (01) 426 3880 Calle Porta 129, Miraflores Telf.: (01) 445 2943 Av. Sucre 1148, Pueblo Libre Telf.: (01) 461 3820

ORGANIZAN

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SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS, virgen y doctora

MIÉRCOLES

Memoria Obligatoria - Blanco

El libro de Job es una escuela de fe para todo aquel que la vive al límite y con valentía, pues nos interpela, incluso frente a los creyentes que quieren ofrecer respuestas fáciles y cómodas, a lo cual, Job ofrece una respuesta profunda. El evangelio presenta nuestras búsquedas y las respuestas del Señor que espera nuestra entrega incondicional, con generosidad y valentía para seguirlo con todas sus consecuencias. ¡Señor, ten misericordia de nuestras mezquindades y pequeñeces!

ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Dt 32,10-12 El Señor la rodeó cuidando de ella, la guardó como a las niñas de sus ojos; como el águila extendió sus alas, la tomó y la llevó sobre sus plumas; el Señor sólo la condujo. ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que has preparado tu reino para los humildes y los sencillos, concédenos la gracia de seguir confiadamente el camino de santa Teresa del Niño Jesús para que nos sea revelada, por su intercesión, tu gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. LECTURAS Lectura del libro de Job

9, 1-12. 14-16

Job respondió a sus amigos, diciendo: ¿Cómo un mortal podría tener razón contra Dios? Si alguien quisiera disputar con él, no podría responderle ni una vez entre mil. Su corazón es sabio, su fuerza invencible: ¿quién le hizo frente y se puso a salvo? Él arranca las montañas sin que ellas lo sepan y las da vuelta con su furor. Él remueve la tierra de su sitio y se estremecen sus columnas. Él manda al sol que deje de brillar y pone un sello sobre las estrellas. Él solo extiende los cielos y camina sobre las crestas del mar. Él crea la Osa Mayor y el Orión, las Pléyades y las Constelaciones del sur. Él hace cosas grandes e inescrutables, maravillas que no se pueden enumerar. Él pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo. Si arrebata una presa, ¿quién se lo impedirá o quién le preguntará qué es lo que hace? ¡Cuánto menos podría replicarle yo y aducir mis argumentos frente a él! Aún teniendo razón, no podría responder y debería implorar al que me acusa. Aunque lo llamara y él me respondiera, no creo que llegue a escucharme. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Salmo: (87)

R. ¡Que mi plegaria llegue a tu presencia, Señor! – Yo te invoco, Señor, todo el día, con las manos tendidas hacia ti. ¿Acaso haces prodigios por los muertos, o se alzan los difuntos para darte gracias? / R. – ¿Se proclama tu amor en el sepulcro, o tu fidelidad en el reino de la muerte? ¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas, o tu justicia en la tierra del olvido? / R. – Yo invoco tu ayuda, Señor, desde temprano te llega mi plegaria: ¿Por qué me rechazas, Señor? ¿Por qué me ocultas tu rostro? / R. 17

1

II Semana Salterio


Aclamación antes del Evangelio

Flp 3, 8-9

Aleluya, aleluya. Considero todas las cosas como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él. R. Aleluya. Lectura del santo evangelio según san Lucas

9, 57-62

R. Gloria a ti, Señor. Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!» Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios». Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, al proclamar las maravillas que has realizado en santa Teresa del Niño Jesús, te suplicamos que, así como su vida fue agradable a tus ojos, aceptes igualmente complacido el homenaje de este servicio sagrado. Por Jesucristo nuestro Señor. PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y RELIGIOSOS (pág. 10) ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 18,3 Dice el Señor: “Si no vuelven a ser como niños, no entrarán en el reino de los cielos”. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

El sacramento que hemos recibido, Señor, encienda en nosotros aquel amor ardiente con el que santa Teresa del Niño Jesús se entregó a ti e impetró de tu misericordia el perdón para todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.

