Mister 7 nadia noor

Page 106

Salieron de la casa, caminaron en silencio en dirección a la playa y se sentaron sobre una roca. Por un breve espacio de tiempo, solo contemplaron el vaivén de las olas. Cristian rompió el silencio: —Estás enfadada conmigo y no sé por qué. —Esta roca es testigo de todas mis penas desde la infancia, se me hace muy raro estar aquí contigo —dijo Minerva, perdida en sus pensamientos. Y después de una pausa, añadió—: Ya he tomado una decisión, así que no quiero que pierdas más el tiempo conmigo. No iré a Valencia, me quedaré en Madrid, es lo mejor para todos. Lo siento por las molestias que te has tomado en venir hasta aquí. Me imagino que no le has contado todavía nada a Júnior sobre mí. Si lo piensas hacer, por mí no hay problema. Siempre que pueda le veré, sin necesidad de que me pagues ni que firmemos ningún contrato. El semblante de Cristian quedó impasible ante la tormenta de emociones que se desataron en su interior. Comprendió que Minerva se había alejado de él. Y en aquel momento sintió un deseo incontrolable de tenerla. La respuesta a sus preguntas le golpeó de frente: no se sentía atraído por ella por ser parte de Júnior; Minerva le gustaba de verdad. No podía dejarla marchar. La cruda realidad le sacudió con fuerza y, sin pensar en nada más, acortó la distancia entre ellos e inclinó la cabeza hacia ella con la intención de besarla. Una bofetada rápida le devolvió a la realidad. —¡No te atrevas a tocarme! —soltó ella con la mirada encendida por la ira—. No soy un juguete, Cristian. Algunas personas tenemos sentimientos, ¿sabes? Nadie me ha tratado jamás con tan poco respeto como tú. No soy una vulgar prostituta para que me pongas un piso, dos coches y me pagues una mensualidad. No soy de hierro para que me beses, te acuestes conmigo y luego me tires a la basura sin más explicaciones. Y, como si todo esto no fuera más que suficiente, te presentas en mi casa sin avisarme y me quieres volver a besar exigiéndome respuestas. Sal de mi vida ahora mismo. Estoy sufriendo por tu culpa e intento reponerme. Y, lo siento, tus encantos ya no me afectan. Sé de primera mano que lo que veo es solo un producto, una marca, tú mismo me lo dijiste anoche. Así pues, toma tu bonita marca y tu ensayada sonrisa y desaparece de mi vida. El rostro de Cristian reflejaba sorpresa. Con lentitud se acercó a ella y le sujetó los hombros obligándola a mirarle: —Tienes derecho a estar enfadada, pero déjame que te explique mi versión. Voy a contestar por partes a todas las acusaciones. Si te he besado y me he acostado contigo es porque me he sentido atraído por ti. Atraído y muy confundido. No sé si es


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.