PERSIGUIENDO A RUBIROSA

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Persiguiendo a Rubirosa



Persiguiendo a Rubirosa La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa. El Ultimo Playboy *** Basado en Sus Memorias y Los Archivos del FBI *** ¿Espía? ¿Asesino? ¿… O sólo un Gigoló? Marty & Isabella Wall Junto a Robert Bruce Woodcox

Newport Beach, CA


Copyright © 2005 Marty Wall & Isabella Wall. Todos Los Derechos Reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, distribuida, o transmitida en ninguna forma o a través de ningún medio, incluyendo fotocopiado, grabado, o cualquier otro método electrónico y/o mecánico, ni por ningún sistema de almacenamiento y/o recibimiento de información; sin previa autorización escrita de la Editora, excepto por cortas citas que hayan sido incluidas en críticas y/o otros usos no comerciales permitidos bajo la Ley de Copyright. Para autorizaciones, escriba a la Editora a la dirección siguiente. Literary Press 3857 Birch St. Suite 702 Newport Beach, CA 92660

El autor y el publicista no asumen ninguna responsabilidad ante ninguna persona o entidad con respecto a ninguna pérdida o daño causado o bajo alegato de haber sido causado, directa o indirectamente, por la información contenida en el presente, o por errores, omisiones, datos inexactos, o cualquier otra inconsistencia entre estas páginas, o por referencias no intencionales en contra de cualquier persona u organización. Este trabajo está basado en una historia real. Sin embargo, debido en algunos casos a la dificultad de traducir ciertas citas entre el inglés y el español (como estos se hablaban entre las décadas de los 1930’s y los 1950’s); algunos pasajes han sido parafraseados o traducido lo más preciso posible, lo cual puede en ocasiones cambiar un poco la intención original. Además, ciertas licencias artísticas han sido tomadas con respecto a las citas de las memorias de Porfirio Rubirosa con el fin de darle una mayor continuidad de ideas y emociones. Los autores, en la mayor parte del contenido, se han apegado a los hechos tal y como lo permiten las investigaciones actuales. Permisos para reimprimir las letras de ‘Just a Gigoló’, de Irving Caesar, Julius Brammer y Leonello Casucci. © 1930 (renovado) Irving Caesar Music Corporation y Chappell & Co. Inc. Todos los derechos por Irving Caesar Music Corp. Administrado por WB Music Corp. Todos los derechos reservados. Utilizado bajo autorización. Créditos fotográficos: Ver página 270 ISBN No. 0-9764765-2-5 Library of Congress Catalogue No. 2005904444 1ra Edition Printed in the United States of América. 2da Edición Impresa en la República Dominicana.


Agradecimientos

así, henos aquí. Iniciamos esta aventura en New York y nos ha llevado a lugares que nunca pensamos llegar. Hemos perseguido a Rubirosa a través del microfilm, los Archivos del FBI, reportajes de los medios y documentos históricos, y a través de las calles de Río, Santo Domingo, París, Palm Springs, Newport y Los Ángeles.

Y

Hemos buscado a Rubi en las caras de otros soñadores Dominicanos y de aquellos que buscan exclusivamente por placer. La persecución ha sido encantadora y caótica, llena de pasión y frustración. A lo largo de nuestro viaje hemos perdido algunos amigos y ganado otros nuevos. Hemos madurado, nos hemos hecho más diligentes y compasivos. Pero por sobre todo, hemos aprendido a realmente apreciar a nuestros verdaderos amigos. Ustedes saben quiénes son. Somos benditos por tener su amistad. Gracias.


Dedicatoria

Dedicamos este libro, y todo el bien que salga de este proyecto, a nuestras madres y padres. A Shirley Wall y Digna Howard, gracias por su paciencia, amor y su habilidad de darle cariĂąo a las personas y las cosas que amamos. Y, gracias por habernos tenido. A Don Herberto MartĂ­nez y H.E. Wall Jr., gracias por su confianza, justicia e infinito deseo de completar el trabajo. Somos capaces de hacer todo lo que soĂąamos gracias a ustedes. Y un reconocimiento especial para Don Herberto, por habernos presentado a Porfirio Rubirosa.


Contenido Introducción

Capítulo UNO Los Varones Siempre Serán Niños – El Joven Playboy

xv

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Capítulo DOS El General y Su Hija

25

Capítulo TRES El Diplomático y la Guerra Mundial

45

Capítulo CUATRO ¿Playboy, Gigoló, o Espía?

61

Capítulo CINCO La Mujer Más Rica de América y El Hombre del Millón

101

Capítulo SEIS El Tesoro Hundido, El Parcho y De Compras en Woolworth

121

Capítulo SIETE Rubi se Casa Por Amor

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Capítulo OCHO


La Mafia, Castro y la Conexión Kennedy

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Capítulo NUEVE La Vida Continua Sin Mí

197

Epílogo

203

Preguntas de Grupos de Lectura y Temas de Discusión

207

Los Autores

215

Galería de Fotos

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Créditos Fotográficos

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1 Porfirio Rubirosa, cerca del 1953. El primer Hombre Misterioso Internacional.


Soy Sólo un gigoló y doquiera que voy, la gente quiere saber a qué estoy jugando. Pagado por todo baile, vendiendo cada romance; ooh, lo que dicen. El día llegará, cuando la juventud pase; ¿que dirán sobre mí? Cuando llegue el final, se que seré sólo un Gigoló; mientras la vida continua sin mí. Porque soy sólo un gigoló la vida continua sin mí. Yo no tengo a nadie. Nadie se preocupa por mí, nadie, nadie se preocupa por mí. Estoy tan triste y sólo, triste y sólo, triste y sólo. ¿No vendrá alguna dulce chica a tomar un chance conmigo, porque no soy tan malo.

“Just a Gigolo/ I Ain’t Got Nobody” – por Irving Caesar, Julius Brammer y Leonello Casucci



Introducción

¿Por Qué Seguimos a Rubirosa?

L

ouis Prima, el líder de bandas de swing de los ‘40s y ‘50s, hizo famosa la canción ‘Just a Gigoló’ (‘Sólo Un Gigoló’), mientras Porfirio Rubirosa se daba a conocer como el Playboy más infame del mundo – y ha servido de himno a Rubirosa. Prima conoció a Rubi, (tal como era conocido por sus amigos), a través de sus amigos mutuos Frank Sinatra y Peter Lawford, quienes, como miembros del ‘Rat Pack’ prácticamente vivían en el Sands Hotel de Las Vegas donde Prima lideraba una banda en el lounge. Rubirosa festejaba allí frecuentemente con el grupo a finales de los ’50 y principios de los ’60. “… doquiera que voy la gente quiere saber qué papel estoy actuando.” Siempre hubo mucha curiosidad en relación a Rubirosa por parte de la prensa, los ricos y poderosos incluyendo nuestro FBI y Presidentes. “Cuando la juventud pase, qué dirán sobre mí.” Algo que sí sabemos es lo que se dijo sobre Porfirio – lo que hemos aprendido es otra historia. Mi esposa y yo nos vimos fascinados por Rubirosa hace más de 15 años. Isabella es de la República Dominicana, igual que Rubirosa. Ella escucho de su padre las primeras historias sobre Rubirosa, quien creció en el mismo pueblo con Rubirosa. Su padre también le obsequió un libre acerca de la vida de Rubi.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa En el libro ‘Mis Memorias’, leímos la perspectiva del mismo Rubi acerca de su vida. Con el pasar de los años, esta información nos llevó a otras revelaciones sobre esta figura legendaria que continúa cautivándonos a ambos. Al inicio, cuando empezamos a perseguir a Rubirosa, decidimos tratar de contar su historia en una película. Estaba llena de aventuras, misterio e intriga; todas las características de un buen film, pero había aún muchas preguntas sin respuesta. ¿Cuál era el secreto de su legendaria forma de hacer el amor? ¿Usó el su posición diplomática como catapulta para espiar para la República Dominicana y/u otros gobierno e individuos? En otras palabras, ¿era Rubirosa fundamentalmente el bueno, o el malo? Cautelosas observaciones proveyeron valiosas lecciones, conocimientos, y para nosotros, inspiración. Desde nuestro punto de vista, siempre hay algo censurable en cada hombre o mujer. Podemos aprobar sus virtudes y rechazar sus culpas (como todos tenemos las nuestras). Nadie es tan bueno como para sólo merecer aplausos, ni tan malo para sólo merecer críticas. Hemos descubierto que Rubi merecía tanto el uno como el otro, y también recibió ambos en abundancia. Debido a que las apariencias pueden ser engañosas, siempre estarán aquellos que aparentan ser filántropos, quienes de hecho son inescrupulosos narcisistas. Sería lo mejor, pensamos, presentar lo bueno y lo malo para una imagen completa. Indistintamente, Rubirosa fue un individuo excitante e intrigante quién, aún hoy, continúa despertando la curiosidad de muchas personas. A medida que conocíamos más sobe su increíble vida, teníamos más curiosidad sobre


Introducción cómo alguien a quién nuestro propio gobierno considera un espía y asesino, pudo llegar a socializar en el yate presidencial con John Fitzgerald Kennedy y Frank Sinatra. Nuestras preguntas iniciaron toda una odisea de inquietudes, exploraciones, y nuestro deseo de realizar una película nos llevó a múltiples reuniones con los usuales poderosos en Hollywood, quienes hacen los sueños de película realidad. Una de nuestras primeras reuniones fue con el productor Stuart Benjamín, Productor Ejecutivo de la película La Bamba (y más recientemente la película biográfica de Ray Charles, Ray). Entre otras cosas, descubrimos que no éramos los únicos entusiastas de Rubi. El Escritor y Director Ramón Menéndez (Stand and Deliver), ya había escrito un libreto sobre la vida de Rubi. Stuart nos ayudó pacientemente a través de nuestra iniciación dentro del mundo de la producción de películas. Primera lección: toma por lo menos diez años alcanzar el éxito instantáneo. Stuart llevó nuestras investigaciones y el libreto de Ramón a una reunión con Marc Platt, quien en aquel entonces era Presidente de Tri-Star Pictures. Lo que no sabíamos es que películas biográficas tales como ‘Bugsy’ estaban sufriendo trágicas muertes en la boletería y una historia ‘Latin Only’ no sería fácil de vender. En pocas palabras, una película sobre un personaje Latino no era el sabor del mes en 1991. Durante los subsiguientes siete años, obtuvimos la misma respuesta de muchos otros ejecutivos de Hollywood, y es entonces cuando aprendimos la lección número dos: Adjunta una estrella a tu proyecto. Cartas y llamadas a Andy García y Antonio Banderas fueron respondidas con el estándar “No, Gracias.” Parecía que ni el Sr. García ni el Sr. Banderas estaban interesados en representar al amante


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa legendario. En los años siguientes, rumores de varias películas sobre Rubirosa se hicieron más prevalecientes, incluyendo una telenovela hispana de 30 episodios protagonizada por Ernest Borgnige como Trujillo, y una estrellas de telenovelas Mejicano el cual se rumoraba representaría a Rubirosa. Mientras continuábamos siguiendo todas las oportunidades en Hollywood, incrementamos nuestra investigación sobre Rubi y recopilamos más de 3,000 páginas entre artículos, historias, cartas, y entrevistas incluyendo sus memorias escritas en 1955. Y lo que es aún más importante, gran parte de la historia de Rubirosa había sido compilada de los archivos del FBI que obtuvimos a través del ‘Freedom of Information Act’ (Acto de Libertad a Información), documentos y hechos que por lo tanto, nunca antes habían sido revelados con relación a este intrigante personaje. De hecho, esto implica que Rubi era visto como una figura política obscura, un espía, e incluso un asesino, tal vez relacionado a La Mafia, y en varias ocasiones, amigo o una perceptible amenaza para los gobiernos de Eisenhower y Kennedy (dependiendo de cuáles documentos se lean). Cada año, luego de solicitar los documentos, el FBI nos escribía para saber si “todavía” queríamos o necesitábamos la información. Numerosas veces nos explicaron sobre otras “más importantes” tareas que tenían por realizar y si no necesitábamos los documentos, los agentes estarían entonces libre para continuar sus otros trabajos más importantes. Estas dilaciones crearon aún más curiosidad en nosotros sobre el diplomático playboy y nos llevaron a, una vez más, incrementar nuestras investigaciones –nunca nos dimos por vencidos. Tomó siete años completos antes de recibir todas las 500 páginas en un envoltorio de simple papel manila, con sólo la dirección de retorno impresa en la esquina superior izquierda –ningún sello del FBI.


Introducción La información en estos documentos refleja un seguimiento por parte del Bureau de 30 años a Rubirosa, del 1935 al 1965. Eventualmente, llegamos a una más concluyente idea de quién era este hombre realmente; empero, aún quedan preguntas sin contestar. Nos hemos dedicado a presentar una imagen lo más precisa posible de un hombre extraordinario quién vivió una vida increíble. Esta es la historia de un ser humano infalible, paradójico, y digno de atención, poseído por una insaciable sed por el placer y un inaguantable temor al aburrimiento. Es el recuento de un hombre que dijo una vez, “Soy, y siempre seré, un hombre esclavizado por el deseo de placer.” Sin embargo, a medida que lee, puede que usted se sienta ‘como uno de los cuatro hombres ciegos que se tropiezan con un elefante’. A medida que cada uno de ellos caminaba alrededor del gigante animal, tocando y sintiendo en un esfuerzo inquisitivo de acertar lo que era, uno de los hombres ciegos –habiendo sentido la larga trompa del elefante- dijo: “Seguramente esta debe ser una serpiente gigante”. El Segundo ciego, habiendo palpado la áspera, corrugada piel, dijo, “No. Esto no es una serpiente. Este animal debe ser un cocodrilo con su fuerte piel”. Entonces, cada uno de los dos ciegos restantes, habiendo tocado un área separada del animal, continuaron su camino con una idea y compresión diferentes. Así sucedió con nosotros; –tal como le sucede a muchos periodistas, escritores, esposas, novias, celebridades, y políticos-, quienes intimaron con Rubi, o por lo menos lo conocieron. La historia de Rubirosa es un tapiz de gran teatro y recuento, completo con espionaje, intriga, fantástica riqueza y sobre todo, amor. Es una historia que hasta ahora sólo ha


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa sido contada en partes cortas a través de los varios medios globales – y así, nunca de forma completa. Ahora toda la historia está siendo contada. Entre todas las preguntas respondidas y no respondidas, una cosa permanece cierta: Hemos descubierto el secreto de Rubi hacer el amor –técnicas que, una vez, le hicieron ganar el título del hombre más sensual del mundo y el más grande playboy del Siglo XX.


2 El Padre de Rubi, Don Pedro MarĂ­a Rubirosa. Adulterio era una

ofensa de pena capital, pero eso no lo detuvo‌


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Los Varones Siempre Serán Niños: El Joven Playboy

C

onsiderando el calibre y la gran cantidad de mujeres con las que Rubí se enamoró y durmió, el no era visto en esa época como un hombre particularmente apuesto. Rubi era fuerte y tenía un físico atlético, pero no era de alta estatura –solo cinco pies, nueve pulgadas-, lo cual ni siquiera se acercaba a los mínimos seis pies de hecho requeridos de los grandes amantes Europeos. A pesar de que sus padres eran Hispanos, sus facciones se acercaban más a sus ancestros mulatos. Tenía piel oscura, nariz amplia, y un pelo naturalmente rizo, el cual estilizaba alisado hacia atrás.

Mientras vivíamos en una pequeña isla de las Islas Vírgenes, Yo asistí a una escuela que daba premios. El mío fue un violín, del cual yo no sabía nada, ellos simplemente me incluyeron en la orquesta y simplemente me dijeron que tocara. Recuerdo haber empezado a llorar delante de todos los demás. No tenía ni idea de cómo tocar el violín. Pero el profesor dijo: “Porfirio, sólo actúa. Actúa como si supieras tocar; eso estará bien.” Pensé: ¿ es así el mundo de los adultos? ¿Todo el mundo sólo pretende? Esas Palabras, “Actúa como si supieras tocar”, y lo que simbolizaban, quedarían grabadas en mi mente para siempre. Me pregunté: ¿El único consejo de n maestro era el finge saber algo?

A pesar de no poseer una apariencia tallada de f protagonista, Rubi, sin embargo, provocó constante curiosidad y adoración en las mujeres, particularmente las adineradas y célebres.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa El escritor Diógenes Reyna, quién lo conoció, tenía esto que decir: “El hombre hábil es el que triunfa. La inteligencia a veces traiciona. El hombre muy inteligente confía y deja pasar muchos detalles. “Cuando vi a Porfirio Rubirosa por primera vez, ya había oído acerca de él, sobre sus amante. El era muy famoso. Me dije a mí mismo, ‘Hombre, este hombre si es pequeño. No es alto ni es buenmozo, pero de alguna manera es atractivo… ¿Así, que éste es Rubirosa? “Luego de escucharlo, me di cuenta de que era un gran orador. Tenía gran elocuencia y un poder convincente. Esto era parte de la clave de sus conquistas, y él era también muy persistente.” “Uno de sus tantos amores, Zsa Zsa Gabor, una vez resaltó que Rubi era, ‘encantador… excitante… y volátil…’; y añadió que tenía un gusto exquisito, a pesar de que una vez le amorató el ojo tan fuerte, que ella debió usar un parcho en su ojo por más de dos semanas”. Durante años, los medios se esforzaron por definir su atractivo, alternando entre, “El levanta una tempestad, lo cual anestesia el poder de razonamiento de las mujeres”, o, “Él aparenta estar destinado a no ser nada más que una catástrofe temporal en la vida de una mujer”, y finalmente concluyendo con que su machismo Latinoamericano debe ser el responsable de su extraordinario éxito. Las féminas europeas, acostumbradas a un tratamiento más respetuoso y caballeroso por parte de sus pretendientes –en comparación con sus homólogas Americanas-, disfrutaron grandemente el ser tratadas por Rubirosa como diosas y objetos sexuales en exactamente ese mismo orden. Lo llamaban “El Romeo del Caribe”, un tipo duro con impecable modales; un suave danzador, extremadamente bien vestido en todo momento, con un intrigante acento; un compañero adaptable tan irresistible para las mujeres como para sus amigos


Los Varones Siempre Serán Niños hombres. Era un camaleón que reflejaba los deseos de su amante, así como los de diplomáticos, políticos, empresarios, y otros asociados con los que se relacionaba –tan multifacético como una bola de espejos dando vueltas en lo alto de la pista de baile. En sus memorias, Zsa Zsa Gabor escribió: “Madre y yo fuimos al Salón Persa y fue allí donde lo conocí. Fue entonces cuando Rubi finalmente me impresionó. Era oscuro, majestuoso, tan misterioso a su manera como Ataturk había sido en la suya (Ataturk era uno de los amantes de Zsa Zsa y un héroe militar quién fue fundador y líder de Turquía), tan relajado y compuesto como Conrad Hilton (esposo anterior de Zsa Zsa), y tan sofisticado y urbano como George Sanders (esposo de Gabor al momento de iniciar su romance con Rubi). Antes de siquiera tocarnos, Rubi me dejó cautivada. “El y yo pasamos una noche juntos en el Plaza y en la mañana, yo sabía que nunca querría dejarlo jamás. Estaba locamente enamorada de George, pero después de una noche con Rubi, perdí todo sentido de la realidad. Él era excitante, sensual, apasionado y primitivo…” A fin de comprender por completo cómo Porfirio Rubirosa se convirtió en el torbellino, playboy/diplomático, poseedor de grandes fortunas concedidas a él como una cascada de diamantes por las mujeres más adineradas del mundo, e incluso tal vez un espía internacional, es importante saber ciertas cosas sobre su país y cómo fue criado.

La República Dominicana En Aquel Entonces y Ahora


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa ¿Qué tienen Bill Clinton, Oscar De La Renta, Julio Iglesias, Mikhail Baryshnikov, y Oscar De La Hoya en común? Ellos o son propietarios o rentan propiedades inmuebles en la Isla Española, descubierta por Cristóbal Colón, el hogar del paraíso Caribeño conocido como la República Dominicana. Hoy (2005), el país es visto como el lugar dónde el turismo y la construcción de residencias lujosas están en pleno desarrollo. Adinerados Norteamericanos emigran allí en grandes grupos debido a que, a pesar de que el Caribe aún permanece azul como siempre lo fue, los atardeceres son tan maravillosos como siempre, y los amplios paisajes tropicales aún resaltan –los precios son económicos y aquellos quienes fueron los primeros turistas ahora residen en bellísimas propiedades que cuestan un tercio de lo que costaría en otros lugares. Algunos inversionistas afortunados pudieron encontrar propiedades cercanas a la Zona Colonial donde más de cinco centenarios de historia son preservados en alrededor de 100 bloques cuadrados que se alzan sobre el puerto. Más de 300 sorprendente monumentos aún se mantienen erguidos entre las edificaciones coloniales Españolas, preservando la vida tal como era en los 1500’s. Algunos son de bronce con el patinado verde que atestigua por sus años de sereno en un ambiente donde alternan el calor sofocante y las lluvias torrenciales. Otros son de concreto que confunden la imaginación: ¿Cómo fueron construidos hace tanto tiempo? Al caminar por estas calles, uno puede casi percibir el aroma de historia y tradición. Y tampoco está nada mal que se encuentre a sólo unas tres horas de vuelo desde New York. Este es un fenómeno moderno. No siempre fue así en la República Dominicana. Cuando Porfirio Rubirosa nació en 1909 en un pequeño pueblo de San Francisco de Macorís, el país estaba siendo sacudido por la guerra y las revueltas. El presidente,


Los Varones Siempre Serán Niños Ramón Cáceres, había asesinado al dictador anterior, Ulises Hereaux, y había ocupado el territorio. Como todo adolescente, Porfirio se vio profundamente afectado por la violencia e inseguridad de la guerra, y fue marcado para siempre por dichas fuerzas y por las dos personalidades divergentes de sus padres, así como también los alrededores de su hermosa isla. Los historiadores se refieren a esta época como “La Era del Generalísimo” en la República Dominicana debido a las constantes insurrecciones de líderes de la guerrilla quienes simplemente se auto asignaban el rango de general, no por sus cualidades de liderazgo, sino simplemente por que podían. Aún así, en su mayoría, estos oficiales auto-asignados eran bien respetados por la sociedad. Uno de estos generales lo era Pedro María Rubirosa, padre de Porfirio, quien era conocido por su valentía, espíritu atrevido, y superiores habilidades ecuestres –cualidades que Rubi habría de heredar. Rubi también heredaría otra de las cualidades de su padre: su amor por las mujeres. Don Pedro era un hombre de impresionante personalidad. Tenía una mirada arrogante, incluso en un estado relajado, con fuertes pómulos, una cabeza poderosa, y un grueso bigote. Siempre vestía algo como un uniforme: un cinturón de amuniciones, una pistola con su manga siempre al lado, y un sable pendiendo del otro lado de su cadera. Cuando estaba en público, vestía una chaqueta, con cuello de oficial, y un sombrero Panamá, vestido tal y como se esperara vistiese un general de la época. En todo momento, Don Pedro estaba orgullosamente erguido, hombros hacia atrás y su cabeza siempre en alto, con un caminar que era desafiante y orgulloso. Entre sus actos de ‘valentía’, al ya casado Don Pedro le encantaba seducir a las mujeres, un crimen (adulterio) penado por la ley de su país de aquella época con la pena capital.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Empero, Don Pedro no temía al sistema. Sin embargo, habría pensado diferente cuando su esposa descubrió que él había estado seduciendo a la mujer más distinguida del país, y luego lo sacó de una reunión en la Plaza del pueblo, lo llevó a su casa y lo mantuvo bajo una guerra de una semana la cual se afirma ella había ganado en contra de su marido. “Tienes suerte de no estar en prisión, o peor, muerto!” ella le gritaba. Por primera vez los hombros de su esposo estaban encogidos y el se movía no orgullosamente sino de forma insegura. “Es un pecado terrible, y es castigado con la muerte. ¿Qué dirán tus hijos cuando crezcan y los demás les pregunten dónde está su padre? Ella continuaba. “Ellos dirán: mi papá era un adúltero y lo ejecutaron con un batallón. ¿Esa es la herencia de ellos, oh gran general? Durante los primeros seis años Porfirio creció en su tierra, los campos estaban continuamente en guerra con el pueblo de San Francisco de Macorís, muchas veces atrapado en una lluvia de balas entre los rebeldes guerrilleros. El país estaba atravesando una crisis política entre los dos partidos políticos, “Los Bolos” y “Los Coludos”, que batallaban. Don Pedro era un miembro prominente del partido de Los Bolos. Lo que separaba a estos partidos no era tanto su ideología sino más bien el simple acceso al poder y los beneficios que trae. Don Pedro era ya una figura notable, reconocido por su coraje y fiereza. El era un soldado preciso e inteligente que sobresalía como uno de los mejores batalladores del régimen. Porfirio habría de heredar estas características, y su espíritu atrevido y batallante siempre habría de brillar dentro de sí. Luego, ya un adulto, él recordaba los sonidos infernales del incesante fuego y las explosiones que parecían ser parte de la vida diaria. Para él, era todo un juego, decía.


Los Varones Siempre Serán Niños La masacre y las batallas quedaron impresas en él a una muy temprana edad e incluso como un observador de tres años de edad, l aparentaba ver las guerras como una película en vez de la violenta y peligrosa realidad que eran, más tarde el convertiría el peligro en un juego, y la violencia en diversión. Estas imágenes, junto a la imagen de su padre montado sobre un poderoso caballo pura sangre en un almidonado uniforme marrón cabalgando hacia otra batalla –su dulce madre de pié junto a el, su brazo sobre sus hombros-, crearon una atmósfera paradójica de violencia y calidez. En sus memorias, Mis Memorias, Rubi dijo lo siguiente: Mi madre siempre vestida de ropas negras que cubrían cada pulgada de su cuerpo con la excepción d sus manos y su cara. Ella era una devota mujer religiosa. Parecía que rezaba la mayor parte del tiempo. A menudo, la encontraba en una obscura esquina de la casa, de rodillas rezando en voz baja. Por otra parte, jamás vi a mi padre rezar. El era un gigante para mí, un hombre de fuerza casi súper-humana con el apetito de un ogro, y la gentileza de un dios. El era bastante bien parecido también. Todas las mujeres lo admiraban. A pesar de que estaba estrictamente prohibido en nuestra cultura, el adulterio y la vida de mujeriego aún eran practicados con relativa frecuencia y mi padre no era la excepción. De hecho, el alto riesgo sólo lo hacía más atrayente para él. Cuando mi padre llegaba a la casa casi de noche, llegaba en un enorme caballo y, sin desmontarse, se inclinaba, me levantaba y me ponía delante de él en su silla y entonces galopábamos por entre los campos. Nunca invito a mi hermano mayor, César, y de cierto tampoco a mi hermana, Anita. A mi madre siempre se le escuchaba gritando a distancia: “Ten cuidado, Pedro que él es muy pequeño.” Y mi padre siempre se reía. Deseaba que el galopar nunca terminase.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa A pesar de que su ambiente era una paradoja de violencia y callada belleza, Porfirio fue criado en una atmósfera que era, y aún es, conocida como el hogar de “gente amigable Caribeña”. El absorbió aquella pasión silenciosa que era la identidad de su gente –una pasión que estaba desde en las mujeres, haya las comida sazonada, los familiares y amigos, el merengue y el baseball. En Enero del 1915, cuando Porfirio tenía seis años, su padre fue asignado en la Dirección de la Misión Diplomática de la República Dominicana en Francia (técnicamente, el fue exiliado para impedirle que se postulase a la Presidencia), y la familia partió hacia Europa. Desde aquel instante, Porfirio jamás fue el mismo. La Primera Guerra Mundial era una amenaza creciente en Europa y mientras el barco que llevaba a los Rubirosa y a otros cerca de Gibraltar, fue detenido y abordado por marinos Británicos en busca de un espía. La madre de Rubi trató de llevarlo a la seguridad de su habitación, pero el se escapó de su alcance y corrió hacia la densa neblina de la mañana. Se habían disparado armas en el puente y él tenía la intención de presenciar el drama en desarrollo. En sus memorias, él describió el incidente: Escuché tres disparos. Mi madre dijo que eran los Alemanes y que iban a matarnos a todos. A mí no me importó. Yo quería ver la acción. ¡Qué espectáculo! Marineros en dos tipos diferentes de uniforme, armas al aire, las damas de la sociedad escurriéndose a la seguridad interior, sus delicadas pieles cubiertas por shawls protegidas del aire marítimo. Se nos informó de que había un espía a bordo, un hombre vestido de mujer. Fue todo muy emocionante –disparos, marineros corriendo a babor golpeando todas las puertas, y gente gritando.


Los Varones Siempre Serán Niños Este no era un niño asustado, sino un observador fascinado presenciando verdadero peligro como si fuera sólo un juego. Una vez en París, la familia tomó residencia en el No. 6 de la Avenue MacMahon. Desafortunadamente, el gobierno francés le negó la acreditación al Sr. Rubirosa padre. Ellos descubrieron que años atrás como general en la República Dominicana, él había ejecutado a dos ciudadanos Franceses. En vez, el gobierno Francés le permitió hacer las funciones de Cónsul General, un cargo más administrativo que no requería de acreditación. Los Alemanes recién habían hundido el Lusitania y estaban utilizando globos Zepelín para sembrar el temor en París dejando caer lo que parecía ser una saturación infinita de bombas bajo la cubierta de la noche. Los edificios estallaban como chispas, las aceras fueron hechas trizas, y el vidrio roto volaba en toda dirección posible. De noche, Paris eran tan negra como el alquitrán; no habían lámparas de gas en las calles ni luminarias en las casas que marcasen un objetivo para los Zeppelines. Nadie salía fuera después del atardecer. En marcado contraste, durante el día, cuando los cielos estaban despejados, Porfirio era llevado por los encantos y vistas de un país muy diferente al suyo. Paseando por el Arco del Triunfo –caminando por los Campos Elíseos, maravillado con los abrigo de piel de cabra que estaban de moda en esos tiempos, y yendo a películas Pearl White (heroína de la popular serie original de cine mudo, Perils of Pauline-, el encontraba a París intrigante y encantadora y atractiva. Era como si la gente viviera dos vidas –una existencia nocturna aterradora de escondites, y luego por la mañana, una vida casi normal. Las sirenas de redadas resonaban todas las noches.

En


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa ocasiones caían bombas y a veces no, pero siempre estaba ese ruido incesante de alarmas. Llegó a ser tan grave que el sonido de las sirenas era casi tan imponente como las bombas mismas en sus daños subsecuentes. Para mis padres, las sirenas se convirtieron en una reacción de reflejo –sin importar si las bombas cayeran o no, todo el mundo aún experimentaba las mismas ansiedades y comenzaba a temblar de pánico. Hay algo más aterrador en la destrucción a oscuras. Nadie nunca vio una bomba volando por los aires o siquiera por tierra, pero siempre podíamos escuchar ese silbido característico que las mismas hacen. Eso usualmente significaba que no se dirigían hacia ti. Las sirenas, seguidas por silbidos, seguidos por grandes explosiones y masas de humo. Era una escena extraña, como una sinfonía en dónde todos los instrumentos están desafinados. Una noche durante la cena, my padre anunció: “Desde mañana, cuando haya ataques aéreos, no iremos al sótano.” Mi madre preguntó por qué. “Porque es estúpido. Si una bomba cae sobre la casa estaríamos enterrados vivos en el sótano. No se me ocurre nada peor que eso.” Desde ese momento, cuando las sirenas comenzaban a sonar, mi madre se iba a cualquier rincón oscuro de la casa con su rosario y comenzaba a rezar, y mi padre se recostaba en el piso y sólo se retorcía el bigote. Yo escogí sentarme cerca de la ventana que no estaba entablillada y mirar desde allí la exhibición de explosiones. A finales de ese mismo mes una bomba llegó a explotar en nuestro bloque y papá decidió que sería mejor mudarnos a Royan. Durante los primeros años de los Rubirosa en Francia, en la República Dominicana otro de los líderes había sido derrocado y como resultado, la armada Norteamericana ocupó el país. Los


Los Varones Siempre Serán Niños norteamericanos estaban entrenando a los soldados Dominicanos y una nueva cara surgió en la escena del país: Rafael Leónidas Trujillo. La armada de los EE.UU. llegó en 1916 en la cola de una invasión a Haití. Ellos habían introducido el baseball al país, pero habían fallado en la tarea de ganar los corazones y las mentes de la gente, y eventualmente –ocho años después-, se marcharon. Con los Americanos en la República Dominicana, Don Pedro se dio cuenta de que tal vez nunca volvería a su tierra. El virreinato de su país estaba siendo violado y el estaba impotente a retornar a su glorias de batalla anterior, así que se sumergió junto a su hijo en una búsqueda por la mejoría de su inteligencia colectiva, creyendo que un verdadero político, seriamente preocupado por servirle a su país, nunca puede parar de crecer y aprender. Don Pedro contrató tutores para él y sus hijos y comenzó a estudiar ciencias políticas, ley internacional, idiomas, y economía. Luego matriculó a Porfirio en la Jeanson de Sailly, una exclusiva escuela privada. A pesar de técnicamente haber sido forzado a ir a Europa, Don Pedro apreciaba las oportunidades para su familia. El deseaba que sus dos hijos y su hija tuviesen la mejor educación posible, y el prestigio de haber sido educados en Francia era incuestionable. Él envió a Rubi a estudiar en el culto mundo de La Fontaine, Víctor Hugo, Balzac, y las maravillas de la Torre Eiffel, el Río Siena, y Versalles. Vivir allí era una distinción para los Latinoamericanos, pero Don Pedro envió a sus hijos mayores, Anita y César, a estudiar en Barcelona, España; considerando que les haría mejor estudiar en su lengua madre, mientras que Porfirio era todavía lo suficientemente joven como para disfrutar de la educación en París. Porfirio, prefiriendo los deportes, las chicas, y las muchas aventuras que París le ofrecía, desaprobó en casi todas sus clases. Su padre estaba preocupado no sólo por los pobres hábitos de


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa estudio de su hijo, sino también por su débil condición física. A menudo se enfermaba y perdía mucho peso. A fin de fortalecer la salud de su hijo así como su disciplina, Don Pedro matriculó a Porfirio en clases de boxeo. Allí, el joven muchacho escuchó grandiosas historias sobre los campeones de su era: Dempsey, Carpentier, y Gunemer. Dichas historias y las tácticas que él estaba aprendiendo parecían sentarle bien. Pronto aumentó de peso y musculatura, se hizo bastante entusiasta por el deporte, y sus estudios mejoraron. Los hombres con quienes él estuvo en contacto durante sus 13 años siempre compartía coloridos recuentos de sus aventuras – historias sobre los destellantes clubes nocturnos, el jazz, la danza salvaje, las bebidas, y las chicas semi-vestidas del cabaret eran recontadas en detalle- todo lo cual era demasiado salvaje para que un joven alocado Dominicano pudiera mantenerse alejado – una suerte de entrenamiento para sus numerosas aventuras futuras en la adultez. Ah, la diversión que me estaba perdiendo, la acción. Las historias que los hombres contaban me transportaban, al menos en mi mente, a otro lugar; una maravillosa existencia donde la diversión nunca acababa. No había guerra. No había preocupaciones y el mañana siempre traería una nueva aventura. Todas las noches, esperaba con ansias que sol saliera otra vez, para que otra aventura comenzase. Los recuentos de las aventuras de los adultos me llenaron de anticipación. No podía esperar “crecer”, para ser un hombre, para enamorar a las bellas mujeres con mi extraordinarias habilidades de baile y mi capacidad de soportar el licor, tal y como ellos lo hacían. Visualizando los cabarets que ellos describían, podía saborearlo, la nube de cerveza y vino y humo; alguien tocando la guitarra, los tremores y los trinos, las vibraciones y los temblores, las caderas girando, el vaivén del tango y el merengue. Mientras tanto, las mujeres se agrupan a mí alrededor, suplicándome un baile, sus


Los Varones Siempre Serán Niños copas de champaña rebosando mientras me coqueteaban, sonreía y miraban. Yo anhelaba ser parte de todo eso.

Unas cuantas décadas más tarde, recibimos una muestra de esas futuras parrandas a través de un artículo publicado en la Revista The New York Times en primavera del año 2001, escrito sobre él cuando él estaba en sus 40’s. “Porfirio Rubirosa recibió una oferta de una posición por parte de Trujillo como Embajador en Francia, lo cual resultó ser su trampolín hacia la sociedad de La Riviera francesa. Apuesto, oportunista, y despampanantemente ‘sportif’, Rubi pronto se convirtió en una figura permanente en la Cote D’Azure, o la Riviera Francesa, exhibiendo sus impresionantes habilidades en las apuestas en los casinos de Monte Carlo y haciendo carreras por la Riviera Francesa en un Ferrari 500 Mondial Spyder del 1955 a la respetable velocidad de 120 millas por hora.” “Para el momento en que su representación diplomática terminó, él había encontrado otras formas de mantener su glamoroso estilo de vida; éstos, casi siempre incluían hermosas mujeres.” “Rubirosa era un playboy de playboys, un magnífico competidor de carreras de carro, un talentoso esquiador, piloto, e incluso más talentosos jugador de polo que poseía un cierto encanto indefinible para las mujeres –Marilyn Monroe, Agie Dickenson, Eva Perón, y muchas otras- claramente lo encontraban irresistible.”

A mediados de los años ’20, a pesar de tener sólo 13 años, Porfirio ya estaba dándole a sus padres y a la sociedad francesa una muestra del futuro Rubirosa.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa En esos días, el jazz Americano y el tango Argentino eran muy populares en los clubes de Montmarte como Florence’s, Le Zelli’s, El Garrón, y Le Perroquete –exclusivos clubes frecuentados por los rico que podían gastar una pequeña fortuna en una noche sin pensarlo dos veces. Porfirio convenció a sus amigos a que lo acompañaran a todos los lugares de moda. A pesar de experimentar una rara combinación de emociones – temor, gozo y duda- eso no le impidió disfrutar la vida. En una locura, el bailó el Charleston y cantó a gritos con los cantantes de jazz y blues. Durante las canciones románticas y suaves, el robaba la oportunidad de bailar apasionadamente con una bella mujer el doble de su edad, bebía hasta el amanecer, y eventualmente sufría la furia de sus padres quienes habían estado toda la noche desesperados visitando hospitales, la policía y las casas de sus amigos. Se dice que durante el curso de su desarrollo, los cambios atravesados por un niño al entrar a la adolescencia traen consigo una cierta incertidumbre acerca de sus padres. Los años adolescentes estuvieron marcados de rebeldía y una búsqueda de nuevas experiencias, las cuales son prohibidas para los padres. Es también la etapa en la que el cuerpo corre delante del razonamiento. Incluso habiendo sufrido la furia y reprensión de su padre, Porfirio estaba ahora expuesto a un mundo de fiestas y placeres que sería más tarde visto como el empujón decisivo, el cual lanzó su popularidad en Europa así como también en los Estados Unidos. Fue en París en dónde me hice un hombre. Habría perdido la oportunidad en mi tierra. Es una costumbre Dominicana el que los padres lleven a sus hijos, cuando tienen 12 años, a una prostituta. Y la visita no es sólo por media hora –toma días, durante los


Los Varones Siempre Serán Niños cuales recibes la ‘otra’ parte de tu educación. No volví a mi tierra hasta cumplir 19, luego de los derechos de la hombría.

Luego de menos un año de haber llegado a Francia, Don Pedro recibió un cargo inesperado como parte de la Misión Diplomática en Inglaterra. Él y la madre de Porfirio, Ana, estaban aliviados, considerando que representaba la mejor oportunidad para ellos de rebatar a Porfirio de las tentaciones “malignas” de París. A su llegada, Don Pedro matriculó a Porfirio en un internado en Calais, en las cercanías de Londres. En vez de estudiar, Porfirio prefirió lecciones de boxeo y luego visitas subsecuentes vespertinas a un bar que descubrió en el camino a la escuela. Las personas con quienes conversamos, quienes aún viven en la República Dominicana, todas dicen lo mismo sobre Porfirio –a él nunca le gustó ser un niño. Siempre quiso ser un ‘adulto’. Así, desde temprana edad siempre trató de comportarse como talcompartiendo con adultos, fumando, persiguiendo niñas o mujeres. El padre de Isabella, Don Herberto Martínez, contó una historia sobre Rubi acercándose a él un día para pedirle cigarrillos, o dinero para comprarlos. Incluso de niño, Rubi quería ser algo que él no era. En este caso, un niño fumando se veía más como un hombre. Era también una señal de su persistencia. Don Herberto cuenta que cuando negó la petición de Rubi, éste prosiguió por la calle preguntándole a todo el mundo por un cigarrillo hasta conseguir uno. Desde una temprana edad, el deseo de Rubirosa de engañar para conseguir lo que quería empezó a verse, o tal vez, tal y como el especula en sus memorias, “Pretende que sabes cómo tocar”, era una observación más apropiada.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Yo no tenía una gran aptitud de estudio ni deseo de trabajar. Los libros no despertaban ningún interés en mí y mis profesores consideraban que yo no tenía dedicación. Sin embargo, cuando comencé a tomar lecciones de boxeo del profesor M. Petiot, me convertí en un estudiante diferente. Petiot era un personaje extraordinario que fumaba una pipa mientras nos daba las lecciones, golpeando el aire con sus puños, para enseñarnos movimientos ofensivos específicos; el humo de su pipa que nunca se alejaba de sus labios, se esparcía alrededor de su cabeza a medida que describía lo que estaba haciendo. Luego de nuestros entrenamientos, el nos entretenía con historias de famosos boxeadores y otros coloridos personajes. Lo mismo sucedía en la escuela donde me reunía con otros estudiantes mayores a escuchar sus fascinantes historias en el terreno de juego. Ellos hablaban de cabarets y la locura del jazz, y de todas las mujeres casi desnudas. Los muchachos más jóvenes que yo eran obligados a vestir pantalones cortos (un tipo de uniforme), lo cual todos odiábamos, yo en particular porque significaba que no podía relacionarme con las chicas o ir a ninguno de los cabarets. Sólo los chicos mayores podían vestir pantalón largo, y ¡cuánto deseaba los pantalones largos! Sin embargo, en 1925, logre robar un par. Era mi primera vez y estaba en Montmarte con mis amigos, uno de los cuales era un chico chileno llamado Pancho, cuya familia también se había mudado a París. Otro chico era el hijo del Maharajá de Kapurthala. Jit era su nombre. Yo era el mayor del grupo. Antes de salir de la casa, para darnos coraje, allané la reserva de alcohol de mi padre. Aquellos que no conocen el París de los veinte no saben lo que es una “boîte de nuit” (boy-dun-nwee). Permítanme explicarlo. Cada noche la gente se reunía para escuchar jazz Americano, las orquestas, y bailar el Tango Argentino.


Los Varones Siempre Serán Niños Era un mundo cosmopólito. Los adultos y por los menos un chico bebían cocteles en el Ritz, cenaban en Maxim, y luego bebían champaña en algún otro lugar –todos los juegos locos que hacen que los chicos y los hombres gasten dinero y se vuelvan perezosos. Las “boîtes” eran clubes para la gente adinerada y consentida. La clientela básica era siempre la misma. En 1925, tenías que gastar mucho para poder participar en esas fiestas. Las boîtes eran exclusivamente para los ricos que sólo se dedicaban al placer. Sus actitudes hacia la vida tuvieron gran efecto en mí. Ahora que escribo mis memorias, años después (1955), aún recuerdo mi primera noche en una boîte. Puedo visualizarlo tan vivamente como si hubiera sido ayer. Aún recuerdo la cara del portero cuando mis amigos, Jit, Pancho, y yo atravesamos la puerta en nuestros pantalones largos. El club era una mezcla de coloridas luces y la banda tocaba el Charleston. Las parejas bailaban y las mujeres levantados sus zapatos de tacón vistiendo finas minifaldas que apenas cubrían sus traseros. Todos reían y las trompetas resonaban. El olor a perfume, cigarrillo, y colonia de afeitar saturaban el aire. Yo elegí a una hermosa mujer que estaba sentada al lado de su compañero de cita a que bailara conmigo. Nunca olvidaré sus suaves mojados labios que se dividían para revelar brillantes dientes blancos y sus grandes ojos marrones. Ella pasaba sus dedos por mi cabello mientras bailábamos cerca y juntábamos nuestras mejillas. Antes de darme cuenta, ya era de día, 7 A.M. Había olvidado que aún era un niño dependiente de sus padres. De pronto, empecé a preocuparme. Mis padres probablemente habían amanecido llorando, rezando, y buscándome. Mi padre estaría furioso y mi madre inconsolable. Al regresar a casa, titubeé antes de tocar la puerta. Cuando finalmente pude levantar mi mano y presionar el timbre, la sirvienta contestó. Ella dijo: “El Señor y la Señora están en la sala”.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa ¿Ya se despertaron? Pregunté. “No. Nunca se fueron a dormir”. La puerta de la sala se abrió y allí estaba mi padre de pié, oscuras sojeras bajo sus ojos arrugados. Me preparé para lo peor, pero mi padre sólo se inclinó hacia mí. Yo corrí hacia él. Y así, el niño que nace del dolor de su madre, no se convierte en un hombre hasta que no causa dolor y sufrimiento a sus padres. Yo no me consideraba una mala persona, pero sí me sentí responsable por su angustia. Para calmar mi culpa, tomé dos resoluciones: trabajar más duro y mantenerme concentrado en mis estudios. Estaba confundido. Sólo quería una cosa. Empezar de nuevo. Empero, una de las características de mi naturaleza es que era un hombre hecho para el placer. ¿Se daría cuenta mi padre de que no podía evitarlo?

Por causa de las parrandas, no pasó mucho tiempo antes de que Rubi fuera expulsado de la escuela y enviado de vuelta a París por su padre para que estudiase bajo un tutor, el cual, por supuesto, le encajaba a Porfirio perfectamente, ahora que era libre de sus padres en Inglaterra, y de vuelta en su área de juego favorita. En 1928, 13 años después de haber llegado a Europa, los Rubirosa regresaron a Santo Domingo. La salud de Don Pedro estaba fallando, los Americanos se habían ido, y nueva vez, el panorama político en la tierra madre era dominado por la rebelión. Un nuevo nombre estaba preparando un plan para dar un golpe de estado al gobierno de Horacio Velásquez. Al igual que con los otros generales, el rebelde, Rafael L. Trujillo había puesto una estrella en su propia solapa.


