Revista Un Caño - Número 42 - Noviembre 2011

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Cristina, Evita y el deporte peronista Dicen algunas versiones que antes de que partiera la delegación de deportistas hacia los Panamericanos de Guadalajara, en la oficina de Gerardo Werthein (presidente del Comité Olímpico Argentino) se juntaron varios entrenadores y especialistas, y llegaron a una conclusión: se podían obtener 17 medallas doradas, 15 plateadas y 25 de bronce. Finalmente, fueron 21, 19 y 35, por lo que se puede decir que se superaron todas las expectativas, aún las más entusiastas. ¿Esto quiere decir que el deporte ha recuperado el lugar de importancia que siempre tuvo en los gobiernos peronistas? No todavía. Se ha mejorado un montón. Especialmente en lo que hace al alto rendimiento. También están los Juegos Evita (sostenidos por Claudio Morresi) y una que otra decisión que involucra a los colegios del Estado a nivel primario. Pero falta ir más a fondo con el modelo de inclusión. Millones de niños están esperando que el dinero del Fútbol Para Todos les llegue a ellos. Que los clubes lo inviertan en infraestructura y en desarrollo de disciplinas ya olvidadas. Y que la plata que invierte la Secretaría de Deporte baje con mayor celeridad a la enseñanza estatal primaria y secundaria. El 54% de los votos que recibió Cristina demuestra que se valora el camino recorrido. Pero ya todos incorporamos que no hay que retroceder ni un solo paso del camino recorrido. Hacerlo sería letal. Mariano Hamilton

SEGUNDA ÉPOCA (AÑO 5) NÚMERO 42 CONSEJO DE DIRECCIÓN Alejandro Caravario Pablo Cheb Terrab Christian Colonna Pablo De Biase Sebastián Domenech Mariano Hamilton Pablo Llonto Fabián Mauri Matías Martin Víctor Hugo Morales Ariel Senosiain SECRETARIO DE REDACCIÓN Pablo Llonto DIRECCIÓN DE ARTE Alicia Sliwkin EDITOR DE FOTOGRAFÍA Fabián Mauri RETOQUE DIGITAL Anahi Morales CORRECCIÓN Alejandro Lingenti COLABORAN EN ESTE NÚMERO Ezequiel Acuña, Diego Bonadeo, Ezequiel Bergonzi, Magdalena Diehl, Cecilia Di Genaro, Alejandro Fabbri, Germán Ferrari, Ezequiel Fernández Moores, Pedro Nesta, Andrés Goméz Franco, Edgardo Imas, Román Iucht, Alejandro Kirchuk, Roberto Koira, Gustavo Lombardi, Jorge López, Leonel Plügel, Daniel Riera, Pablo Seoane, Gustavo Veiga, Leandro Vila, Alejandro Wall, Osvaldo Alfredo Wehbe, Photogamma.com DEPARTAMENTO COMERCIAL info@sentidos.com - 5983.2700 www.revistauncaño.com.ar www.facebook.com/revistauncanio correodelectores@revistauncanio.com.ar IMPRESIÓN Kollor Press S.A. Uruguay 124 -Bs.As-4116-3598/3599/3601. DISTRIBUCIÓN EN CAP.FED Y GRAN BS.AS Sanabria S.R.L. Baigorri 103. Capital Federal. 4304-3510. DISTRIBUCIÓN EN INTERIOR Bertran SAC. Velez Sarsfield 1950. Capital Federal. Esta publicación es propiedad de EAMP S.A, Uruguay 1037 7º Piso. Prohibida su reproducción parcial o total. Registro de la propiedad intelectual, en trámite.

ILUSTRACIÓN DE TAPA Sebastián Domenech

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El mejor del mundo

Un equipo de chicos catalanes logró lo que nadie: salir último, perder todos los partidos, sufrir 271 goles, meter apenas uno (en la última fecha) y jugar siempre con una sonrisa, sin que el director técnico estuviera nunca en la cuerda floja. Por ANDRÉS GÓMEZ FRANCO

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l mejor equipo del mundo está en Barcelona. Pero no es el violín que afina Guardiola. El mejor equipo del mundo terminó la última temporada con un record que debe ser record: sin victorias, sin empates, 271 goles en contra y, hasta el partido final, la garganta seca por el desuso. Pero el campeonato se esfumó sin que ninguno de sus jugadores padeciera ni media puteada, con el técnico más afianzado que nunca en el cargo, los seguidores tomándose los bloopers y la nula precisión con humor e ironía. Además, el equipo aumentó su número de hinchas en España y en otras partes del mundo. El Margatania es un equipo de nenes catalanes que difícilmente lleguen a La Masía y, menos que menos, debuten en el Camp Nou más que alguna noche con la cabecita en la almohada. Ni siquiera, parece, pueden aspirar a dar cinco pases seguidos. No importa. Y no les importa. Los chicos sólo quieren divertirse. Enhorabuena para la humanidad. Bálsamo de frescura, de ternura, de amateurismo, de esencia de niñez, en definitiva, los nenes (y las nenas, porque hay dos en el equipo titular) le sacan el polvo al “ganamos, perdimos, igual nos divertimos”, lamentablemente ya vetusto en este mundo enfermo de éxito, incluso entre los picados de purretes en la plaza. Ni hablar de los torneos infantiles más “serios”, frecuentemente intoxicados de árbitros que aprovechan el fin de semana para imponer autoridad en el único ámbito en el que pueden hacerlo, de entrenadores que imaginan que tienen la cámara de Paso a Paso contando sus histriónicos y forzados ademanes, de dirigentes que evalúan resultados en lugar de aprendizaje, de padres que proyectan sus frustraciones en la descendencia...

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“Al principio no entendían muy bien en qué portería debían anotar, y en general se iban hacia la propia. Ahora también, pero menos... Lo que está claro es que moral no les falta a estos chicos. Y no les debe faltar. Ellos nunca se van mosqueados ni cabreados, aunque pierdan por goleada”, cuenta un padre de uno de los maravillosos niños catalanes, tan relajado como los pibes, en el excelente mini documental L’equip petit, que se puede ver en Youtube. “Un día nos metieron veinte goles. Y otra vez, nueve. Ufff, ése día sí que me quedé boquiabierto. ¡Nueve! Es que aquellos no eran tan buenos… Y nos metieron nueve...”. Pol es divino. Tiene las dos paletas a medio crecer. Habla con naturalidad frente al primer plano de la cámara. Y cuenta, además, que si algún día hiciera un gol, sencillamente “volaría” de la felicidad. Margatania festejó, finalmente, en el último partido de la temporada. Un encuentro que, claro, perdieron por goleada. Pol no fue el encargado de hacer trizas lo que ya se olfateaba como una ineludible quimera. El gol, curiosamente, lo hizo Emma. Y la niña terminó contando la histórica conquista en el estudio de Radio Catalunya, junto a un par de compañeros de gramilla que también admiran a Messi antes que a ningún otro sobrenatural del balompié. “Igual, cuando no anotábamos la pasábamos bien también. Es que nosotros jugamos para divertirnos”, sintetizan ellos, acostumbrados a perder, pero no por eso desmoralizados, cero chances de colgar los botines. Basta, sino, con verlos en el video, todos juntos, a puro abrazo, cantando, convencidos, y convenciendo a quienes miramos el documental, de que “¡¡sí, sí, sí, señor: Margatania es el mejor!!”.



Momento de meditación (y de indecisión)

Ahora que han terminado las elecciones y se viene la nueva etapa presidencial, un cronista de archivos serviciales da cuenta de los avatares de un Maradona modelo 1983, inquieto frente a los primeros comicios post dictadura. Por GERMÁN FERRARI

“¿Cómo salimos de esta situación en que estamos los argentinos?”. Invierno de 1983, plena campaña electoral. Los últimos meses de la dictadura cívico-militar comenzaban a teñirse de democracia. Un Diego Maradona de 22 años, traje impecable, camisa y corbata lanzaba aquella pregunta: en un día, se había reunido con varios aspirantes a ocupar la Casa Rosada y con un miembro de la Junta Militar. El viernes 15 de julio Maradona jugó de visitante con el radical Raúl Alfonsín, los peronistas Ítalo Luder y Antonio Cafiero, el desarrollista Rogelio Frigerio y con quien ocupaba el cargo de comandante en jefe del Ejército, Cristino Nicolaides. Los encuentros habían comenzado el día anterior, cuando se entrevistó con el presidente de la Conferencia Episcopal y cardenal primado de la Argentina, Juan Carlos Aramburu. Periodistas nacionales y extranjeros siguieron los trotes del 10, quien por aquellos días jugaba en Barcelona, marcado de cerca por su representante y amigo Jorge Cyterszpiler, organizador del “recorrido político-militar-eclesiástico” –según Tiempo Argentino– destinado a que Diego realizara “un curso intensivo de instrucción cívica” –decía Clarín–, con vistas a los comicios del 30 de octubre, fecha en la que también festejaría un nuevo cumpleaños. Mientras Clemente, el famoso personaje de Caloi, se quejaba porque el crack no se había entrevistado con él, Humor ironizaba desde la historieta Aprendiendo a votar con Maradona. En Tiempo Argentino, Osvaldo Ardizzone criticaba la “cabalgata” planeada por “el ideólogo Cyterszpiler”, que parecía más cercana a la publicidad y los dólares que a un sentimiento ciudadano genuino. La prensa española también reflejó el itinerario. El País y La Vanguardia, por ejemplo, publicaron artículos de sus corresponsales en Buenos Aires. El periódico catalán tituló en tapa: “Maradona, un hombre político en Argentina”.

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Después de obtener con Barcelona la Copa del Rey y la Copa de la Liga, dirigido por César Luis Menotti, la estrella azulgrana estaba de vacaciones en la Argentina. El descanso en la localidad de Esquina, en Corrientes, quedó interrumpido por la gira preparada por Maradona Producciones, la empresa que creó Cyterszpiler para promocionar la imagen del futbolista. “Yo soy uno de los cinco millones de jóvenes que nunca han votado, y por eso quiero interiorizarme bien de la situación del país antes de las elecciones”, comentó Diego frente a micrófonos y grabadores, y anticipó que votaría en el consulado argentino en Barcelona porque a fines de octubre estaría en “la parte más brava del torneo” español. Nadie le avisó que las normas electorales vigentes no contemplaban el sufragio de los argentinos en el exterior. Y la mala fortuna quiso que a esa altura de la Liga estuviera recuperándose de una fractura en el tobillo izquierdo por una patada del defensor de Athletic Club de Bilbao Andoni Goikoetxea. Maradona se llevó “una impresión muy linda” del cardenal Aramburu, a quien, según había confesado el religioso, le gustaba el fútbol. Con Alfonsín estuvo 45 minutos en su flamante oficina porteña. Ambos se habían conocido en un avión rumbo a España. Sus inquietudes políticas fueron satisfechas por el líder radical: “éste es un país muy rico, y vamos a salir adelante”. Luego estuvo con Nicolaides y con Frigerio. Por la tarde, vio a Cafiero y a Luder. Al primero le regaló una foto suya autografiada; a cambio recibió un ejemplar dedicado de su libro Desde que grité ¡Viva Perón!, que acababa de publicarse. “Conocer a esta gente me ha hecho aprender muchas cosas”, reconoció Maradona. Y con algo de ingenuidad les dijo ante los periodistas que “los políticos quieren lo mejor para la Patria, lo que me hace feliz”. Pero ninguno pudo conseguir la declaración más buscada: por quién pensaba votar. “El voto es secreto”, fueron las palabras de su apoderado.



NOU COMEN

¿Y vos qué aprendiste, Cholo?

Hablar de la patada de Camoranesi a Toranzo no tiene sentido porque ya lo hizo todo el mundo. Además, ¿qué se puede decir? Sin embargo, hubo un comentario tan feo como la agresión. Cuando se iba expulsado Camoranesi y se puteaba con Simeone, el técnico de Racing le soltó: “¿en Europa no aprendiste nada?” Así que, amigos que nunca viajaron a Europa, ahora saben porque son unos ignorantes. Urgente: el que quiera volverse culto que llame ya a su agente de viaje.

Cuando la tranquilidad en la casa de Sarandí se interrumpió por el sonido del viejo teléfono de línea, el abuelo Julio no esperaba escuchar justamente esa voz del otro lado. Y mucho menos esperaba lo que esa voz iba a pedirle: “sacame ya a esos dos viejos de la televisión”. Cristina nos estaba haciendo un favor a todos y al abuelo, cual perro obediente, no le quedó otra que decir: “sí, señora”. Por ahora, Marcelingui y JR dejarán de equivocarse los nombres tácticamente en los partidos de la Selección. A partir del año que viene, si todo sale bien, no los escucharemos más en la Televisión Pública.

Apremia el premio

Aptra es la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía así que al no meterse con las revistas no vamos a vernos en el compromiso de rechazar sus prestigiosos Martín Fierro. El último papelón de esta gente fue haberle dado el premio a Nacho Goano como mejor periodista deportivo del cable 2010. No sea malo, amigo lector, el error no fue por la capacidad del muchacho sino porque, unas horas después, alguien alertó que Nacho había empezado a trabajar en C5N en el 2011. ¡Ups! Las malas lenguas dicen que el que avisó fue... el Chavo Fucks. Y por la carita que puso cuando supo que había perdido, podría ser. El otro integrante de la terna (¡qué terna, eh!) también es sospechoso: Toti Pasman. Pero ojo que este disparate puede ser todavía peor. Daniel Arcucci, que estaba cuarto en la votación, pasó a integrar la terna en lugar de Goano. Lo único que falta es que lo gane él, aunque sea el que de verdad lo merece (mientras esté leyendo esto, ya se va a saber el resultado).

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Por La Plata están pensando en hacerle un partido despedida a Juan Sebatián Verón, que anunció que dejará el fútbol cuando finalice el campeonato. Para un “los amigos de...” contra “los amigos de...”, los organizadores creyeron conveniente convocar a Riquelme. Es decir: que se enfrenten los dos mejores jugadores que andan por estas tierras. El problema surgió a la hora de convocar amigos para los dos equipos. Al cierre de esta edición, con todos los futbolistas que dieron el sí, la despedida de Verón sería apenas un cabeza.


El Bambino Marcelo

El padrino vs. Un Caño

A falta de los errores de Araujo en los nombres de los futbolistas en los partidos de la Selección, lo tuvimos al Bambino Pons. “Lleva la pelota Di María, cambio de frente para Sosa, Sosa, gooooooool”. Un gran relato para el primer gol contra Chile, lástima que en donde dice Sosa debió decir Higuaín.

Bolivariano Román

En Venezuela, Agustín Orión se sorprendió cuando le avisaron que alguien lo estaba buscando. Al arquero de Boca y la Selección lo quería ver Rosiné, la hija de Hugo Chávez, para darle una gorra de Venezuela firmada por su padre para que... se la hiciera llegar a Román. “De la familia Chávez para Riquelme”, se leía en la gorra.

¿Qué le hizo Matías Martin a Julio Grondona para que el flamante presidente de la AFA (¿Cómo que no es flamante? Si lo acaban de elegir... Ah, ¿ya estaba? ¿Hace mucho?) le bajara el pulgar a su incorporación como comentarista de Mariano Closs para los partidos de la Selección argentina? Trabajar en esta humilde revista.

¿Diego? ¿Qué Diego?

Es sabido que Maradona un día te quiere y al otro te odia. Pero eso no es justificativo suficiente para que Mancuso declarara lo que declaró: “donde más le pegó la droga es en la memoria”. Se ve que al bueno de Alejandro también le pegó algo en la memoria. ¿O se olvidó de que dirigió a la Selección en un Mundial gracias a Maradona?

Ladran, Sancho Leo en blanco o negro

Los medios locales informaron que a Lionel Messi tuvieron que esconderlo en la cabina de los pilotos para que le gente dejara de molestarlo con pedidos de fotos y autógrafos cuando volvió del partido con Venezuela hacia Barcelona. Otros medios, en cambio, contaron que a Leo lo guardaron porque ya no soportaba las cargadas de los venezolanos, que eran mayoría en el avión. ¿Quién desempata?

No les dio un poco de cosita cuando en esa publicidad de ¡¡¡Citibank!!! Agustín Pichot le pregunta al Bebe Contepomi: “Bebe: qué hacés paseando perros?”. Parece que para gente de semejante nivel social pasear perros es una deshonra. ¿Y hacer una publicidad del Citibank no es una deshonra para gente de semejante nivel económico?


NOU COMEN ¡EXTRA!

S

in ponerse colorado y mirando a cámara, Daniel Vila aseguró: “soy el nuevo presidente de la AFA”. Creemos que no hay nadie que esté leyendo esta revista que no sepa lo que estamos contando. Pero si llegara a haber algún desprevenido, queremos jurarle que fue absolutamente cierto. A partir de esta frase tan genial como desopilante, el mundillo de gente conocida empezó a adjudicarse presidencias, liderazgos, ministerios, jefaturas y uno hasta se animó al ¡Premio Nobel! A continuación les ofrecemos una lista pormenorizada de los nuevos líderes de este país.

“Soy el nuevo presidente de la Argentina”. Ricardo Alfonsín

“Soy el nuevo presidente de Boca. O de la Nación. O de la UCR. O... ¿De qué era?”

“Soy el nuevo Bilardo”. Alejandro Sabella

“Soy el nuevo chofer de Daniel Vila”. Alejandro Fantino

“Soy el nuevo mayordomo de Daniel Vila”. Toti Pasman

“Soy el nuevo masajista de Daniel Vila”.

Fernando De la Rúa

Martín Liberman

“Soy el nuevo líder de Queen”.

“Soy la nueva personal trainer de Cristina Kirchner”

Mauricio Macri

“Soy el nuevo técnico de la Selección”. Caruso Lombardi

“Soy el nuevo Jefe de la Policía Federal”. Eduardo Feinmann

“Soy el nuevo Premio Nobel de Literatura”. Luis Majul

Lilita Carrió

“Soy el nuevo vocero de las abuelas de Plaza de Mayo”. Mariano Grondona

“Soy el nuevo Ministro de Cultura”. Marcelo Tinelli

“Soy el nuevo presidente de la Real Academia Española” El Tano Pasman

“Soy el nuevo Sai Baba, pero si Feinmann me nombra comisario voy corriendo”. Ari Paluch

“Soy el nuevo líder de Soda Stereo”. Amado Boudou 10 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2011

“Soy el nuevo Ministro de Justicia” Javier Castrilli

“Soy la nueva mujer de Diego Forlán”. Zaira Nara



NUNCA MENOS

El futuro ¿nos espera?

Los signos de pregunta del título responden al viejo apotegma: “quien se quema con leche, ve una vaca y llora”. Tantas veces nos han defraudado con políticas deportivas inconclusas y erráticas que nos tomamos el tiempo para dudar y recién después confirmar que todo siga yendo hacia adelante, como ocurre ahora. Si miramos hacia atrás, estamos en un momento bisagra del deporte. Es la hora de profundizar el modelo. Por MARIANO HAMILTON

C

uando llegaba 2011, en la reunión de redacción nos pusimos a soñar con un año político y deportivo que nos permitiera disfrutar el presente pero, al mismo tiempo, imaginar un futuro mejor. Así nació la tapa del número 33, la de febrero de 2011. Luis Scola, Braian Toledo, Sergio Batista, David Nalbandian, Juan Martín del Potro, Emanuel Ginóbili, Felipe Contepomi, Luciana Aymar, Noel Barrionuevo, Sergio Maravilla Martínez y Lionel Messi fueron los deportistas elegidos para representarnos. Algunos lo fueron por capacidad, otros por popularidad. En el fútbol, sin ir más lejos, no depositábamos demasiadas expectativas para la Copa América de Argentina, pero era inevitable incluirlo por la importancia que posee para la sociedad. El año se está cerrando con un balance netamente favorable en varios sentidos, pese a que todavía no sabemos qué pasará con la Copa Davis y que el hockey femenino sobre césped todavía tiene pendiente su clasificación para los Juegos Olímpicos de Londres. El resto, con la exclusión más que obvia del fútbol –otra vez fue un desastre–, estuvo a la altura de las circunstancias. E incluso tuvimos un extra: la excelente actuación de los deportistas argentinos en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Ya lo dijo muchas veces el secretario de Deporte, Claudio Morresi: “mi gestión no se mide por si ganamos dos o tres medallas más o menos”. Sin embargo, de alguna forma se deben evaluar las gestiones. Y en el caso de una relacionada con el deporte, nos parece apropiado observar lo que se hizo a partir de ciertas cuestiones objetivas. Y las medallas lo son. Repasemos entonces qué pasó en Guadalajara: Argentina obtuvo 75 medallas, 21 de ellas doradas, 19 plateadas y 35 de bronce. Digamos que estos Juegos de Panamericanos fueron los de mayor cosecha de medallas de la historia, exceptuando las dos ocasiones en las que se realizó en la Argentina, Buenos Aires (1951) y Mar del Plata (1995). 12 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2011

Éstas fueron las performances de Argentina a través de los años: Año

1951 1955 1959 1963 1967 1971 1975 1979 1983 1987 1991 1995 1999 2003 2007 2011

Sede

Buenos Aires México DF Chicago San Pablo Winnipeg Cali México DF San Juan PR. Caracas Indianápolis La Habana Mar del Plata Winnipeg S. Domingo R. de Janeiro Guadalajara

Oro

68 27 9 8 8 6 3 12 2 12 11 40 25 16 11 21

Plata

Bronce

44 31 19 15 14 4 5 7 11 14 15 45 19 20 15 19

38 15 11 16 12 12 7 17 22 22 29 74 28 27 33 35

Total

150 73 39 39 34 22 15 36 35 48 55 159 72 63 59 75

Posición

1º 2º 2º 4º 4º 6º 6º 4º 5º 7º 6º 4º 6º 7º 7º 7°

En definitiva, 75 medallas son menos que lo que se obtuvo en Buenos Aires (150) y Mar del Plata (159), pero bastante más que el resto de las otras 13 ediciones. Y de Río de Janeiro 2007 a Guadalajara 2011 casi se duplicaron las medallas doradas, llevando las 11 de hace cuatro años a 21. ¿Es suficiente? ¿Ésa es la meta? No. Pero no sólo porque nos gustaría obtener más éxitos deportivos (algo que tiene un efecto directo en los niños para practicar uno u otra especialidad –el tenis no sería el mismo de no haber existido Guillermo Vilas, por ejemplo), sino porque además seríamos muy felices si efectivamente la práctica del deporte se extendiera a otros segmentos de la sociedad, especialmente a los más vulnerables y a los de más corta edad, algo que todavía esta pendiente a nivel colegial y de clubes. Para ser claros: la destrucción padecida en los ‘90 todavía no se ha revertido. Un tema que hay que dejar en claro es que la mejoría en el plano del deporte de Alto Rendimiento está directamente asociada a la inversión que se ha realizado en los últimos años


Medallas argentinas en los Juegos Panamericanos 2011

Doradas Disciplina

de parte del Estado: 26 millones de pesos eran destinados al deporte en 2003 41 millones, en 2004 50 millones, en 2005 62 millones, en 2006 65 millones, en 2007 107 millones, en 2008 135 millones, en 2009 146 millones, en 2010 190 millones, en 2001, además de sumarle los 105 millones recaudados por el ENARD en los celulares. Los números hablan por sí solos. Como también lo hacen los deportistas, que no se cansan de decir que, por primera vez en mucho tiempo, la Argentina tiene una política seria de desarrollo deportivo. El bronce de Braian Toledo en lanzamiento con garrocha y la cosecha en frontón, hockey masculino, judo, taekwondo, tiro, patinaje artístico, nado en aguas abiertas, esquí acuático, remo, vela, tenis de mesa o handball son excelentes ejemplos de ello. También hubo otras cuestiones que nos gratificaron en este 2011 que se está yendo. La generación dorada del básquet obtuvo la clasificación para Londres 2012, en la que será la gran despedida de un equipo que le ha dado extraordinarios momentos al deporte argentino. También el rugby dejó en alto las banderas, ya que nuevamente estuvo entre los 8 mejores equipos del mundo. ¿Qué decir de las chicas de hockey sobre césped, más allá de la derrota en la final contra Estados Unidos? ¿O de Maravilla Martínez, que sigue ganando en el más alto nivel del boxeo? ¿O del tenis, que otra vez llegó a la final de la Copa Davis, pese a los problemas físicos de Nalbandian y Del Potro, los dos mejores jugadores del momento? ¿El fútbol? Por ahora, poco y nada. Tal vez el año próximo lo podamos incluir en los top ten. Por ahora, sigue en deuda. Con Messi incluido y con toda la parafernalia que lo acompaña permanentemente. ¿Cómo se puede mejorar? Llonto, en otra nota de esta misma revista, nos entrega un decálogo. Desde esta nota deseamos lo mejor para el deporte argentino, pero atamos los éxitos a la posibilidad de que el deporte se extienda hacia abajo, hacia una sociedad que los está necesitando como el agua. Si la plata que se entrega para el Fútbol Para Todos sigue sin control, yendo sin escalas a los bolsillos de los dirigentes, de los empresarios o de los futbolistas profesionales, sin que llegue a la gente de los diferentes clubes en el formato de otras disciplinas y para el desarrollo del deporte social, será dinero mal gastado. Lo mismo que los aportes de la Secretaría de Deportes y del ENARD. Hoy por hoy, confiamos. El 54% de la sociedad también lo hizo el 23 de octubre. Y como pocas veces nos encontramos ante la posibilidad de seguir creciendo y desarrollándonos, ya que se vienen cuatro años de continuidad para alcanzar niveles que, hace una década, jamás nos hubiéramos imaginado.

Aguas Abier. Handball E. Acuático Frontón

Hockey s/c. Judo Pat. Artístico Remo

Taekwondo Tenis T. de Mesa Vela

Deportistas

Especialidad

Cecilia Biagoli Argentina Javier Andrés Julio Javier Andrés Julio Andreasen/Villegas García/Stele Algarbe/Villegas Ergueta/Nicosia Argentina Paula Belén Pareto Elizabeth Soler Argentina Argentina Argentina Argentina Argentina Sebastián Crismanich Irigoyen/Molinero Song Liu Argentina Argentina

10 km. Femenino Masculino Figuras, masculino Overall Masculino Pelota de Goma Trinquete Masculino Pelota de Goma Trinquete Femenino Pelota de Cuero Trinquete Masculino Pelota de Goma Frontón 30m Masculino Masculino Hasta 48 kg Femenino Libre Femenino 2 remos largos sin Timonel Femenino 2 pares de remos cortos Masculino 4 remos largos sin Timonel Masculino 4 pares de remos cortos Masculino Pares de remos cortos Femenino Hasta 80kg Masculino Dobles Femenino Individual Masculino Láser Láser Radial

Plateadas Disciplina

Handball Canotaje

Cicl. de Ruta Fútbol Hockey Judo Patinaje Pat. Artístico Remo Rugby T. de Mesa Tiro Vela

Deportistas

Especialidad

Argentina Argentina Argentina Argentina Argentina Matías Medici Argentina Argentina Alejandro Clara Ezequiel Capellano Ezequiel Capellano Melisa Bonnet Daniel Arriola Argentina Argentina Argentina Argentina Alex Misael Suligoy Argentina

Femenino Masculino K1 1000m Masculino K1 200m Femenino K2 500m Masculino K2 200m Contra Reloj individual Masculino Masculino Femenino Hasta de 73 kg Masculino 1,000m Masculino 10,000m Eliminación y Puntos Masculino 10,000m Eliminación y Puntos Femenino Libre Masculino Un par de remos cortos Femenino 4 R. Largos sin Timonel P. Ligero V. Seven Equipos Masculino Masculino50m Rifle Tendido RS-X Masculino

Bronce Disciplina

Aguas Abier. Atletismo Boxeo Canotaje Cicl. BMX Cicl. de Pista Esgrima E. Acuático Frontón Gim. Rítmica Judo Lucha

Natación Patinaje Remo Squash Tiro Vela Voleibol Voley Playa

Deportistas

Especialidad

Guillermo Bertola Germán Lauro Braian Toledo Pamela Benavídez Adela C. Peralta Yamil A. Peralta Jara Argentina Argentina Argentina M. Gabriela Díaz Leandro Botaso Argentina Walter F. Pérez Elida Agüero Alejo De Palma Callarelli/Dorato Alberdi/Clementin Podversich/Zair Ana Carrasco Pini Emmanuel Lucenti Cristian A. Schmidt Yuri Alexei Maier Patricia A. Bermúdez Fernando Iglesias Luz Clara Vázquez Juan Martin Pereyra Argentina Melisa Bonnet Juan Cruz Araldi Argentina Argentina Melisa Gil Argentina Argentina Etchegaray/Suárez

10 km. Masculino Lanzamiento de Bala Masculino Lanzamiento de Jabalina Masculino Femenino Hasta 51kg Femenino Hasta 60kg Masculino Hasta 91kg Femenino K1 500m Femenino K1 200m Masculino K2 1000m BMX Femenino Keirin Masculino Persecución por Equipos Masculino Omnium Masculino Espada Individual Femenino Wakeboard Masculino Pelota de Cuero Frontón 36m Masculino Frontenis Frontón 30m Masculino Frontenis Frontón 30m Femenino Concurso Gral. Ind. Cinta Hasta 81 kg Masculino Hasta 100 kg Masculino Masculino Grecorromana Hasta 96 kg Femenino Libre Hasta 48kg Masculino Libre Hasta 60 kg Femenino Libre Hasta 63 kg 1500m Libre Masculino 4x100m Relevo Combinado Masculino 1,000m Femenino 300m Cronómetro Masculino 8 Remos Largos con Timonel Masculino Dobles Masculino Femenino Skeet Sunfish Masculino Masculino NOVIEMBRE 2011 | UN CAÑO 13


NUNCA MENOS

Tres grandes modelos, siempre combinados pero no siempre en las mismas proporciones, son los que dieron forma, hasta principios de este siglo, a lo que hace más de 120 años se conoce como deporte argentino. Este nuevo siglo parecería estar alumbrando un cuarto modelo que está marcando un rumbo visible, principalmente por parte del Estado, buscando aunar inversión pública, inclusión social y celebración popular. Por PABLO DE BIASE

L

a híper-competitividad, el chauvinismo y la espectacularidad (con sus sueños de fama y públicos de centenares de millones de telespectadores) le marcaron caminos tortuosos, increíbles y exasperantes al deporte, esa extraña y apasionante relación entre individuos, sociedad y Estado. La historia de esta pasión (por correr detrás de una pelota o vencer al tiempo aliándose con el viento, y la de ver in situ o en el sillón cómo lo hacen otros) registra algunos momentos que marcaron rumbos –muchos de ellos, por callejones sin salida–. Porque el deporte tiene su propia historicidad, pero como cualquier fenómeno culturalmente gravitante no escapa, en última instancia, a las condiciones que le impone la sociedad en la que se desarrolla.