Santa Teresa del Niño Jesús (Alencón, 1873 – Liseux, 1897) Con tan solo 24 años en este mundo, esta sencilla religiosa dio un verdadero testimonio de santidad al mundo. Ingresó al monasterio de las carmelitas descalzas de Liseux a los 15 años. Vivió su consagración religiosa con empeño. Poseedora de una profunda vida interior, dejó para la Iglesia su incesante oración y su autobiografía “Historia de un alma”, obra que le valió el título de Doctora de la Iglesia. Ella tambiém es la patrona de las misiones. 18

Trazando Valores...

Teresita se convenció de que en Jesús se halla la VIDA, ella “nos indica a todos que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Espíritu Santo, su mismo amor por todos los demás” (Benedicto XVI).


2

SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS

JUEVES

Memoria Obligatoria - Blanco

Job, en medio de su caminar difícil y lleno de sufrimiento físico, nos lanza al futuro, abriéndonos a la inmortalidad y resurrección, pues sólo desde la fe verdadera podemos caminar firmes, sin temor, más allá de toda muerte. En el evangelio, Jesús nos enseña cuál es la actitud que debemos tener frente a los más desprotegidos, más aún nos invita a hacernos pequeños. ¡Maestro bueno, que seamos humildes ante tí y ante los hermanos!

ANTÍFONA DE ENTRADA Dn 3,58 Ángeles del Señor, bendigan al Señor, ensálcenlo con himnos por los siglos. ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo. LECTURAS Lectura del libro de Job

19, 21-27

Job dijo: ¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne? ¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce; si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre! Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo. Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios. Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho! Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Salmo (26)

R. ¡Contemplaré la bondad del Señor! – ¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mi y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: «Busquen mi rostro». / R. – Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda. / R. – Contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. / R. Aclamación antes del Evangelio

Mc 1,15

Aleluya, aleluya. El reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia. R. Aleluya.

19

2

II Semana Salterio


Lectura del santo evangelio según san Mateo

18,1-5.10

R. Gloria a ti, Señor. En aquel momento, los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el reino de los cielos?» Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el reino de los cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial». Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos en honor de tus santos ángeles, y concédenos que su continua protección nos libre de los peligros presentes y nos lleve a la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. PREFACIO DE LOS ÁNGELES (pág. 8) ANTÍFONA DE COMUNIÓN Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.

Sal (137) ,1

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

A los que has alimentado, Señor, con estos sacramentos que llevan a la vida eterna, dirígelos bajo la tutela de tus ángeles por los caminos de la salvación y de la paz. Por Jesucristo nuestro Señor.

Los Santos Ángeles Custodios En una sola celebración, la liturgia nos permite contemplar la acción de Dios y su amor providente por medio de nuestros ángeles custodios, los ángeles de la Guarda. Ya en la Biblia hay numerosas alusiones a los ángeles, a los enviados de Dios para interceder por su pueblo, para anunciar, para obrar en ayuda del hombre y así, la tradición ha mantenido la convicción de que todo cristiano es acompañado por un ángel, por la mano bondadosa de Dios en lo cotidiano.

20

Trazando Valores...

“Quitaríamos una parte notable del Evangelio, si dejáramos de lado a estos seres enviados por Dios, que anuncian su presencia en medio de nosotros y son un signo de ella. Invoquémoslos a menudo, para que nos sostengan en el compromiso de seguir a Jesús hasta identificarnos con él” (Benedicto XVI).


