EL CAMINO DE LA VIDA (LOBSANG RAMPA)

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EL CAMINO DE LA VIDA

Ningún clarividente ordinario lo es durante las veinticuatro horas del día. Una persona puede ser clarividente en un momento inoportuno, pero no en el momento en que necesita serlo, y si hace eso por dinero no puede decir: "Este es uno de mis días infaustos. Hoy no me siento capaz de decirle la verdad." Las personas como Dinah Dripdry tienen que ganar dinero, y cuando no pueden ver nada en la bola de cristal —lo qué les sucede siempre— tienen que fingir que lo ven. A veces tenéis la sensación de que no os halláis en plena posesión de vuestras facultades y decís: "No sé qué me pasa hoy, no puedo concentrarme." Pues bien, lo mismo sucede con la clarividencia; no os podéis concentrar en la clarividencia, pues si una persona está en tensión o demasiado excitada no puede relajarse y por el momento pierde su clarividencia. La segunda regla es, en beneficio de vuestra billetera, que nunca paguéis nada para que adivine vuestra suerte una persona que examina una bola de cristal o hace algo parecido, pues no puede hacerlo por dinero, y si trata de darle una base comercial tiene que "fingir" de vez en cuando y cuanto más frecuentemente simule, con tanta más rapidez pierde la facultad de clarividencia que quizá poseía al principio. Otra cosa que debe tenerse en cuenta es que nadie puede manejar el cuerpo astral de otra persona. A veces os encontráis con una mujer idiota que cacarea como una gallina a punto de poner un huevo particularmente grande y dice: "Oh, me he apoderado de usted, pues anoche lo encontré en el mundo astral y ahora puedo manejar su cuerpo astral." Si alguna vez os encontráis con una persona como ésa, lo mejor que podéis hacer es llamar a los empleados de un manicomio para que la lleven a una celda donde la instalen,con toda comodidad. Nadie puede sufrir daño alguno cuando se halla en el plano astral; nadie puede ser manejado por otra persona cuando se halla , en el plano astral. Lo único que hay' q u e t e m e r e s t e n e r m i e d o . E l t e mo r e s c o m o u n á c i d o corrosivo en el mecanismo de un reloj. El temor corroe y corrompe. Mientras no tengáis miedo nada malo puede 129


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