Hebreos WILLIAM BARCLAY

Page 56

en nuestros mejores momentos todos podemos correr sin agotarnos; pero la mejor cualidad es saber mantener la marcha sin desmayar. (iii) Necesitamos tener presente el final. El autor de Hebreos hace una cita de Habacuc 2:3. El profeta le dice a su pueblo que, si se mantienen firmes en su lealtad, Dios los sacará de la situación angustiosa del presente. La victoria sólo llega a la persona que se mantiene fiel. Para el autor de Hebreos la vida consistía en estar en camino a la presencia de Cristo. Por tanto, no era nunca algo que se podía dejar que fuera a la deriva; lo que hacía tan importante el proceso de la vida era su objetivo, y sólo el que perseverara hasta el fin sería salvo (Marcos 13:13). Aquí tenemos el reto a no ser nunca menos de lo mejor que podemos ser; y a recordar siempre que ha de llegar el fin. Si la vida es el camino a Cristo, nadie puede permitirse perderlo ni detenerse a mitad de camino. LA ESPERANZA CRISTIANA Hebreos 11:1-3 La fe es lo que nos hace estar seguros de lo que esperamos, y convencidos de lo que no vemos. Fue por su fe por lo que los de tiempo antiguo recibieron la aprobación de Dios. Es por la fe por lo que entendemos que el universo fue formado por la Palabra de Dios, de manera que las cosas visibles procedieron de lo que no se veía. Para el autor de Hebreos la fe está absolutamente segura de que lo que cree es verdad, y lo que espera sucederá. No es una esperanza que se hace ilusiones en cuanto al porvenir, sino que mira al porvenir con absoluta convicción. En los primeros días de la persecución trajeron a un humilde cristiano a los jueces, y él les dijo que no podían hacer nada para hacerle vacilar, porque él creía que, si era fiel a Dios, Dios lo sería con él. < ¿Te crees de verdad -le preguntó el juez- que los que son como tú van a ir a Dios y a Su gloria?» «No es que me lo creo -respondió el hombre-, sino que lo sé.» Hubo un tiempo cuando Juan Bunyan, el autor de El Peregrino, estaba angustiado por la inseguridad. «Todos piensan que su religión es la verdadera -se dijo-; los judíos, los moros y los paganos... y, ¿qué si a fin de cuentas la fe, y Cristo, y las Escrituras no son más que una de esas cosas de «creo que sí»?» Pero cuando recibió la luz, salió gritando: «¡Ahora estoy seguro, lo sé!» La fe cristiana es una esperanza que se ha vuelto certeza. Esta esperanza cristiana es tal que inspira toda la conducta de una persona. Se vive con ella y se muere con ella; su posesión es algo que hace actuar. Moffatt distingue tres direcciones en las que actúa la esperanza cristiana. (i) Es creer en Dios frente al mundo. Si seguimos los parámetros del mundo puede que tengamos facilidades y comodidades y prosperidad; si seguimos los parámetros de Dios, lo más probable es que experimentemos dolores, pérdidas y marginación. El cristiano está convencido de que es mejor sufrir con Dios que prosperar con el mundo. En el libro de Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego tienen que escoger entre obedecer a Nabucodonosor y dar culto a la imagen del rey, u obedecer a Dios y que los echen al horno. Y no dudaron en escoger a Dios (Daniel 3). Cuando iban a juzgar a Bunyan, dijo: «Con el consuelo de Dios en mi pobre alma, antes de descender a los jueces Le pedí a Dios que, si podía hacer más bien en libertad que en la cárcel, que me pusieran en libertad; y si no, que se hiciera Su voluntad.» La actitud cristiana es que, en términos de la eternidad, es mejor jugarnos el todo por él todo con Dios que confiar en las recompensas del mundo. (ii) La esperanza cristiana es creer en el Espíritu frente a los sentidos. Los sentidos dicen que escojamos el placer del momento, pero el Espíritu nos dice que hay algo que vale mucho más. El cristiano cree al Espíritu más que a los sentidos. (iii) La esperanza cristiana es creer en el futuro frente al presente. Hace mucho, Epicuro decía que el fin principal de la vida era el placer. Pero no quería decir lo que muchos piensan; insistía en que debemos tener una visión dilatada. Lo que parece atractivo al momento puede traernos dolor en el futuro; lo que nos hace un daño terrible en el momento puede que nos traiga la felicidad a la larga. El cristiano está seguro de que, a la larga, nadie puede desterrar la verdad, porque «grande es la verdad, y al final prevalecerá.» Parecía que los jueces habían eliminado a Sócrates, y que Pilato había acabado con Cristo; pero el veredicto del futuro le dio la vuelta al del momento. Fosdick dice en alguna parte que Nerón condenó a muerte a Pablo; pero, pasados los años, llamamos Pablo a nuestros hijos y Nerón a nuestros perros. Es fácil discutir: « ¿Por qué he de renunciar al seguro placer del momento por un futuro incierto?» La respuesta cristiana es que el futuro no es incierto, porque está en las manos de Dios; y basta con que Dios lo haya mandado y prometido.

ElHijodeDios.com


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.