El partido del deporte En las últimas dos décadas del si-

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glo XIX se jugó el partido del deporte en buena parte del mundo. Por supuesto, también en la Argentina, “granero del mundo”, un país importante en la “parte buena” de aquel mundo. Fue entonces cuando se sentaron las bases de la educación deportiva, sus contenidos y principios (algo fundamental), y también su dimensión social. Paralelamente, el asociacionismo deportivo tuvo un temprano y fuerte desarrollo, debido a que las elites locales se educaron en colegios ingleses, en muchos de los cuales la práctica de diversos deportes formaba parte sustancial del programa de estudios y actividades. El ejemplo más notorio es el del antiguo Buenos Aires English High School, hoy ubicado en Belgrano R, donde el pedagogo escocés Alexander Watson Hutton dedicó la mayor parte de su tiempo a enseñar y difundir el fútbol, y cuyos egresados más notables, con los hermanos Brown a la cabeza, fundaron Alumni. Funcionarios y empleados de las mu-

chísimas empresas inglesas asentadas en el país, junto con los jóvenes de la “buena sociedad”, a los que a principios del siglo XX se sumaron las clases medias altas, fundaron así, entre 1880 y 1910, los principales clubes de fútbol, rugby y tenis de nuestro país. Mientras que en buena parte de América Latina, el elitismo deportivo extremo imperó hasta bien avanzada la década del 30, la combinación entre una importante colonia inglesa (de distintas clases sociales) vinculada a las grandes corporaciones de servicios públicos, frigoríficos y otras industrias, y un Estado que tempranamente alentó la educación popular formaron un círculo virtuoso: los ingleses (y otros extranjeros) comenzaron a fundar clubes y a difundir la práctica de distintos deportes, mientras que las clases medias en formación eran educadas por el Estado en la comprensión y práctica del deporte. Cientos de miles de jóvenes, en una población que no superaba los cinco mi-


llones, fundaron así, tempranamente, una patria deportiva en el suelo argentino. Sembraron de ese modo un compromiso que sigue vibrando muy fuerte, a pesar de todos los pesares.

Entre el Máuser y el balón La primera batalla por el deporte que se dio en el seno del Estado no fue fácil. Los ejercicios atléticos eran para buena parte de la naciente burocracia estatal, con fuertes inclinaciones prusianas, una suerte de primera instrucción militar. Y debían enseñarse y practicarse junto con el tiro al blanco con fusiles Máuser. Este modelo no logró imponerse, pero estuvo cerca. Los pedagogos y funcionarios del Ministerio de Educación Santiago Fitz Simmon y Enrique Romero Brest fueron claves para que “se decidiera difundir las bondades de los juegos ingleses”, según reseña Jorge Iwanczuk, historiador del fútbol, “y se declarase obligatoria su

práctica en todos los Colegios Nacionales y Escuelas Normales de la República, designándose al doctor Romero Brest para la preparación de profesores de ejercicios físicos”. La figura de Romero Brest cobra singular importancia, ya que fue el primero que entendió que el modelo olímpico de Pierre de Coubertain era el adecuado para enseñar en las escuelas. Logró imponerse así a instituciones como la Sociedad Sportiva, que llegó a formar batallones escolares en varias escuelas. Los profesores de educación física aún hoy reivindican la figura de Romero Brest. Se impuso así un modelo lúdicopedagógico en el que la disciplina del deporte era una forma de aprender valores como la responsabilidad y la solidaridad, y de incorporar hábitos saludables. Los clubes, que ganaban dinero con el fútbol en los tiempos amateurs y lo volcaban a la práctica de otros deportes, y las escuelas públicas fueron firmes alia-

dos en la formación de barrios y en la nacionalización de millones de hijos de inmigrantes. El deporte divertía y hacía patria. El ejemplo más acabado de esta alianza quizás haya sido la medalla de oro lograda por Juan Carlos Zabala, formado como atleta en la pista del estadio del Club Sportivo Barracas, en los Juegos de Los Angeles 1932. En la década del ‘30, la profesionalización del fútbol y su popularización absoluta a través de la radiofonía le quitaron pluralismo al deporte argentino, cada vez más asentado en los clubes, tanto en lo pedagógico como en la formación de atletas. El modelo militarista intentó un retorno fugaz a las escuelas en estos años, conocidos históricamente como “la década infame”. Buenas performances en los Panamericanos y los Juegos Olímpicos le auguraban a la joven Argentina un gran futuro, también deportivo. La Segunda Guerra Mundial impidió la plena competencia

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de igual a igual en el tiempo de maduración del deporte argentino.

Cuando el país era una fiesta Con la llegada del peronismo al poder, el deporte no sólo vivió un reverdecer en los programas de estudio –del parvulario a la universidad–, sino que pasó a convertirse, a tono con aquellos años de guerra caliente y guerra fría, en razón de Estado o algo muy parecido. Por primera vez, la acción del Estado fue global y alcanzó todos los niveles. La Secretaría de Deporte (más allá de las decenas de nombres que haya tenido) fue un verdadero ministerio por el presupuesto y la cantidad de programas que llevaba adelante. Londres 1948 marcó el punto culminante en el medallero olímpico (cuando había menos medallas en juego, además). Se ganaron los Panamericanos de 1951 (de locales, en Buenos Aires) y el Mundial de Básquet del mismo año, como ejemplos más notorios. La gran deuda de esta época, culpa compartida entre la dirigencia del fútbol y el propio Perón, fue no concurrir al Mundial de Brasil ‘50, donde Uruguay demostró que Argentina hubiera podido entreverarse entre los grandes del fútbol y evitarse treinta años de fracasos. El deporte popular y la formación deportiva integral pasaron a ser banderas irrenunciables para aquel Estado. Los espacios para la práctica del deporte, como los centros de educación física nacionales (INEF y otras denominaciones), que eran cientos en todo el país, junto con los clubes, permitieron que la inercia mantuviera la práctica deportiva, tanto recreativa como competitiva, en niveles muy bajos durante décadas. Un tercer y nuevo modelo nacía tras la Revolución Liber-

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tadora de 1955. Nada auspicioso para el deporte (ni para las grandes mayorías), por cierto.

Entre la apatía y la corrupción Los breves gobiernos democráticos (o casi) y las dictaduras militares de las décadas del ‘60 y del ‘70 se movieron en un país oficial que, las más de las veces, no coincidía con el país real. Así, a las proscripciones de atletas, en el plano competitivo, se sumaban favoritismos y clientelismos deportivos, mientras los institutos de formación sufrían despidos, persecuciones políticas y cesantías sin explicaciones, en el plano pedagógico y del entrenamiento (con tecnología obsoleta y mentalidad híper-colonial). Los clubes, endeudados con el Estado, sin programas de formación y entrenamiento, languidecían, el fútbol vivía su hora más oprobiosa. Una Copa Intercontinental de Racing, Independiente o Estudiantes eran campeonatos del mundo de toda la Argentina, un empate de Los Pumas era una hazaña, tan bizarra como que Obras o Ferro le ganaran un partido de básquet a los circenses Globetrotters en el Luna Park. Ni qué hablar de los logros de Guillermo Vilas o Carlos Reutemann, casi de otro país. Apatía, corrupciones grandes y pequeñas, y los favoritismos hacia ciertos atletas acólitos de la dictadura que se instaló a partir de 1976 (en cuyas listas de torturados y desaparecidos no faltan los deportistas ni los profes de educación física que optaron por los pobres) hicieron

que campeones de la nada, berretas y alcahuetes fueran tapa de Gente, de El Gráfico (¿quién recuerda a Tito Steiner o Claudia Casabianca?) y otras publicaciones adherentes al Proceso de Reorganización Nacional*. Un modelo que destacaba por la farandulización de los deportistas y su escaso rendimiento internacional. El Mundial ‘78 da para un capítulo aparte, ya que fue, en su significación deportiva, algo insular, aislado.

¿Un nuevo modelo? La restauración de la democracia permitió, con idas y vueltas, que volviera a pensarse en el deporte como algo importante, y así como hubo grandes episodios de corrupción y dilapidación, hay líneas de continuidad en el deporte social y recreativo, igual que en el diseño del país deportivo de alta competencia, que deben destacarse. Los Mundiales de fútbol del ‘86 (campeones) y del ‘90 (subcampeones), el tercer puesto en el Mundial 2007 de rugby, un subcampeonato mundial de básquet, dos subcampeonatos en la Copa Davis (y una tercera final en puerta) y varias medallas doradas olímpicas, tras medio siglo de sequía, son notas destacadas en el plano competitivo. La profundización de los Juegos Evita (sancionados por ley) lo es en el plano de formación y detección de valores. Diversos programas municipales y provinciales de deporte recreativo hablan de un camino distinto en la relación entre el Estado y la gente. Los años ‘90 reeditaron muchas cosas de la dictadura. También en la esfera

Los ‘90 reeditaron muchas cosas de la dictadura. También en la esfera del deporte. Frivolidad, adulación al poder, farandulización obscena, negociados… Menem dándose gustos de niño cual dictador africano.


del deporte. Frivolidad, adulación al poder, farandulización obscena, negociados… Menem dándose gustos de niño cual dictador africano (jugando con las Selecciones de fútbol y básquet, entre otras performances atléticas dignas del neoliberalismo más cínico). Los Panamericanos de Mar del Plata fueron el epítome de la corrupción, con un ex masajista del político riojano como secretario de Deportes (procesado por defraudación, sobrefacturación y robo para la corona tras Mar del Plata ‘95). Luego del cataclismo político-social del 2001-2002, la refundación kirchnerista de la República alumbró un escenario deportivo con políticas coherentes, obteniéndose en el terreno competitivo los

mayores logros internacionales. La combinación de inclusión social (los Juegos Evita y todas las instancias municipales y provinciales previas a la primera etapa de los Juegos), planificación y respuesta a la demanda de presupuesto (el mejor de la historia de la Secretaría de Deporte, probablemente) para cubrir las necesidades de los atletas y equipos competitivos están llevando adelante un cambio significativo, con políticas coherentes (ver entrevista a Morresi) que muestran logros crecientes, continuidad de políticas y funcionariado. Y esperanzas, acompañadas de resultados, de volver a ocupar un lugar de liderazgo continental e importancia internacional. Salvo en el fútbol, donde una ini-

ciativa que cambia las reglas del juego como es Fútbol Para Todos –inclusiva, democrática, comprensiva de la importancia del fútbol y del deporte en la cultura popular argentina– no se ve acompañada por una reestructuración imperiosa de la AFA y los clubes que, salvo excepciones, se han convertido en sociedades civiles con fines de lucro para unos pocos, en desmedro de socios, hinchas y de la calidad del juego. Y donde los éxitos internacionales siguen brillando por su ausencia. *No se considera en esta nota lo sucedido en el gobierno peronista ‘73-‘76 porque en su significación deportiva, no pasó de lo testimonial.

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NUNCA MENOS

Diga, mi cuate

Una sencilla consulta en Guadalajara a un grupo de competidores argentinos nos permitió conocer prioridades, necesidades y visiones de nuestros deportistas de alto rendimiento. No es más que una muestra, sencillita, algo así como un repaso que nos ayuda a perseguir mejores respuestas para nuestro deporte. Por ROBERTO KOIRA

1) ¿Si tuvieses que elegir una prioridad, ¿qué le falta al deporte argentino? 2) ¿Debemos copiar algo de otros países latinoamericanos? 3) ¿Hay deportes que tenemos más descuidados u olvidados? Alejandra García (Atletismo) 1) Sentido común. No todo es plata. Esto lo aprendí en todos estos años. 2) Sí, siempre es bueno ser abierto y ver que hace al que le va bien y está al lado tuyo. Y si no llegás a eso, adaptarlo no tiene nada de malo. No sé si copiarlo, pero sí ver que hacen. 3) Los deportes amateurs, no todos, sino los que no tienen tanta exposición o no son medíaticos. Esos son los que más necesidades pasan y tienen. No sé si llamarlos olvidados, pero no son negocio, y en ello incluyó al atletismo. Algunos de estos deportes son muy sacrificados y se necesita hasta diez años para ver los resultados.

Leandro Botasso (Ciclismo) 1) Quizás más apoyo. El tema del ENARD ayudó mucho, pero obviamente hace falta más. 2) Por ahí no puedo hablar de la forma de trabajar porque no estoy adentro. Sin embargo, creo que en lo nuestro es bueno. 3) Hablo por lo mío. No sé por ahí si otros deportes no muy conocidos tienen el apoyo necesario. En lo que es el ciclismo, donde yo estoy, estamos bien.

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Pablo Tabachnik (Tenis de mesa) 1) Faltan dinero y planificación. La planificación viene de la parte económica. Y también tener la posibilidad de planificar a largo plazo y poder cumplirlo; para eso hace falta disponibilidad económica. 2) Imitar, o copiar tal cual, seguro que no. Hay que mejorar en infraestructura, algo que otros países tienen resuelto mejor que nosotros, ya sea porque han hecho juegos o porque tienen más tradición. Tenemos que hacer un deporte más profesional, como casi todos los países lo están haciendo. En la coyuntura actual, no se puede tener deportes semi-profesionales o amateurs. 3) Hay muchos. Todos los deportes que no son tradicionales en Argentina están un poco relegados o luchando en contra de lo que es el sistema. Mi deporte es uno de ellos: aunque como federación funcionamos bien, al ser un deporte pequeño, todo cuesta. Puedo nombrar mil: ajedrez, tiro, bádminton… Los deportes menos conocidos y poco difundidos tenemos muchos inconvenientes.

Javier Nicosia (Pelota vasca) 1) No sé. A nosotros en este año nos dieron mucho apoyo. Por ahí antes no lo teníamos tanto porque era un deporte amateur, y en Argentina quizás se le da más prioridad al futbol, o al tenis. Pero este año, el apoyo del ENARD y de la Secretaria de Deportes es un buen comienzo. Esperemos que siga creciendo. 2) De todos los países se aprende. Es meterse en un tema muy fino, creo que tendremos cosas buenas como malas. En los Panamericanos vimos otros países y fuimos aprendiendo. Y ellos aprendieron de nosotros. 3) No sé. Hay tantos deportes por ahí... A la paleta le hacía falta difusión, pero ahora nos están ayudando, y es bienvenido.


Creo que se están organizando y están ayudando a varios deportes que antes no tenían ayuda. Eso es un avance.

tes participan en estos Juegos, y hay muchos deportes que están olvidados, incluyendo también al ciclismo. Aunque haya levantado por la medalla olímpica de Juan Curuchet y Walter Pérez.

Braian Toledo (Atletismo) 1) Todo lo que está pasando ahora es para mejor. Con el ENARD los viajes están al día, podemos ir afuera. La verdad es que las becas están al día. Todo va mejorando y en ascenso. No hay ninguna crítica en ese aspecto. 2) Puede ser Estados Unidos, en tecnología. Más pistas para practicar como en el caso mío, más jabalinas, pero supongo que con el tiempo se puede ir mejorando. Y año a año estaremos mejor. 3) Creo que hay varios, el judo, el taekwondo, atletismo... Acá lo único que se escucha es fútbol, hockey y básquet a nivel nacional. Pero nosotros también somos culpables, y tenemos que hacer sentir más al atletismo. Pero de a poco la cosa va a ir bien.

Flavio Vaccarezza (entrenador de BMX, ciclismo acrobático) 1) Sólo falta tiempo. Todo está bien encaminado y con mucho apoyo, tanto de la Secretaria de Deportes como el ENARD. Ahora hay un plan y se siente el apoyo. 2) Copiar, no. Creo que debemos encontrar la mejor forma y el camino. Tenemos mucho material y gente muy idónea para que se trace un plan adecuado para mejorar nuestros propios logros, como lo venimos haciendo. 3) No, creo que la estructura del deporte argentino está armada en función de los deportes olímpicos. Siempre fue así, y nosotros, con BMX, estábamos afuera de estos deportes y ahora estamos adentro.

Marcos Crespo (BMX) 1) En estos momentos, la Argentina está bien. Le faltaría un poquito más de dedicación, pero este año ha avanzado mucho y va a seguir avanzando más. 2) No, pienso que cada país tiene su forma de trabajar. En Argentina, ahora el Gobierno está invirtiendo mucho, y el deporte, en un par de años, va a levantar mucho más en nuestro país. 3) Hay muchos deportes descuidados. Creo que Argentina es un país muy futbolero. Sacando el fútbol, por ahí el hockey tiene relevancia. Hay gente que no está enterada de que algunos depor-

Marcos Barale (Natación) 1) Estructura, organización, planificación y sobre todo seriedad. 2) Como potencia latinoamericana, tenés a Brasil. Deberíamos copiarle algo a ellos. Estados Unidos está organizado de tal manera que para nuestro país, hoy en día, imitarlos es imposible. Pero deberíamos intentar llegar en algún momento a esos objetivos. Brasil es hoy una potencia, pero en algún momento, de acuerdo al rendimiento, estuvo cerca de Argentina. Ellos despegaron y nosotros, no. 3) La natación es uno de esos deportes olvidados o con no tanta atención. Pero la verdad es que no estoy involucrado en los otros deportes. Calculo que muchos deportes amateurs están un poco olvidados.

Martín Naidich (Natación) 1) Un poco de organización, más que nada con las becas. Pero lo principal es la organización. 2) Si, de Brasil habría que copiar mucho el apoyo al deporte. Sin embargo, en Argentina, desde que se creó el ENARD, hay un buen apoyo. Pero tendría que ser un poquito más organizado y que haya empresas que apoyen el deporte. 3) Sí, hay muchos deportes olvidados. En la Argentina se le da más bola a los deportes de equipo. Habría que prestarles un poco más de atención a los deportes individuales.

Elizabeth Soler (Patín) 1) Dentro de lo que es el patín, veo que hace falta un poco más de preocupación e interés en lograr que el patinaje artístico sea olímpico. Si fuese olímpico, sería mejor para nuestro deporte. 2) Latinoamericano, no creo. Sí a nivel mundial. Italia, por ejemplo, es un país que se ve interesado en el deporte. 3) El patín está un poco dejado. De otros deportes, no tengo idea.

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NUNCA MENOS

“No se trata sólo de contar medallas” Momento de balance con el secretario de Deporte de la Nación, Claudio Morresi. En la explicación sobre logros corresponde incluir medallas de oro luego de cincuenta y dos años de sequía, y la actuación en Beijing ’08, cuando Argentina se ubicó en el lugar 34, luego de más de sesenta años en puestos inferiores. En el debe, admite que la deuda más grande es la reinserción masiva de la práctica deportiva en las escuelas secundarias. Por PABLO DE BIASE

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ace un año, le decía a Un Caño que en 2010 se habían alcanzado los 150 millones de pesos en el presupuesto para el área que conduce, tras varios años de lento crecimiento. En 2011, en que no hubo presupuesto aprobado por el Congreso, ¿a cuánto se llegó? –El presupuesto asignado llegó a casi 190 millones, pero los fondos con que contamos superaron los 300 millones. –¿Eso se debe a la regulación y ejecución de la ley que creó el ENARD (Ente Nacional para el Alto Rendimiento)? –Exacto. Fueron 150 millones, dirigidos especialmente al alto rendimiento deportivo. (N. de R.: El ENARD está compuesto por la Secretaría de Deporte y las federaciones deportivas. Se ocupa exclusivamente del alto rendimiento y se financia con un impuesto al uso de teléfonos celulares). ¡Duplicamos el presupuesto real en un año, y desde 2003 hasta el momento, el aumento ha sido de 1.200%! –¿Esto ratificaría la importancia de que un equipo de trabajo logre continuidad en las funciones para que las políticas puedan desarrollarse? –Esas son señales concretas, claras y precisas de lo que es acompañar el desarrollo de un área del Estado. Discursos sobre la importancia del deporte sobran. Este Gobierno, en cambio, ha sido muy coherente entre el discurso y los hechos: le ha dado herramientas al deporte. El Alto Rendimiento puede competir sin vi-

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vir preocupándose por las becas, se mejoran los implementos y la tecnología. Y, gracias al ENARD, el presupuesto de la Secretaría no será todo para el Alto Rendimiento, sino que habrá más dinero para deporte social. –¿Cómo se vislumbra esa inversión en deporte social? –Como un círculo virtuoso. Primero, en el derecho que tiene todo argentino a relacionarse con la actividad física y deportiva (N. de R.: el derecho al deporte está considerado por la UNESCO como un derecho humano básico). Y después, a partir de su relación con la actividad física y deportiva, en detectar valores e incorporarlos a lo que es el mundo federativo. Luego hay que acompañarlos a nivel de selecciones. Porque ya vemos que cada vez falta menos, aunque falta mucho. Gracias a una acción del gobierno, surgió Braian Toledo. Hay un chico, Alex Sulegoy, que ganó la medalla de plata en tiro en los Panamericanos. Se lo había detectado y, para que no dejara los estudios, se vino a vivir al CENARD y se recibió en la escuela secundaria del CENARD: logró

las dos medallas, una la de tiro y otra, la de la graduación del secundario. Esa visión integral es la que nos señala la ministra de Desarrollo Social Alicia Kirchner: “el deporte es un factor constitutivo para el desarrollo humano”. Claudio Morresi, muy buen media punta cuando se dedicaba al fútbol profesional, es el Secretario de Deportes en cuya gestión se ganó más de una medalla de oro (Atenas 2004 y Beijing 2008). En Beijing, Argentina ocupó el lugar 34 en la clasificación general. Morresi no se cuelga las medallas y prefiere “seguir siendo un militante que apoya a la Presidenta”. –¿Los Juegos Panamericanos están a la altura de sus expectativas? –No se trata sólo de contar medallas, sino de ver los avances en las distintas disciplinas. Por ejemplo, en natación hubo medallas de plata que sirvieron para clasificar para Londres 2012, y en otras disciplinas se lograron cuartos y quintos puestos cuando antes no se figuraba en el cuadro clasificatorio. Estas cosas son muchas veces las que dan la medida y pasan inadvertidas.

“Hoy el Alto Rendimiento puede competir sin vivir preocupándose por las becas, y se mejoran los implementos y la tecnología”.


–¿Se puede soñar con llegar a ser una potencia mundial intermedia en no tanto tiempo? –No va a ser el año que viene, seguramente, pero para pensar en esos términos, antes hay que pensar en mucho más desarrollo del deporte en todas las instancias. Por eso de que no podemos quedarnos solamente con los resultados deportivos. A veces, hay una coherencia entre las buenas políticas y los resultados deportivos, y ésas son las medallas y los títulos que realmente cuentan. Pero a veces no se da por la propia estructura de los Juegos y la realidad deportiva y cultural de nuestro país. Por ejemplo, un solo deporte, la lucha, reparte dieciocho medallas de oro en los Juegos Olímpicos. La lucha es una disciplina que casi no existía en Argentina cuando nosotros arrancamos, y hace un tiempo que hemos empezado a acompañar su desarrollo, y por eso hay mayor cantidad de luchadores en el país, pero no son muchos, no deben pasar de los trescientos. Y da dieciocho medallas en un juego, mientras que el fútbol, el básquet, el handball o el tenis son deportes masivos en la Argentina, donde hay cientos de miles de personas que los practican, ¡y dan una medalla cada uno! Entonces, si vos después analizás el medallero, no tenés que olvidarte que tiro con arco da doce medallas... ¿Y

es justo invertir grandes sumas de dinero en trescientas o quinientas personas? Ahí empieza a haber diferentes posiciones, pero cuando vamos viendo que empujan, a todas las acompañamos: necesitamos, como nación, del compromiso y del esfuerzo de esas disciplinas. El básquet creció inmensamente en nuestro país, primero a partir de un genio como León Najnudel, y después por una dirigencia creativa e ingeniosa. Hay cosas que no se le pueden pedir al Estado para que las defina. –Londres 1948 expresó uno de los momentos culminantes del deporte olímpico argentino: tres oros, tres platas y un bronce ¿Se podrá igualar? –Desde ya que siempre va a importar obtener medallas: los triunfos nos alegran como pueblo, no hay por qué ocultarlo. Pero, poniéndome con cabeza de funcionario del área, responsablemente tengo que decir que, tal vez, a partir de la creación del ENARD, el momento para hacer un análisis sea Río de Janeiro 2016, por todo lo que tiene que ver con el crecimiento que se necesita en la elaboración de diferentes programas para que exploten los atletas en un determinado momento de la historia. –Y el trabajo “artificial” con pequeños grupos de atletas para mejorar

performances, ¿no merece ser repensado? Una pequeña elite que asegura 4 o 5 medallas no generaría, por otra parte, mayor inversión de otros sectores... –A grandes rasgos, podemos decir esto: no queremos una nación que tenga muchas medallas de una, dos, tres o diez disciplinas deportivas sin tener a su población relacionándose con la actividad física o deportiva. Y esto existe en el mundo, desgraciadamente, porque hay países que ganan muchas medallas, y la actividad deportiva en esos países es para un 10, 15 o 20% de su población, como mucho; y la expectativa de vida en ese país, tal vez es de 55 o 60 años, mientras que en otros países que tienen la misma cantidad de medallas ganadas, la expectativa de vida es de 75 a 80 años, y la relación con la actividad física y deportiva en su población es de más de un 70%. –¿La reinserción masiva de la práctica deportiva en las escuelas secundarias, integrando alguna suerte de sistema nacional, sigue siendo una deuda? –Debe ser la deuda más grande que tenemos. Hay algunas experiencias provinciales y municipales que merecen ser tenidas en cuenta para un emprendimiento futuro mayor. Vamos a trabajar más en el tema.


NUNCA MENOS

Déjame que te cuente

Al autor de estas páginas nunca le ha gustado aquello del statu quo. Luego de la actuación argentina en los Panamericanos, bien podemos señalar (y reiterar) una serie de asuntos para los gobiernos (municipales, provinciales y nacional) que quizás contribuyan a la necesidad de profundizar cambios. ¿Quieren ideas? Aquí hay ideas. Por PABLO LLONTO

Escolares, a las aguas y a las pistas Desde hace unos años venimos pidiendo mayor dedicación a los organizadores de la política deportiva en las escuelas. Los niños argentinos, en general, culminan la primaria sin prácticas deportivas elementales. La natación, por ejemplo, es un bien escaso. Tanto como las piletas. Ni hablemos del atletismo. En las escuelas públicas es muy difícil encontrar un pibe que recuerde una media docena de especialidades atléticas. Mucho menos que se le haya dado alguna instrucción en ese sentido. Abundan las horas dedicadas al “quemado”, juego querible y entrañable, pero poco útil a la hora de la educación deportiva. Un plan nacional diferente, coordinado entre los Ministerios de Educación y secretaría de Deportes, sería conveniente. Es la hora de los profesores de Educación Física.

Deporte para todos (los que menos tienen) La gratuidad de acceso para toda la población a la práctica y/o disfrute del deporte es clave. Alquilar canchitas es una vieja costumbre argentina. Lo mismo que intervenir en torneos o carreras previo pago. Los parques estatales deportivos tienen una limitada cantidad de disciplinas que se pueden practicar y, en general, brillan por su ausencia balones y, mucho más, profesoras/es dispuestas a dedicar unas cuantas horas semanales a sostener desde actividades físicas a deportes individuales o colectivos. Llevar profesores de Educación Física a cada los barrios y brindarles elementos para diversas prác-

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ticas deportivas no estaría mal. Dieciocho polideportivos con canchas de distintos deportes, y todos con pileta de natación, representan una excelente obra de Milagros Sala en Jujuy.

Política central hacia los clubes El Estado debe fijar políticas nacionales para el desarrollo de los deportes y la actividad física en todos los clubes del país, en los grandes y en los clubes de barrio. Los clubes elitistas deben ser inducidos a la apertura de sus puertas y a la voluntad de compartir sus instalaciones (nadie debe olvidar que la mayoría de clubes de clase media y clase media alta han sido construidos sobre terrenos cedidos por administraciones estatales). Los clubes de barrio deben recibir mayor cantidad de beneficios para que allí se desarrollen cada vez más deportes y, ante la falta de instalaciones, deben gestionarse convenios de préstamos de instalaciones ociosas de otros clubes.

Control del dinero de Fútbol Para Todos Deben modificarse los convenios celebrados con la AFA y establecerse el control directo de los fondos del fútbol por una comisión especializada en la que intervengan sectores comprometidos (organizaciones sociales o políticas) con obligación de rendición de cuentas semestral a la sociedad. La plata que ingresa a los clubes no puede ser destinada al mayor endeudamiento de los clubes y a la retroalimentación del fútbol profesional a partir de compras de jugadores o pagos de deudas a empresarios o deudas con la AFA.


Formación de cuadros políticos dirigenciales No se trata de formar dirigentes para que sigan dirigiendo como dirigen hoy los clubes y las asociaciones deportivas. Se necesitan cambios políticos en las mentalidades de quienes conducen los destinos del deporte. No es un problema de gestión, sino de ideas. Nuestros dirigentes pueden ser buenos, regulares o mediocres administradores, pero la falta de ideas para masificar la actividad física, la educación deportiva y la participación de la mujer es notoria. La militancia política y la dirigencia política casi no hablan de deportes en sus campañas, así como no se habla de otros temas. Pero aquí nos convoca el deporte, y ello determina un reclamo a los partidos y organizaciones políticas para que incluyan al deporte como punto de sus preocupaciones sociales.

las empresas productoras de cigarrillos (en este caso, un impuesto que apunte a desincentivar mucho más el consumo de cigarrillos). Lo mismo debe ocurrir con los bancos, empresas mineras, cadenas hoteleras y empresas navieras de cruceros.

La nuestra: un nuevo periodismo deportivo El estado debe estimular la creación de carreras de periodismo deportivo en todas las facultades del país -el ejemplo de la Universidad de La Plata es alentador-, para de esa manera contar con una prensa deportiva que deje de poner su ojo, casi con exclusividad, en el fútbol profesional (leer la interesante nota de Ezequiel Fernández Moores en este número) y se dedique al deporte integral (amateur, popular), además de ahuyentar el modelo periodístico Marcelo Araujo-Deportea-diario Olé.

Ministerios y programas Fin de la impunidad para la violencia No estaría mal copiar lo bueno del modelo brasileño y lo bueno del modelo cubano. Brasil puso en acción un Ministerio y, desde allí se lanzaron programas (Segundo Tempo, Bolsa Atleta, Deporte e Lazer, Pintando a Cidadania, Pintando a Liberdade) que involucran o integran cada vez más a sectores del pueblo en políticas deportivas o relacionadas con el deporte. Dichos programas deben tener mecanismos de control anticorrupción, y debe discutirse y evaluarse si estuvo bien o mal incentivar el trabajo de presos en la fabricación de elementos deportivos (juegos de ajedrez, pelotas, bolsas, camisetas, banderines). Para todo ello es necesario elevar la jerarquía de la Secretaría de Deporte a Ministerio, dedicar más recursos humanos y materiales.

Mayores partidas, impuestos a quienes más tienen Los fabulosos ingresos de las empresas que más acumulan ganancias en estos tiempos deben ser afectados con impuestos progresivos destinados al deporte. Empezando por

Realizar campañas educativas en todo el país para dar fin con el fanatismo, la intolerancia, la cultura del aguante. Poner en marcha campañas públicas de concientización. Hay que realizar una acción cultural sobre el hincha argentino y una alfabetización deportiva que evite el crecimiento en la juventud de quienes copian e imitan el modelo del barra brava. No se trata de educar en la forma tradicional, sino de elaborar conciencia crítica.