Los Varones Siempre Serán Niños Porfirio se quedó sólo en Paris hasta terminar sus estudios. No fue una sorpresa el que su nombre no apareciera en la lista de los estudiantes que habían sido promovidos –a la edad de 19, el había logrado reprobar una tercera vez para su graduación. Al ser notificado sobre las calificaciones de su hijo, Don Pedro le escribió y le ordenó que regresara a Santo Domingo inmediatamente. Porfirio estaba grandemente desilusionado; había sólo iniciado a saborear su libertad y los encantos de París. Aunque amaba a París, yo tenía que admitir que volver a casa me hacía feliz. Yo salí de casa siendo un niño, pero las memorias eran aún vívidas porque mis padres las mantuvieron vivas con todas sus extraordinarias historias. Yo comencé a soñar con mis forestas nativas, los caballos galopando en las playas bordeadas de cocotales, la calidez, la música, la arquitectura colonial Española, y todo el maravilloso exoticismo –cosas que Europa nunca podría sustituir. Por alguna razón, yo siempre recordaba el tope cubierto de niebla del Pico Duarte a más de 10,000 pies sobre la foresta hacia las nubes, I recuerdo específicamente las ocasiones en que mi padre me llevó a la cascada que bajan por las montañas, donde él me dejaba nadar y explorar las cuevas bajo las caídas. Era el paraíso. A bordo del Carmare, pensé en las reprimendas que tendría que soportar de mi padre, pero eso no alivió mi impaciencia. La última noche en el barco la pasé de pié a babor para así ver el coral blanco levantarse en la costa de la Isla. En vez de desembarcar en Santo Domingo, llegamos al puerto en la parte norte de la isla cerca de 200 kilómetros de la capital y de casa. Qué travesía. Tuve que cruzar todas las provincias en un pequeño carro Citroën francés. El viaje a través de esos caminos de tierra (muy pocos habían sido asfaltados en aquel entonces) fue una aventura única. El carro se tembló y saltó todo el camino, pateando grandes plomos de polvo amarillo.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Cada vez que pasábamos una aldea, grupos de niños corrían hacía la calle parar saludarnos; un carro cruzando esa vía era un raro evento. A pesar de ser aterrador por momentos, el viaje de 10 horas fue más que encantador. Mientras abría la puerta frontal, me preparé para la recepción, pero mi padre estaba tan feliz de verme que olvidó ser severo. “Yo estaba equivocado, tan equivocado, en dejarte solo en París”, decía mientras me abrazaba. Relajando sus brazos, el dio un paso hacia detrás para mirarme bien. Yo estaba sorprendido, sin embargo, por lo mucho que él había envejecido. Sus mejillas estaban ahora hundidas y grises. Oscuras ojeras caídas como sombras bajo sus ojos y su cabello se había caído terriblemente. El se estaba poniendo viejo. Comparado con el hombre vibrante que yo había conocido, el se veía triste y cansado…Yo había regresado de París, el hijo liberal de la ciudad liberal, exhibiendo todo el prestigio que eso atribuía. Parecía que todo el mundo sentía envidia de mi comportamiento emancipado. En 1928, la cultura en Santo Domingo, comparada con la de París, era como volver atrás en el tiempo –bien atrás. No podías simplemente invitar al cine a una chica y estar a solas con ella. Si a un muchacho le gustaba una muchacha, él tenía que primero pedir permiso a sus padres de manera elocuente. Un simple sí o no era simplemente imposible; era más bien un interrogatorio. Además, si recibías el permiso, aún estaría la abuela o la tía de chaperona. Estas costumbres ahora parecían ridículas y arcaicas para mí, habiendo vestido pantalones largos, bailado hasta llegar al sudor febril, y habiendo sido enamorado por mujeres que me doblaban la edad. Un día típico consistía en compartir con los amigos. Íbamos a la playa, o al Parque Colón, o a la Calle El Conde. Mayormente, nos entreteníamos esperando que las colegialas pasaran para poder piropearlas.


Los Varones Siempre Serán Niños “Eres maravillosa”, yo le decía a una. “Eres divina”, le decía a la próxima. “Voy a pararme bajo tu ventana esta noche a darte una serenata”, le decía a otra. A esta edad, ya yo había aprendido a tocar el piano, la guitarra e incluso el ukelele, y mis amigos decían que yo tenía una habilidad de hipnosis. Algunas veces, utilizaba esos poderes y talentos para tratar de convence a las jovencitas. Cuando una particularmente bella pasaba, yo tocaba suavemente una canción en la guitara y decía, “Vamos, déjame hipnotizarte, querida”. Con certeza, esto no siempre funcionaba. Había dos reglas inmencionables en aquellos tiempos. Primero, nunca debías tocar a una chica y segundo, ellas nunca respondían, a pesar de que muchas se sonreían y sonrojaban, pero siempre mantenían sus ojos fijos hacia delante. Un día, mientras hacíamos este ritual, una linda muchacha se volteó y me sonrió. Yo me le acerqué y accidentalmente rocé su brazo. Ella saltó hacia detrás como si yo la hubiese quemado. Coincidentemente, estábamos parados frente al Café 22-22, y ella llamó a su tío quién estaba sentado allí. El llegó corriendo encolerizado y comenzó a insultar a mi grupo y luego echó un paso hacia detrás, apretó el puño y me trató de golpearme. Yo estuve agradecido en aquel momento de mis lecciones de boxeo. Instintivamente, yo me agaché y le devolví una tunda, un puñetazo a su barbilla lo mandó hacía la acera. Mientras él estaba tirado y mareado, sus amigos salieron y lo ayudaron a entrar y nosotros regresamos a nuestro ‘puesto’. Sin embargo, ese no fue el final. Aproximadamente media hora más tarde, el hombre volvió a salir, sus mejillas estaban tan rojas como una granada. El se enfurruñaba y resoplaba a medida que se acercaba. Yo levanté mi puño, preparándome para la pelea, y el dijo, “Caballero, ahora vamos a arreglar esto”. Si usted lo dice, le respondí, levantando mis brazos. “No, no de esa manera. Tendremos un duelo real. ¿Está usted


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa armado?” preguntó. No. Respondí enfáticamente. Él, entonces, abrió su chaqueta en donde, metido en su cinturón, estaba un gigante cuchillo. “Bueno, yo sí”, dijo. “Venga conmigo”, continuó. “Vamos a buscarle otro cuchillo”. Nunca había peleado con una navaja, pero era imposible echar hacia detrás a este punto. Espérenme, le dije a mis amigos bravamente. Esto sólo tomará un minuto. En realidad, estaba aterrado. Yo seguí al hombre hasta llegar a una tienda, pero no tenían cuchillos en venta. Luego fuimos a otra, y a otra. Ninguna tienda tenía cuchillos grandes. De repente, el hombre se detuvo y se volteó hacia mí, “¿Usted tiene un revolver?”, preguntó. No, claro que no. “No importa. Yo tengo un amigo cerca que tiene uno. Vamos a ver quién es el afortunado, quién dispara primero. ¿Así está bien? Mientras más lo pensaba, más ridículo me parecía todo el incidente. La conversación se hacía casi amable. “Por cierto, ¿quién es usted?, preguntó. Yo soy el hijo del General Rubirosa. “¿El General Rubirosa? El estaba asombrado. “En ese caso, no puedo tener un duelo con usted. Yo serví en el ejército bajo su padre. Él es un buen hombre.

Incluso como joven, Porfirio rápidamente se daba cuenta de los beneficios de un nombre y una reputación. Aquellos días habrían sido encantadores si no fuera por la decaída de mi padre. Me despertaba temprano a maravillosas


Los Varones Siempre Serán Niños mañanas tropicales. Era el paraíso en la Dominicana. Me encantaba la comida, la cocina “criolla”: arroz, habichuelas, pescado, y carnes; todas envueltas en sazonadas salsas y, claro está, adoraba las bellas chicas en sus vestidos pasteles. Durante mi estadía fuera, no obstante, un nuevo baile había sido inventado, uno que jamás había visto. Lo llamaban merengue, un híbrido de ritmos Africanos y Latinos. Lo tocaban bandas completas en la ciudad y tríos en el campo. Los bailadores sólo se movían de la cadera hacia debajo deslizándose en un ritmo de 2/4. Yo me volví un gran bailador. En las noches, después del baile, yo caminaba por los callejones oscuros donde las ventanas pequeñas estaban protegidas por delicadas cortinas. Yo les cantaba serenatas a las chicas en las ventanas de arriba, y al final de la noche, yo regresaba a casa exaltado por haber visto el revoloteo de una cortina por una mano temblorosa. Desafortunadamente, mi padre empeoraba cada día. Yo estaba muy entristecido de ver a este hombre fuerte y viril convertirse en un frágil cascarón. Él había llevado su cuerpo al límite. La política de la cual él había formado parte durante toda su vida ahora se había convertido en grandes cargas de estrés. La tal-llamada democracia era un desastre. Las dictaduras militares no eran deseables y por tales razones, el se separó de Velásquez y el Partido Progresista y en vez, se unió a su antiguo Comando “Telégrafo” de las Fuerzas Armadas Dominicanas. Rafael L. Trujillo. A medida que mi padre empeoraba, yo me sentaba junto a su cama por días. Él me contó sobre su juventud y todas sus aventuras, sus errores al involucrarse con el caos y la guerra civil, y la angustia que experimentó por el bien de su país. Yo, también, amaba mi bello país y esperaba que algún día pudiera servirle tan bien como él.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa

La salud de Don Pedro había empeorado seriamente y él se había retirado a su pueblo de San Francisco de Macorís donde murió en 1930. Porfirio tenía 21 años. Ese mismo año, el General del Ejército, Rafael L. Trujillo tomó el poder del gobierno y se mantendría allí por los próximos 30 años –la mayor parte de la vida adulta de Porfirio. Extrañamente, a pesar de que la escuela nunca fue su fuerte, con la ayuda de tutores privados, luego de la muerte de su padre, Porfirio se convirtió en Profesor de Francés en el Liceo de San Francisco de Macorís y entre sus pupilos estaba el prominente escritor y diplomático Dominicano, Alfredo Fernández Simó. Al mismo tiempo, la popularidad de Porfirio estaba creciendo. En una ciudad aledaña, San Lázaro, él instaló un cuadrilátero de boxeo donde los jóvenes, atletas locales podían competir. Él cobraba dos centavos por persona para entrar al ring. Cuando dos hombres peleaban y el público crecía alrededor del ring, Porfirio aprovechaba la oportunidad para cantarle a las jóvenes con su ukelele (se había vuelto un maestro). Con una larga sonrisa y unas cuantas poses, el podía cautivar a las mujeres y proveer un vívido contraste para la violencia que estaba a sólo metros de allí. Yo les cantaba a las bellas muchachas por diversión, no sólo para coquetear con ellas, pero también para traer atención a las peleas. En ocasiones, mientras un muchacho pulverizaba a otro, yo aceleraba el ritmo y tocaba vigorosamente como si estuviera dando música de fondo a las peleas. Debido a estos “shows”, yo podía percibir que me estaba haciendo muy popular, tanto entre las jóvenes como ente los atletas.


3 El Generalísimo Rafaél L. Trujillo Molina. Un hombre grande en una pequeña isla.


2 El General y Su Hija.

E

n el otoño del 1932, Porfirio Rubirosa conoció al “Generalísimo” por primera vez. Para este tiempo, Porfirio se había creado reputación de playboy en Santo Domingo y Trujillo estaba en busca de un joven, popular, muchacho de clase alta que le ayudara formar una unión conciliar entre su gobierno y las clases más altas. Porfirio parecía ser un líder entre la élite joven, por lo menos desde un punto de vista social, y ya que Trujillo estaba sustituyendo la antigua guardia por un nuevo Cuerpo Militar compuesto de tales jóvenes, Porfirio parecía ser la persona obviamente perfecta. Rubi fue llamado a palacio, y en su típico carácter, no parecía estar más impresionado con el general que con cualquier otro ciudadano. Sin embargo, la propuesta del general fue claramente poderosa y persuasiva. No le tomó mucho tiempo a Porfirio el ver las ventajas de convertirse en oficial dentro del régimen militar del general, a pesar de saber muy poco acerca del hombre. Cuando los Americanos salieron de la República Dominicana en 1924, dejaron a Trujillo a cargo de la Guardia Nacional Dominicana. En 1930, él se postuló a la presidencia en contra de Horacio Velásquez y de manera fraudulenta se adjudicó el 95 por ciento del voto. Porfirio pronto recibiría una oportunidad singular al servirle al nuevo presidente con asignaciones que eventualmente se extenderían tres décadas. Yo conocí a Trujillo en el otoño de 1932. Sólo lo conocía por mi padre y las pocas cosas que él me contó antes de morir.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Todos lo llamaban, “El Tigre”. Me dijeron que este tigre era más astuto que un zorro. Todo lo que planeaba en su vida funcionaba, incluyendo su elección, las cuales ganó avasallantemente por fraude. Los de la alta sociedad lo ridiculizaban por sus orígenes de clase baja, y el sabía bien esto. De hecho, él hacía grandes esfuerzos por conocerme a mí, y a otros como yo. El se presentaba como un descendiente de un soldado Español y un Marqués Francés que, claro está, no era cierto. A él le encantaba contar la historia de que sus ancestros eran conquistadores que llegaron a las Américas con capas, espadas a sus costados, y cruces en sus pechos. Estas historias sólo hacían reír a la aristocracia Dominicana. Trujillo era una piedra en bruto. Su abuelo paterno había sido un oficial en el departamento de policía de La Habana. Su padre era un hijo bastardo quien se había casado con un joven de modestas posibilidades de San Cristóbal. Ellos tuvieron siete hijos; Rafael Leónidas era el segundo. El dejó la escuela a los 13 y se fue a trabaja como telégrafo. Dos años después, se había casado con Aminta Ledesma quién le dio una hija, Flor de Oro. Completamente por accidente, el fue de telégrafo a la fuerza policial en 1918 y luego fue enviado a la provincia del este a lidiar con la resistencia. Yo lo conocí en una fiesta en el Country Club. El parecía tener la intención de destacarme y esa misma noche, me invitó a ser parte de su milicia como oficial. Yo estaba sorprendido y un poco aliviado ya que eso era el único convenio que tenía al momento. Mis amigos y yo celebramos toda la noche a petición de Trujillo y con su costosa Champaña Carlos I. A las diez de la mañana del día siguiente, con un dolor de cabeza demoníaco y ojos hinchados, llegue a la oficina de Trujillo tal y como él lo requirió. Yo sabía que él también había


El General y Su Hija

fiesteado toda la noche y fue increíble para mí lo bien que se mantenía. Allí estaba él, un hombre en sus 40’s que podía beber y bailar y fuma cigarros toda la noche y aún estar en su escritorio temprano en la mañana, bien afeitado, en su liso uniforme, y de buen humor. “Bueno, Rubirosa, ¿La pasó bien anoche?” Me preguntó con una gran sonrisa en su cara. Muy bien, gracias. “Muy bien. Ahora, a los asuntos importantes”, dijo. En ese momento, el llamó a un oficial, “he nombrado al Sr. Rubirosa como teniente y quiero verlo en uniforme lo antes posible. Llévelo a mi sastre personal, y después al zapatero y a la armería. El va a iniciar de inmediato, esta noche, en el Centro de Entrenamiento Militar. Usted es personalmente responsable por todas estas cosas”, le dijo al oficial. Yo era realmente vano en aquellos días, tanto así que casi creí que él me había elegido por mis méritos. Empero, en el fondo, sabía que no. Fue en la escuela militar donde aprendí a jugar polo. Me encantó desde el momento en que me subí al maravilloso caballo Cuarto de Milla castaño que me fue asignado. En 1933, dirigí nuestro equipo a la victoria contra los Nicaragüenses, un fuerte contrincante considerando que eran los mejores en el mundo de aquel entonces. Esa victoria me catapultó a la prominencia, no sólo en la milicia sino en país entero. Desde aquel momento, siempre sentí que el presidente me estaba utilizando a manera de trofeo. Siempre me tenía cerca para encantar a las esposas de diplomáticos y dignatarios visitantes con mis historias del polo y otras salvajes fábulas que yo me inventaba. A Trujillo obviamente le agradaba el joven, y lo nombró Aide-de Camp, una posición usualmente ocupada por un


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa mayor, y pronto aparecieron juntos en todos los lugares como dos buenos amigos. Esto levantó la envidia de otros oficiales, a quienes el presidente decidió ignorar. Una noche, en su capacidad de Aide-de-Camp, Porfirio asistió a una cena formal de estado y a la cual estaba supuesto de asistir uniformado completamente de blanco, y pararse ceremoniosamente detrás del presidente en la cabeza de la mesa. Todos los hombres de la milicia que asistieron estaban vestidos en sus uniformes formales. Los civiles vestían impecables trajes negros de corbatín negro, y las mujeres, resplandecientes en largos trajes de fiesta. Cada mesa era servida en porcelana de hueso blanca y cristal, un gran hermoso bouquet ocupando el centro. Rubirosa apareció en un simple traje de día color kaki, con un aire y una mirada de despreocupada indiferencia. A su llegada, la habitación cayó en silencio. Primero, el sonar de la cubertería se detuvo, luego la charla redujo y, finalmente, hasta los susurros desaparecieron. Todos los ojos estaban fijos sobre el impetuoso joven teniente. Todo el mundo lo miraba horrorizado, preguntándose cuál sería la reacción de Trujillo. Las miradas se movieron de Porfirio a Trujillo y de vuelta a Porfirio. El presidente era famoso por ser un hombre meticuloso en cuestiones relacionadas con la etiqueta. De seguro, nunca toleraría el rompimiento del protocolo. A simple vista, Trujillo lo miró dos veces, luego se volteó a su izquierda y susurró algo a uno de sus ayudantes. Luego de que los invitados se sentasen en silencio por un minuto completo, el presidente finalmente aclaró su garganta y luego hizo un ademán al líder de la orquesta sin decir palabra. Una vez la música comenzó, la habitación se llenó otra vez de charlas, sólo que ahora eran conjeturas. ¿Sería Porfirio


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amonestado en privad, o peor? Al parecer, Porfirio, tan arrogante como era, no estaba contento con la idea de pararse como una estatua frente a los aristócratas de Santo Domingo. Tal vez su excusa con lo salvó el presidente, diciéndole en privado que le habían informado dicha mañana que estaría de servicio y que su uniforme aún estaba en la lavandería, lo cual era mentira. Ya ambos estaban mostrando señales de que se utilizaban mutuamente para sus propios propósitos, una suerte de sociedad de ayuda mutua de dos que continuaría durante décadas. En adición a presentarse en el equivalente a una chaqueta deportiva, Porfirio no se paró ceremoniosamente o de ninguna otra manera detrás del presidente. En vez, decidió por examinar el público en busca de atractivas mujeres. En minutos, encontró una bella joven en contacto visual con él y cuando la música comenzó, no pudo más contener su emoción. El se acercó a la belleza de pelo negro, se inclinó, y con una gran sonrisa en su rostro la invitó a que lo acompañara a una pequeña mesa cerca del presidente. La mujer era Flor de Oro, la hija primogénita de Trujillo, pero él no sabía eso. Ella tenía 17 y Porfirio tenía 23. A medida que conocía más acerca del Padre de Flor, me di cuenta de que la victoria política de Trujillo era en parte gracias a su ejército y a su atractivo para las clases sociales media y baja del país, quienes constituían la mayoría de la población.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Debido a que él quería la bendición de la aristocracia también, eligió jóvenes como yo para que le sirvieran. Yo sólo aparecí en el momento indicado y con el prestigio de mi padre y mi “educación” Parisina, yo era una buena opción –yo tenía mucha influencia sobre otros jóvenes de mi generación y linaje. La protección de Trujillo me dio gran libertad, me permitió ver la parte buena de la vida militar, y el estar activo en los 4 Flor Trujillo. La niña de papá. deportes, lo cual amaba, especialmente montar a caballo. Era una relación simbiótica, a pesar de que yo no confiaba mucho en él, particularmente ni siquiera me agradaba. Mi nueva vida era mucho más física que antes y mucho más disciplinada, lo cual odiaba. La mayor parte de los días la pasaba en entrenamientos, práctica de armas, tiro al blanco, montando a caballo, y varios deportes tales como el fútbol. También aprendí a pilotear un avión y luego habría de obtener mi licencia para aviones de 2 motores. Otra difícil faceta de la vida militar era la horriblemente temprana alarma de despertar. Nos levantábamos a las 5:00 a.m. todos los días; usualmente el sol ni siquiera había salido, pero cuando no estaba de servicio, podía quedarme en la ciudad y dormir hasta tarde y en una mullida cama en vez de


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los sacos en tiendas en las que nos secuestraban en el campamento. Yo tenía muchos buenos amigos en el Ejército y pasamos tanto tiempo en los bares locales como en los deportes y el entrenamiento. Éramos un grupo alborotado. Además, claro está, nos encantaban el que a las mujeres les encantaran nuestros uniformes. Sin embargo, se debe recordar que el Santo Domingo de aquellos días era más como el Siglo XVIII que el Siglo XX. Por ejemplo, si en la noche de tu boda te dabas cuenta de que tu novia no era virgen, era perfectamente aceptado el devolverla a sus padres, como si ella fuera nada más que una sábana manchada. Debido a las restricciones sociales, enamora a una mujer no era fácil. Era necesaria la complicidad de sirvientas y choferes, tener un lugar de encuentro escondido y sobre todo, una joven dama que fuese tan valiente y atrevida como hermosa que fuese a cambiar de idea a último minuto. Nunca olvidaré la alocada hermosura que tuve que quitarme de encima una noche. ‘Mi amor, tu eres la luz de mi vida’, le dije, a pesar de solo conocerlas por pocos días. ‘Mi deseo por ti es tan vasto como la distancia desde nuestras costas hasta la luna. Comparte conmigo lo que está en tu corazón, para que podamos acercarnos en un dueto de amor’. Ella casi se desmayó con la belleza de mis palabras, y yo podía sentir como ella se inundaba de anticipación mientras planeábamos nuestra cita. Su padre era un coronel del ejército, un hombre particularmente escandaloso, y yo sabía que necesitaría la ayuda del chofer, aunque particularmente no le tenía mucha confianza pero no tenía ninguna otra opción o aliado. El chofer era un hombre malhumorado con pesados párpados, quien caminaba, o más bien se arrastraba, sin ni siquiera levantar los pies del suelo. Sin embargo, el llegó como


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa lo planeamos, trayendo la belleza morena consigo. La seducción en sí es una historia dulce, a pesar de que esta noche en particular se convirtió en mucho más que algo puramente seductivo. La provocación es un juego mutuo en el que yo parecía entender instintivamente que un hombre debe conspirar con una mujer, para darle una oportunidad de hacer lo que ella realmente quiere hacer. Una mujer y sus principios siempre están en conflicto, así que era importante no recordarle a la morena que ella actuando fuera de sus propios preceptos. Desafortunadamente, la naturaleza conspiradora de nuestro encuentro tendía a mantener este hecho fijo en su mente, así que tenía trabajo que hacer. Siendo un caballero, no voy a describir nuestro recorrido esa noche y sólo diré que el saludo del chofer y la subsecuente chica morena isleña con complejo de culpa casi me costaron mi liberta, en el mejor de los casos y mi muerte en el peor. El chofer bocudo demandó el doble de mi soborno original y la chica amenazó con confesar sus pecados no sólo en la iglesia, sino también a su brusco padre, quien me habría hecho acuartelar si yo no hubiera calmado a la jovencita, no con lógica, sino con la promesa de futuro romance. Ahora, muchos años después, recuerdo aquellos días como uno de los tiempos más felices, llenos de camaradería, deportes, y aventuras. Poco tiempo después, fui nombrado Aide-de-Camp y más precisamente la mañana después de haber conocido a Flor, Trujillo me llamó a su oficina para presentarme más formalmente a su hija. Yo no lo sabía, pero ella había estado viviendo en París por varios años y por eso teníamos mucho de qué hablar. Ese verano el presidente decidió visitar su casa de vacaciones en San José de Las Matas. Como Aide-de Camp, yo fui invitado


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a ir junto a varios otros invitados y Flor, por supuesto. Durante el día, ella pasaba gran parte del tiempo caminando en los jardines pero yo mantuve mi distancia. Una noche poco después de nuestra llegad, logramos vernos y nuestra conversación se hizo muy animada. Yo la disfrutaba, ella era encantadora –con un pelo tan negro como una noche sin estrellas- e inteligente. Hablamos por largo rato. Una hora de diálogo después, escuché el cierre de una ventana en las cercanías; era la suite del presidente. No pensé nada al respecto y continuamos conversando hasta tarde en la noche riéndonos y hablando. La mañana siguiente cerca del mediodía, sonaron relámpagos. Aparentemente, la madre de Flor había estado escuchándonos detenidamente. Para el almuerzo, yo recibí una orden del Coronel Piro Estrella enviada por el Presidente. Simplemente decía, “el Teniente Porfirio Rubirosa está confinado al Fuerte de San Francisco de Macorís.” Yo estaba sorprendido y escandalizado. Esta desgracia seguramente haría que me expulsaran del ejército. ¿Mi carrera se había acabado simplemente por hablarle a la hija del Presidente? Esas tarde estuve profundamente deprimido, lo cual es muy raro en mí. Mientras empacaba, todo lo que podía pensar era que la fiesta se había terminado; una vida dura me esperaba. Tendría inclusive que trabajar. En ese momento, vi a un pequeño muchacho corriendo por el patio. El vino saltando hasta mi ventana y me preguntó si estaba solo. Cuando le respondí que sí, el me entregó una carta de Flor. “Querido Porfirio: Me informaron de que tendrás que irte. Lo siento mucho. Espero verte pronto. Estoy muy triste y afectada por todo esto. Espero que podamos vernos pronto. Flor.” Al día siguiente llegué a la Fortaleza. La mirada del capitán


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa lo decía todo y confirmaba la pesadilla. Sus cejas estaban hacia abajo en una suerte de mirada medio brava y media disgustada. Con seguridad, él era cuidadoso con su carrera, sabiendo que acababa de recibir a alguien que había caído en desgracia. Resulto ser en los siguientes días, que mi depresión se me pasó pronto ya que no me preocupo por mucho tiempo por nada. Conocí a otros tenientes, compartimos nuestras respectivas causas ‘criminales’ para la encarcelación, tomamos algunos tragos, e incluso vimos unas cuantas caras bonitas. La vida en el exilio, parecía ser, no era nada mala después de todo. Luego es estar en la fortaleza por varias semanas, recibí una llamada. Era Flor. Su voz era como lo música más dulce que jamás había oído. “Porfirio, la semana próxima habrá un baile y me gustaría verte”, dijo. No podía creer que ella me estuviera invitando a su casa. ¿Qué habría su padre de hacer o decir? ¿A qué hora es la fiesta? Pregunté. “A las cinco. Por favor ven. Te lo pido.” No sabiendo exactamente qué decir, le dije: “Haré lo que pueda”. Luego el teléfono se colgó. A pesar de que yo estaba técnicamente en el exilio, no estaba en prisión. Necesitaba una excusa para ir a Santiago, que estaba a 80 Kilómetros de la fortaleza. Luego, recordé que había un doctor, un laringólogo que yo había visitado anteriormente, un Dr. Grullón. Yo fingí tener una infección en la garganta, incluso hablando con una baja voz ronca al pedir la autorización al Capitán para ver al Doctor. “Haga una solicitud por escrito y yo se lo envío al jefe del departamento”, dijo. El sábado siguiente, tenía mis papeles


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oficiales con los sellos apropiados para ir a Santiago. El baile se realizaría en el Club de Jóvenes de la localidad, y gran edificio de madera. Había una orquesta magnífica, cientos de floridas guirnaldas y otras decoraciones, y muchas de las personas de sociedad. Era un clásico baile realizado en honor a la hija del presidente. Buscando entre la multitud, ubiqué a Flor e medio de un grupo de amigos. Nos miramos y ella estaba sonriendo como si estuviera soñando. En ese momento, la música comenzó y yo me acerqué a ella y le extendí mi mano. Ella puso su mano suavemente sobre la mía y nos pasamos el resto de la noche bailando. Hoy, esto no habría tenido importancia, pero en aquella época y en esa sociedad, bailar con una mujer más de tres bailes era considerado grosero y en contra de las normas del decoro, a menos que fueses tu prometida. Yo, sin darme cuenta, estaba creando otro escándalo. Creo que fue luego del cuarto o quinto baile, cuando quedé locamente enamorado. Me pegó como una droga poderosa. De pronto, mis rodillas estaban débiles; my cabeza, liviana. Bebimos champagne toda la noche y nos hablamos en francés, lo cual era también algo ‘chocante’. A las ocho en punto, el baile se terminó. Flor y yo, acompañados por su chaperona, caminamos por el parque. Yo había olvidado por completo a su padre y estaba patinando n el aire. Sin embargo, él no se había olvidado de mí y había sido alertado durante la noche de que yo estaba en la fiesta, bailando con su hija. Nos fuimos casi a las diez en punto, ambos profundamente enamorados y seguros de que todos los tabúes y la ira de su padre simplemente se esfumarían. Sabiendo, incluso a tan corta edad, todo lo que yo sabía en todo mi ser acerca de las mujeres, yo sabía que Flor, como


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa toda mujer enamorada –a pesar de conocer al hombre o no quiere decir, “Ese, allí. Ese es el elegido. ¡Desempáquenlo y envíenmelo por correo para que el pueda amarme!” Ya que Flor no podía decir esto, siendo la hija del presidente y una Católica empedernida, tuve que hablar por ella. Tuve que hacer salir las palabras de sus labios. Le dije mientras se iba: Flor, yo tomaría de tu mano y encontraría liberación divina y luego tu puedes dispararme y yo moriré siendo un hombre feliz. Cuando Flor regresó a casa, ella fue instruida de ir al despacho de su padre pero ella se negó y se encerró en su habitación. En minutos, el estaba golpeando furiosamente la puerta de su cuarto, pero Flor no cedió. Ella era la única persona en la República Dominicana que podía enfrentársele al Generalísimo. Al no poder entrar a la habitación de su hija, dirigió su enojo hacia mí. Tan pronto descubrió cómo había salido de la fortaleza, el ordenó que yo fuese expulsado del ejército inmediatamente. En una hora, mi pistola había desaparecido, mi uniforme había sido confiscado, y a mí literalmente me mostraron la puerta de salida. Era un civil, de nuevo. Fui a quedarme con mi abuelo para poner todo ese caos en orden. Mi primer pensamiento fue volver a París, pero no quería perder a Flor. La amaba profundamente. Al día siguiente el Teniente Castillo, mi amigo, me visitó. Esencialmente, me explicó que todo el asunto era realmente serio, que debería esconderme de él. A pesar de que no lo dijo directamente, sabía que estaba insinuando que podría ser fusilado. Fue entonces cuando mi abuelo me envió a una recóndita plantación de cacao: sin teléfono, sin correo. Me senté y esperé por semanas sin nada qué hacer. Y un día un mensajero llegó y me dijo que fuera a un teléfono público en específico a la entrada del parque. Debería estar allí a las


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9:00pm y esperar por una llamada. Estaba muy oscuro, sólo unas pocas luces parpadeantes esparcidas por varios caminos vecinales. Encontré el teléfono y esperé. En un minuto, timbró. Era Flor. “Mi amor, no te rindas,” fueron las primeras palabras de sus labios. “Todo se va a solucionar, ya verás. Yo no he salido de mi habitación y le mandé a decir a mi padre que me quiero casar contigo”. Ella lo había vencido. Ella obtenía lo que quería –siempre, y yo era lo que ella quería. Te amo, le dije. Te amo. Aproveché la oportunidad para llamar a mi madre desde aquel teléfono y para suplicarle que fuera a ver a Trujillo. Ella debió haber sido bastante convincente porque en sólo días, recibí autorización de ver a Flor por sólo unas cuantas horas al día. El nunca había concedido su autorización para que nos casáramos. Durante esas pocas horas que se nos concedían cada día, nos las pasábamos planeando nuestra boda. A pesar de que su padre insistía en que no nos casáramos, Flor había ganado la batalla, y eventualmente se casaron en Diciembre del 1932. Primero, ella apeló a la vanidad de su padre diciéndole que si él continuaba objetando su matrimonio, ella no sería una hija digna de su padre. Trujillo tomó esto como un cumplido, pero aún así no cedió hasta que finalmente, frustrado y molesto, Flor amenazó con suicidarse si no le permitían casarse con el hombre que amaba, así que su Padre cedió. La ceremonia nupcial se llevó a cabo en la Catedral de la Capital el 3 de diciembre. El Arzobispo Nouel la ofició y gran parte de ella fue en Latín, así que no entendí nada a pesar de que yo hablaba varias lenguas. Cuando Flor asintió con su cabeza, era la señal de decir, Si Acepto. La Catedral era un edificio imponente con elevados techos


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa góticos y cientos de ventanas de vitrales por las cuales el sol del mediodía se filtraba –todo muy dramáticamente Católico. Era realmente intimidante, particularmente cuando el gran órgano empezaba a entonar un himno nupcial. Yo vestía un traje negro, Flor vistió el traje de novia elaborado de su madre, con su velo, y una cola que se extendía hasta la mitad del pasillo hacia la entrada. El día siguiente, como era de costumbre, celebramos una ceremonia civil en una pequeña aldea, la cual se acercaba más a mi gusto –la champaña fluía hasta tarde en la noche y Trujillo no sonrió ni dijo una palabra. El 5 de Diciembre, yo era oficialmente el yerno del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, Honorable Presidente de la República y Benefactor de la Patria. Mi suegro era una suerte de Jekyll y Hyde. El trajo orden, organización, y paz a nuestro país, pero su mayor objetivo era el poder. Debo admitir que, el tomó un país caótico que vivía en el Siglo XVIII y lo transformó en una nación moderna. Construyó nuevos caminos, puertos, factorías, generó empleos, y desarrolló la economía. En resumen, el tomó una divina isla tropical con una abundante maravilla y belleza natural, y añadió comercio. Algunas veces puedes lograr más cosas con un dictador benévolo que con una democracia, y ciertamente mucho más rápido. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que mis ojos se abrieran a la verdad. Una vez solidizó su poder, el comenzó a usar la Guardia Nacional para aterrorizar y desaparecer a sus oponentes civiles; corrían rumores de tortura e incluso brutalidad. Los rumores de tortura me molestaban grandemente, porque amaba a mi gente, todos ellos, sin importar el estatus social o afiliaciones políticas. Amaba a mí país. Me avergüenza decirlo ahora, que a pesar de estos sentimientos, hice poco por investigar en aquel momento.


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Cerca de un año después de casarnos, los periódicos comenzaron a hablar sobre el gracioso y adorable Rafael Leónidas Trujillo Martínez (Ramfis), el hijo de Trujillo con su esposa, María Martínez Alba en 1929 (el medio hermano de Flor). Tan ridículo como parezca, el chico de cuatro años de edad fue nombrado Coronel en el Ejército Nacional y en 1938, a la edad de nueve años, fue ascendido a General de Brigada. Todos los hijos de Trujillo recibieron nombramientos a prestigiosos cargos desde Embajador extraordinario hasta Comandante honorario del Ejército, sobre todo antes de cumplir los diez años de edad. Nunca nadie expresó descontento o desacuerdo, claro está. Era como una historia del Emperador que No Tenía Ropas. Debido a su personalidad, Rubi podía siempre depender de una cierta “admiración” por parte de Trujillo quien se veía atraído a este hombre que poseía una habilidad natural de lograr lo que él, Trujillo mismo, sólo podía conseguir por la fuerza. Poco después del matrimonio, Trujillo ofreció una posición como Secretario de Legación en Londres, pero Rubi no aceptó, citando su preferencia de mantenerse en el país. En vez, le fue ofrecido un empleo como presidente de la Compañía de Seguros San Rafal, el cuál aceptó. Sin embargo, eso terminó siendo un muy corto período, probablemente porque de hecho requería trabajar. Después de todo, fue asignado Diputado al Congreso Dominicano, y una vez más, eso sólo duró unos cuantos meses hasta que Rubi insistió en retornar al ejército. Su deseo fue concedido y le fue dado el rango de Capitán y Aide-de-Camp del Presidente. A pesar de que Rubi usualmente estaba a favor de Trujillo, en 1934 luego de haber sido restituido luego de sólo dos años de matrimonio, un incidente nos da una pequeña visión


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa dentro de la vida matrimonial de la pareja: Una mañana Flor prácticamente tiró abajo la puerta del despacho de su padre. Su cara estaba magullada gravemente como si le hubiesen golpeado, sus ropas destrozadas y le faltaba el aliento. “¡Mira lo que ese animal me ha hecho, Padre! ¡Mira mi ojo!” Gritó Flor. “No voy a tolerar su violencia. Padre, tienes que castigarlo.” A pesar de que el moratón era extraordinario –color berenjena, hinchado y muy delicado- su padre la miró con frialdad. A él no le gustaba ser interrumpido, especialmente cuanto estaba conduciendo los asuntos de estado y especialmente por su hija. Varias secretarias y ayudantes estaban sentados en la habitación. Luego de un momento de silencio, sin embargo, el gritó hacia la otra habitación “¡Llame al Capitán Rubirosa a mi oficina inmediatamente!” En menos de una hora, Rubi llegó a la oficina de Trujillo. El presidente estaba sentado detrás de un enorme escritorio de caoba y Flor estaba de pie mirando por la ventana. Los ayudantes estaban sentados con sus cabezas inclinadas, manteniendo sus miradas fijas hacia el suelo mientras Porfirio se mantuvo en rígida atención. El saludó al Presidente y luego habló rápidamente. “Señor. Yo sabía que ella vendría aquí per quiero que usted sepa que yo sólo la golpeé porque ella irrespetuosa y que en mi casa, yo soy el hombre. Yo soy el jefe.” La habitación estaba en silencio. Rubi se puso tenso. El presidente se paró lentamente de su silla y se acercó a Porfirio. Los ayudantes voltearon sus cabezas hacia las ventanas. Finalmente, el Presidente habló: “Usted, usted, y usted,


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salgan de mi oficina,” dijo, señalando a los ayudantes. Flor parecía estar verdaderamente asustada. El Presidente pasó por al lado de Porfirio, cruzó la habitación, y se sentó en una silla en frente del pequeño sillón y una mesa que los separaba a ambos. Palpando el sillón suavemente varias veces, el Presidente dijo, “Ven. Vengan los dos. My hija impetuosa y mi iracundo yerno. Vamos a discutir este problema.” Rubi dejó salir un suspiro audible y acompañó a su esposa frente al Presidente. Media hora después, Rubi y Flor salieron de la oficina con amplias sonrisas y agarrados de manos. Un amigo de Rubi explotó de la risa días después, cuando un amigo de Flor le preguntó, “¿es cierto que Rubi se atrevió a golpear a Flor de Oro?” El hombre respondió, “¡ha, mencióname una sola mujer a la que él no haya golpeado!” Este fue, probablemente, el primer recuento público de este tipo de comportamiento, sólo una parte del enigma que era Porfirio Rubirosa. Rubi siempre aclaraba enfáticamente que un hombre nunca debía lastimar a una mujer. “A las mujeres no les gusta que las lastimen; les encanta que las amen”, dijo. Más tarde él le comentó a un amigo que había cometido un error que podría haberle costado la vida, y que estaba sorprendido de que este hombre (Trujillo) permitiese que su hija fuese golpeada sin tomar ninguna represalia. Aun así, otros recuentos aparecieron más tarde que contrarrestaban su filosofía. El incidente más publicitado ocurriría en París en 1953 cuando Rubi estaba en sus cuarentas. De acuerdo a su libro, One Lifetime is Not Enough, Zsa Zsa Gabor, quién era en ese momento uno de los amores de Rubi, recontó el incidente: “Yo probé por primera vez el ataque de los celos de Rubi y


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa sentí la fuerza de su enojo una noche luego de llevar a Prince Jimmy y Genevieve a sus casa…” “ … Rubi giro la llave en la ignición, y de pronto, sin aviso, sus ojos brillando como carbón encendido, me abofeteó duro de un lado de la cara. Yo grité de sorpresa. Genevieve salió de la casa a ayudarme a salir del carro. Sin mira atrás, Rubi encendió el caro y corrió hacia el corazón de París.” “Mi nariz estaba sangrando. Estaba lastimada y humillada, y dejé que Genevieve me condujera hacia una de las habitaciones de huéspedes, donde me recosté. Ella estaba temblando y sacudiendo sus manos. ‘¿Cómo pudo él hacer esto? Voy ya llamar a la policía’ dijo ella. “De pronto, el timbre sonó. Eran las tres de la mañana. Genevieve me imploró que no contestase, sabiendo que era Rubi. No tenía alternativa, Rubi me poseía. Había perdido mi voluntad. Yo era parte de él y yo no me pertenecía a mí misma…” “… El se arrodilló en frente de mi cama y me pidió perdón. Luego, estábamos haciendo el amor, mientras me decía a mí misma, esta no puedo ser yo. Yo estoy casada con George. No puedo estar tan perdida.”

En 1935, mientras estaba aún en el ejército, Rubi se aburrió y decidió tomar sus oportunidades en el mundo de los negocios, su último intento de “trabajar” legítimamente en cualquier empleo. Era una buena oportunidad para él de incrementar sus ingresos, y una mayor oportunidad de escapar de la disciplina y el tedio del servicio militar. El aborrecía la monotonía y la repetición, no estaba ni remotamente interesado en la devoción Eslava a la autoridad, y odiaba la comida. Hasta el 1935, grandes naves llegando a Santo Domingo


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pasaban por una rutina arcaica. Tenían que anclar en un recio Mar Caribe cerca de la entrada del Río Ozama, y luego, mientras se balanceaban con las grandes olas, eran descargados sobre barcazas. Las barcazas se mecían y balanceaban de forma similar, así que el proceso de descarga era peligroso y laborioso. Muchos hombres fueron echados a babor durante las tormentas de invierno. Una vez llenadas, las barcazas se dirigían lentamente rio arriba, usualmente un viaje de media hora, hasta que pudiesen atracar en pequeños puertos y una vez más ser descargados por equipos de trabajadores del puerto. Trujillo decidió que debía de construirse un puerto que permitiese naves más grandes y de mayor volumen de importaciones. Sin embargo, antes de que se pudiera construir un puerto, las aguas a la orilla del rio tendrían que ser dragadas a fin de acomodar grandes naves. Rubi vio una oportunidad de recibir grandes ganancias. Él ordenó el dragado a una compañía en New Orleans, planeando ser el único contratista en la operación. Mientras esperaba tres mese para la llegada de la maquinaria, otro ciudadano, Benítez Rexach, un abogado con una cercana relación a Trujillo, tuvo la misma idea y comenzó a desvalorizar los esfuerzos de Rubi diciéndole al presidente que la máquina de Rubi era peligrosas, un aparato que funcionaba a vapor el cual podía explotar en cualquier momento. Porfirio se enfureció tanto con la noticia que amenazó con matar a Rexach, y el abogado llevó el asunto ante el Presidente quien decidió que los negocios eran más importantes que el vínculo familiar. El contrato se le fue quitado a Rubi y se le concedió a Rexach. La semana siguiente, Rubi fue enviado a otra misión, un puesto en Berlín. El esfuerzo emprendedor le costó $100,000 dólares –el precio


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa de la máquina, y con dicho fracaso, también se fueron sus esperanzas de hacerse económicamente independiente de su suegro. Estaba enfurecido, no sólo porque era la primera vez que su suegro lo había minimizado, pero porque para entonces Porfirio –junto al resto del país- se había dado cuenta del desfalco de Trujillo. Utilizando su control político sobre la nación, el estaba acumulando una gran riqueza personal. Había tomado posesión de grandes plantaciones y negocios y le había dado a familiares, allegados y aliados políticos empleos lucrativos.

Durante el resto de la carrera diplomática de Rubi, el recibiría posiciones de las que luego sería, aparentemente, destituido por capricho de Trujillo. El hecho es que si el comportamiento de Rubi avergonzaba al dictador, el lo despedía prontamente. Por otra parte, Rubi servía un propósito especial para Trujillo como nadie más podía, y así cada vez, cada cierto tiempo, se encontraba en buenas relaciones con el dictador nueva vez y, o recibía un nuevo nombramiento, o era restituido al anterior. Ese mismo año, Rubi apareció por primera vez en el radar del FBI ene New York.

De acuerdo con los documentos del FBI, archivo no. NY-972078: “El 28 de Abril del 1935, un hombre llamado Sergio Bencosme, quien a menudo había expresado su oposición al dictador Dominicano Rafael L. Trujillo, fue fusilado en Nueva York, en un apartamento que él compraría con el Dr. Ángel Morales, un líder de los exiliados anti-Trujillistas en New York. “La policía más tarde dedujo que habían confundido a Morales con Bencosme.”


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“Casi un año después, un jurado del Condado de New York acusó a un hombre llamado Luis de la Fuente Rubirosa (primo de Rubi), por su muerte. “Luis Rubirosa había volado de vuelta a la República Dominicana, donde fue inmediatamente ascendido a teniente del Ejército Dominicano, aunque extrañamente, no tenía ningún record de servicio militar anterior. “El Departamento de Estado luego solicitó al Gobierno de Trujillo que lo entregaran. Les informaron que el hombre se había desaparecido.” “Entre los Dominicanos, existe la creencia generalizada de que Rubirosa vino a New York expresamente para hacer arreglos para que su primo asesinara a Morales. Extrañamente, a pesar de que Rubirosa viaja frecuentemente entre la República Dominicana y Europa, es la primera vez que se ha atrevido a venir a este país.” “Las autoridades de New York deberían ahora citar a Porfirio Rubirosa para interrogarlo con relación al asesinato del Dr. Sergio Bencosme.” En adición a ese documento del FBI, hemos descubierto la siguiente información en Documentos del Departamento de Estado confidenciales: “En 1935, Rubi viajó a Manhattan cargando un maletín conteniendo $7,000.00 en efectivo y arregló que su primo, Chi Chi de La Fuente Rubirosa, cometiera el asesinato.” “El objetivo era un ex ministro Dominicano, Dr. Ángel Morales, un enemigo político de Trujillo exiliado y residente en New York. Sin embargo, el sicario dañó el trabajo, disparándole al compañero de Morales, Sergio Bencosme en la espalda. Morales y Bencosme estaban planeando regresar a Santo Domingo como candidatos a presidente y vicepresidente, respectivamente.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa “Ellos tenían el apoyo de los DuPont quienes habían hecho substanciosos préstamos al país que Trujillo había descuidado pagar. Habían rumores de armas y municiones estaban siendo embarcadas hacia la República Dominicana por los DuPont vía México para ayudar a derrocar a Trujillo.” “Chi Chi fue eventualmente acusado, pero no sino antes de que regresara a la Dominicana, habiendo sido promovido a teniente por el agradecido Trujillo. Cuando exigió ser hecho Capitán y amenazó con hablar, el primo de Rubi fue también misteriosamente asesinado”.



3

El Diplomático y La Guerra Mundial.

ubi no desperdició ni un momento para dejar el fiasco del dragado en el pasado. Un viejo proverbio dice que una nueva puerta no se abre sino hasta que se cierra la vieja, así que Rubi dejó aquella empresa por completo, lo cual resultó ser una excelente decisión.

A lo largo de mi vida de vagabundo, había conocido hombres y mujeres de diversas nacionalidades y grupos étnicos que practicaban una variedad de religiones y nunca hubo ningún tipo de problema. -Porfirio Rubirosa.

A pesar de estar enojado con Trujillo, necesitaba dinero, así que Rubi aceptó su nuevo cargo en 1936 como Tercer Secretario de la Delegación de la República Dominicana en Berlín, justo cuando Adolfo Hitler iniciaba su reino de terror por todo el continente. Este nombramiento diplomático resultó ser el encendedor para el fuego de una notoria, sino ilustre, carrera diplomática para Rubi que duraría más de tres décadas. Su puesto en Berlín y sus otros nombramientos subsecuentes saltando alrededor del mundo le darían entrada a la elite, súper ricos, célebres, y algunos de los personajes más peligrosos del mundo. En total, Porfirio sostuvo 13 diferentes puestos diplomáticos durante su vida, con títulos tan simples como Secretario de Delegación, en París; hasta el honroso título de Delegado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Roma. Su carrera inició en 1936 y terminó en 1961 su último cargo. Con su concedida por Dios, considerable capacidad de


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa encanta y entretener a todos a su alrededor, la diplomacia parecía ser el llamado perfecto. De vuelta en casa, Trujillo lo explicó con otras palabras: “El es un excelente diplomático porque le gusta a las mujeres, y porque es un buen mentiroso.” Luego de reportarse a su puesto en Berlín, Rubi y Flor viajaron primero a París. La última vez que salí de Europa, en 1928, la paz parecía eterna. Estaba sorprendido de lo mucho que todo había cambiado. Le había prometido a Flor que abriría las puertas de la noche y la introduciría al mundo de las fiestas, pero ya no era la misma locura del “rugido de los ’20.” Las grandes orquestas Argentinas y el Jazz Americano habían sido reemplazados por una rara mezcla de grupos Rusos y Gitanos. Los cabarets aún estaban de moda, sin embargo, los administraban ex oficiales de la Guardia Imperial del Zar. Los más importantes eran Casanova, The Monsignor, y The Scherezade. El sonido de los violines y el zapateo de botas negras, los gritos entrañados de esa música sincopada eran sentimentales y nerviosos. Bajo la luz artificial de Montmarte, los inmigrantes Rusos trataron de recrear sus noches en St. Petersburgo. El aire siempre parecía cargado de melancolía. Ellos estaban tristes, pero también confiados y cálidos.

