En el capítulo anterior seguimos a los primeros vertebrados que se movieron sobre la tierra. Los anfibios aparecieron hace 370 Ma y unos 50 Ma de años más tarde uno de sus linajes daba origen a una nueva estirpe, los amniotas (320 Ma). Dos grandes ramas evolutivas aparecen en este momento. Por un lado, los sinápsidos, amniotas entre los que se encuentran los mamíferos y por el otro los reptiles. Unos 100 Ma más tarde (hace 220 Ma), una nueva y muy diferente fauna, firmemente establecida en la Historia Natural y dominada por amniotas, marcaba las relaciones y pautas a seguir por todos los ecosistemas terrestres hasta nuestros días.
10 El impulso inicial y arrollador de los amniotas Luego de la extinción del Devónico (hace 359 Ma) y del “gap de Romer” (que parece evidenciar una lenta recuperación de la diversidad biológica), hace 340 Ma se produjo una nueva explosión de especies (o al menos los paleontólogos dimos con una feliz explosión de hallazgos). Aquellos primeros tetrápodos (anfibios ancestrales) eran muy diferentes a los actuales. Su línea estricta, la de los laberintodontes, se extinguió en el Cretácico. Sin embargo, anfibios relacionados con ellos originaron durante el Carbonífero a los amniotas, que se escindieron en diversas líneas terrestres, algunas de las cuales retornarían al agua y otras aprenderían a volar. La estrategia amniota de reproducción involucra al “huevo amniota” (un huevo como el de las gallinas), que permite desovar en tierra firme y que consta de tres membranas de protección para el embrión en desarrollo. Las membranas protegen al embrión de la desecación, lo alimentan y mantienen saludable. Se trata del amnios, que otorga humedad y protección; el alantoides, a través del cual el embrión respira y acu mula los desechos del cuerpo; y el corion, que es fuente de proteínas y escudo. Todo eso, dentro de una cáscara de protección (Fig. 10.4). Ese huevo característico permitiría a los vertebra dos la conquista de los ambientes terrestres. Algunos lo han llamado “llevarse la charca a cuestas”. Los amniotas, desovando fuera del agua, ampliaron sus posibilidades de habitar terrenos donde el agua fuera un recurso raro. Es fácil darse cuenta que la rama reptiliana es amniota, por su huevo con cáscara, pero en nuestra rama mamífera es más difícil. Los mamíferos más antiguos y los que conservan hoy algunas de aquellas caracterís ticas, como los ornitorrincos y equidnas australianos, ponen huevos, y los marsupiales llegan a formar un huevo de “cáscara” blanda, pero no desovan. El pequeño nace en un estadio muy temprano (casi podríamos decir
que es un aborto) y el recién nacido se arrastra hasta alcanzar el pezón dentro de una bolsa protectora de piel. En nosotros, los mamíferos placentarios, el huevo amniota se forma en el útero de la hembra, pero no genera una cáscara y en lugar de desovar, el embrión crece retenido en el interior de la hembra y nace cuando culmina su ciclo de desarrollo. Aun así, seguimos siendo amniotas. Dos fueron entonces los linajes principales de amniotas: la rama sinápsida que nos incluye a los mamí feros; y la rama reptil (que algunos llaman saurópsida), que incluye a las tortugas, lagartos, cocodrilos, dinosau rios y consecuentemente a las aves. Hace 250 Ma, el mundo estaba poblado por grandes amniotas de los dos grupos. En ambas líneas, nuevas formas se iban sucediendo y exhibían caracteres nove dosos; algunos les conferían ventajas y otros no, de acuerdo al ambiente en que vivían. En la línea sinápsida, las novedades involucraron un mejor procesamiento del alimento en la primera parte del recorrido (la boca); altos ritmos metabólicos y en algunos de sus linajes, el cam bio de posición de los huesos de la mandíbula llevaría a una inesperada agudeza en la audición y el aumento del volumen cerebral. En los reptiles, entretanto, el alimento siguió siendo procesado principalmente después de su paso por la boca (sin desgaste de piezas dentales) y las novedades del grupo incluyeron cambios en la excreción, (con un importante ahorro del agua), y en la locomoción, (alejándolos del suelo), lo que tuvo sus mejores expo nentes en los arcosaurios, grupo de reptiles que incluye a los cocodrilos, reptiles acorazados, marinos, voladores y dinosauromorfos. En este capítulo nos encargaremos de observar la evolución de los elementos principales de esta variopin ta diversificación (Fig. 10.1), haciendo hincapié en los lugares que ocuparon los ancestros de los mamíferos y los primeros dinosaurios en el Triásico. 205