Voto directo en el deporte Todas las instituciones deportivas deben modificar sus mecanismos de elección hasta culminar en el voto directo. No puede ser que las principales instituciones (AFA, Federaciones Deportivas, Comité Olímpico) elijan a sus autoridades por vía indirecta (dirigentes votan dirigentes) y censurando el voto de los afiliados o socios. Así se han consagrado dirigentes como Grondona, Cassanello, el capitán Rodríguez y los actuales.

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La abanderada del tenis

Marginada durante años, como buena parte de los ídolos que se proclamaron peronistas entre 1945 y 1955, la tenista Mary Terán fue uno de los emblemas de épocas brillantes del deporte. Su militancia, su campaña y sus ideas sobre un país con deporte social forman parte de un pasado que aún no cuenta con abundante espacio en la historia. Este rescate pretende saldar ciertas omisiones. Por EDGARDO IMAS

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illones de argentinos ignoran quién fue, pero sí conocen a Fangio, De Vicenzo, Monzón y Vilas. Sólo entre quienes han transitado siete décadas de vida perdura algún recuerdo de ella, datado de los años ’40 y ’50. Tiempos en los que la santafesina Mary Terán de Weiss desarrolló una brillante carrera que la catapultó a los primeros planos del tenis local y mundial. Pero su vida no se redujo sólo al glamour de los courts, como uno podría prejuzgar que ocurría en el cerrado y elitista ambiente tenístico de aquella época, mucho antes de que Guillermo Vilas, primero, y Gabriela Sabatini, después, popularizaran ese deporte. Mary Terán se identificó claramente con el gobierno peronista derrocado en 1955. A partir de ahí sufrió el exilio y, tras su regreso, el menosprecio y el olvido, incluso luego de su fallecimiento en 1984. Nació en Rosario en 1918. Su padre atendía el buffet del Rowing Club y posteriormente se independizó para instalar un local gastronómico propio a orillas del Paraná. Desde muy pequeña practicó deportes: natación, remo y tenis. Luego pasó a entrenar en el tradicional Club Atlético del Rosario, hasta que llegó a Buenos Aires. En 1939, Mary Terán obtuvo su primer éxito importante: se adjudicó el Campeonato del Río de la Plata, el más antiguo del país, llamado “Wimbledon de la América del Sud” y organizado por

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el Buenos Aires Lawn Tennis Club. La rosarina lo ganó siete veces más en la década del ‘40, durante la cual también conquistó el Campeonato de la República. Ocupó el puesto número uno del ranking nacional en cinco oportunidades. Pero tuvo una gran proyección internacional, ya que paseó su juego por todos los continentes, participando en los principales torneos y en la Copa Davis. En 1940 conoció a quien sería su marido, Heraldo Weiss, un conocido tenista que por esos años predominaba en la disciplina junto con Alejo Russell y Enrique Morea. Mary Terán era una mujer bonita y coqueta. En el libro Mujeres deportistas (1990), la periodista Liliana Morelli afirma que fue “precursora en exhibir ropa deportiva con la firma de un couturier [modisto] y también la primera en usar aros, reloj, cadenas y pulseras de oro en los courts. Menuda pero bien proporcionada, Mary surtía su guardarropa de

vestidos ultramodernos, con zapatos y carteras haciendo juego. Su belleza y elegancia eran tan notorias que en uno de sus viajes a la India, un maharajá quiso comprársela al marido y muy resuelto le preguntó cuánto pedía por ella”. Durante gran parte de la carrera de Mary Terán de Weiss, su archirrival fue Felisa Piédrola, que también se casó con otro gran tenista, Augusto Zappa. Se ganaban mutuamente, y los cronistas afirmaban que Felisa era más completa técnicamente, pero menos consistente que Mary, a quien caracterizaban como una bailarina del fondo de la cancha. Algunas veces formaron pareja, como cuando lograron el título en dobles femenino de los primeros Juegos Panamericanos de la historia (1951, Buenos Aires), al vencer a la pareja mexicana. El matrimonio Weiss-Terán se identificó con el régimen justicialista. Durante las primeras dos presidencias, entre 1946 y 1955, el general Perón entendió el de-

“Creo que si en nuestro país se intensificara la práctica del tenis entre los jóvenes, construyendo una cancha en cada plaza, si es necesario, y dotándolos de maestros capaces y conscientes, nuestro deporte habría de brillar muy alto en el concierto mundial” (Mary Terán)


porte como una cuestión de Estado. En la revista Primera Plana del 5 de septiembre de 1966, ella explicaba: “la Casa del Deporte nos daba los pasajes, que eran donados por Aerolíneas Argentinas. El resto era costeado por las entidades que invitaban. De no ser así, ningún tenista podría viajar”. Ambos representaron ambos al país en los Panamericanos del ’51, donde la Argentina obtuvo cuatro sobre cinco títulos. El single femenino fue para Mary Terán de Weiss, que derrotó 6-1 y 6-2 a Felisa Piédrola de Zappa. Con Felisa, Mary formó pareja para quedarse con el título en dobles femenino. Al volver de una nueva gira por Europa, Mundo Deportivo la entrevistó el 28 de agosto de 1952: “venimos impresionados por el tenis que en estos momentos se practica en todos los centros que hemos visitado. Empero yo creo que si en nuestro país se intensificara la práctica del tenis entre los jóvenes, construyendo una cancha en cada plaza, si es necesario, y dotándolos de maestros capaces y conscientes, nuestro deporte habría de brillar muy alto en el concierto mundial”. En 1952, después de que falleciera Evita, Mary Terán enviudó y comenzó a ser recibida en Olivos. En su libro, Morelli narra que Perón intentó obsequiarle alhajas que habían pertenecido a Evita y hasta le habría ofrecido casamiento, pero Mary rechazó ambas propuestas. Ese mismo año fue designada directora de los campos deportivos municipales, cargo desde el cual desarrolló su política de extender masivamente la práctica del tenis. Sin embargo, la Municipalidad terminó interviniendo y expropiando varios clubes de tenis, por ejemplo, el Tenis Club Argentino y sus instalaciones ubicadas en el parque Tres de Febrero, so pretexto de estar vencida la concesión. El golpe reaccionario de la Libertadora en 1955 la encontró disputando un torneo en Alemania. Permaneció exiliada hasta 1959. El presidente de River, Antonio Liberti, la invitó a integrar los equipos del club. Ahí llegó la terrible venganza de parte de la familia del tenis, que no le perdonaba su identificación peronista. Los rivales no se presentaban a jugar los partidos con River, ya que habían resuelto boicotear la admi-

sión de Mary Terán por parte del club. Así explicaba la tenista esa hostilidad, según cita Morelli en su trabajo: “yo llegué a la vida argentina veinte años antes. Si a Evita no le perdonaban ser mujer, conmigo no iba a ser menos. Yo, además de peronista, era una mujer que había logrado destacarse mundialmente en un deporte que acá era exclusividad de una elite masculina, y esas cosas en este país no se perdonan”. Virtualmente proscripta y luego olvidada, Mary Terán se recluyó con su madre y atendió un comercio de ropa deportiva en pleno centro de la ciudad. El fallecimiento de su madre derivó en un estado depresivo, hasta que el 8 de diciembre de 1984 Mary se quitó la vida, arrojándose al vacío desde el séptimo piso de un departamento céntrico de Mar del Plata. Sus restos fueron enterrados en Buenos Aires. El único aviso fúnebre, en el diario La Na-

ción, fue publicado por su familia. Ni la Asociación Argentina de Tenis ni ninguno de los clubes en que jugó dijeron presentes por lo menos de esa forma. Veintitrés años después, en 2007, llegó la reivindicación para una gran figura olvidada en los pliegues de los viejos rencores políticos y clasistas. Por ley, se le impuso su nombre al estadio inaugurado el año anterior en Parque Roca para que fuera sede de la Copa Davis y se descubrió una placa en su homenaje con presencia de la familia de la ex tenista. No obstante, la memoria de Mary Terán de Weiss continúa siendo ultrajada: en marzo pasado, el gobierno de Macri fue denunciado ante el INADI porque omitía utilizar la denominación del estadio en la publicidad oficial. El desprecio y el olvido parecen no darle descanso a quien osó ser enfrentar la visión clasista-elitista del tenis.


NUNCA MENOS

Hay carreras y carreras

Están los que se apropian de medios, o de personas. Y también los que se apropian de carreras. Esta columna llama la atención sobre la pérdida de brújula de las carreras de fondo, convertidas en megaeventos publicitarios cada vez más caros. Como una carrera de antihéroes, en cambio, sucedió la Carrera de Miguel, en la sencillita y anaranjada Berazategui. Por PABLO LLONTO

¿Cuándo será que estos mercaderes del deporte sean vencidos? ¿Cuándo dejarán de traficar con el esfuerzo muscular de los otros? En esta ciudadela de infeliz tránsito se inventa, casi con desesperación, una carrera o maratón por año. Lo que parecía una suerte, poco a poco se transformó en una desgracia. Veamos octubre: la Maratón de Buenos Aires (Adidas), Armenia Corre, La Carrera de las chicas (Nike). Todas debidamente sponsoreadas, auspiciadas, negociadas por alguna fábrica de ropa deportiva. Todas debidamente instrumentadas con el sistema de clink caja, a punto de convertirse en carreras que tendrán, algún día, un cajero Banelco en la línea de largada. No vaya usted a olvidarse de pagar. Porque quien no paga, no corre. Y quien no corre, no es atleta. Y entonces, quien no paga no es atleta. A estas gentes, ahora se sabe, no las impulsa la visión de un deporte mejor, de muchachos y muchachas más sanos. Ni mucho menos la visión de un mundo mejor. Lo que quieren es publicidad, la marca de las ropas en las pantallas de TV, figurar en los diarios. Un mensaje de un participante con discapacidad cuestionó en las últimas semanas este tipo de carreras. “Yo quisiera saber cómo haría el señor Carlos Sáez y demás organizadores del maratón de Buenos Aires para correr 42.195km sin poder ver y ver con dificultad? Que sentirían si le dicen que no sube al podio porque se pierde tiempo con los ciegos y disminuidos entre subir y bajar. Que sentiría si no lo dejaran ingresar al sector de atletas de elite porque para ellos hay otra carpa, armada en otro sector, cuando ellos también tienen marcas al nivel del atleta de elite... Qué sentirían cuando al buscar la premiación se los trata como si fueran a pedir limosna o un favor de algo que les corresponde. ¿Podrían ponerse en el lugar del atleta? Yo creo que no. Por algo actúan de esta manera. Ellos no saben lo que es entrenar con una discapacidad en la vista. No saben que después de entrenar, o antes, tienen que cumplir con obligaciones laborales como todos, resignar cosas porque los eligen, para llegar en optimas condiciones al maratón. Sólo ellos viven y sienten esto. Los atletas amamos el maratón” (mensaje de Facebook de Lorena Moukarzel, novia de José

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Luis Santero, atleta disminuido visual que en la maratón Adidas hizo marca B para participar en los Juegos Paralímpicos). Bien ha dicho el atleta Martín Sharples, en una nota escrita para la revista Caras y Caretas: “un mes antes de la tan publicitada maratón del 9 de octubre pasado, los mismos organizadores habían realizado una media maratón como anticipo de la de 42 kilómetros. Se anotaron 13.000 corredores. La inscripción, según la fecha, costaba de $90 a $100 para los argentinos, y de U$S60 a U$S70 para extranjeros. La recaudación llegó a más de un millón de pesos, y los corredores no fueron premiados en efectivo. Las carreras de calle ya dejaron de ser deporte y se han convertido en eventos de empresas y marketing, olvidando el espíritu de nuestros tres medallistas olímpicos Juan Carlos Zabala, Delfo Cabrera y Reinaldo Gorno. ¿Qué dirían ellos?”. Mientras tanto, en Berazategui, al sur de la Capital, octubre fue el mes de La Carrera de Miguel. La séptima edición argentina (y primera latinoamericana) fue organizada por docentes y alumnos de la Escuela Media 7 Ernesto Che Guevara bajo el slogan “corremos para no olvidar”. El trayecto del circuito incluía recorrer las calles por el barrio que fue domicilio de Miguel Sánchez, el atleta secuestrado por la dictadura en enero de 1978, cuando regresaba de correr la famosa Carrera de San Silvestre en Brasil. Miguel fue visto en el centro clandestino El Vesubio (Camino de Cintura y autopista Ricchieri, camino a Ezeiza), y sus restos jamás fueron hallados. Hasta Berazategui llegó el ex campeón mundial de salto alto Javier Sotomayor (Cuba) para brindar apoyo a la modesta maratón. La que no tiene marcas comerciales ni cuotas a los atletas. Con la ayuda del Foro Mercosur Latinoamericano del Deporte, el cubano –que mantiene los 2,45 metros como marca insuperable– puso el cuerpo en una prueba de fondo que año tras año establece diferencias. “Nosotros aspiramos a la gloria y a competir por nuestro país y llevar medallas”, dice Sotomayor cuando se le pregunta si en estos tiempos aún perdura el ejemplo del boxeador Teófilo Stevenson, medallista de oro que fue tentado por un millón de dólares para hacerse profesional y combatir –en los ‘70– con Muhammad Alí. Stevenson rechazó el millón. Como luego rechazaría ofertas Sotomayor. Y uno siente que, en Berazategui, la vida común es la puerta al optimismo.



PERFUME DE VARÓN Por CECILIA DI GENARO

Fotos ALEJANDRO KIRCHUK / NUEVE13

“En el fútbol, es muy fácil volver a empezar” Fogueado escritor de cuentos y relatos sobre fútbol, Eduardo Sacheri pegó el gran salto cuando su novela La pregunta de sus ojos se convirtió en película como la exitosa El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. Veterano hincha de Independiente, desmenuza junto a nuestra periodista inquisidora los motivos de amar y temer al ambiente del fútbol.

E

s el coequiper y creador del guión y libro en el que se basó el último gran suceso cinematográfico de Juan José Campanella, El secreto de tus ojos. Entre clases de historia que da en la universidad pública y en un par de colegios secundarios de Castelar, su barrio del alma, y el guión que desarrolla para un largometraje animado, junto al director estrella, titulado Metegol, Eduardo Sacheri se hizo un espacio para invitarnos al living de su casa y explicarnos su pasión por Independiente. Dice ser parte de la minoría que prefiere morfarse cuatro goles e irse a su casa que formar equipo con los que celebran la cultura noventera de brillar a cualquier precio. Compara al fútbol con el romance y asegura que “la ventaja del fútbol en relación a la vida es que la muerte dura solo un rato”. –¿Por qué sos de Independiente? –Por mi papá. Me hizo hincha desde que nací. Tengo un hijo varón de quince años y tampoco tuvo mucha chance de elegir otra cosa. La diferencia entre él y yo es que cuando yo era chico era mucho más fácil ser de Independiente. En los ‘70 el club ganaba muchas copas internacionales, fue la mejor década. Yo soy del ’67, y cuando era niño era normal que Independiente saliera campeón de algo todos los años. –¿Que sea un equipo que gane todo el tiempo es clave para convocar nuevos hinchas? ¿Qué lugar ocupa el éxito en el fútbol?

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–Me parece que si no tenés una carga de herencia muy fuerte, es importante cómo le está yendo al equipo. Es decir, si entre los ocho y los diez años no tenés a alguien que te esté machacando con un cuadro, me parece muy posible que elijas por el éxito. Por eso en los ‘90 hubo una gran tanda de hinchas de River, o en el 2000, con Bianchi, un montón de hinchas de Boca. También se ven más hinchas de Vélez que en el pasado, y eso tiene que ver con lo bien que le ha ido en los últimos años. Pero son como pibes sueltos. Si hay raíz familiar, creo que lo del éxito es secundario. –¿El fútbol es el primer lazo donde se forja la relación padre-hijo? –No sé si el primero, pero sí uno muy importante. Yo a mi viejo lo perdí cuando tenía diez años, y entonces, entre que sos chico y que hay muchas cosas que no llegás a compartir por la edad, creo que el fútbol tuvo mucho peso para nosotros. Jugar juntos, mirar a Independiente juntos, que me leyera el diario hablándome del

club... Son todas cosas que a la distancia cobran más peso. –¿Qué tipo de hincha es el de Independiente? Escuché que se hacen llamar “hinchas de paladar negro”. –Si te hablo de mí, te puedo decir que soy un hincha que se amarga, se ilusiona, se desespera... Soy muy apasionado, pero no soy agresivo. El fútbol es una parte importante de mi vida, y lo vivo como algo intenso. Si hablamos de estereotipos, creo que están vencidos. El hincha de Independiente en los ‘70, ‘80 y parte de los ‘90 a lo mejor tenía esta cosa de “sólo me importa jugar bien”. O “me importa más jugar bien que ganar”. Los viejos hinchas de Independiente todavía tienen esa impronta. Pero creo que eso fue cambiando y se adaptó a lo que nos toca vivir. Yo voy mucho a la cancha y creo que a la mayoría le interesa ganar. Tiene que ver con cómo te está yendo en el momento. Venimos de años en que ganamos un título muy de vez en cuando. Entonces, lo que querés es ganar y salir campeón, cueste lo que cueste.

“El fútbol te ofrece un molde, un código de interpretación muy práctico. Mientras aprendés de fútbol, aprendés de otras cosas, y lo que aprendés ahí lo aplicás afuera”.



–¿Eso no le pasa a los hinchas de todos los clubes? –Creo que sí. En los últimos años el fútbol se ha puesto mucho más básico, mucho más maniqueo, mucho más farandulero. Y creo que esas simplificaciones favorecen a estos conceptos de ganar y perder. Cambió el fútbol y cambiaron los hinchas. Terminamos comprando ese discurso mediático de “si ganás sos, y si perdés no sos”. Esa cultura del aguante en la peor de sus versiones que vi crecer en los ‘90. –¿Esto está vinculado con la política? –Puede ser. Lo identifico con esa cosa tan elemental de los ‘90, en el peor de los sentidos: lo importante es brillar, aunque seas pura cáscara. Me parece que el fútbol se contagió eso desde la política y desde los medios. En ese sentido, los medios fueron aún más perjudiciales que la política. Por esa eclosión del fútbol como punto central de la pantalla. En los ’80, el fútbol no era el centro de todo. Y se contagió de esta cosa de “sólo soy si aparezco, sólo soy si gano”. Eso empobreció brutalmente al fútbol y lo llenó de violencia. –¿Cómo ves el panorama hoy? –Creo que sigue siendo así. Hace dos semanas estaba en Uruguay, en una feria de literatura, y me llevaron por primera vez al estadio Centenario. Fuimos con mi hijo a ver Peñarol-Fenix. Yo veía a la gente y pensaba “esto en Argentina es imposible”. Si bien es algo global, acá nos ha ido peor. Tenés que tener metidos a los visitantes en una jaula, con un pulmón de 50 metros con 500 mil policías. Me acordé de cómo se veía fútbol hace veinte años, cuando en la platea la gente

estaba junta. Eso es algo en lo que no nos hemos detenido. –Muchos tipos defienden ciertas actitudes con el supuesto “amor a la camiseta”. –Eso es absurdo. Que yo no pueda salir de la cancha al mismo tiempo que los otros porque nos vamos a matar afuera habla de que somos unos imbéciles, no de que queremos a nuestro club. Sin embargo, te la venden al revés. Se construyó una supuesta épica que en verdad no es tal. –¿Qué sería épico? –Ir, alentar, aguantar, morfarse cuatro goles e irte a tu casa. Eso es épico. Pero no, mejor los prendo fuego porque me ganaron. En algún lado tomamos la bifurcación equivocada, fuimos por el camino errado. –¿No se puede transformar eso? –Yo creo que hay un discurso minoritario que va en esa dirección. Hay algunos medios, algunas voces que defienden esa mirada, y me encanta sentirme parte de esa minoría. –¿Qué implica que Grondona haya sido elegido nuevamente como presidente de la AFA? De afuera se ve que el fútbol se maneja con una impunidad que no aparece en otros lugares. –Es una situación muy particular. Pienso lo que piensa cualquier hincha. Supongo que a lo largo de tantos años hay tal cruce de favores y de deudas que la mayoría de los dirigentes están metidos en una rosca tremenda. Son muy pocos los que se animan a pararse en la vereda de enfrente. Evidentemente, los clubes han perdido la dignidad, Independiente ha perdido la dignidad. Eso es lo que yo lamento de mi cuadro, y no que no salga campeón seguido, claro Cuando era chico, mi viejo me decía

“este club es un banco, los jugadores cobran el primer día de cada mes. Desarrolla una rol social importante en Avellaneda”. Eso era un orgullo nacional, y creo que, en el fondo, la base, lo que lo hacía salir campeón era eso. –¿Eso es la dignidad? –Sí, entre tantas cosas más. Hoy por hoy no se termina la cancha, no se sabe dónde está la guita, te hacen jugar en cualquier horario… Puede parecer una estupidez, pero Boca siempre juega el domingo a la tarde. ¿Por qué Indepediente no? River se va a la B y tiene garantizado el sábado en el mejor horario. Nosotros no. El otro día nos tocó jugar el sábado a las dos de la tarde, que sería como estar en la tercera del Ascenso. Y eso cuando no te toca jugar un lunes a las diez o un viernes a las cinco de la tarde. Ahí también está la dignidad de poder decir “no, loco, yo soy de Independiente, soy de Racing, yo juego el domingo a la tarde”. Vos fijate cómo aun los gigantes, como el Real Madrid o el Barcelona, rotan. Acá no. La AFA tiene un sistema por el cual Grondona dice “esto se hace así” y listo. Yo tenía 11 años cuando lo eligieron, ahora tengo 44. Es imposible que la institución sea sana. –¿Cuál sería la salida? –Estar dispuestos a perder. Enfrentarte a las estructuras implica riesgo: que no te den plata, que no te cobren penales, que te manden árbitros que no te convengan. A lo mejor hay algunos clubes serios y sólidos que tienen más espalda para aguantar. Si tengo que elegir, elijo eso. No creo que muchos hinchas de Independiente digan “enfrentemos lo que

“Que yo no pueda salir de la cancha al mismo tiempo que los otros porque nos vamos a matar afuera habla de que somos unos imbéciles, no de que queremos a nuestro club”.

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venga y quedemos a la intemperie”. Yo prefiero eso que los paraguas con tanto olor a matufia. –Hace un rato nombraste a River, que se fue a la B. Boca e Independiente nunca pasaron por eso. A partir del fenómeno, hay dos corrientes de pensamiento: una que afirma que es un orgullo no haberse ido nunca al descenso y otra que dice que es mucho más valioso haber atravesado ese infierno para después resurgir. ¿En cuál de las dos te ubicás? –Yo me enorgullezco de no haberme ido. Pero si me voy, trataré de volver. Lo que te enseña el fútbol, o lo mejor que tiene, es que no te morís. La ventaja del fútbol en relación a la vida es que la muerte dura un rato. “River se fue a la B. ¡Qué horror! Bueno, ¿y con quién jugamos la primera fecha?”. En el fútbol es muy fácil volver a empezar. Ojalá en la vida uno tuviese esa sensación de posibilidad. Me gusta no haberme ido, pero me parece que en el fondo, si te toca irte, hacés lo que hacen todos: agarrás el diario y te fijas cómo seguís. Me acuerdo cuando Racing se fue a la B, en el 83. Paralelamente, Independiente salió campeón de la Libertadores y de la Intercontinental. Racing no lograba ascender. Si tuvieses que escribir el máximo guión de la catástrofe futbolera, del desastre y de la gloria, tendrías que analizar los años ‘83, ‘84 y ‘85. Cuando en el ‘86 Racing volvió, la cuenta estaba en cero de nuevo. Después nos pasamos como diez años sin poderles ganar. Quiero decir: en esos diez años, a los de Independiente no les importaba lo que había pasado en el ’83. Lo único que querían era ganarle a Racing. –¿Por qué les gusta tanto verduguear al otro? –Eso es parte de la complicación. Cuando Racing sale campeón del mundo en el ‘67, le toca después jugar con Independiente. Los tipos vienen a jugar, se traen la Copa y, antes de empezar el partido, dan la vuelta. La gente los aplaude. Ahora sería imposible eso, te tenés que ir a tu cancha porque si no te cagan a trompadas. Eso habla de una pobreza mental

y espiritual muy grande de los hinchas de fútbol. Lo que a mí me gusta de la rivalidad es siempre encontrar algo de lo cual estar orgulloso, aunque sea ficticio, para decirle al otro “mi cuadro es mejor que el tuyo, me hace sentir más orgulloso por tal cosa”. Eso yo lo banco y me gusta. Ahora. que el rival solo exista para ser objeto de tu violencia no me lo banco. –¿Sos de esos tipos que hablan con el

analista si su equipo pierde? Ahora no estoy yendo a terapia, pero las veces que me analicé hablaba bastante del tema. En el fondo, uno sabe que está equivocado. –Es por lo menos desproporcionado, ¿no? En mi caso, creo que las veces que lo hice fue por esto de advertir que uno desplaza en Independiente cosas que a lo

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mejor no tienen que ver con el fútbol. –No me digas que el fútbol es una herramienta para desentrañar el subconsciente. –El fútbol nos sirve mucho a los hombres para entrarles por una tangente a temas más importantes. Me parece que los tipos somos muy estructurados, y hay cosas que nos cuesta mucho sacar afuera, al menos en nuestra cultura. Por supuesto que estoy generalizando, pero pienso que somos bastante más elementales que las mujeres. Ustedes tienen una complejidad y una riqueza de matices muy superior a la nuestra. –Coincido. ¿Y el fútbol en qué los ayuda? Nos ayuda porque, por otro lado, somos muy estructurados, tenemos una coraza mucho más impenetrable. Entonces es difícil para nosotros mismos llegar a nuestros lados más profundos. Me da la impresión de que el fútbol es una estupenda oportunidad que tenemos, un canal para conectarnos con esas cosas

de costado. Eso es lo que nos ofrece el fútbol, además de jugarlo y mirarlo. –Escribiste varios relatos sobre fútbol. ¿Cómo se cruzan el fútbol y la cultura? ¿Creés que a través del fútbol la sociedad puede entrarle a la literatura, a la música? –Sí, claro. Pero además es una vivencia muy básica para todos nosotros. Crecemos jugando al fútbol, crecemos mirando fútbol y haciendo cruces entre el fútbol y el afuera. Es decir, es como una matriz de interpretación del mundo, también. El fútbol te ofrece un molde, un código de interpretación muy práctico. Mientras aprendés de fútbol, aprendés de otras cosas; y lo que aprendés ahí lo aplicás afuera. –Hablás de compañerismo, lealtad… –Hablo de lo bueno y de lo malo. De compañerismo, de cómo hacerte un lugar entre tus pares. De cómo hacerte respetar, y no sólo de la cuestión solidaria, que es la más visible. Hacerte respetar, que te cobren un foul. Yo juego al fútbol todos los sábados y hay tipos a los que les cuesta mucho hacerse escuchar, hacerse

respetar. Así como tenés tipos a los que les cuesta manejar la agresión, hay tipos a los que les cuesta mucho ser leales. Me da la impresión de que jugando al fútbol aprendés a ser, a conocerte y a conocer a los otros. –¿Hay alguna pasión que se pueda comparar con el romanticismo que tiene el hombre con el balón? –Sí. Hay una serie de situaciones en las cuales vos, con tu equipo, estás absolutamente expuesto, inerme, tal como sos, sin máscaras. Creo que hay otras circunstancias de la vida en las que estás igual. Puede ser en el amor hacia una mujer, en el cuidado de un hijo, en una experiencia artística, en ciertos momentos compartidos con tus amigos. No creo que el fútbol sea más hondo, pero a veces es igual de hondo por lo que abre. Son puertas que se van abriendo y que te dejan expuesto. Lo más primitivo de lo que sos se ve en algunas ocasiones. No pasa siempre, como no siempre pasa que te enamores. Pero cuando ocurre es maravilloso.

En el césped del estadio de Independiente, besando el poste donde el Goiás estrelló el penal en la definición de la Copa Sudamericana.

