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Javier Diez Canseco durante su graduación en el colegio Inmaculado Corazón donde cursó sus estudios primarios.
net, hábil con el saxofón. Junto con otros cinco chicos formaron un grupo musical. “Por esa época había una película que se llamaba ‘Siete hombres y un destino’ y nos hacíamos llamar ‘Siete hombres y un ritmo’, en realidad éramos siete chibolos pues”, cuenta entre risas Magnet, al recordar la época esARCHIVO PERSONAL DE ANTONIO ZAPATA
señor Máximo Antonio, quien vive al costado de la casa de Diez Canseco. Hace 30 años es vecino del congresista y entre ellos existía siempre un trato cordial. “Era muy reservado y discreto”, agrega. Javier Diez Canseco era un adolescente de 15 años cuando conoció a un muchacho llamado Jean Pierre Mag-
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a cuadra 3 de la calle Barcelona en Pueblo Libre luce vacía y hay un ambiente triste cinco días después de la muerte del fallecido fundador del Partido Socialista Javier Diez Canseco. Allí vivía. En la tienda de la esquina atiende Frank Ramírez, residente hace 15 años, quien cuenta que Javier era un hombre de una sencillez notable. “Los políticos siempre creen que son más que los demás; pero él venía aquí, se bajaba de su camioneta y compraba siempre alfajores para su casa, fruta y gaseosa Guaraná”, recuerda. Diez Canseco siempre pedía comprobantes de pago y le recomendaba a Frank que no se olvide de emitir sus recibos. “Aquí a los vecinos no les gusta esperar el recibo, pero él se quedaba parado un rato hasta que le entregue el suyo”, relata. Otro residente de la misma calle, Andrés Aguilar, de 20 años, cuenta que el parlamentario era uno más del barrio, de perfil bajo, que siempre sacaba a pasear a su perro. “Su perro se llama Arnaldo y siempre salía a juguetear con él”, añade el
Al lado de sus mejores amigos, entre ellos Antonio Zapata, Humberto Campodónico, Benito Portocarrero y Carlos Monge.
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