Sandokán.Los tigres de la Malasia

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LOS TIGRES DE LA MALASIA

plia faja de cachemira que le pendía sobre una de sus bien redondeadas caderas y una falda un poco corta que dejaba ver unos pantalones de seda blanca, los cuales bajaban hasta los zapatos de piel roja y punta retorcida. -Soy muy feliz volviendo a verlo- prosiguió la niña, tendiéndole una manita de hada-. Hace dos años que no lo hemos visto. -Siempre tenemos que hacer allá, en Mompracem. -¿Medita expediciones el Tigre de la Malasia? ¡Qué hombre tan terrible!- dijo Damna sonriendo-. ¡Ah!... ¡el cañón! ¿No lo oís? -Hace ya más de media hora que retumba, hija mía- dijo Tremal-Naik-, y, probablemente, anuncia alguna desgracia. -¿Quién hace fuego, padre? -Los tigres de Mompracem. -Que defienden mi barco- añadió Yáñez-. ¡Callad! Me parece que los tiros disminuyen. ¡Y yo sin poder ver nada! Se inclinaron todos sobre el parapeto de la plataforma y escucharon con ansiedad.

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