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“Los responsables somos todos”

Al menos ahora queda más claro por qué ocurren las cosas que ocurren en el fútbol argentino. El presidente de All Boys, Roberto Bugallo, pasó de impulsar un frente renovador para reemplazar a Grondona a brindarle el apoyo a don Julio. Así, el 46-0 que consolidó al dictador en el sillón reflejó el verdadero estado de nuestra decrépita dirigencia. Por LEANDRO VILA Fotos FABIÁN MAURI

R

oberto Bugallo, el presidente de All Boys, fue uno de los principales impulsores de la frustrada candidatura del titular de Vélez, Fernando Raffaini, a la presidencia de AFA. Pese a los pronósticos que indicaban que votaría en blanco, el representante del equipo de Floresta votó a Julio Grondona. Ante semejante contradicción, Un Caño fue a buscarlo a las oficinas que Bugallo tiene en laboratorios Casasco, donde cumple tareas de gerente. –¿Qué evaluación hace de la nueva reelección de Grondona? –La tomé bien. Él repartió los cargos entre los miembros de Comité Ejecutivo y llamó a la unidad. Nosotros vamos a participar. –Por primera vez en treinta y dos años, Grondona tuvo dos focos opositores. Por un lado, Daniel Vila. Por el otro, la precandidatura frustrada de Raffaini. Sin embargo, ganó 46 a 0. ¿Cómo se explica? –Vila jamás fue candidato. Para serlo tendría que haber reunido siete avales, y no lo hizo. Y en el caso del otro armado, del que yo participé, se trataba de una alternativa no opositora, que no pudo plasmarse por falta de avales. Tenía la intención de quitarle a Grondona todas las responsabilidades de la gestión. La sociedad siempre lo hace blanco de los fracasos, pero los responsables somos todos los dirigentes. –El vicepresidente de All Boys y asambleísta del club en AFA votó a favor de Grondona, pese a que usted impulsó la precandidatura de Raffaini. 34 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2011

¿Cómo se explica? –Mi vice votó a favor, y nosotros lo apoyamos. Si la votación terminaba 46 a 0 o 45 a 1 era lo mismo. –¿Habían decidido votar a favor? –Sí. Yo le había dicho que los presidentes de otros clubes que en su momento tuvieron dudas iban a votar a favor. Por lo que no había necesidad de quedar en una situación desagradable para All Boys. –Teniendo en cuenta que usted apoyó la precandidatura de Raffaini, ¿no es contradictorio que su club haya votado a Grondona? –No. El impulsor de aquella movida fue otro dirigente, de quien no daré su nombre y al que después no vi más. A mí me llamaron a una reunión y fui. Raffaini y yo quedamos como las caras más visibles, pero no fuimos los organizadores. –¿Cómo tomó la estrategia de Daniel Vila? –Mal. Si querés postularte para ser presidente de AFA, hay que empezar a respetar el estatuto, venir a la sede de Viamonte y empaparse de los temas. Tendría que haber buscado el apoyo de dirigentes para lograr los siete avales para ser can-

didato. Él nunca lo hizo. No me gustó el contexto con el que se hizo la Asamblea, con la sede vallada, la calle cortada y Vila en la puerta. Me recordó a una etapa que pensé que habíamos superado. También me sorprendió la presencia de la barra de Chacarita. –¿Pudo hablar con Grondona después de la Asamblea? –Sí, tuvimos un buen encuentro. Ya pasó el mal momento preelectoral. –Una de las críticas que ustedes hacían era que la presentación expresa de siete avales era restrictiva. ¿Cuál debería ser el método de presentación de candidatos? –Sólo con dos avales de integrantes de Comité Ejecutivo. La existencia de alternativas en AFA no debería darse con el traumatismo con el que lo toman todos. –¿Se le puede decir que no a Grondona en las reuniones de Comité? –Cuando quedamos afuera del Mundial de Sudáfrica todos decían que Maradona no se iba. Y yo decía que la decisión la tomaría el Comité Ejecutivo. Él dejó que todos se expresaran. Ocurre que muchos no opinan y se callan. –Pero en la votación favorable al cer-

“El impulsor de aquella movida (votar contra Grondona) fue otro dirigente, de quien no daré el nombre y al que después no vi más”.


tamen de treinta y ocho equipos hubo dirigentes que se enteraron de ese proyecto esa misma tarde o unas horas antes. –Yo sí me enteré en ese momento, por lo que no pude tomar una decisión, pero había dirigentes que si sabían de ese proyecto. Quizás algunos van más seguido a AFA y se enteran más. –¿Hay miedo a hacer política en AFA? –No sé. Quizás sea miedo a que no recibir ayudas en la parte económica o a ser perjudicado con los arbitrajes. Si acertás en las decisiones futbolísticas no tenés problema. Y económicamente siempre te ayudan. –Pero la otra vez dijiste que All Boys tuvo problemas para cobrar un dinero del Fútbol Para Todos, y llamativamente fue en plena búsqueda de avales para Raffaini. ¿Pudo haber sido una represalia? –Puede ser. Pedí unos cheques anticipados y no sé por qué me los negaron. –Entonces sí se toman represalias. –No sé si es tan así. All Boys le debe 2.500.000 pesos a la AFA. Queremos hacer un plan de pagos para saldar esa deuda. –¿Qué les decían los hinchas y jugadores de All Boys, cuando se supo que estabas en el armado de una opción opositora? –Me decían “Roberto, no te metas en líos que nos van a perjudicar”. Pero yo no lo creo. A nosotros, la otra vez nos dirigieron mal, pero también le pasó a Argentinos, y eso que Segura, su presidente, es vice de AFA. –¿Se pueden cambiar las cosas de raíz con Grondona de presidente? –Sí. Hay que evaluar las decisiones y no tomarlas apresuradamente. Como, por ejemplo, el tema de la organización de un campeonato largo. –¿Cuales son los cambios a impulsar? –Yo estoy conforme con la organización de los torneos. Si se hace, como se rumorea, el certamen de treinta y ocho equipos, hay que analizarlo. Quiero que los ascensos sean por mérito deportivo. Quizás lo hagan para salvar a los cuadros grandes. Pero la violencia es un tema a resolver. A los barras los conocemos dirigentes, periodistas, jugadores, policías y miembros del Comité de Seguridad. Lo único que hay que hacer es denunciarlos, detenerlos y nadie lo hace. –¿Y en All Boys, cómo es el vínculo con la barra? –Hace siete años que no hay problemas. Hablamos mucho con ellos. Enten-

dieron que cualquier incidente que ocasionen perjudica a All Boys. Los barras de los clubes son gente que dice querer a sus clubes, pero a veces lo terminan perjudicando. Hay que cambiar las leyes. Y que los violentos vayan presos. –¿All Boys sostiene económicamente a sus barras? –No. La gran mayoría es gente trabajadora, como en muchos clubes. En los cuadros grandes quizás si son mantenidos. –¿Ustedes les bajan entradas? –Eso sí. Nos piden y se las damos. Son entradas y micros para ir de visitante. La policía te lo pide porque no pueden ir barras en medios de transporte comunes. –¿La violencia en el fútbol se resuelve con voluntad política? –Sí. Cualquiera que produzca incidentes graves debe cumplir una condena.

Hace once años que soy presidente de All Boys, y he estado con todos los jefes de los comités de seguridad en el fútbol que hubo en Capital Federal. Les dije que tienen que hacerles control de alcoholemia y utilizar morfotach (equipos que mediante la identificación de huellas dactilares determinar si la persona tiene pedidos de captura). Con esto, el que tiene una orden de captura y el que está alcoholizado no irán a la cancha. –El vínculo político de los dirigentes con los barras aumentó desde que Grondona está en AFA. ¿Es una casualidad o una causalidad? –No creo que sea así. La sociedad tiene problemas cotidianos de violencia. Si se detiene a una persona a la tarde y a la noche la largan porque es amigo de un político, nada se va a resolver.


Vergüenza de la vergüenza La re-re-re-re-re-re-re-reelección de Julio Grondona es un asunto del que ya no sólo se habla en el país, sino en buena parte del mundo futbolero. Esta vez la novedad no fueron los votos de yeso, sino el circo que se armó afuera, adentro de la AFA y por las colectoras; es decir, por algunos sectores del periodismo. Por VÍCTOR HUGO MORALES

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ientras el torneo transcurre a pedir de Boca, acaso porque el fútbol es malicioso y la recuperación xeneize se produce en el mismo año en el que River transita por el Nacional B, los pormenores de la elección de Grondona siguen siendo un tema insoslayable de la crónica deportiva. El título bien podría ser que todos daban vergüenza de la ajena, como se suele decir. O de la propia, porque al fin de cuentas todos colaboramos un poco en ese hazmerreir. Los periodistas alineados en función de su amistad o pertenencia no pueden ser excluidos del análisis. Ingenuamente, algunos se prestaron a ser el soporte de los argumentos de las partes en pugna. Y la nota dice ingenuamente porque habrase de concedernos que las veces en las que los intereses materiales empujan al error son excepcionales. La ignorancia y los afectos suelen lanzarnos las más de las veces por los caminos equivocados. De todas formas, el juicio queda a cargo del lector. Pero lo cierto es que también algunos periodistas pusieron su firma al acta del desbarajuste. Describir la situación es un camino sencillo para comprender lo sucedido. Adentro, una treintena de hombres había apagado las luces del primer piso y cerrado las puertas para proceder a una votación que se calificaba por sí sola si se considera que la misma tenía lugar mientras trascendía la cámara oculta de Ávila a Grondona y De Luca. La operación era evidente, pero insoslayable para esos dirigentes que levantaban la mano una vez más para saludar el triunfo de Grondona, acaso con la poca decisión de un alumno que eleva su brazo sin estar convencido de la respuesta. O como quien realiza el gesto confirmando a su alrededor si los demás hacen lo mismo, para no quedar pagando. El escenario era de una película de la resistencia. Un grupo de hombres que detrás de un ideal, una manera de decir, confabulan contra un exterior agresivo que reclama sus cabezas. Una escena que al menos merecía una causa ciertamente revolucionaria y no otro pronunciamiento que mantiene un estado discutible y rechazado de los hechos y las personas en cuestión. Afuera, Daniel Vila sorprendía, no en cuanto a sus ambiciones. Los hombres suelen ser incomprendidos en su lucha por el

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poder. Pero sí en la forma. Igualmente rechazado, o más, que Grondona –y ambos son refutados por esa mayoría que no tiene ningún interés directo en el pleito–, Vila golpeaba los vidrios de las viejas y cansadas puertas de la AFA, rodeado de policías y periodistas, blandiendo una orden que nadie obedecía. Y mientras arriba, más arriba de las luces apagadas, en la penumbra de la conjura, los conjurados de Julio votaban con la unanimidad que los legitimaba, Vila transmitía a las cámaras una conversación telefónica en la cual daba cuenta de su propia victoria por una cantidad de votos salidos de no se sabía dónde. Diga que en el fútbol argentino aparecen esos Diegos eternos que suelen mantenerlo entre los grandes del mundo, porque si dependiese de esos hombres, cuesta concebirlo como una potencia mundial. Un rato después, estaba claro que el que manda es Grondona. Al tiempo que algunos canales pasaban la cámara oculta de Ávila, y otros, los del grupo Clarín la ignoraban porque allí había denuncias que comprometen a los nombres más selectos del staff, verbigracia Magnetto, Aranda, y los otros, la Argentina supo que todo está como era entonces.


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En el diario no hablaban de ti

Esta vez desde Alemania, nuestro compañero nos trae la especial encuesta encargada por una universidad sobre las particularidades de la prensa deportiva. ¿A quién le importan las mujeres deportistas? Menos mal que existen los Congresos de Play The Game para enterarnos de algunas cosas. Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

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a prestigiosa Universidad Alemana del Deporte de Colonia lo exhibió como el mayor trabajo analítico jamás realizado de la prensa deportiva mundial. Un total de 17.777 artículos de 80 diarios de 22 países. Australia, Brasil, Inglaterra, Francia, Alemania, Sudáfrica y Estados Unidos, entre otros. No se revisaron diarios de habla hispana. Tamaña exclusión, hay que decirlo, no modificaría mucho los números. Presentada en el último Congreso de Play the Game, la encuesta encargada por la Universidad Alemana del Deporte de Colonia, sede del encuentro, en octubre pasado, estableció, por ejemplo, que más del 90% de los autores identificados de los artículos son hombres. Y que el 85% de los deportistas que aparecen en las crónicas también son hombres. De cupo femenino ni noticias. Tampoco podría sorprender otro de los datos más contundentes que ofrece el trabajo: el fútbol lidera los espacios con un 41%. El tenis quedó segundo con un 7%, y luego se ubicaron el rugby (5%), con porcentajes menores, hockey sobre hielo, ciclismo y básquetbol. En países como Rumania, el fútbol domina el 85% de las informaciones deportivas; en Brasil, el 82%; y en Alemania, el 58%. Tal vez sorprenda saber que en países como Grecia, según se informó en otra presentación durante el Congreso, hay 12 diarios deportivos, 6 de los cuales se dedican a seguir a su equipo favorito. Órganos de prensa en crisis porque el país se derrumba. Y porque muchos de esos diarios se sostienen también con los dineros de las apuestas deportivas, un peligroso cruce de intereses. El 65% de los artículos analizados se refieren a los deportistas o a sus entrenadores y apenas el 3% a los dirigentes. En el 60% de los artículos, la fuente de información es el propio deportista, el 41% de los textos cita apenas una fuente y el 26% no cita siquiera una. El 45,5% se refiere a deportes nacionales. El dato acaso más importante de la encuesta es sobre qué hablan los 17.777 artículos analizados. Cerca del 80% son

crónicas sobre partidos, anuncios o coberturas de la competencia deportiva referidas a resultados y rendimiento de los deportistas. Temas como dineros dentro del deporte ocupan apenas el 3,1%, política el 2,7%, doping el 1% y medios el 0,9%. El deporte es show, se sabe. Además, los medios precisan del deporte para vender portadas. Es difícil que se le muerda la mano a quien te da de comer. ¿Debería sorprender que un diario deportivo de Italia dedique páginas a disciplinas que pagan con publicidad por aparecer? ¿O que en otro de España cada tanto baje un gerente de marketing a pedir una nueva cara en la portada de la página web (“Fulano interesa al equipo”) para renovar algún interés? ¿O que los titulares de la tapa sean dictados desde algún club poderoso? Así me lo contaron los propios colegas en largas sobremesas de un viaje reciente por Europa. Es un viejo tema. Al público, dicen los gerentes, supuestamente sólo le interesa ver la pelota. Eso sí, cuando por alguna razón la pelota para y el negocio también se detiene, los gerentes quieren que los periodistas demos explicaciones. Y no es fácil recordarles que llevan décadas haciendo buenos negocios con los Blatter, Grondona y Leoz.

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Irmão do padrino

Con la sana intención, nada oculta, de generar imitadores en la Argentina, este espacio invitó al colega residente en Brasil para contar qué está ocurriendo entre los hinchas y el clon de Julio Grondona. Si bien se dice que “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”, aquí no se trata de coincidencias, sino del mismo collar, el mismo perro. Por LEONEL PLüGEL

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omingo 28 de agosto de 2011, décima novena fecha del campeonato brasileño. El día que debería haber sido noticia de las crónicas deportivas como “la fecha de clásicos regionales” pasó a la posteridad como la jornada en la que se realizó por primera vez una manifestación organizada contra Ricardo Teixeira, presidente de la Confederación Brasilera de Fútbol (CBF) desde 1989, dentro de la mayoría de las canchas del país. “Fora Teixeira” es lema y grito las diferentes asociaciones de torcedores que exteriorizan su asco ante las más de dos décadas de denuncias de corrupción contra el mandamás de la CBF. El repudio hacia la figura del ex yerno de João Havelange primero surgió en Internet, por medio de la página www.foraricardoteixeira.com.br, y en Twitter. El 30 de julio último, día que lo jerarcas de la FIFA se reunieron en Río de Janeiro para sortear los grupos de las Eliminatorias del Mundial 2014, fue la primera manifestación real para pedir que Teixeira diera un paso al costado; las manifestaciones se extendieron después a ciudades como San Pablo y Porto Alegre, siempre con la premisa “Fora Teixiera”. “El año pasado, la Asociación Nacional del Torcedor (ANT) hizo un manifiesto contra Teixeira que fue divulgado por los diarios. Fue el puntapié inicial. Hoy en día dos agrupaciones de hinchas,

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la ANT y el Frente Nacional de los Torcedores (FNT) organizan y participan de las protestas contra Teixeira”, explica Marcos Alvito, ideólogo de la ANT. Hasta las barras de los equipos de Primera División dejaron sus disputas de lado, se unieron al frente contra Teixeira y pidieron su renuncia con cantos, banderas y carteles dentro de los estadios en la citada “fecha de los clásicos”. No obstante, el poder de Teixeira aún es real y logró que en el clásico de Porto Alegre, entre Inter y Gremio, la Policía Militar retirara los carteles en su contra no bien aparecieron en las tribunas, bajo el argumento de que las manifestaciones transgredían el Estatuto del Torcedor –el conjunto de reglas y leyes que deberían garantizar los derechos y obligaciones de hinchas y dirigentes en Brasil–, que tiene un artículo que prohíbe portar banderas, carteles o símbolos ofensivos o de carácter racista o xenófobo. Al mismo tiempo, la Federación de Fútbol del Estado de Santa Catari-

na, adicta a Teixeira, también intentó prohibir en nota oficial las manifestaciones durante el clásico Avaí–Figueirense, pero el recurso de amparo antepuesto por un defensor público federal permitió que las dos hinchadas pudieran ejercer su derecho a expresarse. “Parece una cosa inédita a nivel mundial. He visto manifestaciones de hinchas contra dirigentes de clubes, pero contra una federación nacional, nunca antes”, afirma Juca Kfouri, columnista del diario Folha do São Paulo, de la radio CBN y de ESPN Brasil, una de las voces más críticas contra Teixeira durante dos décadas, lo que le valió muchos procesos judiciales en su contra por parte de El Padrino brasileño. Sin embargo, el periodista cree que es “improbable” que el movimiento obligue a Teixeira a renunciar, aunque destaca que “sirve para que la población brasileña aumente su nivel de información sobre quién es”. Tanto Kfouri como Alvito opinan que


Teixeira está en un momento de debilidad como consecuencia de las denuncias de corrupción en su contra por parte de la prensa local e internacional. Al mismo tiempo, los ataques de los medios y su pésima imagen pública le ocasionaron un duro revés político: la presidenta Dilma Rousseff toma distancia de su figura y no lo considera un interlocutor válido en todo lo referente a la organización de la Copa del Mundo 2014. Por su parte, Eduardo Tioni, Editor Ejecutivo del diario deportivo Lance!, que denuncia desde los ‘90 los negocios y manejos pocos claros de la CBF, considera que “este no es el peor momento de Teixeira; el peor fue en 2001, cuando el Congreso lo investigó en dos comisiones”. Aquellas investigaciones parlamentares le imputaron diecisiete delitos –lavado de dinero, envío ilegal de divisas al exterior, evasión impositiva, pago de inexplicables comisiones y toma de crédito con intereses mayores a los del mercado, entre otros–. Tironi cree que su Talón de Aquiles será una causa que estremeció a la estructura de la FIFA a comienzos de la década pasada: la quiebra en 2001 de la agencia de marketing ISL, que negociaba todos los contratos televisivos y de publicidad de la entidad que rigió el fútbol mundial durante los ‘90. La BBC de Londres lo acusó, junto con Havelange, de

haber hecho un acuerdo con la fiscalía de la ciudad suiza de Zug para declararse culpables de haber recibido sobornos de ISL, después de que ambos devolvieran 9 millones de dólares en coimas y pagaran otros 5 millones en multas a cambio de que sus nombres se mantuvieran en el anonimato. A raíz de la denuncia periodística, el Ministerio Público Federal (MP) ordenó a la Policía Federal abrir una investigación para determinar si la participación del mandamás de la CBF en el esquema de corrupción de ISL incluyó también lavado de dinero y envío de divisas al exterior desde Brasil. Las señales desde la FIFA tampoco son alentadoras para el otrora omnipotente dirigente brasilero. Blatter anunció que la entidad piensa entregar a una “organización independiente” un documento con los detalles de las operaciones de ISL y de los dirigentes que recibieron sobornos para hacerlo público en la próxima reunión del Comité Ejecutivo de FIFA, que se llevará a cabo los días 16 y 17 de diciembre en Zurich, Suiza. “Está en una situación delicada porque en su profunda arrogancia salió de su estilo perfil bajo cuando hizo declaraciones incongruentes que irritaron al gobierno brasileño, a los tres Poderes y hasta a sus aliados en la prensa”, declara Kfouri. El periodista hace referencia

a la entrevista que Teixeira concedió a la revista Piui de julio pasado, en la cual se despachó con perlas como “me cagué en un montón en las acusaciones de corrupción”, o “sólo voy a preocuparme cuando salga en Jornal Nacional” (por el noticiero de la Red Globo, fiel escudero de Teixeira y socio en la transmisiones de los partidos de la selección brasileña). Casualmente, la emisora emitió unos días más tarde un reportaje en el temido Jornal Nacional sobre una investigación de la Policía Civil en la que la CBF aparece como sospechosa de fraude y desvío de más de 5 millones de dólares pagados por el gobierno de Brasilia en un amistoso entre Brasil y Portugal jugado en 2008 en esa ciudad. Sin embargo, los socios hicieron las paces y O Globo no mostró las imágenes de los hinchas pidiendo la renuncia de Teixeira durante las transmisiones de los partidos ni tampoco hizo ninguna mención en sus noticieros. “Curiosamente, los medios que hacen una cobertura crítica de la CBF y su figura principal son los que Teixeira dice que tienen poca audiencia y lectores”, señala Tironi. Para Alvito, es posible jaquear a Teixeira sin apoyo de un gran grupo mediático: “si ya derrumbamos a un presidente (Fernando Collor de Melo) sin apoyo de O Globo, ¿por qué no podemos derrocar a Teixeira?”, se pregunta.


Al salto por un bizcocho

Jimmy Jump, el saltador que se coló en la cancha en el último ArgentinaUruguay, le contó a Un Caño sobre sus aventuras en los estadios argentinos. El catalán, admirador de Maradona y el Che, se define como un reivindicador de la libertad y un revolucionario. Por PEDRO NESTA / JORGE LÓPEZ

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econoce con evidente pesar que el retiro le anda revoloteando. Que en no mucho más, las piernas dirán basta. Habla de una carrera, la suya, pero lo dice como si fuera uno de ellos, de algún modo sus presas. Así lo siente y también así contagia, a veces convence: “persigo mi sueño como un loco que aprendió a convivir con su locura”. Y habrá que darle la razón, entonces. Jaume Marquet tiene 35 años. De chico quería ser actor, y Hollywood aparecía como una pretenciosa meta. No pasó de simples rodajes publicitarios. Sin embargo, supo cómo ingeniárselas para tomar la pantalla por asalto. Se define como “un reivindicador de la libertad, aficionado del Barcelona y amante de mi tierra”. Catalán, bah. Para el mundo que lo conoce es Jimmy Jump, un “saltador profesional”, algo así como Peter Parker y el Hombre Araña, aunque en realidad sin antifaz ni necesidad de cobijarse en un alter ego. “Nadie me espera, hasta que aparezco como un superhéroe”, ilustra, igual, vanidoso. A su manera, llegó adonde pocos pueden y de la forma en que menos se proponen. Clavó finales de Champions League, de Eurocopa y de Mundial, también de Roland Garros, y la lista se haría interminable. Muchos le habrán dicho “pesetero” a Figo, pero sólo él le tiró en pleno partido un trapo culé. Muchos le habrán querido hacer un gol a Grecia en la Euro 2004, pero fue él quien, literalmente, se anotó dentro de aquel arco inquebrantable. Jimmy Jump, está claro, es un personaje. Muy simpático, por cierto, de chiste fácil. Cuenta lejos de cualquier dramatismo que anda quebrado, “ya sin blanca”, que no tiene abogado ni recursos para sacarse de encima esos “insultantes 300.000 euros de multa por los saltitos” y que la cárcel

no entra en sus temores: “si me encierran, tendré que dar mi mejor salto, je”. En todo caso, él se ampara en los cien años de perdón. “Sobran los que quieren vetar mi imagen y controlar nuestras vidas mostrando carteles publicitarios a cambio de dinero, pero yo los boicoteo: me tendrán que enfocar gratis y, como dice el más grande, que la sigan chupando...”. Para el chaval, Maradona y el Che van de la mano, recurrente mezcla de fútbol y revolución, absoluta pasión y acaso todo un sueño latinoamericano. Hacia allá vamos. Y hacia aquí vino. Aunque la paradoja también sabe saltar: su primer intento fue frustrado y en refugio chavista. “Estuve en la Copa América 2007, pero habría sido una locura saltar allí. Escopetas y trajes militares rodeaban el campo del Pachencho Romero; la verdad, el ejército bolivariano me intimidó bastante. Y no me quedó otra que esperar cuatro años”. Hasta que Argentina resultó ser la tierra prometida: un mes y pico de vida nómada y para nada sedentaria, mucha ruta y poca pasta, tanto dedo para tocar cada una de las sedes. También hubo tropezones, restricciones, por fin un hueco y la imagen que recorrió el mundo, apenas un rato antes que la otra, la postal de Tevez mancando en la definición por penales ante Uruguay. Fue en el Cementerio de los Elefantes. Y el relato le pertenece a Jimmy Jump: “Me ubiqué en una de las populares, pero iba todo mal. Había mucho control en los accesos, no encontraba la manera de meterme y ya me estaba resignando... Hasta que un hincha argentino me reconoció y me enseñó un camino secreto por el lateral, y desde allí logré saltar ante un descuido de la seguridad. Fui feliz, realmente muy feliz, por haber sido parte de uno de los clásicos más importantes del fútbol mundial”.

“Fui a buscar al Kun porque es el yerno de Maradona. Por lo visto ya sabía quién era yo y se lo tomó muy bien”.

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–¿Y por qué lo buscaste a Agüero para ponerle el gorrito rojo? –Es un enorme jugador y, encima, yerno de Maradona. Se lo tomó muy bien, el Kun. Por lo visto ya sabía quién era yo. Como en aquel momento estaba negociando a tres bandas, le dije al oído “venite para el Barsa”. Además, a Messi ya lo había coronado con la barretina en el 2007, pero igual aproveché para gritarle “nos vemos en el Maracaná en el 2014”. Y a Tevez, que en ese momento andaba calentando a un costado del campo, lo arengué con un “fuerza, Apache”. Me parece que no le traje mucha suerte... –¿Cómo fue el trato de la gente de seguridad que te sacó de la cancha? –Ante las cámaras se comportaron de lo más bien (se ríe con ganas). Siempre que saltás en un continente que no es el tuyo está el miedo de que ocurra algo más que simplemente pasar una noche en la comisaría. Aunque en este caso fue bastante tranquilo, es un riesgo que debo correr porque a mí me gusta saltar y me siento libre haciéndolo por el mundo. Pero no es sencillo, pues muchas veces te pegan un poco, te retuercen el brazo y las piernas, comés mierda en la comisaría de turno, te juzgan por atentar al orden público, en fin... Es así de emocionante porque nunca sabés lo que puede pasar, es totalmente espontáneo. –Por si acaso fuiste a probar si había algo más en las canchas del Ascenso... –Sí, sí, fue fenomenal estar con una afición así y alentar a un equipo “gallito” (sic) como Deportivo Morón. Estuve parado en el paravalanchas, arengando como uno más, y me trataron espectacular, hasta me regalaron una camiseta del club. Hay que tener cojones para saltar ahí. Lo pude hacer y ponerle el gorrito rojo a Damián Akerman, a quien ni conocía, pero acababa de hacer un golazo y después metió otro de penal. Eso sí salió todo redondo. –Y por qué el gorro frigio? –La barretina es un símbolo de libertad; incluso ustedes, los argentinos, lo llevan en el pasaporte, está en su escudo. Si bien muchos se pueden asustar cuando un hombre se mete de la nada en el campo, mis saltos son pacifistas y sin ofensas. Yo amo saltar, y en cada salto le regalo a la gente mi máxima expresión de libertad. Me siento universal al aportar mi granito de arena en este espectáculo gigante que arrastra tantas masas. –¿Te quedó alguna cuenta pendiente en la Argentina? –Sí, claro, todavía no cumplí mi gran sueño que es saltar en La Bombonera, ese templo del fútbol en donde Maradona es Dios. Fui al primer partido de Liga, contra Unión, pero me ubiqué en el sector donde va La 12 y desde ahí es imposible saltar al campo. Eso sí, disfruté mucho de bailar en esa popular que te eriza la piel, en medio de una hinchada que es tan famosa y ruidosa. El salto quedará para la próxima, si es que consigo el dinero para volver. Porque el mundo tiene que saber que con tantas multas, Jimmy Jump puede desaparecer. No es fácil vivir como un revolucionario.

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Con Los Pumas nunca se sabe

Fueron casi dos meses a toda ovalada. Otro Mundial de Rugby y otro balance para el equipo argentino. En el marco de una Copa que dejó algunas injusticias, nuestro especialista comenta idas y vueltas del torneo. Por DIEGO BONADEO

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os Pumas perdieron en su presentación con Inglaterra pudiendo haber ganado. Después dejaron en el camino a Rumania y a Georgia, y en el partido decisivo para pasar a cuartos de final le ganaron a Escocia pudiendo haber perdido. Ya en la segunda fase, los locales neocelandeses fueron demasiado para este equipo argentino que, sin embargo, jugó largo rato de igual a igual frente a los All Blacks. Pero algunas sorpresas y algunas injusticias se fueron eslabonando desde el principio de esta Copa del Mundo de rugby. Varios resultados inesperadamente ajustados plantearon incertidumbres para lo que seguiría. Solamente diez puntos de ventaja de Escocia sobre Rumania (34 a 24), solamente doce de Irlanda sobre Estados Unidos (22 a 10) y uno de los Springboks sudafricanos sobre Gales (17 a 16), además de la victoria de Irlanda sobre Australia por 15 a 6, presagiaban más imprevistos. Con el paso de la primera rueda se fueron dando varios partidos más parejos de lo previsto, en especial por algunas actuaciones de las selecciones de Samoa y Tonga, y algunas decepciones como el muy flojo desempeño de equipo de Fiji, que además de ser vapuleado por Gales 66-0, perdió por veinte puntos con Samoa 27-7. Samoa, ubicada geográficamente a más o menos mitad de camino entre Hawai y Nueva Zelanda en la Polinesia, además de ganarle a Fiji, tuvo un excelente desempeño contra Sudáfrica (perdió sólo 13-5). Algo parecido sucedió con Tonga, monarquía con apenas poco más de cien mil habitantes, también en la Polinesia, que dio otra de las grandes sorpresas al ganarle en la primera rueda a la selección francesa –que, es cierto, ya estaba prácticamente clasificada– por 19-14. Pero de aquella primera rueda con varios episodios recordables, uno de los más notorios fueron los primeros diez minutos de Francia jugándole de igual a igual y de a ratos con superioridad a unos All Blacks que, de todos modos, terminaron ganando 37-17. 42 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2011

Ya en los cuartos de final, fue tan unánime como inexplicable la sorpresa que provocó la victoria de Francia sobre Inglaterra por 19-12.Inexplicable porque Francia, pese a haber perdido con Tonga, venía jugando mucho mejor que los británicos. Y unánime porque vaya uno a saber con qué parámetros se manejan ciertos pronosticadores. En las otras llaves, Gales dejó en el camino a Irlanda; Nueva Zelanda, como se sabe, a Los Pumas; y Australia, en la que quizás fue la mayor injusticia de la Copa, le ganó sin merecerlo a los Springboks sudafricanos. En las semifinales, y sin demasiados brillos, los All Blacks les ganaron a los Wallabies australianos y Francia acabó con la última esperanza británica al ganarle a Gales. Así las cosas, se repitió la final de la primera Copa del Mundo, la de 1987, aquella en la que, gracias al genial atrevimiento del fullback francés Serge Blanco en la última jugada del partido semifinal contra los australianos, terminó con Francia como finalista contra Nueva Zelanda, otra vez en el Eden Park de Auckland, como veinticuatro años atrás, cuando los locales ganaron por 29-9. Ya por el tercer puesto, y en partido no demasiado recordable, Australia le había ganado a Gales. Y tampoco se recordará por lo que se da en llamar “rugby champagne” la cerradísima final que ganaron los All Blacks por 8-7 en esta edición de la Copa. Una avivada del line-out neocelandés sobre el cuarto de hora inicial, posibilitó que el pilar Tony Woodcock llegara al ingoal francés prácticamente solo, en la que quizás haya sido la jugada más clara del partido. En el segundo tiempo, el try del capitán de Francia Thierry Dusautoir no alcanzó, y así los All Blacks se llevaron el primer lugar. Para el rugby argentino, esta vez con un plantel bastante diezmado respecto de aquel del tercer puesto en el Mundial de 2007, queda la perspectiva de su participación en el ahora torneo de “Cuatro Naciones”, enfrentando a tres de las mayores potencias mundiales: Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia. Un desafío que competitivamente asusta. Pero con Los Pumas nunca se sabe.