3

XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

VIERNES

Verde

La experiencia de Job, desde su realidad de sufrimiento, lo presenta ante Dios mismo, que lo invita a descubrir que él está más allá de cualquier razonamiento humano e intento de comprender nuestra propia vida sin Dios. En el evangelio, Jesús interpela a las poderosas ciudades de su época, símbolo de personalidades que se sienten seguras de sí mismas por el poder que ostentan, pero que no logran reconocer a Dios que las llama a conversión. ¡Señor, no permitas que el poder de este mundo nos seduzca! ANTÍFONA DE ENTRADA Dn 3,31.29-30.43.42 Lo que has hecho con nosotros, Señor, es un castigo merecido, porque hemos pecado contra ti y no pusimos por obra lo que nos habías mandado; pero da gloria a tu nombre y trátanos según tu abundante misericordia. ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia, derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos prometes, consigamos los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. LECTURAS Lectura del libro de Job

38,1.12-21;40,3-5

El Señor respondió a Job desde la tempestad, diciendo: «¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, le has indicado su puesto a la aurora, para que tome a la tierra por los bordes y sean sacudidos de ella los malvados? Ella adquiere forma como la arcilla bajo el sello y se tiñe lo mismo que un vestido: entonces, a los malvados se los priva de su luz y se quiebra el brazo que se alzaba. ¿Has penetrado hasta las fuentes del mar y has caminado por el fondo del océano? ¿Se te han abierto las Puertas de la Muerte y has visto las Puertas de la Sombra? ¿Abarcas con tu inteligencia la extensión de la tierra? Indícalo, si es que sabes todo esto. ¿Por dónde se va adonde habita la luz y dónde está la morada de las tinieblas, para que puedas guiarla hasta su dominio y mostrarle el camino de su casa? ¡Seguro que lo sabes, porque ya habías nacido y es muy grande el número de tus días!» Y Job respondió al Señor: «¡Soy tan poca cosa! ¿Qué puedo responderte? Me taparé la boca con la mano. Hablé una vez, y no lo voy a repetir; una segunda vez, y ya no insistiré». Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Salmo (138)

R. ¡Llévame por el camino eterno, Señor! – Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. / R. 21

3

II Semana Salterio


– ¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente. / R. – Si tomara las alas de la aurora y fuera a habitar en los confines del mar, también allí me llevaría tu mano y me sostendría tu derecha. / R. – Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! / R. Aclamación antes del Evangelio

Cf. Sal (94), 8a. 7d

Aleluya, aleluya. No endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor. R. Aleluya. Lectura del santo evangelio según san Lucas

10, 13-16

R. Gloria a ti, Señor. Jesús dijo: ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. El que los escucha a ustedes me escucha a mí: el que los rechaza a ustedes me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a Aquel que me envió. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios de misericordia, que nuestra oblación te sea grata y abra para nosotros la fuente de toda bendición. Por Jesucristo nuestro Señor. ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal (118),4-5 Recuerda la palabra que diste a tu siervo, Señor, de la que hiciste mi esperanza. Éste es mi consuelo en la aflicción. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que está eucaristía, Señor, renueve nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que participemos de la herencia gloriosa de tu Hijo, cuya muerte hemos anunciado y compartido. Por Jesucristo nuestro Señor.

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4

SÁBADO

SAN FRANCISCO DE ASÍS Memoria Obligatoria - Blanco

La historia-parábola de Job nos hace reconocer que Dios está atento a sus pobres y nos invita a confesar, con él, que nuestra vida está en sus manos y está presente en nuestro diario vivir, y aun en medio del dolor, él nos ofrece plenitud de vida. El evangelio nos exhorta a descubrir: que más allá de todo éxito personal, incluso espiritual, el hecho de ser llamados por el Señor a su servicio es lo más importante y trascendente. ¡Gracias, Señor, por contar con nosotros y llamarnos a tu servicio! ANTÍFONA DE ENTRADA Francisco de Asís dejó su casa, abandonó la herencia que le pertenecía y logró llegar a ser pobre y necesitado. Así, el Señor le tomó a su servicio. ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso, que otorgaste a san Francisco de Asís la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo. LECTURAS Lectura del libro de Job

