No podía volver. No podía levantarse. Una voz inquietante, una amalgama de gente; el director, la joven profesora, algún tierno y tímido niño, los funcionarios municipales, el pueblo, el alcalde, la señora que una vez a la semana le daba los restos de la cazuela, todos le decían ni pienses en volver a la plaza sin tu pecho embarrado. Y no pudo. Sus frágiles patas no se pararon, pese a la inquietante imagen de un perro anónimo, preparándose para un viaje, sin el pecho embarrado, estirando su cuerpo al mediodía en la plaza pública, a dos cuadras de la escuela, bajo el cartel que anunciaba lo prohibido y bajo la mirada de los funcionarios públicos que no hacía nada, salvo fumar y colgar lienzos anunciando la esterilización de los animales. FIN
••• David Santos Arrieta Nacido en Santiago en 1979, actualmente vive en Monte Patria, IV región. Es Psicopedagogo y escribe cuando tiene tiempo y ganas. Ha publicada Mirándome a los Ojos (2005), Mirando el tiempo con ojos de cristal (2006), proyecto FONDART de fotografía patrimonial, y el texto poético Ay, Sí (2006), con el que obtuvo la beca de creación literaria del Fondo del Libro. Además es creador de Lagartija Ediciones, editorial naciente.
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