Por que le pasan cosas malas a la gente buena

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Por eso hoy en día vemos a tantos papás disfrutando a sus hijos en los nietos, y a los hijos llenos de nostalgia, celos, tristezas y resentimientos al observar a sus papás gozando y desquitándose con ellos, y anhelando una de esas caricias que nunca recibieron. Se oye a muchos papás, en medio de la nostalgia o el dolor, hacerse la incesante pregunta: ¿pero dónde nos enseñaron a ser padres? Sería una estupenda idea la creación de un Ministerio de la Familia. No olvidemos que pese a ese comportamiento equivocado e ingenuo de nuestros padres debemos agradecerles lo poco o mucho que humanamente han hecho por nosotros. Si somos objetivos, consideremos que un número cuantioso de ellos, a su vez, han recibido el mismo trato por parte de sus padres. Lo primero que hago a diario es cargar baterías Debo enfatizar que durante todo este caminar no he dejado de asistir a las misas con el Sacerdote que tanto me ha ayudado y que me ha dirigido espiritualmente, el Padre Isaac. Algunos viernes y primeros domingos, voy a la Misa de liberación y a la unción de los enfermos a limpiar y cargar baterías. Qué hermoso es comparar el estado físico, anímico y espiritual en que hoy en día me encuentro con el del día en que llegué allí a confesarme por primera vez. Lo más grande que he visto en milagros sucedió un viernes mientras participaba en una de estas misas. Me puse a observar bien a un hombre que estaba en el templo, pues lo veía como conocido; lucía corbata y estaba recién motilado y con afeitado de barbera; era nada más y nada menos que el muchacho homosexual que estaba confesándose la primera vez que fui al templo. No resistí la curiosidad de preguntarle en la calle, sobre el cambio tan brusco que había dado su vida desde aquella ocasión que llegó a la iglesia vestido de mujer. Para resumir, Oscar, como es su nombre, me contó que durante dieciocho años había estado atado al homosexualismo, como consecuencia de las violaciones de su padrastro cuando era niño. También me dijo que el Padre le estaba haciendo un proceso de liberación y sanación para poder perdonar a su mamá, por quien sentía un odio muy grande, ya que nunca le creía ni hacía nada cuando le contaba lo que su padrastro le hacía, justificándose en el miedo a que éste les quitara el apoyo económico o los abandonara. Todo santo tiene su pasado y todo pecador su futuro Pero, definitivamente, una disciplina diaria que nos alimenta, fortalece y recrea muchísimo es la lectura de la vida de los santos, pues en ella encontramos vidas de seres humanos muy normales, personas comunes y corrientes como nosotros y algunos hasta más equivocados pecadores y vagabundos, que llegaron a ser grandes amigos de Jesús. Si ellos, a través de su lucha y ofrecimiento, lograron obedecer a Él hasta la muerte, nosotros también podemos intentarlo. En tales lecturas, cada día vamos encontrando la Palabra de Dios aplicable a nuestra historia hecha vida, personas que traen el amor de Dios a nuestros días. Esto es un regalo para quienes es difícil leer la Biblia y entenderla. Este es el caso de la vida del filósofo, literato y orador San Agustín, quien en su pasado había sido afecto al alcohol, tuvo un hijo con una mujer de mala reputación, perteneció a la secta de los maniqueos, quienes afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios sino el diablo y, para cerrar con broche de oro esta historia, cuya madre sufrió hasta su purificación por toda la tristeza y el sufrimiento acumulados que la vida vagabunda y desordenada de Agustín le había producido. Este hombre es considerado el más sabio de la Iglesia católica; en el se cumplió la Palabra bíblica y también la misericordia de Dios para


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