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El transcurso de la vida y la transmutación visual

En el mundo del arte todo está permitido; la sensación de creación y libertad es lo que a muchos artistas y fotografes les ayuda a poder visibilizar situaciones concretas (o no) desde sus puntos de vistas. A veces, solo basta con una idea para poder comenzar un proceso que puede tomar años en finalizar.

“Jamás en mi vida había tomado fotografías, entonces tomé el electivo de foto y me encantó, sentí que se abría un mundo para mí, se abría un portal. Quería investigar, tenía una fascinación; yo salí el 2003 (de la carrera). En ese tiempo se manejaba muchísimo la fotografía analógica, cosa que yo después dejo y ahora recién, estoy volviendo a retomar. Mis primeros pasos fueron con el revelado analógico junto con clases de física y química. Entonces, te hacían comprender un poco, más allá de la toma, sino que también, la materialidad gráfica, pero además de eso, era conocer el medio (refiriéndose a la cámara).”

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El encanto que se tiene por la fotografía análoga es bastante enriquecedor, por el proceso minucioso e incluso delicado que se tiene a la hora de revelar y ampliar. Gabriela se sentía una vampira al pasar tantas horas en la sala oscura revelando en la universidad, comenta que es un proceso super bonito, sus primeras fotografías fueron, de hecho, análogas. Pero tuvo que abandonar dicho proceso por temas económicos ya que, en el momento que llegó la fotografía digital, era muchísimo menos el coste que se tenía para obtener imágenes.

Con el pasar de los años, además de trabajar con los pixeles, logró rencontrarse con el rollo, comenta que “también fue por una rebeldía, el mundo digital te obliga a tener una super cámara; siempre he trabajado con lo más simple.” una Nikon D5000 en aquellos años, actualmente posee la Nikon D850, la cual considera más digna; lo mismo ocurre con sus cámaras análogas, partiendo con la clásica Zenit, la cual uso hasta no poder más. Actualmente cuenta con una Nikon usada, que le sirve para continuar con la rebeldía que entrega el proceso.

Gracias a todo lo anterior, a través de varias ideas es que llegó a uno de sus proyectos más aclamados: Bestiario.

Bestiario comienza a través de materiales orgánicos, la carne, cascaras de fruta, pieles, dientes, menstruación (por nombrar algunas) para crear máscaras que pudiera ocultar la identidad para que, de forma paradójica, pudiera crear otra. Materiales en los que pudiera existir algún tipo de descomposición y acercamiento con la muerte; de estos dos conceptos existe el renacimiento, la vida después de la muerte, a través de hongos o bacterias. Así mismo, la intención de Gabriela era sacar de la zona de confort al espectador.

“La muerte también implica el renacimiento, no todo se acaba ahí, sino que es el inicio de otro ciclo (…) desde el punto de vista occidental, donde todo es más higienista, Bestiario podría producirte repulsión. A mi siempre me interesó eso, siempre desde lo abyecto, desde lo que te produce un dolor de estomago o ganas de vomitar, siempre me interesó eso, el poder incomodar.”

Todo tiene un comienzo, ese que te ayuda a formar ideas y hacer una suerte de ensayo y error. Desde el 2006 que el trabajo de Bestiario se estuvo formando. Primeramente inició con un trabajo llamado ‘Presentación Personal’ donde hizo la primera mascara, con carne de vacuno, la cual hablaba de la imagen del cuerpo, cuestionando los estándares de presentación que pedían (o piden) cuando se busca trabajo.

A través del proceso creativo fue que comenzó a crear el proyecto, hablando con otras mujeres se dio cuenta de que entre el mismo género se trataban de zorra, cerda o perra en forma despectiva. Gabriela siendo vegetariana, le extraña que el tratarse como animales sea algo malo, “para mí, ser un animal es un alago”

Para conseguir los materiales, tuvo que ir al matadero de Franklin, donde conseguiría las pieles de cerdo, las cuales cortó y dio una forma distinta a la original, siempre a través de las palabras que le quedaron dando vuelta en la mente. La contrariedad es un punto importante en el trabajo ya que, esto se refleja en la manipulación de carnes a pesar de su régimen alimenticio vegetariano; con ello, crear una idea de la manera contraria o evadir lo políticamente correcto.

A través de este pensamiento, es que se comienzan a crear las mascaras que se observan en las fotografías, en las cuales aparecen personas con dichas creaciones, los cuerpos humanos que aparecen en las imágenes llegan a ser retratos de su familia o autorretratos, siempre capturando a su gente querida en un proyecto tan íntimo, expresivo y vanguardista.

“Para Bestiario, es super importante las materialidades usadas, de consumo humano, animales que, lamentablemente, se encuentran en las carnicerías, como el cuero del pollo o las guatitas de la vaca. Una vez me preguntaron si yo descuartizaba a los animales, no, todo eso existe y no porque yo deje de comer carne va a dejar de existir su venta en los supermercados o en las carnicerías. Todas esas materialidades las transformo a otra, cada vez que las transformo a una máscaras, agradezco a dicho cuerpo. Establezco un dialogo de agradecimiento ante el cuerpo usado.”

Bestiario como serie fotográfica, logró exposiciones en Chile (Coquimbo) y en España (Valencia) teniendo en ambos países, un recibimiento positivo por parte de les asistentes, sumándole a esto, conversatorios para explicar el trabajo realizado.

Actualmente, Gabriela Rivera está realizando otro proyecto en España, llamado Maternajes Transfronterizos (puedes buscarlo en Instagram como @maternajestransfronterizos), un proyecto de madres que emigran al país mencionado, definido por la autora como fotografía ritual. Un trabajo donde se exponen las inquietudes de las madres y se le retratan de manera análoga, a esto sumarle que el revelado se hace con objetos orgánicos con los que sientan cercanía, dándole así, distintos matices, colores y un toque único a cada fotografía.

Entrevista realizada por Felipe Cabrera S.

Editor y diseño: Esteban Rojas

Periodista y community manager: Felipe Cabrera S.

Autores seleccionados por convocatoria: Ignacio Giovine (Chile) / Diego Figueroa (Chile) / Jayro Leon (Perú) / Rafael Rojas (Brasil)

Autor seleccionado de taller impartido: Molly Torres

Agradecimiento especial a Gabriela Rivera por su participación.

Fotografía portada: Jayro Leon

© Revista Reset, 2020

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