BOCA ABURRE

Cuestión de respeto, demasiado respeto

Boca viene haciendo poquito, digamos lo justo. No obstante, se encamina a obtener un nuevo título sin amago de sobresalto, aun cuando se lesionan sus estrellas. Al margen de sus méritos, el equipo ha recobrado, por motivos no muy claros, su poder simbólico. La capacidad de inhibir rivales con sólo enseñar la camiseta y tirar un par de centros. Por ALEJANDRO CARAVARIO Fotos PHOTOGAMMA.COM

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os hinchas de Boca siguen anchos de felicidad por el descenso de River. La explicación es directa: los enemigos de siempre, los odiados primos hermanos, han caído en la más grave e impensada humillación. Su proclamada grandeza, por lo tanto, ha sufrido un daño irreparable. Lo que tal vez no computan los aún extasiados aficionados boquenses es el extraño proceso, la compensación cósmica (digámoslo así), por la cual el aura vacante (la mitad que ha resignado River en la caída) ha pasado a Boca. El poder del nombre de Boca parece haber recobrado el alcance de los años de esplendor (años míticos), sin que mediara más evento o decisión que la desgracia de sus enemigos. Sé que no es muy científico, pero no vislumbro mejor explicación para que un equipo errático (como era Boca hasta el torneo pasado) haya pasado a inspirar tamaño respeto durante la competencia en curso. Se le puede recono-

cer a Julio César Falcioni la maceración lenta de un grupo que por fin expresa sus diseños tácticos y sus ambiciones de la manera adecuada. Y acaso es ese boceto del entrenador el que lleva a los rivales a replegar sus filas y comportarse como ovejas asustadas. Pero muchas veces no se registran razones futbolísticas que expliquen la actual superioridad de Boca, la holgura con que comanda la tabla de posiciones.

Sucesión virtuosa Al escribirse estas líneas, Boca acaba de ganarle cómodamente a Colón, en el escenario donde alguna vez se enterró a los elegantes pero ahora se les perdona la vida a todos. El improvisado centrodelantero Nicolás Blandi metió los dos goles, eclipsando las preocupaciones por la lesión de Lucas Viatri, quien a su vez había colmado con creces las exigencias derivadas del retiro de

Palermo, último ídolo ecuestre y goleador implacable. Sucesión virtuosa que sólo se da cuando los astros se alinean y el resto concede. Ah, Pochi Chávez, sustituto de Juan Román –lesionado crónico que cada semana agita las dudas sobre su salud como una madre judía–, la rompió. Confirmó que puede ser igual que Riquelme, que puede ser más. Y Mouche, otro descongelado para la ocasión, demostró que cuando no juega para la novia, sino en beneficio colectivo, es fundamental para llegar al gol. Boca lleva seis puntos de ventaja y sólo le metieron dos goles. Luego de la fallida cirugía mayor aplicada por Claudio Borghi (importó tres defensores), la línea de fondo se mueve como pez en el agua de la mano de un sobreviviente de todas las batallas como Rolando Schiavi. La gestión defensiva se completa con Diego Rivero y Leandro Somoza (un jugador como los de antes, por lo menos de pinta), a quienes ayuda solíci-

Lo que tal vez no computan los aún extasiados aficionados boquenses es el extraño proceso, la compensación cósmica (digámoslo así) por la cual el aura vacante (la mitad que ha resignado River en la caída) ha pasado a Boca. 44 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2011


to Walter Erviti, futbolista que ha hecho de la media máquina y la regulación de talento su rasgo distintivo. Erviti (un mediocampista de enorme capacidad técnica) parece de esos empleados que se niegan al ascenso y a la valorización de su trabajo si tal despegue implica un cambio en sus apacibles rutinas. Si tienen que exponerse más, si tienen que dialogar más a menudo con el jefe. A pesar de su fragilidad, el capataz del equipo, el centro de gravedad por legajo, características y predicamento entre los hinchas, sigue siendo Riquelme. A medida de este Boca que no brilla ni divierte ni regala nada más que su resultado favorable, Riquelme es precisamente un administrador de ritmos. Y el que más lo provoca es la danza serena que ejecuta con la pelota bajo la suela, de espaldas al arco adversario. Riquelme es un maestro de la transición, de la indeterminación (y la

demora) que precede a los cambios.

Orden Jerárquico En suma, Boca es un relojito que funciona a reglamento. Sólido y hasta aquí invulnerable. Pero al margen de sus méritos indudables, campea un respeto que suena excesivo. Un rival como Lanús que, a pesar de su irregularidad, tiene una apreciable voluntad creativa para atacar, no armó una jugada, no superó la mitad de la cancha. Por no hablar de equipos más modestos, como Belgrano, que en La Bombonera se entregó sin luchar a un empate magro para el público pero que los cordobeses encontraron muy rentable. Boca inhibe, inutiliza, les inocula a sus adversarios el conformismo más radical. Todo sin hacer más que los deberes. La bonificación eventual es algún pase de Riquelme (aunque yo me que-

do con el Pochi Chávez). En realidad, Boca parece haber recuperado su peso simbólico, el dominio sobre el rival por imposición de nombre (y sus asociaciones), de camiseta, de historia, de cancha. Todo eso que no siempre tiene que ver con lo que sucede en la cancha, cuando están once contra once. Como si, caído River, el gremio hubiera decidido redoblar sus respetos por Boca, reponer un orden jerárquico amenazado y necesario para darle sentido a la competencia. Luego de que se diluyera una vez más la eterna promesa de Racing y de que la resurrección ficticia de Vélez mostrara la hilacha, el acecho más preocupante para el plantel de Falcioni son sus propios lesionados. Pero ni así se agita el avispero ni regresan la intriga y la emoción. Quedó dicho: también con suplentes inexpertos, Boca les pasa el trapo a todos.

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BOCA ABURRE

“Barcelona hay uno sólo”

Con el mes de noviembre en las manos y el destino de Boca a punto de sellarse, los halagos y las críticas a Julio Falcioni han tomado caminos diversos. El entrenador de Boca responde ante nuestros planteos filosóficos y una inquietud que se repite: el fútbol aburrido. Por ARIEL SENOSIAIN Fotos PHOTOGAMMA.COM

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l técnico de Boca se sorprende con la primera pregunta, la que suele abrir el ida y vuelta. Es que traía repregunta anexada: “¿Cuál fue el mejor equipo que vi en mi vida? Rápidamente me aparece el Barcelona actual; de los de antes, me quedaron para siempre el Santos de Pelé y la Selección holandesa de los ‘70”. –Que tus equipos no tiendan a parecerse a aquellos, ¿tiene que ver con la diferencia de calidad de los jugadores o también con que no te interesa tomarlos como modelos? –Con ambas cosas. En mi carrera me fui adaptando a las características de los jugadores. La virtud del técnico es acomodar las virtudes de sus futbolistas a su idea general. Arranqué con tres centrales en Vélez y dos wines como Bardaro y Darío Husain. Pasé a dos jugadores más de área, Carrario y Cristian Castillo, en Olimpo. En Banfield tuve un mediocampo con jugadores de buen pie y en Boca, mientras Riquelme estuvo en condiciones, siempre jugué con enganche. Cada equipo tuvo su estilo particular. –Pero hay una forma que se repite, la de los equipos ante todo complicados para el rival. –Seguramente. Es la manera que considero que deben tener los buenos equipos. Junto a esos estilos diferentes, de acuerdo a sus integrantes, mis equipos tuvieron algunas características similares: solidez y equilibrio.

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–¿Te divierte Boca? –Cuando gana. –¿Y mientras juega, antes de saber el resultado? –Yo soy el técnico, no puedo quedarme en si me divierto o no. Pero esto de jugar bien o jugar lindo… Los que jugaban en los ‘60 y los ‘70 tenían que bancarse que les dijeran que los anteriores eran mejores. A nosotros, en los ‘80 nos hablaban de aquellos, a los de hoy les dicen que nosotros jugábamos mejor. A todos nos corrieron con esto del tiempo pasado. Lo esencial sigue igual: la pelota, la cantidad de jugadores y las medidas de la cancha. Pero el fútbol ha cambiado en todo lo demás: preparación física, táctica, velocidad. Esto genera que haya más errores, porque se juega a mayor rapidez, y que haya más paridad porque se apelan a otras cuestiones para equilibrar la diferencia técnica. Antes se veía otro fútbol, más vistoso. El de hoy es otra cosa. Los equipos protagonistas siguen siendo los mejores, pero necesitan más practicidad y equilibrio. El que no lo entienda, no entiende de fútbol. –¿Barcelona tira abajo esta máxima? –No, porque es una excepción. Barcelona hay uno solo, y también hay una

sola Selección española en el mundo. De todos los otros, podrá haber alguno que quiera copiarlo. El cambio del fútbol lo simbolizo en una boludez: en las concentraciones comíamos churrasco con puré antes de un partido, y en el ‘84 nos pusieron un plato de fideos en la mesa; desde ahí, siempre pastas. Hay más profesionalismo hasta en esos detalles. A las fuentes se puede volver en el trabajo de las divisiones inferiores. Nosotros los recibimos ya formados. –¿Entonces todo será cada vez más atlético, más parejo, más friccionado? –Probablemente. –Volvamos a Boca, que juega en este contexto pero también lo representa. ¿Tu ideal es ganar 1-0? –Mi ideal es no sufrir en defensa, manejar los tiempos del partido y ser efectivos. El promedio de un equipo campeón es alrededor de 0,65 gol en contra por partido y de 1,5 a favor. En general, estuvimos bien en defensa y nos ha faltado gol a favor. Tuvimos posibilidades, pero no eficacia. –¿Están más preparados para defender o para atacar? –Para ambos momentos. Les dedicamos la misma cantidad de tiempo.

“Mi ideal es no sufrir en defensa, manejar los tiempos del partido y ser efectivos”.


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–¿No necesitarían más tiempo para ensayar la parte ofensiva? ¿No es más fácil defender que atacar? –No. El técnico puede trabajar la ofensiva, pero después depende de la impronta del jugador. La parte defensiva requiere de movimientos individuales y atención de cada uno para armar la estructura grupal. Falcioni ya ha reconocido en más de un par de oportunidades que se acercó a los jugadores, que no tiene la distancia de antes. Que el hombre desmiente al gesto. Entendió, en definitiva, que para pedir disciplina no hacía falta acompañarlo siempre con el rostro. El equilibrio debe ser lo más difícil en la conducción: muy cerca, la relación quema; muy lejos, se enfría demasiado. En eso anda Falcioni desde hace un tiempo. No debe haber palabra más utilizada en su vocabulario que “equilibrio”. Aunque con él se refiere a la estructura colectiva del equipo, y ya habíamos empezado a transitar lo individual. –¿Prometés decir la verdad en la próxima? –Si puedo… –¿Quién hizo más para acercar posiciones: Riquelme o vos? –¿Ves que no puedo contestar? –… –Sí que puedo. Ninguno hizo nada. Siempre nos llevamos bien. –… –En serio. –¿Por qué querías a Orión y descartaste a Hilario Navarro, Justo Villar y otros mencionados para arquero de Boca? –Porque Orión era y es el mejor. Tiene experiencia, condiciones y fue campeón. Todos los equipos campeones tuvieron y tendrán buenos arqueros, salvo Brasil del ‘70. –¿Cómo se explica la mejoría de Erviti? –En el primer torneo me equivoqué yo. Lo apuré, lo tiré a la cancha demasiado rápido. Después de una negociación tan hablada como la de su pase desde Banfield, debí haber esperado más para hacerlo debutar. Pero lo metí en La Bombonera en la primera fecha, aquella del 4-1 de Godoy Cruz. Y después todo se le hizo cuesta arriba. En este campeonato mejoró claramente, con más trabajo y conocimiento con los compañeros, sumado a un cambio posicional que lo llevó cerca de Somoza, donde a él le gusta jugar, con

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“En una época, en las concentraciones comíamos churrasco con puré antes de un partido, y en el ‘84 nos pusieron un plato de fideos en la mesa; desde ahí, siempre pastas. Hay más profesionalismo hasta en esos detalles.” las subidas de Clemente compensando la falta de un volante por la izquierda. –¿Siempre pensaste en Roncaglia como lateral? –Siempre me gustó. Lo seguí cuando estaba en España y en Estudiantes. Cuando volvió le dije que pretendía usarlo de 4, con menos proyección que Clemente, contribuyendo a que el equipo siempre quede bien parado. Igualmente, le advertí que iba a traer otro jugador (Franco Sosa) y se la bancó. Otros creen que no van a poder cumplir en un puesto que no es el suyo y se sacan solos. –¿De qué técnico heredaste más? –Tuve un abanico: Spinetto, LópezCavallero, Bielsa, incluso Bilardo y Menotti… Pero de quien más aprendí fue de Gabriel Ochoa Uribe, por ser con quien más tiempo compartí. Ocho años en América de Cali, y fuimos campeones cinco veces seguidas. Tenía dos características que debemos tener los técnicos: manejaba sin problemas un grupo de figuras y era un verdadero detallista. El fútbol colombiano no estaba acostumbrado a un entrenador así, especialista en conocer a los rivales. El tipo me hinchaba las pelotas en ese momento, de la misma manera que debo hincharles hoy yo a mis jugadores. –¿Cuál es el límite? –Hay que manejarlo diariamente. El jugador valora lo que le dice el técnico si en el partido se cumple. Hay tres maneras de demostrar lo que quiero: el entrenamiento, la auditiva y, desde hace algunas décadas, la visual. No puedo ser cargoso. Pero sí darles información para que ellos sepan virtudes y defectos del rival, y que puedan sacar ventajas a partir de eso. –¿Cuántas cábalas tenés? –Las suficientes. –¿No ponés en riesgo la credibilidad de los jugadores, que empiecen a perci-

birte como alguien inseguro? –No, porque ellos también tienen las suyas. Está el que se pone el mismo calzoncillo, el que se hace la señal de la cruz, el que reza, el que mira la foto de su hijo antes de entrar… Tranquilizan, fortalecen la mente. Ninguna es ganadora, todas acompañan. Cuando atajaba y me hacían dos goles, tiraba los guantes. –En el primer torneo en Boca, el Clausura, sacaron 4 de los primeros 18 puntos y 10 de los primeros 27. Pero te diferenciaste del técnico anterior, Claudio Borghi, que casi a la misma altura ya se había ido luego de amagar con renunciar un par de veces. Siempre fui optimista, en todos los equipos donde dirigí. Los técnicos tomamos decisiones pero no decidimos. Dependemos de los jugadores. Ellos son los que tocan la guitarra para que todo funcione. Pero siempre estuve convencido de mi trabajo. Y además, a Boca había llegado en el momento oportuno de mi carrera. –¿Hubiese sido contraproducente si hubieras firmado en Boca en el 2005? –Probablemente. Aquella vez me reuní con Macri, pero eligieron a Basile. En ese momento no estaba tan curtido. A principios de año sí, ya tenía un título, había estado en un grande (Independiente) y había peleado por no descender. Había transitado el camino que contaba antes: el de aprender a adaptarme a las características de los jugadores dentro de una identidad colectiva que pretendo para mis equipos. Creo en la identidad, como en la idiosincrasia de cada país. El torneo de cada país tiene una forma, y hay que respetarla. –¿Sos más de Mourinho que de Guardiola? –Son dos fenómenos. Pero yo incorporo de todos. No dejo nadie sin escuchar. Me intereso por Mourinho y Guardiola de la misma manera que por Zielinski y De Felippe.



BOCA ABURRE

“Si transpiraron y lucharon, el hincha se va contento de la cancha” Los observadores de Boca –es decir, sus seguidores– son particulares, se sabe. Tienen cierta marca registrada, una historia, el ADN resuelto y un pasado y un futuro que parecen inconmovibles en materia de gustos. Para ellos, el hombre reporteado, Antonio Rattín, sintetiza todo en uno. ¿Qué opina Rattín de un Boca que, para muchos de nosotros, aburre? Por LEANDRO VILA Foto FABIÁN MAURI

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ntonio Rattín espera a Un Caño sentado en un bar de Avenida de Mayo y Piedras. A diez cuadras del Congreso. Ese fue su segundo hogar entre 2001 y 2005, cuando fue diputado por el desaparecido Partido de Unidad Federalista (PaUFe) del genocida Luis Patti. De esa etapa, y de su posterior paso por el Concejo Deliberante de Vicente López por la misma fuerza, sólo tiene lejanos recuerdos. Hoy, es uno de los asesores del área de Deportes del municipio de Vicente López que, hasta el 10 de diciembre, será manejado por el Japonés Enrique García. En su otro mundo, el mundo Boca, participa de la mutual de ex jugadores y evita meterse en política. Se dedica a disfrutar del equipo puntero que, según él, no lo aburre. –¿Cómo evalúa el juego de Boca? –Es aceptable. Está puntero, invicto y apenas recibió dos goles. Uno de pelota parada ante San Lorenzo y otro en contra frente a Lanús. Orión da seguridad. Roncaglia no es habilidoso para atacar, pero corre y mete. Con la llegada de Schiavi, Insaurralde mejoró con respecto a cuando jugaba con Caruzzo. Es medio bruto, hay que tenerlo medio cortito para que no haga foules, pero es grandote y mete. No es la primera vez que Schiavi hace jugar bien a un seis, ya lo había hecho con Burdisso. En la solidez defensiva y en el juego de Riquelme están las claves. –¿Le gusta cómo juega? –Me gusta que gane, aunque no juegue bien. El juego de Boca es regular como el de los demás. Ningún equipo juega bien. El mejor armado es Racing. Giovanni Moreno y Teófilo Gutiérrez son buenos jugadores, pero hasta ahora juntos no han rendido. Y Saja da la sensación de que es imposible que le hagan goles. Además, tiene una buena defensa. Le hicieron pocos goles. –Boca es el equipo más re-

gular del torneo, por lo cual es el único líder. Sin embargo, su juego es aburrido. ¿Por qué ocurre? –El hincha quiere que los jugadores jueguen a muerte. Si transpiraron y lucharon, pero tocó perder, el hincha se va contento de la cancha. La preocupación les llega cuando no se lucha. Lo digo por la experiencia que me da haber estado quince años en Boca. –Da la impresión de que Boca logró armar después de mucho tiempo una importante columna vertebral. –Es cierto. Orión, Schiavi, Somoza, Riquelme y Viatri antes de lesionarse, o Cvitanich, conforman una columna vertebral que es el termómetro del equipo. El resto acompaña. –¿Es bueno o malo que a veces Boca parezca “Riquelmedependiente”? –Si tenés una buena alternativa en el banco, te sirve. Gracián es un jugador regular, aunque entrando diez minutos por partido es difícil que logre afianzarse. Cuando no está Román, prefiero que juegue Erviti más adelantado. Es un gran futbolista, aunque no está rindiendo como en Banfield –¿Le ve coincidencias con aquel equipo de Carlos Bianchi? –El equipo de Bianchi tenía otro ritmo y otra personalidad. Por momentos parecía imbatible. En Boca, de local no se puede perder ni empatar. Antes, los rivales iban con temor a La Bombonera. –Pero durante este certamen Boca recuperó su fortaleza jugando de local. –No, le siguen faltando el respeto. Los rivales lo encaran y quieren ganarle.

“Ningún equipo juega bien. El mejor armado es Racing”.

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–Alguna vez Basile dijo que los campeonatos se ganan en los mercados de pases. ¿Se puede utilizar ese criterio para referirse a este Boca? –No tengo ninguna duda. Si Boca está en esta situación es porque acertó en los refuerzos, y por Riquelme. –Hace un tiempo usted dijo que la defensa de Boca le daba ganas de llorar. ¿Ahora qué sentimiento le provoca? –No, ahora me río. Recuerdo cuando empatamos 3 a 3 contra Tigre, en la cancha de Boca, en el certamen pasado. Empezamos perdiendo 2 a 0 por macanas cometidas por la defensa. Miraba el partido y se me caían las lágrimas. Ahora, si el rival te ataca estoy tranquilo porque lo arreglan Schiavi u Orión. –También llegó a decir que Boca necesitaba un cinco del estilo de Javier Mascherano. ¿La llegada de Somoza lo tranquilizó? –A mí me gusta que los volantes centrales tengan un perfil más defensivo. Quisiera tener a Battaglia de titular cuando se recupere del todo de su lesión, y que entre por Rivero o por Somoza. Su único problema es que no grita. –¿Le gusta Falcioni? –No lo traté. No tengo relación con él. Demuestra que sabe manejar el grupo. Un DT tiene que tener vestuario para darse cuenta de los problemas. –¿En cuánto influyó el retiro de Martín Palermo, teniendo en cuenta que sirvió para descomprimir la interna del plantel, a raíz de su enfrentamiento con Riquelme? –No sé si es tan así. Los periodistas inflan mucho las cosas. ¿Sabés las peleas que hay en el vestuario y en los entrenamientos? Yo me agarré a trompadas con Orlando en una práctica, y estuvimos peleados durante tres o cuatro años, pero cuando salíamos a la cancha, o mismo en los entrenamientos, a los problemas los dejábamos de lado. –Pero la pelea entre Palermo y Riquelme había derivado en la división del plantel. ¿En ese caso no influye? –Quiero creer que no influyó. Porque de haber ocurrido eso, el DT tendría que haberlo sabido, al igual que los dirigentes, y actuado en consecuencia. ¿De qué manera? Hablando con los involucrados. No sé si habrá sido tan así como dicen, pero quizás sí… –¿Por qué Boca estuvo sin pelear campeonatos desde la obtención del Apertura 2008? –Es que jugar en Boca no es fácil. Hoy están todos los medios en Casa Amarilla. En nuestra época venían algunos y sólo cuando hacíamos fútbol. Tal vez también había ciclos cumplidos, como los de Battaglia e Ibarra. Sumale que Riquelme estuvo lesionado, y en algunos tramos Palermo, también. No olvidemos que el Apertura 2008 lo ganamos con Viatri de titular, no con Palermo. –¿Qué le falta a Racing para hacerle sombra a Boca? –Le falta un jugador que mande y ordene dentro de la cancha. En Boca, Riquelme y Schiavi gritan. En Racing no se quién lo hace, ojalá que nadie, así pierde (risas). -¿Y Saja no es la voz de mando dentro de la cancha? –No es un rol que debe cumplir un arquero. Yo no entiendo que los arqueros sean capitanes. No se puede. ¿Con quién hablan? Si quiere conversar con el árbitro tiene que correr hasta la

mitad de la cancha. Cuando yo era capitán de Boca, (Guillermo) Nimo me decía “decile a X compañero que no siga pegando porque lo echo”. “Andá y decile vos”, le contestaba. Su respuesta era “a vos te hace caso, a mí, no”. Entonces yo iba y advertía a mi compañero para que no lo expulsaran. Recuerdo un partido contra Rosario Central. El árbitro cobra tiro libre para ellos sobre la hora. Me llama aparte y me dice que veamos juntos lo bien que patearía el ejecutante, que era el Flaco Menotti. La pelota pegó en el travesaño. “¿Y si lo hacía?”, le pregunté yo. “Algo íbamos a inventar”, me contestó. Un arquero no puede estar encima del árbitro. Puede servir dentro del vestuario si tiene ascendencia sobre el resto del grupo, o para pelear los premios ante la dirigencia, pero no en el campo de juego. Por eso, cuando veo que un entrenador pone de capitán a un arquero, no lo tolero. Me da fiebre. –Boca posible campeón y River en la B. ¿Es el morbo ideal? –No me gustó que descendieran. A mí los hinchas de River me respetan. –¿Se le puede escapar el título a Boca? –Todo puede pasar. No quiero apresurarme.

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BOCA ABURRE

El sueño de cualquier chacarero

Siempre agudo para las metáforas, nuestro compañero, analista fino del fútbol, nos ha preparado un compacto de opiniones sobre este Boca modelo 2011. Responde, entre otras cuestiones, a los asuntos sobre aburrimiento y practicidad. También sobre convicciones que parten desde el banco. Por ROMÁN IUCHT Fotos PHOTOGAMMA.COM

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ólido, confiable, compacto y muy rendidor. Como si se tratara de un spot publicitario que describe las bondades de una 4x4, así es éste Boca de Julio César Falcioni, que camina derechito a las grandes alegrías. Seguro, firme y eficaz, como esas naves espaciales con forma de camioneta que cualquier hombre de campo sueña tener, para internarse en el barro con la convicción de que jamás lo va a abandonar. Así imagine al conjunto “xeneize” y así lo tendrá en la cancha. ¿Dicen que soy aburrido? La pregunta con tinte “delarruista”, surge provocadora como la nave insignia de este número de Un Caño. El análisis nos obliga a descubrir virtudes y defectos de un equipo y un entrenador que supieron reinventarse sobre la marcha para poner en práctica el viejo axioma aquél que dice: “ataque gana partidos, defensa gana campeonatos”. El triunfo en Santa Fe ante Colón, la noche en la que el pibe Blandi hizo olvidar a todos que se trataba del suplente de Viatri, que pocos meses atrás era el suplente de Palermo, ayudó como ninguna otra a descubrir las bondades de un equipo que tal vez no sea brillante, si por semejante atributo se busca la estética en estado puro, pero que sabe lo que tiene que hacer y cómo llevarlo a la práctica. Porque antes que bello o estético, estamos hablando de un equipo práctico. Boca es un fiel exponente del “método Falcioni”. Su techo jamás será de la

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altura de una de esas nuevas torres que le rascan la panza a las nubes, pero su piso jamás dejará de tener una base de sustentación que exhiba a la firmeza como parte de su ADN. No escriba en el libro de reclamos por goleadas no correspondidas o movimientos acompasados colmados de armonía. Aquí hablamos de un equipo, que queda definido por sus humildes catorce goles en doce partidos (al cierre de esta edición), pero mucho más por las únicas dos en las que debió sacar el balón de su propio arco. En un equipo en donde juegan como titulares Riquelme, Erviti, Viatri y Cvitanich, pero que además tiene como alternativas a Mouche, Chávez o Gracián, cuesta aceptar que su zona de confort se establezca en la seguridad que le brinda el campo propio, pero a ésta altura nada parece indicar que la fórmula pueda ser cambiada. El paso del tiempo, el entendimiento del famoso “mundo Boca” y la llegada de los refuerzos le dieron a Julio César las herramientas para edificar su propio imperio. Del medio hacia atrás, construyó una

fortaleza casi inexpugnable con algunos aciertos más que evidentes ahora, pero difíciles de precisar en su momento. Pocos apostaban por un Schiavi tan sobrado, firme y líder como el que entrega ésta versión del final del 2011. Seguro en la cueva, expeditivo cuando corresponde y muy útil como siempre en las pelotas paradas, no sólo juega por él, sino que ayudó a ordenar al áspero y algo caótico Insaurralde. Con el arco pasó lo mismo. Tras seis meses en los que ni Luchetti ni Javier García fueron capaces de conquistar al hincha, mucho menos a un técnico con pasado de excelente arquero, el entrenador apuntó hacia Orión, y en su decisión volvió a mostrar que la mira estaba bien afilada. Sin excesos, carente de actitudes que salgan del formato de la sobriedad, el uno ha cerrado la discusión, tan candente hace pocos meses, respecto de un tema álgido que dio unos cuantos dolores de cabeza. Con Somoza en el centro el equipo tiene marca y buen primer pase. El auxilio del infatigable Rivero le evita despla-

Es interesante observar cómo fue mutando, con el tiempo, la relación entre el entrenador y el jugador estrella (Riquelme).


zarse demasiado hacia la derecha, y el resto queda sometido a la partitura de Román. Es interesante observar cómo fue mutando, con el tiempo, la relación entre el entrenador y el jugador estrella. En el inicio del ciclo, crack y técnico se miraban de reojo, casi con desconfianza. La idea de jugar con cuatro medios estaba demasiado enquistada en la filosofía futbolística de Falcioni, y los constantes problemas físicos del enganche le daban mayor crédito a su teoría. El paso del tiempo, el retiro de Palermo, que dejó al vestuario con un único líder, y cierta confianza que fue llegando, como siempre, de la mano de los resultados, propiciaron la lealtad de ambos lados. Hoy, Falcioni cree en Riquelme y en el modelo, a tal punto que cuando falta Román elige a un enlace por encima de un mediocampista externo. Y lo mismo ocurre en el apoyo permanente del jugador hacia su guía. Ante cada micrófono que se le presenta, el capitán pondera la solidez del equipo y sus virtudes colectivas. El matrimonio funciona y

no hay ningún tipo de reproches. Para que Riquelme mueva los hilos, varias cosas ocurren en el movimiento del equipo. Clemente es la rueda de auxilio del 10, y desde ese desplazamiento arrastra marcas para que el ídolo encare hacia adentro, o de lo contrario es primera opción a la hora de hacer ancha la cancha por el andarivel izquierdo. Con la escalada del lateral, Roncaglia, otro de los grandes aciertos del coach, se cierra para conformar una línea de tres en el fondo y así no perder el equilibrio. Erviti, que ha rendido de menor a mayor, hace lo propio en la mitad para jugar casi de doble enganche con Román, y los puntas rotan, aprovechando la ductilidad de Viatri y Cvitanich. Los delanteros también suman otro poroto para el padre de la criatura. Falcioni coqueteó con la idea de traer a Silva, pero cuando le dio la responsabilidad a Viatri nunca más se abrió el juego de las polémicas. Sólo la lesión marginó a un 9 de esos que, además de convertir, juegan y

tienen panorama. Con Cvitanich, el técnico insistió casi hasta el capricho, y su versatilidad le dio la razón. Excelente en el juego aéreo, picante en el área y vivo para fabricarse espacios, el hombre del apellido difícil siempre trata de jugar fácil. A la hora de administrar la abundancia, la buena predisposición de los suplentes es otro buen síntoma. Mouche, Chávez, Gracián, Colazo o Caruzzo suman para el grupo y “presionan” a los titulares para no dormirse en los laureles. Los resultados favorables ayudan al buen clima y el resto sale con piloto automático. Por variedad de recursos, por encima del Banfield campeón y por debajo del primer Boca de Bianchi, el único con el que una comparación sería justa, este equipo vino a ocupar un lugar que había quedado vacío.Boca es práctico, confiable y seguro. En épocas de irregularidad manifiesta no son pocos méritos. Sólo el tiempo dirá si, además, es capaz de ser brillante y divertido. Por ahora, no parece preocuparle demasiado. Lo bien que hace.