En 1936, seis días después de llegar a Europa, Rubi y Flor llegaron a Berlín. La Segunda Guerra Mundial empezaría oficialmente tres años después, pero Hitler ya estaba en el poder y la ciudad estaba llena de banderas, pancartas, placas,


El Diplomático y La Guerra Mundial suásticas, el más rígido socialismo nacionalista, no las Olimpíadas. La ciudad parecía estar bañada de un increíble orgullo, llegando a la arrogancia y superioridad. La atmósfera relajada de París –con clubes de jazz, cabarets, y un estilo de vida fácil-, del cual Rubi estaba tan enamorado, era un recuerdo lejano. Aquí, en Berlín, parecía que cada gesto o expresión era una extraña mezcla de orgullo y una invitación a la guerra. Ya se habían ido las locuras de los ’20. El tema de conversación eran ahora los frentes populares, las huelgas, y el orgullo nacional. Algunas cosas nunca cambiaron: las mujeres Alemanas se sentían tan atraídas por Rubi como las Francesas, tal vez aún más. Los Rubirosa inicialmente se quedaron en la casa del Ministro de la República Dominicana. En adición a esto, mientras Flor comenzó la búsqueda de un apartamento en la ciudad, Rubi asistía a los Juegos Olímpicos diariamente y disfrutaba de cualquier aventura que pudiese encontrar en la noche. Rara vez visitó la embajada. Pronto se hacía conocer como un elegante jugador de polo, piel castaña de “aquella” exótica y distante Isla del Caribe. Vestido de manera impecable en todo momento, tenía un gusto especial por los costosos trajes de seda italiana que cubrían su cuerpo como el de un modelo. Incluso hasta jugando polo, nunca se le veía sin una bufanda de seda. Cuando se vestía de manera más casual, usualmente vestía pantalones de seda con costosos mocasines de suave piel italiana –probablemente el primer hombre en vestirse de esta forma sin utilizar medias. Ya sea que estuviese en un club nocturno, recostado cerca de la piscina, o cabalgando un poni, siempre se podía percibir


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa la perfecta dosis de su colonia y, a pesar de que su cabello era naturalmente rizo, lo peinaba liso hacia atrás con un poco de aceite. No pasó mucho tiempo antes de que Rubi conociera a una joven belleza en un bar, una mujer que era tan interesante que él no llegó a la casa del Ministro sino hasta las 6:00a.m., la mañana siguiente –cubierto en pintalabios-, y a su llegada se fue a la cama prontamente y durmió hasta el mediodía. Un ramo de una docena de rosas ocupaba su lugar en la mesa del comedor, junto a una nota y a una sobre roto, y abierto. El Ministro y su Esposa estaban sentados al otro extremo, y Flor a su lado. Los tres estaban en silencio, pero sus expresiones no dejaban nada que decir. Rubi podía sentir su disgusto moviéndose en el aire. Rubi haló sus silla, calmadamente, como si nada hubiese pasado, se sentó y comenzó a leer la nota: “Gracias gran amigo; gracias maravilloso, gran amigo. En los países Escandinavos, hay una noche en el verano en la que el sol nunca se oculta. La llaman la noche de St. John. Me diste ayer, mi primera noche.” Una bella noche de verano, rápidamente se estaba convirtiendo en un duro día de invierno. El infierno no poseía furia, no como la de Flor. En sólo días, el matrimonio empezó a derrumbarse y en semanas, era una conclusión deducible que Flor pediría el divorcio y retornaría a su país en algún momento, pero no antes de sacar un revolver y amenazar con dispararle a la ‘cola’ que lo estaba halando hacia los clubes. No pasó una noche en la que él no estuviese fuera hasta la madrugada, retornando desaliñado y apestando a perfume.


El Diplomático y La Guerra Mundial Las mujeres Alemanas eran particularmente atraídas hacia los hombres Latino Americanos por su reputación sexual, y Rubi tomó todas las ventajas de su legado. A Flor se le citó diciendo: “Cada vez que le preguntaba dónde había estado, el me golpeaba.”

Más tarde, en ese mismo año, Rubi fue transferido a Londres en otro cargo diplomático como Secretario a la Misión representante de la República Dominicana, a pesar de que rara vez trabajaba y de no tener idea de lo significaba ser el Secretario de la Misión. El sí logró utilizar su posición y encanto, empero, para hacerse amigo del Maharajá de Godwar, el Maharajá de Kapurthaia, y otros dignatarios. Uno nunca sabe cuando necesitará el favor de un dignatario bien posicionado, ya sea para el bien de su país o el propio. Es muy difícil el siquiera hablar de la Alemania del 1936. Recordando ahora, la locura sólo prometía un apocalipsis, lo cual hace difícil un tono objetivo. No obstante, la Alemania que yo descubrí ese año era diferente. Se estaban preparando para los Juegos Olímpicos. En las campanas de bronce del estadio había una frase tallada: “El Socialismo Nacional le hace un llamado a la juventud del mundo.” Los juegos pendientes habían atraído a una colonia de extranjeros que frecuentaban los bares de los grandes hoteles. Jóvenes rubios en uniforme marchaban por las calles – cantando; tocando la guitarra, acordeones, y flautas. Había banderas por doquier. La gente se saludaba levantando su puño apretado hacia el aire con un orgullo increíble. El estadio estaba situado en la foresta, y se levantaba


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa majestuosamente hacia el cielo esperando los 150,000 espectadores que pronto llenarían los asientos. Para el primer agosto, Yo asistía a los juegos todos los días. Un día, estuve sentado a sólo unos metros de Hitler. El estaba muy animado y contento cando un Alemán gano un evento y ambivalente cuando otro lo hacía. Frecuentemente me preguntaban cuál fue la impresión que tuve de Hitler. Recuerdo haberle mencionado a Flor una noche que él se veía ridículo en películas, pero cuando te le acercabas, el transmitía un cierto poder, un magnetismo inquietante. Uno olvidaba su modesta estatura y sólo recordaba su mirada brillante, su decidida boca, y sus abruptos movimientos con las manos. Varias semanas después, cuando los Juegos terminaron, me di cuenta de que el Partido Socialista Nacionalista era más que eso. Me di cuenta de esto de golpe estando cerca de la estación cercana al zoológico. Caminando una mañana, vi a un hombre pálido de pelo negro con una mirada de desesperación en su rostro. Tenía en sus manos un libro apretado sobre su pecho. De pronto, él se movió y noté en el bolsillo de su oscuro chaleco, un estrella amarilla y la palabra “Jude” en el centro de la misma. Me pareció extraño. Yo nunca había experimentado el racismo. En la República Dominicana, todos somos iguales, negros y blancos. Había diferencias sociales, pero personas de todas las clases frecuentaban hasta los más exclusivos clubes. A pesar de que muchos eran pobres, llevaban ligeramente su pobreza y de manera balanceada, siempre sacando lo mejor de su situación. Nosotros, los Dominicanos, siempre pensamos que somos una gran familia, sin importar las diferencias en educación, clase o raza. Siempre amé a mi país por eso.


El Diplomático y La Guerra Mundial Lo mismo era cierto en París donde la raza nunca fue un problema. Tenía un amigo Israelí el cual nunca me pareció ser más diferente que un Protestante o un Católico. A lo largo de mi vida de vagabundo, había conocido hombres y mujeres de diversas nacionalidades y grupos étnicos que practicaban una variedad de religiones, y nunca hubo ningún problema. No he conocido ninguna raza que tenga un monopolio sobre la virtud o el vicio. Ver a ese hombre etiquetado, casi como se marca a una vaca, me sacudió, incluso me provocó nauseas. En ese momento, me sensibilicé con el “problema” Judío y me di cuenta de qué tan lejos había llegado la propagada. En todos los lugares a donde fui a partir de ese momento, en reuniones sociales, escuchaba comentarios tales como: “Él es un Judío”. “Su madre se casó con un Judío” –cosas de ese tipo. Para mí, era como si alguien estuviera sonando una alama. Estaba a punto de descubrir qué tanto los Nazis detestaban a los Judíos. A su [forma de] pensar, un Judío era sólo un parásito vagabundo. No fueron sólo los Judíos quienes fueron perseguidos. Por años, durante la guerra, muchos en las afueras de Alemania y en Polonia no sabían lo que estaba sucediendo. De hecho, los gitanos, cuya música había suplantado el Jazz Americano en los cabarets, también estaban siendo aniquilados. Durante la guerra, los alemanes exterminaron cerca de 600,000 gitanos.

Como el nuevo Secretario de la Misión, Rubi estaba rápidamente aprendiendo los beneficios de los cuerpos diplomáticos. En 1936, Rubi fue invitado a asistir a la coronación de George VI. Fue allí donde conoció a muchos de sus amigos más cercanos.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Los Británicos pueden ser las gentes más cerradas en el mundo, pero también pueden ser los más cordiales. Ya que yo era ahora el Secretario de la Misión, un Cónsul Británico nos recibió a Flor y a mí en Dover. Luego fuimos escoltados a Londres, donde nos facilitaron un enorme apartamento en uno de los mejores hoteles, y nos pusieron un vehículo a nuestra disposición. Era la ocasión de la Coronación del Rey George VI y el esplendor de la Monarquía Británica estaba en completa exhibición –verdadero poder que avanza calmado y profundo de la fortaleza de su historia. Nunca olvidaré lo lujoso que fue. Todos los príncipes reinantes de La India, el Maharajá de Gackwarde-Baroda, los Maharajás de Jaipur y Kapurthalia de quién me hice muy amigo, y los muchos otros dignatarios de todo el mundo, asistieron al evento. Había pesadas capas de brocados, satín y trajes de seda, y parecía que todo el mundo literalmente se derramaba en joyas. Había embajadores, reyes, reinas, y toda forma de personas notables de los desiertos, la foresta virgen, y muchos ambientes excéntricos y extraordinarios –todos estaban reunidos en Westminster para presenciar el poder del Imperio Británico. Fui presentado a sus Majestades y la Familia Real en el Palacio de Buckingham donde sólo podían entrar hombres. Me sentí un poco incómodo vistiendo el traje formal de cola larga, medias negras, y brillantes zapatos de punta negra, pero respetaba sus tradiciones. Más tarde, ese día, hubo una revista naval en Portsmouth, la cual me recordó el mismo espectáculo de fuerza en Alemania a principio de ese año, sólo que era un desfile de tanques, grandes cañones, y miles de tropas marchantes. Esto, de


El Diplomático y La Guerra Mundial alguna manera, parecía ser más digno; ciertamente igual de convincente. Naves de guerra, cruceros, y todo tipo de naves de soporte y botes pasaron todo el día. Si uno en algún momento lo dudo, el hecho de que los Británicos nunca perdieron una guerra porque siempre tenían supremacía sobre los mares era un hecho real. Su superioridad naval venía desde los tiempos de Henrique VIII, el rey que amó a muchas mujeres, algunas veces de forma cruel. Su vida estuvo dedicada al placer, los deportes, y a crear una flota Británica.

En sólo meses, Rubi fue transferido nueva vez: esta vez sería un Consejero para la Delegación de regreso en París, un rol que apreció porque nunca había podido suprimir su obsesión con esa ciudad y con sus mujeres. A pesar de que solo tenía 27 años, tenía visiones de revivir las aventuras de su juventud. Flor, quién anhelaba regresar a casa en la República Dominicana, lo acompaño a regañadientes. Fue con un gran placer que me encontré nueva vez en París, donde había sido nombrado Consejero de la Delegación. Flor y yo vivimos en Neuilly junto a unos huéspedes permanentes indeseables, al menos indeseables para mí. Era la prima de Flor. Ella comía el desayuno con nosotros. Comía el desayuno y la cena con nosotros. Cuando tenía que ir a la Embajada, ella estaba pegada a Flor, nunca dejándola ni por un segundo. Si salíamos en la noche, ahí estaba también. Ella incluso se involucraba en nuestras discusiones, lo cual no es bueno para ninguna pareja. Un hombre puede generalmente convencer a una mujer sobre la validez de su


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa argumento, pero a dos imposible. Cuando una tercera persona entra en las disputas domésticas, las cosas sólo empeoran, especialmente algo tan subjetivo. Ella, para empezar, tampoco era tímida al respecto; ahora Flor tenía la añadida fuerza de una aliada. Recuerdo un día haber tenido la peor discusión desde nuestra boda. Flor siempre estaba celosa, lo cual no ayudaba las cosas y molestaba my naturaleza normalmente dócil. Duras palabras fueron tiradas en furioso abandono. Ambos dijimos cosas que sabíamos íbamos a lamentar. Su prima me grito desde el otro lado de la habitación “Porfirio Rubirosa (ella siempre me llamaba por mi nombre completo cuando estaba molesta, lo cual era la mayor parte del tiempo), te están preparando una cama de cenizas para ti en el infierno.” Al decir “están”, asumí que se refería al diablo y a sus discípulos. Para completar, era horrorosa de ver. Su piel era como el cascarón de algo que trajo la marea, que luego fue dejado al calor del sol por un mes, -tan frágil como una galleta de soda. Yo la veía como una bruja, lo cual siempre me acordaba como en la América de principios, en Salem, cuando se creía que alguien era una bruja, la echaban al río o al lago. Si flotaba, eran brujas. Si se sumergían y se ahogaban, entonces se habían ahogado. Quería atarla al ancla de un bote y tirarla en el Siena. La prima de Flor sólo aumentaba las llamas echando más combustible. Ella le decía a Flor, “Yo no entiendo como permites que te traten de esta manera, Flor. Después de todo, tú eres la hija del Presidente Trujillo. ¿Cómo puedes permitir que un hombre te hable de esa manera, a la hija del Benefactor, incluso si es tu esposo?” Hasta

la

llegada

de

la

prima,

Flor

y

yo

solo


El Diplomático y La Guerra Mundial experimentábamos los normales desacuerdos que tienen la mayoría de las parejas, aquellos en los que una esposa quiere tener derechos exclusivos y el esposo es tal vez algo rebelde. Siempre pensé que el amor podía curar todas las heridas. Si hay amor, es importante la comunicación, dar y recibir. Desacuerdos de este tipo no deberían ser tan serios. “Tienes que darle una lección,” podía escucharla en la otra habitación. “Me voy a casa en Santo Domingo y tú deberías acompañarme. Invéntate una excusa. Una vez pongas algo de tiempo y distancia entre ustedes, vas a poder analizar y juzgar si puedes continuar una vida de esta forma; ciertamente no la vida de la hija del Presidente Trujillo.” Deseando un divorcio, pero no deseando una discusión, Flor inventó una excusa para regresar a casa –su padre necesitaba desesperadamente que le ayudara con importantes asuntos familiares, dijo. Sin embargo, mientras dejaba la ciudad, ella dejó una carta en el buzón admitiéndole a Rubi que la historia era una mentira. Ella sólo necesitaba ver si podía vivir sin el y la única forma de lograrlo era poniendo una gran masa de agua entre ellos. No fue mucho después de su retorno a la República Dominicana, no obstante, que Flor cambió de parecer y le pidió a la madre de Rubi que interviniera escribiéndole una carta a su hijo, diciéndole que Flor lo amaba y quería que él la perdonara, y que viniera a buscarla. Rubi recibió la carta, pero decidió ignorarla. Su decisión se hizo más fácil porque Trujillo había aprobado una ley permitiendo el divorcio entre parejas si, en cinco años de matrimonio, no habían tenido hijos. Es importante resaltar que la infertilidad que le impidió tener hijos a la pareja no era un problema de Flor –Rubi era estéril- sólo un detalle más de particular interés para las mujeres que lo amaban.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa

Luego del divorcio, Rubi fue informado por el Ministro Dominicano en París que sus tareas habían sido suspendidas y que Trujillo lo había declarado públicamente ‘persona no grata’ por haberse divorciado de su hija –nada de lo cual molestó mucho a Rubi. El estaba a un océano de distancia y cada vez más agradecido por ello, especialmente cuando llego el rumor a Europa de que su ex suegro había cometido genocidio. El acto más notorio de Trujillo fue cometido contra sus vecinos de la isla, Haití. Trujillo siempre había puesto en claro que el sostenía ideas racista y consideraba a los Haitianos de piel oscura como inferiores. En 1937, tomo acción para resolver este problemático asunto dando la orden a su Ejército de masacrar a todos los Haitianos que fueren encontrados en la República Dominicana. El se refería a ellos como invasores. Estimados de 17,000 a 20,000 hombres, mujeres y niños haitianos desarmados fueron asesinados en un baño de sangre y violencia, particularmente en la frontera del pueblo de Dajabón y el bien llamado río ‘Masacre’. Cuando me enteré de la masacre, me sentí enfermo, pero tal y como no podía hacer nada por mis amigos Judíos, no tenía forma de promover ningún cambio en mi país. Debo ahora admitir con un poco de vergüenza, que no sufrí por mucho tiempo. La libertad de París siempre me caía bien y rápidamente disfracé mi disgusto frecuentando a Jimmy’s, una pequeña ‘boîte’. Qué gran carga y culpa llevan los hombres. La abrazamos, mientras al mismo tiempo, continuamos como si nada estuviera pasando. ¿Qué otra opción tenía yo? Es más fácil mirar para otro lado, cuando estás alejado de la


El Diplomático y La Guerra Mundial realidad por miles de millas de océano y la frivolidad de la atmósfera en París. Jimmy’s tenía una excelente orquesta y el lugar siempre estaba lleno de estudiantes Nórdicos adinerados. Ocasionalmente, me permitían sentarme a tocar la guitarra o las baterías o a cantar. Las estudiantes nórdicas eran particularmente agradables y a menudo celebrábamos toda la noche, hasta la mañana, y hasta el mediodía.

A pesar de sólo tener 28 años, Rubi ya estaba ganando la reputación por lo que más tarde sería recontado decenas de veces, a través de muchas perspectivas, como un hombre, digamos ‘bien dotado’. Tal vez tan bien dotado físicamente que nada más y nada menos que Truman Capote y la revista Vanity Fair realizaron reportes sobre este fenómeno. En su novela ‘Answered Prayers’ (Oraciones Respondidas), Capote describió al miembro de Rubi como un “submarino café con leche de once pulgadas y más grueso que la muñeca de un hombre.” Y, de acuerdo con Vanity Fair, Diciembre 2002, “el estado de erección constante de Rubi le mereció el apodo de Toujours Pret, lo que traducido al español es el lema de la Guardia Costera de los Estados Unidos: “siempre listo”. Al ser cuestionada con relación al miembro de Rubi en comparación con el zapato talla 11 del escritor, una de sus amantes miró el zapato y se encogió de hombros diciendo, “El de Rubi era más grande”. En un comentario final de Flor de Oro sobre el asunto: Flor no dejó ninguna historia escrita de su matrimonio con Rubi. Sin embargo, muchos años después en 1975, después de su


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa muerte, un amigo suyo encontró un recuento en audio de su vida con Rubi. En él, Flor describe lo que pasó su primera noche en su luna de miel: “Yo aún tenía puesto mi vestido de boda para que mi madre (la primera esposa de Trujillo, a quién Trujillo no invitó a la boda), pudiera verme antes de que perdiera mi virginidad. Porfirio me llevó a la cama nupcial. Estaba asustada – ¡esta ‘cosa’ apuntándome! Estaba asqueada y me asusté, corriendo por toda la casa. Flor dijo haber estado lastimada por una semana luego de la primera noche.

Tal vez ocurrió en la pubertad, dada su propensión de mujeriego incluso en sus primeros años en París. De una manera u otra, Rubi estaba bendecido o maldecido (dependiendo en su punto de vista) con una aflicción conocida como priapismo. Muchos afirman que no era su habilidad sexual lo que lo hacía tan irresistible para las mujeres –sino, era su singular devoción a ellas- muchas estaría de acuerdo en que su ‘dote’ no le hacía ningún daño. Los hombres que sufren de este desorden reportan varios niveles de problemas que van desde simples molestias hasta dolor insoportable. Esencialmente, el priapismo es una erección prolongada y dolorosa que puede durar por varias horas y hasta varios días. La erección no es necesariamente el resultado de pensamientos o estímulos sexuales, sino que es una inhabilidad para la sangre de drenarse fuera del pene. La mayoría de los hombres piensan que recibirían con agrado un problema de este tipo. Sin embargo, si esta condición permanece por más de algunas horas, ya que el


El Diplomático y La Guerra Mundial pene provee poco espacio para la circulación de la sangre, la sangre se coagula luego de un tiempo y hace ácida y pierdo oxígeno. Sin oxígeno, los glóbulos rojos de la sangre se endurecen y se hacen aún más difíciles de drenar. Esto es problema suficiente para el hombre normal; sin embargo, el pene de Rubi fue reportado de medir 11 pulgadas de largo, con un significativo grosor –tanto así que en años subsiguientes los camareros de los restaurantes Parisinos empezaron a referirse a sus enormes moledores de pimienta como “Rubirosas”, un nombre que ha sobrevivido hasta nuestros días. Para Rubi, quién amaba tanto a las mujeres, uno puede entender cómo estaba dividido. El sabía que cuando estaba excitado, con certeza se mantendría erecto por horas y hasta días, lo cual era bastante doloroso. Solo podemos imaginarnos la incomodidad, tanto física como emocional, de tener que vivir y en algunos casos, esconder su dote. Su “problema” no sólo involucraba dolor, sino también el hecho de que una vez erecto le era sumamente difícil el alcanzar el orgasmo. Por lo tanto, se deduce que debido a su devoción por las mujeres, el consideraba su aflicción como un regalo que él estaba más que dispuesto en compartir. En el libro ‘Too Rich: The Family Secrets of Doris Duke (de Pony Duke y Jason Thomas) sobre uno de los últimos matrimonios de Rubi, Duke y Thomas describen la anatomía de Rubi y el tema del sexo entre los ricos y famosos. “El largo, tanto en tiempos de pasión como en tiempos respuesta, era siempre por encima de las 11 pulgadas. todo momento, tenía seis pulgadas de ‘circunferencia’, como alguno recuentos erróneos reportan, seis pulgadas diámetro.”

de En no de


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa “La mejor descripción es que era muy parecido a ese último pié de un bate de baseball Louisville, con la consistencia de una pelota de voleibol completamente inflada.” “Doris Duke creía que los más ricos y los más pobres muchas veces tenían la misma actitud hacia el sexo. Los muy ricos pueden comprar todo excepto un clímax perfecto, así que cuando esto eventos festivos ocurrían, eran vastamente apreciados.” “Los muy pobres no tienen nada, así que cuando tienen la oportunidad de experimentar buen sexo, es maravilloso.” “Para esos dos opuestos del espectro social, el sexo puede ser más importante que nada. Más importante que el trabajo, la hipoteca, matriculación de universidades, o un nuevo juego de sala. Ser pobre o rico le da a la persona una libertad de indulgencia sexual que usualmente escapa a la clase media.”



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¿Playboy, Gigoló, o Espía?

U

n Playboy es un tipo escurridizo. Sólo piensa en diversión, aventura y la “buena” vida. Detesta el trabajo o la responsabilidad sería. Le gusta su libertad, sus independencia, y un estilo de vida fácil. En cierta manera, él ama el dinero de una mujer, pero no ama a una mujer rica por su dinero.

Algunos de los mejore gigolos son, como Rubirosa, producto de países tales como Italia, España, Grecia, y Latino América, donde un niño crece rodeado y consentido por mujeres – madres, hermanas, tías. Él aprende rápidamente cómo complacerlas. Comunicación física, como los besos y los abazos son normales y naturals y el hacer el amore s desmitificado a una temprana edad.

Él prefiere disfrutar el lujo y casi nunca - Lynn Ramsey, Gigolós. considerar la muerte u otro asunto abstracto de ese tipo. Esta es la vida de un playboy, la cual puede fácilmente convertirse en una compulsiva e indolente carrera. Para un playboy confirmado, considerar el matrimonio sería como darle seguimiento a la bolsa de valores desde la fila de condenados a la pena capital. ¿Qué sentido tiene? Desde el punto de vista del playboy, el matrimonio le roba demasiado a un hombre, es un gran desperdicio de su tiempo, y produce continuos déficits (en mi caso, lo contrario se hizo cierto). Se dice que hay tres beneficios en buscársela en la calle: Uno, puedes pensar. Dos, puedes actuar; y tres, puedes sentir.

Una mujer tiene la tendencia de retorcer la vida de un


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa hombre para sus propios fines, y nunca de manera más viva como en el matrimonio. Ella puede llenar sus noches de ansiedad, y borrar su paz mental para que apenas pueda recordad ese bendito sentimiento. Siempre recuerdo las palabras de mi amigo Alejandro: “Para Rubi, el matrimonio es un desastre para un hombre. Destroza su alma pedacito por pedacito, luego la hierve hasta que nada queda sino un mechón de cabello y el collar que llevó.” Algunos hombres deberían tener dos amantes deberían tener tres. Simplemente depende en individual de energía. Sin embargo, bajo circunstancia debe uno limitarse a sí mismo a una monógama.

y otros el nivel ninguna relación

Tener más de una amante si presenta ciertos conflictos de horario, empero, los cuales pueden probar hasta las mejores habilidades organizacionales de cualquier hombre. Ahh, vivir solo en un cómodo apartamento o una pequeña villa es lo ideal. Tu amigable ama de llaves Sueca viene todos los viernes y limpia todo; la lavandería de la esquina envía tus camisas impecablemente planchadas; y tus amigas te visitan, preferiblemente por cita, ansiosas y emocionadas con el prospecto de complacerte –sus ojos brillan con sólo verte, sus labios llenos y húmedos, con la iridiscencia del deseo brillando en sus mejillas. Mis amigos casados discuten constantemente, diciendo, “Ninguna mujer aceptaría un arreglo de ese tipo.” O, “sería imposible mentirle a tres mujeres al mismo tiempo. Es demasiado egoísta de tu parte.” Yo respondo, Si. Soy egoísta, pero sólo porque tengo una mayor capacidad para el placer que la mayoría de los hombres. Para los demás, el placer es una diversión de medio tiempo. Para mí, es una vocación.


¿Playboy, Gigoló O Espía? Imagínate a ti mismo en mi situación. Estás comiendo una suntuosa cena con una devastadora jovencita con una lengua vivaz, la cual a pesar de adorarte, discute sobre política e ideas, las cuales claro, no te interesan en nada. Sin embargo, estás disfrutando la discusión, sabiendo que pocas horas, estarás felizmente acostado junto a ella mientras ella te abraza con esa sonrisa somnolienta, y terminas la noche abrazados, completamente agotado, pero lleno de anticipación por quien vendrá de visita mañana. Por definición, un gigoló es diferente, no sólo por una palabra asociada con el playboy –adinerado. En sentido general, el gigoló busca fortuna entre los placeres y la falta de responsabilidad. La sociedad adinerada incubaba playboys, pero fue originalmente la “danza” lo que le abrió paso al gigoló. A inicios de los 1900’s, la palabra se usaba en referencia a un elegante joven cuyo estilo de vida y medios eran un poco dudosos, específicamente el partner profesional de baile que se había deslizado dentro de la sociedad en la cola de la locura pre-guerra, el tango. El tango había comenzado como una ruda danza campesina en las cantinas y bares de la costa Argentina (la ubicación de otro puesto diplomático, luego en la vida de Rubi). A Rubi le atraían los ritmos, los cuales eran sensuales y a la vez casi violentos, pero eran las letras las que realmente le cautivaban. El lenguaje del tango tuvo sus raíces en el concepto medieval religioso que consideraba a las mujeres criaturas diabólicas cuyo propósito era el de incitar a los hombres a pecar de forma sexual. Los habitantes de Buenos Aires primero adoptaron estas letras y estos ritmos, y luego Rubi se vio irresistiblemente atraído por todo eso. Cerca de 1911, los Parisinos fueron los primeros fuera de Sur América en adoptar el tango, y a pesar de haber refinado


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa sus violentos movimientos hasta que al fin se convirtiera en un gracioso, entretenimiento aristócrata, la imagen de los gigolós siempre mantuvo el sabor del tango de bajos orígenes –y el suyo propio. Era primero un partner de baile, luego un acompañante profesional –luego, un caza fortunas. Ciertamente, Porfirio Rubirosa era el definitivo playboy; y no se puede negar que odiaba trabaja, pero Rubi parecía tener muchas más facetas que un simple gigoló o playboy. Él verdaderamente amaba a las mujeres que enamoró e incluso bromeaba sobre el matrimonio, al final él cayó presa del amor y subsecuentemente contrajo matrimonio cinco veces, pero nunca dejo de amar a otras al mismo tiempo. Cuando estaba con una mujer, nada más importaba. Su dinero no le significaba nada. Nada lo distraía de concentrar toda su atención y verdadero afecto sobre ella. Parece que más que nada, él sólo era lo suficientemente atractivo y llamativo, que las adineradas, y tal vez las más seguras y agresivas mujeres se veían atraídas hacia él. Si era el caso de que ellas poseyeran una fortuna, Rubi nunca les tomó eso en contra. De acuerdo a Bob Williams, un columnista que en una ocasión le preguntó a Rubi cuál era el secreto de su éxito con las mujeres, Rubirosa le respondió: “Es un truco tan fácil: Todo lo que tengo que hacer es mantener el contacto visual y aparentar no ver a ninguna otra mujer –ninguna otra persona- en la habitación. Mi arma secreta es la intensa concentración.” En realidad, no es un truco. Siempre era sincero, porque nunca me saciaba, pero no podía dejarlo saber. Y nunca perseguí a las mujeres. Al principio, fuere que estuviese sentado a solas en un café, o en una mesa en un club, siempre estaba muy distraído. Hay algo en el desinterés que enloquece a las mujeres.


¿Playboy, Gigoló O Espía? No obstante, una vez se me acercaban, les entregaba mi corazón y mi alma. Las escuchaba con atención, siempre manteniendo el contacto visual y una sutil sonrisa –una sonrisa empática, como yo la llamaba. Rara vez hablaba de mí, y eso es importante. Cuando le decía a una mujer: Mi amor, tu eres la luz de mi vida. Yo quiero saberlo todo, cada detalle sobre ti. ¿Qué champaña te gustaría? ¿Duermes desnuda? ¿Cuál es tu libro favorito? Comparte conmigo lo que está en tu corazón y en tu alma para que yo pueda estar completo –eso era lo que quería, pero claro, ese es un nivel de atención difícil de mantener por largo tiempo. Yo conocía a hombres casados que eran miserables, en su mayoría porque nunca le prestaban atención a sus esposas; a lo que ellas decían; a lo que ellas querían. “¿Por qué ya nunca conversamos?” Esa era la pregunta que la mayoría de las mujeres le hacían a sus esposos. “¿Por qué ya nunca hacemos el amor?” Esas era la segunda pregunta que la mayoría de las mujeres le hacían a sus esposos. Tal vez todo eso nace con la familiaridad –demasiados días juntos, demasiado presentes en todo momento y en cada pensamiento. No lo sé. Nunca me quedé tanto tiempo. A pesar de que Rubi, el amante, llegaría a convertirse en un aventurero, un cazador del tesoro perdido, y financista, y espía, y conductor de carros de carreras y casi una estrella de cine, siempre fue lo suficientemente astuto como para aprovechar toda oportunidad que se le presentase. A pesar de las muchas caretas que llevó, una cosa siempre fue constante. Su única lealtad fuera de las mujeres que amaba era a su país. Sin importar a dónde viajara o qué celebridad se hiciera su


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa amiga, su corazón permanecía en la República Dominicana. Tal vez su único dolor eran las atrocidades de su ex-suegro. Además de ser un ladrón, robando la mayoría de las propiedades del Estado Dominicano, y asesinando a miles de personas, Trujillo era la peor clase de pedófilo –de manera rutinaria, secuestraba niñas, abusaba de ellas y luego las descartaba. En cierto momento, Rubi, sabiendo esto, debió haber sentido una profunda oscuridad. La verdad de Rubi podía encontrarse en algún lugar entre sus deseos por frívolas aventuras y su desdeño y repudio por lo que Trujillo le hacía a su país.

Entre 1937 y 1938, después de que Flor se marchó, y justo antes de la Guerra, por primera vez en su vida, Rubi descubrió la pobreza y la desesperanza, dos compañeros de cama que no le eran de agrado. Estaba desempleado y siendo rechazado, al menos en casa, por Trujillo. Ciertamente, no podía siquiera regresar a su hogar porque en ese momento, su ex suegro lo habría mandado a asesinar. Supongo que estaba luchando un poco. No tenía empleo y estaba soltero de nuevo, no es que la vida de diplomático pagara mucho; era el poder, el prestigio y la conveniencia lo que hacía que todo fuera tan atrayente, y las mujeres siempre aman a los hombres en posiciones de poder, porque, para comenzar, uno no llega allí sin una gran seguridad innata, la cual es muy atractiva para las mujeres. Sin embargo, my pérdida de estatus, my súbita pobreza, no cambiaron mis hábitos y las mujeres aún se sentían atraídos por mí. De hecho, recuerdo haber celebrado mi nueva libertad una noche con una mujer llamada René. A ello no le importaba si yo erar de la realeza o un pordiosero. Ella simplemente adoraba el sexo conmigo.


¿Playboy, Gigoló O Espía? Una noche nos sentamos en el bar Jimmy’s, y le dije: Hay una botella de champaña que va a encender las lumbreras de tus ojos, y unas cuantas docenas de ostras esperando por tí en mi casa. (Me encantaba hablar de amor mientras me preparaba para ello). Mi amor, cuando lleguemos, voy a sacar un recipiente de acero enfriado del refrigerador y voy a prepararnos una enorme ensalada con albahaca, espinaca, hinojo, cilantro, radicha, y lo cubriremos con aceite de oliva extra virgen y sólo unas pocas gotas de vinagre. Una vez hayamos terminado eso, voy a prepararnos, tartas de filete con cebollas cortadas y una yema de huevo. Luego, nos desvestiremos rápidamente, sin vergüenza, como los adultos que somos, y saltaremos sobre una gran cama y retozaremos mutuamente como sólo adultos infantiles pueden hacerlo. Entonces, cuando estemos agotados, prepararé un omelet como nunca lo has comido, y luego volveremos a la cama, a comerlo ahí, y luego haremos el amor por una hora –o tal vez más. Ella apretó mi mano y yo podía sentir su pulso. Ella sonrió y le dijo: mi bella chica, este es el mejor momento para las ostras, y nunca debemos comerlas sin planes eróticos posteriores. A pesar de estar desempleado a la edad de 29, Rubi utilizaba su astucia y talentos únicos para deleitar a las mujeres, junto a una dosis saludable de sagacidad para sobrevivir e incluso resaltar. Inicialmente, el organizó un plan para vender visas Dominicanas a Judíos quienes trataban desesperadamente de salir de Europa. Su hogar también parecía ser el mejor destino para estas personas.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Extrañamente, a pesar de que Trujillo era conocido por torturar y asesinar a su propia gente, a finales de los ‘30s, el recibió atención internacional por su política de apertura permitiendo la inmigración de Judíos desde Europa, incluso incentivarla, mientras que naciones más grandes y poderosas le daban la espalda a los refugiados Judíos. Quizás sea aquí donde huyeron muchos de los inmigrantes cargando pasaportes Dominicanos de Rubi. Ni los Estados Unidos ni otras democracias occidentales realmente recibieron a los Judíos. El Senador Claiborne Pell dijo inicialmente que Hitler no quería asesinar a los Judíos – sólo quería deshacerse de ellos. “Pero”, dijo Pell, “el único país en el hemisferio occidental que los aceptaba era la República Dominicana”. Algunos historiadores consideran los gestos de Trujillo nada más que tácticas de relaciones públicas. Otros dicen que eran intentos de “blanquear” su nación predominantemente mixta. Extrañamente, a pesar de tener una ascendencia mixta, se decía que Trujillo utilizaba maquillaje para darse una apariencia más blanca. También se pensaba que el “blanquear” el país significaría una adición en el tipo de inteligencia y habilidad en los negocios que Trujillo percibía la población Judía podía añadir. La venta de pasaportes ayudó a Rubi a mantenerse por poco tiempo en esta empresa, cobrando desde $300 a $3,000 dependiendo de cuánto equipaje llevaban. El estaba ganando dinero e integrándose con varias personas muy importantes y adineradas. Sin embargo, es posible que hubiese tenido una motivación fundamentalmente más altruista. Rubi había iniciado su empresa simplemente como una forma de hacer dinero, una vez tuvo conocimiento de las intenciones de Trujillo, la iniciativa de Rubi pareció similar a


¿Playboy, Gigoló O Espía? la historia de la Lista de Schindler, que se hizo famosa a través de la película dirigida por Steven Spielberg. Sabiendo que tan profundamente impactado se sentía Rubi con la discriminación estando en Alemania, no es inconcebible que se viera eventualmente movido a salvar vidas ayudando a aquellas personas a viajar a su patria. El sabía que Trujillo valoraba sus talentos e inteligencia y que, por lo tanto, estarían a salvo. Es posible que él haya tenido un rol importante en la creación de toda una comunidad Judía en la República Dominicana, sin importar cuales fueren las que su ex suegro. La comunidad de Samaná aún existe el día de hoy, y está en desarrollo, como siempre lo ha estado. Sin embargo, este momento en la historia no fue grabado de la misma manera en la República Dominicana. De acuerdo a una entrevista con Bonaparte Gautreaux Piñeiro, antiguo Director de la Dirección Nacional de Control de Drogas, también un respetado periodista, novelista, e historiador Dominicano, y un severo crítico de Trujillo: “Rubirosa no salvó a los Judíos. En el tiempo de Trujillo, todo esto se hizo por disposiciones Superiores (Trujillo). “En este caso, eso no fue iniciativa de Rubirosa. El estaba siguiendo órdenes.” “Cuando la persecución a los Judíos inició, la mayoría de los países cerraron sus puertas. Trujillo vio una buena oportunidad de hacerse ver como benefactor… Fue una táctica relaciones públicas para cambiar la percepción de que él había mandado a asesinar a miles de Haitianos en 1937.” Durante este tiempo (1938), Rubi conoció a una encantadora joven, una cantante Francesa, La Mome Moineau, quién era también la esposa de Benítez Rexach, el ingeniero que había engañado a Rubi en el negocio de


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa dragado en Santo Domingo. La Mome no era una heredera rica, era una cantante de cabaret. Sin embargo, tuvo suerte al conocer a Rexach, quien la proveyó de una lujosa casa, una flota de costosos vehículos, y un yate. Extrañamente, no tenía ningún tipo de reservas en cuanto a dejarla sola en París, mientras su trabajo le requería vivir en Santo Domingo. Sus exageradas sesiones de compras y fiestas nocturnas fueron lo que finalmente la llevaron a los brazos de Rubirosa y en análisis final, fueron sus joyas las que vinieron al rescate de él –de hecho, le salvaron del colapso financiero. No obstante, no fueron sólo las joyas de La Mome las que lo sacaron de la pobreza –era la oportunidad adicional que le había presentado el destino lo que realmente le catapultó. Este tiempo en la vida de Rubi se conoció como el período de las “piedras preciosas” de Rubi. A finales del 1938, un joyero exiliado de la Guerra Civil Española de nombre Aldao, acudió a Rubi en busca de ayuda. En la premura por salir del país, Aldao dijo que había dejado una fortuna en rubíes, safios, diamantes, y perlas, todos guardados en una caja fuerte en Madrid. Sabiendo que Rubi aún poseía credenciales diplomáticas y podía, por lo tanto, ir y venir como le pareciera sin ser revisado por aduanas, él le pidió ayuda a Rubi para recoger su tesoro –por una comisión, claro está. Su traumática historia cautivó a Rubi. De acuerda con Aldao, habían cinco cajas forradas de terciopelo, adornadas con piedras incrustadas cuidadosamente apiladas en la gran pared de la caja fuerte escondida en el sótano. “Ni el gobierno ni los rebeldes lo encontrarán jamás. Son demasiado estúpidos” dijo. “Además, están escondidos detrás de un librero falso, y está hecha de acero templado de


¿Playboy, Gigoló O Espía? tres pulgadas de grosor.” “Yo apenas pude escapar, sólo segundos antes de que los rebeldes comenzaran a asaltar las tiendas de la cuadra. Se estaban llevando todo lo de valor: joyas, pinturas, tejidos de seda, todo lo que no estaba clavado a algo. Cualquier persona que se encontrase en la tienda era fusilada.” “Será fácil para usted porque ellos ahora están acampados fuera de la ciudad y yo le voy a dar la combinación de la caja fuerte”. Inicialmente, el plan le pareció simple a Rubi. El tomaría prestado el auto del Ministro Dominicano y el chofer privado e iría a Madrid, una distancia de aproximadamente 400 millas, esquivar el campamento rebelde a varias millas de la ciudad, y luego sacar las joyas, traerlas de vuelta y recibir la compensación por parte de Aldao. Sin embargo, justo antes de su partida, otro hombre se le acercó a Rubi con una historia similar, diciendo que también tenía $160,000 en efectivo y joyas escondidos en Madrid. Su nombre era Johnny Kohane, y corpulento hombre polaco, quien insistía en acompañar a Rubi, quien aceptó, pensando que esto aumentaría su comisión. Kohane recibió las credenciales del chofer y ambos se embarcaron en su misión secreta a través de Francia y hacia España. Aparentemente, la adición de un segundo jugador le dio a Rubi una idea diferente. Varios días después, ele regresó a la Delegación sin el pasajero Polaco. Al ser cuestionado sobre la desaparición de su compañero de viaje, Rubi relató su impactante historia: “Alguien debe de haber sido informado. Teníamos cientos de miles de dólares en joyas y bultos en el baúl. Kohane estaba conduciendo, y yo me senté en el asiento trasero.”


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa “En algún lugar de los caminos curvados en las afueras de Guadalajara, donde las pendientes y declives pueden esconder a un ejército, fuimos atacados por francotiradores con una lluvia de balas –bandidos de carretera, supongo. La cacofonía sonaba como una combinación de rifles y armas automáticas.” “Johnny sacó el carro del camino detrás de algunas grandes rocas y salimos corriendo. Yo salté del asiento trasero, abrí el baúl, y tome ambas saquetas de cuero, cada una sellada con pesados candados de bronce. Johnny tenía una llave, yo tenía la otra.” “Las balas rozaban las rocas y disparaban arena a mi alrededor mientras yo me deslizaba con las bolsas detrás de una gran roca. Johnny se fue en la dirección opuesta del otro lado del camino y desapareció en las montañas.” “Después de cierto tiempo, el sonido de los rifles se detuvo y yo retorné al vehículo, pero Johnny no apareció por ningún lado. My primer pensamiento fue que debió haber sido capturado, tal vez fusilado.” “Temiendo por mi propia vida, me dirigí rápidamente hacia el camino a Zaragoza y no miré atrás, como ustedes podrán comprender.” Luego, cuando el Ministro revisó, no pudo encontrar ninguna evidencia de algún ataque. El vehículo parecía no haber sido tocado, sin siquiera un rasguño o agujero de bala. El Ministro y los demás miembros de la Delegación simplemente aceptaron la historia de Rubi como uno más de esos extraños pero comunes misterios que parecían ocurrir durante la era de Trujillo. Nunca jamás se supo de Kohane. Rubi sí regresó a casa con las joyas, las cuales mantuvo en una bolsa de terciopelo color azul royal con un cordón dorado. Cuando se las entregó a Aldao, Aldao la abrió, le dio a Rubi una mirada cuestionante, y luego levantó la bolsa en el


¿Playboy, Gigoló O Espía? aire varias veces. “Señor Rubirosa, la bolsa está muy ligera”, dijo. “Y no hay ninguna lista de inventario de mi asistente en Madrid, como le pedí que hiciera”. “Aldao, espero que usted no este sugiriendo lo que estoy pensando”, dijo Rubi de manera desafiante. El mercader no tuvo alternativa. No podía probar cuánto había dejado en la caja fuerte y así se vio obligado a no sólo aceptar su pérdida, sino también a pagarle a Rubi los ocho diamantes que le había prometido por sus servicios. Meses después, Aldao pudo probar sus acusaciones. Faltaban más de $180,000 dólares en gemas, pero una carta de queja a la Delegación a cargo de Rafael L. Trujillo fue inútil. El incidente quedó cerrado. Nadie sabe si Rubi también encontró el supuesto cargamento de joyas secreto de Kohane. Si lo hizo, y estas en realidad tenían un valor de $160,000 dólares, eso le dio a Rubi un beneficio limpio de $340,000 dólares, el equivalente a $5,000,000 de dólares, hoy en día. Luego de esto, se hizo de conocimiento público que Rubi había mejorado su fortuna. Empezó a malgastar el dinero en 1938, y rápidamente estaba ganando atención y popularidad como un gran gastador en restaurantes y clubes nocturnos. Salía a cenar con varias mujeres al mismo tiempo, ordenando sólo el más fino champaña, caviar, y postres, y dejando propinas más grandes que la cuenta misma. Bailando toda la noche en un traje nuevo de seda y zapatos de piel italianos hechos a mano, prácticamente arrojaba el dinero a los directores de la banda luego de cada pieza frenética. Junto a su manera condescendiente y extravagante venía una creciente popularidad y fama de playboy Latino.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Para darle más credibilidad a esta historia, un documento del FBI clasificado en aquella época dice: “Los archivos de Emilio Morel, antiguo Embajador Dominicano en España, ahora residente en New York, mostró que Rubirosa tenía consigo a un Polaco de nombre Johnny Kohane cuando dejó París para buscar las gemas secretas de su amigo Manuel Fernando Aldao, un joyero de Madrid que huyó a Francia.” “Rubirosa preparó credenciales falsas para Kohane, y una cortina de misterio cubre los eventos que siguieron a su entrada a la España en Guerra.” “Se ha reportado que 10 o 12 días después, Rubirosa regresó de su viaje a Madrid y dijo que él y Kohane salieron de Madrid con las prendas. En el camino, fueron interceptados por hombres que le dispararon a Kohane, quién fue asesinado.” “Rubirosa dijo que sólo tuvo tiempo para salvar su propia vida y no notificó a las autoridades. Antes de salir a Madrid, Rubirosa estaba en muy mala situación económica, pero luego de su regreso, se embarcó en una vida de extravagancias, con conversaciones de incursionar en el negocio de los cabarets.”

Esta historia en particular fue tal vez el primer incidente sobre el cual leí en mi investigación que me convenció de que Rubi era más que un gigoló. También sugiere que Rubi sabía por mucho tiempo los poderes que tenía como diplomático y que rara vez aparentaba “trabajar” en ello. De hecho, eso es precisamente lo que él estaba haciendo, al menos en el sentido de que utilizaba su inmunidad y habilidad de viajar extensamente, para su propio beneficio así como también el de Trujillo.


