Revista The 13th Nº 39

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con Wright al volante, a través de su narrativa repleta de detalles en el diseño del arte, que entran en juego con el ritmo y el tema perfecto en la escena adecuada. Lo cual ya es decir mucho sabiendo que el soundtrack cuenta con 43 temas, produciendo de alguna forma el mismo efecto que el director realiza con los géneros cinematográficos al escoger un sinfín de estilos y ritmos musicales (Rock, Jazz, Pop, electrónica y más). Todo crea un deslumbre audiovisual acentuando su virtuosismo en la aceleración originada por la velocidad al volante y el montaje que por momentos sobrepasa a la rapidez y la violencia de colisiones. Cada aspecto, por más distinto que sea uno del otro, cumplen

con un cometido en común: el disfrute absoluto por casi dos horas. Baby Driver sin lugar a dudas es una aplanadora que se posiciona con toda su furia y estilo en la delantera como una de las mejores producciones de esta segunda década del siglo XXI. Y si alguien piensa que la adrenalina generada se irá luego de pasar por la experiencia arrolladora de verla, ésta solo irá acrecentándose a niveles inimaginables. Tomen el consejo de alguien que mientras escribe, no puede parar de escuchar el soundtrack. Mucho menos de dejar de sentir la fuerza de choque del film en el cuerpo. Abrocharse el cinturón, de más está decir, no va a servir de nada.


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