BOCA ABURRE

“El propósito del entrenador no es agradarle al público” Uno de los mejores pensadores de fútbol nos desmenuza el equipo de Falcioni. “Hay que entender de dónde viene para poder analizar el presente. Y este Boca venía de frustraciones, desahuciado, jugando mal, sin ganar, y revirtió muchas de esas cosas. Ahora, que encima derroche fútbol es complicado”, nos explica Diego Latorre. Por ANDRÉS GÓMEZ FRANCO Foto FABIÁN MAURI

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egún tu diccionario, ¿qué significa jugar bien y qué significa jugar lindo? –No existe jugar lindo. Que agrade a la vista y a la estética es la consecuencia de jugar bien. No es una búsqueda intencionada. El propósito del entrenador no es agradarle al público. Su propósito es jugar lo mejor posible. Pero a mí nunca nadie me dijo: “entrá a la cancha a jugar lindo”. Es una mentira intencionada, impuesta a propósito para oponer dos maneras de ver el fútbol, que, si bien las hay (a grandes rasgos), no pasa por feo o lindo, sino por bien o mal. –Para vos, entonces, bien y lindo serían sinónimos. –Ehhh, es que, generalmente, cuando se juega bien, se agrada. –No siempre: hay muchos casos de equipos que juegan bien y aburren. Por ejemplo, este Boca. –Boca encontró el equipo. Algo fundamental. Halló una forma de ser eficaz con ese funcionamiento. Juega mejor que algunos equipos, ha garantizado un nivel promedio y, a la vez, una solidez que lo hace un equipo confiable. Pero puede jugar mejor. Aunque ha dado pasos adelante: juega mucho mejor que el año pasado. –Sin dudas, ¿pero juega lindo? –Es difícil contestar. Yo creo que un equipo que juega bien al fútbol emociona. Y este Boca, desde la victoria, es capaz de emocionarte; y desde el juego, 54 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2011

todavía puede jugar mejor. –Desde la victoria Boca te emociona; desde el juego, no. –No, no, no. No dije eso. Dije que puede jugar mejor. –¿Vos ves a Boca y te emocionás? –Yo siento que ha dado pasos adelante, porque los jugadores están con mucha más fe, determinación, se los ve más desenvueltos, hay rendimientos individuales superiores a los de otro tiempo... Hay que entender de dónde viene para poder analizar el presente. Y este Boca venía de frustraciones, desahuciado, jugando mal, sin ganar, y revirtió muchas de esas cosas. Ahora, que encima derroche fútbol es complicado... Aunque va por el buen camino. Le veo virtudes que hacen que resalte por encima del resto. Pero no sé cómo encasillarlo. Por momentos es un equipo que se va adaptando muy bien a las necesidades del partido: cuando tiene que sostenerlo lo sostiene, cuando tiene que definir alguna situación del juego también lo hace. En ese sentido

es un equipo bastante confiable. –De lo que no hay dudas es de que ordenó su defensa. –Claro. Yo lo viví en el 91, cuando sólo tuvimos seis goles en contra, después de años de inestabilidad. Partiendo del orden, el equipo, de a poco, empezó a jugar, encontró sociedades, un esquema en cuanto a idea de juego, no tanto de dibujo. En este Boca pasó algo parecido. –¿Quizá Boca vaya a jugar mejor en el torneo que viene, ya habiéndose sacado la urgencia de ser campeón? –Yo creo que Boca puede jugar mejor, tiene paño. Y si siguen los jugadores, el técnico, si ya salió campeón, va a tener más confianza... Porque acá hay muchos jugadores que han adquirido una deuda sin deberle nada a nadie. Pero como el equipo venía mal, varios heredaron esa deuda, esa angustia, esa ansiedad del mundo Boca. El título le va a dar más aplomo a estos jugadores, un plus. –¿Cuánto influyó que Riquelme, después de mucho tiempo, haya jugado varios partidos, y la mayoría muy bien? –Mucho. Aparte, lo hizo en momentos en el que el equipo necesitaba que un

“Me encantaría ir veinte, treinta, cuarenta años atrás y ver cinco pases seguidos. Pero hay una angustia... Que está avalada por los hechos de violencia”.


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jugador ponga la pelota debajo de la suela. Sobre todo, al principio del campeonato. Ahora ya se simplificó el camino. Porque el equipo ya cree en sí mismo. Y a medida que se van encadenando los partidos, los resultados, el jugador ya no necesita de una gran actuación, de un gran estado anímico, porque la victoria llama a la victoria. Y todo eso, para colmo, lo percibe el rival, que ya sale con otras precauciones a jugarte. –¿Y cuál fue la virtud de Falcioni? –La virtud de Falcioni fue haber quitado de de su vocabulario, y de la conciencia de los jugadores, esa obsesión por el equilibrio, entendiendo equilibrio como esquema, como conservación. Yo nunca he visto un equipo desequilibrado por Riquelme. En todo caso, habré visto algún equipo que juegue bien o mal, pero Riquelme nunca descompensó o desequilibró a algún equipo de Boca. A lo sumo, desequilibró al equipo contrario... Pero, decía, al jugador no lo ayuda escuchar ciertas cosas: le generás el efecto contrario al poner en la superficie ese tipo de conceptos. Le quitás atrevimiento, hace que esté mirando de reojo la parte defensiva, que de por sí uno ya la mira... Había como una tara al principio, y ahora el equipo tiene otra vocación. Falcioni se viene enfocando en otros ítems del juego que, a su vez, le van a dar equilibrio. Como tener la pelota. –No es casual que Boca haya encontrado el mejor nivel defensivo en paralelo con la mejora de Román. –Claro. Y bueno, además, es cierto que Schiavi ordena, que Roncaglia hace movimientos interesantes para que las extensiones de campo sean menores para el Flaco... Inmediatamente que pierde la pelota se agrupa con siete jugadores, lo que lo hace impenetrable. Aparte, hay buenas coberturas, solidaridad, los defensores nunca quedan mano a mano. El rival, entonces, llega poco, y a costa de mucho esfuerzo. –¿Y arriba, más allá de Román, qué destacás? –Hay algunas intenciones muy definidas, como el paso de Clemente, la movilidad de los delanteros, Rivero y Erviti,

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“Cuando se critica un partido de nuestro fútbol hay que tener en cuenta que el futbolista no es feliz”. que llegan a campo contrario... Y encima Boca fue muy eficaz con los tiros al arco en este campeonato. No desperdició situaciones de gol que después duelan. –Convengamos, igual, que Boca va primero en un torneo híper mediocre. –Sí, muy mediocre. Uno a veces le otorga a un equipo, dentro un fútbol pobre, por el afán de ser sensacionalista, méritos desmedidos, y se da un derroche de elogios. Entonces, cuidado con las exageraciones. El campeonato argentino es un campeonato desopilante. El torneo que viene, por ejemplo, lo puede ganar cualquiera. Por eso no hay que ser tan sentencioso. –¿Y hay algún equipo que te sientes a ver con ganas? –Vélez, antes de desmantelarse, aunque ahora conserva algunos rasgos del campeón. Y su técnico siempre piensa en la manera de ganar. Por otro lado, el potencial de Estudiantes, aunque no haya podido demostrarlo en la cancha. Y después, algunas cositas de Lanús, aunque no se termina de aclimatar con el protagonismo. Parece como que da hasta ahí, no puede dejar un sello. Pero realmente el campeonato argentino no me termina de atrapar. Voy a la cancha ilusionado y... No es protestar por protestar. No soy un eterno pesimista. Me encantaría ir veinte, treinta, cuarenta años atrás y ver cinco pases seguidos. Pero hay una angustia... Que está avalada por los hechos de violencia. Entonces, el jugador, que de por sí es una mercadería, quiere irse a Ezeiza. ¿Cómo vas a jugar en un fútbol en el que no sos feliz? Si perdés y sos el culpable, un verdugo, un delincuente… ¿Cómo se puede jugar así? ¡Si el fútbol es un deporte lúdico! –Pasás a ser un “delincuente” del

fútbol al que, encima, muchas veces se lo juzga con justicia por mano propia, como se vio con las barras de San Lorenzo o River, por citar los ejemplos más recientes. –Y como pasó siempre, sólo que antes no se masificaba tanto la noticia. Mirá, a mí no me dejan entrar con mi hijo a un entrenamiento, ¡pero los delincuentes andan por el club como si nada! Una vergüenza. ¿Cómo va a jugar bien un futbolista con ese clima, con esa atmósfera? Si sabés que si cometés un error la podés pasar realmente mal. No se puede sostener mentalmente eso. Te crea una angustia, una infelicidad psicológica muy grande, muy dañina, que puede hacer que pagues consecuencias muy graves si no tenés algún tipo de sostén emocional cerca. Es muy complicado jugar en el fútbol argentino. Mentalmente. Perdés tres partidos y va la barra a apretarte, los dirigentes no te pagan… ¿Cómo podés pedir un producto de calidad si en realidad las condiciones no están dadas para nada? Por eso soy medido, comprensivo. ¿Cómo pedir en un fútbol en el que se van muchos jugadores por año, en el que muchos dirigentes son mamarrachos, donde la gente está crispada y va a la cancha a ver a quién putea? Por eso, cuando se critica un partido de nuestro fútbol hay que tener en cuenta que el futbolista no es feliz. Es muy complicado. Por más que uno quiera vestir al fútbol de algo científico, de táctica, estrategia, y pensar en que hay que ganar sí o sí, etcétera, hay que entender que es un deporte con una carga lúdica que va desde el arquero hasta el jugador número 11. Además, para tomar buenas decisiones, tenés que pensar bien. Y cómo hacés para pensar bien con semejante clima de violencia.



BOCA ABURRE

Sin embargo, Riquelme está feliz

Bien dispuesto a discutirnos la consigna, el compañero nos dejó muy clara su posición respecto de equipos aburridos y entretenidos. El pobre torneo local nos dio pie para iniciar una mesa redonda sobre gustos y placeres de quienes ganan y ganan. Está usted invitado. Por GUSTAVO LOMBARDI

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uando los altos mandos de Un Caño me llamaron para contarme la idea de escribir sobre este Boca un tanto aburrido, acepté en seguida con gusto. Pero cuando corté y reflexioné, me sorprendí al darme cuenta de que a mí no me aburría ver a este Boca. Alarmado, enseguida me pregunté por qué. Creo no equivocarme al decir que cuando alguien se dedica profesionalmente a una tarea, el repetido ejercicio –muchas veces rutinario, aún haciéndolo con amor, pasión, responsabilidad y con la firme intención de superarnos– nos lleva a una pérdida de la emoción inicial, a cambio de lograr una máxima especialización. Conocer desde adentro los secretos de una profesión nos coloca en un ángulo diferente a la hora del análisis. Un heladero, por ejemplo, jamás podrá disfrutar despreocupadamente el simple placer de tomar un helado. Siempre estará analizando la textura y la combinación de sabores, intentando descubrir pequeños secretos que sólo a un especialista le pueden interesar más que el sencillo y placentero hecho de disfrutar un momento de relax. ¿Por qué cuento esto? Porque para no aburrirse mirando a este Boca, habrá que disfrutar descubriendo sus secretos ingredientes, analizando la combinación de sus distintos sabores y no tanto cómo está presentado el plato sobre la mesa. No habrá que quedarse sólo con la austera apariencia inicial. Este equipo, para degustarlo en plenitud, nos obliga a agudizar un poco más nuestro paladar, acondicionándolo para distintos sabores. Aún para los más amargos. Saliendo del rol de espectador, y colocándome ahora en el lugar de los jugadores, podría asegurar que ninguno de ellos pagaría una entrada o le dedicaría dos horas de su vida para ver a este

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Boca. Pero les aseguro que todos y cada uno de ellos sin dudas quieren jugar allí y no en cualquier otro equipo. El jugador de fútbol, de este fútbol, siempre quiere ganar. ¿Prefiere hacerlo de manera atractiva y vistosa? Sin duda, pero si tiene que elegir, no dudará en dejar la belleza para otro momento. Muy pocos son los que pueden disfrutar despreocupadamente del juego mientras son profesionales. En este fútbol de hoy no hay tiempo para el deleite, sobre todo si nos consume una pizca de concentración. ¿Está bien esto? Mejor lo dejamos para otra entrega, pero lo cierto es que es así. También es cierto que el jugador de fútbol nunca se aburre dentro de una cancha. Puede sufrir, pero nunca aburrirse. Sufre cuando pierde, cuando la derrota trae deshonra, cuando trae insultos… Pero también sufre cuando está desorientado dentro del campo de juego. Cuando se siente solo y no reconoce en sus compañeros piezas de un mismo engranaje. Muchos de estos jugadores sufrían pocos meses atrás, cuando salían a la cancha sin saber muy bien qué iba a ocurrir ese día. El jugador no quiere sorpresas, y hoy sabe perfectamente a qué juega. Falcioni logró convencerlos de que tal vez no serán el equipo más vistoso, pero que seguramente serán el más efectivo. Y hoy, en Argentina, la solidez es mucho más que la mitad del camino hacia el título. Transitar con holgura el resto del trayecto será tarea de algunas de sus individualidades, en especial, de Riquelme. En menor medida, de Ervitti, y por último, será vital la capacidad goleadora de sus delanteros que, con las escasas visitas al área rival de este equipo, deberán aprovechar cada oportunidad que se les presente. Si existiera realmente un manual donde se detallaran todas las formas, estilos y posibilidades que existen para ganar un partido de fútbol –y si, además, estuvieran ordenadas según su atractivo visual–,


no habría duda de que Riquelme y Falcioni estarían uno al comienzo y el otro al final del libro (cada uno puede elegir a quién poner primero y a quién al final). Sin embargo, yo no veo a Riquelme aburrido. Veo a Riquelme feliz. El equipo juega para él. Le deja en sus manos (o en sus pies y cabeza, mejor dicho) todo lo que tiene que ver con la belleza estética de este juego, pero aplicado de una manera efectiva y complementaria al resto de sus compañeros. Y él lo asume con todo gusto. Además, nadie quiere reclamarle el cetro, y todo fluye con naturalidad. Lo que demuestra que armar un equipo para un jugador no necesariamente es sumarle piezas iguales, sino complementarias, tanto desde lo futbolístico como desde lo que tiene que ver con el liderazgo dentro y fuera del campo de juego. Este Boca depende mucho de Riquelme. El campeonato argentino depende mucho de Riquelme. Mi amigo y periodista Pepe Terminiello me dijo hace poco: “si por alguna razón Riquelme no jugara más de acá hasta que termine el torneo, nadie saldría campeón”. El 10 de Boca es el único que vuela futbolísticamente a una altura superior, donde las vistas son mucho más bellas que al ras de la tierra. Bellas para él, pero también para todos nosotros, los espectadores de este aburrido torneo argentino. Años atrás, en un escenario similar, su físico le permitía extender todo su potencial a lo largo de los noventa minutos que duraba un partido. Hoy le alcanza a él y a su Boca con sesenta minutos de un Riquelme al cien por cien para sacar una ventaja y después manejar los tiempos del partido como sólo Riquelme lo puede hacer en la Argentina. Tal vez allí radique la mayor diferencia entre el puntero del fútbol argentino y el único rival que hoy le puede dar pelea como todos creemos, el Racing de Gio Moreno. Pregunta: ¿es mucho más interesante ver a este Racing que a Boca? El colombiano, ferviente admirador del 10 boquense, aún no logró hacer coincidir sus tiempos con los de su equipo. Hoy, Gio está incómodo, juega a contrarritmo, a una velocidad distinta al que juega su Racing. Y durante muchos momentos de un partido el equipo parece también incómodo con Gio dentro del campo. Pero volvamos a Boca. Sacando a Riquelme, el resto está lejos de la improvisación. Aferrados prolijamente a sus libretos, cada uno interpreta su papel a la perfección y su eficaz trabajo es por y para sus compañeros. La interrelación entre sus líneas obedece a un plan detalladamente elaborado. El medio es sólido porque los delanteros son los primeros defensores y porque la defensa no se permite más de diez metros entre ellos y Somoza. La defensa no sufre porque los del medio no permiten un ataque frontal a esa última línea y porque su arquero responde ante las escasas llegadas que tiene, gracias a que su equipo entero destruye física y mentalmente a aquellos pocos osados que logran merodear su área. De adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante, las líneas se mueven juntas y compactas; y la eficacia en el trabajo de cada una de ellas depende directamente de las otras. Frío y calculador es este Boca. Mucho hay que hurgar para encontrar sus finísimas grietas, las que permitan clavarle una cuña y generarle algún daño.

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Esta aparente invulnerabilidad no es gratuita. Falcioni tiene una premisa clara: un equipo que defiende bien es la base del éxito. Tuvo que trabajar mucho para lograrlo, ya que Boca era un equipo frágil en ese sentido. El paso siguiente será, imagino, tener mayor fluidez y desparpajo en ofensiva. Algo que aún no ha logrado y que es el costo que por ahora debe pagar. Lograr el equilibrio es lo más difícil. Al jugador de fútbol le cuesta mucho lo que al de básquetbol le sale de manera innata: pasar en pocos segundos de defensa a ataque y de ataque a defensa con la fluidez y naturalidad que sólo una envidiable personalidad bipolar puede lograr. Boca, seguramente, terminará en lo más alto de la tabla cuando finalice este torneo. Pasado el tiempo se recordará a este equipo como un campeón austero y eficaz, con Riquelme como su único desmesurado gasto. Falcioni dirá, parafraseando al Indio Solari, “esa estrella era mi lujo y con eso me alcanzó”. Maldigo el día que elegí como profesión ser jugador de fútbol. Nunca más podré ver un partido como un espectáculo, con la mirada apasionada y un tanto ingenua del hincha que alguna vez fui. Como el heladero, profesionalizar el placer le quitó toda fantasía. Como aliciente, sólo me queda saber que nunca me aburriré mirando a este Boca.

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El mito de los arcos invictos Cualquier número viene bien para hablar, cual sabelotodo, en los últimos tiempos. Un clásico de este año son las rachas de arqueros invictos. Pero, ¿es mérito de los arqueros o todo se debe al opaco momento de nuestros delanteros? Si tomamos las Ligas más importantes, el campeonato argentino es de los peores en materia de goles. Por ALEJANDRO FABBRI

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l fútbol nuestro de cada día no transita una época particularmente feliz en cuanto a la concreción de goles. El promedio es realmente muy bajo. Si la Selección Argentina tiene un trío de delanteros de indiscutible nivel internacional –Messi, Gonzalo Higuain y Agüero–, lamentablemente juegan en equipos del exterior, y otros goleadores que se lucieron en los torneos locales siguen convirtiendo en otros países. Se retiró Martín Palermo, emigraron Santiago Silva, Stracqualursi, el Pepe Sand, Bergessio y Radamel Falcao, y el Bichi Fuertes se está despidiendo. Faltan artilleros, escasean los que les provean los pases necesarios para concretar en goles esas acciones ofensivas. El promedio no miente: 1,97 de promedio es una marca bajísima, propia de un fútbol amarrete, con mucha dinámica pero escasa o nula precisión a la hora de tener la pelota. Tomando en cuenta la realidad de una decena de ligas importantes,

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la argentina es la peor. Cumplidas las primeras once fechas, se convirtieron 217 goles en 110 partidos, lo que demuestra esa realidad, bien diferente a lo que pasa en países europeos que tienen (o han tenido) la capacidad económica de contratar delanteros de todo el mundo. En Alemania, el promedio señala 2,88 de gol por partido, y en Inglaterra la cifra es similar, alcanzando el 2,85. No todos los goles se gritan en Europa: Chile registra un promedio de gol de 2,86, y los brasileños disfrutan de un 2,60 de goles por encuentro. Para ampliar los datos, vale la pena señalar que en el torneo argentino ape-

nas cuatro de 110 partidos superaron los cinco goles –apenas el 3,64%–, mientras que en los otros certámenes –sumando España, Portugal, Francia y Uruguay– el porcentaje, como mínimo, se duplica o supera el 10%. Goles faltan y defensas sólidas también tienen su cuota de responsabilidad: Boca ha recibido apenas 2 tantos en las primeras once jornadas: un gol de tiro libre (Méndez de San Lorenzo) y un autogol del defensor Insaurralde contra Lanús, y en el resto de los partidos se ha mantenido invicto. Ya se encamina a acercarse al récord en los veinte años de torneos cortos. Con marcas muy similares y ro-

La historia de los récords con el arco invicto tiene una cima inalcanzable para el fútbol moderno: Carlos Barisio, un correcto arquero con historia intermitente en River Plate, All Boys y Gimnasia La Plata, consiguió 1.075 minutos sin que le convirtieran.


Carlos Barisio muestra la plaqueta que Ferro le obsequió a 30 años de su hazaña.

tundas aparecen el propio Boca de 1991, que ganó el torneo Clausura invicto (13 triunfos y 6 empates) soportando apenas 6 goles en contra. Detrás aparecen el Vélez campeón de Carlos Bianchi en 1993 con 7 goles y dos defensas duras: Newell’s de Bielsa (8 goles en 1992) y Estudiantes (8 goles en 2010). Se ha producido una curiosidad que vale la pena mencionar: baluartes de aquella defensa del sólido Estudiantes de Alejandro Sabella fueron el arquero Orión y el defensor Roncaglia, mientras que Desábato y Ré cumplieron su parte con mucho acierto. A ellos les convirtieron esos 8 goles en 19 partidos, que no pudieron impedir el campeonato ganado por Los Pincharratas hace una temporada. Boca, mientras tanto, navegaba por mitad de tabla y sufría no menos de 20 goles en contra por torneo. Sin embargo, pasaron Roncaglia y Orión a Boca y las cargas se invirtieron: Estudiantes pasó a tener una suerte de defensa-colador, con 18 goles en contra en la mitad del Apertura 2011.

La historia de los récords con el arco invicto tiene una cima inalcanzable para el fútbol moderno: Carlos Barisio, un correcto arquero con historia intermitente en River Plate, All Boys y Gimnasia La Plata, consiguió mantener su arco durante 1.075 minutos sin que le convirtieran, en el transcurso del torneo Metropolitano de 1981. Con esa marca enorme, gigantesca, demolió los registros anteriores de Amadeo Carrizo (River, 1968), Antonio Roma (Boca, 1969), además de los cuidapalos del ascenso Jorge Zeppa (796 minutos en Nueva Chicago 1968) y Jorge Pepe (906 minutos en Tigre 1971, torneo de Primera C). Hoy, debido a la escasez de goleadores, resulta mucho más sencillo mantener rachas negativas sin concretar. En un torneo con pocas conversiones, los récords ocurrieron durante la existencia de los campeonatos organizados en los últimos veinte años. Por esa razón, es en teoría más factible alcanzar los registros de Mandiyú de Corrientes (784 minutos en el Clausura de 1992) y Ferro Carril Oeste

(872 minutos sin marcar en el Clausura de 1999) que romper el fenomenal invicto de Barisio. Claro, vale recordar que a Barisio lo respaldaba el esquema táctico de aquel formidable Ferro de Carlos Timoteo Griguol y una línea defensiva solvente y experimentada que conformaban Roberto Mario Gómez, Héctor Cúper, Juan Domingo Rocchia y Oscar Garré, con Gerónimo Saccardi como mediocampista más retrasado. Monstruos del fútbol ochentoso… La resignación de quienes poblamos las canchas cada fin de semana, o nos aburrimos frente a la televisión, hace que no veamos al futuro con demasiado optimismo. Los números cantan, reflejan una realidad que, hoy por hoy, no se puede cambiar fácilmente. Habrá que dejar de lado precauciones, miedos, obsesiones y empezar a trabajar en formar delanteros, goleadores, jugadores que busquen el arco contrario como si fuera una comida apetitosa. De lo contrario, nos moriremos de aburrimiento.

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ELECCIONES EN BOCA

El sillón más tentador

Boca se prepara. En diciembre, el macrista Angelici se postulará para la presidencia casi con la misma estrategia de su padrino: utilizar a Boca como plataforma hacia la política nacional. La oposición, con relaciones kirchneristas, pretende construir un frente si las ambiciones personales aceptan dar un paso al costado. Por GUSTAVO VEIGA Fotos MAGDALENA DIEHL

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l menú electoral 2011 ofrece un postre tentador para culminar el año: la presidencia de Boca se pone en juego el 4 de diciembre. ¿Quién se lo comerá? No se sabe, más allá o más acá de las encuestas que circulan a pedido de los interesados. La gran vidriera, la que ofrece marquesinas capaces de proyectar una candidatura a Jefe de Gobierno o darles visibilidad a empresarios entrenados para hacer negocios, ya tiene en exposición a sus pretendientes. El actual presidente Jorge Amor Ameal, el ex tesorero Daniel Angelici, el vicepresidente José Beraldi, los ex dirigentes Roberto Digón y Orlando Salvestrini, el opositor Claudio Giardino... La nómina no supera esta media docena de nombres que podría reducirse a la mitad cuando a mediados de noviembre se oficialicen las listas. La votación es clave por la gravitación que tendría en la política nacional, habida cuenta de

que un presidenciable para 2015, Mauricio Macri, mantiene hoy esa expectativa gracias al Boca que gobernó entre 1995 y 2007. En el club se maceran dos estrategias electorales bien definidas. Una es la del binomio Angelici-Macri, aliado en los comicios, la política porteña y los potenciales negocios. La vocación de servicio que profesan no parece compatible con sus intereses empresariales. Los tenía el líder del PRO cuando asumió su primera presidencia en Boca, y los tiene ahora el dueño de varias salas de Bingo en Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, aun cuando dice que en marzo renunció a los directorios de las sociedades que integraba. El Tano, como apodan al candidato más marketinero, escribió en su página oficial que conoció a su mentor en Pergamino (donde tiene un salón de juego) en 2003: “estaba con Gabriela Michetti, me contó sus proyectos y

compartió su mirada sobre la Ciudad de Buenos Aires. Enseguida nos unió (sic) dos profundas pasiones que compartimos desde entonces. La pasión de hacer bien las cosas y nuestro amor por Boca Juniors”. La estrategia restante es el frente que se intenta armar con la unificación de las candidaturas de Ameal, Beraldi y Digón, tres dirigentes con distinta llegada al kirchnerismo. La razón es que desde el gobierno nacional no se ve con simpatía un posible enclave macrista en uno de los dos clubes más populares del país. La discusión pasa por definir quién será el candidato a presidente, aspiración de la que no se bajan Ameal ni Beraldi, pero sí Digón. El primero está sujeto a cómo termine el equipo de Julio Falcioni en el campeonato, el vicepresidente, a los respaldos políticos que tiene de un par de ministros, y Digón basa sus aspiraciones de integrar la fórmula en los 3.000 votos que asegura garanti-

Los adversarios de Angelici recelan del dinero que lleva gastado en la campaña. Lo comparan con el despliegue que muestran los precandidatos en las primarias de Estados Unidos. 62 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2011


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zar entre los socios empadronados. Angelici cuenta con el respaldo de cinco agrupaciones: Dale Boca (la de Macri), Resurgimiento Boquense, Frente Único Orden y Progreso, Arriba Boca y Xeneizes por siempre Boca. En el frente que le dará pelea hay otras tantas, como Boquense, la de Beraldi, Boca la Causa, de Diego Lajst, que respalda al vice, y Nuevo Boca, la de Digón. La fuerza política del actual presidente deviene de su relación con una agrupación de otro tipo, que no es del club, pero sí tiene un peso clave en el gobierno nacional: La Cámpora. Uno de sus referentes en la provincia de Buenos Aires, Santiago Carreras, lo convenció a Ameal de buscar la reelección. Y su hijo, el homónimo Jorge Amor, también milita en la juventud kirchnerista. De todos los candidatos, el único que ha quedado huérfano de padrinazgos o alianzas sólidas es Salvestrini. Con Súper Boca, su agrupación, todavía aspira a incidir en las elecciones. Su pasado y presente macrista no le alcanzaron para conseguir el respaldo del Jefe de Gobierno, que optó por Angelici. En campaña hasta el cierre de esta nota, quizá decline su postulación porque figura último en las encuestas. El delfín de Macri las encabeza, seguido por Digón, Beraldi y Ameal, quien creció en la intención de voto por la buena campaña boquense en el torneo de Primera. En cambio, donde el presidente es fuerte, Angelici sufre su debilidad. Cuando era tesorero del club, el empresario del juego votó en contra de renovarle el contrato a Riquelme, un gesto que Román no olvidó. El 21 de octubre afirmó: “si Ameal gana las elecciones, no tendré ningún problema y terminaré mi contrato. Si gana otro presidente, veremos si tiene ganas de que siga en el club”. Se refería a Angelici, a quien sólo está unido por una curiosa decisión de Hugo Ibarra: su íntimo amigo sería el responsable del fútbol amateur si aquel se impone en las elecciones. ¿Estará de acuerdo con esto Riquelme? ¿Hasta dónde incidirán sus declaraciones con la dimensión de ídolo que tiene?

