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Las homilías de Santa Marta: cada mañana

FRANCISCO DE CERCA

LAS HOMILÍAS DE SANTA MARTA

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por Javier Valiente

EL PAPA INVITA A VIVIR

Las homilías de la misa que preside el Papa en Santa Marta, han servido al Pontífice para hablar de la invitación de Dios a la salvación y recordar el fin último de cada uno de nosotros. Francisco ha invitado, con realismo, a pensar en la propia muerte. No es un tema del que hablemos o que tomemos en consideración, pero es una realidad de nuestra existencia. Enfrentarnos a ese momento no se improvisa, se prepara durante la vida. Ayuda, siguiendo las palabras del Papa, saber que hay una invitación a la salvación, la imagen del banquete del Evangelio, que es gratuita y especialmente dirigida a aquellos que se sienten pecadores.

7 noviembre

INVITADOS A LA SALVACIÓN

Una parábola curiosa la del evangelio cuando habla del banquete al que no acuden los invitados. Jesús, al narrarla, cuenta que el dueño de la casa al tener todo preparado pero quedarse sin invitados, sale a los caminos para llamar a pobres, enfermos, ciegos, lisiados. Este texto dio pié a Francisco para declarar que “hay un billete de entrada” para la salvación. Que es gratuito, y los primeros en recibirlo son los que tienen “necesidad de curación en el cuerpo y alma”. El Papa, comentando el Evangelio de El banquete de la parábola del Evangelio de Lucas.

este día, señaló los consejos “que da el Señor sobre a quien se debe invitar a un banquete a casa”. Un asombroso cambio de protocolo, pues Jesús indica que hay que invitar a “aquellos que no te pueden hacer el intercambio, es decir, aquellos que no tienen nada para darte a cambio”. He ahí, subrayó Francisco, “la gratuidad del banquete”. En este contexto, la parábola de Jesús cuenta cómo el personaje que da un banquete se encuentra con que los invitados se excusan y no acuden. “Estos estaban pegados al interés: ¿qué puedo ganar?. Por eso, a una invitación gratuita la respuesta es: A mí no me importa, tal vez otro día, estoy muy atareado, no puedo ir”. Estos, explicó el Papa, están pegados al interés, “son incapaces de entender la gratuidad de la invitación”. Pero, “si no se entiende la gratuidad de la invitación de Dios, no se entiende nada”, advirtió el Papa. La iniciativa de Dios siempre es gratuita, y hay un billete que pagar, comentó Francisco, “estar necesitado, tanto en el cuerpo como en el alma; necesidad de cuidado, de curación, tener necesidad de amor”. Y es que, “la gratuidad de Dios no tiene límites”. Pero, quien tiene sus propios intereses, quien no acude al banquete, añadió el pontífice, “no entienden la gratuidad de la salvación, que es un regalo de Dios al cual se responde con otro regalo, el regalo de mi corazón”. Lo que pide el Señor, según Francisco “es amor, fidelidad”. Así, concluía, se puede entrar en el banquete, en la salvación.

16 noviembre

EL REINO ESCONDIDO

¿Cuándo llegará el reino de Dios? Esta es una pregunta que aparece, con cierta frecuencia, en el Evangelio. Los doctores de la Ley se la hacen a Jesús en el texto de la misa de este día. El Papa explicó que la respuesta de Jesús es “el reino de Dios está en medio de vosotros”. Así, recordó, “el reino se anuncia en la sinagoga de Nazaret, cuando Jesús, leyendo un texto de Isaías, termina diciendo “hoy se cumple esta escritura en medio de vosotros”. El mismo Jesús, añadía el Pontífice, explica de manera sencilla que “el reino de Dios crece en lo escondido” y lo compara con la semilla. “Es un reino que crece desde den-