¿Playboy, Gigoló O Espía? En 1939, por razones más aparentes en esta ocasión, Trujillo había nueva vez acogido a Rubi y lo contactó en París por teléfono solicitándole que cuidara de su esposa, María, y su hijo de 10 años, Ramfis, sirviéndoles de guía –ayudarlos a encontrar una casa y entretenerlos. Ellos habrían de llegar a París dentro de poco. María estaba también embarazada. Rubi dedicó mucho cuidado a la atención de María y Ramfis, temiendo a los motivos secundarios de Trujillo. María le escribió a su esposo dándole un magnífico reporte de Rubi y luego de un mes, el mismo Trujillo se encontraba de camino hacia París. Fue aproximadamente un año después de divorciarme de Flor. No esperaba, ni recibí ningún tipo de correspondencia de Trujillo. Estaba yo paseando cerca del mediodía, luego de otra noche en el Jimmy’s, cuando el teléfono sonó. La operadora dijo que era una llamada de Santo Domingo. Inmediatamente pensé que algo le había sucedido a mi madre. En vez, escuché una voz extraña decir: “Rubirosa, tengo al Presidente aquí presente. Él desea saber si usted puede atender a su esposa e hijo quienes estarán llegando a París en unas semanas.” “Usted tendrá que hallarles una casa y acompañarlos en la ciudad.” Luego, hubo silencio. Yo estaba anonadado y no podía responder de inmediato. Primero, pensé que era algún tipo de trampa. ¿Qué podía haber escondido en esta proposición? Todas las veces que me había contratado y despedido, yo usualmente sabía el motivo –o lo había avergonzado en los ojos del mundo, o el tenía sus propios intereses, para los cuales yo le servía. La nuestra, era una rara relación simbiótica, pero para aquel momento, ya yo había llegado a detestarlo. Pensé por un momento más. No podía ver ningún daño y ya


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa que las hostilidades del Generalísimo me habían hecho perder mi empleo, lo cual me estaba causando problemas, acepté. María Martínez Alba, la esposas de Trujillo, llegó después con el hijo que había tenido con Trujillo en 1929. Su nombre era Ramfis. Ella también estaba embarazada. De hecho, tanto así que tuve que encontrar un hospital ele mismo día en que llegaron. Era el Hospital Americano de Neuilly, y allí nació María de Los Ángeles del Corazón de Jesús. Luego de que María y la bebé salieron del hospital, ella le escribió a su esposo dándome muchos reconocimientos. “El Señor Rubirosa es encantador y educado.” Ella me comentó que él estaba agradecido. Un mes después, el también llegó a París. Yo no sabía qué pensar al respecto. A pesar de haber sido amable y útil a su esposa e hijos, aún sospechaba que él fuese aún el humeante ex suegro –un autócrata exasperado por mi impertinencia- sólo en esperas para castigarme. Por el contrario, para mi sorpresa, me pareció agradable y amigable, tal y como podía ser cuando quería –aunque en mi corazón sólo podía pensar en el cerdo asesino que él era. Por nueva vez, me vi lleno de culpa por mi relación con este hombre. Las primeras palabras que salieron de su boca fueron, “Porfirio, no te alejes de mi lado.” Pude ver las sonrisas desaparecer de las caras de sus ayudas, sabiendo que no verían ni disfrutarían la vida nocturna Parisina ahora que yo estaba en la escena. “Déjame deshacerme de esta gente,” me susurró. “Quiero que me usted me muestre todo. ¿Entiende lo que le digo? Todo.” El sabía acerca de la vida nocturna Parisina lo mismo que un galgo acerca de la combustión interna.


¿Playboy, Gigoló O Espía? Para mí, eso significaba todos los lugares más elegantes, cualquier sitio sin arroz y habichuelas. Por alguna razón, la Torre Eiffel le interesaba más que nada, así que lo lleve a la plataforma en el tope. Allí, él conoció a una chica vendedora de postales quien era fresca, encantadora y un poco vulgar en su minifalda y perfume barato. Trujillo pudo haber cortejado a numerosas mujeres reconocidas de la alta sociedad durante su estadía en París, pero estaba absolutamente encantado por esta muy joven mujer –prácticamente una niña. El repetía: “Esta chica Parisina en la cúspide más alta de París es formidable,” queriendo decir, claro está, que quería tener sexo con ella ahí mismo. El solicitó mi ayuda y yo le agradecí. Aparentemente, la idea de tener sexo crudo con esta chica, justo afuera, con el peligro agregado de ser descubiertos, era realmente estimulante para él. Conociendo la Torre lo bien que la conocía, yo sabía que el lugar más seguro era el tope. El segundo nivel está a aproximadamente 115 metros de altura –altura aproximada de un edificio de 30 niveles. Desde allí, uno puede tomar uno de los tres ascensores hasta la cúspide, la cual está a unos 250 metros de altura, cerca de 75 pisos. El segundo nivel estaba realmente lleno, pero en la cúspide, hay ocasiones en que no hay nadie. La vista, como podrá imaginar, es espectacular –una maravillosa vista 360 grados de todo París. Luego de hacer la obligada introducción, la joven chica sonreía sólo sonreía y Trujillo actuaba como un perro en calor, casi sin respiración por la anticipación mientras yo los dejaba a ambos en el elevador hacia arriba. A su regreso del segundo piso, cerca de 20 minutos después, la chica estaba desarreglada, su cabello enmarañado, su blusa retorcida mientras la reintroducía en su falda. La relación obviamente había sido consumada; tal vez no


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa sin un poco de brutalidad. Ella no sonrió, él resplandecía como un chacal luego de la matanza, saciado, con el estómago a punto de explotar. No estoy orgulloso de lo que hice. Todo lo que podía pensar era sobre aquellas jóvenes niñas que habían desaparecido en mi país. Luego de eso, fui nombrado la Persona a Cargo de los Asuntos de la República Dominicana en París. Me parece que al tirano se le estaban acabando los títulos para mí en aquella época. Luego de concederme el nuevo cargo, prontamente envió a casa a todo sus seguidores, incluyendo a ministros, generales, y secretarias y se fue a Bourboule, acompañado sólo por su doctor y el Coronel MacLaughlin. Allí, disfrutamos del lujo en un spa, pero Trujillo pronto se aburrió. Luego pidió visitar Biarritz, dónde quedó muy impresionado con el Hotel Du Paláis. Incluso pidió ver los planos, con la intención de construir un lugar similar en Santo Domingo. De hecho, el Presidente parecía querer, de alguna manera, hacer una réplica de medio París en Santo Domingo. Particularmente, Jimmy’s le gustó mucho. “Necesitamos un Jimmy’s en Santo Domingo”, dijo. “Sólo que necesita tener cuatro orquestas, no sólo una, y necesitamos jardines y una entrada a la playa.” Luego ordenó que su yate, el Ramfis, fuese al Mediterráneo. A bordo, él planeó una excursión para nosotros hacia Egipto. “Porfirio, será su trabajo el dirigir este viaje,” me dijo. Okay. Primera parada, Cannes. Trujillo estaba fuera de sí – mujeres por doquier, un flujo incesante de champaña, un cálido y suave sol, y aguas tan azules como las de nuestra patria. Para él, era el paraíso. Una mañana, mientras cruzábamos el Mediterráneo rumbo


¿Playboy, Gigoló O Espía? a nuestra próxima parada, un tripulante le dio a Trujillo el periódico del día. El titular decía simplemente, “Movilización General”. En menos de un minuto, la expresión del Presidente cambió por completo; se habían ido la sonrisa relajada y la respiración ligera. El saltó sobre sus pies y exclamó: “¡Es guerra! Debemos retornar inmediatamente a Santo Domingo.” Una vez el barco regresó, Trujillo me ordenó que me quedara con su esposa y sus dos hijos, diciéndome que regresaría a casa sólo e inmediatamente mandaría a buscar a su familia. ¿Qué lo había asustado así? Tal vez pensó que la guerra debilitaría su poder. Luego, acompañé a la familia de Trujillo a Havre, de donde partieron a casa a salvo. Esos días iniciales en París parecían como un juego. A pesar de los reportes diarios y todos los discursos, nadie parecía creer la inminencia de un conflicto violento. Comencé a preocuparme más por Hitler que por las atrocidades en casa. Hitler invadió Moravia y Eslovaquia y había renunciado al pacto con Polonia de no agresión y a un acuerdo naval con Inglaterra. Todos debieron haberse preparado. Alemania también se retiró de una alianza de 10 años con Italia y un pacto de no agresión con la Unión Soviética. Inglaterra estaba construyendo estaciones de radar para debilitar los ataques enemigos y lanzando grandes globos climáticos como berreras contra las naves aéreas. Inglaterra se estaba preparando. Francia no lo hizo. Los Franceses indiferentemente pensaron que estábamos en un período de movilización en el que todos estarían contando tropas, armas, restaurando factorías, y preparando


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa tanques –y quien tuviera más en papel, ganaría la guerra. En adición a esto, ya que los países capitalistas eran más fuertes y ricos que el Tercer Reich, muy pronto podríamos considerarnos los ganadores, pensaron ellos. Después de Mayo del 1940, no volveríamos a sentirnos igual. Yo estaba atrapado en el éxodo, primero a Tours, luego a Bordeaux. Nuestros carros estaban llenos de empleados y archivos. Yo empecé cubriendo sólo 20 kilómetros los primeros dos días porque estábamos viajando por las carreteras principales. Yo no soy muy sensible durante los momentos de drama y era imposible para mí el no demostrar mucha emoción hacia este país que yo amaba, el país que había ganado la Primera Guerra Mundial. ¿Sería esta la Segunda? Los Franceses definitivamente no estaban preparados –yo diría, estaban casi inconscientes de lo que venía, no sólo debido a la estructura política sino también por su propia naturaleza. Lo impresionante sobre este éxodo en Junio el 1940 era la impotencia de esta gran nación para trabajar colectivamente durante este desastre. Nada estaba preparado, particularmente los corazones y las mentes de la gente. Lo individual y la sociedad habían sido estirados hasta el límite. Su rendición fue uno de los períodos más tristes de mi vida. Yo sabía que había personas esperando por mí en Biarritz. Oficialmente, la Delegación Dominicana debió haber ocupado un castillo cerca de San Emilio, así que fui allí y encontré varios refugiados. Yo estaba en San Jean de Luz cuando vi las tropas Alemanas por primera vez. Había una columna de jóvenes hombres rubios con mejillas rosadas. Cantaban mientras marchaban.


¿Playboy, Gigoló O Espía? Parecía el fin del mundo. Francia había sido ocupada, y sin disparar un solo tiro, por lo que podía ver. Era el fin. Aun podías beber, pero no te podías embriagar. La risa de las mujeres parecía forzada o casi histérica. Los Franceses se acostumbraron a la derrota muy rápido. En 1940, la ocupación Alemana en París trajo la creación del Gobierno Vichy: hombres Franceses simpatizantes con los Nazis, o al menos demasiado temerosos como para luchar contra ellos. Como resultado, la Cámara del Senado tuvo que mudarse junto a los cuerpos diplomáticos de la capital. Yo regresé a París y luego a Vichy. Paris, Vichy, Vichy a París, este era mi itinerario durante el otoño de 1940. La Mome fue conmigo. Durante este tiempo, un amigo me invitó a un coctel. Yo era aún un diplomático y tenía mi propio carro y cuando llegaba la hora de irnos, otro amigo se me acercó y me presentó a una bella joven de nombre Danielle Darrieux, quién me preguntó si podía llevarla a casa. Claro, respondí rápidamente. “Ten cuido”, le susurró un amigo mío. “Este hombre es peligroso”. “¿De verdad? Dijo ella, con una sonrisa irónica. Ella me dio su dirección y por coincidencia, su casa estaba al lado de la mía, a pesar de nunca haberla visto antes de esa fiesta. Simplemente la llevé a casa y la encaminé a su puerta, y nos despedimos. Recuerdo no haberme sentido particularmente impactado por ella, fuera de eso ella era realmente atractiva –yo no tenía idea de que ella era una actriz. Un tiempo después, en L’aigion, yo estaba sentado en una mesa no muy lejos de ella. Me habían dicho que ella estaba


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa divorciándose, pero estaba sentada con su esposo. Sin siquiera saber una simple frase sobre su relación, podía ver por qué querría ella divorciarse de él. El era un hombre enojado con cara de enojo. Sus cejas estaban caídas de forma tal que la piel de sus pómulos cerraba sus ojos tanto, él parecía casi un cíclope. Tal vez estaban discutiendo, pero ella se notaba muy molesta, e incluso radiante. Por una razón desconocida, bajo ese contexto supongo, algo se despertó en mí. No fue nada como amor a primera vista; era más como que la primavera acababa de llegar. Pienso que, cuando ella dirigió su mirada hacia mí, como si él no existiera, por la expresión en su cara, ella también sintió lo mismo. Unos cuantos días después, un amigo me llamó. “¿Quieres ir a cenar a Maxim’s esta noche? Danielle estará allí.” Cenamos juntos aquella noche y luego nos fuimos a bailar a una boîte. Bebimos champaña y hablamos hasta tarde en la noche, y luego la llevé a casa. Mientras estábamos paraos delante de su puerta, ella dijo: “Porfirio, quiero que sepas que esto es serio”. También para mí, respondí. Esa noche supe que me casaría con esta mujer. Habría mi regular champaña y ostras, seguidos por apasionados actos de amor, seguidos por omelets nocturnas. Un tenedor saldría para hacer contacto con un plato y dos pares de labios que habrían de chuparse mutuamente, luego en el asa de las tazas de café, luego en la nuca, y la pasión habría de alzarse de nuevo como el Fénix. Nunca le he hablado a nadie sobre mis amantes hasta estas memorias. Debo decir que, aparte de sus impactantes rasgos faciales ella tenía una linda modesta figura con piel tan suave


¿Playboy, Gigoló O Espía? como terciopelo. Mi empleo de diplomático estaba en Vichy, pero mi ‘trabajo’ estaba en París. Pasé más tiempo en la zona ocupada que en la zona libre y todo parecía ir bien hasta ese día de Diciembre. Entonces el mundo realmente cambió. Fue en Diciembre 7 del 1941, y los Japoneses atacaron Pearl Harbor con una ferocidad que el mundo jamás había presenciado. Era evidente que América no se mantendría fuera de la guerra. Supe de inmediato que Santo Domingo seguiría a Washington, y yo debía tomar ciertas precauciones. My días de viajes sin restricción se habían acabado. París quedó prohibido, así que le propuse a Danielle que nos mudáramos.

Rubirosa y la Delegación Dominicana se mudaron a un edificio en Biarritz. La guerra aterrorizó a La Mome, así que ella huyó con su esposo a tierras más seguras en España, y Rubi se quedó para jugar y viajar libremente entre Vichy y París. Luego, en 1941, Rubi, no acostumbrado a trabajar más de una hora a la semana, no obstante estaba en la oficina de la Delegación en París, no en Vichy donde estaba la embajada, cuando los periódicos Franceses declararon: Alemania Declara la Guerra a Los Estados Unidos. La Segunda Guerra Mundial había comenzado oficialmente. Tal y como lo predijo Rubi, la República Dominicana prontamente se unió a los Aliados lo cual técnicamente convertía a Rubi en un representante de un país ‘beligerante’. Todo era simbólico por Trujillo. El se unió a los Aliados mientras sus políticas anticomunistas ganaban el favor de los Estados Unidos.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Rubi no podo regresar de París, así que llamó a un amigo Alemán para que utilizara sus conexiones para conseguir una autorización para viajar de regreso. Su amigo consideró que era posible y le dijo que fuera a la oficina inmediatamente. Sin embargo, cuando Rubi llegó, se sorprendió al oír a su amigo cuestionándole replicantemente. “¿Qué has hecho?” le preguntó. “¿Yo? Nada. ¿De qué estás hablando?” Rubi respondió. De pronto, cuando su amigo y otro Alemán se refirieron a él como Sr. Rubirosa, Rubi se percató de que el tono de la conversación estaba yendo en una dirección inesperada. “Estoy confundido, Sr. Rubirosa. Yo quería ayudarle, interceder por usted, pero hemos descubierto que usted tiene una orden de arresto. He recibido órdenes de detenerlo”, dijo el Alemán. Continuando: “Sin embargo, ya que somos amigos, no lo voy a arrestar, pero voy a necesitar su pasaporte. Vaya a la Embajada Alemana y pregunte por el Sr. Von Kraft. Él le explicará todo este asunto.” Una vez en presencia del Sr. Von Kraft, un hombre con una cara tan dura como el clavo de un ataúd, Rubi fue regañado y amenazado fuertemente por el oficial de la embajada estilo Gestapo. “¡Su débil país se atrevió a declararle la guerra al Gran Reich! Su Presidente Trujillo insultó al Fehrer en un discurso. ¿Usted se da cuenta de que está en jurisdicción Alemana? ¡Considérese un prisionero!” gritó Von Kraft. “Usted será enviado al Hotel Claridge con un guardia y será intercambiado por la vía del Ministro Alemán en Santo Domingo.” Era desconocido para Rubi, que Trujillo había insultado a Hitler al declarar su alianza con los Aliados. Rubi intentó razonar con Von Kraft, diciéndole que había un Ministro


¿Playboy, Gigoló O Espía? Dominicano en Berlín. La confusión reinaba en el silencio entre ellos como una pesada cortina hasta que Rubi se movió a la seguridad de otro tema. “Si alguien debe ser intercambiado, debe ser él, no yo. Yo sólo soy un diplomático en Vichy. Yo sólo estaba en París por accidente.” “¿Un accidente? El Alemán le pregunto con una maligna carcajada. “Si. Un accidente de amor. ¡Sólo vine a París a ver a la mujer que amo!” El Alemán se rió a carcajadas y tal vez suavizó un poco, respondiendo: “Está bien, Sr. Rubirosa. Si usted me promete que no va a tratar de escapar, que no huirá, yo le permitiré permanecer bajo arresto domiciliario”. La noche siguiente, Rubi y Danielle visitaron el Restaurant L’aigion, un lugar de comida que era tan popular entre los oficiales Alemanes como los Franceses. Un violinista gitano tocó para los dos amantes y varios oficiales de la Gestapo estaban sentados estoicamente en las cercanías. Rubi estaba bebiendo mucho, celebrando su “libertad” lanzando una copa vacía sobre su hombre, rompiéndolas en la chimenea. Él y Danielle estaban siendo escandalosos y llamativos, lo cual incitó a los oficiales de la Gestapo, particularmente siendo ella Francesa y él un Latino oscuro. Tres semanas después de mi visita a Mr. Von Kraft, fuimos al L’aigion. Me encantaba el gitano violinista llamado Yoska Memeth. Para nosotros, él era simplemente Yoska. Yo era bien conocido en la vida nocturna, pero Danielle era una “celebridad”, una estrella. Toda Francia cantaba sobre ella. En las calles, la gente la reconocía y sonreía, o saludaban, o pedían su autógrafo. Ella siempre los concedía


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa con una sonrisa y una vuelta a su cabello, alcanzando el aire, extendiéndose, como señalando al fanático que buscase lápiz y papel. Esta noche no fue la excepción. Había una multitud afuera del L’aigion, y ellos sonreían y gritaban mientras Danielle entraba. La orquesta ya estaba tocando y Yoska se esforzaba por mostrarnos su gran talento. En una mesa cercana, tres hombres Alemanes estaban sentados, vestidos con ropas civiles, pero tenían el aire de la Gestapo: serios, paranoicos, y peligrosos. Más allá, en otra mesa, estaba un alto oficial de Wehrmact, tal vez un general. Yoska vino caminando hacia nosotros mientras tocaba su violín. Para este momento, yo estaba bebiendo mi tercera roda de vodka Ruso, al estilo Ruso, rompiendo las copas en la chimenea tirándolas por encima de mi hombro. Podía observar que esto estaba creando tensión en la atmósfera, como las primeras piedrecillas que se precipitan antes de la avalancha –pero no me importaba. Uno de los civiles Alemanes fue el primero en reaccionar. El estaba seguramente enojado, no sólo por mí, sino porque en 1942, y conquistador Alemán no podía estar a solas con una bella mujer Francesa. De repente, el hombre se puso de pié y lanzó su vaso de cerveza hacia mí. Esto era un insulto terrible e incluso sabiendo cuáles podrían ser las consecuencias, no me pude resistir, y en mi enojo, me abalancé hacia él, pegándole en la cara. El cayó en la mesa, y luego sus dos amigos se pusieron de pié y me agarraron. Yo estaba atrapado. Fue entonces cuando el General intervino, tal vez para salvarme la vida. Nos separó y luego habló a los dos civiles en Alemán, mientras me hablaba a mí en Francés. Me dijo, “Entiendo por qué habría usted de hacer esto, pero usted no sabe con quién se está metiendo. Debe irse ahora


¿Playboy, Gigoló O Espía? mismo, ahora mismo.” El restaurante estaba en silencio. El pública, los meseros, los músicos, todos estaban petrificados. Dándonos cuenta de nuestra suerte, tomé a Danielle, y salimos corriendo por la puerta. Cada vez que Yoska contaba esta historia, siempre decía, “Sr. Rubirosa, fue Dios que puso a ese oficial Alemán allí porque, de otro modo, usted no estaría vivo.”

Por extraña coincidencia, al día siguiente, Von Kraft llamó a Rubi al edificio Wilhelonstrasse y le fue informado que sería enviado a una ciudad llamada Bad-Nauheim, lugar de una campo de concentración para diplomáticos. Una vez internado allí, Rubi habría de conocer delegados de todo el mundo, todos prisioneros. Toda la Delegación de la República Dominicana estaba allí. Durante el largo viaje en autobús, Rubi se deprimió mucho. Su libertad estaba siendo realmente quitada y le preocupaba lo que pasaría con Danielle. Fue la primera vez que pudiera recordar estar deprimido – frustrado tal vez, pensativo, pero no deprimido- por la pérdida de una mujer, al menos temporalmente. Estaba lloviendo, una neblina insidiosa comenzó a penetrar las mojadas calles mientras el autobús andaba su camino hacia el campamento. Una mirada de profunda consternación se adentro en el rostro de Rubi. Él presionó s mano contra la ventana y limpió la condensación, tratando de obtener una idea de a dónde se dirigían. Estaba preparado para lo peor: una visión de alambre de púas estirados a lo largo de postes de teléfono haciendo de postes de una cerca de 30 pies de altura. Existía la posibilidad, pensó, de que jamás vería a Danielle.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa En adición a esto, los prospectos de compartir una habitación y camarotes con extraños por un indeterminado período de tiempo, lo hacía deprimir. Estaba destinado a ser un campo de concentración, pero resultó, con la inevitable fortuna de Rubi, ser un ambiente muy sociable, con limitados guardias. Hombres y mujeres compartían varias habitaciones, no celdas; y todos pasaban el tiempo jugando a las cartas y escuchando música. Incluso hasta bailaban, lo cual ayudó a mantener a Rubi ocupado, pero no feliz. Él vio poco a la Delegación Dominicana y en vez fue alojado con extraños. El dijo, “Cuando uno está enamorado, no se puede simplemente engañar al tiempo, sin vivirlo.” Bad-Nauheim era una ciudad “termal” (fuentes cálidas naturales). La gente venía de toda Europa para curar sus enfermedades cardíacas. Desafortunadamente, la ciudad no tuvo tal efecto en el mal de mi corazón. Mientras estuve bajo arresto domiciliario, era común que las personas (amigos, amantes y familiares), enviaran simples postales, porque los guardias no habrían de abrir nuestra correspondencia. Yo esperaba ansiosamente la llamada del correo todos los días. Era mi única diversión real. Mis nuevas amistades no eran de ayuda. Uno de ellos me dijo que yo era una vergüenza a la palabra depresión y otro dijo: “No te preocupes, estarás de rodillas de nuevo en poco tiempo.” En el pequeño espacio de una tarjeta postal, no sólo tenía que leer entre líneas sino entre las palabras y descubrir los secretos de amor, la canción del corazón en las noches solitarias, o las quejas del amor lejano. No obstante, estas cartas diarias levantaban mi espíritu, al menos por algunas horas. Hasta que esa pequeña carta no llegaba cada día, yo


¿Playboy, Gigoló O Espía? arrastraba mi persona amargada por los corredores. Entonces, cuando llegaba, volvía a la vida. Luego de varias semanas, yo empecé a hacer amistad con algunas personas, y saltaba a las habitaciones del primer nivel en donde estaban mis colegas y nos emborrachábamos de vino blanco, el cual podíamos obtener a través de uno de los sirvientes que tenía un interés en algunas de las asistentes de la Delegación Dominicana. Hubo un momento, en el que comencé a pensar seriamente en escaparme. Cada vez que encendía la radio, escuchábamos las transmisiones japonesas fanfarroneando por haber ganado batallas contra los Americanos, y escuchamos las canciones triunfantes de los Alemanes quienes estaban avanzando hacia Rusia. No soy un buen estratega, empero; me decía a mi mismo que si Londres se mantenía a flote y si los Estados Unidos permanecían a salvo, entonces la guerra aún no había comenzado realmente. (El año era 1942). Sin embargo, si pensé que estar encarcelado habría de durar un tiempo, y la separación de Danielle era insoportable. No me había sentido tan perdido desde que se inventó la miseria.

Luego de cinco meses de encarcelamiento, Rubi fue puesto en libertad. Reconociendo a Danielle como la más popular estrella de cine Francesas, y la “novia” de Rubi, se decidió que se habría de hacer un intercambio con otros Diplomáticos Latinoamericanos. Se rumoraba que Danielle era simpatizante. En aquel tiempo, los Nazis querían que los actores Franceses visitaran los estudios en Berlín y Münich, tal vez para hacer películas de propaganda, así que los Alemanes decidieron que la Delegación estaría incompleta sin ella y la invitaron, junto a Rubi, a vivir en un hotel en Berlín por tres meses.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Rubi había sido salvado por una mujer, lo cual establecería un patrón para el resto de su vida. El había llegado más allá de la angustia –“un arado del alma”, como lo llamaba él – pero otros consideraban que él se lo merecía. Ya no estábamos en un estado de ansiedad. La abundancia vista a través de las ventanas de las tiendas, las brillantes luces eléctricas sin “apagones”, sin ventanas azules, sin bombillos opacos. Gentes por doquier con rostros felices; era contagioso. Yo pasé mis primeros dos o tres días sin haber tenido la impresión de estar caminando sobre el aire. Era como si hubiese estado flotando, confundido, bajo un hechizo. Danielle tuvo que ir a Vichy pero hablamos por teléfono, hablamos en la frontera, por encima de las paredes que habían convertido a Europa en un calabozo, por encima de la armada de soldados y la policía; hablamos de nuestro amor mutuo. Nos casamos tan pronto yo llegué a Vichy, sin publicidad, y pasamos nuestra luna de miel en Portugal donde Danielle fue recibida como una reina; incluso organizaron un corrida de toros en su honor. Había una orquesta completa en los estrados y mientras tomábamos nuestros asientos, todo el estadio se levantó a aplaudir, con la notable excepción del Embajador Alemán. El día siguiente, los estudiantes de la Universidad de Santarém lanzaron sus capas a sus pies y aplaudieron en todo momento, Danielle se mantuvo muy modesta. A su regreso a Vichy, los dos se retiraron temporalmente a la Propiedad de Danielle en Ile de Francia. Sin embargo, la tranquilidad no duró mucho tiempo. Una mañana en Noviembre del 1942, los Alemanes irrumpieron en Vichy y se hizo crecientemente difícil, sino


¿Playboy, Gigoló O Espía? imposible, para Rubi enviar correspondencia a Santo Domingo. La atmósfera se hizo insoportable y así Rubi decidió poner cierta distancia entre los Alemanes, él, y su nueva esposa. Empacaron rápidamente, sólo tomando lo necesario, la mayor parte de ello en dos maletas de cuero y en mochilas. Rubi estaba en su mejor faceta de aventurero, tomando el mando, actuando con decisión, y disfrutando lo que habría de ser la próxima movida. Pero Danielle era una mujer pequeña, y también se movía con un aire de abandono. Ella arregló la casa –sin temor- un soldado descalzo siendo llevado a la batalla psicológica por generales invisibles. Ellos rentaron un chalet en Megeve, más que nada porque Rubi podía esquiar allí (estaba cerca de Suiza); él también tenía muchos amigos allí. También allí había mucho movimiento, pero por los Italianos, no los Alemanes, así que la atmósfera era completamente diferente, no tan abrasiva. Poco después de llegar, Rubi y Danielle se encontraron viviendo en una residencia con guardias. La República Dominicana había roto sus relaciones con el gobierno


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa de Vichy y Rubi tenía poco estatus. Sin embargo, el obtuvo permiso para quedarse en su Chalet en Megevian con la 5 Pronto la Gestapo Alemana estaría condición de que se persiguiendo a Rubi. presentase cada mañana ante el gendarme. Ese mes, empezó a crecer la simpatía por la resistencia y se organizó una colecta de dinero para los maquis (resistencia). Rubi participó y cuando el capitán Italiano se enteró, lo mandó a buscar. “Sr. Rubirosa, escuché que usted está participado en una recolección de dinero para los maquis. Si usted continúa con este jueguito, podría costarle… “ Se detuvo ahí. “Una palaba es suficiente para el sabio.” Rubi no respondió, pero asintió con la cabeza. El pudo haber indicado con el movimiento, que comprendió, pero Rubi continuó, incluso hasta el punto de que estaba dictando las operaciones a un creciente números de patrocinadores de la resistencia mientras los pueblerinos continuaban organizándose. Los Alemanes no estaban contentos. Había un centro de representación de la Gestapo en Megeve y otro en Austria dirigidos por un hombre simplemente conocido como Otto, un Goliat de aspecto feroz de casi 6 pies y 5 pulgadas, con una cabeza calva y tan grande como un calabaza. Un grueso bigote rubio caía sobre los lados de su boca hasta pasar su barbilla. Él era un némesis formidable quién era un esquiador excelente, estaba tan familiarizado con las montañas como una manada de lobos, y hablaba Francés así como también otras lenguas. Él había atacado al maquis en su propio juego y había hecho ataques exitosos a sus dirigentes.


¿Playboy, Gigoló O Espía? Una tarde, un grupo de la resistencia se reunió en la casa de Rubi, contándole que querían atacar a Otto cuando saliera de su casa en Megeve, pero Rubi intervino, advirtiéndoles que habría represalias contra todo el mundo. “En vez”, les dijo, “embósquenlo en el camino. El es astuto y peligroso, así que asegúrense de que se lleven varios hombres y por lo menos un franco tirador.” Los líderes del Maquis se fueron y durante los días siguientes, trataron de emboscar a Otto en el camino, sin éxito. Eventualmente, dos hombres bajaron de las montañas. Estos eran el tipo de hombres que no se preocupaba por represalias. Por el contrario, las represalias incitarían el odio de los pueblerinos, lo cual llevaba a más de ellos a unirse a la causa del maquis. Los dos hombres fueron directamente a la casa de Otto, lo confrontaron en su propia puerta, e inmediatamente le dispararon en ambos ojos. El eco de los disparos había apenas terminado cuando todos los hombres en Megeve huyeron a las montañas. Sólo yo me quedé, no por valentía, sino porque como Diplomático Dominicano, no tenía permitido escapar. Sin embargo, algo curioso sucedió –los Alemanes no actuaron inmediatamente. Varias semanas después y aún nada. Poco a poco, todos comenzaron a regresar al pueblo, pensando que el peligro había pasado. Naturalmente, fue entonces cuando los camiones llenos de soldados Alemanes empezaron a llegar, primero bloqueando las entradas y las salidas del pueblo. No hay honor en entrar en la cadena alimenticia, así que nos mantuvimos silentes mientras los armados soldados con cascos de púas saltaban desde la cama de los camiones, con bayonetas fijas en sus rifles. Danielle dijo que sintió como si un enjambre de mariposas negras estuviesen revoloteando en


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa su estómago, empero, como siempre se mantuvo estoica. Se vociferaron órdenes mientras varios hombres enlistados de alto rango le ordenaban y señalaban a la gente que se organizara en varias filas. Los aldeanos Judíos fueron los primeros. Nos enteramos luego, que habían sido llevados a Montluc, la prisión en Lyon, y de allí, habían sido deportados Dios sabe a dónde. Ahora estábamos siendo ocupados por los Italianos y los Alemanes. Un día, me encontré con la esposo de Otto en el pueblo. Ella me saludó con un giro de su cabeza. Yo comprendí y la seguí en silencio, haciéndome el tonto. Cuando estuvimos a solas, me dijo: “Ten cuidado, Rubi. Justo antes de morir, mi esposo me dijo que la Gestapo de Chamonix estaba convencida de que tú eras parte del servicio de inteligencia. Te están vigilando de cerca. Te tienen con soga corta. Un día van a venir con sus armas y estarás atrapado. Debes salir de Megeve inmediatamente.” Su advertencia me salvó la vida. Al día siguiente, le conté a mi compañero de esquiar, Jean Pierre, sobre el problema y que tenía que escapar de Megeve. Le dije que necesitaba cómplices que me ayudaran. El resolvió mis problemas de transporte proveyéndome con un vehículo que uno de sus amigos habría de conducir. Su nombre era Ralph y coincidencialmente era un conductor de carreras de autos. Qué buen amigo era Pierre. No sólo obtuvo un auto y conductor experto, pero preparó un lugar de escondite para Danielle y para mí en París y documentos falsos para nosotros con los nombres Peter Richard y Georgette Allais. Incluso procuró un disfraz para Danielle. Le tomaron sus fotos de sus documento con un par de enormes lentes y vistiendo un extraño sombrero.


¿Playboy, Gigoló O Espía? El mejor escondite en París estaba en la Avenida Commandant Carcot, en Neuilly. En realidad, era más bien una puerta revolvente donde los miembros de la alambrada (aquellos en la fuga) daban a parar, armados hasta los dientes, lo cual preocupaba a Danielle constantemente. Ralph, el conductor, estaba allí como también lo estaba Jean Wimille y Pierre Legonie. Las conversaciones eran siempre acerca de ayudar a otros, ciertas operaciones, y muchos sabotajes. Un día, de regreso a nuestro apartamento, el manager me informó que la policía Alemana había venido buscándome. Danielle y yo estábamos obviamente disgustados con este resultado. Danielle dijo, “Si nos quedamos aquí, entonces algo malo va a sucedernos. Yo tengo una pequeña granja en Ile-de-France en Septuil. Está a aproximadamente 60 kilómetros de París. Estaremos más a salvo allí.” Entonces, nos fuimos a vivir allí durante lo que resultó ser los últimos pocos meses de la ocupación. Yo me convertí, entre otras cosas, en un granjero. Compré una vaca y aprendí a ordeñarla para poder tener leche y mantequilla. Compramos dos cerdos para jamón y seis ovejas para tener piernas de cordero. Ocasionalmente, amigos nos visitaban, compartíamos coñac, y dejaban armas con nosotros guardadas. Una tarde mientras ordeñaba la vaca, la nieta de uno de los oficiales de Courgent llegó, sin aliento. “Señor”, dijo, “hay hombres de la milicia en la casa de mi padre; gente de uniforme con armas. Están buscando la casa de Danielle Darrieux. Mi padre me hizo salir del jardín y venir aquí a advertirles.” Supe inmediatamente a lo que se refería. Unos días antes,


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa un artículo perfectamente repugnante había sido publicado en el periódico local. Yo había sido denunciado como sirviente a los plutócratas Judeo-Marxistas. El artículo también resaltaba que yo estaba viviendo con Danielle y el valiente, anónimo autor de la publicación se estaba preguntando por qué yo no estaba tras las rejas. Yo llamé a Danielle y saltamos sobre nuestras bicicletas, pedaleando hacia el camino que conducía a una pequeña montaña cubierta de árboles, la cual estaba detrás de una casa. Desde allí, podíamos espiar a los camiones que llegaban llenos de soldados y uniformes azul marino, eran hombres de la milicia. Podíamos ver la casa de Danielle claramente y luego a la sirvienta saliendo. Yo le había dado instrucciones. Lugo de algunos momentos de conversación, ellos se fueron. Yo no sabía si podíamos confiar completamente en la sirvienta, así que Danielle y yo pasamos los subsiguientes días en el establo de un amigo. Después de eso, con la excepción del ocasional bombero Británico siendo atacado por los Alemanes, uno de los cuales cayó a solo 400 yardas de la casas, las cosas se tranquilizaron. No obstante, nos enteramos d que todos los días los Alemanes se retiraban más lejos hacia el norte de Normandía, y que los Aliados habían aterrizado con fuerza. Entonces, una tarde, mientras estábamos en Nantes, conocimos a nuestro primer Americano. Fue en un café. Había un grupo de hombres visitantes quienes estaban hablando alto. Uno de ellos señaló a Danielle. “Danielle Darrieux”, dijo él con un acento, extendiendo el “eux”. Era un piloto Americano y nos empezamos a conocer rápidamente. Estaban deseosos de comida fresca y nosotros estábamos deseando productos Americanos, así que combinamos comida enlatada con vegetales frescos y


¿Playboy, Gigoló O Espía? celebramos nuestra primera noche de liberación. Los Aliados (Americanos) habían ciertamente llegado y la guerra terminaría muy pronto.

Luego, cuando París estuvo libre, la pareja retornó a la capital. La celebración fue corta, empero. Una vez más, se escucharía el resonar de disparos y explosiones. La guerra se terminó “oficialmente” en Agosto del 1944, pero eso no silenció los disparos. Una tarde de principios de Septiembre, Danielle y yo habíamos sido invitados a una fiesta en París. Nos acompañaron nuestros amigos, Bill Hearst y Vassilopoulos, un diplomático Griego, junto a su esposa, Edmee. A las dos de la mañana, estaba muy tranquilo afuera mientras todos nos montamos en el carro de Vassilopoulos para el viaje a casa en Neuilly. Tomamos el Boulevard Malsheres. Yo estaba sentado en el asiento de atrás entre Danielle y un joven Suizo, un amigo de Vassilopoulos. Mientras avanzábamos lenta y silenciosamente bajo el boulevard, escuché un sonido familiar y luego Danielle dijo, “Hey, eso fue un disparo.” Vassilopoulos detuvo el vehículo casi por completo y luego se desató un infierno con el rat-atatta-tat de metralladoras –varias, supongo. Edmee gritó como un espíritu. Los disparos venían desde detrás de nosotros y a ella le habían disparado, pero no me percaté de eso en el momento. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Balas continuaron rompiendo la ventana trasera y mientras Danielle y yo instintivamente nos reclinamos, sentí un creciente dolor subir por mi espalda. Mi Dios, pensé, ¿Qué diablos está sucediendo? Cientos de pensamientos parecían precipitarse por mi mente simultáneamente. ¿Quiénes eran estas personas?


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa ¿Por qué nos estaban disparando? ¿Estoy bien?

¿Está bien Danielle?

Sentí como si me hubiesen apuñaleado con un tizo caliente de hierro. No obstante, miré a Edmee, quien estaba sangrando profusamente y aún gritaba. Vassilopoulos parecía estar bien y Danielle estaba estremecida a mi lado, temblando, pero no había sido herida. Vassilopoulos abrazó a su esposa y repetía, “No te mueras, Edmee. No te mueras.” No habían pasado más de 20 segundo. Mirando hacia atrás, pareció como una hora, y luego hubo silencio de nuevo. El dolor en mi espalda estaba empeorando. Yo abrí el cuello de mi camisa mientras mi cara y mis manos comenzaron a sudar profusamente y me dio nauseas. Danielle se levantó y puso sus brazos a mi alrededor, preguntándome si estaba bien. No quería alarmarla, así que sólo le dije, no me siento bien. En medio d toda la confusión, el Suizo saltó fuera del carro ileso y comenzó a gritar delirantemente, ¿Qué pasó con los derechos de la gente? ¿Dónde está la civilización y libertad? ¿Será posible que la gente pueda aún ser asesinada en las calles de París, incluso cuando la guerra terminó?” continuaba gritando y hablando. Yo me volteé hacia Danielle y le dije: Déjalo. No ganamos nada con gritar. Llévanos al hospital. Ella se puso en acción inmediatamente. ¿Estás bien? ¿Estás lastimado? Preguntó. Si, respondí. Pero creo que estoy herido (aunque veía nada de sangre). Para este momento, apenas podía respirar. Sentía como que algo inexplicable me abandonaba, sin duda era mi vida, o la poca alma que tenía. Sin embargo, en ese mismo instante,


¿Playboy, Gigoló O Espía? sentí una extraña descarga de poder, un salto de energía. Conociendo el área como la conocía, le grité a Vassilopoulos que nos llevara a Marmottan, el hospital de emergencias, una memoria distante de mi infancia, y cercano sector que yo conocía muy bien. Dándole direcciones, señalé y le dije: Dobla a la izquierda aquí, ahora a la derecha. Unos cuantos bloques más. En pocos momentos, entramos por las dos grandes puertas abatibles de acero inoxidable de la salsa de emergencia. Edmee estaba inclinada hacia delante y sin movimiento, en el asiento delantero. Los paramédicos rodearon el carro y abrieron todas las puertas. Primero, tomaron a Edmee en una camilla. Luego, yo trate de balancear mi pierna hasta afuera y ponerme de pie pero se debilitaron. Otro paramédico trajo una silla de ruedas y dos de ellos me levantaron –aún sin ninguna señal de sangre, pero un horrible dolor me apuñaleaba la espalda baja, cerca del riñón. Me llevaron en una habitación llena de soldados heridos. Danielle se mantuvo a mi lado sosteniendo mi mano. Me sentía tan mal por ella. Ella obviamente le temía a la muerte, pero trataba de ocultar sus emociones. Yo conocía este hospital. Era el más cercano, pero no era el mejor. La mitad de los doctores eran buenos, la otra mitad eran casi ineptos. Le dije a Danielle que llamara al Dr. Frank Bretano, uno de los más grandes cirujanos de París, quién me había operado cuando tuve apendicitis. Cuando ella encontró su número y él contestó (a las 3 a. m.) ella le gritó por el teléfono como si fuese culpa suya que estuviéramos todos allí. “Doctor, deben haber herido a Rubi varias veces –en los riñones, creo, pero hay muy poca sangre en su camisa,” ella le


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa dijo. “¿Puede él mover sus piernas?” “No sé. Supongo que sí. El no puede caminar.” Danielle colgó el teléfono y dijo, “él no va a venir. Él dice que es mejor que los doctores de aquí te vean. Tremendo cirujano!” añadió sarcásticamente. Mi herida fue tan seria que hasta un cirujano famoso rechazó el caso, por temor a no perder un paciente tan “famoso”. Aparentemente, cualquiera que fuese mi “celebridad”, no era suficiente para salvarme la vida. 6 Solo la primera de las muchas ocasiones en que Rubi burlaría a la muerte (con Daniel en un hospital de París)

Para ese momento, Esmee ya estaba en la sala de operaciones. Yo no sabía qué hacer. Sólo estábamos Danielle y yo, sentados, esperando en una habitación llena de convalecientes soldados heridos. Me pregunté cuántos de ellos tendrían heridas mucho peores que la mía. A medida que incrementaba el dolor, y el tiempo parecía estar en suspensión, yo encendí un cigarrillo para calmarme. Justo entonces una enfermera entró y me preguntó, “¿Qué está usted haciendo aquí?” Creo que tengo una bala en mi espalda, le respondí. “¿Y usted no dice nada?” dijo ella. “Voy a buscar a un


¿Playboy, Gigoló O Espía? doctor.” Y, con eso, desapareció. Buena idea, pensé. Cuando llegó el doctor, el me empujó hacia delante en la silla de ruedas y miró mi espalda. “Lleve a este hombre a cirugía inmediatamente”, exclamó con voz de pánico, lo cual no me dio a mí mucha tranquilidad. “Preparen la anestesia,” gritó al salir de la habitación. Andar por los largos pasillos grises en una camilla, miré hacia arriba a una bella enfermera y le pregunté: ¿Usted cree que voy a vivir? “Si, Cherie. No te preocupes,” dijo ella. En sólo segundos después de que ellos pusieran la máscara en mi cara, yo estaba dormido. Ni siquiera recuerdo haber cabeceado. No desperté hasta tarde ese mismo día. Me informaron que la operación duró aproximadamente tres horas. El día siguiente fui transferido a un hospital regular en Neuilly. Danielle no dejó mi lado los siguientes días, mientras yo yacía en una alberca de sudor continuo, delirios, alucinaciones. Yo no lo sabía, claro está, pero yo estaba luchando contra una seria infección. Edmee resultó estar en la habitación contigua a la mía. Su herida en el glúteo no era mortal. Yo tenía un hueco en mi espalda del tamaño de una taza de té. Cuando el internista entró finalmente a la habitación y yo le pregunté, medio despierto, si l creía que yo viviría, el dijo tranquilamente: “Si ene cinco días, ya no hay infección, usted vivirá. Si no, entonces probablemente no podremos hacer nada.” Así de simple. Cinco días. probablemente vivirá.

Si usted aún está vivo,

Sólo podía pensar en la clarividente Frau Ackerman quién yo había visitado en Berlín en 1936, casi ocho años ates. Ella me


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa había dicho que en dos años yo estaría divorciado y que en ocho, tendría un accidente serio en el que estarían envueltas armas de fuego. También recordé vívidamente que ella dijo que me recuperaría milagrosamente. Ella había acertado en todo. Varias semanas después, los bandidos habían sido identificados y arrestados –resultó que no eran gánster o Alemanes subversivos remanentes –hombres jóvenes que jugaban a la guerra, tratando de hacer algún tipo de declaración tardía, sin embargo, confundidos y peligrosos. Rubí permaneció en el hospital por un mes antes de que le dieran de alta. El había recibido tres disparos cerca de su riñón derecho y fue un milagro que sobreviviera. Los reportes y conjeturas de los medios ofrecían muchas otras, explicaciones más diabólicas para el ataque. En vez, había sido el ex esposo de Danielle quién había perpetrado el ataque, o habían sido Alemanes que aún estaban enojados con Rubi por haber sacado Judíos de Alemania secretamente durante la guerra. Nadad pudo ser probado. Años después, la historia se desarrolló aún más y se convirtió en un mito heroico de Rubi. Se reportó que inmediatamente luego de escuchar el disparo, Rubi salto hacia la izquierda y cubrió a Danielle con su cuerpo para protegerla y al hacerlo, fue herido.

Para cuando Rubi regresó a casa en París, un gobierno provisional había sido instituido con Charles de Gaulle como presidente. Rubi pensó que sería restablecido, pero se decidió que todos los diplomáticos que habían ido a Vichy no serían asignados a París, sin importar de dónde provinieran. Luego del accidente, Rubi y Danielle se mudaron a Septuil, a unas 30 millas a l oeste de París donde vivieron por los


¿Playboy, Gigoló O Espía? próximos tres años. Rubi continuó su rol de granjero caballero y poco después, Danielle volvió a trabajar en películas. Como resultado, se mudaron a Roma en donde residían en un hotel. Durante mucho tiempo, Rubí estaba esperanzado. Su vida juntos era apasionada y pacífica. Danielle fue la mujer que Rubi más amó. Sin embargo, eso no le impidió el añadir más aventuras a su leyenda. En una fiesta organizada por el playboy internacional Aly Khan ese año en la Riviera, una Argentina millonaria estaba coqueteando con Rubi en una mesa del castigo. Alguien le informó a su esposo y éste retó a Rubi a un duelo. Afortunadamente, la intervención de Ly (Aly Kahn) previno que el incidente se convirtiera en una tragedia. Parecía que cinco años eran el límite de Rubi. Si Danielle y Rubi se hubieran quedado en París, las cosas habrían sido diferentes. No obstante, Danielle se llenó de desilusión y nostalgia por Francia. Su matrimonio estaba a punto de empeorar. Como en una actuación extraordinaria, los aplausos eventualmente dieron paso al ruido del desarme del escenario y el cierre de las cortinas. Un día, estando en Roma, una escritora de la revista Harpers Bazaar vino a su habitación de hotel a entrevistar a Danielle. La escritora era una mujer llamada Doris Duke, quien era además la heredera de una fortuna Americana de la industria del Tabaco de $100 millones de dólares.