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Alejado tanto de Angelici como del trinomio Ameal-Beraldi-Digón, el contador Claudio Giardino, uno de los referentes de la agrupación La Bombonera que preside Pablo Abbatángelo, define así el escenario electoral: “hay dos sectores que se autodefinen como distintos, pero tienen la misma matriz. El macrismo que encarna Angelici y el macrismo despechado de los demás, que lo acompañaron durante sus tres presidencias”. Digón prefiere castigar al adversario mejor posicionado en las encuestas: “Es un puntero radical al que Macri le aporta el mayor porcentaje de los potenciales votantes. Su intención es llegar a la presidencia de Boca para postularse a la jefatura del gobierno porteño en 2015. Para eso ya cuenta con gente en la Legislatura, el Instituto de la Vivienda y otros sectores del Estado”. Desde su página oficial, Angelici describe lo que se propone: “en marzo de este año renuncié a los directorios de las empresas que integro, con un único objetivo, un único sueño: conducir el destino del club Boca Juniors para llevarlo a la gloria. Para asumir semejante desafío, hace falta tener el respaldo económico y la total dedicación. Ser presidente de Boca es una responsabilidad a tiempo completo. Mi mujer y mis tres hijos me apoyan. Me apoyan amigos, políticos, empresarios muchos socios que me conocen, hinchas, jugadores y artistas”. Sus adversarios recelan del dinero que lleva gastado en la campaña. Lo comparan con el despliegue que muestran los precandidatos en las primarias de Estados Unidos. Repartió simbólicos pasaportes de la República de la Boca con promotoras vestidas como comisa-

rios de a bordo o ataviadas de geishas. El mensaje era claro: el equipo tiene que volver a Japón a disputar el devaluado Mundial de Clubes. Con esa zanahoria, las fotografías que se toma con Macri en cualquier circunstancia y la polémica iniciativa de promover el gerenciamiento del fútbol profesional, Angelici parece confiar en su destino manifiesto. Completa su base de sustentación Enrique Nosiglia, un poder en las sombras que resultó vital para el ingeniero cuando ganó sus primeras elecciones en Boca en 1995 contra la fórmula oficialista de Antonio Alegre y Carlos Heller. Ahora, el Coti también lo respalda. El día en que presentó su candidatura lo hizo en el edificio Lahusen, de Paseo Colón y Moreno, un salón de 700 metros cuadrados y de los más distinguidos que existen en Buenos Aires. En el público -guiado por la bastonera de la ceremonia, Teté Coustarot- se entremezclaban ex futbolistas como Silvio Marzolini, Jorge Benítez, Juan Simón, Alfredo Rojas, Jorge Ribolzi y Hugo Perotti con personajes de la farándula como Gerardo Sofovich, Miguel Ángel Cherutti y Roberto Giordano, y también políticos y funcionarios: el vicepresidente de la Legislatura porteña Oscar Moscariello, el diputado radical-macrista Oscar Zago y el ex ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli. De fondo se escuchaba el jingle de campaña “hay que recuperar los años felices, como hizo Macri, con Angelici…”. Mientras el Tano se instaló a puro marketing y con recursos que envidiaría un aspirante a la presidencia de la Nación, entre sus adversarios se discute todavía un posible frente. Digón comenta: “estamos tratando de armarlo, pero hay

Desde el gobierno nacional no se ve con simpatía un posible enclave macrista en uno de los dos clubes más populares del país.


posiciones muy rígidas respecto a quién quiere ser presidente”. Según él, en esa tesitura están Ameal y Beraldi, quien además de postularse en Boca es presidente de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, uno de los clubes más tradicionales de la clase media alta porteña. El empresario del autotransporte tiene en esa institución su talón de Aquiles. Un grupo de directivos lo denunció por un hecho de maltrato y hostigamiento. En el blog Salvemos a Gimnasia y Esgrima se cuenta la historia: “El Sr. Beraldi está efectivamente cumpliendo una probation por hostigamiento a algunos miembros de la Comisión Directiva y a la Revisora de Cuentas, a pesar de que él pretenda decir que es mentira. La fiscal interviniente calificó las conductas imputadas al señor Beraldi como típicas,

antijurídicas y culpables. Como consecuencia de todo ello y para evitar resultar condenado, Beraldi reconoció la autoría de los hechos imputados y pidió la suspensión del juicio a prueba (probation), comprometiéndose a cumplir con las tareas que se le impusieran…” . La revisora de cuentas de Gimnasia, Inés Speroni, también lo había denunciado por retener aportes previsionales del personal del club y no informar al resto de la Comisión Directiva sobre préstamos contraídos y por haberlo endeudado de manera irresponsable. El actual candidato a presidente de Boca la querelló en su momento, pero su acción fue desestimada por la Justicia. En Boca están en condiciones de votar unos 64.000 socios, el equivalente a toda la población del distrito

bonaerense de Azul. En las últimas elecciones se presentaron 9.000, pero ahora esa cantidad podría trepar hasta superar los 15.000. El 11 de noviembre deberán ser oficializadas las listas para los comicios del 4 de diciembre. Ese domingo está previsto que el equipo juegue con Banfield como local en un partido que quizá se consagre campeón o quede en el umbral de lograrlo. Igual que en 1980, cuando el presidente Alberto J. Armando terminó su ciclo, o en 1995, cuando Macri ganó montado en los malos resultados conseguidos en la cancha, el fútbol decidirá un porcentaje considerable de la elección. Pero la política nacional también meterá la cola. Gobernar uno de los dos clubes más importantes de la Argentina es casi una cuestión de Estado. PHOTOGAMMA.COM

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Asunto: EN DEFENSA DE SU MARIDO De Cristina Pasman

Sr. Alejandro Caravario. Lamentablemente, y por acción de un tercero que estima muchísimo a mi familia, he tenido que tomar contacto con sus escritos. Si bien nunca lo he escuchado nombrar, estimo que siendo directivo de una publicación (a la que tampoco se conoce entre mi familia y allegados), tiene por lo menos un conocimiento somero de las reglas y códigos del buen periodismo. Creo, el primero y fundamental, es la investigación previa sobre el sujeto u objeto sobre el que se pretende opinar. De no realizarse esta investigación, todo lo volcado en cualquier nota son mentiras u opiniones personales sin base ni fundamento, o sea lo contrario al concepto de periodismo serio: amarillismo puro y duro. Este es exactamente el planteo injurioso, mentiroso, con calumnias y malicia, con que ataca a mi marido en su nota “De Discépolo al Tano Pasman”. Sin ningún asidero, no sólo usa calificativos como “energúmeno”, y “brutal” sino que intenta instalar la idea de un marido y padre violento, de reacciones exacerbadas e irracionales, y de maltrato verbal a sus hijos. No sólo denota un enorme resentimiento hacia quien ni siquiera sabe de su existencia, sino un grave defecto de audición, ya que en ningún momento del video (¡¡¡y nunca en su vida!!!), mi marido insulta de ninguna forma, explícita o implícita, a ninguna de sus hijas. Se considera usted, con total soberbia, derecho a ser juez y jurado, sin tener el menor conocimiento directo sobre su persona, y sin haber siquiera intentado contactarse con él para saber de quién hablaba. Y tras cartón, abusa de su pequeña capacidad de llegada al público, para embarrar, insultar, criticar, injuriar y calumniar, sin tener en cuenta las consecuencias que puede su ponzoña generar en mi familia. No me interesa la publicación de esta carta, ya que realmente prefiero no ser relacionada de ninguna manera con su revista, pero si quiero aclararle un par de cosas: 1) Mi marido es el mejor padre, amigo, deportista y ser humano que usted o cualquier otro puedan llegar a conocer en el lapso de su vida. 2) Esta carta, adjuntada al párrafo de su nota que implica a mi marido, será hecha pública en todos los ámbitos a los que tenga acceso. 3) Y, por supuesto, sus palabras serán llevadas a la justicia, como corresponde a las calumnias e injurias, donde deberá rectificar o ratificar las opiniones vertidas en su nota.

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Respuesta de Un Caño (de Mariano Hamilton): No íbamos a publicar la carta para respetar el pedido de la señora, pero como después dice que la va a hacer “pública en todos los ámbitos a los que tenga acceso”, decidimos ponerla en nuestra insignificante, miserable y repugnante revista. Hay mucho para decir, pero sólo vamos a hacer algunas puntualizaciones para que la señora Cristina aclare sus ideas: 1) El video lo hizo público su familia porque lo creyó gracioso. A nosotros no nos hizo ninguna gracia. Es más, nos pareció patético. 2) Le pide a Caravario que investigue. ¿Qué tiene que investigar? ¿Sugiere usted que contratemos a un detective privado para que siga a su marido para ver si en otros ámbitos de la vida de comporta como un violento como lo hade en el video? 3) Le comunicamos, por si no lo sabe, que la violencia no se ejerce sólo en forma física. 4) Dice en un momento: “… todo lo volcado en cualquier nota son mentiras u opiniones personales sin base ni fundamento, o sea lo contrario al concepto de periodismo serio: amarillismo puro y duro.” ¿La señora Cristina conocerá la diferencia entre una nota de opinión y una crónica que narra y describe un hecho? Si, señora, lo de Caravario son opiniones personales. Chocolate por la noticia.

Asunto: DESDE EL INTERIOR De Daniel Peralta ¡Hola, compañeros! Esto dicho así por el hecho de compartir esta pasión por este juego-deporte. Quiero agradecerles por escribir sobre futbol y su implicancia socio-cultural. Soy profesor de educación física, nacido en Villa Dolores, en el valle de Traslasierras, Provincia de Córdoba. Me críe escuchando los partidos por la radio, con los relatos del doctor Osvaldo Wehbe, como lo presentaba el Negro Brizuela. Hoy, leyendo su columna, se me cayeron las lágrimas de emoción, de nostalgia, por extrañar esa identidad que se llevó la televisión y todo su poder. Leía al doctor y acordaba con él, al tiempo que sentía que también le faltaba algo: los hinchas del interior que por lo general son de algún ¿grande? y del equipo del barrio, o del pueblo, como ocurre por ejemplo en Cipolletti, donde estuve viviendo. Comentaba el doctor Osvaldo que no tenían cronistas en el interior. Con toda humildad, les digo que estoy a su disposición. Por otra parte, quiero decirles que su propuesta de torneo me parece muy interesante, esa forma de evitar la definición por penales es muy buena y premia a los equipos que fueron generosos en su propuesta de juego. De nuevo, gracias por volver a escribir de futbol y dejar los chismes afuera.

Asunto: Otro para Caravario De Gabriel Gómez ¿Caravario es pelotudo o se hace? Tira la piedra y esconde la mano. Es un cagón. Afirma que la historia de Independiente es ficticia y que cruza el fraude. No presenta argumentos ni fuentes para respaldar su opinión. Por lo tanto no es un periodista serio. No solo me ofendió, sino también me defraudó. Para enterarme qué piensan los hinchas, tan cercanos al fanatismo


irracional y burro, inicio una charla con cualquier remisero y no compro más Un Caño. Respuesta de Un Caño: Estás en tu derecho de no comprar más la revista, por supuesto. Pero nos vemos en la obligación de decirte que no entendiste. La discusión entre De Biase y Carvario era un chiste, un intercambio de mails chicaneros entre dos amigos, uno hincha de Atlanta y otro de Independiente.

Asunto: SE VIENEN LAS DEFENSAS De Diego Peskins

Atentamente, Víctor Hugo Morales. Como quien tiene temor de matar al padre, me atrevo a redactar estas líneas. Mi devoción hacia su talento es grande, y creo haber incorporado su mensaje en cuanto a expresar el propio sentir. En consecuencia, déjeme decirle que pienso totalmente distinto a su editorial titulada “Pizza, birra, marca”. No estoy de acuerdo en cuanto a que los defensores argentinos marquen más eficientemente que los europeos. El 4-0 de Alemania a Argentina hace un año tampoco lo dice. Si los defensores argentinos son tan buenos, no le encuentro lógica a que la gran mayoría de ellos no juegue en los equipos europeos que los compran. O que Milito pase de no concentrar con el Barcelona a ser el capitán de Independiente. Creo fervientemente que si Messi encarara a Schiavi, el Flaco se desgarraría tirándole una patada y que si Lío dribbleara entre Tula y Bianchi Arce los dejaría siameses. Lo invito a cenar así me explica como haría Alexis Ferrero para detener a Messi. Sólo por nombrar a los defensores más aguerridos de los equipos más fuertes, con menor cantidad de goles recibidos y con más licencia para pegar de la Argentina. También plantea usted que el fútbol local no es tan malo. Coincido en que no es tan malo, pero no es bueno. ¿Usted se casó con su mujer porque no es tan fea o por qué le parece la mujer más bella del mundo? ¿Sabe cuál fue mi motivo para escribir por primera vez a una revista? Que estoy convencido de que el primer paso para que las defensas argentinas sean las más eficientes del planeta es que quienes se encargan de formarlas tomen real dimensión del nivel que tienen y un aval tan calificado como el suyo puede marearlos. Por último, y parafraseando a un colega suyo del consejo de dirección de esta revista, Víctor Hugo: ¿de qué lado está? Saludos.

es la marca, bastante conocida por todos los fumadores. El glorioso Globo de Parque de los Patricios -si bien ha estado sumergido en una larga crisis institucional y deportiva de la que está saliendo gracias a la gestión de su dirigencia actual- ha sido siempre uno de los seis grandes de nuestro fútbol debido a su larga tradición de grandes jugadores, a sus cuatro títulos amateurs, al enorme título del ‘73 con uno de los mejores equipos de la historia y a su gente, sufrida y fiel como pocas. La carta del lector es interesante y con respetable material de discusión, pero ignora la presencia histórica de Huracán y, lo que es más grave, ustedes también, tergiversando la ilustración original. Deberían hacer una aclaración al respecto porque la importancia del Globo en el mapa futbolero de los argentinos no merece semejante ninguneo. Esta es la imagen original: Simplemente, quería dejar sentada esta humilde queja, en nombre de tantos lectores quemeros y no quemeros que merecemos una respuesta. Y aprovecho para felicitarlos por la línea editorial y el perfil ideológico de la publicación, con el que coincido bastante. Respuesta de Un Caño (de Fabián Mauri): Efectivamente, la ilustración que utilizamos para acompañar la carta del lector Juan Ignacio Isern es una adaptación de una vieja publicidad de cigarrillos Imparciales de los años 50. No fue nuestra intención ningunear al glorioso Huracán, pero la carta se refería a ese latiguillo de “Los cinco grandes” del fútbol argentino, y nos pareció apropiado que la ilustración se corresponda con el texto. De todos modos, y para hacer justicia con el querido Globo, publicamos ahora el afiche original. Un saludo.

Asunto: ¡LA VERDADERA ILUSTRACIÓN! De Roberto Guidotti

En una carta de lectores de la revista correspondiente al mes de octubre publicaron un dibujo que refleja a los prototipos de cada uno de los cinco clubes más grandes. No mencionan que la ilustración es una copia parcial de una marquilla de cigarrillos de los años ‘50 y que la imagen real contiene al porteño tanguero representativo de Huracán, además de los cinco arquetipos de Boca (el pizzero), River (el millonario), Independiente (el diablo), Racing (el académico) y San Lorenzo (el cura). La imagen se titula “Los siete grandes” y el poderoso restante -además de Huracán-

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HOMBRES DE NEGRO

Por ALEJANDRO WALL Fotos FABIÁN MAURI

Terapia de domingo

Una tragedia golpeó al ex árbitro Roberto Ruscio en plena actividad. Su ex esposa mató a dos hijos y luego intentó suicidarse. El hecho, poco conocido en el ambiente del fútbol, lo marcó. De ahí en más, la decisión de continuar dirigiendo le permitió –dice él– concretar al menos cierta evasión. Hoy, en el repaso de su carrera, las reflexiones son más profundas: sobre los hinchas, los dirigentes y la pasión del arbitraje.

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us amigos le decían que no serían capaces de tanto. Que no le iban a mencionar el asunto. Roberto Ruscio, sin embargo, estaba seguro de que iba a suceder. El fútbol es, muchas veces, un universo cruel, el lugar en donde sólo importa la herida ajena. Los árbitros lo saben más que nadie. Ruscio fue árbitro. Entre la preparación que realizó para salir a la cancha también debió incluir algo que la pasión de la tribuna y el sudor del campo de juego naturalizó: el insulto. El 2 de diciembre de 1989 la ex mujer de Ruscio asesinó a sus dos hijos e intentó suicidarse. Laura tenía cinco años y Gabriel, dos. Él pasaba unos días de descanso en Santa Teresita. Era árbitro de Primera B y trabajaba en La Caja de Ahorro y Seguro, el empleo al que ingresó cuando tenía dieciocho años y en donde aún sigue, cuatro décadas después. Inmerso en ese dolor inexplicable, Ruscio fugó hacia adelante. Necesitó trabajar más, ocupar su cabeza, tener la mente en movimiento: no pensar. Rearmarse. Su ex mujer, después de un juicio, fue internada en un neuropsiquiátrico y salió tiempo después. Ruscio, sin psicólogos y muchas veces guardándose tantas cosas en el alma, formó una nueva vida junto a Patricia. La familia se completa con las hijas de ella y el hijo de ambos. Nicolás tiene quince años. No juega al fútbol, le

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gusta escribir, cuenta el padre. “La cicatriz la tengo y por ahí no se dan cuenta porque me la como y no soy muy demostrativo. Yo no hablo mucho, acá me decían el Mudo… Es un dolor mío, y la gente que está conmigo me apoya pero yo no puedo recargar en ellos mi dolor para que no les afecte”, dice Ruscio, 58 años, árbitro de Primera durante once e internacional durante cinco, que ya sabía que alguna vez alguien iba a recordarle su tragedia en una cancha. –Con todo lo que pasaste en tu vida, la presión en una cancha parece menor. –No es menor, es diferente. Que hayas pasado cosas duras en tu vida no significa que te tomes el arbitraje más livianamente. El último partido que dirigí, entré con mi hijo y casi lloro, pero lo hice con la misma responsabilidad que el primer partido. Porque yo no puedo estar en una condición que afecte a los jugadores. Son noventa minutos que tengo que jugar con seriedad. Lo otro que me pasó es muy grave, me afecta, pero tengo que poner la cabeza.

–Sin embargo, demostraste temple para salir adelante. –Eso lo tienen que evaluar ustedes. Cuando me pasó lo que me pasó, decidí tirar para adelante. Luego de un tiempo, uno supera la cicatriz. Tuve otro hijo, y eso también me resolvió algún tema, pero por supuesto que no el cien por cien. –Alguna vez dijiste que el arbitraje te había ayudado. ¿Por qué? –En ese momento buscás una tabla de salvación, como cuando te estás ahogando. Y pasa un tronco y te agarrás de un tronco. Pienso que fue eso. Pero ese tronco siempre fue una pasión para mí, no fue un tronco casual. Me aferré a eso. En AFA, además, no me designaban porque no sé qué pensaban. Y eso a mí me afectaba. Yo quería dirigir porque me hacía bien, era una evasión en ese momento. El futbol era importante para mí. –¿En la AFA qué pensaban? –Por ahí, ante un hecho tan grave, no sabían cómo iba a reaccionar. Nunca hablaron conmigo. Yo creo que es lógico de parte de ellos un llamado de atención. “Va-

“Lo más feo es que cualquiera puede decir en una radio que vos le metiste la mano en el bolsillo cuando hiciste las cosas bien... Cualquiera con un micrófono no dice si los árbitros son buenos o malos, dice si son o no deshonestos”.


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mos a ver qué pasó con este muchacho”, podrían haber dicho. Porque son dos golpes de nocaut, dos piñas de Mike Tyson. –Uno siempre cree que sería imposible recuperarse de algo así –Sí, el que no lo pasó cree que es imposible. No volvés a ser el mismo, pero seguís tu vida dentro de las posibilidades. Pero si yo hubiese sido director de designaciones y a un árbitro le pasaba algo así, lo llamo. Busco ver qué le pasa y veo cómo está reaccionando. No tomo la decisión. Si el árbitro dice sí, lo pongo. Y lo evalúo, obvio. –¿Ellos no te exigieron psicólogos? –Nada, ni hablaron del tema. Yo, en el lugar de ellos, hubiera preguntado: “¿Cómo te sentís? ¿Qué te parece? “¿Querés dirigir?”. Acá, en el laburo en La Caja, me pasó. Yo estaba en una oficina de poco trabajo, muy analítica, era un espacio que daba un hueco y te hacía pensar mucho. Pedí otro lugar en atención al público y me tenía entretenido. Y les rendía mucho más. Necesitaba actividad, estar laburando; no me quería rajar, quería laburar. El gerente decía que no, que no podía estar ahí. ¿Cuál es la realidad? Que cada uno cuida su quintita, y lo que le pasa al otro es de segundo plano. –¿Tenían un tabú para mencionarte el tema? –Puede ser, quizás a mi me pasaría lo mismo. Si a un compañero mío le pasara algo así, uno no sé si le hablaría, porque no sabe si él quiere o no. Pero al menos una vez mis jefes o compañeros pudieron haber dicho: “¿Qué querés? ¿Qué te hace sentir bien? Dentro de las posibilidades, ¿cuál es el mejor lugar?”. Yo acá quería laburar más, no me quería ir a tomar café. –¿No les importó? –Cada uno cuidó su lugar, sin arriesgar nada, sin pensar qué era mejor para mí y para mi preocupación. –¿Qué te pasa cuando recordás a tus hijos? –Son momentos difíciles… Uno siempre piensa en todo lo que pasó y en cómo me pasó una situación tan grave. Pero las cosas se dieron así, uno no las puede modificar. Trato de no sobreproteger a mi nuevo hijo. Con él tengo una buena relación de comunicación, y eso hizo cubrir un espacio que había perdido en algo tan

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importante como es un hijo. –¿Hablaste con él del tema? –No, nunca lo charlamos. Sabe lo que pasó, pero la verdad es que tampoco nunca fui a un psicólogo para hablar del tema. –¿Es una tristeza continua o tenés bajones? –Son altibajos. Hay momentos en que un hecho te hace replantear todo. No te voy a decir algo puntualmente. Pasa algo en el trabajo, en AFA o en mi familia, alguna crisis, y ahí hacés una recapitulación de todo, y ves las cosas negativas que tuviste en tu vida. Son todos altibajos. –¿Cuál es el sentimiento que tenés hoy con tu mujer? –Ninguno. –En la cancha, muchas veces te han mencionado el tema… –Público, jugadores y técnicos... No importa quiénes. Alguna vez hablando con gente cercana me decían: “¿Cómo te van a decir eso?”. Y yo decía: “¿Que no? ¿Que no me lo van a decir?”. Yo estaba seguro… Antes de empezar a dirigir, surgió la conversación. Como árbitro, tenés que estar mentalizado para entrar a la cancha. Le ha pasado a Antonio Mohamed hace poquito (un hijo del Turco murió en un accidente durante el Mundial de Alemania y la barra de Independiente le tocó meses atrás la marcha fúnebre). Y yo digo que a cualquiera que le pase, en algún momento se lo van a mencionar. –¿Qué cosas te han dicho? –Ya no me ni me acuerdo, pero algo así como “te tenías que morir vos”. Barbaridades... –¿Y en esas barbaridades cuál era tu reacción? –Es todo un tema de mentalidad. Una cosa que vos me lo digas mano a mano, pero si estaba cumpliendo con mi actividad y le pegaba una piña a alguien iban a decir que yo no estaba en condiciones de

dirigir un partido. Una reacción de ese tipo en la cancha me hubiera llevado a decir que no estaba en condiciones de trabajar, y hubiera sido verdad. Por más tragedia que hubiera pasado, no puedo ir a agarrarme con el tipo que está en el alambrado. –¿El hincha es muy cruel? –No sé si es el hincha. Es el fútbol. Le pasa a cualquiera que esté relacionado con el fútbol. Pero con un árbitro es exactamente lo mismo en otros deportes que son pasionales: se puede llegar a ese extremo. –¿Es una cuestión relacionada con la pasión? –Esa pasión, esa locura hace que le digan lo peor que le pueden decir a un tipo que los está cagando. ¿Qué es lo peor? ¿Qué es lo que lo va a herir? Te lo tiran porque te quieren herir de cualquier manera. En ese momento no miden las palabras, sólo quieren destruirte a vos. Desequilibrarte a vos. Porque piensan que vos los estás cagando. –La pasión, de todos modos, no los justifica… –No, para nada. Por supuesto que no. Yo te puedo insultar, lo que sea, pero tiene que haber un límite. No lo hay y no lo va a haber. En este país, al menos no. Acá las hinchadas cantan más en contra del otro equipo que a favor del equipo de uno. –¿Los medios influyen? –La pasión ya está metida en la sangre argentina, no hace falta que el periodismo sume nada. Sin dudas, el periodismo hoy es la polémica, se busca la polémica y por ahí un comentario crea el clima. Por eso, los que participan en el juego tienen que medir las declaraciones. Es hincha de Racing. Su padre lo puteaba bastante cuando dirigía al equipo. Su madre, fanática de La Academia, lo increpaba seguido: “siempre nos cagás”. Ruscio recuerda el episodio familiar con una sonrisa. “Yo siempre tuve mi cabeza hacer las

“En la AFA nunca hablaron conmigo... ‘Vamos a saber qué pasó con este muchacho’, podrían haber dicho. Porque son dos golpes de nocaut, dos piñas de Mike Tyson.


cosas que tenía que hacer. Por ahí la gente puede pensar que yo favorecía a Racing porque era hincha. Una boludez…”. Hizo todas las divisiones inferiores en el club. Lo suyo, dice, era marca y entrega. Cuando les contó a quienes lo conocían de los campeonatos bancarios que iba a empezar el curso para ser árbitro, no lo podían creer. Le dijeron que estaba loco: Ruscio era el que más se agarraba con los jueces en la cancha. “Pero fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida –cuenta–, porque me hizo bien en todo aspecto: como ser humano, para valorizarme… Y aparte, soy un enfermo del fútbol”. Ruscio tenía como compañero a Carlos Mastrángelo. Algo debe haber influido... Aunque mucho más importante fue ver el retiro de Ángel Coerezza. “Me anoté y ahí me nació una pasión”. –Debutaste en el preliminar del primer partido de Diego Maradona en Boca. ¿Cómo fue ese día?

–Fue la primera designación que tuve. Llegué de última porque recién estaba como árbitro oficial. Lo primero que hice fue llamar a mi abuelo, porque él era fanático de Boca, para contarle. En ese momento no sabía que el partido sería histórico. La gente que había era impresionante. Era pleno febrero y yo estaba con saco y corbata. Fue un lindo momento y yo era más jugador que árbitro. Cuando empezó a alentar la hinchada, yo pensaba que si era jugador no duraba veinte minutos en la cancha. Porque te daba tanta energía que parecía que no iba a pasar nadie, ni la pelota ni el jugador. –¿Vos te emocionabas como una persona a la que le gustaba el fútbol? –Claro. Me tenía que concentrar en el partido porque, si no, me sacaban en helicóptero. Muchas veces la gente que no conoce a los árbitros cree que no sienten nada. Y no es así. Cuando vas a ver los campeonatos internos de los árbitros, lo

ves. Se agarraban a trompadas. –¿Y del debut en Primera qué recordás? –Fue en Corrientes, Mandiyú-Huracán. En octubre de 1992, ganó Huracán uno a cero. Me acuerdo que el número cinco me vino a desear suerte y a los dos minutos me estaba rompiendo las pelotas. –¿Cuál es el partido que más te marcó? –Un River-Boca, cero a cero. Ese fin de semana me metí en casa y no salí a ningún lado. –¿Antes o después? –Antes. El sábado ya estaba en casa. Jugaban Maradona y Caniggia. Diego se había hecho su mechón amarillo. La verdad es que hay que buscar la tranquilidad, el equilibrio y la frialdad. Yo empecé nervioso, en la foto tenía una cara de cagazo terrible, pero después fue todo normal. Lo vi otra vez hace poquito. Y ahora, como soy instructor, observé qué hacía yo. Y me vi muy tranquilo. –Cuando ves un partido tuyo después

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de muchos años, ¿notas tus errores? –Más bien. Ahí di un minuto de descuento. Cuando lo veo, se ve que quería terminar el partido, estaba todo cerrado. Yo siempre fui muy autocrítico. Por ahí en exceso… Y me hacía mierda yo, más que los medios. A la noche, las primeras horas dormía, pero después me despertaba pensando en el partido. –¿Cómo manejaste la exposición en tu trabajo? –No me podía apartar del fútbol. Acá iba a lugares para tomar café y apenas entraba, me encaraban. Un fin de semana, Clarín me puso “muy bien”, y vine acá y dos o tres me dijeron que me habían puesto “muy bien”. A la semana siguiente, Guillermo Nimo, un impresentable, me dio la perla negra. Entré a la oficina y hasta las mujeres me cargaban. En la calle por ahí me decían algo, pero de buena onda. –¿Qué tiene de lindo una profesión en la que te insultan, los hinchas no te quieren y tantas veces sos el malo de la película? –La lógica es que no habría ningún momento grato. Pero lo lindo es entrar a la cancha, ser partícipe del futbol, una pasión tan grande, poder estar en un lugar dentro de un espectáculo y después ser valorado como árbitro por honestidad o porque tuviste la personalidad de conducir un par-

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tido a buen término. Y así podés dormir tranquilo. Son cosas que se sienten, pero es más lo negativo que lo positivo. Por qué se mete uno en algo así, no lo sé. –¿Qué es lo más feo? –Que cualquiera pueda decir en una radio que vos le metiste la mano en el bolsillo cuando en realidad hiciste las cosas bien. Y están hablando de tu honestidad. Cualquiera con un micrófono no dice si los árbitros son buenos o malos, dice si son o no deshonestos. –¿Cómo reaccionabas ante eso? –Puteaba diez veces, pero me la tenía que bancar. Trataba de que eso no modificara mi autoestima para ir a la cancha. Porque eso en el partido se nota. Vos tenés que estar tranquilo porque sabés que te van a venir simulaciones, protestas, quejas del público… Y si vos no estás bien, comienzan los errores. –Vos contaste que alguna vez un jugador te acusó en la cancha de haber cobrado por un partido –Sí, sí. –¿Quién era ese jugador? –No, ya está, dejalo ahí. –¿Pero cómo fue? –Fue difícil que alguien te venga a decir algo así. Yo sé lo que soy. Lo hablé con él y quedó todo bien. Pero me hizo pasar un mal momento, en medio de la cancha,

delante de otros jugadores, en un ambiente tan de mierda. Sólo mis viejos me creían. Porque ni en la Justicia se cree, imaginate en un árbitro de futbol. Uno asume que eso puede venir de los jugadores... Me han dicho cosas peores por las cuestiones que pasaron en mi vida, ¿no voy a esperar que me digan que estoy arreglado? –Decís que solo tu familia creyó en vos… –Sí, y los amigos también. La gente cercana, la que pone en las manos en el fuego por uno. Ruscio es instructor de la Dirección de Formación Arbitral que dirige Miguel Ángel Scime. Mira partidos –se dedica al Ascenso– y realiza informes. Desde hace un tiempo, además, no sólo envía por correo un trabajo escrito, sino que también edita un video en donde le muestra las jugadas en las que puntualiza. Un instructor multimedia. “Soy un hincha pelotas. Me fijo en todo, desde cómo es, cómo se viste, cómo señala, cómo se relaciona con los jugadores, qué cobra o qué hace después de una determinación conflictiva como una expulsión o un penal”, dice. Pero, más allá de eso, Ruscio también les explica a los árbitros más jóvenes que deben estar preparados para todo, acaso para la crueldad más extrema. Como lo supo Ruscio hace mucho tiempo. Aunque muchos le decían que nadie sería capaz de tanto.


Joder, me voy pa’ la Argentina

Vivimos en la era de la emigración hacia Europa. Centenares de futbolistas pasan por Ezeiza rumbo a España o Italia. Soñar con ser un crack del Barcelona es cosa de todos los días. Pero ochenta años atrás, ¿cómo eran las cosas? Por PABLO SEOANE

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l pibe le pega a la pelota contra la pared todo el día. Sólo se detiene para comer, ayudar en su casa o jugarse el picadito de rigor. Mientras ensaya para convertirse en crack, sueña con llegar a Primera y ganar un Mundial con la Selección, aparece una pregunta: “¿Dónde? ¿España o Argentina?”. Para la bocha, mira alrededor y aparece la respuesta: “me voy para Sudamérica”. El relato no es de ciencia ficción: a finales de la década del ’30, éstas podían ser las cavilaciones de cualquier joven de la península ibérica que veía como varios de sus ídolos emigraban hacia estas latitudes. En rigor, durante los ‘30, unos veinte futbolistas españoles jugaron en la Argentina. En el primer lustro Fermín Lecea, los hermanos De Saá, los Iglesias y José María Pérez. Entre ellos, algunos llegaron de pequeños como Pedro Arico Suárez, quien a los dos años ya había cruzado océano junto a su familia. El primer y único jugador ibérico en participar de una final del mundo con la camiseta albiceleste (Uruguay 1930) pisó suelo argentino a principios del siglo XX, proveniente de las Islas Canarias. Pero la mayor afluencia se produjo hacia finales de la década, cuando escapaban de la Guerra Civil Española. De hecho, entre 1938 y 1940, diez fueron los españoles que se desempeñaron en la Primera. Todos habían iniciado sus carreras en la liga de su país con éxito. Consecuentemente, formaron parte de la Selección española y de la del País Vasco. De hecho, la mayoría provenía de las provincias de Viscaya y Guipúzcoa, donde el Partido Nacional Vasco (PNV) se declaró partidario de la República. Leonardo Cilaurren, quien jugó en River Plate entre 1939 y 1941, fue uno de los mayores ídolos de España durante esa

época. Mediocampista, brilló en el Atlhetic de Bilbao y jugó en el Mundial de Italia 1934 para la Furia Roja. Isidro Lángara, en tanto, fue delantero de San Lorenzo desde 1939 hasta 1943, donde debutó con cuatro goles frente a River. En la Selección, también demostró su contundencia: convirtió 17 goles en 12 encuentros. Y hasta combatió en la Guerra Civil Española para los republicanos. Ángel Zubieta, quien jugó de defensor en El Ciclón durante trece años, fue el jugador más joven en debutar en la Selección española. San Lorenzo, con cinco jugadores, fue el club que más españoles incorporó durante ese período (Lángara, Zubieta, José Iraragorri, Emilio Alonso Emilín y Fernando García Ipiña). River lo siguió con tres (Gregorio Blasco, Leonardo Cilaurren y Serafín Aedo). En Vélez desembarcaron García Ipiña y Julio Munlloch, mientras que Pedro Areso se calzó la camiseta de Tigre y de Racing. El rendimiento fue dispar. Emilio Alonso jugó sólo un partido en San Lorenzo; Ángel Zubieta, en cambio, es el tercer futbolista con más presencias en la historia del Ciclón, con 352 partidos jugados. El más efectivo de todos fue Isidro Lángara, quien convirtió 110 tantos en 121 partidos, transformándose en el séptimo goleador de la historia del club azulgrana. Zubieta regresó a España en 1951, pero volvió para ser entrenador de Deportivo Español, a quien llevó desde la Primera D hasta la A. El resto, entre 1940 y 1943, emigró hacia México. La mayoría recaló en el Real España del país azteca, un club que ya no compite en el fútbol profesional, pero que supo gozar de sus tiempos de glorias por entonces. El destino, y las recetas del FMI, quisieron que España padezca ahora una profunda crisis. Aunque parece muy difícil que esta vez Iniesta, Xavi o Fábregas repitan la historia.

