Revista encuentros 11

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Nº 11 Año 2010

Voy camino de casa atravesando el parque y unos chavales me abordan preguntándome la hora ¿tiene hora señora? Yo me paro, y miro a mi alrededor, pues no, no veo a nadie, ni a mi derecha ni a mi izquierda, pues la señora debo de ser yo, pienso. Les digo la hora aproximadamente, digo aproximadamente porque no uso reloj y calculo la hora como los antiguos y siempre me jacto de no equivocarme demasiado. Pero lo de señora me ha calado, el caso es que no es la primera vez que lo oigo, no es la primera vez que se dirigen a mí en estos términos, ¿será qué me ven más mayor de lo que yo me considero? Una no es realmente consciente del paso del tiempo, hasta que rebobino y recuerdo el primer día que empecé a trabajar, hace ahora 25 años, se dice pronto, 25 años en los Centros Sociales . Cuando empecé, yo era muy joven, llena de ilusiones y un camino por recorrer. A lo largo de todos estos años, los Centros Sociales han cambiado mucho y nosotras con ellos. Comenzamos casi en familia, con pocas actividades, pero con una relación muy cercana con todas las participantes y digo todas porque mayoritariamente éramos y somos mujeres. Recorríamos Palencia barrio a barrio impartiendo cada una nuestra actividad en los talleres ocupacionales, la gente siempre ha sido muy receptiva, y nos hemos sentido queridas y respetadas durante todos estos años, nosotras sobre todo intentábamos inculcar la filosofía para la que se crearon los Centros Sociales, la convivencia y la participación... Los Centros Sociales cada vez iban teniendo más presencia en los barrios y fueron creciendo a medida que se iba haciendo más extensa y variada la oferta de actividades, la cual iba acompañada de actividades complementarias donde dábamos rienda suelta a la imaginación, organizando mil y una historia, que no siempre nos salían todo lo bien que queríamos, pero ganas e ilusión nunca nos faltaron. Hemos recorrido parte de nuestra geografía española con nuestras excursiones, incluyendo todos los avatares que nos sucedían y lidiábamos con ellos como podíamos, pero siempre hemos vuelto a casa. Hemos compartido muchas cosas, buenas y no tan buenas, hemos perdido gente en el camino, otros nos han dejado y les seguimos echando de menos, hemos llorado, reído, nos han temblado las piernas de los nervios que hemos pasado y hemos crecido sin darnos apenas cuenta y nos hemos hecho mayores en los Centros Sociales. Pita Arroyo Serna -Profesora de Talleres-

Colabora:

Ayuntamiento de Palencia Bienestar Social

Revista Encuentros nº 10 Palencia 2009 Dep.Legal P 105-99

Especial 25 años Es una alegría celebrar 25 años de los Centros Sociales. Deseamos que se puedan celebrar muchos más. Para nosotros ha sido lo mejor que nos ha podido pasar. Deseamos que pasen muchos más… Gracias a los Centros Sociales disfrutamos de muchas actividades, buena convivencia y muchas amistades. Alumnado de Cultura (San Antonio) Salidas por la ciudad: Ayuntamiento, Diputación, Casino, Cárcel, Universidad de la Yutera También hemos estado en el Congreso de los Diputados en Madrid, en el Planetario, en el Parque de Tierno Galván

hemos hecho dulces para todo el barrio Las fiestas de fin de cursoExposiciones Charlas Conocer la provincia Amistad Buena armonía con todos villancicos Cultura Conocer nuestra ciudad Solidaridad Asistiendo a las clases siempre se aprende o se recuerda algo nos dan masajes La amistad que se hace entre los grupos Y gimnasia, taichí… Tardes de cine Los primeros recuerdos Experiencia Teatro Conferencias Compañerismo Cafés ¡hemos practicado yoga! las fiestas de Tello Téllez Aprender Lectura de libros Excursiones Conocer las Instituciones Convivencia Visitar Museos Compartir concursos de cocina, de jardinería ¡A las Cortes de Castilla y León!

Hay situaciones y momentos en la vida de cada persona, en las cuales hay que tomar decisiones que aunque sean dolorosas pueden cambiar el rumbo de la misma. Me llamo Pilar, mi vida como la de tantas otras mujeres cambió de la noche a la mañana, al conocer los Centros Sociales. Siempre pensé que cuando una persona se acerca a uno de estos Centros, es porque ya ha pasado todas las etapas de la vida y lo único que le queda es pasar su tiempo lo más agradablemente posible. Yo por motivos personales, tuve que acercarme a uno de ellos, el Centro Social de Puentecillas, por ser el que más cerca está de mi domicilio. La primera vez que entré en el Centro, todo me parecía diferente, todo era nuevo para mí. Entré en la clase que había elegido y las compañeras me acogieron como si me hubieran visto el día anterior. Hoy después de 25 años soy una persona diferente a aquella que entró con timidez en el Aula de la Mujer. Después me he ido acercando a otras clases afines a mis estudios y en todas ellas, he encontrado el apoyo y la solidaridad de mis compañeros. Hoy en el veinticinco aniversario, me siento orgullosa de pertenecer a los Centros Sociales y de ayudar con mi cooperación a que puedan llegar a cumplir otros 25 años y hacer felices a quienes como yo lo necesiten en un momento dado de sus vidas. Gracias a todas las personas que componen el profesorado, además de las Asistentes Sociales. Pilar G. Pascual (Allende el Río)


