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DIEGO
Nacido en Santiago de Chile, 1992. Actualmente reside en Nacimiento, Región del Biobío. Fotógrafo documentalista, gestor cultural y docente. Co-fundador del colectivo Migrar Photo y Espacio Chancura. En su trabajo fotográfico investiga en su territorio más íntimo y cercano, contando historias autobiográficas, principalmente, desde una mirada documental. Interesado en la pedagogía, gestión de proyectos creativos y el diseño editorial. Actualmente guía el taller de fotografía documental online “El tacto de la Luz”; participa del colectivo de fotografía documental Migrar Photo; está a cargo en el área de gestión y fotografía de Espacio Chancura; participa en Colectivo We Newen, una organización artístico/cultural de la comuna de Nacimiento; profesor de fotografía de la plataforma educativa Doméstika y participa de diferentes proyectos fotográficos como editor y docente.

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No sabíamos que dormiríamos los cuatro juntos. Pero nos imaginé a los tres viajando en moto antes que saltáramos al vacío. Era de noche y caminábamos por Bellas Artes con los guatones hacia Bellavista. Allí bailamos como nunca, me sentí en un ritual indígena o africano, había mucha energía. Nunca más bajamos. Eramos de la costa, ella al fondo, yo al principio, o viceversa. Nos reímos mucho, caminamos largas horas, comimos, nos comimos, arriba de la mesa, donde también picamos cebolla e hicimos los ceviches de champiñón mas ricos que había probado. A esa altura, ya estaba enredado en sus rulos.
Llegó el gran día, no cabía nada más en ese camión. Solo faltaba que llegaran ellos a completar la casa. Primero fue la Amanda, resistiendo naturalmente el corte de sus raíces. Era como transplantar una plantita que estaba cómoda en su macetero de loza a una chacra de campo en la orilla de la carretera.
Y cuando estaba empezando a acostumbrarse a su nueva tierra, llegó el Inti, entre incertidumbres, temores y mascarillas. Con la Lore teníamos el nido listo para recibirlo, todo estaba saliendo bien y nuestro anhelo de criar a la sombra de los árboles, hacía que todo valiera la pena.
La casa que escogimos para re-escribir nuestra historia vio morir a mi abuela paterna. Por todas partes se conectaban las historias. Donde allí hubo polvo, ahora brota luz. Donde hubo muerte, hay vida. De alguna manera siento que mi papá volvió a su casa y me gusta imaginar que se arrepintió, desertó y retomo su cauce. Me gusta también descubrir luces y recuerdos, me revuelco en su memoria y mientras construyo mi historia, me aferro a la suya insistentemente.
Somos como los pumas resistiendo entre los monocultivos de Nahuelbuta.