7 Bienvenido a la vida fรกcil. Rubi y Doris en El Marrueco.


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La Mujer Más Rica de América y El Hombre Del Millón.

La ambición de la mayoría a fortuna de $100 de los hombres es ganar millones de dólares de dinero. La mía es gastarlo. Doris Duke en aquella época equivale a varios -Porfirio Rubirosa billones en la actualidad. Su padre era James B. Duke, un magnate del tabaco, quien le dio su nombre a Duke Universisty y uno de los hombres más adinerados del país. Doris heredó la fortuna de su padre cuando ella tenía sólo 13 años. Desde ese momento en adelante, ella siempre estaba en los titulares. Ella había sido una corresponsal de la guerra, y luego, la dueña de un periódico italiano, RomeAmérica Daily. Mucho después, en 1988, a la edad de 76, ella continuó en los titulares al pagar la fianza para la ex Primera Dama Filipina, Imelda Marcos. De acuerdo con una biografía, La Muchacha más Rica del Mundo, de Stephanie Mansfield, “Los titulares no logran ni empezar a recontar una de las más interesantes y fascinante historias de nuestros tiempos. Independiente desde temprana edad, la relativamente atractiva y muy excéntrica heredera hizo un alto a la sociedad, mientras tanto dejaba una increíble vida de renegada con un apetito de aventura, una debilidad por la pasión, y una preferencia por la privacidad. Durante la guerra, ella estuvo empleada por el OSS (el precedente de la actual CIA). Una vez terminó la guerra, ella fue despedida y necesitó una razón para quedarse en Europa.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Estando en Roma, ella conoció a tres antiguos periodistas del Stars and Stripes (periódico de las Fuerzas Armadas), quienes tampoco deseaban regresar a casa. Doris, siempre emprendedora, los persuadió a los tres para que se unieran a ella en el lanzamiento de un tabloide en inglés, The Rome Daily American. Doris se asignó a sí misma el cargo de “editora de sociedad”. No pasó mucho tiempo, empero, antes de que la relación se dañara y ella retornó a París donde escribió artículos y columnas para Bureau INS (Servicio Internacional de Noticias).

Fue en el 1946 cuando Rubi y Doris se conocieron en la habitación de hotel en donde él y Danielle se estaban quedando. Rubi quedó inmediatamente impactado por el ‘je ne sais quoi Americano’ de Duke. Él la veía vivaz y excitante, en una manera que sólo las mujeres Americanas pueden ser y, claro está, ella era inteligente e intransigente, lo cual también le atraía, al menos por el reto. En mese, él cayó completamente rendido ante sus encantos. El tenía 37; ella 30. De acuerdo con el amigo de Polo de Rubi, Duke le envió un telegrama a Rubi luego de su encuentro, que decía: “Cuando termines con Danielle, llámame e iré”. Poco después, ella escribió de nuevo: “Llegaré de inmediato.” Los tres estábamos desayunando al día siguiente. Doris aparentaba ser jovial y estar llena de vida. Yo sabía que ella era la dueña del Rome Daily American, y que su padre era el presidente de la American Tabacco Company, pero más nada. Nunca se me ocurrió que me sentiría cautivado por ella en


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sólo unos pocos meses. Sentía que Danielle y yo éramos felices. Sin embargo, mirando hacia atrás en este escrito, me doy cuenta de que ella realmente era infeliz conmigo. No pasó mucho tiempo después de que conocí a Doris, que Danielle quiso una separación. Danielle se había convertido, entre otras cosas, en una gran actriz comediante, y estaba recibiendo todo tipo de ofertas de todo tipo de productores de Hollywood. Todos ellos querían ‘descubrirla’ y llevarla a California. Poco a poco, me vi forzado a dividir mi tiempo entre Roma y París, y a vivir dos vidas. A pesar de que había menos de 1,000 kilómetros entre nosotros, algo más que la ausencia se manifestaba. Es muy triste ver a tu otra mitad, tu eco, írsete de las manos. Yo aún la amaba. Al final, tuvimos una triste conversación final. Ella se enojó de que yo no fuera a Marruecos a donde ella estaba filmando y después, cuando nos reunimos en París, dijo que yo era un inútil. Me dí cuenta en el último diálogo desgarrador que tan sola la había hecho sentir, qué tan poco respeto le había mostrado. Pienso –no, estoy seguro- de que fue la primera vez que tuve un corazón 8 Doris Duke pagó $1,000,000.00 de roto, y yo era el culpable. dólares por Rubi


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Me entristeció aún más el hecho de que ella no estaba enojada conmigo, sólo se había rendido. Todo el encuentro me sorprendió, y fue la primera vez que recuerdo haber sentido que realmente había metido la pata y perdido algo muy, muy bueno. Una vez se va, se fue. No hay forma de devolver la excitación o el confort de compartir las almas; como una botella de champaña regada en la acera, no hay forma de pegar el amor de nuevo, y no hay forma de enmendar el corazón roto, a menos que con el tiempo. Una vez sentí el dolor, el vacío, me sentí incluso peor, sabiendo exactamente cómo se sentía ella. No sé cuál de los dos era peor.

A Pesar de su melancolía, con el paso del tiempo, Rubi eventualmente se recuperó y una vez más estaba destacándose en la vida nocturna. Esta vez, sin embargo, estaba bebiendo con abandono e incluso empezó a experimentar con morfina y su salud se vio afectada. Al menos temporalmente, se había hecho tan popular que no podía ir a los clubes sin ser reconocido. Pronto estaba ahogando sus penas no sólo en drogas y alcohol, sino también en una sucesión de amoríos. Cuando se rumoraba que él estaba en cierto hotel, en sólo horas, multitudes de mujeres se agrupaban afuera deseando al menos un vistazo al famoso Rubirosa. Eventualmente, Doris Duke entró a la vida de Rubi de nuevo: elegante, feliz, encantadora –lista para reavivar al acongojado amante. Pronto, Rubi se sentía vivo de nuevo. El abuso de substancias disminuyó y pronto volvió a estar en forma.


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Muy temprano, Doris había decidido casarse con Rubi, y obviamente el no pondría ninguna resistencia, pero ella no se percató de eso en aquel momento. Si fuere necesario, ella lo compraría de la misma manera que compró un Rembrandt. Ella negociaría inescrupulosamente, tal y como realizaba en todas sus transacciones de negocios, hasta que consiguiera lo que quería al menor precio posible. Se rumora que Doris le ofreció a Rubi un millón de dólares para que se divorciase de Danielle y de no ser así, le pagaría el millón a Danielle. Pudo haberle pagado a ambos, o tal vez Doris no precipitó en nada el rompimiento entre Rubi y Danielle, dependiendo en lo que se lea. De acuerdo a Too Rich: Los Secretos de la Familia de Doris Duke por Pony Duke y Jason Thomas, “En vez de entrevistar a la súper estrella, Doris negoció con Danielle por la compra de su esposo.” “Las palabras exactas que fueron intercambiadas entre las dos mujeres (mientras Rubi permanecía sentado en las cercanías, sobre una butaca Louis XV en silencio), han permanecido en secreto, pero Doris probó que ella realmente había heredado de Buck Duke la habilidad de negociar o conseguir lo que quería. “Doris señaló que de todos modos Rubi probablemente abandonaría a Danielle. Ella también resaltó el hecho de que la, una vez adorada actriz, era ahora una piraña en Francia y los fans ya no estarían dispuestos a pagar sus francos para ser entretenidos por una traidora. Estando su carrera arruinada, probablemente ella debería considerar el liquidar algunos de sus activos más costosos –de los cuales, Rubi era el más costoso. Las dos sofisticadas mujeres empezaron a negociar.” “Danielle sugirió que $5 millones parecía justo. Sin siquiera


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa respirar, Doris ofreció $1 millón, ni un sólo centavo más. Ella señaló que $1 millón en dólares Americanos era mucho dinero en la economía Francesa destrozada en la Post-guerra. “Todas las mujeres francesas son muy prácticas cuando se trata de dinero y Danielle no era la excepción. Ella aceptó el millón. Doris habría pagado más y estaba tan complacida con el acuerdo que le dio a Rubi unos $500,000 adicionales como un bono, el cual se reporta, él luego utilizó para comprar una plantación de café.” Según Danielle, “ya que Rubi no tenía ninguna intención de cambiar, no había otra opción que divorciarnos. Había esperado mucho tiempo para decirle estas cosas, hasta que me sentí segura de mí misma, segura de que podía vivir sin él, y segura de que no me sentiría tentada a correr a su lado de nuevo. “Ahora, puedo decir adiós.” ¿No es extraño? Algunas veces el hombre sólo tiene las de perder. Si corre tras el dinero, está loco por el dinero; si lo guarda, es un capitalista; si lo gasta, es un playboy; si no lo consigue, es un fracasado; si no trata de conseguirlo, le falta ambición. Si lo consigue sin trabajar, es un parásito; y si lo acumula después de toda una vida de trabajo duro, la gente lo llama un tonto que nunca consiguió nada de la vida.

Doris consideró que la constante sumisión de Rubi era inusual pero inmensamente encantadora y a cambio, lo baño de regalos. Rubi estaba dispuesto a ganarse su parte así que aparte del sexo, el también trató de igualar su generosidad dándole a ella regalos que eran tan buen gusto y eran tan cuidadosamente seleccionados como los regalos que ella le


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daba a él. La relación entre estas dos almas vivace eventualmente inspiraría titulares de periódico que incluso Doris jamás pensó serían posibles. Incluso el Departamento de Estado se involucró al declarar que estaban indignados con la selección de compañero de Doris. Ellos se negaron a permitirle la estadía en Europa y la amenazaron con cancelar su pasaporte. Ellos pensaban que ella estaba dañando el prestigio Americano al compartir en público con tales sospechosos personajes –especialmente, Porfirio Rubirosa. De acuerdo con los archivos del FBI, es más probable que el Departamento de Estado temiese que Rubi tendría acceso ilimitado a la caja fuerte de los Duke. Duke era la mujer más poderosa en América y ella controlaba grandes cantidades de fuentes energéticas, principalmente gas, petróleo, y electricidad. La compañía de su padre proveía la mayor parte de la energía eléctrica para vastas áreas en el Sur de los Estados Unidos, un área que coincidecialmete contenía algunas de las más grandes instalaciones militares del país, lo cual sólo agravaba la preocupación del Departamento de Estado. Ella poseía la mayor parte de Texaco con intereses en aluminio (la base de la creciente industria aérea). El Departamento de Estado temía que si Duke se casaba con Rubi y moría, Rubi heredaría su imperio, el cual obviamente bajo el control de la República Dominicana. La OSS estaba horrorizada. La Casa Blanca incluso discutió sobre qué hacer en las pocas horas antes de la boda. Algunos oficiales de la OSS consideraron seriamente asesinar a Rubirosa. Una nota del FBI obtenida por nosotros dice: “El reportado


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa matrimonio entre Porfirio Rubirosa y la heredera Doris Duke, en Septiembre 1 del 1947. Había sido revelado en París con anterioridad que Rubirosa había sido asignado como Embajador Dominicano en Argentina. “Con relación al matrimonio de Doris Duke y Rubirosa, se indicó que Rubirosa era el Encargado Honorífico de los asuntos de la República Dominicana, a pesar de no ser reconocido como tal por los Franceses por haber sido aceptable en algún momento, para el Régimen Vichy. Esto fue sólo el inicio del interés del FBI en la heredera y al playboy diplomático.

Antes de la boda, Rubi estaba de muy buen humor, bromeando con sus amigos y piropeando a Doris hasta que dos hombres en trajes oscuros, con expresiones serias, se presentaron. Uno de ellos le entregó a Rubi un gran sobre manila y le pidió que se sentara. Los dos hombres corpulentos se quedaron de pie detrás de Rubi con los brazos cruzados sobre sus pechos y fruncían el ceño hacia él, cada uno con un gran bulto en el costado de sus chaquetas. Ellos eran de la “firma de abogados” de Duke. Mientras todos a su alrededor festejaban el momento, tomando champaña, y Doris estaba estratégicamente de pié al otro lado de la habitación, Rubi abrió el sobre y leyó la primera página. El parecía estar en un estado de suspendida animación mientras leía el documento titulado: Acuerdo Prenupcial entre Doris Duke y Porfirio Rubirosa. (Fue, de hecho, el cuerpo diplomático quien sugirió el acuerdo. Luego de una reunión con estos oficiales, Doris cedió y les dijo que se encargaran del problema sin hacerle daño a Rubi o a ninguno


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de sus 5 preciadas extremidades. Inicialmente, el no comprendía las implicaciones y luego procedió a embriagarse lo suficiente para finalmente firmar antes del final de la noche. Se rumoró que la OSS había drogado a Rubi. Con solo milímetros por encima de los seis pies, la novia era tres pulgadas más alta que Rubi. Ella vistió un traje Dior a la boda con un sombrero verde de terciopelo de conjunto. Rubi vistió una simple chaqueta de smoking con un par de pantalones a rayas. Sin embargo, la toda la escena y el asunto prenupcial le enervaban en gran manera, así que estuvo fumando en cadena durante toda la ceremonia. Los invitados estaban sorprendidos, un Francés observó que Rubi fue maleducado y no tenía respeto por la fuente de la fortuna que le esperaba. Inmediatamente después de la ceremonia, Rubi empezó a beber y no se detuvo hasta que se desmayó en una butaca. Algunos de los confundidos invitados trataron de reanimarlo, sin ningún éxito. La Luna de miel de la pareja fue en Los Alpes y luego establecieron residencia en País. Duke compró una mansión de tres niveles del Siglo XVII a orillas el Siena, pagando $100,000 dólares por la propiedad. La mansión era espectacular y había pertenecido a una princesa. Una conocida decoradora fue contratada para complementar el talento de diseño de la propia Duke y pronto, el hogar palaciego estaba lleno de reliquias familiares, pinturas, y piezas Louis XV y XVI. Originalmente, el piso superior fue diseñado para las habitaciones de los sirvientes, pero Rubi lo modificó y construyó un cuadrilátero de boxeo y un bar completo. El


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa también decoró un poco en el “gimnasio/bar”, colgando docenas de fotografías de sí mismo y sus amigos sobre caballos de polo, junto a sus medallas y varios trofeos de las competencias de polo. Se dice que en muchas madrugadas cerca de las 4:00a.m., cuando Rubi regresaba de otra ronda de rebeldía en los cabarets, un trío de guitarristas del club nocturno Calvados lo seguía a casa e instalaban sus instrumentos dentro del ring, y la fiesta continuaba. El mayordomo de Rubi les servía cerveza, whisky, y tortillas omelet a todos. Un equipo de sirvientes atendía cada capricho y necesidad de la pareja. Dos sirvientas Españolas, vestían uniformes de seda cruda, continuamente despolvaban las pinturas y el brillante mobiliario Louis XV, y un chef estaba disponible la 24 horas al día para preparar los platos favoritos de Rubi. Un chofer siempre estaba disponible también, para manejar los tantos carros lujosos Americanos de Duke y para brillar la creciente flotilla de carros italianos de competencia de Rubi que Doris había comprado para él. A la pareja también le encantaba recibir visitas y había un flujo constante de celebridades, realeza, y los simplemente famosos. Entre los visitantes estaban Joe y Rose Kennedy, la Reina de Yugoslavia, el Barón Elie Rothschild, y muchos otros dignatarios. En un artículo del escritor Diógenes Reyna, el dijo lo siguiente: “En una biografía publicada por una prestigiosa revista Latino Americana, leí sobre la vida de Doris Duke.” “Cuando ella tocó el tema de uno de sus esposos (Rubi), ella lo definió como ‘un hombre que consiguió lo que quería.’”


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“’El tiempo que duramos juntos me hizo muy feliz. Me agradaba su compañía. El era un hombre atrevido para su época con una visión extraordiria del futuro.’ Esta definición por parte de una de sus esposas me hizo comprender mejor a Porfirio. El es un hombre muy avanzado para su época. Él lo demostró en la forma en que se presentaba a sí mismo, y en la forma en que se vestía.” “’El fue el primer jet setter internacional en utilizar ‘blue jeans’ o ‘vaqueros’, como solían llamarles. El los vestía con una chaqueta y sin corbata, y fue el primero en ser visto utilizando zapatos casuales (alpargatas) sin medias.’” El suyo, parecía ser un matrimonio idílico, llego de alegría y frivolidad. A ninguno de los dos parecía importarle el mundo, pero con el espíritu aventurero de Rubi siendo un potencial punto de contención, la próxima cara más bonita nunca estaba lejos. Una noche, cuando el Embajador Dominicano –quien era también médico- vino a París, visitó a los Rubirosa. Cuando llegó y preguntó acerca del paradero de Doris, Rubi le dijo que Doris estaba en cama con una fiebre muy alta. El doctor subió inmediatamente y determinó que era una gripe. Él le dio a Rubi una prescripción para que la llenara y le pidió que buscara una farmacia abierta, lo cual resultó ser una tarea difícil a las 5:30 de la mañana. Mientras Rubi recorría las calles en busca de la medicina, el pasó por un bar underground llamado Tabou. La atracción fue demasiado fuerte para Rubi, quién sintió ganas de beber whisky. Un trago lo llevó al otro y ponto el día y la noche habían pasado. Rubi regresó a casa la mañana siguiente, habiendo dejado a un esposas enferma en cama por un día y una noche completa.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa En otra ocasión, Doris le pidió a Rubi que le comprara cigarrillos y en el camino, se encontró con un viejo amigo quien lo persuadió a que lo acompañara a tomar un trago. Tres días después, Doris aún estaba esperando por los cigarrillos –la reina del tabaco estaba siendo privada del tabaco. De vuelta en casa, Trujillo, nueva vez fanático de Rubi, se regocijó con la noticia de que Rubi había 9 Un Jugador de polo campeón mundial, conseguido una pareja Rubi era un embajador del deporte. como Duke. Su admiración por la conquista de Rubi, sus aventuras, y experiencias le convencieron de que sería en beneficio suyo el nombrar a Rubi como embajador en algún lugar que pudiese proveer conexiones políticas y económicas al Presidente. Pronto, Rubi había recibido una carta de Trujillo ofreciéndole un puesto en el lugar que él quisiera en Sur América. Rubi, aún enamorado de París, y no muy a gusto con la posibilidad de mudarse, no obstante seleccionó Argentina –probablemente más que nada por el amor de ese país hacia el polo.


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Yo siempre había sentido emoción por cabalgar y jugar, sobre todo porque lo aprendí en un momento cuando las técnicas estaban dando un giro. Este es uno de los deportes más antiguos del mundo. Los Persas lo jugaban antes de Cristo. En Isaphan (Persia) cerca del palacio, hay una gran plaza, la cual solía ser un campo de polo. Los sultanes solían observar el juego desde sus balcones, ya que era parte de la magnificencia del imperio de Darío. Polo, de la palabra Tibetana “pallu-balle”, era jugado en la frontera entre India y Persia. Fue allí donde los soldados Británicos lo descubrieron y lo trajeron a Europa. Gradualmente, el juego fue ganando más virilidad. Los jugadores empezaron a jugar más rápido, lo cual significaba más violencia. Durante mucho tiempo, el caballo que el jugador utilizaba era pequeño. Sin embargo, debido a las nuevas tendencias, fue reemplazado por un purasangre, el cual era un animal más fuerte y más rápido. Sorpresivamente, comenzó a perder fanáticos en Biarritz. Para decir verdad, la audiencia que frecuentaba ese campo nunca alcanzó mil personas. ¡Qué vergüenza! El polo es un juego espectacular y popular y los Argentinos lo adoran. Si había un par de docenas de jugadores en París, entonces no había menos de 4,000 en Argentina. Y, si había 200 espectadores en París, no es una sorpresa que para el final del “primer torneo” unos 20,000 fanáticos asistieron al juego en Argentina.

Rubi viajó a Argentina a solas. Doris estaba abrumada de problemas con la familia y Departamento de Estado. Su familia no aprobaba su mudanza a Sur América con el


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa ‘escandaloso’ Dominicano, tampoco consideraban que ella estaría a salvo allí. El Departamento de Estado había sido incansable en su intolerancia por las acciones reprochables en naciones extranjeras, pero había poco que ellos pudieran hacer, nunca dejaron de molestarla. Finalmente, en Diciembre del 1947, Doris voló a Buenos Aires para acompañar a Rubi. Ella había contratado un segundo avión para traer todo el mobiliarios y a los sirvientes. La pareja fue un éxito inmediato en el círculo social Argentino y fueron recibidos cálidamente. Rubi recibió el sobrenombre de “El Boxeador Negro” en un titular de los periódicos. La pareja empezó a recibir invitaciones de inmediato. Un día 10 Porfirio Rubirosa Saluda al Presidente Juan D. Perón de Argentina en Buenos Aires ellos asistían a una función con champaña antes de presentar sus credenciales ante rosada y al siguiente, Perón como Embajador de la República visitaban lugares de Dominicana. interés especial como turistas, o siendo honrados en una recepción privada. También recibieron un lujosos apartamento de cinco habitaciones.


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Rubi continuó disfrutando su nueva fortuna e incluso comenzó a donar dinero a las obras de caridad. Un embajador rival lo explicó de otra manera: “es la primera vez en la historia que un chulo jamás le dio dinero a una prostituta.” Otra versión pintaba una historia muy diferente. Se reportó en un tabloide que mientas Eva le mostraba la ciudad, Rubi la ofendió al mirar a su reloj constantemente. El se 11 Eva Perón. Un tipo diferente de dio cuenta más tarde diplomacia. que había sido maleducado y para suavizar las relaciones, donó dinero a la caridad. Juan Perón era un dictador de centro derechista del molde de Franco. El interés de Trujillo era descubrir lo que eso significaría para la República Dominicana y él sabía que Rubi lo descubriría, incluso si eso significaba acostarse con Eva, lo cual se reportó él hacía a petición. Su línea inicial cuando se conocieron fue: “Yo creo que usted se divorcia muy rápido, Su Excelencia,” a lo que él respondió, “Cuando las discusiones son frecuentes, cuando la vida juntos es una prueba en vez de un placer, es mejor separarse.”


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa A excepción de la crítica de los cuerpos diplomáticos por la atención de Rubi a Eva, la vida en Argentina era maravillosa, al menos para Rubi. Doris lo acababa de sorprender con el regalo de un avión –un Bombardero B-25 restaurado del la Segunda Guerra Mundial, el cual le encantó. ¿A qué piloto no le gustaría? Rubi prontamente lo utilizó para viajar a París para un campeonato de polo. Él había decidido llevarse a su valet con él y le ordenó que solicitara una visa Francesa, pero se descubrió que ese valet sólo tenía un pasaporte Ruso así que su visa fue denegada. Rubi apeló al Embajador Brasileño por ayuda, pidiéndole que ya que Trujillo había declarado a los Comunistas como hostiles, absoluta discreción sería necesaria.

En pocos días, la visa le fue concedida y los dos volaron a Río de Janeiro en donde estaba estacionado el Bombardero. Los viajes a Rio d Janeiro se convirtieron en una diversión regular para Rubi. En una ocasión, en uno de esos viajes, el hizo una fiesta para alrededor de 50 personas, incluyendo amigos y por lo menos dos ex amantes. Más tarde esa noche, se encerró con una amiga en una de los baños durante la velada. Se rumoraba que era Danielle. Para Doris, era una historia diferente. Ella detestaba Latinoamérica: el calor y la humedad y la pobreza. Sobre todo, odiaba las parrandas de Rubi, así que no pasó mucho tiempo antes de que ella se cansara de ese ambiente. Ella lo adoraba y quería mantener su propiedad, pero él no estaba dispuesto a cambiar, y él se lo dijo, recordándole que ella siempre supo cómo era él. Nada había cambiado. ¿Fue entonces generosidad, o maldad, lo que causó que ambos comenzaran a regalar las posesiones del otro? A lo


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largo de todos los derroches, ambos parecían disfrutar el dar regalos extravagantes. Doris se quejaba cada vez que Rubi les regalaba uno de sus carros a sus mejores jugadores de polo, y él se enfurecía cuando ella les regalaba a sus músicos los trajes de seda y sus camisas. Ambos continuaron discutiendo y Rubi continuó mujereando, hasta que un día, él recibió una orden de Trujillo para regresar a Santo Domingo. Rubí sintió un flujo de temor por su vida. Sabiendo que debía regresar, decidió llevarse a Doris como una póliza de seguro. Ciertamente, el Presidente no le haría daño en presencia de tan muy conocía y adinerada mujer Americana, supuso. De hecho, el dictador los trató muy bien, dando espléndidos banquetes en su honor e invitándolos a su casa de campo para un picnic. Si Rubi se hubiera detenido en Argentina antes de regresar a Santo Domingo, habría leído el telegrama informándole sobre su suspensión como embajador. En vez, recibió la noticia desde la fuente misma. Aparentemente, el último incidente para Trujillo fue después de que una de las reuniones de Rubi en Argentina se convirtiera en un escándalo internacional. Una adinerada, y casada mujer de sociedad se obsesionó con él e incluso más tarde lo siguió a París. Cuando ella lo alcanzó en París, él se fue a Roma. Doris estaba cansada de Rubi. Ella voló a Hawaii y Rubi se fue a Roma con varias maletas llenas de dinero. Poco después de llegar, Rubi, como siempre, fue directamente a uno de sus sitios nocturnos favoritos y mientras bailaba con una joven belleza, se sorprendió al mirar al otro lado de la habitación y ver a su ex esposa, Flor, sentada con otra mujer.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa A pesar de que los reportes no son confiables, ambos dos fueron vistos las subsiguientes semanas frecuentando varios lugares nocturnos, y no pasó mucho tiempo antes de que Doris se enterara estando en Hawaii. Ella se fue inmediatamente, llegando a New York el 2 de Julio, 1948. De allí, abordó un crucero, diciéndoles a los reporteros que ella estaba “enferma y terriblemente alterada.” Ella le telegrafió a Rubi desde New York porque cuando llegara a Cherburgo, Francia, el 28, él estaba ahí para verla. Rubi rápidamente “botó” a Flor mientras él y Doris se reunieron. Doris incluso envió a buscar sus tres Pastores Alemanes, los cuales fueron inmediatamente volados a París. Sin embargo, el cálido estado de los asuntos no duró mucho tiempo. De acuerdo con Rubi, “De repente, ella se obsesionó por la música Jazz. Todos los días practicaba en el piano y contrató un profesor, una chica, para que la enseñara. Ella quería aprender, que le pidió a la muchacha que se mudara a la casa con nosotros y a mí no me gustó eso, así que hubo peleas.” Ambos también peleaban por el dinero. Era frustrante para Rubi que él no tenía real control sobre sus propias finanzas. Él inclusive trato de interesarla en comprar una flotilla de buques de carga, pero su abogado rechazó la idea, diciendo que él los quería para transportar armas ilegales de una nación Latinoamericana a otra. Luego en ese mismo mes, Rubi voló a New York en su B-25 de $50,000 y tuvo un aterrizaje forzoso en un pantano en New Jersey. El avión fue reparado eventualmente. A su regreso y consintiéndose inmediatamente en una noche de celebración, llegó a casa y encontró a Doris inconsciente. Ella se había cortado las venas y había sangre en toda la habitación.


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Ella estaba estirada absurdamente sobre la colcha, caminos de sangre se extendían desde sus brazos a lo largo del satín y sobre el suelo. Rubi estaba horrorizado y temía que estuviese muerta. La muerte, pensó, un corredor con mala iluminación con todas sus habitaciones más adelante. Corriendo a su lado, puso su brazo bajo su cabeza y suavemente la levantó. Ella estaba pálida. De pronto, todas sus discusiones parecían triviales. “Mi Dios, Doris, ¿Qué has hecho?” dijo él. Sus ojos se abrieron lentamente como si ella estuviera saliendo de un trance y luego se recostó hacia atrás hacia la cama. Los paramédicos llegaron, Doris fue vendada, y llevada al hospital, en donde se quedo por sólo una noche. El día siguiente, Rubi la internó en un “hotel de rehabilitación” en Italia bajo un pseudónimo. Cuando ella salió dos semanas después, ella voló a New York para hablar con su abogado sobre un divorcio. Luego en ese mismo mes, luego de su regreso, mientras la pareja almorzaba, un hombre de traje oscuro apareció en su mesa con los papeles del divorcio. Rubi estaba enfurecido, mientras saltó de la mesa. “¡está bien, entonces! Vamos a aprovecharnos de la apariencia de este estafador.” Un acuerdo fue firmado poco después, y fue uno muy generoso. Rubi, a pesar del acuerdo prenupcial, recibió la mansión del Siglo XVII en París, un establo de caballos de polo, $500,000 dólares en efectivo, el B-25 remodelado, y varios carros deportivos Italianos. Se rumora que también recibió un estipendio de $25,000 de por vida, hasta que se


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa casara de nuevo. El 27 de Octubre, el divorcio fue declarado oficialmente. Un amigo luego le preguntó a Rubi por qué se había casado con Duke. “Lo que yo hice,” dijo Rubi, “es mejor de lo que la mayoría haría. Ellos salen con la muchacha de buena familia. Le roban su dinero y luego se van. La diferencia conmigo es que yo me casé con ella, le di los mejores momentos del mundo y cuando me fui, la dejé más rica que antes.” No obstante, ellos continuaron viéndose por unos dos años más e incluso se rumoraba que se habían casado de nuevo en secreto en París, aunque eso nunca fue probado. Ninguno de los dos parecía poder sacar al otro de su sangre. Rubi una vez filosofó luego de que un amigo le preguntara sobre Doris: El matrimonio tiene un efecto sobre una relación amorosa. Le roba algo delicioso. Hay una picardía en el amor –cuando dos personas saben que puede dejar a la otra –eso nunca existe dentro del ciclo de un anillo e bodas. Puede parecer atractivo desde lejos hasta que tú estás dentro de él, y entonces los horrores de la institución te gritan. El matrimonio es para las mujeres –mujeres feas. No tiene sentido para un hombre. La dama de sociedad C. Z. Guest, una antigua amiga de Duke, más tarde dijo que la heredera nunca dijo nada malo sobre Rubi –nunca. Y que cuando murió en New Jersey en 1993, junto a su cama estaban sólo dos fotografías –una de su novio de entonces, Louis Broomfield, y otra fotografía de Rubi.


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Hace varios años, en una de nuestras visitas a la mansión de Rhode Island de Duke, Isabella y buscamos otras pistas sobre la historia de Rubi. Era una enorme mansión con todo y guías turísticos que trabajaban a tiempo completo, aunque nadie la utilizaba entonces. La joven guía nos llevó por cada habitación, y cada una de ellas incitaba a una historia de Doris pero no se hacía ninguna referencia a Rubi; eso es, hasta que llegamos a su habitación. Allí, en la mesa de noche, había dos fotografías en bellos marcos adonados de plata. Yo no reconocía a uno de los hombres, pero la otra fotografía era definitivamente de Rubi. Le pregunté al guía sobre las dos fotografías. Ella nos dijo que se decía que estos eran los únicos dos hombres que Doris había realmente amado.

Luego del divorcio, Doris se mudó de nuevo a su hogar en Reno y Rubi voló a su valet a Buenos Aires para recoger el resto de sus pertenencias. Entre ellas una colección de estampillas supuestamente válidas por un cuarto de millón de dólares. También es interesante resaltar que Rubi pudo haber sido llamado un gigoló, pero esta había sido sus segunda oportunidad de crea una poderosa, duradera posición para sí mismo, algún tipo de mesada, en un sentido político o sólo en un sentido financiaron pero, él no actuó en la oportunidad. La OSS aparentemente no tenía nada de qué preocuparse, porque nada de eso sucedió. Si él hubiese jugado sus cartas en la forma que muchos pensaron que él lo haría, el pudo haber comandado una enorme cantidad de influencia y


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa poder. Así que, ¿cuál era su motivación real? ¿Era el amor?



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El Tesoro Escondido, el Parcho y de Compras en Woolworth.

or otra parte, durante la subsiguiente estadía de Rubi en Argentina (1945-1948), Cuba se unió a las Naciones Unidas. Fidel Castro irrumpió en la Universidad de La Habana, y el famoso mafioso Lucky Luciano convocó una reunión en La Habana.

Este Galeón, Nuestra Señora de la Concepción, estaba en ruta dese México hacia Europa vía La Habana. Korganoff dijo que estaba repleto de oro y medallas de plata y todo tipo de piezas de plata. Todo el tesoro estaba destinado para el Rey de España. – Porfirio Rubirosa

Entre los presentes en la reunión en el Hotel Nacional, propiedad del famoso personaje de la mafia Meyer Lansky, se encontraban: Meyer, Frank Costello, Moe Lucchese, Vito Genoveses, Joe Bonanno, Santo Trafficante, y Moe Dalitz. Lansky, uno de los más importantes mafiosos del país, también trajo a la Crema de Reno y los apostadores de New York a Cuba. Entre los temas discutidos estaba el asesinato de Bugsy Siegel. Coinciencialmente, Frank Sinatra hizo su debut como cantante ese año en La Habana. Varios años antes, Cuba ya había desarrollado la reputación de el terreno de juego de la parte este de los Estados Unidos. Con el fin de la Segundad Guerra Mundial, Cuba sólo esperó por la ‘recuperación’ de la economía Estadounidense para continuar en su posición de campo de juego internacional para los ricos, las celebridades de


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Hollywood, y la mafia. Los planes de Meyer Lansky para Cuba ya habían incubado en Las Vegas con la sociedad de su antiguo colega Benny Siegel, el Hotel Flamingo. Batista estaba en el Senado Cubano en aquel entonces, pero luego como Presidente, formuló una sociedad con Lansky, la cual era una mina de oro para el gobierno, los casinos estilo Nevada en un ambiente no regulado (a excepción por el gobierno), empezaron a florecer. La mafia llegó a Cuba antes que Batista. Cuando Batista llegó al poder, estuvo respaldado por los Estados Unidos. Luego Castro tomó posesión en una revuelta, momento en el cual Cuba se convirtió en una amenaza para los Estados Unidos. La amenaza habría de eventualmente incluir a la República Dominicana debido al rechazo de Trujillo hacia el comunismo y su desconfianza de Castro.

En Enero del 1949, Trujillo nombró a Rubi como Ministro en Roma. Debido a la corta distancia entre Roma y París, a Rubi le pareció fácil el moverse entre la mansión y la Embajada. El amaba la casa y parecía apreciar vivir allí solo sin Duke, con la excepción de la ‘compañía’ de los sirvientes. Se convirtió en el escenario de varios tórridos romances. Era una casa de soltero de 20,000 pies cuadrados, y tres niveles en donde una mujer entraría por la galería mientras otra estaba siendo escoltada cuidadosamente por los jardines. Más tarde, una atractiva chica de calendario descendería por una de las escaleras, mientras otra sería escoltada a la sala de estar más cercana. Entres sus invitados más célebres estaban Rita Hayworth y Tina Onassis, esposa del billonario marino Aristóteles


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Onassis, quien claro está, luego contrajo matrimonio con Jackie Kennedy. Cuando lo necesitaban en Roma, Rubi volaba en su avión y eventualmente en uno de esos viajes, se veía forzado a hacer otro aterrizaje de emergencia. Se decía que el segundo incidente lo puso tan nervioso, que inmediatamente después de su llegada tomó a una de las sirvientas a la cama para tranquilizarse.

En 1951, Rubi conoció al Rey Faruk en un bar del Cairo, gracias a dos bellas mujeres que Rubi conocía desde hacía ya un tiempo. Los dos se llevaron bien desde el principio, Rubi inmediatamente encantó al miembro de la realeza. El parrandeo del más viejo Faruk precedió al de Rubi, así que no hizo falta cosas en común. Faruk, al igual que Rubi, no era particularmente atractivo. Era pequeño de estatura y 12 Faruk El regordete rey playboy. regordete, hasta obeso, pero no obstante mantenía un bronceado permanente y consideraba la persecución de mujeres, las carreras de Ferraris, y jugar al polo como una ocupación en sí mismos. En aquellos días, el modelo del bon vivant era un hombre de nombre Gunter Sachs, quien estuvo una vez casado con Brigitte Bardot. Él siempre sostuvo que sólo habían 12


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa playboys genuinos en el mundo (él incluido), quienes “vivían lo que los actores actuaban.” Entre estos estaban: Alain Delon; Roger Vadim, el director de cine Francés quien también se casó con Bardot; Porfirio Rubirosa; el Príncipe Aly Khan; el Príncipe Dado; Ruspoli; el Rey Faruk; el Marquis de Portago; y el heredero de la Fiat, Gianni Agnelli; Eddie Fisher; Nicky Hilton; y el magnate minero, Francisco Pignatari, los cuales todos “operaron” entre los 40’s y los 70’s. Tal vez Rubi era uno de los únicos tres en la lista que la gente aún recordaba. Durante el mes después de que ambos hombres se conocieron, Rubi y Faruk se divirtieron festejando hasta las cinco de la mañana, siendo el parque de juegos principal el Deauville en Francia, Monte Carlo y St. Moritz. A menudo dos mujeres acompañaban a Faruk: Honeychite, una Americana, y extrañamente, una belleza Australiana llamada Phil. Los cuatro a menudo se rebelaban en los clubes nocturnos del Cairo, los cuales eran más estrictos en el mundo Musulmán que en los lugares de moda en París acostumbrados. A pesar de que Faruk era un hombre grande, regordete, no era un bebedor, ni tampoco comelón. Aparentemente, su obesidad era el resultado de una irregularidad glandular. Sus otras glándulas funcionaban bastante bien, empero, y ambos hombres inhalaron las muchas delicias que sus dos compañeras les concedían. El contacto permitía a Rubi llegar a conocer al Rey bien y se dio cuenta de que era un hombre sorprendentemente complejo e impredecible. En una ocasión, Rubi había sido seriamente lastimado en un torneo de polo por la Copa del Rey, él fue llevado al hospital


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con una herida en su nariz y su cabeza. Dos horas después, Faruk vino a verle y dijo: “Pobre Rubi. Vas a estar terriblemente aburrido aquí. Voy a conseguirte la compañía adecuada.” Más tarde, esa noche, mientras Rubi languidecía en su camilla de hospital, una hermosa cantante Francesa apareció en su habitación. “Buenas noches,” dijo ella. “Su Majestad me envió aquí. Es un poco inusual porque el es un hombre muy celoso pero me dijo que usted se había lastimado jugando polo y que yo debía hacerle compañía.” Rubi sonrió, pero apenas podía moverse, restringido por todos los vendajes y la hinchazón. Qué mujer más impactante era ella. Una árabe de piel oliva con textura de seda. Ella olía a incienso e hierbas. Podía sentir que me excitaba rápidamente. Apenas podía mover mis otras extremidades, una de ellas estaba pegada fuerte contra mi bata y las sábanas. Era delicioso y doloroso al mismo tiempo. Sintiendo esto, ella se acercó más a mí y acarició mi ceja con sus suaves manos, luego tomó mi cara con ambas manos, me acarició y comenzó a besarme apasionadamente. Su otra mano se había deslizado discretamente bajo las sábanas. Mi respiración se aceleró a medida que yo respondía. Quería devorarla, pero los vendajes eran como una camisa de fuerza y estaba imposibilitado de consumar su afección, al menos de la forma en que ella pretendía. Voy a recordad por siempre aquella oportunidad perdida. El recuerdo de ella a menudo entraba en mi mente cuando estaba en situaciones peligrosas más tarde. No quería ni siquiera sentirme indispuesto en un momento como ese.


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Varios días después, Rubi fue invitado a cenar a bordo del yate del Rey en Alejandría. Rubi agradeció al Rey, pero se negó, explicando que ya se había comprometido a cenar con otro jugador de polo masculino. El Rey inmediatamente propuso un cambio de planes. “Muy bien, entonces, traiga a su equipo con usted y acompáñenos para un café. Voy a enviar al Jefe de mi Fuerza Aérea para que lo transporte.” Al día siguiente, Rubi y su equipo volaron a la “tienda” del desierto del Rey en un gigante helicóptero Sikorsky, volando sobre las pirámides y aterrizando en el Aeropuerto Faruk – todo por unas cuantas tazas de café y un poco de conversación interesante. En 1952, el Rey Faruk se vió forado a adjudicar el trono Egipcio y consolarse a sí mismo paseando en yate, apostando en Mónaco. Rubi continuó teniendo una cálida relación con su amigo por muchos años después.

Ese mismo año en que Faruk “se retiró”, Rubi se contagió con el virus del tesoro perdido y decidió buscar el tesoro perdido en la costa norte de la República Dominicana. El estaba soltero, sin trabajo o amante en particular, y una vez más, estaba aburrido, a pesar de haber experimentado en la pesca en el Congo y había comprado tierras en la costa Atlántica Francesa y unos cuantos barcos pesqueros. No obstante, esos pequeños negocios fueron delegados sobre un administrador. Rubi no sentía entusiasmo por algo tan mundano como la pesca. Ese año, Rubi conoció a un hombre en un bar quien insistió en presentarle a otro hombre llamado Korganoff, quien estaba obsesionado con la historia del tesoro hundido en el


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fondo del Mar Caribe en la costa norte de la República Dominicana. El le contó a Rubi que el encentro sería la oportunidad perfecta de misterio, aventura y su competitividad. Rubi sólo tenía una cosa que decir, “Tráigame a su Korganoff.” Al día siguiente llegó un hombre de aproximadamente treinta años y que tenía toda la apariencia de un adolescente. Erar alto, esbelto, rubio, con unos ojos muy claros y unos labios intranquilos que la fiebre crispaba. Traía bajo el brazo una voluminosa documentación que dejó caer por tierra. La desenvolvió. Aquí mapas, mas allá textos, mas lejos documentos náuticos, más allá densos libros encuadernados a la antigua, con guarniciones de hierro que recordaban las colecciones de archivos. Y él comenzó a narrarme una historia formidable. En un abrir y cerrar de ojos quedé poseído por el asunto, arrebatado, y estaba más loco aún que el propio Korganoff, que no es poco decir. Esta historia, dicha en breve, es la siguiente: El 2 de Octubre de 1639, un galeón español de trescientas cincuentas toneladas, que se llamaba Nuestra Señora de la Concepción, había naufragado acompañado de veinte galeones a noventa millas al norte de la costa de Santo Domingo, sobre bancos de corales que afloraban y que recibían el nombre de Banco de La Plata. Este galeón, Nuestra Señora de la Concepción, llegaba de México vía La Habana. Estaba cargado de lingotes de plata, de prendas y piezas de oro. Al chocar con un arrecife, el almirante Villavicencio hizo colocar los preciosos metales sobre el puente. Luego se tiró una chalupa al mar. Alrededor de quince hombres se instalaron en ella. El galeón, desventrado por una punta de coral, se mantenía a flote. El almirante esperaba tener tiempo para traer socorro y salvar el cargamento. Con sus hombres, desembarcó en Puerto


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Plata y atravesó toda la isla para llega a la capital y referir lo del naufragio. El tesoro que se encontraba a bordo erar de tal magnitud (barras de plata, lingotes de oro, prendas, pedrerías, destinadas al rey de España) que al punto salieron expediciones de salvamento. Pero cuando llegaron a la vista del Banco de la Plata, el galeón había desaparecido. Sólo se veía la mar que se movía sobre los arrecifes. Muchas expediciones organizadas luego, también fracasaron en encontrar al Nuestra Señora de la Concepción. Doscientos años más tarde, en 1864, vio la luz la narración de un carpintero inglés que vivía en América, de nombre William Phips. Phips había tenido acceso al Archivo de Indias, el cual se encontraba en Sevilla. Allí, él había encontrado la declaración hecha ante la Real Audiencia, o tribunal, por el almirante Villavicencio. Había sabido igualmente, por diferentes testimonios, tanto del naufragio como de la pérdida del tesoro. Luego, financiado por el duque d’Albemarle, fletó un navío e vela y llegó a Santo Domingo. Por espacio de dos años, Phips, que ahora era el capitán Phips, había realizado búsquedas en el Banco de la Plata. Había tenido terribles molestias. Sus marinos se le amotinaron y tuvo que hacerlos reducir a prisión en la Fortaleza de Puerto Plata. Le robaron, lo amenazaron. Tuvo que cambiar de barco. A despecho de todos esos contratiempos, un buen día, la suerte le sonrió. Desde lo alto de su barco él vio bajo las aguas claras y de escasa profundidad, una floración de corales. Un marino había buceado y al volver a flor de agua trajo en las manos un puñado de piezas de oro. ¡Es ahí!, concluyó el capitán Phips. Emprendió trabajos de buceo y descubrió bien el cascarón del galeón. Los buzos subieron todo lo que se encontraba sobre el puente, a saber,


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veinte toneladas de plata en barras. Pero ellos no pudieron quebrantar el pañol donde se encontraba el resto de la carga, a pesar de una segunda tentativa del capitán. En su diario de a bordo, Phips daba la posición exacta del galeón. El había hecho hasta un boceto que, si bien muy mal trazado, era sin embargo preciso. En efecto, la característica de este dibujo era que presentaba la punta de la roca que había desventrado al Nuestra Señora de la Concepción. Ahora bien, bajo esta flora de corales existían cincuenta mil cabezas de coral pero una sola punta de roca que sobrepasaba en cincuenta centímetros a la marea alta. En consecuencia, cuando esta punta quedase identificada, o habría más necesidad de bucear; allí se encontraría el galeón cargado de plata, de oro y de preciosas pedrerías. Esto no era una novela, Korganoff había verificado lo dicho por Phips. También él había estado en Sevilla, donde revisó los documentos en el Archivo General de Indias. Era tan fabuloso y tan evidente a la vez, que yo no titubeé un segundo. Chócala, -dije. Estoy de acuerdo. Vamos a organizar la expedición. Yo tengo una embarcación en la Rochelle. El Re. Vamos a arreglarlo para esta tarea particular. -¿Y la tripulación? Me preguntó Korganoff. -Sí. ¿Y la tripulación? Ese fue mi error. Una empresa semejante no se podía intentar sino con camaradas y buceadores aficionados como los que reunió después el comandante Cousteau, de cuyo trabajo ignorábamos entonces. Me dirigí a la Rochelle. Contraté un joven capitán de nombre Prejean. Todo estaba listo, y el 26 de febrero de 1952 partimos.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Alejandro Korganoff me reemplazó a bordo, porque no tenía tiempo para perder veintiséis días de viaje. Alcancé la ciudad de Santo Domingo por avión. El Re, batiendo bandera roja porque a bordo venía un cargamento de 600 kilos de dinamita, que debía servir parar romper los arrecifes de coral dentro de los cuales el Concepción estaba angostado, hizo su entada en Puerto Plata. Mientras tanto, me fui dos veces a volar por encima del Banco de la Plata. Es un lugar espantoso. Cincuenta mil metros cuadrados de coral a flor de agua. Para navegar ahí dentro se necesitaban hombre resueltos y con habilidad. Sin embargo, mi primer contacto con la tripulación se anunció decepcionante. Prejean, el capitán, tan pronto puso pié en tierra me preguntó: -¿No hay carta para mí? -Sí. También hay un paquete. Se los dí. Saltó hacia los sobes como si fuera un botín. El desgraciado estaba perdidamente enamorado de una joven que dejó en Francia. Lo que quiere decir, que nada le interesaba sino las noticias de su amor… ahí, donde necesitábamos de un hombre decidido, voluntarioso, ardiente, no teníamos más que al joven débil que sueña toda la noche, acodado al empalletado, mirando hacia el camino del retorno. ¿Era esa melancolía lo que lo paralizaba? En todo caso, cometía error sobre error. Tan pronto zarpó de Puerto Plata, el Re chocó con la Thelma, la única goleta anclada en la rada. La hélice de la embarcación se enredó en una de las lianas de la goleta. Se debió bucear. El buceador titular, Morvan, rehusó… El 16 de marzo, en fin, salimos. El tiempo era bello. Habíamos navegado quince horas, en un mar centellante,


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límpido, cuando llegamos sobe el Banco de La Plata. Enormes corales multicolores se iluminaban bajo el fuego resplandeciente del mar y del sol. Un marinero subió a lo alto del mástil y nos guió en todo el laberinto. Los fondos eran variables. Pasamos fácilmente de 200 a 18 metros. En búsqueda de nuestro Santo Grial, empezamos. Habíamos colocado en el agua barcos neumáticos, todos los días, bajo un sol de plomo, buscamos sobre la barriga, en el fondo de la canoa, untados de crema, miramos hasta que los ojos nos quemaban. Se veía perfectamente el fondo. Buceamos sobre todo la punta de la roca que se parecía a la que Phips había dibujado. Para pasar el tiempo, maté con mi fusil esos tiburones que espantaban nuestros buceadores, quienes a pesar de las jaulas de hierro construidas especialmente, rehusaban bajar. En fin, al cabo de una semana, descubrimos algo que podía parecerse a dicha punta. No se veía nada en el fondo. Pero eso era normal; en esas regiones, el coral crece muy pronto, recubre y deforma todo. Para asegurarnos de que se había descubierto el galeón con su vegetación, tuvimos que hacerlo explotar a golpes de dinamita que rompieron el carapacho y liberaron fragmentos del barco naufragado, los cuales, revelaban la presencia del galeón. El bombardeo empezó. Korganoff, dejó la discusión y a cada remolino provocado por la dinamita, se precipitaba gritando con una pequeña voz aguda: -Lo vamos a encontrar. Lo vamos a encontrar. Yo empecé a darme cuenta de la dificultad. Este tesoro, que debíamos tomar, se defendió seriamente. Yo estaba instalado en una especie de toldillo de la embarcación. Había comprado un freezer donde guardaba mis cervezas heladas y mis alimentos preferidos. Sobre una buena colchoneta y al abrigo del terrible sol, escuchaba los conciertos de Miami que rimaban con las detonaciones de la dinamita. A la música de jazz americano, se mezclaban también las canciones de la


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa tripulación. Esta continuaba atacando el vino rojo, creyéndose sin duda en Francia. El vino, con ese calor, no tiene la virtud que enseña en las brumas de La Rechebonne. Por algunas semanas, me di cuenta de que si nuestros marinos tenían un sólido estómago, la cabeza era la que empezaba a fallar. Por un sí o por un no, se enfrentaban. Lo rompían todo. Mandaban a paseo a Korganoff. Pasaban lo mejor de su tiempo en consultar el barómetro y diciendo que si un golpe de viento nos sorprendía en medio de esas rocas, ninguno de nosotros volvería a su casa para contar cómo habían pasado las cosas. Sin embargo, muy pronto comprendí que si la expedición tenían chance de éxito, lo que parecía cada vez más dudo, imputaba deshacerse lo más pronto posible de esta lamentable tripulación. Habíamos colocado ya boyas en muchos sitios, ancladas, que formaban una red complicada y limitaban nuestra búsqueda. Este primer trabajo no era inútil perdiéndolo todo, podíamos encontrarnos satisfechos, pero era importante poder avisar. -Debemos entrar; dije a Korganoff, y cambiar a la gente, porque de otra manera vamos a tener dificultades. Entramos pues. En Puerto Plata, tenía al Re por encima de la cabeza, de sus navegantes que no querían navegar, de sus buzos que no querían bucear, de Korganoff, que terminó por parecerse a los mágicos buscadores de piedras filosofales. Tan pronto llegué al muelle, me alejé algunos kilómetros de la ciudad, en una maravillosa y pequeña playa llamada Long Beach. En medio de los cocoteros, había una taberna en la cual pude apreciar el placer. Tenía necesidad de aislarme para reflexionar y tratar de ver claro en ese embrollo. Dos días más tarde, se produjo una llamada telefónica enloquecida de Korganoff. -Venga pronto –dijo-. Es un motín. Van a matarse, están inaguantables y locos por el alcohol.