25 años de los Centros Sociales parece mucho tiempo……….., pero cuando una lleva más de 20 años aprovechando tantas oportunidades, que nos han ido dando los Centros, y hemos visto que gracias a ellos, hemos ido creciendo como personas, participando en aulas de cultura, talleres, viajes, películas… pero sobretodo relacionándonos entre nosotras y con las nuevas compañeras. ¡No son tantos años! Ahora hablo por mí, empecé en el Centro Social “EL Cristo” cuando dejaba a mis tres hijos en el colegio por la tarde. Iba a cultura general, para recordar y reavivar mis conocimientos. Tenía el certificado de estudios primarios, nos daba clase Mª Ángeles. En el Cristo estuve dos años en cultura, como me parecía poco, fui a San Juanillo otros dos años, donde saqué el graduado escolar y continúe preparándome hasta FPI. Con el FPI en la mano saqué el titulo de peluquería, cocina y el de auxiliar de clínica, aunque solo tengo el diploma de las horas de asistencia. También fui a jotas, papier, corte y confección, coros… No se trata de conseguir diplomas, sino de aprender cosas nuevas, creciendo como personas. Ahora tengo 57 años, 4 nietos y no dejo de aprender y participar en actividades, me considero una persona muy activa. Creo que las mujeres en Palencia tenemos suerte con tantas actividades, podemos movernos donde queramos, donde más nos guste una actividad. La que diga que se aburre es que no ha pasado por los Centros Sociales. Lo que echo de menos es que no haya más cosas para los hombres de Palencia, hay muchos jubilados, separados, viudos que se les ve paseando solos. Yo diría, a quien corresponda, que se ocupen un poco mas de ellos; igual que existe un programa que se llama “Mujer haz una pausa” debería existir otro denominado ”Hombre sigue creciendo como persona”, o algo parecido. Yo empezaría por cocina, porque a cierta edad siguen siendo muy torpes, seguro que se lo pasarían muy bien y se irían animando. Sin más que contaros, os animo a salir de casa para continuar aprendiendo y vivir mejor. Piedad Martín (El Cristo) Muchas felicidades a todos/as. Este año es muy especial porque en todos los Centros Sociales celebramos el aniversario social: 25 años. Desde mi humilde opinión, pienso que es impagable la labor, la lucha, el esfuerzo, la superación y en definitiva la entrega de todas las personas que trabajen en los Centros Sociales. Llegar hasta los 25 años, no habrá sido nada fácil. La vida está llena de obstáculos para todos: personales, físicos, laborales, familiares, de salud…; para mí los C.S. tienen la mejor medicina (la pastilla del placebo) Yo conozco estos Centros desde hace muchos años y me encantan todas las actividades que hay, me gustaría ir a todo, pero hay que compartir (pienso que es el pilar de todos los C.S.) Os diré que hace dos años me apunté al curso de bolillos en el C.S. de San Juanillo. Hace unos años vi una demostración de bolillos en la Plaza Mayor y me gustó tanto que pensé que de alguna manera yo tenía que intentar aprender a hacer bolillos y mira por donde en los C.S. nos dan esta oportunidad tan fantástica. Tenemos una profesora maravillosa, FIDE, tiene unas manos divinas, además prepara encuentros de bolillos con gente de otras ciudades, se preocupa de preparar todo. Después de estos encuentros, en clase intercambiamos impresiones con la profe. Tenemos un ambiente muy bueno, nos ayudamos entre compañeras, las que más saben echan una manos a las que controlamos menos, esto es de agradecer. A menudo también hacemos cafés y nos lo pasamos fenomenal. Posdata: Fide de parte de todas mis compañeras queremos que sepas que te queremos un montón y que cuando nos reprendes por algo mal hecho es con toda la razón. Sabemos que el encaje de bolillos es tu vocación y nos trasmites esa ilusión. Para terminar agradecer a Sonia las visitas a clase para mantenernos informadas. Gracias a Fide y Sonia, en nombre de todas las compañeras de bolillos. Mª Bel Blanco Martín (San Juanillo)

