"Nuestro Hogar"

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de los encarnados. Necesitamos personal de servicio nocturno, porque los operarios en funciones con los Samaritanos, llegarán extremadamente fatigados. –Me ofrezco, con placer, para lo que pueda aprovechar – exclamé espontáneo. Tobías me dirigió una mirada de profunda simpatía mezclada de gratitud, haciéndome experimentar dulce alegría íntima. –Pero, ¿está decidido a permanecer en las Cámaras durante la noche? –preguntó admirado. –¿No hacen otros lo mismo? –indagué a mi vez–. Sintiéndome dispuesto y fuerte necesito recuperar el tiempo perdido. El generoso amigo me abrazó agregando: –Pues bien, acepto confiado la colaboración. Narcisa y los demás compañeros quedarán también de guardia. Además, mandaré a Venancio y a Salustio, dos hermanos de mi confianza. No puedo permanecer aquí, en servicio nocturno, en vista de los compromisos anteriores que tengo, pero, en caso necesario, usted o alguno de los nuestros, me comunicará cualquier ocurrencia de mayor gravedad. Trazaré el plan de trabajo facilitando en todo lo que sea posible su ejecución. Y se develó gran número de providencias. Mientras cinco servidores operaban en compañía de Narcisa, preparando ropa adecuada y pertrechos de enfermería, Tobías y yo movíamos pesado material en el Pabellón 7 y en la Cámara 33. No podía explicar lo que pasaba conmigo: A pesar de la fatiga de los brazos, experimentaba júbilo indecible en el corazón. En el taller donde la mayoría busca el trabajo, comprendiendo su sublime valor, servir constituye una alegría Nuestro Hogar

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