42, 1-3. 5-6. 12-16

Job respondió al Señor, diciendo: «Yo sé que tú lo puedes todo y que ningún proyecto es irrealizable para ti. Sí, yo hablaba sin entender, de maravillas que me sobrepasan y que ignoro. Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos. Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la ceniza». El Señor bendijo los últimos años de Job mucho más que los primeros. Él llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo además siete hijos y tres hijas. A la primera la llamó “Paloma”, a la segunda “Canela”, y a la tercera “Sombra para los párpados”. En todo el país no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job. Y su padre les dio una parte de herencia entre sus hermanos. Después de esto, Job vivió todavía ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Job murió muy anciano y colmado de días. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Salmo (118)

R. ¡Brille sobre mí la luz de tu rostro, Señor! – Enséñame la discreción y la sabiduría, porque confío en tus mandamientos. Me hizo bien sufrir la humillación, porque así aprendí tus preceptos. / R. – Yo sé que tus juicios son justos, Señor, y que me has humillado con razón. Todo subsiste hasta hoy conforme a tus decretos, porque todas las cosas te están sometidas. / R. 23

4

II Semana Salterio


– Yo soy tu servidor: instrúyeme, y así conoceré tus prescripciones. La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia al ignorante. / R. Aclamación antes del Evangelio

Cf. Mt 11, 25

Aleluya, aleluya. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. R. Aleluya. Lectura del santo evangelio según san Lucas

10, 17-24

R. Gloria a ti, Señor. Al volver los setenta y dos de su misión, dijeron a Jesús llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre». Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo». En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo mantenido ocultas estas cosas a los sabios y prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar». Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron! » Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al presentarte, Señor, nuestras ofrendas, te rogamos nos dispongas para celebrar dignamente el misterio de la cruz, al que se consagró san Francisco de Asís con el corazón abrasado en tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y RELIGIOSOS (pág. 10) ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 5,3 Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por este sacramento que hemos recibido, concédenos, Señor, imitar a san Francisco de Asís en su caridad y en su celo apostólico, para que gustemos los frutos de tu amor y nos entreguemos a la salvación de nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor. 24


San Francisco de Asís

(Asís, 1182 – 1226) El “pobre de Asís” perteneció a una familia comerciante. Tras una vida confundida entre los vicios de la juventud, abandonó todo en busca de la gloria de Dios, en la vivencia de la pobreza evangélica, la predicación y la caridad. Con sus hermanos fundó la Orden de Frailes Menores y con ellos se lanzó a predicar terrenos difíciles como Tierra Santa, para lo cual fue ordenado diácono. Fundó con santa Clara, la rama femenina (Clarisas), además de una tercera orden seglar.

Trazando Valores...

“La PAZ de san Francisco es la de Cristo, y la encuentra el que «carga» con su «yugo», es decir su mandamiento: Ámense los unos a los otros como yo los he amado (cf. Jn 13,34; 15,12)” (Papa Francisco).

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ORACIÓN DE PAZ SAN FRANCISCO DE ASÍS

II Semana Salterio

Señor, hazme un instrumento de tu paz; Donde haya odio, ponga amor; Donde hay ofensa, perdón; Donde hay duda, fe; Donde hay desesperanza, esperanza; Donde hay tinieblas, luz; Donde hay tristeza, alegría. Oh Divino Maestro, que no busque yo tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar. Porque dando se recibe, perdonando se es perdonado, y muriendo a sí mismo, se nace a la vida eterna. (San Francisco de Asís)

