Circuitos cerrados: miradas urgentes sobre políticas culturales

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cualquiera de los países donde se distribuyera. Que

Yo ahí -y esto lo sé ahora, no lo sabía entonces- en ese punto, me parece que cometí un error bastante grave: me fui a trabajar con la industria. Suspendí la comunicación directa con mis lectores y me dejé poner intermediarios: un representante, una editorial, un administrador, un editor de contenidos, un gestor.

prescindiría de todos los intermediarios posibles. Que tendría una versión en papel y otra versión dinámica para iPad, para iPhone, para Blackberry y además un PDF gratuito, diez días después, para que la revista se leyera independientemente del costo. Prometimos que escribirían y dibujarían únicamente personas que Chiri y yo admirásemos muchísimo. Que sería trimestral y tendría más de 200 páginas por edición. Que en cada país costaría lo mismo que quince periódicos del sábado en esa región. Dijimos en el punto 8 que la plata la íbamos a poner nosotros y que la íbamos a hacer aunque no se vendiera. En el punto 9 decíamos que si salvábamos la inversión íbamos a ser felices. En el punto 10, que si no salvábamos la inversión, nos chupaba un huevo. En ese momento ocurrió una cosa increíble entre la comunidad que se había generado en el blog, algo

AÑO 2/ NUMERO 7 / DICIEMBRE 2011

que no teníamos previsto: Los lectores de Orsai se

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encargaron de difundir la idea, de contarle a sus amigos que había unos cuarentones en un pueblito escondido en la montaña, que querían hacer una revista de literatura, popular, de crónica narrativa, con textos larguísimos, justo en medio de la crisis del papel. Antes incluso de contarles de qué se iba a tratar esa revista, los lectores la empezaron a comprar en masa. La gente se volcó con una fe que yo no había visto en mucho tiempo en un producto cultural. La compraron 10 mil personas. Repito: sin saber los contenidos, en pre-venta, antes de salir. Y era una revista cara, sale 16 euros en Europa y 12 dólares en Latinoamérica. La compraron de todas partes, incluidos salvadoreños, costarricenses, peruanos,


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