El espejo 2010

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NA era una chica alegre, responsable y trabajadora. Era de una pequeña ciudad de Andalucía, estudiaba y también, cuando llegaba el momento, se divertía con su numeroso grupo de amigos en Sevilla. Entre estos se encontraba Berta, sin embargo Berta no era una más. A ella le contaban lo que a nadie cuando estaban juntas, ambas se sentían más seguras y la confianza entre ellas era plena y mutua. Dentro del grupo también se encontraba Carlos. Un chico divertido, alto y simpático. Todos los chicos envidiaban su éxito y todas las chicas lo deseaban. Pero entre todas, Ana era la que más. Tan grande era su deseo por aquel chico que no paró hasta conseguir que la relación, que con tanta pasión ansiaba, se cumpliese más allá de lo que jamás hubiese imaginado. Pero el alma de Carlos no era limpia y su cabeza tampoco, ya que hacia algún tiempo que se había iniciado en las drogas y su adicción le hizo llegar hasta el robo para poder financiar su vicio. En su hundimiento arrastró a Ana, que a punto estuvo de arruinar su vida de no ser por su amiga Berta. La buscó y consiguió que ingresara en un centro de rehabilitación. Pero Berta hizo aun más. Como había estudiado psicología se quedó a colaborar los fines de semana en el centro, en principio, hasta que Ana se hubiese rehabilitado. Pero era tanta la ternura, el encanto y el afecto que generaba y el cariño con que trataba a todo el mundo que nadie quería dejarla marchar. Y así, aun después de que Ana estuviese repuesta, Berta siguió ayudando en el centro de toxicómanos. Allí se enamoró de Andrés, un médico del centro que hoy es su marido y padre de sus hijos. Y así es como Berta consiguió la felicidad plena, ofreciendo y recibiendo grandes cantidades de amor. MARTA COBO JESÚS COPADO ELENA MÉNDEZ 4º E.S.O. B

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