En los 25 años que cumplen los Centros Sociales en Palencia, dedico una alineas a tal conmemoración. Soy una alumna del Centro Social de la Avenida Madrid, hace 10 años que asisto a clase de comunicación interpersonal. No soy escritora, pero con buena voluntad describiré lo que han sido para mi formación personal estos años. El primer día me fue un poco duro, es normal, llegar a clase y conocer personas que veía por primera vez con las cuales, llevo todos estos años y me siento sumamente contenta. La acogida de la profesora y compañeras, que fue buena y cordial me gustó, enseguida me adapté y empecé a formar parte activa en las clases. Doy las gracias a la profesora porque desde las primeras charlas, fui aprendiendo poco a poco a ser cada vez más comunicativa, positiva, y con su ayuda, poner en práctica, todas las cosas maravillosas que nos ha enseñado y también a sacar del interior “El tesoro” que llevamos: la generosidad, el perdón, el amor, la bondad, el buen hacer, etc., como dice la juventud: “el buen rollo”. Creo que cada día nos sentimos más a gusto en clase, todo se lo debemos a nuestra profesora Marilé. Deseamos nos dure muchos años… Necesitamos la comunicación porque forma parte de nuestra vida. Una alumna de la Avenida de Madrid En estas breves líneas quiero dar las gracias al mundo de las manualidades, por darme a conocer el amplio abanico que ellas encierran y que año tras año he experimentado y que curso tras curso he podido abrir a los ojos y a las manos de tantas personas maravillosas. Personas con nombres y apellidos que cada curso desde noviembre de 1989 hasta junio de 2007 he tenido la oportunidad y la suerte de conocer, entablar amistad y compartir el tiempo y mis enseñanzas, dedicada a este arte tan variopinto que yo tanto adoro. Diversa materias, como Tercera dimensión y Esmaltes en Frío cuando comencé, Encuadernación, Repujado en Estaño, Metales y Plata, Decoración en Plumilla y tantas y tantas técnicas conocidas y desconocidas que fueron surgiendo con el paso del tiempo. Diferentes alumnas y alumnos que por los talleres pasaron dejando sus impresiones, sus ideas y sobre todo su creatividad desbordante y un compañerismo absoluto hacia los demás. En cada exposición pudimos comprobar y contemplar cada pieza que creaban, con tantas ganas e ilusión por verla finalizada, para así comenzar otra y otra nueva. Centros Sociales, que han visto como las personas formaban grupos y como los grupos formaban amistades y valores, que han perdurado en todo estos años y que con el transcurrir de los días hemos vivido juntas y juntos cambios en todos los sentidos; nuevas infraestructuras, nuevos Encargados de Centros (unos que se marchaban por propia voluntad y otros por decisiones del cielo…. y otros que venían con muchas ganas de aportar nuevos cambios). Todo esto forma parte de mi vida, recuerdos que nunca olvidaré. Muchas gracias a todas y a todos por enseñarme ¡tantas y tantas cosas! Margot -Profesora de Talleres-


En un lugar del barrio del “Ave Mª”, hay un Centro Social del que si quiero acordarme. Comenzó mi andadura en el año 1992, en el taller de Pintura al Óleo. También he estado en el Centro de “Puentecillas” y en el de “San Juanillo”, donde estoy actualmente; en todos ellos he adquirido conocimientos, pero sobre todo, me quedo con las personas que he conocido en ellos. El ambiente que he disfrutado en todos, es de muy “buen rollo”. Ahora paseando me encuentro con compañeras, con las que puedo hablar y preguntarlas, ¿Cómo te va la vida?, ¿Qué haces ahora? etc. ¿Sabéis que?, aquella Señora que se quejaba de su soledad, mira por donde, conoció a un compañero y surgió el amor y su soledad quedo clausurada. Bueno Chicas/os lo que os quiero decir, resumiendo, es que los talleres nos brindan la oportunidad de conocernos, enseñarnos nuevos oficios y ponen nombre a caras que desconocíamos anteriormente. Comunicarse es importante y saber escuchar más. NO sólo nos podemos llevar un trabajo bien hecho a casa y colgarlo de la pared, si no forjar bonitas amistades. Si conseguimos colgar un cuadro de AMISTAD en nuestro corazón, el taller y el curso habrá sido un éxito. Isolina Hernández Fernández (San Juanillo)

Los CEAS se mueven por los mayores y por todos. Y todas las horas las dedico a la Literatura, ese es mi homenaje. Homenaje a nuestros mayores por una vida de sacrificios y miserias… Miserias son las que soportan muchos parados en estos días… Que pasaremos celebrando la fiesta. Viva la fiesta, con gente alegre y marchosa. Marchosa… pero qué marchosa eres, siempre de acá para allá, Allá en la lejanía se ve un bello paisaje nevado, helador… esto es un congelador. Y helador era aquel hombre ruin… Fue el último preso que entró en la cárcel. Los CEAS tienen una gran importancia para los adultos… Son a veces personas con mal carácter… Bueno que tienen las profesoras y las directivas. En vez de directivas tendría que haber divertidas. Divertidas son las clases en las que tomamos café. El café de media tarde, cómo apetece, ¿qué te apetece ahora? Son mentiras, no hechos reales… Son las cosas que pasan todos los días. Buenos y días malos, de todo hay en nuestra vida…, para ser feliz y vivir lo mejor que se pueda Poder es querer, que cada uno haga lo que quiera. Quiera o no… te quiero… ¡qué le vamos a hacer! Se lo contaremos a nuestros hijos…, la guerra que dan y las alegrías. Alegrías, eso es lo que todos debiéramos tener…, ganas de divertirse o no, va sobre todo en el estado de ánimo. Con ánimo y alegría asistimos a las clases, me gustan. Me gustan mucho las frutas tropicales. Tropicales…, podrías hacer un cóctel, de esos tropicales, que saben tan buenos Bueno y barato decía el charlatán mentiroso. Mentiroso maldito y asqueroso mosquito…, por otras partes y no sabíamos dónde estar. Estar aquí y ahora es lo que cuenta.

