Una noche de verano -estaba abierto el balcón y la puerta de mi casala muerte en mi casa entró. Se fue acercando a su lecho -ni siquiera me miróCon unos dedos muy finos, algo muy tenue rompió. […] Mi niña quedó tranquila, dolido mi corazón. (CXXIII)
Convierte así Machado en realidad vivida lo que había sido hasta el momento tema literario, al igual que le sucedería a otros escritores contemporáneos y amigos, como Francisco Villaespesa, que sufrió también la temprana pérdida de su esposa Elisa. En efecto, ese motivo finisecular de la amada muerta en plena juventud resultará muy frecuente en la literatura de la época, puesto que consagra la radical imposibilidad de que su belleza se marchite y que el amor que inspira acabe desidealizándose por el desgaste cotidiano. Así, la imagen se perpetúa para
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Pilar de Valderrama. Sí, soy Guiomar. Memorias de mi vida, Madrid, Plaza Janés, 1981. Casa Museo Antonio Machado, Segovia. Pilar de Valderrama. Obra poética, Madrid, Ed. Siler, 1958. Casa Museo Antonio Machado, Segovia.