Entre plumas y espuelas.
La pelea de gallos, un espectáculo tradicional proveniente de los españoles en la Época de colonización, es el diario vivir de muchos galleros enseñados a este Oficio. En las 3200 galleras que existen en Colombia se respira un ambiente de alegoría y gozo cada vez que estas abren sus puertas para que los gallos mas valientes y los galleros mas orgullosos de estos se enfrenten en el redondel o coliseo, como lo llaman algunos por su semejanza a los coliseos griegos.
Juan corredor, gallero profesional y criador de pollos, lleva 30 años en la actividad que él denomina como “criadero profesional”, Juan conoce, por herencia de su padre que, al igual que él también fue gallero;
Cada gallo es medido y pesado por la autoridad para comprobar que el animal, cumpla con las condiciones preestablecidas por el lugar; su raza no es necesaria para ser partĂcipe en el evento pero es primordial para el momento de la riĂąa.
El juez de valla debe revisar a cada gallo que pelea, es él la autoridad en el círculo donde tiene lugar la riña o el desafío de la noche. El limón es utilizado por el Juez para cortar cualquier sustancia venenosa en los gallos o en sus espuelas.
En cuanto se sabe que gallos y de que criadero vienen, las apuestas no se hacen esperar. Los apostadores ya saben que gallo y que criadero es el mejor, por esta razón dan ventaja a la hora de escoger el gallo al que le van a apostar. Antes y durante cada pelea la gritería con el valor de la apuesta y el nombre de cada gallo es ensordecedora, pero a la ves muy emocionante por saber que los gallos estas próximos a entrar al redondel.
“Los gallos finos no saltan la Valla” Fidel Castro
Las peleas tienen un tiempo limite de 10 minutos en donde los gallos luchan, por no dejarse alcanzar por un espolazo mortal de su contrincante. Entre el revolotear de los gallos y el polvo que esto levanta, el recinto es solo algarabĂa, gritos de apoyo por parte del gallero y de los apostadores que desean que su gallo al que le apostaron le de la suerte de ganarse unos pesos. Aunque en la mayorĂa de los casos la felicidad de unos es la tristeza de los otros.
El tiempo transcurre y lo único que se percibe en el ambiente es incertidumbre, lo único visible es el agotamiento de los valientes que están luchando por seguir con vida. Al igual que las manchas de sangre impregnadas en las paredes del coliseo las cuales van a ser borradas con el transcurrir de la noche o a ser nuevamente marcadas por otro par de valientes luchadores que buscaran su victoria y la felicidad para su dueño y apostadores.
Cuando de pronto, poco antes de acabar el tiempo, una reacciĂłn del mas valiente deja sin oportunidad a su contrincante dejĂĄndolo en el piso sin esperanzas de seguir. En ese momento, la gallera es consumida por un silencio absoluto esperando el veredicto del juez, el cual no tarda en deliberar dando como ganador a este gallo, el que con las ultimas fuerzas, pudo dar un golpe certero para derrotar a su contrincante. La felicidad invade a sus fieles apostadores, mientras los que apostaron en contra son consumido por la tristeza, y sin mencionar su dueĂąo el cual se acerca para llevarse a su gallo derrotado.
Y asĂ termina una pelea mas, de las 30 que pueden haber en una sola noche en cualquiera de las 3200 galleras que existen Colombia. Un ganador con las manchas de sangre en su plumaje, las cuales a ciencia cierta no se pueden distinguir si son propias o de su contrincante. Con una mezcla de emociones se debe decir que aunque atroz, estas peleas son parte de nuestra cultura, impuesta por otra pero al fin adoptada por la nuestra. Edisson Romero Proyecto Documental Inpahu 2015