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Llegué. Hice un recorrido por los bares donde nuestra gente vaciaba botellas de ron durante todo el día. Los junté. Los calmé. Todo parecía más o menos arreglado. Volví a mi taberna. Apenas llegué, esta vez fue el comandante del puerto quien me llamó. -Si usted no les hace parar de inmediato –me dijo- meto preso a todos sus franceses. Están haciendo explotar dinamita en el muelle. Y Morvan, el buceador, descubriéndose un valor que no conocía hasta entonces, se divertía en darle a los detonadores en medio de los explosivos. El Re, saqueado durante el tumulto, necesitaba ser reparado. Era necesario meterlo en dique seco y sólo había un dique seco en Santo Domingo, localizado en el peto de Las Calderas. Para llegar ahí e debía costear a todo lo largo de la costa noroeste y pasar el estrecho de La Mona, que es bastante peligroso. Marinos Dominicanos a quienes se unió Morlín, se encontraban a bordo. A lo largo de la cosa de San Pedro de Macorís, la tempestad se levantaba. La embarcación se echó sobre los arrecifes. La tripulación logró salvase, pero se perdió el barco. ¿Qué hacer? Alquilé un viejo velero indígena de 13 metros: el Santa Cruz. Un capitán tan viejo como su barco aseguraba el comando. Todo lo que se podía esperar, era continuar las búsquedas con ese aparato, rogando al cielo que no se abriera a la primera ola un poco fuerte. Llevé aparte a Korganoff y le dije: -No trates e trabajar con los zambullidores, ni con los buzos. Sigue simplemente buscando en la superficie. Al menor vestigio del galeón, fondeas con una boya. Vuelves a tierra ay me telefoneas a París. -¿Usted se va? -Sí, tengo otro negocios que debo atender. Pero te prometo


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa que tu llamado lo dejo todo para venir. -Muy bien. Estaba en París desde hacía tres días, cuando me llegó la llamada de Korganoff. Estaba tan emocionado que apenas me podía hablar. -Encontré- me balbuceó. -¿Es verdad? -Se lo aseguro, Rubirosa. He visto La Concepción con mis propios ojos. Esta vez, la fiebre empezó a dominarme. -Está bien, no te muevas. Salí en el primer avión. Yo no sé cómo lo arreglé, pero dos días después estaba en Puerto Plata. Korganoff me contó: -Hemos continuado haciendo lo que usted nos dijo. velero evolucionó en medio de los arrecifes.

El

Yo patrullaba a bordo de la embarcación; entonces, el once de mayo, un poco antes del mediodía, por 20 metros sobre el fondo de la arena, vi el cascarón el galeón. No dije nada a la tripulación. Parecía estar seguro de él mismo y precisó: -He visto la forma de la proa. La línea de la figura de la proa se dibujaba también. Yo vi también el hoyo que había hecho l punta de la roca. Me hizo un dibujo. -En esas condiciones, ¿cómo puede usted dudar? Alquilé un viejo vaporcito lanza torpedos, el Pirata, y volvimos a salir para el Banco de la Plata. Encontramos la boya, la cual, según Korganoff, marcaba el emplazamiento del Nuestra Señora de la Concepción.


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Buscó. Miró. Nada. Yo estaba furioso. -Te has burlado de mí –le gritaba- ¿o es que has visto visiones? Él se empecinaba. -Es aquí, yo le digo que es aquí. Nos obstinamos. La noche era maravillosa, calmada, dorada. Sobre lo alto del barco instalé cuatro bidones vacíos de gasolina y un colchón encima. A las 9:00 pm, agotado, me dormí. De repente una mano me sacude. Es Korganoff. -¿Oye usted? El viento se levantó. El mar comenzó a picarse. Olas cortas y bruscas asaltaban la embarcación. Empeoró de minuto a minuto. Ya se veían las cresta blancas batidas por el viento que silbaba en los brandales. El barco comenzó a menearse, a tirar de su cadena. Hay llamadas terroríficas. Toda la tripulación se juntó en la parte de atrás de la embarcación. Algunos marinos rezaban. De repente, un choque más violento que los otros. El barco ese encabritó como un caballo salvaje que tira de su cabestro. Una vez, dos veces, pía de la nariz, pero no cede la cadena que lo mantiene. La tercera vez, el mar y el viento eran los más fuertes. Un crujir, la cadena se rompió. El ancla más grande se perdió. La pequeña aguantó todavía. “no aguantarán mucho” -me dice el capitán. Y entonces, me recuerdo que a la salida de Puerto Plata, había yo embarcado no sé por qué, una enorme barra de acero. En principio, no teníamos necesidad de ella pero esa barra nos salvó la vida. La amarraremos de una guindaleza para que nos sirva de ancla –dije-. Ella podrá siempre frenarnos.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa El tornado llegó a su máxima intensidad. La marea barrió el puente. Se debía gritar para hacerse entender. El ancla aguantó. Íbamos a la deriva. Pro la guindaleza frenó. De tiempo en tiempo debía bloquearse en las anfractuosidades del coral. El barco se puso de frente a las olas. Un instante nuestra deriva se detuvo. Entonces, un golpe más fuerte lo hizo saltar y continuamos a la deriva, y al rato una nueva parada. Este largo retroceso duró horas. Y entonces, apenas cien metros detrás de nosotros, una mancha blanca apareció sobre el agua; era un banco de coral que asomaba y sobre el cual el mar hervía. Y derivábamos, derivábamos siempre. -El motor –dije al mecánico-. Perdidos como estábamos había que ensayar cualquier alternativa. -En plena noche –me gritó al oído-. Durante ese tiempo, imposible de bordear. -Nos vamos a reventar sobre el primer arrecife. -o importa, se tiene que probar el golpe. Aparte del mecánico negro, el reto de la dotación estaba completamente aniquilado. Los marinos estaban de rodillas, rezando. “Virgen de la Altagracia, sálvanos” –decían ellos. Yo mismo no tenía ninguna esperanza. Medí al ojo la frágil embarcación de salvamento en la cual echamos algunos cocos de agua y me pregunté: “¿Cómo aguantaremos siete personas ahí dentro, en un mar así?” El balanceo era enorme. El cabeceo era alucinante. El mecánico negro empezó a tirar de su moto e arranque. Un golpe, apenas una explosión. Dos golpes, varias explosiones. Tres golpes y parte el motor de aunque se le quedó en las manos. Lo reparó. Los arrecifes ya se encontraban a sesenta metros y entonces asistí a una hazaña de un gran hombre.


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Esta vez, el motor de arranque funcionó, pero no así el motor. Entonces, en un barco que se movía como una cáscara de nuez y sobre el cual el mar rompía, nuestro mecánico desarmó el motor, encontró la causa del desperfecto, lo reparó y lo arregló. Y cuando estábamos a cinco metros del arrecife, cando no nos quedaba ya más remedio que echar al agua la canoa de salvamento, el motor, en medio de muchas explosiones, funcionó, y funcionó tan bien como nunca lo había hecho. Y el alba empezó a levantarse sobre el mar. Hicimos funcionar el motor, muy despacio al principio, para resistir las corrientes. Y cuando el día se levantó, cuando se empezó a distinguir las boyas, pasamos entre ellas a velocidad reducida, salimos, locos de alegría, mientras los marinos agradecían al cielo: -Son los ahogados que no quisieron que les cogiéramos su tesoro. Nunca más, por nada del mundo, volveremos sobe el Banco de La Plata. Esta carrera por el tesoro me había curado un poco de las aventuras. Por un tiempo, cuando menos, porque tenía que darme cuenta más tarde que me había dejado un poderoso sabor de barco y de navegación por placer. Pero por el momento preferí navegar sobre las aguas mejor balizadas de las ciudades, en las que no falta del todo el peligro. (Nota: En 1979, un investigador Norteamericano del Seaquest International hizo un interesante descubrimiento en el Banco de la Plata, incluyendo grandes cantidades de monedas, lingotes de plata, candelabros, ornamentados jarros y ollas, copas de vidrio, y otros artículos, los cuales fueron puestos en exhibición en el Museo de Las Casas Reales en Santo Domingo. (Se firmó un acuerdo con la República Dominicana estableciendo que cualquier tesoro encontrado sería dividido equitativamente entre la República Dominicana y Seaquest.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Hasta la fecha de este escrito (2005), no se ha encontrado más oro, plata o joyas.)

Con la aventura de búsqueda de tesoros fuera de su sangre, Rubi regresó a París. Estando aún en la buena gracia con Trujillo, él podía simplemente pedir dinero cuando lo necesitara y el Presidente le enviaba un cheque. El era considerado el mejor relacionador público que puede comprarse con dinero para la República Dominicana. Un día típico parar Rubi consistía en dormir hasta el mediodía. Luego del café, usualmente conducía uno de sus Ferraris hasta el Club de Polo Bagatelle y ejercitaba sus caballos hasta cerca de las seis. Él era inconfundible –era el único jockey que vestía una chaqueta de smoking y una bufanda. Después de agotar a varios caballos, Rubi se reunía con amigos en el club y comenzaba su requerida bebida. Se decía que el usualmente podía beberse un cuarto de whisky escocés por sí sólo. La bebida con sus amigos se extendía hasta después de la media noche y luego alrededor de las 2:00 am, el ‘petit cochon’ (pequeño cerdo) –el animal que duerme dentro del cerebro de todo hombre, de acuerdo con Rubi- se despertaba y entonces llegaba el momento para las mujeres. Rubí era una criatura de hábito. Casi todas las noches podía encontrársele en la legendaria disco Jimmy’s de París. El dueño, Regine, dijo que cuando él llegaba, el lugar cambió completamente. Él era magnético, hasta mágico. La estrategia de Rubi al conocer a una mujer era simplemente no hacer nada. Casi siempre, su reputación siempre le precedía. Cuando no era así, él actuaba


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indiferente, a menudo sentándose en una gran mesa de cuero a solas con una botella de Whisky escocés de 12 años y una sola copa, tomando largas, y lentas bocanadas de uno de sus más costosos, cigarrillos Americanos sin filtro – usualmente uno de las marcas de Duke. El nunca se acercaba a una mujer. La espera nunca duró más de unos pocos minutos porque los ojos de cada mujer en el club estaban pegados a él. Las mujeres simplemente se encendían de energía y pronto había tres o cuatro de ellas coqueteando alrededor de él. En muchas ocasiones, literalmente lo llevaban hasta la pista de baile –a veces, hasta el baño de damas. Extrañamente, a pesar de poder tener la mujer que quisiera, él tenía una debilidad por las más gorditas. En ocasiones, se reportó que había hecho el amor en casi todas las áreas del club, incluyendo la bodega, el baño de damas, e incluso detrás del bar. Yo era prácticamente papel tapiz en Jimmy’s, incluso hasta el punto de que una noche, yo me quedé hasta tarde, él me pidió que cerrara. Yo había estado bailando con una despampanante chica Sueca, de no más de 20 años de edad. Cuando uno no está casado, hay un placer enfermizo que uno recibe al no tener que conformarse a los deseos de la esposa. La libertad trae este placer, no en unidades, pero en paquetes. Así fue la velada. La chica, creo que su nombre era Galene, era perfecta, al menos a través de la neblina del whisky –sus ojos, piel, cabello de alguna manera parecían barrocos, saturados de color. Era como si todas sus facciones actuaran como marco para su deseo por mí. A diferencia de una esposa, ella no podía, no habría, de encontrar mis faltas. Ella no podía ver el vacío que en


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa ocasiones residía dentro de mí, o la depravación espiritual de la que a veces me acusaba a mí mismo –sólo deseo- en este caso de la entorcha del deseo. Yo me sentía atraído no sólo por su seductiva apariencia, sino también por su inocencia y sus habilidad de ver otra cosa que no fuera un héroe frente a ella. Permanecimos sentados juntos en la mesas, mientras Jimmy, el manager, pasaba, me dio una llave extra, me sonrió, se despidió, y cerró la puerta al salir. La luz de una sola vela sobre nuestra mesa iluminaba todo lo que ambos queríamos ver y mucho más. Ella se me acercó, una suave balada sonando en la victrola. Yo presioné mis labios a su húmeda boca y me deleité en sus líquidos tal y como ella hizo conmigo. Poniendo mi brazo alrededor de su cintura, yo nos saqué de la mesa y comencé a bailar con ella lentamente. Metí mi mano por debajo de su falda, envolví mis manos alrededor de sus piernas, y la cargue hasta el bar. Ella estaba respirando y llorando en voz alta, yo pensé que alguien podría escuchar desde la esquina. Una vez agotados, lo cual fue alrededor de dos horas después, partimos, sin recordar el asegurar la puerta o siquiera limpiar el bar.

En adición a su obvio dote físico, Rubi tenía el único privilegio que le permitía su estámina fenomenal lo cual la mayoría de las personas no poseen –tiempo. El podía beber y mujerear hasta el amanecer porque no tenía que levantarse a ninguna hora en particular. Hay un viejo proverbio, “Puedes tener las noches, o puedes tener las mañanas, pero no puedes tener ambos”. A tarjeta de presentación de Rubi era muy simple –una sola


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rosa roja con una tarjeta que decía: “Para la mujer más hermosa de todas.” Y este encanto no se limitaba a su atractivo sexual; él se esforzaba para mantener su porte y apariencia elegantes, siempre vestido en seda o lino en los meses cálidos y trajes de la más fina lana en las estacione más frías. El parecía tener un sentido innato para el diseño y la moda y siempre elegía la colonia perfecta con gran cuidado y no mucho de la misma. El era algo como un Fred Astaire latino quien parecía deslizarse por el aire y siempre tener los ademanes correctos. A la edad de 44, él realmente estaba comenzando a descubrirse.

Poco después de su aventura de búsqueda de tesoro, en 1952, Rubi se vió envuelto en otro tipo de incidente –esta vez, no completamente de su propia responsabilidad: un encuentro que amenazaría su carrera diplomática. Mientras servía como Encargado de Asuntos, Richard Reynolds (R.J.), el heredero de la fortuna de Tabacco Reynolds, acusó a Rubi de tener un romance con su esposa. Rubi se defendió explicándole que él y Marianne Reynolds sólo intercambiaron palabras. No obstante, de acuerdo con varios recuentos de los medios, donde fuere que el yate de Reynolds atracaba, Rubirosa nunca se encontraba muy lejos de allí. Se reportó que Marianne Reynolds, una ex actriz, estaba infelizmente casada con R. J. Reynolds. Años después, Patrick Reynolds, Marianne, y el hijo de R. J. declararon que Rubi nunca significó nada para su madre, y que él le había preguntado antes de que ella muriera por qué había tenido un romance con él. Ella respondió que ella había estado parada en la cubierta


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa del bote más grande del mundo (el yate de su esposo), vistiendo un hermoso vestido y colgada de diamantes, esmeraldas, y rubíes, pero que ella no era más que una prisionera porque, “Cada noche a las cinco, tu padre se desmayaba de la borrachera. Y, cuando Rubi venía, invitándome a acompañarlo a cenar, por Dios, me iba.” Patrick Reynolds le dijo a la prensa que su madre consumó el romance en París, pero que sólo duró lo suficiente como para que su padre contratara un investigador que encontrara a la pareja en el acto, lo cual el detective logró hacer. Walter Winchell reportó el romane y Patrick consideró que nombrar a Rubi le ahorraría a su padre un par de millones de dólares en un acuerdo de divorcio. No mucho después de ese romance, el golfista Británico, Robert Sweeny, también obtendría el divorcio alegando que su esposa, Joanne Connelly había cometido adulterio con Rubirosa. En esta ocasión, Rubi declaró que el sólo estaba siendo utilizado por las parejas que ya querían un divorcio. El también declaró que fue Joanne la agresora y que ella, de hecho, lo había seducido a él. Una noche, en Londres, me encontré en el Club de Embajadores con unos amigos de polo. Entraron dos mujeres, que tomaron asiento en una mesa vecina. Una formaba parte de mis mejores amigas. Ella entonces se había casado con un gentleman al que yo conocía perfectamente. Ella me sonrió. Me levanté para ir a saludarla. Me pidió que me quedara a beber una copa con ella, lo que me era difícil de rehusar. Al cabo e algunos instantes de conversación, esa amiga me dijo: “Rubi, quiero que me acompañes”. No tenía coche. Yo no tenía ningún deseo. Cobardemente traté de evitar:


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-Estoy con mis amigos. No puedo dejarlos. Esperaba que por el tiempo transcurrido, esa ex relación comprendería y se iría de mi lado. La dejé. Retorné a mi mesa. Pasaron una hora o dos. Y de nuevo me llamó: -Rubi, te suplico, acompáñame hasta mi hotel. Ella insistió. Cedí. Me excusé con mis amigos diciéndoles que iba a regresar en seguida. Salimos en mi coche. En el trayecto, ocurrieron cosas normales y correctas. Ninguna tentativa de ternura agresiva. Paré frente al hotel. -Buenas noches. -Tú no eres muy galante que digamos. acompañarme hasta el ascensor?

¿Podrías

Acepté otra vez. Naturalmente, ya en el ascensor, hubiera sido una afrenta no llevarla hasta su cuarto. Y en la puerta de su cuarto la música continuaba: -¿Quieres algo?

beber

-No, debo regresar, 13 Rubi al volante. La velocidad y el tú lo sabes. peligro lo excitaban. Él excitaba a mujeres Ella insistió. Era la única manera de obtener paz. Entré. -Siéntate.

adineradas.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Ella me sirvió un whisky. -Vuelvo en seguida. Efectivamente, volvió seguido, con un negligé verdaderamente negligé. Olí la trampa. Se acercó a mí. Me levanté. Ella me echó los brazos alrededor del cuello. Una puerta se abrió. Apareció una sirvienta. Esta vez la medida se colmó. Peleé en retirada. Sordo a todas las súplicas, retorné al club. Y algunos días más tarde, en París, recibo un aviso: el marido de esas persona, con el testimonio de la sirvienta, decidió divorciarse. Fui nombrado “corresponsal” del divorcio (corresponsal es una expresión británica que designa al amante responsable del adulterio).

Rubi fue formalmente nombrado como la causa del divorcio y debido a que el aso fue tratado en la corte Británica, por ley, Rubi fue sentenciado a pagar todos los gastos del proceso. Al final, él sintió que era un peón y simplemente la víctima de una plan bien divisado. Poco después de este segundo incidente, Trujillo, en un ataque de ira, ordenó que destituyeran a Rubi de su posición y publicó sus intenciones en un periódico Americano, declarando que era un castigo por la conducta deplorable del diplomático. Rubi ya no recibiría su salario de $600 dólares al mes, pero sobre todo, nueva vez, tendría que sobrevivir sin la magia de su pasaporte diplomático. ¿Realmente Trujillo se sintió ofendido por la conducta de Rubi?, ¿O estaba simplemente mostrando una vez más que él era el único benefactor, el único jefe?

Ese mismo año, Fidel Castro, el futuro némesis de los


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Americanos y de la República Dominicana, dos años después de graduarse de la escuela de derecho, se postuló parara el Congreso bajo la bandera del Partido Ortodoxo. En Marzo, Batista, volvió al poder, esta vez en un golpe de estado sin sangre. Las elecciones, que serían en tres meses, fueron canceladas y los Estados Unidos oficialmente reconocieron al gobierno de Batista. En 1953, Rubi voló a New York antes de Año Nuevo, hospedándose en el Hotel Plaza. Cuando entró en el elevador en la tarde del día de Año Nuevo, se sintió inmediatamente impresionado por una impactante rubia, una actriz Húngara quien regresaba de la premier de una exitosa película, Moulin Rouge. Era Zsa Zsa Gabor. Rubi no sabían quién era ella, pero se quedó casi sin respiración por su belleza. Por otro lado, Gabor supo instantáneamente quién era Rubi: el machismo encarnado, una legenda a la edad de 20 años. Casado con Doris Duke; playboy, jugador de polo, conductor de drageo; Casanova, Don Juan, y encantador: “Yo sabía todo esto, pero nada me impresionó.” Escribió Gabor. “Después de todo, yo era la Ex esposa de Conrad Hilton, la ex de Burhan Belge, el amor de Ataturk y sobre todo, la esposa actual de George Sanders.” “Yo había estado envuelta con algunos de los hombres más carismáticos del mundo. El mito de Porfirio Rubirosa, me decía a mí misma, no tiene nada que ver conmigo excepto por la ocasión en que amenacé a George de que me acostaría con Rubi –él había momentáneamente bajado la guardia y se puso pálido. No, Porfirio Rubirosa sólo me interesaba por cuenta de George y no por mi propia cuenta.” El encuentro del elevador fue breve y simple –un


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa intercambio de cordialidades y un gesto de Rubi en dejarla salir primero. Luego, ella desapareció por un largo corredor hacia su habitación. Gabor tomó una siesta, pero Rubi se mantuvo ocupado durante la siguiente hora. Cuando ella se despertó, a pesar de su costumbre de enviar sólo una rosa, la habitación de Zsa Zsa estaba llena con cientos de flores –rosas, gardenias, y lirios. El aroma era intoxicante. Erar como despertase de un sueño en una floristería. Una tarjeta blanca estaba sobre la mesa en el recibidor. Gabor la abrió y leyó: “Don Porfirio Rubirosa, Ministro Plenipotenciario de la República Dominicana. Mis saludos para la más bella de las mujeres.” Era una invitación para encontrarse con él en el Salón Persa por unos tragos. Inicialmente, ella ignoró las flores y la invitación, pero comenzó a cambiar de parecer con el atardecer. “Yo aún no estaba impresionada por Rubi o por la idea de encontrarme con él, pero acepté, sintiéndome miserable y sola al no tener a George conmigo.” Mientras Zsa Zsa entraba al bar con su madre como escolta, Rubi se puso de pie y tomo la mano de la madre de Gabor primero, la sostuvo suavemente y la besó. “Yo soy Porfirio Rubirosa,” le dio a su madre. “Me siento orgulloso de conocerla.” Entonces, igualmente ágil, tomó la mano de Zsa Zsa y luego gestionó para que ambas se sentaran. Zsa Zsa luego escribió en su libro One Lifetime is Not Enough: “En ese momento, Rubi finalmente me impresionó. El era


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oscuro, magnético, misterioso, sereno, y tan compuesto como Corad Hilton, e igualmente urbano como George Sanders. Antes de siquiera tocarnos, el me hipnotizó.” Rubi y Zsa Zsa pasaron esa primera noche en el Plaza juntos y en lo adelante, ella supo que ni siquiera querría dejarlo, a pesar de estar locamente enamorada de su esposo. Al día siguiente, Rubi se fue a París y Zsa Zsa se fue a Roma. Aparentemente, su esposo, quién estaba en Italia filmando una película, percibió que 14 Zsa Zsa Gabor. Rubi era un hombre que algo había sucedido. Él siempre conseguía lo que quería. quiso que ella se reuniera con él inmediatamente. Después de unas cuantas semanas en Roma, Zsa Zsa voló a Las Vegas en donde recibió una llamada, sólo momentos después de haber llegado, la voz inconfundible de Rubirosa. “Mi Cherie, mañana tengo la noche libre. ¿Qué tal si nos vemos? Volaré desde París, vía México, pasar la noche contigo y volaré de vuelta en la mañana,” lo cual hizo, ¡un viaje de 4,000 por una cita! Durante meses, Rubi bañó a Gabor en flores, telegramas e infinitas llamadas. El hecho de que ella estaba casada nunca disminuyó su ardor. Finalmente, una de las misivas fue interceptada por Sanders, quien simplemente leyó la tarjeta,


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa se acercó a Zsa Zsa, y con una cruda sonrisa felicitó a su esposa por conquistar al gran Latin Lover. Zsa Zsa estaba horrorizada e insistió en que no había nada ente ella y Rubi. Sanders, quién siempre parecía estar en un estado de ánimo placentero, pacífico, le sugirió que respondiera a la nota. Cuando ella lo ignoró, George le contestó a Rubi por ella, expresando su amor e impaciencia por estar con él de nuevo. Varias semanas después, una llamada entró desde París pidiéndole a ella que considerara una nueva producción Francesa. Era el momento perfecto. Zsa Zsa se fue inmediatamente y quedó sorprendida cuando Rubi la esperó en el aeropuerto. Claro está, Rubi la llevó a su mansión e incluso ella quedó impresionada por las habitaciones y el constante flujo de celebridades y dignatarios. Ella estaba intoxicada, “bajo un trance sexual,” como ella lo explicaba, con el encanto que Rubi parecía tener sobre ella. Su mansión le recordaba a Gabor a su amante, el refugio secreto del Presidente Turco Ataturk en Ankara –un sueño romántico, un oasis de sensualidad, un lugar donde ellos podía pasar horas haciendo el amor, y Rubi tocaba música suave, e incluso la bañaba y la vestía. Mientras ella trabajaba en su película, Rubi jugaba al polo, esporádicamente asistiendo a sus compromisos diplomáticos. Ambos jugaron por meses en 1953, en París, Cannes, Deauville, y Roma y mientras tanto Rubi le suplicaba que se divorciara de Sanders y se casara con él. A pesar de sus sentimientos por Rubi, ella estaba confundida. Amaba a ambos hombres. Ella se halló atrapada en un agonizante exquisito dilema. Cuando Zsa Zsa terminó de filmar, ambos dormían hasta el


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medio día todos los días y luego se levantaban y conducían el Mercedes Benz de Rubi en la ciudad, pasando por los Campos Elíseos y deteniéndose a comer ostras de desayuno. Luego se dirigían al Bagatelle en donde el jugaba al polo mientras ella lo observaba. Él incluso le compró un pequeño caballo de polo al que llamaron “Little Sister”, y le enseñó a montar. Luego de que el dúo dinámico terminaba de montar, retornaban a la mansión y pasaban horas haciendo el amor antes de vestirse para cocteles y cena en el Maxim y luego, usualmente, a la disco Jimmy’s. Ella adoraba a Rubi y él la amaba a ella, pero el romance era una montaña rusa con frecuentas peleas. Después de una discusión particularmente fea, Zsa Zsa decidió regresar a casa. Ella llegó, temerosa de la ira de su esposo, sabiendo que su romance había sido publicado por todo el mundo. Su único comentario fue, “Cariño, la pasión sexual sólo dura dos años. Vas a regresa con Papá. Me has ridiculizado con tu romance con Rubirosa. Pero te perdono porque siempre me haces reír.” Esa noche ambos fueron al Hotel Bel-Air a cenar, y Zsa Zsa comentó que George estaba engordando. “Para nada,” el respondió. “Es sólo que tu amante en París es mucho más delgado que yo.” A pesar de la aparente indiferencia de Sanders con el romance, el solicitó el divorcio ese año (1953). Zsa Zsa estaba devastada. Ella había tenido el romance, pero aún estaba muy enamorada de Sanders. “Éramos como dos niños,” ella escribió en su autobiografía. “Buscadores de placer, hedonistas, tal vez mimados y egoístas.” Más tarde, ese año, el Hotel Frontier en Las Vegas le ofreció a Zsa Zsa y a sus hermanas, Eva y Magda, un acto en el night club. El acto


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa iniciaría el día de Navidad –el mismo día Rubi llegó a Las Vegas para proponerle matrimonio. Cuando ella se negó, el estaba tan enojado que la golpeó. Ella se presentó a los ensayos al día siguiente con un parcho de ojo negro, anunciando a los reporteros y fotógrafos de que ella lo había rechazado y en su subsecuente ira, él la había golpeado en el ojo. Las imágenes resultantes estuvieron en todos los tabloides por semanas. Disfrutando la atención, incluso bajo estas circunstancias, ella decidió usar el parcho durante la semana después de que el moratón desaparición, sólo por publicidad. “El hecho de que el me pegó prueba que me ama,” dijo ella. “Una mujer que nunca ha sido golpeada por un hombre jamás ha sido amada.” La prensa lo devoró.

Habiendo sido rechazado, Rubi confesó que había conocido a una mujer. Escuchando la noticia, Zsa Zsa tuvo un recuerdo de Deauville, el elegante resort en el que ella y Rubi había retozado recientemente. Mientras el montó su caballo de polo ese día, ella recordó a una mujer con binoculares que observó a Rubi por casi una hora. Más tarde, la mujer vino a la mesa, descaradamente coqueteó con él, y anunció que un día se casaría con él. ¿Cómo podía Zsa Zsa olvidar esa escena? Era Bárbara Hutton, heredera de la fortuna de F. W. Woolworth, casi tan rica como Doris Duke. En aquel momento, Zsa Zsa recordó sólo haberse burlado, convencida de que Rubi siempre la querría a ella. Ella recordó esa mañana vívidamente, cuando a las 4:00 a. m., se oyó un estruendoso ruido de vidrio rompiéndose en la habitación contigua. De repente, las puertas Francesas se


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abrieron y George Sanders apareció con dos otros hombres quienes eran detectives. Olvidando que ella sólo vestía sus aretes de diamante, Zsa Zsa saltó de la cama. George, quien no la había visto durante meses, se quedó boquiabierto ante la figura desnuda de su ex esposa. Rubi, también desnudo, saltó al baño y se encerró allí. Las ropas de los dos amantes estaban revueltas y esparcidas 15 ¡Mira que aburridos están!’ Zsa Zsa Gabor se burla mientras le muestran una foto de la boda Rubirosa-Hutton. La belleza Húngara dijo que estaba ‘muy, muy feliz’ de que Rubirosa se casó porque ahora él le podría pagar los $5,600 dólares de la cuenta del hotel que él le debía.

por toda la habitación. La escena gritaba que había habido un desvestimiento apresurado y apasionado había sucedido.

El dulce, húmedo aroma del aroma estaba en el aire mientras Zsa Zsa, desafiantemente de pie, regañaba a George, moviendo s dedo hacia él con una mano, la otra descansando en su cadera. “¿Cómo te atreves a irrumpir así como un Neandertal? Dio ella. Completamente desnuda, aún mantenía su aire altanero. No obstante, George le ordenó al fotógrafo que trabajara. Se tomaron fotografías, anotaciones en libretas de papel y luego, mientras estaban a punto de partir, George caminó elegante y silenciosamente hacia la puerta del baño, golpeó


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa la puerta suavemente, y dijo, “Señor Rubirosa. Usted no puede escapar de mí tan fácilmente. Lo veré en la corte.” Después de que se fueron, Rubi emergió y ambos, completamente indiferente, continuaron haciendo el amor por varias horas más. Rubi se iba al día siguiente. Cuando el sol estaba por salir, él salto abruptamente, se vistió y dijo: “Mi amor, debo dejarte. Necesito dinero y Bárbara Hutton me ofreció cinco millones de dólares si me caso con ella. Después de que me case con ella, volveré a ti en unas pocas semanas.” Habiendo perdido una pequeña fortuna buceando en búsqueda de tesoros perdidos y tratando de mantener su amorío con Zsa Zsa, quién sabía cómo acabar con el dinero rápidamente, Rubi estaba realmente en la quiebra por primera vez desde sus primeros años en París luego de que Flor le dejase y fuese temporalmente excomunado por el padre de ella. El mayor temor de Rubi siempre había sido la amenaza de pobreza. El podía sobrevivir cualquier cosa, menos el trabajo duro o la bancarrota. Fue igualmente en Deauville que reencontré a Bárbara Hutton. Yo la conocía desde hacía tiempo… Yo la conocía desde que estaba casada con mi amigo Igor Troubetskoi… Más tarde, llegamos a almorzar a menudo juntos, cuando me casé con Doris… Ese verano estaba por consiguiente en Deauville para participar en un torneo de polo. Bárbara se encontraba igualmente allí. Ella se hospedó en el Hotel Normandy. Ella tenía un hijo, Lance, de un matrimonio anterior a un aristócrata, el Conde Kurt Von Reventhlow, y a menudo yo le daba lecciones de polo a Lance. Bárbara también había estado casada con el actor Cary Grant. En total, ella había estado casada cuatro veces antes de conocernos.


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Empezamos a vernos, salimos juntos, pero no muy a menudo, porque Bárbara se fatigaba, debía reposar. Le hice algunas visitas al hotel para distraerla. Prometimos vernos pronto en New York. Cuando llegué, ella se encontraba en el hospital donde seguía su tratamiento. Acudí, y nuestra amistad tomó un nuevo curso. descubrimos una poderosa atracción el uno por el otro.

Nos

A medida que su salud se restablecía, descubrí una mujer nueva, de una belleza frágil, inteligente, cultivada, sensible, cerca de quien encontraba cada vez más placer. Al ser mutuo este placer, decidimos casarnos al final de su tratamiento, a principios del invierno de 1953. Escogimos para celebrar la ceremonia el Consulado Dominicano en New York, pero cuando llegué al Hotel Pierre en busca de Bárbara, centenares de fotógrafos y de periodistas se amontonaban desde el pie de la escalera hasta la calle. La Quinta Avenida quedaba bloqueada por la multitud, mucho antes de la hora de la ceremonia. La multitud se aglutinó en más de un kilómetro con una obstrucción fantástica, que debimos atravesar. Bárbara estaba atemorizada y yo la comprendía. Eso parece ser nada, pero les aseguro que se necesitaba una gran indiferencia y nervios de acero para atravesar esas hora delirantes de periodistas, erizados de reflectores de cámaras, de altoparlantes, que estaban dotados con todas las audacias. En esa amalgama humana, a un columnista le pareció oír que alguien gritaba: -Su próximo matrimonio será con Fort Knox. Mientras tanto, yo trataba de hacer entender a Zsa Zsa. My plan revolvía alrededor del matrimonio, empero, era aún un plan de negocios. Yo necesitaba dinero y no sólo un simple préstamo. Yo tenía todas las intensiones de regresar a Zsa Zsa, tal vez no de forma permanente, pero al menos por


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa intervalos aceptables, a pesar de que, claro está, no le dije eso a ella. Entre los muchos reportes de romances en los que él se involucró durante su estadía en Hollywood, una notable mención fue el amorío de Rubi con Joan Crawford (“Latin Lover. The Playboy of the Western World”, Caribbean World Magazine.) “Rubi luego probó a Joan Crawford, con quién pasó un tumultuoso fin de semana en Palms Springs. La vigorosa pareja expulsó las aves de los árboles durante varios días y noches durante sus sesiones sexuales,” escribió Shaun Considine en su libro sobre Crawford y Bette Davis. “Crawford trató de convertir a Rubi en una estrella de cine y lo presentó a productores de Hollywood. No obstante, los permisos de trabajo y una carrera como ídolo de matiné nunca se materializaron. Su relación con Crawford también estuvo condenada.

16 Joan Crawford. No era el tipo de Rubi.

“En una ocasión, Rubi cometió el error de decirle a Crawford que ella era tacaña en comparación con sus ex esposas. Durante sus 10 días juntos, todo lo que Joan le había dado había sido una cigarrera de plata y un clip para el dinero de oro, sin nada de efectivo incluido,” escribió Considine.


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“(En otra ocasión, un regalo insignificante llegó acompañado de una tarjeta escrita al descuido y firmada: ‘Amor, etc… Joan Crawford.”) Rubi incluso tuvo que pagar la cuenta del hotel. Bárbara empezaba a apegarse a Rubi y a medida que su condición física mejoraba, ambos estaban convencidos de que estaban hechos el uno para el otro y que ese matrimonio estaba, ciertamente, en el horizonte. Para este momento, Rubi había empezado a apreciar la inteligencia e ingenio de Bárbara, los cuales despertaron una verdadera afección hacia él. La recuperación temporal de Bárbara también revitalizó su ardor. Una anotación en uno de sus cuadernos decía: “Su secreto de hacer el amor es que practica una técnica Egipcia llamada Imsak. Sin importar qué tan excitado esté, no se permite completar el acto… Lo que él disfruta de esto ese el control que obtiene sobre su propio cuerpo mientras excita a la mujer más allá de control, más allá del umbral.” Sin importar su deseo mutuo, y justo antes de su matrimonio con Hutton, Rubi no pudo resistir una última indiscreción. Tratando de escapar de varios reporteros, Rubi se refugió en un bar de Manhattan en donde conoció a una empleada del bar y prontamente desapareció con ella por el resto del día. De acuerdo con la revista Fortune, “Hutton poseía $25 millones de dólares y aparentemente estaba decidida a gastar gran parte de ello en Rubi, así que ella empezó a igualar los regalos de Duke.” Una plantación de cítricos de 400 acres en la República Dominicana fue el siguiente; 15 caballos de polo, un carro Lancia, gemelos de Rubíes, un pisa corbatas de diamantes siguió.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa Las motivaciones de Hutton no dejaban de tener cierto grado de vanidad. Después de todo, si Doris Duke podía tener a Rubi, ¿por qué no ella? Duke y Hutton eran amigas y para Hutton, esta captura era parte de la rivalidad. Todos estaban en contra del matrimonio. La preocupación general de costumbre era que la fortuna de Bárbara terminaría en los bolsillos de Rubi. Un torrente de artículos negativo sobre Rubirosa siguieron a comentarios de televisión y radio. Bárbara hasta recibió una llamada de su tía suplicándole que llamara a Doris Duke para conocer todo lo que pudiera acerca de este hombre, lo cual hizo sólo para recibir el reluciente reporte de que Rubi era un caballero absolutamente perfecto y encantador. De la biografía de Hutton, titulada Pobre Niña Rica: “Sin embargo, el sentimiento entre los amigos y enemigos por igual era de que su decisión de casarse con el playboy dominicano era, para ella, otra indulgencia que ella se estaba permitiendo, incluso ante la certeza de un desastre.” “Su ex esposo, Cary Grant, y su amigo, el Barón Gottfried von Cramm, le enviaron telegramas implorándole que reconsiderara. Su tío, E. F. Hutton, la llamó y en un tono fuerte, similar al de su padre, le dijo: “¿Te has vuelto loca, Bárbara? ¿Tú sabes lo que es este hombre? ¿Y sabes en lo que eso te convierte a ti?” Rubi pronto se dio cuenta de que Bárbara era más frágil de lo que él pensaba, una mujer con tendencia a la enfermedad, a menudo combatiendo varias infecciones pulmonares. De hecho, ella pasaba gran parte del tiempo en cama; pero Rubi aún la veía como alguien que era inteligente, culta, y sensible, a pesar de que él se cansó de sus malestares rápidamente. Los problemas con la boda siguieron a las exhortaciones negativas de los familiares y amigos de Bárbara. Sólo días


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después de la ceremonia, se descubrió que la boda sería ilegal e New York ya que ninguno de los dos obtuvo los requeridos exámenes de sangre. Rubi se hizo cargo de la situación a través del gobierno Dominicano, el cual, luego de su insistencia, proclamó que por decreto especial la Señora Hutton había recibido la ciudadanía Dominicana. La boda, por lo tanto, podía ser realizada en el Consulado Dominicano en la calle Park Avenue de New York. Luego de escuchar la noticia, la tía de Bárbara colapsó y tuvo que ser llevada al hospital. La Tía Marjorie, al pensar en que el matrimonio había sido aprobado bajo las leyes Dominicanas, una ley que también hacía a Bárbara una ciudadana instantánea de ese país, simplemente se desmayó por el disgusto. Al ser dada de alta, 17 Rubi y Bárbara. La novia cargaba un inmediatamente contactó whisky con soda. al abogado de Bárbara en un esfuerzo de redactar un acuerdo para proteger las finanzas de Bárbara. Ya que Bárbara controlaba todos los hilos de la cartera de esa fortuna, todos en la familia temían por esta unión. La boda finalmente se realizó el 30 de Diciembre del 1953 – no en el Consulado, sino en la residencia de Joaquín Slaza, el Cónsul Dominicano en New York. Para su boda con Hutton, Rubi vistió la misma chaqueta del traje que vistió para su boda con Duke. Bárbara vistió un


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa vestido negro y cargaba whisky con soda con ella. El contrato de matrimonio fue leído en español, y Hutton tomó la mano de Rubi suavemente. Después de la boda, la novia y el novio volaron en un lujoso jet de 86 pasajeros sólo para ellos dos y volaron a Palm Beach para su luna de miel. Después de sólo dos días de matrimonio, Bárbara apareció frente a amistades en su suite con un tobillo roto y debido a la creciente reputación de Rubi, todos pensaron que era el resultado de una pelea con él. (Nunca pudo ser probado que fuere así) Nueva vez, el ‘éxito’ de Rubi en el altar impresionó al Jefe. Durante la luna de miel, Rubi recibió por parte de Trujillo, la restitución al Cuerpo Diplomático como Ministro Consejero en París, así como también la noticia e haber sido nombrado el hombre mejor vestido en América, un honor concedido por famosos diseñadores de todo el mundo. Resultó ser que el mismo Trujillo había sido el responsable de la repentina ciudadanía de Bárbara. Cada vez más, Hutton permanecía en su habitación, ahora no sólo por sus malestares, sino también por sus tobillo. Rubi no era el tipo de hombre que se queda en casa y pronto comenzó a desaparecer por día enteros.

Una nota del FBI fechada 19 de Agosto del 1954 y clasificada como “Secreto”, tal como muchos otros documentos, decía: “Nota en amarillo. Reportes adjuntos reflejan poca información indicando sentimientos Anti-Americanos, o en lo que a ello se refiere, fuerte sentimientos Pro-América, por parte de la Sra. Rubirosa (Bárbara Hutton) ó de cualquiera de


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los asociados con su esposo. Pero casi sin excepción los asociados de ella son descritos como miembros de un ‘set internacional’ caracterizado más específicamente como proxenetas, homosexuales, gigolós, ‘hombres mantenidos de mujeres adineradas’, o caza fortunas. Ni ella ni ellos parecían estar influenciados por algún sentido de lealtad a los Estados Unidos o cualquier otro país. La nacionalidad para ellos parece ser una asunto de conveniencia oportunista o, un limitante de responsabilidad fiscal.” “Distribución de todos los reportes de investigación está siendo realizada para el Departamento (FBI) en este momento en vista del interés específico del Departamento por Rubirosa. Copias están siendo movilizadas para el INS y el Departamento de Estado debido al estatus de inmigrante de Rubirosa y sus asociados descritos en reportes adjuntos. Se hace también notar que Rubirosas ha sostenido estatus diplomático periódicamente.” “El abogado de la Sra. Hutton declaró que ella es una ‘buena chica’ pero no es muy inteligente.” Fin del Documento del FBI. Extrañamente, la ausencia de Rubi no redujo el deseo de Bárbara de continuar bañándolo con regalos. Ella ya le había regalado una plantación en la República Dominicana, la cual era más grande que la de Trujillo, los caballos, y un carro deportivo; ahora una habitación completa de trajes hechos a la medida y 20 pares de zapatos italianos, junto a un cheque por $2.5 millones. No obstante, el día antes de su 45 cumpleaños, el mes después de su matrimonio, ella le preguntó a Rubí qué era lo que quería. Su última palabra apenas había salido de su boca cuando el respondió despreocupadamente: “Bueno, querida, creo que quiero un avión.”


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa En sólo días, el gran avión –otro bombardero B-25 convertidofue ordenado por el costo de $200,000 dólares, junto a una cuenta bancaria conteniendo $50,000 dólares para cubrir los gastos del avión.