Uy, que estamos de cumpleaños, tengo que preparar una tarta. La tarta en el cumpleaños se reparte…, bien y no te pierdas por el camino. Por el camino voy cantando y riendo y llorando por lo que no pudo ser… Ser felices es la meta de toda persona… o cosa, todos estamos en este planeta para respetarnos y amarnos y tener buena convivencia con todos. Con todos y sin nadie pero siempre a gusto. ¿Augusto? ¿ese no era un emperador romano? Rombo es el que tiene dos triángulos rojos. Rojo, ¡peligro! Este es mi homenaje a la Literatura… Literatura es una asignatura interesante y entretenida. Los Centros Sociales son un bien común. Comúnmente voy a clase, y me lo paso muy bien. ¡con lo poco que me gustaba el cole de pequeña! La pequeña es la más activa de todo el grupo. Demasiado guapo y repeinado se lo merece todo… Todo está claro que eso tiene que ver con el arte de contar, narrar nuestras experiencias es muy positivo… O negativo, tiene que dar el test de embarazo, son nueve meses que estás feliz. Ser feliz debía de ser la opción principal de la vida. Vida mía… cómo te quiero. Quiero muchas cosas pero no las consigo Consigo que hablen de ti. que te quieran… o no, esto es mentira de las gordas… Gordas estaban aquellas meninas. Los Centros Sociales cumplen sus bodas de plata… con la que se hacen trabajos manuales. Las manuales que me gustan son los ganchillos. Ganchillos, bolillos, tejer… ¡qué miedo me dan las agujas! Las agujas del reloj marcan la hora Por ora pronobis amén. Amén, porque haber pasado forzosamente en la vida.

Especial 25 años

Vida para las plantas es el sol y el agua. Agua, azucarillos y aguardiente es una zarzuela muy entretenida. Entretenida haciendo cosas de provecho, ayudando a la gente. Habiendo gente distinta, gente con corazón. Corazón de melón… que te como en macedonia con anís. El anís es una bebida dulce. En los Centros sociales yo me lo paso bien y río todo lo que puedo. Puedo conformarme con poco. Poco me importa lo que pueda decir la gente de nosotras. Nosotras somos muy aplicadas y nos gusta acudir a las clases. Hay clases de casi todo, menos de cocina. ¿Cocina? ¿cocina yo? ¡pero si soy un hombre! ¡Ay chico!, que no te enteras que los tiempos cambian. Cambian la hora dentro de poco para ahorrar. ¿Ahorrar para qué? Si se va. Pero ir pa na, pues me quedo… muda ante la ignorancia y soberbia. Soberbia y avaricia son dos malas formas de funcionar por la vida. Vida para las flores, los animales y todos los seres vivos. Los Centros sociales son centros educativos muy buenos. Buenos son los programas. ¿Programas culturales? ¡pero si no los ve nadie! Nadie como tú me ha querido tanto. Tanto mirar y no ve nada, inventa un hecho y llegué a hacerlo. Hacerlo siempre hay que hacer algo . Algo de ti, algo de mí, algo de todos. Con muchos algos se logran grandes cosas. Cosas que nos van a pasar en la vida, unas buenas y otras malas, hay que aguantarse. Hay que aguantarse la mala educación y ser correctos. Correctos estaban los niños antes en clase, pero correcta… la verdad que no respondía ni a una pregunta del examen. Examen es el que nos hacen al terminar el curso. Cursos nuevos, con ganas e ilusiones renovadas. Taller de Literatura siguiendo la técnica surrealista del cadáver exquisito (Santiago)


Que los centros sociales se mueven es algo bien palpable, se mueven a través de un sinfín de actividades, en nuestro caso concreto, a través de un curso de pintura. El movimiento no le da el aula, ni los caballetes, ni los lienzos, pinceles y pinturas, ¡no!, el movimiento se lo damos las personas que integramos el grupo. Y os preguntaréis, ¿qué movimiento es ese? Pues un movimiento envolvente, que gira, que atrae, que agrupa, que atrapa, que… Algunas personas pertenecemos a este grupo desde hace varios años. Al comenzar este curso vimos como nuevas caras se integraban en él y en ese preciso momento comenzó EL MOVIMIENTO con respecto a los recién llegados: el acogerles con cariño para que no se sintieran extraños; el de aceptar sus distintos pareceres sobre el discurrir de la clase, para que así la sintieran como muy suya; el de intentar contagiarles la alegría y el bien humor que siempre ha reinado en este grupo, porque a todos nos beneficia una sonrisa: el de apreciar y valorar sus avances en la materia pues todos, por mucho tiempo que llevemos, somos aprendices, el de abrirles nuestras vidas y nuestros sentimientos para facilitarles su apertura a estas nuevas amistades; incluso el de inculcarles que no importa que engordemos un kilito si es por almorzar todos juntos con las ricas viandas que, día sí y día también solemos degustar, y que tienen como ingrediente especial el estar elaboradas por nosotros mismos con el mayor cariño. Sin duda habrá más movimientos en este grupo, pero con los dichos seguramente ya será suficiente, tampoco es cuestión e marearnos con tanto movimiento. A estas alturas del curso creemos que todos los que lo integramos nos respetamos, valoramos y queremos, ya somos verdadero grupo, unido y en constante movimiento. Gracias a los Centros Sociales que nos enseñan no solo a hacer cosas, los cuadros que pintamos, sino también, y muy especialmente a MOVER nuestra vida, a hacerla más viva, fructífera e intensa gracias a las nuevas amistades que curso tras curso vamos adquiriendo y que tanto nos enriquecen. Rosario Ibañez (San Antonio)