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“Ser arquero es peor que ser boxeador: estás solo contra todos”

Nicolás Cambiasso no compra esa historia que lo ubica como “el hermano de”. Al contrario, se planta con orgullo desde su presente en All Boys y un pasado que lo identifica con el barrio de Villa del Parque. Dice, además, que el arquero “es el más inteligente del equipo”. Y asegura que, en el fútbol argentino, “el proyecto es una hoja hermosa que se usa para el primer asado cuando los resultados no acompañan”. Por EZEQUIEL BERGONZI Fotos PHOTOGAMMA.COM

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s al revés. No se trata de contarles a todos quién es el hermano de uno. Por más que se trate del que brilla en el Inter italiano y antes haya jugado en el planetario Real Madrid. Lo que hay que defender es un apellido ilustre por otras razones. “Toda nuestra historia está ligada al barrio, mi viejo no es ‘el padre de…’, nosotros somos ‘los hijos de Carlos’”, pone las cosas en su lugar Nicolás Cambiasso. El arquero de la familia, el capitán de All Boys, el que es feliz en Villa del Parque. “Vivo a tres cuadras de donde nací, sólo me iría si me mudara de ciudad. Cuando me puse de novio con la que ahora es mi mujer, le hice el recorrido: ‘éste es mi club, acá vivían mis abuelos, acá vas a vivir conmigo’. Lo tuvo claro de entrada. Esto es un barrio, mi vieja va a un negocio y se lleva cuatro jeans para que se pruebe mi viejo y después devuelve los que no le van”, planta el ejemplo. Y revuelve en un cajón, del que al final sale una edición de 1922 de Crónica mensual que se vendía con un título en letras de molde, diría la Presidenta: “Antonio Cambiasso y Teresa Pastorini de Cambiasso, benefactores de Villa del Parque”. De chico, Nicolás tenía un plan: tomar la leche en la casa de la abuela, cruzar la plaza y meterse en el ya mítico club Parque, donde conoció su oficio. Claro, no cruzaba cualquier plaza: “el terreno lo había donado el Cambiasso del diario, mi tatarabuelo”, coloca otra ficha. Adentro de Parque, el uruguayo Rubén Aparicio le enseñó las primeras mañas del arquero. Nicolás tenía apenas 6 años. Eliseo Petrocelli –arquero campeón con Chacarita en 1969–, que estaba en la comisión del club, también le aportó: “cómo pararme, cómo armar la barrera, cómo poner los dedos detrás de la pelota… Mucho caso no le hice, se me siguen escapando”, se ríe. El paso siguiente fue natural. Rubén Maddoni, for-

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mador que manejaba el fútbol de Parque y también trabajaba en Argentinos, lo llevó a La Paternal. Once años allí lo hicieron crecer. “Otra época… Entrenábamos todas las divisiones en la cancha de Boyacá. Y teníamos siete pelotas en total. Aprendí en todo sentido, le debo mucho”. La calesita del fútbol ya no paró más: de aquel viaje al Real Madrid en yunta con su hermano Esteban –en toda la charla jamás lo llamará Cuchu–a volver a jugar en la B Nacional con El Porvenir; también, un año en Defensores de Belgrano, tres en Olimpo –Primera División incluida– y, al final, una vuelta a casa para jugar en All Boys, donde ya desanda su cuarta temporada. Feliz de ser parte de una historia que enorgullece a Floresta, y sin miedo a las comparaciones que el apellido suele invitar a hacer a los de afuera. “Si cuando estaba en la Sexta de Argentinos me decían que mi carrera iba a ser la que es, firmaba. En el fútbol hay cuestiones que dependen de uno y otras que no; uno tiene que estar tranquilo de haber hecho su parte. También soy consciente de que existen limitaciones propias: no todos los que escriben son Sábato, no todos los arquitectos son Pelli, no todos los cardiólogos son Favaloro. Si no hice más, es porque no me lo permitió mi capacidad. Pero di todo, me quedo tranquilo”. –A veces decide la contingencia –Siempre pongo el caso de mi hermano. Jugaba en la Novena de Argentinos, y se destacaba. En la división más grande jugaban La Paglia, los hermanos Islas… Un día fue a verlos Tocalli, pero como llegó cuarenta minutos antes enganchó un rato el partido de la división de Esteban. Y él ese día la rompió, hizo dos goles. Lo empezaron a seguir y lo llamaron a la Selección. Tal vez hubiese sido el crack que es igual, pero ese pequeño episodio


lo ayudó, aunque sea un poquito. Habla de Esteban y el orgullo aparece: “es tan meritoria su carrera como haberla construido con un perfil bajísimo. Batistuta, Balbo, Zanetti, Samuel, Redondo, Valdano, todos son casos similares al de Esteban”, suelta una idea, que se nota, no es la primera vez que mastica. Y se pone al costado de algunas críticas, esas tribuneras que repiten que Cuchu “no marca”: “muchos se quedaron con el volante ofensivo de Independiente o el doble cinco de River, y se perdieron todo su crecimiento. Y lo critican desde ese lado. Un tipo que se banca solo el mediocampo del Inter mientras los otros atacan, algo sabrá de marcar. Y todos los técnicos lo eligieron. Algo tiene, che”. Y continúa: “nunca transó con nadie, eso le agrega más mérito. Porque en el fútbol cada vez incide más lo de afuera para poder estar adentro; en el ambiente se dice ‘a este club tenés que ir con este representante’, o ‘al exterior tenés que ir con aquel. Me da mucha bronca cuando me entero que un compañero tuvo que dejar plata para firmar un contrato. Yo no soy Robin Hood, pero no lo acepto”, baja línea.

Hablemos de fútbol Otra supuesta verdad que con el tiempo se hizo sentencia es que a los jugadores de ahora no les gusta mucho el fútbol. En la familia Cambiasso, esa verdad es una mentira. “Hablamos bastante del juego, tanto de sus partidos como de los míos. De lo que hizo mi técnico, de lo que hizo el suyo. El tema sale

siempre”, cuenta, aunque en esas charlas los separe un océano. La cuestión, cree Nicolás, está en lo que los medios hacen con el fútbol: “cada vez se discute menos de fútbol, de lo que pasa en el rectángulo. Entonces es difícil saber si se sabe o no del tema, ¡si no se habla!”. –¿En el vestuario sí se habla de fútbol? –Sí, y mucho más de lo que se cree desde afuera. Hay mucho mito sobre eso. En el plantel de All Boys debe haber diez tipos que pueden nombrar a los seis primeros de la B Nacional, seguro. Entrás mañana al vestuario y seguro que la mayoría vio alguno de los partidos que se está jugando hoy. –¿Cuándo eras chico a quién mirabas? –Al Loco Gatti y al Mono Navarro Montoya. Me gustaba mucho la forma que tenían de atajar. También miraba a Burgos, a Comizzo. –Todos con personalidades muy fuertes… –Es que un arquero normal con una gran personalidad puede atajar, pero uno muy bueno sin personalidad, no. Lo mismo pasa con los equipos: un grupo que se lleva bien y técnicamente es de seis puntos consigue más cosas que un grupo de ocho puntos de nivel pero que no está bien armado. –¿El arquero es como el boxeador, por esa sensación de estar solo? –Peor, porque acá estás solo contra todos. –¿Te siguen doliendo los goles o te acostumbrás con los años? –Me quedan dando vuelta toda la semana. Qué hice bien, que más podría haber hecho… No miro mis atajadas, miro los

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goles que me hicieron, porque de eso puedo aprender. Lo otro sólo sirve para alimentar el ego. Llego a mi casa de la cancha y busco los goles en Internet. Eso sí, sin audio, para que el comentario no me influya. –¿Cómo convivís con la certeza de que el gol es inevitable? –Es más difícil sobrellevarlo cuando te lo hicieron por tu responsabilidad. Si no, sentís frustración, pero no culpa. Y mentalmente hay que salir rápido de ese sentimiento porque el partido sigue y puede ser peor. –¿Te viene el recuerdo de un gol anterior en un mano a mano? –Sí, me pasa, aunque se trata de un instante. Es un segundo en el que podés decidir hacer algo diferente gracias a una situación similar que ya viviste. –¿Es diferente el nivel de concentración de un arquero? –Hay que estar atento a todo, ser consciente de las debilidades y virtudes de todos, empezando por las propias. Miro mucho a mis defensores y también a los que me atacan. Por eso cuando escucho que dicen que el arquero es el tonto del equipo, me río. El arquero es el más inteligente del equipo, o le pega en palo… Todos los grandes equipos se apoyaron en un gran arquero; no hubo ni habrá un equipo campeón cuyo arquero no haya sido uno de los tres mejores, en cualquier categoría y en cualquier lugar del mundo. –Eso del tonto se repite porque lo dijo Maradona. –Puede ser, pero no tiene sentido.

Estar en casa Dice Nicolás que a veces no se da cuenta de lo que su equipo consiguió. Que la vorágine lleva el foco de atención al aquí y aho-

ra, y entonces parece natural jugar en Primera. Pero no le hablen de proyectos: “el proyecto es una hoja hermosa que se usa para el primer asado cuando los resultados no acompañan. Es una mentira que se repite, nada más”. –En All Boys, Romero lleva cuatro años y medio… –Es una excepción a la regla, porque tenemos una dirigencia que se bancó perder cinco partidos seguidos en el primer año en la B Nacional. Lo mismo en Primera, cuando en el Clausura perdimos cuatro al hilo. Pero también hay otra cosa: si Romero no hubiese tenido los antecedentes que tiene en el club, como jugador y técnico, no lo habrían bancado. Que aquella calesita haya parado en Floresta, vereda de por medio con su Villa del Parque, es lo mejor que le pasó. Lo tiene claro ahora mismo: “soy un privilegiado, veo al equipo del que soy hincha desde adentro, en Primera, y siendo capitán. Y encima fui protagonista de la transformación. Estoy donde quiero estar”, remata. Porque lo que allí encuentra es sentido de pertenencia: “Arsenal, Argentinos, Tigre, Banfield y Lanús, cada uno con sus características, representan, como All Boys, el valor que tiene que un barrio esté en Primera. En los clubes grandes es más difícil que se dé eso”. Eso, reflexiona, habla bien del fútbol argentino. “Porque significa que todo se termina decidiendo adentro de la cancha. Para el mundo futbolístico, nosotros en la Promoción estábamos cocinados al tener que definir en la cancha de Central, pero fuimos con nuestras armas y quedamos en la historia. Hace tres años pasó lo mismo con Deportivo Merlo en la cancha de Los Andes, en otra Promoción. Siguen definiendo los de pantaloncitos cortos”. Ha dicho.

De Madrid a Gerli con cara de contento Él tenía 18, y Esteban, 16. El pase doble ocupó páginas en los diarios y minutos en los noticieros: “Los hermanos Cambiasso, al Real Madrid”. Quince años más tarde, Nicolás no duda: “iIrme fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Todo lo que aprendí fue mucho más que lo que gané en dinero, aunque no lo parezca. A esas edades, viviendo solos en una ciudad así… Nos dieron un departamento con tres habitaciones y dormíamos los dos en la misma. Tuvimos que aprender a convivir con un montón de tentaciones y privilegios, con manejar un auto impresionante y decidir por nosotros mismos. Es difícil no equivocarse en

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ese contexto. Y seguro que nos habremos equivocado, pero no demasiado”. Frente a ellos, en una zona de Madrid que él compara con Puerto Madero, vivía la familia Biagini. Leo jugaba en el Atlético. “Nos la pasábamos con ellos, fueron una ayuda enorme”, cuenta. La explosión de las comunicaciones no había llegado. “Recién al final teníamos una conexión a Internet que iba a un kilómetro por hora. Estar en contacto con la familia y los amigos era difícil; hoy, si quiero, veo comer a mi sobrina en Milán”. Allí, dice, entraron definitivamente al mundo del profesionalismo. “Supimos de las responsabilidades y las obligaciones. Y nos acostumbramos a un club tan grande. Yo me adapto fácil:

puedo estar comiendo con el presidente y también con los obreros que acaban de terminar una losa; soy el mismo siempre”, se pinta. Tal vez por esa cualidad interior, pegar la vuelta no le cayó mal. No era retroceder, sino cerrar el círculo: “Tenía 20 años cuando volví. A nivel infraestructura, el cambio entre entrenarme en Madrid y hacerlo en El Porvenir era grande, pero fue un paso adelante en mi carrera. Subí una categoría, pasé de la Tercera de España –que era la división del Real Madrid B– a la Segunda de Argentina. Y estaba en mi casa, cerca de mis afectos… Soy así, a todo le busco el lado bueno”.


El octubre de la redonda

En el mes que pasó, acribillaron toda esperanza de cambio en el fútbol argentino. Desde Córdoba, las sensaciones de rabia y consternación se hicieron nítidas. Las sintió nuestro hombre en Río Cuarto. Acaso el consuelo llegaría una tarde de fútbol, de sábado, a estadio lleno. Como hace tanto tiempo no ocurría. Por OSVALDO ALFREDO WEHBE

L

a mitad de octubre tiene un homenaje a la madre en la Argentina. ¿Y que es esa cosa redonda detrás de la cual sigo corriendo, aún veterano, sino al menos una hermana de barrio, de sudor, de potrero? Esa cosa de cuero, de goma o de trapo. Esa esfera que cuando pasa en medio de los dos montículos de ropa, o pega en una red profesional, produce el orgasmo del gol en las gargantas, en el alma y en el corazón, y es capaz de cambiar el ánimo de los días que vendrán. Y en octubre se sucedieron algunas cosas que involucran a esa pariente gordita y otrora de gajos lucir. Hubo una pelea entre malvados por ella, por ejemplo. Hubo una fiesta extraordinaria por la misma tipa. Sólo algunas de las decenas de cosas que pasan en la Argentina relacionadas por la Pulpo, la Pintier, la Tango, o como se llame. La disputa bochornosa fue la que todos vieron. El viejo dictador contra un novel pero avezado hombre de negocios sospechosos. Pasó lo de siempre. Ganó el comisario que no precisa estar representado por ningún caballo, pero sí protegido por camaleones que cambian de color según la ocasión. Y la pelota picando, mirando de reojo, no sabiendo con quién irse, sin capacidad de decisión. Ella no puede elegir. O era con el de siempre, o con el advenedizo abogado mendocino cuyas armas incluyen colegas que en otros tiempos le decían al viejo “¿cómo estás, Julito…?” para empezar un reportaje. La que pica, la que se siente en el empeine y, uno sabe, va al ángulo quedó en los escritorios de la calle Viamonte con los sospechosos de siempre, no con el nuevo. Uno soñaba, como en el final de una película, que la redonda se podía escapar, aunque fuera sola, sin otra compañía que la pasión que enciende cada minuto en cada sitio donde se juegue con ella. En el mismo mes, en un estadio hermosamente recreado y que lleva el nombre del mejor delantero que este amante de

la pelota haya visto –Mario Kempes–, una multitud presenció un partido de Segunda División entre Instituto y River, y dejó en boleterías un millón de dólares. Una fiesta cuyo rumbo no pudieron torcer los de ese grupo que, de cada lado y con más o menos profesionalismo, por medio de la delincuencia han copado los clubes con la anuencia de los gobernantes. Digo autoridades de clubes, policías y políticos. Es decir, hay una luz que dice que tal vez se pueda. Tener partidos con miles de personas capaces de enfervorizarse y apasionarse en un estadio fantástico, o no tanto, pero en el marco de un fútbol mejor manejado. Cuando llega el momento de la conclusión, como pedía la profe de castellano, uno ve quiénes se pelean por tener el poder de la pelota, quién gana y quién pierde, y dice que la fiesta del Kempes es una ilusión verdadera de una tarde de primavera. Sólo eso. La gordita que pica tendrá que esperar mucho para que la rescate un príncipe. Que deberá ser muy valiente.

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FULBOTECA

Por EZEQUIEL ACUÑA

Dos pájaros y un tiro

Para fanáticos del básquetbol, para quienes creen en la amistad, para enemigos de las guerras y los nacionalismos. Once Brothers es el documental de ESPN que recorre las vidas de dos figuras de la ex Yugoslavia, Vlade Divac y Drazen Petrovic, primero hermanos y luego enemigos. ¿Puede todo cambiar luego de un gesto equivocado con una bandera? Una película altamente recomendable que puede verse en la web.

S

on las dos caras de una misma moneda, los “abanderados” de posicionar (a fines de los ‘80) a Yugoslavia en lo más alto del básquet mundial (Europeo ‘89, Mundial ‘90). Son parecidos pero completamente distintos, Vlade Divac y Drazen Petrovic. Fueron los primeros yugoslavos en llegar a la NBA, los primeros en abrir puertas para los que se incorporarían a partir de ellos. Un serbio y un croata, los amigos que se transformaron en grandes enemigos. El documental Once Brothers, de Michael Tolajian, arranca desde este lugar. Muestra quién es cada uno. Por un lado, desde Serbia, del Partizan de Belgrado: Vlade Divac el hombre alto, de los labios caídos, el que parece un boxeador al que le pesan los años pero que se muestra simple, noble y con una ternura entre tímida y conmovedora. En la vereda opuesta, desde Croacia, de la ciudad de Zagreb: Drazen Petrovic, el base estrella, el “Mozart europeo”, el impenetrable hombre seco que esconde su temible mirada detrás de sus Ray Ban de sol. Once Brothers está narrado desde Divac, quien maneja sin que el espectador conozca cuál es su destino, haciendo paradas en el tiempo mental, en la historia deportiva y política que iba construyendo su país antes de ser divi-

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dido en varias partes. El documental es algo así como una road movie existencial cuyo objetivo no es el viaje, sino los sucesos en la vida de Divac, su punto de vista apoyado en él mismo como narrador off de la historia. Al comienzo de Once Brothers pensamos que es sobre Divac, después sobre la generación dorada de Yugoslavia, y hasta creemos que el didactismo nos puede mostrar la diferencia entre serbios y croatas. Pero se trata de la amistad, del compromiso y de la sabiduría que dan los años, y de cómo dos amigos pueden transformarse en enemigos. Divac es drafteado por los Lakers. Su pobre inglés y su ingenuidad chocan contra la verborragia de Magic y compañía

(producto de la parafernalia NBA). Ptreovic cae en los Blazers de Portland, donde hay que sacar número para jugar y los bases se acumulan en cantidad. De ahí la llegada de ambos al país de los sueños, al lugar de los creadores de este deporte. Y de ahí también la distancia que se hace mayor, al margen de una línea de teléfono que une Los Angeles con Portland todas las noches. Y la película sigue los pasos de ambos por la NBA, el crecimiento del seleccionado yugoslavo y los testimonios de los compañeros-amigos-hermanos de esa generación (Kukoc, Radia, Papalj). Pero lo curioso es que no hay grandes imágenes entre ambos, aunque sí hay una foto, una que dice casi todo: un abrazo

Lleno de orgullo, Petrovic, el impenetrable, no lo perdona a Divac, aunque éste le explique con detalles lo sucedido. Y ahí el dolor aparece de una manera visceral, los amigos se separan, el país se divide. Se acabaron los llamados: los croatas por un lado, los serbios por otro.


que resume toda esa sensación y que se asemeja a una estampa, a la tapa del disco de oro, a un fotograma congelado que parece ser el destino del viaje de Divac. Y de los triunfos deportivos de esta generación saltamos al blanco y negro de la guerra, de lo inentendible, de lo que terminó incidiendo en forma definitiva. Y el punto de giro de la historia que se produce en el Luna Park luego de que Yugoslavia se transformara en el nuevo campeón mundial en el campeonato de básquet de 1990 jugado en la Argentina. Yugoslavia le gana la final a la Unión Soviética de Sabonis y compañía, gana el Mundial, hay invasión de público... Un hincha entra, abraza a Divac y le da una bandera Croata para que festeje; Divac -frío, sensato y casi como un héroe de guerra- tira la bandera croata, deja atrás a la gente y se suma al festejo con la bandera Yugoslava de todo un plantel que festeja en medio de la cancha. Hasta ahí, la gloria, el disfrute, la unidad; luego, la llegada y la imagen que recorre el mundo con otro significado. Lleno de orgullo, Petrovic, el impenetrable, no lo perdona a Divac, aunque éste le explique con detalles lo sucedido. Y ahí el dolor aparece de una manera visceral, los amigos se separan, el país se divide... Se acabaron los llamados; los croatas por un lado, los serbios por otro. Luego el regreso a USA, Divac logrando regularidad en los Lakers y Petrovic pasando a los Nets para lograr continuidad y empezar a mostrar todo lo que se esperaba de él. Pero la amistad se terminó. Divac conduce y llega a un peaje. Nos damos cuenta de que ingresa a Croacia, lugar al que no volvía desde hace muchísimos años, observado por la gente como un enemigo, un traidor, incluso por generaciones que no son cercanas a la suya. Divac, moral, sincero, el vaquero cansado que camina por las calles de Zagreb con una mochila de 1.000 kilos (la del pasado), toca la puerta de la casa

de Petrovic, se saluda con la familia de Drazen, recuerdan el ayer (él y la madre de Drazen solos) y el reencuentro que nunca se dio. Petrovic, el chico de 28 años, el talento croata, perdió la vida en un accidente de tránsito y la noticia dejó a Divac exiliado de ese lugar prohibido y lejos de poder despedirlo. Y entre todos estos recuerdos, presente y pasado (mucho) con el frío en la piel, Divac visita la tumba de su amigo, que nunca

le perdonó aquel gesto del Mundial. La nobleza, el dolor de este Divac agotado, hace que deje la foto junto a la tumba. Mira y, aunque esto lo produzca ESPN, no se trata de un golpe de efecto, sino de una forma de curar una herida. En el desarrollo de este conmovedor documental hemos visto a un grupo de jóvenes que se transforman en estrellas, que las estrellas sufren y que los amigos son la esencia de la vida, más allá de las banderas o de las fronteras.

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s a b r e y s a r t O

I GENT O LIN R D N A EJ Por AL

MÚSICA

Wilco, otra vez Wilco ¿Qué hay de nuevo en lo nuevo de Wilco? Poco y nada, en verdad. Referente clave de la música indie de los últimos diez años, la banda liderada por Jeff Tweedy parece haberse quedado sin argumentos para renovar su discurso musical: repite lo que sabemos que hace bien, abusa del reposo en lugares cómodos y multiplica los homenajes a los parientes que edificaron la tradición a la que sin dudas pertenece. Aparece otra vez la veta beatlesca -sobre todo “harrisoniana”, hoy en boga gracias a la explosión mediática del documental dedicado a George que acaba de estrenar Martin Scorsese-, se rememora el vuelo psicodélico de Love (en Sunloathe) y se homenajea al gran Randy Newman (¿qué otra cosa es, si no, Capitol City?). En suma, clasicismo, folk acústico y refinado, alguna fuga exhuberante como las que fueron marca registrada del genial Yankee Hotel Foxtrot (2002, cada vez queda más claro lo importante que fue Jim O’Rourke en aquella etapa de Wilco), pero todo muy conocido y ajustado a la norma. En The Whole Love, entonces, Wilco hace lo que sabe hacer, una política de banda más habitual en el mainstream. Tweedy, quien no casualmente se ocupó de remarcar que éste era el disco más “irreverente” de los últimos

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años de Wilco, se ha transformado esta vez en un Julio César Falcioni del pop: gana, tranquiliza, pero no termina de seducir. Por eso tanto empeño en decir lo contrario. En medio de ese territorio familiar, canciones como la que le da nombre al disco no dejan de ser un bálsamo y, por si a alguien le quedaban dudas, refrendar la idea de que hay algo que Wilco domina a la perfección.


MÚSICA / ALELA DIANE

California dreaming Escuchen la voz de Alela Diane. Hoy que la falta de edición local de discos que son una maravilla ya no es un problema –To Be Still, el nuevo álbum de la californiana, se consigue muy fácil en Internet–, es una pena no abrigarse con estas canciones cálidas y melancólicas que nos revelan la otra cara de la soleada Costa Oeste americana. Ahora acompañada por una banda, Wild Divine, que en realidad es una especie de family affaire –Diane se casó con su bajista, Tom Bevitori, y tiene como guitarrista a su padre, Tom Menig–, esta cantante de 28 años cautiva con la perfecta combinación de su increíble estilo para cantar con una instrumentación más cargada que en sus anteriores trabajos –ahora hay violín, batería y pedal steel–, pero puesta al servicio de arreglos austeros y clásicos. Se trata de country-folk de pura cepa –no hay muchas novedades desde el punto de vista sonoro, no deben esperar eso–, pero interpretado con un corazón y una gracia impresionantes. Tanto como es impresionante esa voz que, insistimos, es un auténtico don.

TEATRO

Brasil, de María Ucedo “Una mujer habla de la pérdida a través de los dientes. Una mujer atravesada por diferentes episodios de su vida decide meterse en su interior. Una mujer que pide ‘déjame que te amo’. A través de estas imágenes, María Ucedo aborda el tema de los miedos, la finitud, la pérdida, la búsqueda de la paz interior, la ambigüedad y la duda”. De eso se trata, según la propia actriz, el espectáculo Brasil, una performance atildada y estimulante que Ucedo pergeñó con la inestimable colaboración de Ana Frenkel, su compañera de andanzas en El descueve, grupo clave del teatro danza argentino de los ‘90. Ucedo, quien también se destaca en su participación en el film recientemente estrenado Juan y Eva, de Paula de Luque, logra que el despliegue físico, la actuación, la poesía y lo pictórico convivan saludablemente durante los 50 minutos de este notable espectáculo que se puede ver los sábados de noviembre a las 21 en No Avestruz (Humboldt 1587).

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La dignidad ante todo

Felices los jugadores que pueden contar historias de honor. Exquisitos momentos de la vida reservados para quienes lograron, con el deporte, un camino limpio. En este espacio, la divulgación de un hecho ocurrido a un arquero que merece la justicia del recuerdo: Norberto Menutti. Por DANIEL RIERA

E

xiste cierto consenso en que Norberto Menutti fue un buen arquero. Los hinchas de Rosario Central más o menos veteranos le hicieron un lugar en su galería de próceres porque Menutti fue el arquero del equipo campeón del Nacional 1971. Pero más allá de eso, Menutti fue el arquero de la histórica semifinal de ese torneo, cuando Central derrotó 1 a 0 a Newell’s en el estadio de River, el mismo día del gol de palomita de Aldo Pedro Poy que los hinchas de Central evocan todos los años. En su primer cuento, el maravilloso 19 de diciembre de 1971, escribe Roberto Fontanarrosa: “decí que ese día, Dios querido, yo no sé que tenía el Flaco Menutti que sacó cualquier cosa, sacó todo, vos no quieras creer lo que sacó ese día ese flaco enclenque que parecía que se rompía a pedazos en cada centro. Le sacó un cabezazo de pique al suelo a Silva que lo vimos todos adentro, hermano, que era para ir todos en procesión y besarle el culo al flaco ése, ¡qué pelota le sacó a Silva! Ahí nos infartamos todos, faltaban cinco minutos y si nos empataban, te repito, éramos boleta en el suplementario”. En los días previos al partido, en la ciudad de Rosario, un rumor esparcido por alguno de esos mala leche que nunca faltan, había puesto en duda la honradez de Menutti. “Yo había jugado con Newell ‘s cuatro o cinco clásicos, estaba invicto contra ellos. El día del partido me levanto temprano, voy al baño y escucho un sollozo. Era nada menos que Coco Pascuttini, el capitán del equipo. Le dije: “¿Qué te pasa, Coco, por qué llorás?”. Resulta que el presidente de Central, el escribano Víctor Vesco, había ido a hacer un trámite a un banco en Rosario. Y el cajero le dijo: “de esta caja salió un millón para el uno y un millón para el dos”. El uno era yo y el dos era Pascuttini. Lo llamamos a don Ángel Labruna, el técnico, reunimos a todo el plantel en mi pieza. Yo decía: “yo me voy a casa, en este clima de sospecha no puedo jugar”. Y Labruna me dijo: “Flaco, a usted le hacen tres goles por debajo de las piernas y juega usted”. Y a Pascuttini: “usted hace dos penales, juega usted”. Pero Pascuttini no quería jugar por nada del mundo. Lo convencí yo, le dije: “Coco, vamos a ganar”. “¿Como fue la jugada que cuenta Fontanarrosa? “Íbamos ganando 1 a 0. Corner a favor de Ñuls. Salgo mal, la pelota se me abre con el viento, me quedo parado en el

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borde del área chica, se mete Silva (Manolo Silva, el Albañil, que se había hecho famoso tirando paredes con el paraguayo Bernardo Acosta en Lanús) y me cabecea de pique al suelo. Entonces quedo mirando para el otro arco, en el palo estaba Gonzalito y no llegaba a cerrar. Por suerte, la cancha estaba pesada y en vez de hacer patito y salir como bala, la pelota amortiguó un poco su velocidad. Me tiré de nuca hacia atrás: cacheteé la pelota y la mandé por arriba del travesaño. Cuando caigo, se me parte este diente, ¿ves? (dice, y lo que muestra en realidad es la ausencia del diente) con el cocazo que me pegué, me salió sangre y todo eso. El propio Manolo Silva me levantó del suelo. En 1976, tras su paso por el fútbol colombiano –donde fue campeón con el Deportivo Cali en 1974 y subcampeón con el Junior de Barranquilla en 1975–, Menutti regresó a la Argentina para terminar su carrera en Los Andes. En un fatídico partido contra Almagro, le convirtieron dos goles de tiro libre. “El primero se desvió en la barrera, en un compañero. El otro fue un golazo: me la clavó en el ángulo. Cuando me convierten ese gol, desde la tribuna me gritaron “¡vendido!”, y no lo pude soportar. Podía entender que me gritaran cualquier cosa, pero vendido no. ¡Eso sí que no! Me saqué los guantes, los tiré dentro del arco y me fui a la mierda. No jugué nunca más.

La legendaria atajada de Menutti frente a Newell’s en el 71.




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