Ready Player One

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adultos como entre niños. Se trataba de un juego en el que cualquiera podía participar y, al principio, no parecía haber un modo acertado ni erróneo de jugarlo. Lo único que el contenido del Almanaque de Anorak parecía indicar era que, para encontrar el Huevo, resultaría imprescindible familiarizarse con las diversas obsesiones de Halliday. Cuestión que llevó a una fascinación creciente por los videojuegos clásicos y la cultura pop de los ochenta, sobre todo en Estados Unidos. Cincuenta años más tarde, las películas, la música, los juegos y las modas de los años ochenta volvieron a cobrar vigencia. En 2041, el pelo encrespado y los tejanos lavados al ácido estaban de nuevo de moda; y las versiones de éxitos de la década interpretadas por grupos contemporáneos copaban las listas de éxitos. La gente que había vivido su adolescencia en los ochenta y que ahora se acercaba a la tercera edad, vivía la extraña experiencia de ver que sus nietos adoptaban y estudiaban las modas y las tendencias de su juventud. Durante esa misma época nació una nueva subcultura, seguida por millones de personas que dedicaban todo el tiempo libre del que disponían a buscar el Huevo de Pascua de Halliday. Al principio, a aquellos individuos se los conocía simplemente como Egg Hunters, es decir, Cazadores del Huevo, pero el término no tardó en fundirse en una sola palabra: « gunters» . Durante el primer año de La Cacería, ser gunter se puso muy de moda; incluso hubo una época en que casi todos los usuarios de Oasis decían serlo. Tras cumplirse el primer aniversario de la muerte de Halliday, la pasión que envolvía lo relativo a la competición empezó a remitir. Había pasado un año entero y nadie había encontrado nada. Ni una sola llave, ni una puerta. Muchos creían que parte del problema radicaba en la inmensidad de Oasis, que contenía más de mil mundos simulados donde podían ocultarse las llaves. Para registrar a fondo cualquiera de ellos, un gunter tendría que dedicar años enteros. A pesar de que los gunters « profesionales» no dejaban ni un solo día de alardear de que y a se encontraban más cerca del descubrimiento, la verdad se imponía cada vez más: nadie sabía siquiera con exactitud qué era lo que buscaba, ni dónde debía empezar a buscar. Transcurrió un año más. Y otro. Y nada. El gran público perdió por completo el interés en La Cacería. La gente empezó a dar por supuesto que aquello era solo la estafa excéntrica de un loco millonario. Otros opinaban que, aunque el Huevo existiera, nadie lo encontraría jamás. Entretanto, Oasis siguió evolucionando y adquiriendo cada vez may or popularidad y se protegía de los intentos de apoderarse de él y de los varios desafíos legales contra las férreas condiciones del testamento de Halliday gracias


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