Queridos amigos: Mi gran felicitación, por vuestros 25 años, es esta carta de agradecimiento. Vosotros los Centros Sociales habéis sido mi gran apoyo. Tengo una movilidad algo reducida, voy a los centros a hacer actividades para relacionarme con otras personas, ya que por mis circunstancias personales apenas salgo. Cuando tuve una grave enfermedad y ésta paso, ahí estuviste, “Centro Social”, para poder acudir, entretenerme, hablar y no pensar en lo mío. Más tarde he cuidado a mi padre en su vejez, pero acudía dos veces por semana a vosotros para despejarme y salir del estrés y el agotamiento de mi casa. En la actualidad tengo algo de depresión, el mal del siglo XX y XXI y vosotros seguís estando ahí para ayudarme y hacerme olvidar mis problemas. Como veis, habéis sido mis compañeros de viaje durante años, guardo en mi corazón grandes recuerdos de esta estancia con vosotros: las amistades que he hecho durante este tiempo, los trabajos realizados que adornan mi casa y sobretodo los gestos de cariño, para mí importantes, que me regalan los monitores, alumnos y diversos trabajadores de los Centros Sociales cuando me ven por la calle. Por todo ello, quiero daros las GRACIAS, sí, en mayúsculas, porque serian muchas veces las que yo tendría qué decir “gracias” por estar ahí echándome un cable. Con cariño, hasta siempre Teo Trigueros (San Juanillo) Ya son muchos años los que llevamos impartiendo diversas actividades dentro del Programa Educativo del Ayuntamiento de Palencia. Compartimos este trabajo durante más de 20 años…. Hemos conocido a muchas personas, más mujeres que hombres, porque son ellas las que acuden con más frecuencia a los Centros Sociales. Paseando mentalmente por el recuerdo, nos encontramos con situaciones vividas a lo largo de estos años, que en su mayoría nos resultan agradables. Comenzamos a trabajar cuando el Ayuntamiento tenía Convenios con el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), ¡fue una etapa maravillosa! Al final de cada trimestre nos reuníamos setenta maestros de Educación de Adultos de toda la provincia de Palencia y aprovechábamos “los Encuentros” para continuar con nuestra formación e intercambiar Experiencias. ¡Entonces sí que eran años gloriosos para la Educación de Adultos! Cuando desaparecieron los Convenios con el MEC, el Ayuntamiento decidió continuar con el Programa y nosotras, año tras año, seguimos aprendiendo mucho junto a todas las personas que participan en estas actividades de Educación de Adultos, porque con su sabiduría y responsabilidad vamos trazando el camino y enriqueciéndonos con estas experiencias. Algunas vivencias nos han dejado agradables recuerdos y siempre permanecerán unidas a nosotras. Para conmemorar el 8 de marzo “Día Internacional de la Mujer”, hace años, entonces era Concejala Cristina Tejedor, las cuatro Educadoras (de Adultos) nos reuníamos con ella para organizar algunas de las actividades que se realizarían en el mes de marzo, por este motivo, y a lo largo de una semana. Durante cuatro años elaboramos los guiones que el grupo de teatro Alkimia se encargaba de la puesta en escena con bellas representaciones en el Teatro Principal, cuyos temas estaban relacionados con mujeres de la historia y a través de la danza, dramatización y música se conseguía un fantástico espectáculo de gran éxito, en el que todas disfrutábamos mirando a los

personajes representados (monjas, reinas, periodistas, escritoras,…) Otra actividad que gusta mucho, son las excursiones. Hemos visitado pueblos de nuestra Comunidad y nos hemos desplazado hasta otros hermosos lugares de Asturias, Cantabria, Madrid, Castilla la Mancha…. No podemos olvidarnos del cine, siempre íbamos dos veces al año a ver películas de estreno que destacaban por su interesante temática. Tomar café en clases es como un ritual, se reparten las tareas y cada vez son unas personas las que se encargan de organizarlo…. Son los momentos de compartir. ¡Ah! También están los concursos literarios para motivar a los participantes a que escriban narraciones, poesía, teatro..., y han obtenido muchísimos premios a lo largos de estos años. A veces, se ha invitado a expertos para hablar de temas de interés, porque servían de actividad complementaria a lo que se había trabajado en clase. Los viajes a Madrid siempre han sido muy interesantes, en alguno de ellos hemos ido a ver musicales de gran éxito y nos hemos asombrado de la rapidez con que cambiaban los escenarios y hemos admirado la magia que nos transmitían esas obras con su música, baile, mensajes, …. Se han celebrado los cumpleaños en un ambiente cariñoso y cálido con melodiosos cánticos y tiernas poesías. Y nunca ha faltado la solidaridad, también se han defendido los Derechos Humanos con énfasis, siempre pensando en las personas que están sufriendo injusticias en su propia carne o en la de sus familiares y amigos. En todos estos años, los Centros Sociales han sido para nosotras la Universidad de la vida, donde nos vamos formando para ser mejores personas. Loly y Mª Le, vuestras profesoras