Los recuentos de la Prensa continuaron siendo agrios, cuando finalmente el tema de la pareja apareció en televisión. Bob Hope 18 Rubi and his B-25. Publicity was part of fue la primera his job. He was the DR's best PR. personalidad en utilizar el matrimonio de Rubirosa como tema para sus rutinas de comedia. El dijo, “Bueno, la primavera debe estar por llegar. Bárbara Hutton se está preparando para hacer sus limpieza general anual.” Un invitado, George Jessel, vistiendo un parcho en un ojo como Zsa Zsa, también hizo un comentario sobre Bárbara, dejando salir una serie de chistes de una sola frase”: “Bárbara se casa tan a menudo, que ella sólo compra arroz Minuto. Pero es inteligente, lo compra por caja.” Hasta ahora, la evocación más estridente vio del comediante Eddi Cantor. La última escena de los libretos de televisión de Cator presentaba al comediante en una peluca


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negra, personificando a Rubirosa en su noche de boda, tratando de forzar para entrar a la habitación de su esposa, la cual está protegida en la escena por dos guardias Pikerton. “El novio lamenta su mala fortuna y decide ‘acurrucarse’ con un buen libro, momento en el cual aparecen tres o cuatro libretas bancarias. Luego de burlas y chistes, él le dice a la audiencia, ‘Mi esposas puede estar dormida ahí dentro, pero la mejor parte de ella está aquí afuera.’ El sostiene las libretas bancarias y la escena e esfuma” (Fuente: Pobre Niña Rica).

Después de sólo dos semanas de matrimonio, Rubi estaba aburrido. La creciente monotonía, junto a su inhabilidad de olvidar a su amante Húngara, resultaron en otra huída del hogar. Rubi voló a Phoenix en su B-25 para ver a Zsa Zsa, y Hutton se mudó a la casa de Merriweather de su Tía Marjorie en Palm Beach. Entre los muchos nombres famosos con los que Rubi tuvo romances durante este tiempo estaba una animada cantante de jazz, Eartha Kitt. En su autobiografía Aún Estoy Aquí: Confesiones de una Gatita del Sexo, ella escribió: “Habían muchos músicos de jazz y artistas Americanos en París para esa época. Chez Inez me presentó ante él. El 19 Eartha Kitt caught Rubi's eye.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa espectáculo continuó con más y más personalidades viniendo tras bastidores para conocer a Miss Duhnam, uno de ellos era Rubirosa. “Todas las chicas se reían y fisgoneaban por las paredes del teatro y las cortinas cuando escucharon que él estaba allí. ¿Apuesto? ¡Dios, qué apuesto! Los periódicos en París estaban llenos de noticias sobre Rubirosa y Bárbara Hutton en aquel momento…” “… Yo estaba parada a un lado del escenario una noche cuando el estaba siendo llevado al camerino de Miss Dunham. Había varios hombres con él. Yo me pegué de la pared para darle a él y a sus hombres más espacio para pasar. El me miró con una pequeña sonrisa, haciéndome retorcer de la vergüenza.” “Nunca tuve ni la más mínima idea de que él me invitaría a salir hasta que llegó una nota a mi camerino algunos días después, diciendo: ‘Te paso a buscar mañana en la noche después del show para cenar en Maxim, firma Rubirosa…” “… No puedo salir con un hombre así, me dije, queriendo ir desesperadamente. No tengo nada que ponerme. Además, él y el Maxim son muy finos para mí. Al mismo tiempo, pensé, esto puede ser una simple broma, ¿Por qué yo? “Dormí muy mal esa noche, medio esperanzada de que no fuera una broma y medio esperanzada de que lo fuera. El teléfono sonó la mañana siguiente: ‘Estoy llamando departe del Sr. Rubirosa’, dio la voz masculina. ‘El está confirmando su invitación a cenar a Maxim esta noche. ¿Estará eso bien?’ “Mi cerebro comenzó a trabajar como una máquina. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo consiguió mi número de teléfono? ¿Cómo supo cuál hotel? Mi mente se aceleraba más y más. “… Oh… uh… No tengo nada que ponerme, le confesé. ‘No


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es un problema, el Sr. Rubirosa me ha dado instrucciones de que la lleve a donde usted quiera para compra todo lo que necesite –por cuenta de él, claro está.’” “… A nuestra entrada en Maxim, un cuarteto de violines nos llevó hasta la mesa, tocando, y con orquídeas, champaña Dom Perignon, y caviar Beluga puesto sobre hielo. Para mí, esto era un sueño, un Hollywood del que me había perdido mientras estaba en Hollywood. Rubirosa era Cary Grant, Errol Flynn, Charles Boyer, Burt Lancaster, y Tyrone Power todos en uno, y yo estaba en una cita con todos ellos.”

Luego de sólo 53 días, el matrimonio con Hutton se había terminado. El 20 de Febrero del 1954, Rubi y Bárbara se divorciaron. Él inmediatamente convocó una rueda de prensa para explicar el divorcio, diciendo, “Yo no creo que Bárbara sea una mujer enferma, pero por alguna razón ella no quiere llevar una vida activa. Ella prefiere pasar el día entero en cama y yo me dí cuenta de que el matrimonio debía terminar. Yo soy un hombre saludable de 45 años. Mi día comienza temprano cuando me levanto de la cama tomo un simple desayuno y voy a practicar el polo. “Me asusta pensar que alguien como Bárbara pueda pasarse todo un día en la cama. Sinceramente, tenía la esperanza de que mi esposa pudiera cambiar su estilo de vida.” En Pobre Niña Rica, Sylvia Gablee, una periodista, ofreció la única respuesta pública a los cometarios desagradables de Rubi: “¡Rubi habla de un día normal! Eso es gracioso. Porque, su día normal comienza a las 11 p.m. de la noche cuando se levanta de la cama y se va al night club más cercano. De


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa seguro, él sabía que Bárbara (Hutton) no estaba en perfecto estado de salud cuando él se casó con ella. ¿No debe un esposo mostrar compasión por la fragilidad de su esposa?” Después de todo, la relación le costó a Bárbara más de $66,000 dólares al día. Algunos dicen que eso marcó el fin de la carrera de Rubi como galante profesional (no obstante, el se casaría una vez más), al haber establecido una tarifa de padrote. En las siete semanas y media que estuvieron casados, el acumuló aproximadamente un millón en regalos, incluyendo la plantación, un carro, ropas, etc., y casi $3 millones en efectivo. Al principio, Rubi retornó a New York, hospedándose en el Hotel Plaza. Empero, tan pronto como la prensa reportó su llegada, el teléfono empezó a timbrar. Multitudes de mujeres querían conocer a ese playboy del Siglo XX y esposos furiosos empezaron a llamar también, amenazando con matarlo por coquetear con sus esposas por teléfono. En un arranque de enojo, Rubi declaró: Yo no soy en nada diferente a los miles de otros hombres que se han enamorado y se han casado. Por alguna razón, sin embargo, yo soy una monstruosidad porque cometí el ‘error’ de casarme con una mujer adinerada. Ahora, yo soy una anormalidad, un charlatán. Mujeres a las que nunca he conocido juran que yo las he llamado de larga distancia y les he hecho el amor por teléfono, diciéndole a sus esposos que al menos alguien las ama. Siento pena por todas ellas que viven una vida tan superficial. Hah, el gran Rubirosa le ha hecho el amor mucho mejor que tú –y eso fue por teléfono. Imagina cómo me haría sentir si fuera en persona.” Las podía escuchar gritándoles a sus patéticos compañeros.


El Tesoro, El Parcho y Woolworth

Todos se pueden ir al infierno por lo que a mí concierne. Yo no he hecho nada. Yo sólo he buscado mis pasiones y el disfrute de la vía. Ellos podrían haber hecho mucho peor que yo. Varios días después, Rubi se hospedó en el Hotel Jokake Inn en Los Ángeles en donde Zsa Zsa había hecho que una amiga le reservara una habitación bajo el nombre de Cornelius Vandervault Whitney. Los dos se citaron aquella noche y Zsa Zsa luego declaró que fue todo igual que antes. El día siguiente, la pareja huyó secretamente a la casa de un amiga de Zsa Zsa donde pasaron el día bronceándose, mientras ignoraban lo que estaba sucediendo en el hotel. Se habían esparcido rumores de que Rubirosa estaba de vuela y los reporteros fueron al hotel. Aún sin información, Rubi, Zsa Zsa, y su amiga volvieron al Hotel al atardecer, entrando por una puerta trasera y por un estrecho camino recubierto de plantas. Zsa Zsa y su amiga se estaban acercando a la puerta trasera del hotel, y Rubi las seguía unas cuantas yardas detrás. De pronto, un reportero saltó de los arbustos y preguntó, “¿Es cierto? ¿Rubirosa está de vuelta? Zsa Zsa formó una expresión de incredulidad y respondió, “¿Cómo se atreve?” Mientras el reportero estaba ocupado tomado notas, Rubi tuvo tiempo de saltar entre los arbustos y esconderse, una escena cómica –el famoso Ministro Plenipotenciario Dominicano escondido entre los arbustos como un ladrón común. Ignorando al reportero, Zsa Zsa y su amiga entraron al hotel y precedieron a divisar un plan para llevarse a Rubi a una cabaña en las montañas. Siguiendo con su cita, la muy pública pareja se fue


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa directamente a París donde se convirtieron en n pilar del circuito de fiestas internacionales por el año y medio siguiente. El entretenimiento incluyó spas, clubes nocturnos, casinos, carreras de caballos, e incluso los siempre presentes caballos de polo. Para el final del 1955, antes de la llegada del fin de sus días juntos, y a fin de ayudar a distraer a Rubi de sus continuos ataques de celos, Zsa Zsa presentó la idea a Republic Pictures de que ambos hicieran una película juntos. El libreta estaba titulado “Western Affair”, escrito por Sundy Salt. Era una clásica película del oeste sobre el extenso conflicto entre dos rivales en el amo. Rubi representaría el rol de Don Castillo, un elegante y astuto dueño de un bar, y Zsa Zsa sería una chica Francesas quien ha heredado un viejo bar en Deadwood Gulch. Eventualmente, ella se involucraría en la pelea con Don Castillo, el “otro” dueño de bar del pueblo. Su rivalidad pronto se convertiría en un apasionado romance, resultando en la unión de ambos bares. Rubi estaba entusiasmado. Firmó el contrato con Republic Pictures, el cual establecía un porcentaje el porcentaje de beneficios que él habría de recibir. En la película, el estaría haciendo todo lo que le gustaba: montando a caballo, boxeando, disparando, y haciendo el amor. Por primera vez desde sus 20’s, Rubi limpió su estilo de vida. Dejo de beber, se alejó de las fiestas, y empezó a tomar lecciones de actuación de un profesor en Hollywood. En la tarde, Rubi practicaba su técnica de pistola y en la noche se reunía a Gary Cooper, James Mason, y Humphrey Bogart para hablar sobre actuación. Justo cuando se programó la filmación en Republic, el Departamento de Inmigración le negó el permiso de trabajo,


El Tesoro, El Parcho y Woolworth

declarando que ya que él no era un actor profesional en su país de origen, no podía trabajar como actor en los Estados Unidos. Rubi estaba más que furiosos. Aún humeando, regresó a París en donde expresó por un tiempo, su descontento con la forma en que el país adoptivo de Zsa Zsa lo había tratado. El empezó a ahogar sus penas en bares. Parar inicios de 1956, a ambos se les había terminado la pasión. Zsa Zsa retornó a Hollywood, se caso con una sucesión de adinerados empresarios, y “revitalizó” su carrera en declive con una serie de apariencias como invitada en programas de televisión nocturnas de las cuales se benefició grandemente. Extrañamente, sin embargo, en una de sus apariencias en el show de Jack Parr, ella habló sobre su amor por los caballos de polo y joyas, e intencionalmente mencionó a Rubi.

Más tarde ese año Rubi sería implicado una vez más por el FBI, en otro homicidio, similar al asesinato de Morales en 1935 en New York cuando su primo fue acusado. De acuerdo con los documentos del FBI, “el Fiscal intentó inicialmente ver a Rubirosa en 1956; poco después de que el Dr. Jesús Galindez, un antagonista de Trujillo quién vivía en New York e impartía clases en Columbia Univerity, desapareciera bajo misteriosas circunstancias. “Las autoridades consideran que Galindez fue secuestrado por Dominicanos y llevado de regreso a la Isla, donde fue asesinado. Al momento de su desaparición, se supo que Rubirosa había estado en New York justo antes de la muerte de Bencosme (otro exiliado anti Trujillista el 1935) y partió luego del asesinato.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa En este momento, no existe mucha información disponible sobre qué ‘otras’ tareas Rubi realizó como confidente de Trujillo y en sus varios otros cargos diplomáticos. Sin embargo, su relación con Frank Sinatra, John F. Kennedy, y su conexión con el mafioso Sam Giancana varios años después comenzaría a unir todos estas informaciones.


20 La quinta y Ăşltima esposa de Rubi. Rubi fuĂŠ finalmente domado por una adolescente.


7 A

Rubi Se Casa Por Amor. Lo que diferenciaba a Rubi del resto de los hombres es que el le da a las mujeres, o la mujer que él ha escogido, sin importar si es por runa noche, un me, un año o parar la eternidad, la impresión de que ella es el centro del universo.

La edad de 47, la estámina y el ardor de Porfirio Rubirosa estaban lejos de desvanecerse. Libre de Gabor y divorciado —Odile Rodin de Hutton, él se encontraba, de hecho, en la cúspide de su proeza emocional y física. Él renovó su carrera como el más grande playboy de todos los tiempos, teniendo romances con la Emperatriz Soraya, Ava Gardener (el eterno amor de Frank Sinatra), y Rita Hayworth, entre muchas otras.

Se han hecho un considerable número de conjeturas sobre cuál era el secreto de Rubi con las mujeres. Algunas personas afirmaban que era una dosis diaria de té de hongos japoneses. No obstante, él siempre lo negó, diciendo que no necesitaba hongos para mantenerse forma. Otra versión citaba el “Pega Palo”, una substancia de un árbol Dominicano como elixir mágico. Rubi explicó que esa afirmación era simplemente una maniobra de mercadeo para la venta del producto como una poción para el amor. Fue después de mi fallido matrimonio con Bárbara Hutton cuando literalmente fui acorralado por la prensa en general. El magazine Americano Confidencial incluyó una foto a dos páginas, mientras bebía un trago. La foto fue tomada en n coctel cualquiera, y lo que tomaba entonces era sin ningún


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa lugar a dudas un “americano” o un whisky. Pero el pié de foto decía: “Aquí Porfirio Rubirosa tomando un Pega Palo, la bebida a la cual debe su virilidad. Todos los días él toma su Pega Palo, fabricado con ciertas raíces que se encuentran en el bosque Dominicano”, El Pega Palo servía para hacer tisanas. Los campesinos de mi país le concebían muchas virtudes y algunas cualidades afrodisíacas. El artículo de Confidential hizo un boom en los Estados Unidos. Recibí numerosas cartas e hombres cansados y de mujeres decepcionadas. Todos me pedían procurarles de urgencia el Pega Palo. Una firma de Texas fue a Santo Domingo para obtener la materia prima y supe que, gracias a este abuso de Confidential, compró un millón de dólares de Pega Palo. Frente a la magnitud que tomaba el asunto, me trasladé a la República Dominicana. Ahí supe que era el Dr. Sobá, Ministro de Salud, quién se ocupaba personalmente de este negocio. Fui a verle. -¿Cómo puede usted utilizar mi nombre en todas esas transacciones sin preguntar mi parecer, y sin ni siquiera proponerme participación alguna? El Dr. Sobá tomó un aire misterioso y me dijo: -Usted conoce cuál es la única persona que puede dar semejantes órdenes aquí. Adivinaba entonces que Trujillo no había titubeado en utilizarme en semejante negocio, para sacarle provecho. Los amigos más cercanos de Rubi estaban convencidos de que su éxito se debía, al menos en parte, a su cautivadora personalidad. Algunos hombres simplemente nacen con un carisma natural que muy a menudo los confunde. Sea cual sea la verdad, tal vez algunos o todos estos argumentos


Rubi se Casa Por Amor

hicieron a Rubi una leyenda y un mito en su propia época. Esto también se dio de su aprendiz, el actor, George Hamilton, en un artículo de Vanity Fair del 1991: “Hamilton admitió que él no había ayudado mucho a su propia imagen cuando el publicista de Hollywood Warren Cowan le preguntó cómo quién se veía el y él respondió, Porfirio Rubirosa, el famoso playboy-diplomático de los cincuentas quién se caso con Doris Duke y Bárbara Hutton, y la hija del dictador Dominicano, Trujillo.”

En Paris, en 1956, Rubi conoció a una hermosa aspirante a actriz en un campeonato de polo en Deauville. Ella era Odile Rodine, de 17 años de edad, y recientemente había aparecido en la portada de la revista Paris Match. Rubi luego escribió, “yo me enamoré de ella desde el primer momento en que la vi. Ella era joven, fresca, tan hermosa y, nueva vez, poseía cierto misterio.” Ella no tenía idea de quién era él, no de su notoriedad, cuando le comentó sobre su encuentro a su madre, quién era una maestra de escuela: “Te prohíbo que te le acerques. Él es peligroso”, le dijo su madre. Las tormentosas advertencias de la Madre de Rodin se disolvieron en un charco de afectividad cuando una noche salió con su hija y con Rubi, y él la invitó a bailar primero. Ese verano Odile se estaba hospedando en la Riviera, como huésped de un adinerado industrialista, Paul Louis Weiller. Una noche ella tomó el Rolls Royce de Weiller a Saint-Tropez para reunirse con un amigo por unos tragos. El amigo le anunció que ella habría de llegar en bote y que se quedaría


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa con Rubi en Saint Jean Cap Ferrat con los Dubonnet’s (los reyes del vino). Eso fue todo lo que Odile necesitó. Ella envió al chofer y al Rolls de vuelta a Weiller y prontamente en el bote de Chris Craft para el viaje a Cap Verrat. Las turbulentas aguas la dejaron completamente mojada y ya que sólo vestía un tope de bikini y finos pantalones blancos cortos, su apariencia no dejaba mucho a la imaginación cuando ella salió del bote y subsecuentemente llegó a la morada de los Dubonnet. “Cuando llegamos a la casa, yo hice una gran entrada con mi pegajoso traje semi-transparente y mis sandalias. De seguro me veía como una pequeña Úrsula Andress. Rubi estaba feliz y la primera cosa que hizo que llamar a Weiller y decirle que yo no asistiría a la cena. Tres días después, los Dubonnet enviaron su propio Rolls a la casa de los Weiller para recoger el resto de mis ropas”, reportó Rodin. Treinta y un años los separaban, pero Rubi y Odile eran felices, tal vez porque él había finalmente encontrado alguien quién realmente lo amaba. Rubi inmediatamente empezó a jugar a Pigmalión y Galatea, demandando que ella vistiera de manera conservadora y de forma discreta. Ella era una aspirante a actriz proveniente de una familia modesta y sabía muy poco acerca de vestuarios elegantes, mucho menos sobre la forma de actuar. De su parte, Rubi quería convertirla en una “Grande Dam”, aunque una muy joven, dedicando una considerable cantidad de tiempo a enseñarle las costumbres elegantes, cómo vestir, y como caminar. Rubi quería que Odile fuera lo opuesto a Zsa Zsa. Si su cabello estaba demasiado laqueado y extraño, el la llevaba a la ducha para lavarlo. Él la introdujo a la alta costura, incluyendo a Chanel y Balenciaga, queriendo que ella


Rubi se Casa Por Amor

expresara su belleza y sex-appeal más bien como Grace Kelly. Odile se desquitaba andado sin ropa interior, sin importar lo que vistiera. Odile describe a Rubirosa: “Lo que diferencia a Rubi de los otros hombres, es que da la impresión a las mujeres, a la mujer que ha elegido por una noche, por un año, o para siempre, de ser el centro del mundo. Yo conocía de él lo que habían dicho los periódicos y lo que susurraban en París. Sin embargo, en el mismo instante en que me acaparó, yo sólo pensaba en el gran calor humano que desprendía y en la sinceridad de los 21 Rubi and Odile. He wanted a Grande sentimientos que Dame. expresaba. Cando evocaba su país, yo pensaba, en mí misma, que él había hecho ese mismo número a otras. Había al mismo tiempo otra voz, muy profunda, que me decía que tenía que tener razón, ya que algunos meses más tarde Porfirio me arrastró al descubrimiento de Santo Domingo.” “Nuestro encuentro fue en el mes de Junio. La primera noche fuimos a cenar a un café. Al día siguiente, él me invitó a bailar al Elefante Blanco y al Jimmy’s. Todavía era una


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa amistad agradable, sin más. Llegaron las vacaciones. Hice una escapada para ir a encontrarlo en la Cote. Durante esos diez días se reveló tal como es: atento, siempre alegre a partir del primer minuto en que uno despierta, capaz de salir diez noches de seguido, pero capaz igualmente de quedarse en su casa para leer o mirar la televisión. Una característica de su carácter me sorprendió: Rubi es un hombre que se interesa mucho por las mujeres con quien sale. No se contenta solamente con darles una cita, acompañarlas en un nuevo restaurant a la moda, al teatro, a un cabaret y volver donde ellas, él penetra más en su intimidad. Las aconseja, primero sin que parezca nada, pro luego de una manera cada vez más precisa y cada vez más urgente, sobre el maquillaje, sobre el peinado. El detesta los maquillajes violentos, el rouge de labios, las uñas sangrientas. El me aconsejaba sobre un peinado (él ama los moños), sobre las joyas que podría llevar (las desea simples), sobre mis trajes (él les da mucha importancia). Desde que hicimos nuestro noviazgo, no he comprado un traje, un tailleur, un abrigo ene que no me haya acompañado a la casa de los modistas parar aconsejarme y algunas veces para imponerme su juicio.” “La hermana de Rubi cayó gravemente enferma y tuvimos que interrumpir nuestras vacaciones. Por otra parte, los ensayos de Fabien empezaban. Rubi salió para Santo Domingo. Fue una separación my melancólica. Estaba muy enamorada. Él también, yo creo, porque tan pronto nos separamos, él no dejó de telefonearme, de escribirme, de enviarme telegramas largos como una novela.” “La víspera de su regreso recibí un cablegrama en estos términos: Tengo algo muy importante que decirte. Ven, espérame en mi casa.”


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“Él llegó, sonriente, los ojos brillantes, como si hubiese bajado a buscar cigarrillos y para mí, una pequeña francesa que no había viajado, esta desenvoltura que ponía en atravesar el Atlántico tenía algo de estupendo.” “-¿Cuál es esa cosa importante, Rubi? –le pregunté.” “-Yo no puedo vivir sin ti.” “-Yo tampoco.” “-¡Cómo!, ¿tú tampoco?” “-Yo tampoco puedo vivir sin ti.” “-Entonces no hay titubeos Odile, debemos casarnos.” “-Si tú lo quieres.” “Partimos en seguida a casa de mis parientes, que vivían en rue de Tournon. Pertenezco a una familia burguesa de Lyon, que cuenta un cierto número de profesores en medicina. La perspectiva de ver su hija casada con un personaje como Porfirio Rubirosa no era cuestión de encantar a los Bernard. Mi madre me había prevenido en varias ocasiones, cuando la avalancha de telegramas no me permitió disimular el nexo.” “-¿Tú sabe a qué te expones?” “-Si, madre.” “-No podrás venir a quejarte después.” “Pero tan pronto tuvo el primer encuentro con su yerno, la familia fue seducida.” “Mamá adoraba a Rubi y le daba siempre la razón contra mí.” “Todos los días que siguieron venía a esperarme al teatro donde ensayábamos Fabien. El ensayo general se complicaba. Me volví nerviosa. Tenía un miedo terrible la


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa primera noche, Porfirio estaba más tembloroso que yo. Él, de un natural tan optimista, estaba triste. Él me contó después que temía las peores catástrofes: fallo de memoria, decaimiento, fracaso de la obra, cábala. Me dijo que para darse valor fue visitando todos los pequeños cafés del barrio.” “A pesar de sus aprensiones, todo resultó muy bien. Esta obra, de Marcel Pagnol, fue gentilmente acogida por el público. Tuve una buena prensa. Las grandes revista empezaron a interesarse en mi persona. Me hicieron ofertas cinematográficas. Un año antes, lo que pudiera pasar por un debut prometedor de mi carrera, me hubiera encantado. Pero en ese mes de septiembre de 1956, este éxito profesional me era menos tentador: yo no pensaba más que en él y en nuestro matrimonio, que tuvo lugar un me después, el 27 de octubre en Gonchamps, en la casa de nuestros amigos Bernard y Nicole Bogé. No enviamos invitaciones. Hubo en el acto sólo algunos amigos íntimos. Sin embargo, debido a no sé cuál indiscreción, los periodistas fueron avisados y se presentaron en la alcaldía.” “A pesar de eso el acto fue un éxito. En la noche fui a presentarme al teatro como si nada hubiera pasado. Pero tenía que convenir: la disciplina que me imponía Fabien me pesaba. En los meses maravillosos que son los primeros mee de un matrimonio, hubiera deseado consagrar todo mi tiempo a “mi amor”.” “Empecé por pretextar un catarro para poder ofrecerme un week-end en Londres. Tenía una doble que estaba naturalmente encantada de reemplazarme, lo que me quitaba todos los remordimientos.” “En Londres, fuimos al Club de los Embajadores. Bailaba con Rubi cuando vi entrar a mi manager, Andrés Bernheim.”


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“-Eso es el catarro –me dijo- algo sorprendido.” “No parecía estar contento, lo que comprendí muy bien. Era inútil continuar el experimento. El estado de una artista no es compatible con el estado de una recién casada.” “Rescindí por consiguiente el contrato y nos fuimos para Santo Domingo en luna de miel, como Rubi me había prometido seis meses antes.” “El país del hombre que se ama es siempre el más bello del mundo. Sin embargo, Santo Domingo me decepcionó un poquito. Yo tenía una naturaleza imaginativa, y me imaginaba que estas islas del Caribe eran como las habían descubierto los bucaneros. Sin embargo, encontré un estado muy moderno, muy americanizado, autopistas, casas con aire acondicionado, y con cuartos de baño último estilo. Por suerte, Rubi encontró un bungaló en una playa, ente los cocoteros…” “Pasé ahí tres meses de beatitud. Aprendí lentamente el español y el inglés. Rubi cocinaba (cocina muy bien platos a base de arroz, de carnes en salsa, y de habichuelas coloradas muy picantes).”

Más tarde, en 1958, el Presidente Trujillo nombró a Rubi Embajador en Cuba. Fidel Castro, quien llegaría al poder ese año, estaba fascinado con Rubi. Ambos pasaron horas hablando acerca de cómo Trujillo se mantuvo en el poder en la República Dominicana por tanto tiempo. Odile comentaría que a la edad de 19, ella era la “embajatriz” más joven del mundo. Mientras tanto, Rubi presentó a su cuñado a sus amigos de sociedad de Hollywood.


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa El Presidente Trujillo había enviado a su hijo a estudiar en la universidad de guerra en Fort Leavenworth, Kansas, y Ramfis llegó en pleno esplendor, atracando el yate de su padre en Frisco Bay, Texas, con todo y sus propios músicos. A principios del 1958, Rubi presentó a Ramfis y a Zsa Zsa quien a su vez fue anfitriona de una cena a la luz de las velas para la actriz colega, Kim Novak. La química entre ambos fueron evidentes aquella primera noche, pero Zsa Zsa, jugando a casamentera, no le dejó nada al azar. Ella 22 Ramfis y and Kim Novak. Chinchilla calentaba el Masseratti. preparó una suntuosa cena en honor a sus amigos David Selznik, Jennifer Jones, Shirley Maclaine, Robert Mitchum, Natalie Wood, y otros, -y, claro está, Ramfis. Rubi llegó, Odile en brazo, e inmediatamente recibió un gran abrazo de oso de Ramfis, quién dijo, “Mi hermano, te adoro por presentarme a Zsa Zsa. Gracias a ella, estoy enamorado de Kim. A penas puedo contenerme.” Yo estaba feliz por Ramfis y orgullosos de Zsa Zsa. A pesar de nuestras diferencias en el pasado, ella era muy cordial y amable con Odile también. La fiesta fue un éxito rotundo y luego Dom fluyó hasta tarde en la noche. Yo ciertamente no estaba enamorado del estilo Hollywood. Sin embargo, debo


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admitir, habían más hermosas estrellas en esa habitación de lo que jamás había visto antes en un solo lugar, incluso en París. Podía sentir los ojos de Odile sobre mi nuca toda la noche y tomé particulares precauciones para no complacer a mis más básicos deseos. Eventualmente, Ramfis culpó a su relación con Kim Novak, de impedirle terminar sus estudios, empero, él bañó a Zsa Zsa y a Novak con extravagantes regalos. Para Zsa Zsa, hubo un Mercedez rojo y un abrigo de Chinchilla en el baúl, entre otras cosas. Ramfis le entregó el carro a Zsa Zsa una noche, mientras ella estaba ensayando para el George Gobel Show en Burbank. El carro, un raro modelo, había sido volado a Burbank desde Kansas. El rojo intenso de dos asientos estaba parqueado en Hollywood Boulevard envuelto en un enorme moño –rojo, claro está. En el asiento del conductor, había una tarjeta pegada al manubrio de la puerta –una tarjeta de agradecimiento por haberle presentado a Kim. Kim recibió un Masarati de $8,500, también rojo. Zsa Zsa explicó que el carro (un convertible) llegó primero y ella tenía tanto frío mientras conducía con el capó abajo, que el abrigo de Chinchilla era un segundo regalo lógico. El exorbitante precio de estos regalos provocaron a un indignado miembro del Congreso en Washington a decir, “es absurdo ofrecer asistencia financiera a una nación en la que el hijo del Presidente despilfarra el dinero en regalos para famosas estrellas de cine. “ Cuando se reveló que los EE. UU le estaban dando $1,300,000 en ayuda económica a la República Dominicana, hubo comentarios de una investigación Congresional y la


La Verdad Sobre Porfirio Rubirosa escuela militar subsecuentemente negó el diploma a Ramfis. Más tarde, eses año (1958), Ramfis anunció que iba a divorciarse de su esposa, con quien había tenido seis hijos, y prontamente le pidió a la madre de Kim, su mano en matrimonio. Un mes después, Zsa Zsa y Kim estaban como invitadas en una recepción dada por Ramfis en el yate de su padre, the Angelita, el cual estaba cargado con casi tantos soldados Dominicanos como botellas de champaña. La noche siguiente, Ramfis movió el yate al Puerto de Santa Mónica para estar más cerca de las residencias de Kim y Zsa Zsa. En aquel momento, el Angelita era el más grande, más lujoso y costoso yate privado del mundo. (Originalmente, había sido comisionado por el financista E. F. Hutton, tío e Bárbara.). Una vez el yate fue subsecuentemente movido a Long Beach, la actriz Joan Collins se convirtió en una invitada frecuente. Luego, ese mismo año, Ramfis conoció a quien sería su segunda esposa, la actriz Lita Milan, mientras festejaba con Zsa Zsa, Rubi, y Novak en el club nocturno Mocambo.


23 Sin Descripciรณn


8 D

La Mafia, Castro, y la Conexión Kennedy

urante los 50’s, antes de que Castro tomara el poder, Cuba, a sólo 95 millas de la República Dominicana, era una Mecca de las apuestas controlada por la Mafia, ó más precisamente, la mafia de Chicago.

¿Qué tenemos sobre Rubirosa? -J. Edgar Hoover Ex Director del FBI

En 1952, cuando Batista, un ex taquígrafo del ejército, tomó el poder, Cuba era conocida como el París del Nuevo Mundo. Mientras que la vida nocturna de La Habana pudo haber sido como la de París, las suaves brizas, cálidos días, y el penetrante azul cobalto de las aguas del Caribe eran más similares a la Riviera que Rubi conocía tan bien. Los Americanos y Europeos llegaban en manadas para recostarse en las arenosas playas, bajo oscilantes palmas durante el día y a bailar toda la noche. Muchos escuchaban la ronca voz de la cantante de jazz Eartha Kitt mientras tragaban daiquiris y fumaban cigarros de hasta un pie de largo, y luego se dirigían a los casinos en dónde dejaban miles de dólares sobre las mesas de apuesta como un ritual nocturno. Cuando los turistas Americanos llegaban a La Habana luego de un vuelo de 5 horas desde New York, podían escoger entre cinco o seis lujosos hoteles, incluyendo el Club Montmarte del gánster Meyer Lansky o su elegante Hotel Nacional, el cual tenía vistas de El Morro, el antiguo puerto que protege el puerto de La Habana.


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La Habana tenía la fama de ser la ciudad principal del juego en el mundo, meciéndose al ritmo de rumbas, sambas, y mambos, los cuales había exportado a Europa y América a través de incontables orquestas de traje blanco, a las cuales Rubi se había acostumbrado –él prácticamente había crecido en los sonidos de París. Celebridades tales como Ernest Hemingway, el actor George Raft, Marilyn Monroe, y muchos otros podían ser vistos sentados en mesas oscurecidas bajo nubes de humo de cigarro, o siendo conducidos alrededor de La Habana en lujosos carros Americanos; y, claro está, gracias a Meyer Lansky y a la mafia, apostando lo que otros ganan. De hecho, eran un tiempo de completo abandono, libre para todo el mundo y sin reglamentos –la mafia y varios inescrupulosos dueños de clubes nocturnos tenían casinos en casi todos los clubes. Algunos eran administrados por operadores profesionales, serios, pero la gran mayoría tenía poca experiencia –sólo como inversionistas. Había grandes beneficios en retorno por inversión mínima gracias a juegos “come on” tales como una versión de tres cartas de Monte y muchos otros. Pronto, las historias comenzaron a circular de que los adinerados turistas Americanos estaban siendo estafados descaradamente. Batista vio el aumento en los beneficios de visitantes extranjeros, Americanos en particular, como una inmensa fuente de futuros ingresos para la isla –y para sí mismo- y, así, él fue el primero en comenzar a limpiar los clubes. Con el desarrollo de cadenas de hoteles y líneas aéreas en 1950, el turismo empezaba a verse como una “industria”. El clima Cubano, las playas, y la proximidad a New York y Miami, además de la belleza de sus mujeres, eran bienes en bruto. En aquel momento, lo mismo era cierto de la


La Mafia, Castro y La Conexión Kennedy

República Dominicana, la cual pronto estaría en la lista de la mafia como un destino potencial de turismo. En 1953, Fidel Castro apareció por primera vez en el radar de todo el mundo, incluyendo a los EE.UU. El 26 de Julio, él dirigió una revuelta en la que 100 hombres y mujeres atacaron el cuartel del ejército Moncado, cerca de Santiago de Cuba. El ataque fue un fracaso 24 Fidel Castro y Rubi hablaron de política por horas.

y Castro fue arrestado. La mayoría de sus hombres fueron asesinados o encarcelados. Castro fue a juicio y el 16 de Octubre, fue sentenciado a 15 años de prisión.

Luego de la barrida de Batista, el juego Cubano se inauguró durante la temporada del 1954-1955 en un estado reformado. Ya se habían desaparecido los juegos clandestinos y habían sido reemplazados por blackjack y otros juegos más tradicionales al estilo Las Vegas. Incluso la Embajada Americana cerró sus libros bajo alegatos de trampas. El Club Montmarte de Meyer Lansky permaneció siendo el principal destino para grandes apostadores –juego serio para jugadores serios. No muy lejos estaba el Nacional, un hotel


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que tenía una impresionante similitud con el Breakers en Palm Beach. Lansky estaba divisando un plan para tomar control de un ala del hotel y remodelarla con lujosas suites para sus jugadores de alto rango. Los Americanas, quienes frecuentaban el Nacional como una suerte de club de expatriados, no se aceptaron bien la idea. Ellos no querían que las cosas cambiaran. A pesar de que el gobierno Cubano era el propietario del Nacional, Batista lo vió como una oportunidad para mostrar su dinámica nueva política de turismo. En 1955, el Nacional fue puesto bajo ‘nueva administración’. La cantante Americana Eartha Kitt se convirtió en la estrella del nuevo espectáculo de la casa y el nuevo casino abrió sus puertas en 1955, probando ser un gran éxito. [Nota al margen: En 1956, Fidel Castro y sus revolucionarios fueron liberados de la prisión bajo una amnistía general.] Para el 1956, Lansky era el propietario y operaba tres hoteles, y él y Batista eran, esencialmente, socios. Para finales del 1956, la Habana había atraído a muchos de los apostadores profesionales de los Estados Unidos. La gran mayoría de los jugadores de Las Vegas también estaban ahí. Los sueños de Lansky se habían hecho realidad. El nunca habría podido obtener una licencia de juego u operado uno en Las Vegas abiertamente; pero ahora, a prácticamente minutos de Miami, el estaba llevando a cabo una operación abiertamente en un ambiente legal que era, en muchas maneras, más agradable que el remoto desierto de Nevada. Pronto, su imperio sería llamado la Habana Riviera. Durante el período 1957-1958, visitantes una rara y extravagante estos casinos era muy diferente anteriores. Era un ambiente

la Habana ofreció a sus experiencia. El juego en a los últimos tres años callado, casi reverente,


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apropiado a la seriedad de las apuestas. Incluso se enforzó un estricto código de vestimenta. Muchos hombres vestían trajes y las mujeres usaban mucha joyería. Comparados con la atmósfera salvaje carnívora del exterior, el Montmarte y los demás eran asilos de gentileza.

La revolución había comenzado. Luego de la liberación de prisión de Castro, él se unió al Che Guevara en México y comenzó a entrenar tropas. El ejército de Batista no estaba preparado para las condiciones d la batalla y el estilo de guerra de la guerrilla. Sus tropas desertaron y se rindieron, en masa. Eventualmente, él decidió que la situación no tenía solución. Nadie pudo haber predicho el impresionante giro que tuvieron los eventos en sólo ese año. A inicios del 1958, Batista envió los pasaportes de sus hijos a la Embajada Americana para que fuesen estampados con visas Americanas. El 9 de Diciembre, el Presidente Eisenhower despachó un emisario personal a Batista, prometiendo acceso ilimitado a asilo en la casa de verano del dictador, en el caso de que Batista tuviese que salir de Cuba apresuradamente. En sólo una semana, el ‘taquígrafo dictador’ había recibido sus ganancias, envió a su familia en aviones en la base cercana de la Fuerza Aérea, y salió del país, eventualmente terminando en España con $300,000,000. Estando el país en un estado de guerra y anarquía, parecía que la posición de Embajador de Rubi estaba en riesgo cuando una bomba fue lanzada en el patio de la Embajada Dominicana mientras Rubi y Odile habían salido a almorzar. Al

regresar

a

la

Embajada,

encontraron

soldados


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Dominicanos en movimiento preparándose para un ataque. Un soldado con un arma automática estaba de pie en cada puerta, con sus vistas puestas sobre la desordenada muchedumbre que crecía a cada momento. No sólo la Embajada Dominicana había sido atacada. El sello de los revolucionarios encendió el fuego de la emoción en todas las personas. Parecía no haber bandos, sólo destrucción y caos; muchos edificios estaban en llamas y el constante estruendo de disparos de rifle sonaban en los oídos de Rubi. Odile lloraba mientras plumas de humo se alzaban alrededor de las paredes y comenzaron a quemar los ojos de la gente. Las fuerzas de Batista estaban lanzando latas de gas lacrimógeno hacia la violenta muchedumbre. Rubi corrió por toda la Embajada recogiendo algunas de las pertenencias de Odile y luego se encerraron en el sótano para esperar el anochecer y escapar. Aparentemente durante la noche, Castro llegó al poder. Baja una cubierta de oscuridad, con disparos al azar penetrando el aire nocturno, Rubi y Odile salaron sobre el Jeep de la Embajada Dominicana y condujeron inmediatamente a la casa del Embajador Americano, Earl Smith, y de su esposa, Flor. Odile recuerda que los disparos eran incesantes y que parecía como que el mundo se estaba desgarrando en pedazos. Lo que parecía molestar más a Rubi, sin embargo, era el recuperar sus caballos de polo en el campo. [Nota al margen: Fidel Castro había dado el primer paso para destruir el sistema legal tradicional que había gobernado a Cuba desde su independencia. A partir de ese momento, las leyes se ajustarían a lo que los Máximos Líderes deseaban.


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[Mientras Castro le daba su apoyo a la libertad de prensa, mientras viajaba en los Estados Unidos, una corte revolucionaria en La Habana sentenció a un columnista a diez años de trabajo comunitario por escribir que los rebeldes eran un grupo de ‘ladrones y bandidos’. Castro declaró que consideraba que las palabras de Lincoln confirmaban los ideales de la Revolución Cubana.]

El 7 de Mayo, Castro regresó a La Habana y fue recogido en el aeropuerto por Philip Bonsal, el Embajador Americano, quién le solicitó una reunión para discutir las relaciones entre los dos países. Castro aceptó decididamente. El mismo día el gabinete votó para suspender el derecho de habeas corpus en Cuba por un período de noventa días. Viendo que Cuba ya no tenía nada que ofrecerle a la República Dominicana, Trujillo le ofreció a Rubi la opción de un nuevo puesto, entre Bélgica y Argentina. Rubi eligió el último, no sólo porque Odile tenía familia allí, sino también porque el país era conocido por el polo. Trujillo estaba enfrentando sus propios problemas en casa cuando de la nada, forzó a Rubi a intercambiar su plantación de Café por acciones –una ‘inversión’ que pronto no valdría nada. El Presidente necesitaba dinero, su base política se estaba desmoronando y su vida estaba ahora en peligro constante. La revolución del 1959 trajo toda la diversión y decadencia a un paro repentino mientras el régimen comunista de Fidel Castro rápidamente se movió a cerrar los casino y ahogar a la mafia, quienes con igual rapidez empezaron a buscar por otra isla en dónde conducir sus negocios –una también preferiblemente cercana al territorio Estadounidense. Los parámetros de la búsqueda eran simples: Encontrar una pequeña, pobre isla gobernada por un dictador corrupto


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quien le permitiese a la mafia construir casinos y esconder o lavar el dinero mal-habido en bancos falsos. También debería de haber arenosas playas, suaves brizas, y un exuberante y atractivo paisaje. América Central fue inmediatamente descartada, a pesar de que la mayoría de esos países estaban prácticamente gobernados por la CIA y la mafia. Eran demasiados cálidos, subdesarrollados, y demasiado pobres. Después de todo, turistas dispuestos a pagar por diversión no querrían ver a gente pobre, sudorosas y en condiciones miserables. Luego de una cantidad considerable de la debida diligencia, la mafia se decidió por la República Dominicana, sólo a 500 millas de Florida y cerca de Cuba –una opción perfecta excepto por una sola cosa- el dictador, Rafael L. Trujillo, empezaba a simpatizar con el bloque soviético y si eso sucedía, los Estados Unidos ciertamente retirarían su apoyo a las islas. Además, Trujillo también estaba enloqueciendo (Fuente: Americanmafia.com, 2001). Cuando Cuba cayó, también inspiró a los anti-Trujillistas (Dominicanos de izquierda quienes ahora buscaban ayuda del gobierno revolucionario de Cuba). La primera revuelta organizada ocurrió cuando Dominicanos exiliados volaron 14 aviones a la República Dominicana en Junio, con la esperanza de derrocar a Trujillo. Llamada la invasión de Luperón, fue rápidamente desactivada por el ejército y la Fuerza Aérea de Trujillo y todos los sobrevivientes fueron reunidos y ejecutados. Luego de eso vinieron pequeños grupos de jóvenes Dominicanos que formaron organizaciones clandestinas dedicadas a planificar el derrocamiento del régimen de Trujillo. Sin embargo, la real preocupación de Trujillo era el Presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, quién se


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oponía a Trujillo abiertamente y había sido asociado con alguno de los individuos Dominicanos que estaban conspirando en contra de Trujillo. Trujillo desarrolló un odio obsesivo en contra de Betancourt y apoyó varios planes de exiliados Venezolanos para derrocarlo, lo cual hizo que el gobierno Venezolano llevara el caso en contra de Trujillo ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Esto, claro está, enfureció a Trujillo, quién ordenó a sus agentes que asesinaran a Betancourt. En Junio del 1960, Betancourt fue herido, pero no fue muerto. Todo el incidente agravó la opinión del mundo en contra de Trujillo y propició que la OEA cortara toda conexión con la República Dominicana e impusiera sanciones en contra del país. Antes de Kennedy, el Presidente Eisenhower había tolerado a Trujillo como un refuerzo de estabilidad en el Caribe y algunos aún lo veían como una deseable fuerza contraria al régimen de Castro. La opinión pública en los Estados Unidos, sin embargo, comenzó a alinearse en contra de la dictadura en la República Dominicana. Kennedy ganó las elecciones en 1960 e inmediatamente heredó la situación en el Caribe junto con la mafia. Kennedy no estaba preparado para coexistir con otra Cuba, y el líder Dominicano se había convertido en una vergüenza política para la política hemisférica de los Estados Unidos. La administración Eisenhower había querido remover a Trujillo e imponer un gobierno Americano, o al menos uno que simpatizara con los EE. UU., así que se persiguió agresivamente una política de intervencionista con amenazas de una intervención militar, proveer apoyo clandestino a los disidentes Dominicanos, diplomacia multilateral, y presión política a través de la OEA. A lo largo del Siglo XX, los objetivos de los EE. UU. En el


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hemisferio habían sido el prevenir el alza al poder de cualquier gobierno que pudiera amenazar la seguridad de los Estados Unidos, particularmente aquellos cercanos a su territorio, como Cuba y la República Dominicana. El carácter político de los regímenes Latinoamericanos era irrelevante, si mantenían el orden interno y apoyaba las políticas Estadounidenses. Claro está, si el régimen era más derechista, mucho mejor. Los EE. UU. Acababan de salir de la era de la casería comunista de Joseph McCarthy, así que todo el mundo evitaba cuidadosamente cualquier tendencia izquierdista. La preocupación de Kennedy era que Trujillo empezaba a interesarse por los Soviéticos. Durante los 30 años anteriores, sin embargo, Trujillo se había adherido fervientemente a las políticas y deseos de los Estados Unidos, pero en los ‘50s, el soporte de Trujillo empezaba a debilitarse. El temor era que el colapso de Trujillo llevaría a todos al caos y a la emergencia de un segundo Castro en la República Dominicana. No obstante, al mismo tiempo, la mafia estaba trabajando activamente con varios elementos en la Dominicana para satisfacer sus propios objetivos.

Kennedy llegó al poder en Enero del 1961. El Secretario de Estado de Kennedy, Dean Rusk, estuvo de acuerdo en que el dictador de la República Dominicana se había convertido en una amenaza, pero ambos continuaron contando con las acciones de la OEA y las operaciones encubiertas de la CIA en el país, tal como lo había hecho Eisenhower antes que él. Aquí aparece la conexión CIA-Mafia. La lucrativa industria del juego en Cuba había expirado hacía tiempo y la mafia aún


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trataba de ganar terreno en la Dominicana. El reto para la mafia sería el conseguir que la administración Kennedy se comprometiera a apoyarlos, a pesar de las afiliaciones políticas de Trujillo. Fue entonces cuando se acercaron a Rubi, el legendario playboy/diplomático. A pesar de que Rubi había pasado la mayor parte de su vida en lugares tan alejados como París, New York, y Palm Beach seduciendo a adineradas damas, conduciendo en carreras en Le Mans, o agotando caballos de polo, para aquel momento él también había sido embajador por la República Dominicana por muchos años. Él era el mejor relacionador público que tenía Trujillo. Empero, ahora, él estaba más ocupado en casa. Como tal, él era responsable de asegurar que las compañías que realizaba negocios con Trujillo incluyeran un 15% -un impuesto especial en sus facturas- que terminaría en manos del Presidente. Rubi también estaba a cargo de mantener vigilancia sobre cualquier disidente Americano, usualmente con la ayuda de sus contactos de la mafia. Se decía que él entonces entregaría esa información al Servicio de Inteligencia Militar, o la policía secreta. (Fuente: American Mafia.com. Artículo 181.)

