Por que le pasan cosas malas a la gente buena

Page 75

nuestra humanidad se vea enfrentada a aquello que el Apóstol San Pablo denomina “un Aguijón en la carne”, el cual, visto con los ojos de la fe, es el dolor o la situación que más nos cuesta entregarle y ofrecerle a Dios, lo que nos mortifica para que no nos volvamos autosuficientes, para bajarnos el moño, para purificarnos y perfeccionarnos hasta que dependamos tan sólo de Él, quien es fuente Divina de perfección en el amor, que es nuestra meta: “Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, me fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me enorgullezca” (2a Cor 12, 7). En otras palabras, Dios permite el “aguijón” en nuestra humanidad para que crezcamos en la humildad, es decir, en la misma virtud o arma que, sumada a la obediencia, permitió al Arcángel San Miguel arrojar a Satanás del Cielo y vencerlo. Este sí es el verdadero culpable que hoy en día acaba con las familias Me imagino al diablo diciendo en medio de su perversidad e ironía, muerto de la risa al ver que nosotros los hombres lo acusamos de todos nuestros errores: “Ya estoy cansado de que me estén echando la culpa de todo. Si se va un marido con otra, es culpa de esa porquería de demonio. Las viejas no se fijan en cómo se mantenían de ocupadas en sus trabajos sin tiempo para el marido, cómo son de jodonas y cantaletosas con ellos, por el contrario, cómo lo habían idolatrado; que si el marido cayó en quiebra o se enfermó fue por culpa de esa cochinada de demonio. Pero no se fijan si en el pasado obtuvieron dinero mal habido, derrocharon o qué tan sinvergüenzas fueron, y que cuando tuvieron no se acordaron de agradecerle a su tal Dios o de compartir con los demás”. Por favor, no le demos tanto poder al demonio, les hablo con el corazón, con base en mi experiencia de vida. Más bien esforcémonos por perdonar y por obedecer a Dios, de esta forma sanaremos. No debemos buscar otras causas de nuestros males y mucho menos fuera de nosotros mismos. Las verdaderas raíces de nuestros males y puertas abiertas a las fuerzas del mal son las heridas emocionales que nos marcan el alma con recuerdos dolorosos. Es como cuando una vaca tiene una herida y los insectos se le prenden para ahondar más la llaga. Asimismo, los recuerdos dolorosos son el blanco perfecto para que el demonio nos oprima hasta el punto de desear morir de desesperación. El poder sanador de Dios es más grande que todos nuestros sufrimientos. Él nos lo manifiesta por medio de la única terapia efectiva: perdonar por amor con el amor de Dios. Amamos de manera imperfecta, temporal y pasajera porque somos imperfectos; un día estamos de buen carácter y el siguiente día no. El amor de Dios sí es perfecto, incondicional y todo lo tolera, para que se cumpla la verdad más importante que hay en el Evangelio, es decir “Dios es amor” y “donde hay amor no hay temor porque el amor echa fuera el temor”. Dar ese paso se nos hace más fácil si contamos con la intercesión maternal de la Virgen María, quien todo lo soporta y lo tolera porque sólo ve lo bueno que hay en nosotros. Cuando el amor de Dios se encarna en nuestro corazón, el mal no tiene cabida porque no tiene dónde aferrarse Es fácil ver que la belleza y la esperanza de vivir se basan en que a pesar de que nuestra concepción o niñez haya tenido dificultades o traumas ocasionados por nuestros familiares, allegados u otras personas, Dios desde la Eternidad nos conocía, soñaba y amaba antes de ser concebidos en su amor de Perfecto Papá Creador, y nos sigue


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.