Viajar en el tiempo es algo impensable, improbable, diría yo, pero a veces hay que mirar de cerca y dejarse llevar. No hace falta ningún artilugio ni pócima secreta; muy cerca de nosotros la historia está viva, expectante; tan sólo espera a que decidamos salir de la rutina y buscarla. Encontrar es algo gratificante y la búsqueda en sí es más fácil de lo que parece. Es de locos; en fin, no sé si lo he vivido o simplemente he alucinado pero la otra noche me acababa de duchar y mi “santa abuela” me hizo una visita inesperada. ¡Pero abuela! ¿Cómo por aquí? Ya ves hija, me canso de tanta paz y me he hecho una escapadita. - Bueno, pues siéntate ahí, que me voy a depilar. - Por Dios, María y José, qué haces. ¡Te quieres arrancar la piel con ese artilugio! - Abuela, tranquilízate y no me des esos sustos. Es cera para depilarme. - Sí, sí, claro. Más bien diría yo que te quieres arrancar la piel a tiras. - ¡Qué exagerada eres, abuela, pero te quiero mucho! - La verdad nieta que me da gusto ver cómo ha evolucionado todo. Antes íbamos tapadas hasta los tobillos y en la playa, ni te cuento, con gorro y todo. - Bueno, abuela, agradezco tu compañía pero tengo que terminar de leer este libro porque mañana lo comentamos en la clase del Centro Social al que voy. - Sí, hija, lee; la lectura te enriquece y te sosiega. Yo con las labores de mi casa y ocho hijos que sacar adelante, ya tenía bastante… ¡Ah, e ir a lavar al río! Claro, ahora con esos aparatos que tenéis. ¿Cómo se llaman, “lavarropas? - No, abuela, lavadora. - Bien, pues lavadora. Menudo invento. No poco bien me había venido en mis tiempos el bendito cacharro ese. De repente suena el móvil y la pobre mujer da un salto del susto. - ¡Pero hija qué es esto! - Es un móvil; calla un momento.

- Sí, hija sí. Pero ten cuidado con ese instrumento. ¡No te electrocutes! - Tranquila, abuela. Mientras, mira por la ventana. - Sí, eso haré. ¡Ay, madre mía! ¡Bendita la Virgen del Carmen! - Pero, ¿qué has visto, abuela? - Ven, corre, ven a la ventana. Acaba de pasar un mozalbete con una escoba en la cabeza y me ha parecido que era verde. - Abuela, es un punki, una manera que tienen de ir algunos jóvenes. - ¡Santa María! - Pero abuela, me está entrando sueño, ¿te importa si me duermo? - Sí, hija sí, tú descansa. - ¡Abuela! ¿Todavía estás aquí? - Pues claro, cómo me iba yo a perder la visita al Centro Social ese al que vas. Tengo curiosidad por ver lo que hacéis. Hija, ¿eres la más lista de la clase? - No, abuela. En las clases de los Centros Sociales todas somos buenas. Cada una da lo que sabe y aprende lo que desea. Hay cursos de Literatura, de Pintura y de Historia. Vamos al cine, hacemos excursiones, visitamos exposiciones… - ¡Qué interesante! ¿Y te deja tu marido ir a esas clases? - ¡Faltaría más! Él también va. Este año se ha apuntado a Yoga y a Plantas Medicinales. - ¡Qué envidia me dais! Si en mis tiempos hubiéramos tenido un Centro de esos, seguro que habíamos ido todas las vecinas de mi calle, las que nos reuníamos en la solana a coser. Bueno, te acompaño a clase. Pero qué guapa vas; parece que vas de boda. Sueño, fantasía, quizás una ilusión pero el tiempo que duró fui feliz. Aula de Mujeres en la Historia (San Antonio)

¡Cuántos proyectos, cuántas ganas de trabajar y cuánto esfuerzo! El día a día, el mirar atrás, el comprobar el resultado, ver la evolución de las personas que con toda su ilusión asisten diariamente a clase, para “aprender“ ¿qué?, ¿cuál?... Pues a escuchar y ser escuchadas fundamentalmente. Cuando alguien comienza a pintar, por primera vez, es como un niño que empieza a caminar, y en ese camino está un monitor o monitora guiando cada trazo de su pintura, de su comportamiento, corrigiendo con cariño todo ello, eso hace forjar un acercamiento que nunca se borrará: ilusiones, preocupaciones, confianza para contar sus cosas y sentirse escuchada y saber que alguien escucha con atención y valora lo que dices porque es interesante. Cuando todo el mundo entiende que llegar a un Centro es algo más. Y se convierte en una convivencia, empiezas a saborear los ratos vividos, la convivencia se convierte en amistad, y este tiempo se hace más fácil y llevadero; los días transcurren y todo llega a su fin, el curso termina y quedan los amigos, el sabor a poco y el deseo ferviente de otro curso más. Con la satisfacción del deber cumplido. Esther -Profesora de Talleres-

Especial 25 años


Quiero empezar haciendo un pequeño homenaje a los Centros Sociales. Para las personas que acudimos a ellos, son mucho más que un inmueble, construido con nuestro tiempo y energía, con nuestros sueños de una vida comunitaria. La riqueza del espacio, las iniciativas de todo tipo (Cultura, sociales, Artística) nuevas formas de relacionarse y cooperar para crear. Cualquier proyecto ha de ser socializador, liberador, potenciador de los valores que cada persona atesora… pero especialmente ha de ser participativo, por eso los Centros Sociales se mueven, dan oportunidad a todas nosotras de movilidad de Centros para compartir experiencias. Mi vida trascurría monótona y aburrida, estaba llena de mis quehaceres diarios sin otro aliciente. Todos los días era la misma historia: limpiar, fregar, hacer la comida y hundirme poco a poco en el pozo de la ignorancia; me encontraba un día tirada en el sofá de mi casa, tenía la mirada fija en el televisor, representando una escena bastante común si no fuera por un pequeño detalle: el televisor estaba apagado, y es que después de un rápido recorrido a través de telenovelas, prensa rosa y desnudos diversos, decidí acabar con este muestrario de lo peor de la especie, fueron intentos vanos por parte de las cadenas por captar mi atención, así que estaba frente a un televisor apagado sin nada mejor que hacer. Un día me hablaron de un Curso que impartían en la Escuela de Adultos, y no lo pensé dos veces. Hice la matrícula y después de la feria comenzaron las clases. El primer día iba nerviosa como un flan, no conocía a nadie ni a la profesora siquiera. Miles de preguntas ronroneaban en mi cabeza y sonaban en mi interior como si de una radio se tratara a la que se le hubiera roto el mandato y no pudiera apagarla.

