Infierno Entre Los Bosques

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And so a secret kiss Brings madness with the bliss And I will think of this When I’m dead in my grave Mientras le colocaba nuevas baterías a su cámara para filmar todo lo que pasaría esa noche, y escuchaba una canción en su computadora, Campbell solo podía pensar en una cosa: esa fiesta en la casa de campo nunca sería olvidada. Era una noche especialmente fría y muy brumosa, una de esas en las que normalmente la familia se acomodaba en sus hogares, junto a un fuego enternecedor, una cena caliente y deliciosa, y quizá ver una película o dos frente al zumbido titilante de la televisión. Esa podría ser una buena forma de terminar la noche, pensaba Campbell, mientras pensaba una buena excusa para salir a las 9 pm de su casa, e ir a la fiesta de Lori Cardille. Era una de esas fiestas en las que los más populares, o lo más adinerados, podían hacer historia, en donde pasaban las noches, acompañados por una botella de tequila, o una compañera de clases en una cama ajena, y se amanecía con resaca y botellas desde el lavamanos hasta la mesa de la cocina, confeti y lentejuelas como polvo en el aire, y quizá una ida a la estación de gas más cercana, para tener un desayuno frito y en bolsa plástica. Por alguna razón, por algún motivo sin explicación, Campbell quería ir, quería participar en eso. ¿Lo veía cómo una clase de rito de maduración, una celebración de que ya a los 16 podía salir de la casa, y terminar la noche con alguien, y amanecer sintiéndose un héroe cubierto de licor y papas fritas? ¿O solo quería ir, y tener la memoria de que hizo algo fuera de lo común en su vida? Ambos, pensaba Campbell, o quizá ninguno, porque quizá no necesitaba excusa alguna para salir esa noche. De acuerdo, quizá su idea de ‘fiesta’ era algo precipitaba. No todas las fiestas pueden terminar en excesos y borracheras y camas deshechas por gente que apenas si se hablan en clases, pensaba él. La vida no es como en las películas, se recordaba. Pero, diablos, como quería que fuera todo así, como en el celuloide, donde todo se puede planear de antemano, porque ya se sabe cómo será todo. ¿El chico atleta, al que todos admiran, chocan manos, y que siempre anda con su séquito de amigazos? Terminará con la chica popular. ¿La chica más hermosa de entre todas, que siempre saca altas notas, aunque no haga nada en clases, que tiene su propio grupo de amigas, que además son sus fans? Terminará con el chico más malo de la fiesta ¿Pero, qué hay del grupo que nadie aparenta conocer, o siquiera reconocer? ¿Qué hay del roquero, la gótica, el matado, la nerd, los geeks, la gente que siempre sale fuera de cámara, de las que solo se ven fotos sino años luego, en sus propias cámaras? No irán a la fiesta. No porque no quieran ir, aunque haya algunos que ni les interese eso, en realidad. Pero, de una forma u otra, no se verán en esa fiesta. Por esa noche, él sería el único de su grupo que iría a terminar la noche allá. ¿Suerte? ¿Popularidad? Quizá tenga, o consiga, una de ambas al terminar la noche. Pensaba filmar todo lo que pasara esa noche, no importa si la ley pudiera prohibirle grabar todo lo que pasara en esa cinta, estaba seguro de que algo histórico pasaría, lo sentía en su interior. Y, si lograba capturar a alguien bailando sobre una mesa, sería un recuerdo gracioso para guardar, o subir al internet, cualquiera que se le ocurriera en ese momento. La canción se cambió, y sintió que le hablaban. Sintió que lo convencían. You’re just a storyteller You’re not trying to escape responsibility If we believe you then you’re successful But you don’t make claims of verity Eran ya las 8:36 pm, con un bolso lleno de comida, un par de botellas de vodka, y la cámara que se compró reuniendo, y aún no se le ocurría una buena excusa para decirle a su madre. Se echó en la cama, tratando de pensar en algo, mientras

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