Aleksandra Waliszewska De símbolos discordantes y bestias sacadas de la más absoluta fantasía; esto nos cuenta Aleksandra Waliszewska (Warsaw; 1976) a través de su trayectoria. Son sus lienzos los que hablan de una nueva revolución gótica, articulada desde la imaginaria surrealista, misterios medievales y cuentos de hadas. Referenciada por los trabajos de Hieronim Bosch y Francisco de Goya, durante el pasado año, Aleksandra ganó un lugar entre aquellos brillantes coetaneos de la escena artística de Polonia. Aleksandra, prometedora exportadora de una visión unica, manifestada a través de un merge de conceptos y técnicas medievales. Multi-becada por el aparato cultural de la ciudad que la vió crecer, prefiere escapar de la vorágine massmedia, optando por uno de los lugares más célebres y aclamados dentro del arte: la pintura. Sus primeras obras, inspiradas en el estilo característico Quattrocenta de la obra de Piero Della Francesa, Masaccio y Giotto, su mayor interés reside en el papel del color en contraposición al estadío de ánimo propio, y la manera en la que estos grossos del s.XIV dejaron su huella marcada en canvas. Estas inspiraciones, se sostienen en combinación con los temas más recurrentes de la era moderna y la historia del arte contemporaneo, así como su actual mundo circundante. Para Waliszewska, estos referenciales, son de una importancia capital. En su trabajo Tres Gracias, una virgen se emparenta con un receptor de televisión. También, en su modus, se reflejan algunos nombres como Tomasz Treter y Jan Ziarnko; ellos, enormes inspiradores de su obra. De una impronta figurativa, Waliszewska se sostiene de la propia imagen: parte de su técnica, es recurrir a lo que devuelve su espejo para trabajar en las figuras. En si; se vuelve su propio tópico de trabajo, reverberándose una y otra vez, bajo la figura de sus niñas y la vorágine mental que la lleva a extremos estereotípicos, mezcla de actualidad social e imaginaria mítica. Con técnicas de las más variadas, que abarcan desde una despreocupación infantil a la precisión detallada de sus escenas, rozando lo obseno y lo obseso, el espectador se ve atraído -o al menos esta es la propia interpretación de quién escribe-, ante una necesaria
fijación con la pintura; perteneciendo de algún modo u otro a ese momento, a esa repugnancia atractiva sólo por la mórbida sensación que nos producen sus obras. Veo su infuencia; toda su carga: películas de terror, historietas, reversiones de bestias, cuentos de hadas y un acercamiento al pop-noir mixado con lo más oscuro del heavy metal. Confiesa tener un acercamiento metódico a la obra. Suele esperar aquel momento que simplemente le indica la batalla a la cual se expone. Sincroniza con sus instrumentos y simplemente la insipiración llega. Sus temas de tintes primitivos y cuerpos andróginos, chocan con la propia perversión envuelta en un espectro mágico. Genera un microclima fascinante dentro de su mundo e invita a ser visionada de un modo muy actual al que no nos tiene acostumbrado el propio arte: a través de su propia idioscincracia. Vemos en su producción fragmentos alienados de la propia sinapsis que genera esa inventiva, cocoliche dark, mística y lo gótico; traduciendo su esencia en canvas y, más reciente, volviendo a sus primeras técnicas sobre papel. Con múltiples SOLO, más de una docena de exposiciones dentro del ámbito cultural europeo y ganadora en 2012 del Premio SALIR (otorgao por la revista de arte homónima), es mencionada como la artista más intrigante en su radar. Con presentaciones en el Centro de Arte Contemporáneo de Varsovia (CSW), dentro del grupo de jóvenes artistas, su curadora, Ewa Gorzadek, alegorizó su trabajo dentro de la ficción gótica, sin embargo, añade que “la sensibilidad que las pinturas poseen es de un nivel emocionante”. Su fascinación por el lado más “oscuro y retorcido” (en palabras de Gorzadek) y locura momentanea, donde lo macabro se arrima a lo grotesco, donde la belleza y el espanto van en un mismo carril, el espectador se adentra en su propio mundo, intrincado y complejo, abultado de significados y significantes, a simple vista tan ocultos en la paleta de contrastes dicotómicos, que ayudan a la tensión, que sirve al esquema y se vale del implícito para explicar la total coherencia de su obra.
Texto: Max Degli
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