4391204 tahuantinsuyo el mundo de los incas

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La conquista y la temprana colonizaci n (siglo XVI) marino Juan Ladrillero (salido de Chile) y, sobre todo, la breve subsistencia de que gozaron el fuerte de San Felipe y el pueblo de Nombre de Jesús, que en 1548 instaló a orillas del estrecho nuestro conocido Sarmiento de Gamboa. La mayoría de sus habitantes, sin embargo, se extinguió a causa del hambre, los rigores del clima o la enemistad de los indios. El conjunto de viajes expansionistas –importantes tanto para la geografía como para la política–

que hemos reseñado aquí podría muy bien complementarse con una extensa lista de jornadas de colonización fallidas, vale decir, con intentos que, aun mereciendo la mayoría de veces el reconocimiento oficial, quedaron truncos por falta de espíritu aventurero o carencia de incentivos materiales. De todas formas, es ciertamente notable el progreso que disfrutó el conocimiento humano gracias a la bonanza española del siglo de oro. INCANATO Y CONQUISTA

XIII EL PERÚ DENTRO DEL IMPERIO ESPAÑOL

En 1532, cuando se produce el encuentro decisivo en la plaza de Cajamarca, los dominios españoles eran parte del vasto imperio gobernado por Carlos V. A este príncipe de la dinastía de Habsburgo, ciertamente el más importante monarca europeo del quinientos, le tocó en suerte heredar diversos señoríos: de su padre Felipe el Hermoso obtuvo los Países Bajos y de su madre Juana la Loca, nacida en el matrimonio de los Reyes Católicos, recibió las coronas de Castilla y Aragón. Hay que tener en cuenta que la monarquía aragonesa comprendía los territorios de Nápoles, Sicilia y Cerdeña; mientras que el ámbito castellano se había ampliado recientemente con la incorporación del reino de Navarra y de las inmensas tierras descubiertas en Indias. Además, luego de la muerte de su abuelo Maximiliano I, el joven soberano fue elegido Las ciudades americanas que conformaban el imperio español en el frontispicio del Gazophilativm Regivm Perubicvm (Madrid, 1647) de Gaspar de Escalona.

para sucederlo en el sacro imperio romano-germánico, que englobaba una variedad de pueblos de habla alemana e italiana. Para administrar un conjunto territorial tan grande y disperso, Carlos V debió respetar las leyes y prerrogativas tradicionales de cada unidad política, de manera que no aplicó un criterio uniforme para el gobierno de todos sus dominios. A causa de su propia extensión, el imperio carolino hubo de soportar en el Viejo Mundo el constante hostigamiento de potencias adversarias. Francia ejerció la hostilidad como un virtual mecanismo de defensa, a fin de sobrevivir bajo la forma de estado autónomo, pues estaba rodeada de países sujetos al emperador; en los confines meridionales y orientales de Europa existió la permanente amenaza del sultán turco Solimán el Magnífico; muchos príncipes germanos, deseosos de romper la hegemonía de la casa de Austria, le volvieron las espaldas adoptando el luteranismo; y también hubo oposición de varias dinastías italianas. 409


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