Durante la primavera, del 1961, Rubi comenzó a compartir con Frank Sinatra, Peter Lawford, y Dean Martin. Su introducción a Giancana sucedió durante un fin de semana que pasó en un yate de lujo en las afueras de la costa Francesa con Sinatra, Lawford, y Martin. Se sospecha que Sinatra actuaba como el conductor entre Kennedy, la mafia (Giancana), Rubirosa, y la élite en la República Dominicana, la


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cual planeaba derrocar a Trujillo. También se reportó que con un acuerdo verbal entre Rubi y la élite de la República, la mafia quedaría libre de operar allí una vez Trujillo saliera del poder. Todo lo que se necesitaba era la seguridad de que si la mafia asistía a la República Dominicana en reemplazar a Trujillo, el nuevo gobierno sería pro-Estados Unidos. Parece que Rubi, como siempre, jugaba en ambos bandos para sobrevivir y para 25 Sam Giancana. Tenía amigos en lugares prosperar nueva vez. altos. ¿Era él una amenaza triple? El parecía estar trabajando con la policía secreta de Trujillo y con la mafia, mientras, al mismo tiempo trabajaba con la élite Dominicana que no quería otra cosa que descartar a Trujillo y seguir a Kennedy. Tal vez él estaba tratado de cubrir todas las bases en caso de cualquier eventualidad. A pesar de sus intereses, la única cosa a la que Rubi era fiel era su país, no Trujillo. Él amaba a su gente y tal vez estaba confundido en cuanto a cómo servirles mejor. Ciertamente, su conexión con Sinatra, Kennedy, y finalmente Giancana, indicaba su deseo de liberar a su país del maligno.


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Toda su vida, él había sido el hombre de las “Relaciones Públicas” del Generalísimo, pero es fácil comprender que él se veía a sí mismo como un títere. Una vez reconoció que tan malvado era Trujillo (tal vez empezando por ser humillado por su ex suegro en el incidente del dragado y luego con el descubrimiento del genocidio de Haitianos), él tal vez deseó su muerte secretamente, pero sin duda, al menos utilizó su asociación para beneficiar su propia vida y sus conexiones. También resulta fácil deducir que una vez se fuera Trujillo, la República Dominicana estaría, nueva vez, en buena posición frente a los Estados nidos. Rubi había solidizado sus propias conexiones con la mafia, y su vida podría potencialmente volver a ser maravillosa, así que continuó jugando para ambos bandos. Debido a su reunión con Sinatra, Lawford, y Martin, Rubi fue invitado por Sinatra a conocer a Kennedy en Cape Cod más tarde en Septiembre del 1961. Posiblemente nunca se sabrá exactamente qué fue lo que discutieron Kennedy, Rubirosa y Sinatra ene Cape Cod aquel día, pero un mes después, Kennedy le dio al Director de la CIA, Alan Dulles, la orden de asesinar a Trujillo y Sam Giancana inició sus planes de crear otra Cuba en la República Dominicana. ¿Coincidencia? (Fuente: American Mafia.com. Artículo 181.)

Desde aquel momento, Rubi pasó por una sucesión de cargos. Primero, como Embajador en Bélgica, pero luego de una ausencia prolongada y ni siquiera una aparición en la Embajada, Trujillo canceló su nombramiento. Sin embargo, tal y como había hecho en varias ocasiones, no pasó mucho tiempo antes de que Trujillo lo restituyera, esta vez en Junio del 1961 como Inspector de Embajadas y Delegaciones. Sus responsabilidades serían el inspeccionar las Embajadas Dominicanas en todo el mundo. Todos


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estaban de acuerdo en que no existía un puesto mejor para un hombre que había sido un trotamundos toda su vida. El podía viajar a donde quisiera, empero Rubi sólo visitaba cinco lugares –Deauville, California, Texas, Florida, y la Riviera- todos más apropiados para un turista que para un inspector. La mayor parte del tiempo él actuaba como un turista, no como un diplomático. El atractivo de Rubi para hombres y mujeres se hizo públicamente más aparente gracias a su nueva y cercana relación con Frank Sinatra. Pronto, Rubi se hizo amigo del grupo entero (conocido como el Rat Pack), incluyendo a Sammy Davis, Jr., quién le dijo esto a Rubi: “Yo pasé tres semanas en París y conocí a Rubi, el nuevo mejor amigo de Frank. Rubi era el hombre más elegante que haya conocido. Es fácil comprender por qué la hija de un presidente y una heredera adinerada se casarían con él…” “… Él era encantador, misterioso, sorprendente, y muy atractivo. Sin duda alguna el mejor vestido del mundo. La forma en que Rubi se vestía me hacía sentir como que yo había salido de un basurero. Yo estaba muy impresionado de conocerlo”. “Rubi sabía cómo leer la mente de las personas y deducir cualquier cosa. Él era naturalmente intuitivo. Él sabía cómo vivir entre la ‘nobleza’ y la ‘realeza.’ Le pregunté cómo lo hacía, y me dijo: ‘Les doy el respeto que se merecen por quienes son y entonces nos hacemos iguales.’”


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26. Rubi, el nuevo 'mejor amigo' de Sinatra, era un miembro honorífico del Rat Pack.

“Si yo empezara el día con Rubi, estaríamos bebiendo Salty Dogs antes del almuerzo. Beberíamos todo el día y toda la noche. Pero nunca lo veías con los ojos rojos o con ojeras.” “¿Cómo haces para vestir tan bien?” le pregunté a Rubi. “’Tu trabajo es ser un artista. playboy’, me respondió él.”

My trabajo es ser un

“Yo le pregunté si alguna vez trabajo [tuvo un empleo]” “’¿Trabajo? No hay tiempo para el trabajo’” “Nunca escuché a Rubi decir nada malo o negativo sobre nadie. Él era simplemente un buen tipo y un buen amigo.” La prensa me acosaba sobre Sinatra –no sobre Sammy, o Peter, o Dean, sólo Frank. A menudo me pedían que ayudara a algún reportero a conseguir una entrevista con él. En una ocasión, una revista en dónde yo tenía algunos amigos me pidió que les consiguiera una entrevista exclusiva con Frank. Dijeron que sólo tomarían unas pocas fotografías y le darían


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a Frank un preview del texto antes de publicarlo. Yo dudé que Frank (Sinatra) lo hiciera, sabiendo todo por lo que había pasado, pero aún así le pregunté. El se negó enfáticamente. Dijo que cuando estuvo en la Riviera esa misma revista había puesto un micrófono en su habitación. Cuando Frank tomaba una decisión, nada lo hacía cambiar. Su vida privada siempre era un escándalo, peor que la mía. Lo acusaron de hacer las peores cosas. La prensa lo acosaba constantemente y trataban de reportar los detalles más íntimos de su vida privada. Yo sentía cierta afinidad hacia él. Él era el cantante más encantador que jamás había escuchado. Notas y archivos del FBI muestran que Rubi estaba pasando la mayor parte de su tiempo en bares de Palm Beach y New York, pero halló tiempo para asegurarse de que las compañías que hacían negocio con Trujillo pagaran sus deudas al dictador. Como Embajador viajante, o Inspector de Embajadas, él estaba a cargo de mantener la vigilancia sobre los disidentes, aquello quienes podrían intentar engañar a la temida policía secreta de Trujillo, la SIM. El FBI descubrió que Rubi era un agente de alto rango de esa organización. Rubi también logró cumplir sus responsabilidades con la ayuda de la Mafia de New York. En pocas palabras, Rubi era el líder de facto de la élite Dominicana. Con su ayuda y su compromiso verbal, la mafia pudo eliminar a Trujillo, abriendo el camino para la administración de Kennedy para reconocer a la isla una vez más, asumiendo que cualquier nuevo dirigente sería Pro-USA (Fuente: American Mafia.com)

De acuerdo con un documento del FBI de fecha 21/03/61, el cual tiene bloqueados ciertos nombres: “(Desconocido) ha provisto las siguientes informaciones: Porfirio Rubirosa, quién ha servido como Embajador por la


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República Dominicana en varios países Europeos y actualmente ocupa la posición de Embajador en Francia es un agente del Servicio de Inteligencia Militar Dominicana (SIM).” Los siguientes dos párrafos del documento han sido bloqueados y luego continúa, “(Desconocido) resaltó el hecho de que (desconocido), en su opinión, esto prueba, de forma concluyente, que él era un Agente de la SIM. “Este documento no contiene recomendaciones ni conclusiones del FBI. Es de la propiedad del FBI, y es un préstamo a su agencia. El mismo, y su contenido, deben no ser distribuidos fuera de su agencia… conocimiento de misiones específicas asignadas a Rubirosa o pudo presentar ninguna información con relación al salario de Rubirosa como Agente de la SIM.”

Otros documentos obtenidos del FBI indicó un torbellino de actividad entre el FBI y el INS entre el 1961, el año en que Rubi empezó a pasar más tiempo con Sinatra y Kennedy. El FBI sugirió al INS en varias ocasiones para “disponer los límites apropiados en el evento de que el sujeto (Rubirosa) entrase al país y para asegurar si él estaba viajando con un pasaporte oficial.” De acuerdo con AmericanMafia.com, “Rubi iba a estar en New York, de todos modos. Él había sido citado por el Fiscal de New York para ser cuestionado sobre su papel en el secuestro y tortura de varios exiliados Dominicanos, probablemente como resultado de la insistencia del FBI. El día antes de la reunión en Cape Cod, Sinatra había pasado la tarde en la Casa Blanca con los artistas Danny Kaye y Judi Garland, enseñándoles cómo preparar Bloody Mary’s y luego descansadamente bebiendo en el balcón trasero que mira hacia el Washington Monument.


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“El día siguiente, Sinatra voló en el avión privado del Presidente hacía la casa de veraneo de Kennedy en Cape Cod, junto a Ted Kennedy, Pat Lawford y Odile. A su llegada, el grupo tomó un crucero de 3 horas en el yate del Presidente, el Honey Fitz.

Supuestamente, la CIA había estado contactando a Dominicanos conservadores quienes se oponían a Trujillo. Los agentes contactaron con un ex leal Trujillista, quien ahora estaba participando en el plan para asesinar al dictador. El recuento publicado dice que los Dominicanos adinerados quienes tenían vendettas personales en contra del dictador, o quienes tenían familiares que habían sufrido en manos de la SIM, eran los co-conspiradores. Algunos incluso incluían a familiares de Trujillo. La CIA, claro está, no deseaba aparentar involucrada, así que se sospecha que personajes de la mafia, y tal vez Rubi ayudaron a pasar en contrabando los rifles del asesinato. Nuevos reportes de escuchas telefónicas del FBI en 1961, confirman conversaciones telefónicas entre Rubirosa y un vendedor de armas Rumano llamado Jean Koree. Como siempre, con Rubi, todo es posible. El 30 de mayo del 1961, cinco meses después de que Kennedy tomó posesión, los conspiradores asesinaron a Trujillo disparándole al carro del dictador en un tramo desierto de la carretera. Él iba de camino hacia San Cristóbal, acompañado solamente por su chofer. Cuando se detuvieron en una desolada intersección, varios hombres saltaron desde los arbustos con armas automáticas y en un final al estilo Bonnie and Clyde, el vehículo y sus dos ocupantes fueron colmados de balas, ambos muriendo instantáneamente.


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Sin embargo, el intento de golpe de estado falló (Trujillo fue el único asesinado). Cuando los asesinos se ocultaron, los amigos de Rubi, y el hijo del dictador, Ramfis, asumieron el control de la República Dominicana al día siguiente, al menos en un sentido de facto. Cuando Rubi vio a Ramfis por primera vez, después del asesinato, Ramfis le pidió a Rubi que visitara a Kennedy en Washington. “Pídele al Presidente Kennedy, tu amigo, que haga que la Organización de Estados Americanos levante las sanciones en contra nuestra. Será necesario para que el orden perdure.” El 6 de Junio del 1961, el New York Journal American, un periódico de circulación diaria publicado en New York City, publicó un artículo titulado: “Trujillo Jr. Quiere Liberar a la Nación, No el Poder”. Fue escrito por Igor Cassini, quien era un relacionador público y quién escribió una columna llamada Smart Set. Sólo tres días después, un documento interno del FBI (971552) comentaba sobre el artículo: “El Artículo del Journal indica que Porfirio Rubirosa ha llegado a New York en una misión muy importante y se refiere a Rubirosa como a un ex embajador en varios países quién se ha deshecho de su fama de playboy, al menos temporalmente, y quien ha asumido un rol de diplomático.” “Cassini escribe que fue en este rol ‘serio’ en el que Rubirosa le dio una entrevista poco después de llegar al Aeropuerto Idlewild.” “De acuerdo con este artículo, Rubirosa le dijo a Cassini que Rafael Trujillo Jr., el jefe de estado del nuevo Gobierno Dominicano, no tiene ningún interés en continuar con la llamada ‘Dinastía Trujillo’, de que él personalmente no tiene ambiciones políticas, y deseaba iniciar lo antes posible, las


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relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y otros países Latinoamericanos, y que rechaza cualquier convenio ‘por debajo de la mesa’ con la Rusia Soviética.” “Según el artículo, Rubirosa señaló que Trujillo Jr. Apoya las elecciones libres y que una amnistía general sería concedida a todos los prisioneros políticos y exiliados Dominicanos.” “El resto del artículo es en formato de pregunta y respuesta. Al responder una pregunta sobre el propósito de su viaje, Rubirosa dijo: ‘Yo estoy aquí extraoficialmente, como usted comprende, pero vine con la anuencia del Presidente Balaguer y el General Trujillo (Jr.)’” “En su columna, Cassini también indica que Porfirio Rubirosa ‘fue notificado hoy por teléfono desde Ciudad Trujillo que el Presidente Balaguer lo había nombrado Embajador General’.” Es difícil determinar qué sabía el FBI sobre la subsecuente estadía de Rubi en New York el mes siguiente, porque los documentos obtenidos por nosotros tienen varios nombres bloqueados. Ellos, el FBI, estaban definitivamente interesados en Rubi y ellos habían intervenido su teléfono en el Gotham Hotel por días. Los reportes de FBI indican más de 40 pistas que fueron investigadas sobre las conversaciones telefónicas de Rubi. Los reportes no revelan a quién llamaba Rubi desde su habitación, pero sí revelan llamadas a New York, República Dominicana, y Washington, D. C. (y este número, se especifica, era el número del Departamento de Justicia) –y una llamada al número privado del Presidente Kennedy en Cape Cod. Se presume que en esta reunión, Rubi solicitó la intervención con la OEA, tal como Ramfis lo había solicitado. La respuesta de Kennedy erar que la ‘familia’ Trujillo debería


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establecer un gobierno democrático y devolver todas las propiedades a sus dueños originales, o él no podría hacer nada.

De acuerdo con el documento del FBI, NY-97-2078, de Agosto 1961: “(Nombre bloqueado) informó que él había recibido la siguiente información de un Cubano quien reside en New York City y está familiarizado con el pensamiento de la mayoría de los Cubanos y Dominicanos exiliados en el área de New York. “Este Cubano le informó a (nombre bloqueado) que la reciente publicidad dada a la asociación ente Peter Lawford, cuñado del Presidente, y Porfirio Rubirosa, quién fue descrito por (nombre bloqueado) como un secuaz de Trujillo por mucho tiempo conocido en Latinoamérica como un lobista por la familia de Trujillo, ha creado una impresión extremadamente mala entre Cubanos y Dominicanos exiliados en el área de New York.” “(Nombre bloqueado) explicó que cuando los Latinoamericanos vieron la fotografía de Lawford y Rubirosa juntos, lo tomaron por sentado que Rubirosa tenía acceso al Presidente Kennedy a través de su cuñado.” Aún más memorándums del FBI muestran claramente que no había ninguna pérdida de afecto entre los Dominicanos y el Presidente Kennedy. Documento NY 9-2078. “El 10 de Noviembre del 1961, (nombre bloqueado) señaló que él había sido informado de que Porfirio Rubirosa, un individuo que ha servido como Embajador en varios Países Europeos, aparentemente había estado recientemente en contacto con (nombre bloqueado), quién describió como (fase bloqueada) golpe de estado en la República


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Dominicana.” “Rubirosa alegadamente reveló a (nombre bloqueado) que si las sanciones económicas y diplomáticas en contra de la República Dominicana no eran levantadas o aliviadas antes del 10 de Noviembre del 1961, habría un golpe de estado en la República Dominicana. Este golpe se presume, sería de acuerdo al plan de (nombre bloqueado).” Sin embargo, esa fecha fue retrasada, tal y como notifica un memo de FBI: “El 13 de Noviembre del 1961, (nombre bloqueado) proveyó un artículo que apareció el 23 de Octubre del 1961 en el periódico Dominicano “El Caribe”. El artículo es una reproducción de otro artículo que apareció en un periódico Americano y de acuerdo con (nombre bloqueado), reflexionaba que Rubirosa es un asociado cercano de la familia del Presidente Kennedy. (Nombre bloqueado) afirma que la prensa y radio Dominicanas indudablemente le dan mucha publicidad a esta asociación, lo cual implica que la administración Kennedy apoya al General Rafael Trujillo, Jr. Y al régimen del Dr. Joaquín Balaguer en la República Dominicana.” “(Nombre bloqueado), establece que esta es una situación muy peligrosa y en su opinión, la oposición Dominicana se verá incrementalmente inclinada a tomar una posición antiAmericana si este tipo de publicidad continúa.” En aún otro documento del FBI, se lee: “La asociación de Rubirosa con el Presidente Kennedy ha decepcionado a muchos Dominicanos que sueñan con la libertad. Más y más de ellos han estado escuchando transmisiones de radio de Fidel Castro desde Cuba ofreciendo 35,000 metralletas Checas como soporte a cualquier revuelta en contra del régimen. Él está tratando de identificar el régimen Trujillo-Balaguer con los Estados Unidos.”


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Es interesante notar que durante estos turbulentos tiempos en la República Dominicana, los cuales eran horribles y sorprendentes al mismo tiempo, no era Ramfis Trujillo, ni Joaquín Balaguer, quienes hablaban por el país. Sólo un hombre estaba actuando como vocero: Porfirio Rubirosa. Luego de todas sus discusiones con Kennedy, Rubi retornó a la República Dominicana a reportarle a Ramfis sobre su progreso, o la falta del mismo. La respuesta de Ramfis fue: ‘si hacemos lo que Kennedy quiere, todos estaremos en la quiebra. Sin embargo, hay una alternativa, que puede ayudarnos a ambos.’ -“¿Cuál es esa alternativa? Preguntó Rubi. “Yo voy a poner todos nuestros activos como acciones en un fideicomiso. Lo llamaremos Molinos Dominicanos. Si pones tu dinero en él, te retirarás siendo un hombre rico.” Rubi respondió que él sólo tenía $500,000 restantes a su nombre, pero Ramfis lo convenció de que él podía incrementar ese monto exponencialmente al invertir en su fideicomiso. Poco después, Ramfis huyó del país a Francia con un cargamento de dinero en el yate de sus padre, el Angelita, para sorpresa de Rubirosa quién había depositado medio millón de dólares en la cuenta de Ramfis. Flor de Oro estimó que su medio hermano retiró más de $200 millones del fideicomiso antes de salir del país, $500,000 de los cuales pertenecían a Rubi. Antes de huir, Ramfis, por medio de informantes, encontró a los cuatro asesinos de su padre. Ellos estaban todos sentados alrededor de una mesa en un bar al lado de la carretera, bebiendo y riéndose, y probablemente celebrando. Ramfis entró solo con una semi-metralleta Thompson, uno de los muchos que la CIA había enviado al país.


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Al verlo, los hombres saltaron, cada uno con su mano sobre su pistola, pero no fueron lo suficientemente rápidos. Ramfis los roció a ellos y al bar con un peine completo de balas, y luego se dio vuelta y les disparó a dos soldados que había venido desde el exterior. Esa fue la última vez que alguien en la República Dominicana lo vió en el país. En aquel momento, el nuevo presidente, Joaquín Balaguer, terminó el trabajo de Rubi como Embajador, dejándolo desempleado. Rubi le suplicó a Balaguer que lo nombrara Ministro de Turismo, pero el nuevo presidente se negó, prefiriendo limpiar toda la ropa sucia; todo lo relacionado a Trujillo.

Documentos del FBI, fechado 30 de Marzo y 1962, explica: “El gobierno Dominicano solicita la extradición de Ramfis Trujillo. Este artículo noticioso en La Prensa, un periódico en Español de circulación diaria en New York, refleja que el gobierno Dominicano había solicitado al Gobierno Francés por la extradición de Rafael Trujillo así como también la de el ex diplomático, Porfirio Rubirosa. “Un vocero del Ministro Exterior informó que se habían enviado instrucciones a la Embajada Dominicana en París para que se asegure que esos criminales sean puestos bajo arresto o al menos, se imponga un impedimento de salida del territorio Francés.” De acuerdo con otro artículo publicado luego en el London Sunday Express, la escritora Susan Bares recontó su conversación con Rubi a su llegada en la República Dominicana luego de su reunión con Kennedy:


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“Yo le dije a Ramfis, ‘tú debes apoyar al nuevo presidente y devolver las cosas que tu padre robó de la gente… pero él no tenía las agallas… y él se fue. El tomó su yate y se fue a París. No lo volveré a ver jamás. El no es mi amigo. El me traicionó.” Barnes recordó la entrevista, no tanto por los comentarios políticos de Rubi sino por lo que pasó después. De acuerdo con ella, a pesar de no ser característico de Rubi, mientras ella fue al baño de su suite en el hotel Savoy para 27 Rubi's relationship with the Kennedy's refrescarse, ella alarmed the FBI encontró a un ‘sonriente’ Rubirosa parado vistiendo sus pantalones cortos con su monograma, a través de los cuales se dejaba ver su “aparato”. “El me lanzó sobre su cama desarreglada y se desarrolló una lucha mientras esta grotesca cosa se movía.” El repentino desempleo de Rubi significaba que el tendría que cambiar su estilo de vida. El había despilfarrado todo su dinero así como los regalos que él había recibido de sus esposas; él único activo remanente: la casa a la orilla del río, la cual vendió al banquero Edmond de Rothschild por $400,000. Ramfis incluso trató de reunirse con Rubi en París pero Rubi se negó. En una entrevista, Rubirosa dijo que Ramfis había actuado de forma cobarde al desertar su país en un momento crítico y que para él, Ramfis estaba muerto. Claro está, su enojo también estaba motivado por el incidente del fraude


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en el que Rubi perdió medio millón de dólares. [Nota: Ese mes en 1963, el Presidente John F. Kennedy fue asesinado en Dallas.] Es difícil de imaginar cómo el Presidente pudo no saber sobre los planes de la mafia para la República Dominicana, pero Bobby Kennedy pronto estaría esquivando a Giancana. Se especula en muchos recuentos de la prensa, incluyendo películas e innumerables ‘teorías de conspiración’, que John Kennedy fue asesinado en parte debido a que su hermano estaba persiguiendo a la mafia muy de cerca. Otras teorías postulan que el asesinato fue conducido por una combinación de esfuerzos unidos incluyendo: la mafia, la CIA, y otros agentes Federales de Seguridad. He aquí los principales personajes: John F. Kennedy, Sam Giancana (la mafia), Porfirio Rubirosa, la CIA, la República Dominicana y Castro. Todos los eventos antes del asesinato de Kennedy y los personajes involucrados están conectados en más de una forma. Todos, incluyendo a Rubi, tenía sus propios intereses. ¿Estuvo Rubi involucrado en el asesinato de su ex suegro? Ciertamente, sabemos que él tenía conexiones con aquellos quienes querían ver a Trujillo muerto y también con la mafia a través de Sinatra. Él también tenía razones para ayudar a lastimar a Kennedy, dependiendo de cuál historia usted crea.


28 No queda nadie con quiĂŠn jugar.


9 A

La Via Continúa Sin Mí

Principios del 1964, Rubi y Odile se mudaron a Marnes la Cocquette, una pequeña aldea en las afueras de París. Su nuevo hogar era humilde y en claro contraste con la mansión. No había habitaciones de huéspedes, no había sirvientes, y no había antigüedades de la altura de Doris.

No importa qué tan alto o bajo vuela él o qué tan suavemente sedoso es su viaje, inevitablemente el gigoló debe aterrizar sobre la tierra. A menudo es un retorno turbulento hacia la realidad. Como Rubirosa, mucho de los chicos de ensueño volaron por encima del arcoiris, y se alojaron en aquella Mansion en el Cielo tan pronto como su paso de alto vuelo comenzó a detenerse.

Luego de algunos meses, amistades comenzaron a reportar que Rubi había perdido su vitalidad y -Lynn Ramsey, Gigolós parecía extremadamente deprimido, lo cual es probablemente la razón por la que terminó sus memorias. Él continuó bebiendo mucho como siempre, sólo que ahora dormía durante días. Un día, a las cuatro de la tarde, él empezó a llamar a varios de sus amigos para saber si querían jugar bocce. Ninguno de ellos pudo y él le comentó a Odile que todos sus amigos parecían instantáneamente convertirse en trabajadores de factoría. “No queda nadie con quién jugar.”


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Rubi empezaba a deteriorarse sin dinero, sin la atención de las mujeres ni de sus amigos, y él ciertamente nunca consideraría buscar empleo. De acuerdo con Odile, “Trabajar habría sido una pesadilla para Rubi.” Otros amigos argumentaban que Rubi estaba en el camino de regreso. Decían que él tenía planes de casarse con Patricia Kennedy Lawford, quién se había separado de Peter, o inclusive Peggy Hitchcock, una heredera de Mellon. Para Rubi, la vida sin dinero era simplemente una tortura. Oleg Cassini estimó que durante los días de gloria de Rubi, en los 1950’s, la casa, los sirvientes y las fiestas, los caballos de polo, y el flirteo desde Saint Tropez a Deauville y Palm Beach, fácilmente debe haberles costado $2 millones al año. Luego, ese mismo año, Rubi sufrió otra indignación al recibir una invitación de un hotel en Florida para convertirse en el relacionador público del hotel, esto le deprimió severamente. Extrañamente, fue su viejo némesis, Benítez Rexach, quién lo había vencido en el viejo contrato de drageo quién había organizado el nombramiento de Rubi. Otra sociedad, el lanzamiento de una línea de fragancias llamadas Rubi, que serían vendidas en botellas color rubí, falló. Empero, la vida aún tenía algunas pequeñas aventuras. En Junio del 1965, Rubi y Odile estaban en yate de tres mástiles de Stavros Niarchos, el Creole, y los invitados decidieron crear su propia versión de la película de James Bond, Goldfinger. Rubi fue elegido como el protagonista obvio, James Bond; Niarchos era Goldfinger; y Odile representó a Pussy Galore. Ellos alquilaron un avión y filmaron en el bote utilizado 3,000 pelotas de tenis en vez de balas pero las pelotas se volaron, claro está.


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Gunther Sachs fue el camarógrafo y él filmó los procedimientos desde un pequeño bote, el cual muy pronto se volteó y se hundió. Niarchos estaba demasiado ocupado en el Teletype y no pudo decir sus líneas mientras Rubi se emborrachó para empatar. Rubi ahora se consideraba un mendigo. En 1965, él se quejó de sólo recibir un mísero ingreso de $5,000 al mes. Eso sería considerado una buena cantidad por muchas personas, pero era una miseria para Rubi. Tres semanas después, el equipo de polo de Rubi ganó un importante campeonato en Francia y, para celebrar, él invitó a todos sus amigos al Le Calvados, un lugar muy importante en su corazón. Sus amistades reportaron que parecía más bien una responsabilidad para Rubi, quién aparentaba letárgico e incluso deprimido. Rubi siempre había sido un gran bebedor, pero no había sido estúpido. A lo largo de sus días de parranda, cuando bebía, siempre tenía un chofer consigo para que lo llevara a casa. Sin embargo, esta noche en particular fue una excepción. Como era usual, Rubi fue el último en marcharse. Odile se había ido a casa luego de la media noche y la mayoría de los otros estaban partiendo. Él no sólo estaba a solas en una habitación; él estaba solitario, inaccesible, sus pensamientos volando hacia lo que pudo haber sido. Latin lover, hombre de intriga, presunto espía, y el alma del café –el más grande playboy de su época llora desde su soledad a un mundo que ya lo ha olvidado –un mundo al que sólo se interesa, superficialmente.


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Fue a las ocho a.m. cuando Rubi dejó el club nocturno. Casi podemos escuchar el rugir de su poderoso motor mientras el muffler resuena con cada cambio de velocidad llegando hasta el máximo número de RPM. A pesar de ser relativamente joven, para Porfirio Rubirosa, el tiempo se está acabando. Él se ha subido a su adorado Ferrari plateado en las horas antes del amanecer, otra noche de parranda tras él. La neblina de París hace que las calles se hagan tan brillosas como una pasarela engrasada y el carro de Porfirio comienza a alejarse y a deslizarse de una vía a la otra. Perdido en este dolor y anestesiado por el alcohol, él comienza a perder el control del vehículo. Con sus reflejos completamente debilitados, él pierde la consciencia mientras que el Ferrari, ahora viajando por encima de las 100 mph, salta la acera en la Bois de Boulogne y colisiona contra un árbol de castañas. El volante de caoba sólida enterrado en su pecho. La escena es silenciosa, excepto por la caída de la lluvia sobre el techo del carro. Una nube de humo sale de por debajo del capó, y Porfirio está tendido y paralizado. En minutos, una ambulancia llega y pronto se precipita hacia el hospital; Porfirio no lo logrará. Él muere a poca distancia de sus dos lugares de recreación favoritos, el Club de Polo Bagatelle y el hipódromo Longchamps. Era el 5 de Julio del 1965. Rubi tenía 56.


29 Odile Rubirosa, a la derecha, durante el servicio funerario en el Marnes la Couette cerca de ParĂ­s.


Epílogo

H

oy en día, algunos se preguntan “¿Fue suicidio, asesinato, o simplemente el rápido final de una vida rápida?” A pesar de que él era Católico, la Iglesia declinó el oficiar su funeral, citando su escandalosa historia. El 8 de Julio del 1965, Rubi fue enterrado en un cementerio a sólo unos cuantos metros de su casa en París. Su sobrino, muy serio, escoltó a Odile mientras ella dejaba salir lágrimas por esposo. De pié junto a ella bajo la lluvia torrencial estaban las hermanas de JFK, Jean y Pat, quienes habían venido al funeral desde New York. Príncipes, estrellas de cine, políticos, playboys, y celebridades de todo el mundo se reunieron para despedirse y ofrecer su respeto. Tan corta y paradójica fue la vida de Rubi. El era colorido, pero miserable; adinerado pero pobre; rodeado por amigos y aún tan sólo. El disfrutó mucho mientras le extraía la médula de los huesos de la vida. Extrañamente, toda su vida él fue perseguido por mujeres y hombres por igual, por reyes y nobleza –pero al final, le fue negado un entierro apropiado. Por fuera, él siempre sonreía y trataba de complacer a todo el mundo. Él tenía todos los amantes y los gustos terrenales que jamás pudo soñar, aunque al final, él estaba vacío espiritualmente. A pesar de que él disfrutaba de todos los placeres físicos, rara vez nutría su alma. Ahora me parece extraño que todos estuvieran tan sorprendidos con qué tan “minimalista” fue su funeral, dada la resistencia de la ‘iglesia’ a oficiarlo. Los hombres como Rubirosa no necesitan funerales ‘apropiados’; eso estaría en contra de la forma en que viven: en el caso hedonístico de


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Rubi, primero por el amor –segundo, por atención, -y tercero, por dinero. Odile retornó a Hyannis Port con las hermanas de Kennedy. Ella, más tarde, se volvió a casar y vivió en un área rural de New England por mucho tiempo. También se reportó que en su lecho de muerte en 1969, Joseph Kennedy (el padre de JFK), este convocó a sólo dos personas para hablar con él – una de ellas fue Odile. Tal vez nunca sabremos lo que hablaron, pero a partir de ese momento Odile pareció desaparecer en la silenciosa, vida privada. Un rumor afirmaba que se había mudado a Brasil. Otros reportes dicen que ella se casó y vive en el área de Maine.


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30 Hollywood sigue persiguiendo a Rubirosa.


Preguntas de Grupos de Lectura y Temas de Discusión

E

l legado de Rubi aún vive en diferentes maneras en muchos lugares; pero hasta el día de hoy, tal vez el más apropiado es cuando los comensales le piden al mesero por un gigante moledor de pimienta, en la mayoría de los casos, ellos piden un Rubirosa, algunas veces no sabiendo la historia detrás de la expresión. Hemos investigado la vida de este hombre en este libro y aún otros conmemoran su existencia de muchas maneras. Se rumora que el actor Antonio Banderas está planeando producir y protagonizar una película sobre Rubi y que hay varios libros en desarrollo. En adición a esto, varias discotecas, varios cafés (más notablemente en Italia), un carro deportivo italiano –e incluso varias páginas de internet- llevan su nombre. Además, la gente aún repite sus frases. “Todo lo que Rubirosa decía tenía un sentido fascinante y cómico. Una vez él le dijo a un amigo: ‘si quieres conocer a una chica en la calle, le dices: ¿Me puedes decir dónde está la acera de enfrente? Ella lo considerará extraño y gracioso. Una conversación puede llegar y convertirse en una amistad o incluso un romance.’” -Diógenes Reyna, Escritor. En otra ocasión, el escritor Reyna también dijo esto: “El Dr. Rodríguez Brache, médico Dominicano y amigo personal de Rubirosa, dijo que solían jugar polo y pasaban mucho tiempo juntos. Él me dijo que 15 años después de la


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muerte de Rubirosa (1980), él fue a París e hizo una reservación en el restaurant que solían frecuentar juntos. El maitre’d dijo que nada estaba disponible por los siguientes 4 meses, así que Brache dijo: ‘Yo soy el Dr. Rodríguez Brache, amigo de Rubirosa quién siempre iba conmigo.’ “No sólo le consiguieron una mesa inmediatamente, sino que era también un lugar especial.” Tal vez el legado más conmovedor, sin embargo, es la lápida de Rubi, en la cual Odile había inscrito una porción del Salmo 44 de la Biblia: “El hombre es semejante a un soplo, y sus días son como una sombra fugaz.”

Para Isabella y para mí, perseguir a Rubi ha significado 15 años de labor de amor. Él aún continúa siendo un enigma, y consideramos que esto era lo que él quería. No obstante, descubrimos sus secretos de hacer el amor; el hecho de que él tenía una pasión por el polo y fue un exitoso jugador; que era un conductor de carros de carrera, diplomático, piloto, tocaba el violín, el piano, la guitarra, y el ukelele; fue un aventurero, y salió en dos atrevidas aventuras en búsqueda de tesoros escondidos en exóticos locales; e incluso tenía un talento por la hipnosis y un poco de ESP. A lo largo de su vida de juego, él se lastimó varias veces. Se rompió el cuello en una caída de polo, tuvo dos aterrizajes forzosos en su bombardero B-25, rompió su espalda en un accidente de carreras de auto, y fue disparado dos veces justo después de la Segunda Guerra Mundial. En total, él sufrió al menos cinco heridas casi mortales de las que tengamos información y sobrevivió para seguir jugando –y no hay forma de saber cuántas escapadas


cercanas pudo lograr de enojados esposos. También sabemos que se casó cinco veces, aunque tal vez, sólo en dos ocasiones lo hizo por amor. Él también enamoró a las más hermosas celebridades en Hollywood y se acostó con cientos de mujeres. En adición a esto, sabemos que durante su vida, él nunca trabajó realmente en un empleo real, sin embargo, si logró acumular y gastar más de $100 millones de dólares (un monto impresionante hoy en día), un establo lleno de costosos carros de carrera, caballos de polo, y dos aviones bombarderos B-25. Al final, él murió siendo pobre. Aún quedan muchas cosas que no sabemos con seguridad. ¿Participó él en el contrabando de Judíos desde Alemania durante la Guerra solo por dinero, o fueron sus motivos más altruistas? ¿Cuál era realmente su relación con Trujillo? Es aparente, durante toda nuestra investigación que cada hombre tomaba lo que necesitaba del otro –una suerte de relación simbiótica, silenciosa, y de amor/odio. En una entrevista con el periodista Igor Cassini luego del asesinato de Trujillo, a Rubi le preguntaron: “¿Cómo se sintieron los Dominicanos con la muerte del Generalísimo? Rubi respondió, “todo lo que tenías que hacer era ver la televisión y ver las expresiones espontáneas de dolor registradas por las personas. Yo estaba en las calles e incluso como un Dominicano puedo decirle que yo me sentía abrumado por los sentimientos de pérdida demostrado por la gente.” Cassini continuó: “¿Cómo personalmente por su muerte?

se

vió

“Yo estaba sorprendido, anonadado.

usted

afectado

Yo sentía mucha


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afección y respeto hacia él.” Por una extraña razón, a pesar de que Trujillo se había ido, Rubi aún, al menos por un corto período, se sintió movido a continuar representando su rol de seguidor, incluso cuando la mayoría de los Dominicanos ciertamente no lloraron por las calles.

Más preguntas: ¿Estaba Rubi envuelto en la muerte de dos exiliados Dominicanos? ¿Qué fue lo que realmente le sucedió a Johnny Kohane durante la liberación de las joyas en España? ¿Utilizó Rubi sus varios puestos diplomáticos como fachada de una carrera como espía? ¿Cuál fue su participación en la situación de Bay of Pigs? ¿Qué sabía él acerca del asesinato de Kennedy? Una de las más importantes preguntas que queda en mí personalmente es: ¿Cómo puede un hombre que nuestro propio gobierno acusa de espionaje con conexiones a asesinato y corrupción, a contrabandistas de armas, puede terminar en el yate privado del Presidente de los Estados Unidos festejando con JFK y el Rat Pack? El misterio continúa, y dudamos que puedan alguna vez ser descubiertos. Yo recuerdo el primer día en que comenzamos la investigación. Isabella pasó el día completo en la Biblioteca Pública de New York en Junio del 1988. Uno de los galardones producto de la investigación de aquel día fue el descubrimiento de un obituario de una página completa del New York Times lleno de joyas de la vida rápida e increíble de Rubi. Yo recuerdo haber leído haber leído una línea en esa página, lo cual fue lo que realmente despertó su curiosidad. “En casi toda una vida de persecución del placer, Porfirio


Rubirosa usó su portafolio diplomático, junto a su atractivo como un Latino suave y romántico como n pasaporte a la vida de alto nivel en dos continentes.” En todo caso, este era un hombre que aprendió y se hizo experto en el arte de utilizar cualquier cosa a su disposición por un propósito –placer. Durante los años en que conducimos nuestra investigación, nos dedicamos a contactar a muchas de las personas que conocieron a Rubi y que aún están en los medios frecuentemente, lo cual sólo añadió al largo listado de preguntas sin respuesta con relación a Rubi. Antes de terminar este manuscrito, contactamos a muchos de ellos, incluyendo a Zsa Zsa, George Hamilton, Merv Griffin, Angie Dickenson, Ted Kennedy, y otros. George Hamilton una vez alardeó en la presa acerca de que Rubi era su ídolo y mentor, aunque múltiples conversaciones con su publicista y faxes a su residencia no resultaron en una entrevista. Le hace a uno pensar en qué estarán ocultando. En cuanto a Danielle Darrieux, quien actualmente reside en Francia, nuestra correspondencia con ella dio como resultado un simple, “No, gracias. No deseo hablar sobre mi ex esposo.” Ninguno de los contactados quiso comentar sobre Rubi, lo cual fue confuso, y yo estoy convencido de que sea lo que sea que Joe Kennedy le dijo a Odile Rodin en su lecho de muerte, lo cual ha sellado los labios de ella, también permanecerá en secreto. Este podrá ser el final de este libro, pero no es el final de la historia. Hemos creado una página de internet en www.chasingrubi.com para proveer a los más interesados lectores de la oportunidad de seguir nuestro viaje mientras


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continuamos tratando de responder las preguntas acerca de este hombre y su increíble vida. Y, para el lector realmente inquisitivo, usted puede ahora bajar del internet el completo archivo del FBI sobre Rubirosa junto a cientos de documentos y fotografías que hemos coleccionados con el paso de los años. Hay mucha documentación nueva del FBI disponible que no ha sido incluida en este libro. Los mismos fueron obtenidos recientemente. Contienen, entre otras informaciones, referencias a una investigación del INS y el Bureau de Narcóticos conectando a Rubi a una posible actividad de contrabando de drogas y armas. También hay referencias, no incluidas aquí específicamente, cuestionando la extraña coincidencia de que no sólo Rubi murió como resultado de un accidente automovilístico, sino que también varios de sus amigos incluyendo al Príncipe Aly Khan y Amelio Tagle. En conclusión, he aquí lo que pasó con los personajes principales de estas historias con el paso de los años: Flor de Oro se volvió a casar ocho veces más luego de divorciarse de Rubi y luego fue desheredada por su padre y vivió exiliada en Canadá por muchos años. Ramfis Trujillo contrajo neumonía en la víspera de navidad del 1969 y murió el 28 de Diciembre. Sólo diez días antes, sin embargo, a ocho millas de Madrid, su vehículo chocó de frente con un Jaguar Americano. El dueño, una mujer, murió instantáneamente, pero los dos hijos sobrevivieron. La cara de Ramfis chocó contra el volante. Se rumora que la CIA o el Presidente Balaguer podrían haber causado el accidente. Ramfis fue enterrado en Madrid. Danielle Darrieux. Durante los 50’s y los 60’s, ella encontró


varios roles importantes, en películas como La Ronde (1950), Madame (1953), en la que ella dio su mejor actuación; como una dama de sociedad confundida entre su esposo y su amante; y Les Demoiselles de Rochefort (1967). En el 1970, ella reemplazó a Katherine Hepburn en Broadway en ‘Coco’. Más tarde, ella hizo casuales apariciones en la pantalla y el escenario. No obstante, ella hizo un triunfal regreso en el 2002, interpretando a la madre de Catherine Deneuve’s en el éxito internacional 8 Femmes (2002). Ella aún reside en Francia. Doris Duke. Luego de sufrir problemas cardíacos, Doris Duke murió en cama en su propiedad Falcon Lair en Octubre del 1993 a la edad de 80. Ella fue luego sepultada en el mar. Luego del funeral de esta enigmática mujer, rumores de ‘el mayordomo lo hizo’ comenzaron a aparecer. Al menos, Doris Duke fue considerada una astuta administradora de dinero e inversionista. Ella multiplicó inteligentemente su herencia de $30 millones hasta convertirla en una fortuna de $750 millones. A su muerte su valor sobrepasaba el billón de dólares. Siendo una amante de los animales, Doris se aseguró de que fueran cuidados y de que un fideicomiso de $100,000 quedara apartado para su perro. La mayor parte del dinero fue dedicado a la caridad a través de la Fundación Caritativa Doris Duke que apoya las causas del arte y el medio ambiente. Bárbara Hutton pasó su vida luchando contra el alcoholismo, adicción a los medicamentos, y anorexia. Sus numerosos y costosos divorcios la dejaron casi en la bancarrota. Cuando la misma murió finalmente a la edad de 66, pesaba menos de 100 libras y sólo le quedaban $3,000 de su fortuna.


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Zsa Zsa Gabor aún vive en Los Ángeles. Un amigo de Zsa Zsa recientemente la visitó en su hogar y a pesar de no querer hablar del antiguo amor de su vida, sí mostró una fotografía hermosamente enmarcada de Rubirosa colgando misteriosamente en su vestidor detrás de un paquete de trajes de noche. Dentro del gigantesco vestidor, Zsa Zsa empujó los trajes, miró la foto de Rubirosa, sonrió, lo miró con afecto y nunca dijo una palabra. Odile Rodin vivió en el área de New England por unos cuantos años después de la muerte de Rubi. No mucho se sabe sobre ella luego de eso con la notable excepción de haber sido llamada por Joe Kennedy desde su lecho de muerte y luego se rumoró que se mudó a Brasil. Una fuente del Vanity Fair afirma que en el 2002 Odile se volvió a casar y que ahora vive en Maine.


Créditos de Imágenes Marty e Isabella Wall son un equipo de esposos escritores. Conocieron, y se sintieron intrigados por primera vez por la historia de Porfirio Rubirosa hace más de 15 años a través de las historias del padre de Isabella. Isabella nació en la República Dominicana y su padre vivió en el mismo pueblo que Rubi por muchos años. Su cuñado, quién más tarde se convirtió en un periodista político en su país, también proveyó historias que continuaron despertando la curiosidad de Isabella en el hombre que luego se convirtió en un diplomático / playboy / espía internacional para su país. Ambos individuos han trabajado por años acumulando los resultados de su investigación sobre Rubi, más notablemente obteniendo reveladores documentos del FBI a través del Freedom Information Act. Estos documentos ayudaron a conectar los puntos que hasta entonces eran un mosaico incompleto de información proveniente de otras personas que lo conocieron, estuvieron casadas con él, eran sus amigos, o tuvieron romances con Porfirio. Marty Wall El Sr. Wall es el Principal de la compañía de servicios creativos M. Wall & Associates la cual sirve a la industria el entretenimiento


en el desarrollo y producción de campañas de mercadeo. Él ha tenido más de 25 años de experiencia en la producción de televisión regular y por cable. Antes de la formación de M. Wall & Associates, el Sr. Wall era el Vice Presidente Senior de la compañía de entretenimiento, Pittard Sullivan, y fue responsable por la producción y dirección creativa general de los servicios provistos a una selecta lista de clientes internacionales, incluyendo ABC y CBS. Los Premios Emmy lo reconocieron en el 1998 por su contribución en “The Wonderful World of Disney” por mejor diseño. En adición a esto, la experiencia como escritor del Sr. Wall incluye proyectos realizados para las campañas promocionales de la serie televisiva “Home Improvemet”, “The Drew Carey Show”, y “Turner Classic Movies”, entre otros proyectos televisivos muy conocidos. A lo largo de una carrera de 13 años en promoción y mercadeo en radio y la industria de la música, también ha sido honrado por la prestigiosa revista Billboard Magazine, como el Promotion Man of The Year durante tres años a principios de los 1990’s. Isabella Wall Isabella Wall es la fundadora y presidente de BellaQuinceañera.com. Es modelo, actriz y una ex Miss República Dominicana. Recientemente participó en los programas ‘Days of Our Lives’, ‘Nip/Tuck’, y ‘ER’. A pesar de ser ciudadana Americana desde el 1999, Isabella representó a la República Dominicana en numerosos concursos de belleza internacionales y subsecuentemente como representante de su país. La Señora Wall también es una organizadora de eventos profesional, una exitosa agente de relaciones públicas, fundadora de Someone Cares International, y fue una de las Mujeres Más


Inolvidables de Revlon en el 1992. Cuando no se encontraba trabajando en estas posiciones, ha estado investigando y escribiendo este libro: Persiguiendo a Rubirosa.


Rubi: Una vida a travez de la camara

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A nuestros hermanos, Miriam y Cabito, Donna y John, Tom, Oscar, Fausto y Bertico




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