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5

Domingo XXVII del Tiempo Ordinario Verde

DAR FRUTOS El bello texto de la primera lectura, el canto a la viña, ayuda a captar en modo personal la parábola evangélica de hoy. El canto a la viña rezume decepción. El amigo que plantó la viña y la llenó de cuidados esperaba, como era natural, buenos frutos, sin embargo, la viña dio racimos amargos. Ante ello ese plantador, decepcionado, decide arrasarla. Y luego el profeta explica que la viña es el pueblo de Israel que no se convierte. La parábola comienza tratando también de una viña, pero no se concentrará en la calidad del fruto sino en la actitud de los viñadores a quien arrendó la viña. Éstos no pagan al dueño el fruto que le corresponde y más bien asesinan a los criados que van por el fruto e incluso al hijo del dueño, pretendiendo quedarse con la herencia. El dueño quitará la viña a esos viñadores homicidas y se la dará a otros que sí paguen el fruto. Ambos textos coinciden en la no correspondencia entre lo esperado y lo logrado, entre el deseo de quien planta la viña y el fruto que recibe. Difieren, en cambio, en la actitud final del dueño de la viña. El profeta anuncia que el dueño arrasará la viña, el evangelista concluye señalando que la viña será entregada a otros viñadores. Jesús anuncia así la misericordia del Padre. Y puntualiza aún más: «El reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que produzca sus frutos». El don del reino que Dios dona, espera la correspondencia de parte del hombre. Israel no supo responder, no estuvo a la altura. Nosotros somos miembros de la Iglesia, nuevo Israel, a quien el Señor le confía el reino que es Jesús mismo, su salvación, su mensaje, su doctrina, la relación vital con Él. ¿Qué hacemos cada uno de nosotros de este don recibido del Padre? Es fácil desplazar responsabilidades y señalar que el pueblo judío no fue fiel, que tal vez la Iglesia en cierta etapa de su historia o en algunos de sus miembros no hayan sido fieles. ¡No nos engañemos! Hoy somos invitados a una lectura personal del texto y revisar cuál es nuestra respuesta al don del reino que nos fue entregado el día del bautismo. Y pidamos a Dios saber dar el fruto esperado. Pbro. Pedro Hidalgo Díaz 26


Los binoculares En una de las nubes más mullidas del cielo, Dios se ponía, junto con un grupo de ángeles, a mirar la tierra con unos poderosos binoculares. De vez en cuando, dejaba de mirar y comentaba con los demás: –¡Miren a Tomás! Ahí en ese pueblito al norte del Perú. Todos los días va a visitar a su abuelo. –¡Miren a Sofía! Acaba de compartir su pan con queso con una amiga. –¡Qué bueno lo que acaba de hacer Pedrito! ¡Felicitó a los compañeros que ganaron el partido contra su equipo! –¡Qué extraordinario lo que hizo Rodrigo! Fue a la casa de un compañero que había faltado a clase y le pasó la tarea. Los ángeles lo miraban asombrados. ¿Cómo podía ser que Dios exagerara tanto lo que hacían los chicos, eran pequeños gestos, si, pero nada de eso iba a cambiar el mundo. –¿Qué murmuran? –preguntó Dios. –Nada, nada. Los ángeles tenían temor de Dios, no miedo, sino ese don del Espíritu que hacía que no quisieran decir algo que pudiera ofenderlo. Pero Dios, además de conocer el corazón del los hombres, también conoce el de los ángeles. Entonces, con esa voz de padre que él tiene, les volvió a decir. –Muchachos, algo les preocupa, cuéntenme. Y se sentó a esperar que los ángeles hablaran. Entonces, le dijeron lo que estaban pensando. Dios, sin contestarles nada, les alcanzó los binoculares para que ellos mismos observaran la tierra. –¡Eh, pero ésto, en vez de agrandar las cosas, las achica –opinó el primero de los ángeles que miró. –Sí –afirmó Dios. –El mundo no va a cambiar por un sólo hombre que realice algo enorme, sino cuando todos los hombres se ocupen del pedacito de mundo que les encargué. Toda acción, hecha de corazón, por más pequeña que parezca, es muy grande ante mis ojos. lexión...

de el evangelio cuento con te es e en ón ti encargó ¿Qué relaci l mundo te pedacito de mento de ru st in r hoy? ¿Qué o puedes se óm ¿C mundo”. ? ti de a Dios e “pedacito mejorar es Dios para

Para la ref

Adaptación del cuento de María Inés Casalá y Juan Carlos Pisano, Editorial SAN PABLO