Evangelio, sirve al Papa para hablar de la gratuidad de la salvación a la que todos estamos invitados PENSANDO EN EL MÁS ALLÁ CON CONFIANZA

tro, escondido como la piedra preciosa o el tesoro, siempre en la humildad”. A este punto, el Papa se preguntó “¿quién hace crecer la semilla? Dios, el Espíritu Santo que está en nosotros”. Se trata “de una acción escondida”, explicaba, que se ha sembrado y que, en un momento determinado, sin saber cómo, aparece, nace. “El Reino de Dios es siempre una sorpresa que llega, pues es un don del Señor”. Un don que llega de manera silenciosa, “no es un espectáculo o un carnaval; no se muestra con la soberbia, el orgullo, no ama la publicidad, sino que es humilde, escondido y así crece”. Esa semilla que llevamos dentro crece por el Espíritu Santo “que hace crecer la semilla, la hace germinar hasta dar fruto”. Así, concluía Francisco, “todos los bautizados tenemos dentro el Espíritu Santo” y por eso el Papa invitaba a preguntarse “¿cómo es mi relación con el Espíritu?”. Por eso, invitaba el Pontífice, “es necesario rezar al Espíritu que está en nosotros para pedir la gracia “que haga germinar en nosotros y en la Iglesia, con fuerza, la semilla del Reino de Dios para que crezca y dé refugio a tanta gente y dé frutos de santidad”.

17 noviembre

PENSAR EN LA MUERTE

Hay una verdad fundamental de nuestra existencia y es pensar que esta se acaba en un última sorpresa de Dios, pues después de esta habrá otra, la sorpresa de la eternidad, la sorpresa de Dios para cada uno de nosotros”. La invitación del Señor, y de la Iglesia, en palabras del Papa, es a “parar un poco, y a pensar en tu muerte”. Recordaba Francisco, a este respecto, la frase colocada en un cementerio de Italia: “Peregrino, tu que pasas, piensa en tus pasos, en el último paso”. Por eso, invitaba el Pontífice, es bueno “pensar como si hoy fuera mi último día. Haré las cosas bien, en el tra-

Pintura sobre el Juicio Final, del pintor manierista flamenco Maerten de Vos, hacia 1570. bajo, en las relaciones en casa, con los míos, con la familia; momento. El Papa invitaba, en hacer el bien, tal vez sea hoy la homilía de este día en Santa el último día, no lo sé”. Marta, a “vivir cada día como “Pensar en la muerte no es una si fuera el último”, a “estar pre- mala fantasía”, es una realiparados para cuando el Señor dad, y “depende de mí, cómo nos llame”. la piense yo, pero se producirá Francisco tomó esta idea de las ese encuentro con el Señor”. lecturas que se proclaman en Precisamente este encuentro, misa en estos días de noviem- añadía el Papa, “es lo bello de bre, cuando se acerca el final la muerte, será Él quien vendel Año Litúrgico. Son lecturas ga a nuestro encuentro, quien que hablan del final de la vida, nos dirá: ven, bendito de mi “del fin del mundo, que será Padre, ven conmigo”. De nada transformado y será la venida sirve decirle “Señor, espera que de Jesús”. La Iglesia, explicaba tengo que arreglar esto, o esto Francisco, nos propone tam- otro”, decía Francisco”. Es nebién “el fin de cada uno de cesario prepararnos para ese nosotros, porque cada uno de encuentro, caminar, vivir la vinosotros morirá, y la Iglesia, da normal, “pero siempre como madre, maestra, quie- mirando hacia el futuro”.

re que cada uno de nosotros piense en la propia muerte”. El Papa, comentando la lectura del día que presenta la explicación de Jesús sobre cómo será el fin del mundo, explicaba que existe “la vida normal, estamos habituados a vivir una normalidad de vida y pensamos que esto será siempre así”. Pero lo será, añadía refiriéndose al pasaje evangélico, “hasta el día en que el Señor dirá a cada uno de nosotros: ven”. Y la llamada será repentina para algunos, “para otros después de una enfermedad, un accidente, no sabemos”, decía Francisco. “La llamada se producirá, y será una sorpresa, pero no la

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