Cuando los Centros Sociales comenzaron a funcionar, yo era muy joven, y tenia hijos que criar, un trabajo que me llevaba muchas horas, las tareas de la casa, en fin, que apenas disponía de tiempo para poder dedicarlo a mí. Las actividades que se empezaban a realizar en ellos las veía solo de refilón y con un poco de envidia que me daba ver cosas que allí la gente hacía y que yo no podía realizar. Y como todo llega, cuando tuve ocasión me apunté al taller de bolillos; fue sólo una primera toma de contacto. Aprendí a hacer una puntilla de esas tan preciosas que allí se hacen. Charlaba con unas, con otras, un día se tomaba un café, ¡bueno! te lo pasabas muy bien.

Me vi sentada en una mesa y mis pensamientos evocaron recuerdos de cuando yo era pequeña y estudiaba en el colegio María Inmaculada, me sentí rejuvenecer por momentos y pude verme otra vez con el pelo recogido en dos trenzas con sus lazos azules que me hacía mi madre. Mis compañeras resultaron ser excelentes y congeniamos todas muy bien, ellas me ayudaron a incorporarme en el nuevo mundo escolar, y con su apoyo y el de los profesores volví a confiar en mí misma. Mi vida empezó a cambiar y tener otro sentido. Los días transcurrían e iba viendo los progresos que con esfuerzos conseguía. Veía cómo me reciclaba, cómo poco a poco era capaz de contestar, sin haber leído antes la lección. En estas aulas nos encontramos un grupo dirigido con un método flexible y participativo donde se potencia la comunicación y la convivencia, donde se descubre la importancia de todos los valores aportándonos satisfacciones personales. Mi apetito de aprendizaje se había despertado. Todo lo que tenía pinta de información era atrapado por el radar que había puesto en marcha al principio de curso. Por medio del taller de cultura, caí en la cuenta de lo importante que era leer, lo bonito y emocionante que es hallarse inmerso en la historia que nos cuenta cada libro, poniendo cara y voz a los distintos personajes y viviendo como ellos sus aventuras. Mi estancia también en el taller de pintura dio sus frutos y ahora cuando hago algún cuadro pienso en todas las posibilidades y técnicas que me están enseñando. También me pongo a imaginar la frustración de muchas amas de casa que ya no tendrían ningún aliciente para empezar a darle un pequeño giro a su vida y cómo por culpa de esto seguirían siendo sólo amas de casas y no podrán contar como yo estoy haciendo ahora, sus vivencias en la Escuela de Adultos.

En la segunda oportunidad que tuve, me puse a hacer cestos (tenía muchas ganas porque me recordaba a mi abuelo), allí conocí a una buena amiga con la que todavía guardo muy buena relación. Vamos al cine, excursiones, musicales, quedamos a tomar café..., en fin, que además de cestos, que hicimos muchos, (ya sabes que eso de que quien hace un cesto hace ciento), también conocí a una buena amiga. Ahora que ya dispongo de más tiempo, llevo varios cursos en retacería. Estoy en él porque me gusta, es un trabajo artesanal y creativo en el que con mucha paciencia y muchas puntadas, hacemos pequeñas obras de arte. Este año también voy a pilates, ya que también la

salud física es muy importante y hacer ejercicio viene muy bien. También quiero decir que se conoce mucha gente. No sólo es ir al taller a hacer la actividad, sino que hay otras cosas de interés como charlas, actos culturales, excursiones..., donde te relacionas, pasas un buen rato y realizas actividades que te gustan, siempre sin dejar de aprender cosas nuevas. Y nada más, sólo deciros que es una buena iniciativa, la cual ha de seguir m a n t e n i é n d o s e y progresando.¡Felicidades por esos 25 años! Un saludo de Carmen de retacería y pilates de San Juanillo Carmen (San Juanillo)


Desde siempre había deseado aprender a hacer bolillos. Mi origen galaico y el haber escuchado de pequeña el sonido rítmico e incitante de los bolillos, sin entender muy bien su significado pero sintiendo una especie de fascinación cuando veía a aquellas mujeres sentadas con ellos, horas y horas, creo que tuvo que ver mucho en ello. La vida me trajo a Palencia, y aquí, por esas cosas caprichosas del destino, alguien me dijo que se podía aprender a hacer bolillos, que se daban unas clases patrocinadas por el Ayuntamiento, y allí me fui… Y desde el primer día, -y ya hace unos cuantos años de esto-, me encontré con un grupo de mujeres acogedoras y amables, comprensivas con mi falta de tiempo, con mis prisas y mis ausencias. Esas mujeres, de varias generaciones, que con sus manos hacen arte y lo proyectan con cariño en sus seres queridos: “estos guantes para mi hija, este pañuelo para mi sobrina, aquel pañito para una amiga…” Con sus manos y su ilusión, fabrican alegría y dan mucho de sí mismas. Ahora que formo parte de ellas, veo que estas clases son una forma admirable de conservar una hermosa tradición y de unir, además, a varias generaciones de mujeres que tenemos en común el activo movimiento de nuestras manos y la charla animada o el silencio mientras trabajamos. Pero hagamos un poco de historia y remontémonos al origen del encaje de bolillos, que se fija a mediados del siglo XVI y se disputan su origen venecianos y flamencos; aunque también se sabe que a finales del siglo XV ya se realizaban estas labores en varias localidades españolas, y es casi seguro que su procedencia fuesen los conventos

