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Stuttgart - Alemania

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Por: Carolina Friedl

Hace aproximadamente 3 años después de vivir en Beijing, junto con mi novio, ahora esposo, decidimos visitar a su familia durante el feriado de año nuevo chino. Nunca pensé que esta ciudad sería mi hogar en adelante. Mientras nos preparábamos para el viaje, me tomé el trabajo de investigar los “must do” de la ciudad y me enamoré de su historia, creando incluso en mi cabeza una fantasía de lo que esta ciudad sería.

Stuttgart me recibió una mañana helada de febrero, sin nieve y muy soleada. Manejamos sobre una colina y en ese momento recordé mi amado Quito lleno de montañas y me llené de nostalgia. Mi esposo nació en un pueblo en las afueras de Stuttgart, un lugar mucho más calmado en donde se logra experimentar una vida más familiar y tranquila.

Cada día tomábamos el tren al centro de la ciudad para visitar sus atracciones turísticas. Los castillos, la biblioteca de la ciudad, la casa de la ópera y el museo de Mercedes Benz son varios de los innumerables atractivos que la ciudad ofrece. Aunque el tiempo nos quedó corto en esta visita, la vida me tenía preparada una sorpresa.

Bad Cannstatt es la cuna de una de las empresas automotrices más conocidas y respetadas de mundo, Daimler, compañía madre de la casa de autos Mercedes Benz. Ésta, para honrar y educar a sus ciudadanos desde 2006, abre las puertas al público el “Mercedes Benz

Unos meses después nos mudamos y desde entonces vivo en esta gran ciudad. Museum” una joya arquitectónica moderna de 16.500 metros cuadrados que cuenta con 9 niveles y alberga a más de 160 autos en exhibición permanente, y una línea del tiempo de hecho históricos relevantes en la evolución automotriz. Este museo es el anfitrión de más de 1.500 exhibiciones y del “open air Kino” - cine al aire libre a partir de las 7pm.

La torre de Televisión, inició su construcción en 1954 y fue abierta al público en 1956. Es la primera torre de hormigón del mundo, joya de la arquitectura moderna con una altura de 216.8 metros de altura. Los ciudadanos de Stuttgart la llaman “Stuttgarter Fernsehturm”.

El castillo de Ludwigsburg, palacio real del reino de Württemberg en 1806, es uno de los mayores palacios barrocos del país. En la actualidad es hogar de una galería barroca, un museo de porcelana y un parque de diversiones interactivo para niños inspirado en los cuentos de los hermanos Grimm.

Tomando el tren puede visitarse Zuffenhausenen donde nació la casa de autos Porsche, en 1931. Aquí se construyó un gran museo para el cual se contactó a más de 170 arquitectos de toda Europa. Abrió sus puertas en 2009 y, con sus 21.000 metros cuadrados de construcción, es imposible perderlo de vista. Cuenta con más de 80 vehículos en exhibición a los cuales uno puede subir y con previa reservación incluso hacer un “test drive”.

A 30 minutos se encuentra el poblado de Waldenbuch en donde está la fábrica-museo de los famosos chocolates Ritter fundada por Alfred Eugen Ritter. En el el Ritter Sport Visitor se puede degustar la Choco Exhibition y Choco Workshop. Grata sorpresa, me enteré que la línea exótica de estos chocolates es producida con granos de cacao ecuatorianos.

Stuttgart ofrece muchos atractivos al visitante, ente otros el Schweinemuseum (el único museo del mundo dedicado a los porcinos), el Rathaus o casa de la ópera, que tiene un subsuelo que fue utilizado como bunker en la segunda guerra mundial; Markthalle, Königstrasse, Stadtbibliothek, Opernhaus, Staatsgallerie, las colinas con sus viñedos, los deliciosos platos típicos, el Maultaschen o Spätzle y por supuesto el Cannstatter Volksfest, el segundo festival de cerveza más grande de Alemania y el mundo.

Llegué a Stuttgart con la idea de una ciudad de cuentos e historias y me alegra decir que la capital de los Swabios no me decepcionó.