Galeano eduardo las venas abiertas de america latina tapa

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Poco más de un mes había transcurrido, cuando el embajador Lincoln Gordon, que recorría, eufórico, los cuarteles, pronunció un discurso en la Escuela Superior de Guerra, afirmando que el triunfo de la conspiración de Castelo Branco «podría ser incluido junto a la propuesta del Plan Marshall, el bloqueo de Berlín, la derrota de la agresión comunista en Corea y la solución de la crisis de los cohetes en Cuba, como uno de los más importantes momentos de cambio en la historia mundial de mediados del siglo veinte» (32 Según informó el diario O Estado de São Pauto, 4 de mayo de 1964.). Uno de los miembros militares de la embajada de los Estados Unidos había ofrecido ayuda material a los conspiradores, poco antes de que estallara el golpe (33 José Stacchini, Mobilizaçio de audácia, São Paulo, 1965.), , y el propio Gordon les había sugerido que los Estados Unidos reconocerían a un gobierno autónomo si era capaz de sostenerse dos días en São Paulo `(34 Philip Siekman, «When Executives turned Revolutionaires», en Fortune, julio de 1964.). No vale la pena abundar en testimonios sobre la importancia que tuvo, en el desarrollo y desenlace de los acontecimientos, la ayuda económica de los Estados Unidos, de la cual, por lo demás, nos ocuparemos más adelante, o la asistencia norteamericana en el plano militar o sindical ( 3 5 Véanse las de abril de 1964. versión de Associated press.)

declaraciones ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, citadas por Harry Magdoff, op. cit., y el revelador artículo de Eugene Methvin en Selecciones de Reader's Digest en español, de diciembre de 1966: según Methvin, gracias a los buenos servicios del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, con sede en Washington, los golpistas brasileños pudieron coordinar por cable sus movimientos de tropas, y el nuevo régimen militar reçompensó al I A D S L designando a cuatro de sus graduados «para que hicieran una limpieza en los sindicatos dominados por los rojos. .. »)

Después que se cansaron de arrojar a la hoguera o al fondo de la bahía de Guanabara los libros de autores rusos tales como Dostoievski, Tolstoi o Gorki, y tras haber condenado al exilio, la prisión o la fosa a una innumerable cantidad de brasileños, la flamante dictadura de Castelo Branco puso manos a la obra: entregó el hierro y todo lo demás. La Hanna recibió su decreto de 24 de diciembre de 1964. Este regalo de Navidad no sólo le otorgaba todas las seguridades para explotar en paz los yacimientos de Paraopeba, sino que además respaldaba los planes de la empresa para ampliar un puerto propio a sesenta millas de Río de Janeiro, y para construir un ferrocarril destinado al transporte del hierro. En octubre de 1965 la Hanna formó un consorcio con la Bethlehem Steel para explotar en común el hierro concedido. Este tipo de alianzas, frecuentes en Brasil, no pueden formalizarse en los Estados Unidos, porque allí las leyes las prohíben '(36 Osny Duarte Pereira, op. cit). El incansable Lincoln Gordon había puesto fin a la tarea,ya todos eran felices y el cuento había terminado, y pasó a presidir una universidad en Baltimore. En abril de 1966 Johnson designó a su sustituto, John Tuthill, al cabo de varios meses de vacilaciones, y explicó que se había demorado porque para Brasil necesitaba un buen economista. La US Steel no se quedó atrás. ¿Por qué la iban a dejar sin invitación para la cena? Antes de que pasara mucho tiempo se asoció con la empresa minera del Estado, la Companhia Vale do Río Doce, que en buena medida se convirtió, así, en su seudónimo oficial. Por esta vía la US Steel obtuvo, resignándose a nada más que el cuarenta y nueve por ciento de las acciones, la concesión de los yacimientos de hierro de la sierra de los Carajás, en la Amazonia. Su magnitudes, según afirman los técnicos, comparable a la corona de hierro de la Hanna-Bethlehem en Minas Gerais. Como de costumbre, el gobierno adujo que Brasil no disponía de capitales para realizar la explotación por su sola cuenta.


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