de monjas. España, Italia y Flandes, se disputan, pues, el gran honor de haber inventado el encaje de bolillos. A partir del siglo XVII esta tradición se extendió rápidamente por toda Europa, teniendo su máximo esplendor en las golas o gorgueras, cuellos, vuelillos en las bocamangas (“puñetas”), cortinajes, y también en las maravillosas mantillas de blonda, hechas de bolillos, que estuvieron de moda en el siglo XVIII. La palabra “ENCAJE” hace su aparición en la primera mitad del siglo XVI, y significa “labor tramada, encajada entre dos telas”. En España, hasta los años 50 era frecuente enseñar estas técnicas a las niñas en las escuelas, aunque el aprendizaje se hacía en el propio hogar y pasaba de madres a hijas. La actividad, como ahora, se hacía en común, en la calle cuando las temperaturas lo permitían, y era un lugar de encuentro y un pretexto de charla para las mujeres. El sonido de los bolillos cuando se trabaja con ellos es claro y limpio, con un suave ritmo interno que me encanta… Acabemos con una definición que me parece muy acertada: “El encaje de bolillos es una de las expresiones más bellas del arte decorativo y también es una muestra de la mentalidad más refinada que ha presentado hasta ahora la historia social” (C. Carlier) Beatriz Quintana Jato (Allende el Río)

Allá por el año 1985 se comenzaron a instaurar en Palencia una serie de locales que se denominan Centros Sociales, que promovió el Ayuntamiento de Palencia. El primero de estos Centros, se ubicó en el barrio de El Cristo del Otero y a éste le siguieron otros en distintos barrios de la capital. En estos lugares, las labores que se realizaban, eran talleres de diversa índole, tales como pintura, metales, bolillos, cerámica, pintura en tela, restauración, cestería, gimnasia de mantenimiento… A través de estos años los talleres han sido cada vez más solicitados. La misión de estos talleres, que en este curso cumplen sus Bodas de Plata, ha sido reunir a personas que tuvieran inquietudes por aprender técnicas variadas y a su vez relacionarse con otras personas, hacer amistades, aprender a fomentar el compañerismo y la solidaridad, y en algún momento apartar la labor, para compartir una taza de café dulce y charlas de temas ajenos al taller. El resultado de estos 25 años ha sido bastante fructífero, para muchas personas que pasaban días y días sin tener relación con nadie y llegaban a caer en melancolías difíciles de superar. En un principio fue tal el interés por todas las actividades, que para poderse matricular, se acudía a las seis o siete de la mañana, con el fin de no quedarse sin plaza; para aprender manualidades que por circunstancia familiares o profesionales no habían podido hacer anteriormente. Pienso, que la idea que en su día tuvo la Institución Municipal, fue todo un acierto, por lo cual debemos felicitar a las personas promotoras de este Plan. Celebremos pues, los 25 años con alegría y esperemos que se cumplan en un futuro las Bodas de Oro. Sería maravilloso que otras generaciones venideras pudieran disfrutar de dichos talleres ocupacionales. Gloria Gutiez (El Cristo)

Celebramos las bodas de plata de nuestros Centros Sociales y ¡Ah!, se me olvidaba, también se organizan bailes para los que les queremos ensalzar y agradecer todo el bien que nos han guste bailar y les haga ilusión mover el esqueleto. En estos Centros proporcionado, por esta labor tan extraordinaria, que día a día, vienen Sociales existe la posibilidad de hacerlo. Ánimo y adelante para llegar a realizando. las bodas de oro. Los primeros en abrir sus puertas fueron “San Juanillo”, “Ave María” Mª Carmen Gay (Ave María) y “El Cristo”. Después llegaron otros y juntos formaron y crearon un sin fin de actividades, que podemos realizar y disfrutar. Como por ejemplo: gimnasia, yoga, pintura, memoria, manualidades… También tenemos proyecciones de películas que enriquecen nuestra mente y nos obligan a pensar. Excursiones a diferentes lugares donde la vida y la naturaleza nos ofrecen poder contemplar paisajes tan bellos. Nos tomamos nuestros cafés y comidas; las participantes podemos conversar y ser un grupo de amigas cambiando impresiones con nuestro profesorado que, siempre responde amablemente a nuestras preguntas. Todos nos encontramos satisfechos y venimos contentos haciendo de estos ratos de ocio una tarea más de nuestras vidas. Damos las gracias por ello y deseamos que todos unidos podamos fomentar, más y más, toda esta labor social. Aunque algunos somos mayores tenemos un espíritu vivo y alegre para seguir con deportividad nuestro camino, manteniéndonos en forma. Sería mi relato muy extenso si tuviera que plasmar en él la opinión de cada persona, pero creo que todos estamos de acuerdo y espero una conformidad general de lo que aquí expongo.

Especial 25 años


Recordando Momentos


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