EL CAMINO DE LA VIDA (LOBSANG RAMPA)

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EL CAMINO DE LA VIDA

sordo al cerrarse las puertas forradas con caucho y la palpitación de los compresores de aire que ejercían presión para aflojar los frenos, y el tren se puso en marcha y fue ganando velocidad mientras la siguiente oleada de seres humanos que habían terminado su trabajo descendía por las escaleras mecánicas del subterráneo para amontonarse como ovejas en el'andén recién vaciado. Por fin la multitud fue disminuyendo y los trenes se hicieron menos frecuentes, pues era la hora en que volvían a sus casas los obreros. Más tarde la corriente humana se invertiría en parte- con los que iban a los teatros y a otros lugares de diversión o que volvían para sus placeres nocturnos. Pronto aparecerían las Damas de la Noche para mantenerse a la expectativa en los portales a oscuras u ostentarse a la luz de los faroles. Pronto los policías recorrerían las zonas comerciales comprobando pausadamente si las puertas estaban bien cerradas, atisbando en los coches estacionados y manteniéndose discretamente alertas por si sucedía algo no habitual e ilegal. Pero todavía no ocurría nada de eso, pues los trabajadores hacía poc o tiempo que habían salido para volver a sus casas. Lejos, en los suburbios, la gente se preparaba para la cena. Algunos se vestían para ir al teatro, otros se preguntaban cómo iban a pasar las primeras horas de la noche. Otros iban a reuniones.. . Por la carretera, en grupitos de dos o tres personas, la gente convergía en una casa grande y vieja que se hallaba algo .apartada del camino, como un anciano que tratara de mantenerse apartado del rebaño común. Los arbustos que ocultaban la fachada estaban desgreñados, sin podar, y se asemejaban a un hombre con el cabello largo que le llegaba hasta el cuello. Sobre el pórtico brillaba débilmente una sola bombilla sin pantalla, casi cubierta por las moscas y los insectos. Durante un instante apareció una cara en la ventana del primer piso y miró a la calle para calcular el número de las personas que llegaban y luego desapareció tras una cortina corrida rápidamente. La gente no tardó en congregarse en el portal y unos saludaban a sus amigos y otros examinaban con un recelo 121


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