Perfiles. Martes 20 de septiembre de 2016

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Perfiles Martes 20 de septiembre de 2016

trol político de la Nueva España. Sin embargo, bastó su llegada para que en la ciudad de México creyesen que Cortés estaba vivo y ello era un gran acontecimiento en aquellas tierras mexicanas. En medio de trifulcas para someter a señores al vasallaje principalmente la provincia de “Papayeca” en el interior de Honduras y los conflictos de los indígenas con otro grupo de españoles enviados por tierra vía Nicaragua por Pedro Arias de Ávila, Pedrarias, al mando de Francisco Hernández de Córdova, trascurrieron casi tres meses cuando llegó a Trujillo una visita sumamente importante. Era Fray Diego Altamirano, franciscano y primo de Cortés. Este religioso, hombre de negocios y honra, dijo a Cortés que venia para llevarle a México para remediar los fuegos que andaban los españoles. Ya era hora de marcharse de regreso a México. Nuevamente Cortés se entera de todos los detalles de la situación extremadamente grave que estaba pasando la Nueva España. El Capitán General toma la decisión de regresar a México por tierra por la ruta de Francisco de las Casas y Pedro de Alvarado habían transitado por Guatemala. Sin embargo, Fray Diego Altamirano le hizo ver que no era correcto hacer ese largo viaje por tierra ya que no había escarmentado del que había hecho desde la villa Espíritu Santo hasta la villa de Trujillo donde estaba. Se toma la decisión de regresar por mar a México. Se prepara el retorno con dos navíos bien abastecidos y todas las instrucciones para las villas de Natividad y Trujillo. Estado listos los navíos, Cortés embarca veinte españoles con sus respectivos caballos, muchos indios mexicanos y un cacique indio de las provincias rebeldes llamado Pizacura. Aborda también Malitzin a punto de dar a luz, y Juan Jaramillo, ente otros. Había recorrido unas 400 leguas (1680 km) desde la Villa Espíritu Santo y unas 510 leguas (2500 km) desde la Gran Tenochtitlán hasta Trujillo, Honduras respectivamente. Cortés partió del puerto de Trujillo el 25 de abril de 1526. El fantástico pero inútil viaje a las Hibueras y su forzado retorno a México fueron el parte aguas de su vida. Las cosas ya no fueron iguales para Cortés ni para La Nueva España, y mucho menos en la gracia del Rey Carlos V en España para con él. Francisco López de Gómara concluye su libro La Conquista de México, describiendo un retrato de Cortés:68 “Era Hernán Cortés de buena estatura, rehecho y de gran pecho; el color ceniciento, la barba clara, el cabello largo. Tenía gran fuerza, mucho ánimo, destreza en las 68 López de Gómara, F. 2003. Op. cit. P. 499-500.

armas. Fue travieso cuando muchacho, y cuando hombre fue sentado; y así, tuvo en la guerra buen lugar, y en la paz fue alcalde de Santiago de Barucoa, que era y es la mayor hombra de la ciudad entre vecinos. Ahí cobró reputación para lo que después fue. Fue muy dado a mujeres, y se dio siempre. Lo mismo hizo al juego, y juagaba a los dados a maravilla bien y alegremente. Fue muy gran comedor, y templado en el beber, teniendo abundancia. Sufría mucho el hambre con necesidad, según lo demostró en el camino de Higueras y en el mar que llamó de su nombre. Era duro porfiando, y así

tubo más pleitos de los que convenía a su estado. Gastaba liberalísimamente en la guerra, en mujeres, por amigos y en antojos, mostrando escases en algunas cosas; por lo que le llamaban río de avenida. Vestía más pulido que rico, y así era hombre limpísimo. Se deleitaba en tener mucha casa y familia, mucha plata de servicio y de respeto. Se trataba muy de señor, y con tanta gravedad y cordura, que no daba pesadumbre ni parecía nuevo. Cuentan que le dijeron, siendo muchacho, que había de ganar muchas tierras y ser grandísimo señor. Era celoso en su casa, siendo atrevido en las ajenas;

condición de putañeros. Era devoto, rezaba, y sabía muchas oraciones y salmos de coro; grandísimo limosnero; y así, encargó mucho a su hijo, cuando se moría, la limosna. Daba cada año mil ducados por Dios de ordinario; y algunas veces tomó a cambio dinero para limosnas, diciendo que con aquel interés rescataba sus pecados. Puso en sus reposteros y armas: Judicum Domini aprehendit eos, et fortitudo ejeus corroboravit brachium meum; letra muy a propósito de la conquista. Tal fue, como habéis oído, cortés, conquistador de la Nueva España; y por haber comenzado yo la conquista de

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México en su nacimiento, la termino con su muerte”. Octavio Paz dijo “Es muy difícil querer a Cortés, pero es imposible no admirarlo”. Sin duda, la historia seguirá hablado de él a casi quinientos años del inicio de la ocupación española en un México actual tan inverosímil. Elaborado por: Miguel A. Contreras Martínez de Escobar, Ing. Agrónomo, con el gusto por la historia. Dedicado a mi hermano Emilio quien me empujó a escribir estas notas.


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