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MONICIÓN Hermanos y hermanas: Hoy, la Palabra de Dios nos trae un bello mensaje, exhortándonos a dar buenos frutos. La referencia se hace sobre el Pueblo de Israel que no supo dar buenos frutos y asesinan al Hijo del Viñador, Jesús que será sacrificado. Hoy, preguntémonos, ¿Qué frutos damos cada uno de nosotros tanto como Iglesia, como de manera personal? ANTÍFONA DE ENTRADA Est 13,9.10-11 En tu poder, Señor, está todo; nadie puede resistir a tu decisión. Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que hay bajo el cielo. Tú eres dueño del universo. ACTO PENITENCIAL

S. Porque separamos con nuestro egoísmo lo que Dios ha unido; Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. S. Porque pretendemos que tu palabra nos dé siempre la razón; Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. S. Porque rechazamos tu palabra, si hiere nuestro egoísmo; Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. GLORIA (pág. 3) ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo. La profecía de Isaías es una lectura de fe de la historia de Israel y sus respuestas dadas en el tiempo a Dios, que lo eligió como Pueblo para dar frutos de solidaridad y fraternidad entre todos los pueblos de la tierra, y anunciar así su amor a todos los hombres. LECTURAS Lectura del libro de Isaías

5,1-7

Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil colina. Cavó la tierra, quitó las piedras, y plantó buenas cepas; construyó en medio una torre y cavó un lugar donde hacer el vino. Y esperó que diese buenas uvas, pero dio racimos amargos. Pues bien, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sean jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía 28


hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera buenas uvas, dio racimos amargos? Pues ahora les diré a ustedes lo que voy a hacer con mi viña: le quitaré su valla para que sirva de pasto, derribaré su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la desyerbarán, crecerán zarzas y espinos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es el pueblo de Israel; son los hombres de Judá su plantación preferida. Esperó de ellos cumplimiento de la ley, y ahí tienen: asesinatos; esperó justicia, y ahí tienen: lamentos. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor

R. La viña del Señor es el pueblo de Israel. – Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los paganos, y la trasplantaste. Extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río. / R. – ¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los transeúntes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? / R. – Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. / R. – No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. / R. El apóstol Pablo nos impulsa a ser hombres y mujeres que encuentran en su caminar de fe, muchas razones para alabar a Dios y muchos signos de su presencia entre los seres humanos. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses

4, 6-9

Hermanos: Que nada los angustie; al contrario en cualquier situación presenten sus deseos a Dios, orando, suplicando y dando gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, tengan en cuenta todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, ténganlo en cuenta. Practiquen asimismo lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí. Y el Dios de la paz estará con ustedes. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Aclamación antes del Evangelio

Cf. Jn 15, 16

Aleluya, aleluya. Yo los he elegido del mundo, para que vayan y den fruto, y su fruto dure - dice el Señor -. R. Aleluya.

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5

III Semana Salterio

DOMINGO

Salmo (79)


Desde el evangelio, Jesús nuevamente llama a Israel a hacer una evaluación de su caminar y su respuesta a Dios y a los hombres. La vocación a ser Pueblo de Dios es una responsabilidad, un don y una tarea. Lectura del santo evangelio según san Mateo

21, 33-43

R. Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar para hacer el vino, construyó la casa del guardián, la arrendó a unos viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los viñadores, para recoger los frutos que le correspondían. Pero los viñadores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, en mayor número que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero: lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y, ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?». Le contestaron: «Hará morir sin compasión a esos malvados y arrendará la viña a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No han leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?”. Por eso les digo que se les quitará a ustedes el reino de Dios y se les dará a un pueblo que produzca sus frutos». Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. CREDO (pág. 5) PLEGARIA UNIVERSAL

