Por último, cabe decir que la enseñanza de la historia mediante el juego es una de las formas más eficaces de presentarle al alumnado la complejidad del pasado y, en especial, la complejidad que supone toda toma de decisiones.
1.8. Qué historia enseñar El origen de la historiografía moderna es inseparable de su uso público. La historia es una disciplina que, entre otras funciones sociales y educativas, contribuye a conformar una visión de la identidad social y política de las naciones. De hecho, su aparición en el escenario educativo se basaba en estas intenciones en el momento de formación de los Estados nacionales. En el siglo
xix,
en casi todos los
países occidentales, se incorpora como materia en la primera y segunda enseñanza, al tiempo que se crean los estudios universitarios de dicha especialidad. A partir de entonces comienzan los debates sobre el carácter que debía tener esta disciplina una vez trasladada a las aulas escolares. En la mayoría de los casos, la enseñanza de la historia pasó a ser una forma de ideologización para transmitir ideas políticas y sentimientos patrióticos. La consolidación de los Estados liberales y el surgimiento de los nacionalismos despertaron el interés, por parte de los gobiernos, en fomentar el conocimiento de la historia nacional como medio de afianzar ideológicamente la legitimidad del poder y cimentar y estimular el patriotismo de los ciudadanos.23
Los cambios de orientación de los contenidos en el currículo En las últimas décadas, la disciplina histórica y su enseñanza han experimentado una importante evolución en su configuración como disciplina científico-académica, hasta el punto de que han captado el interés de los sectores educativos y sociales. En relación con estos cambios, las administraciones educativas han revisado o se J. Prats (2001), véase la parte 1.
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