S. Señor, somos tu viña, la que con el Amor de Tu Hijo regeneraste, sin embargo no siempre damos el fruto que debemos. Haz que nuestros pasos no se aparten de ti. Hoy, nuestra plegaria es: R. ¡Ayúdanos a construir una viña de amor! – Por el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, que trabajen intensamente para dar a conocer el amor del Padre. Roguemos al Señor. / R. – Por los gobernantes de todo el mundo, para que sus actuaciones estén en sintonía con el Reino de Amor y Paz que nos enseña Cristo Jesús. Roguemos al Señor. / R. – Para que cese la violencia y las guerras en todo el mundo y así podamos construir una viña en la que sólo se enseñe y se vida el amor. Roguemos al Señor. / R. 30


– Por los pobres, los inmigrantes, los ancianos, los enfermos, para que reciban mucho amor de todos los que les rodean. Roguemos al Señor. / R. – Por lo que estamos presentes en esta Eucaristía –y por los que no pudieron o quisieron venir—para que aprovechemos todo el amor que reside en el misterio del Sacramento del Altar. Roguemos al Señor. / R. (Pueden añadirse peticiones particulares)

S. Dios Padre nuestro, que eres amor, enséñanos a amar, aun en las circunstancias más difíciles y contrarias al amor. Te lo pedimos, por Nuestro Señor Jesucristo. R. Amén. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, la oblación que tú has instituido, y por estos santos misterios, que celebramos para darte gracias, santifica a los que tú mismo has redimido. Por Jesucristo nuestro Señor. PREFACIO DOMINICAL (pág. 7) ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lm 3,25 Bueno es el Señor para el que espera en él, para el alma que le busca. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Señor todopoderoso, que de tal manera saciemos nuestra hambre y nuestra sed en estos sacramentos, que nos transformemos en lo que hemos recibido. Por Jesucristo nuestro Señor.

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LUNES

San Bruno, presbítero Memoria Libre - Blanco

La carta a los cristianos de Galacia es un llamado de atención a todos los cristianos de toda época, a valorar nuestra fe transmitida por los apóstoles, pues siempre habrá propuestas falsas, que sólo buscan respuestas fáciles. El evangelio, conocido por todos, es un llamado a reconocer en todo hombre: un hermano, sobre todo, aquel que necesita de mi ayuda, pues en él se hace presente el Señor, y me interpela para servirlo. ¡Señor, ayúdanos a amarte y servirte en los prójimos de cada día! ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 4,18 El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para vendar los corazones desgarrados. ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios nuestro, tú que llamaste a san Bruno para que te sirviera en la soledad, concédenos, por su intercesión, que en medio de las vicisitudes de este mundo vivamos entregados siempre a ti. Por nuestro Señor Jesucristo. 31

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III Semana Salterio


LECTURAS Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas

1, 6-12

Hermanos: Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir otro evangelio. No es que haya otro, sino que hay gente que los está perturbando y quiere alterar el Evangelio de Cristo. Pero si nosotros mismos o un ángel del cielo les anuncia un evangelio distinto del que les hemos anunciado, ¡que sea expulsado! Ya se lo dijimos antes, y ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un evangelio distinto del que ustedes han recibido, ¡que sea expulsado! ¿Acaso yo busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres? Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería servidor de Cristo. Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Salmo (110)

R. ¡El Señor se acuerda de su Alianza! – Doy gracias al Señor de todo corazón, en la reunión y en la asamblea de los justos. Grandes son las obras del Señor: los que las aman desean comprenderlas. / R. – Las obras de sus manos son verdad y justicia; todos sus preceptos son indefectibles: están afianzados para siempre y establecidos con lealtad y rectitud. / R. – Él envió la redención a su pueblo, promulgó su alianza para siempre: Su Nombre es santo y temible. ¡El Señor es digno de alabanza eternamente! / R. Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34

Aleluya, aleluya. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, como yo los he amado. R. Aleluya. Lectura del santo evangelio según san Lucas

10, 25-37

R. Gloria a ti, Señor. Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?» Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?» Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo». «Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida». 32




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