entrevista
oche califa
trabajo de investigación, selección y escritura. Lo interesante, para mí, fue tratar de entender qué cosa está contando esa leyenda que hace que se sostenga en el tiempo: encontrar el núcleo de cada historia, ése fue el trabajo. Y después, tratar de establecer un sumario para el volumen que tenga cierta riqueza de motivos y de temas: que haya heroico, romántico, fantástico… diversidad para el lector. En el posfacio agregué información de contexto, para que el lector se pueda situar. Me gusta mucho el trabajo de investigación, porque me nutre. De hecho, otro libro de poesía, Monstruario sentimental (Ed. Alfaguara), se sirvió en unos cuantos casos de esas leyendas.
hay caperucitas, gauchos, chanchitos y lobos, todos puestos a contar cuentos y mezclando las historias. Uno está todo el tiempo trabajando con esa materia, buscándole la vuelta, la aventura, el misterio, la imposibilidad del amor.
Mezclar y dar de nuevo. ¿Ése es tu juego como autor? Siempre estamos contando las mismas historias pero cambiadas. La vuelta de Mongorito Flores (Ed. Colihue), un cuento de tantos años que sigue funcionando y por suerte el editor lo mantiene, recrea el tópico del regreso del héroe. No se inventa nada: uno escribe lo que ya está escrito de otra manera. Vuelvo sobre versiones y reescribo versiones. Por ejemplo, en Cuentos más o menos contados (Ed. Alfaguara)
Mitos que se agregan a la ensalada... Yo hice de un defecto una virtud: he sido muy inconstante toda mi vida, saltaba de una cosa a otra todo el tiempo. Y soy así tanto en los trabajos como en los géneros que escribo. Por eso escribo versos, cuentos, edito revistas, hago agendas temáticas, notas de cultura criolla para La Nación Campo. También trabajé en la Revista Humor y en Humi. Diversidad y saltos, salvo en el matrimonio: me casé una sola vez. En eso, soy constante. Y minoría
¿Y qué vamos a leer nuevo de Oche próximamente? Pronto va a salir un libro relacionado con temas de leyendas y mitos. El tema mítico de los por qué… Son cuarenta y pico de historias que cuentan por qué las cosas son así, desde los mitos. Por qué el agua de mar es salada, por qué el cuervo es negro, por qué el ciervo tiene cola corta… Recopilé mitos de todo el mundo.
Oche por Oche: ¿Y la novela?
En Diario de un escritor (Ediciones SM), uno de los libros que Oche señala como novela (pero que está lleno de poemas, limericks, juegos de palabras y hasta dos cuentos), el narrador, un escritor que pretende escribir una novela durante unas largas vacaciones en la costa, dice: “En principio, pensé que podría escribir una novela, cosa que no he hecho en toda mi vida. Para eso me preparé: leí acerca de las novelas, repasé algunas que me interesan para ver cómo organizan sus historias. Pero creo que no tengo temperamento para escribirlas. Me pasa que organizo mejor lo que escribo si son formatos más chicos: poemas, cuentos, frases, trabalenguas, adivinanzas”. ¿Alter ego del autor? Probablemente. Aunque él mismo advierte en Solo sé que es ensalada (Ed. Colihue): “Yo, Oche Califa, escritor argentino en la plenitud de mis facultades mentales (que no son las mejores pero es todo lo que tengo en la cabeza), prometo no volver a escribir un libro como éste, lleno de equivocaciones, objeciones y pensamientos que no interesan casi nada, pero que yo mismo coloqué por irresponsable. Si así no lo hiciere, que los lectores me lo demanden”, y allí mismo puso una nota al pie que dice: “Es una promesa que haré todo lo posible por cumplir”. ¡Ojalá que no cumpla! La CH inaugural
“Ya desde el pseudónimo se anticipa la naturaleza de la voz autoral: éste se inscribe en un universo lexical que se asocia con las particularidades de la variedad española rioplatense, ya que recurre al sonoro ‘che’, tan distintivo del sentir nacional, estableciendo un juego con el vocativo (‘¡Oh, Che!’, o el más informal ‘Che, Califa’) y asociaciones que el mismo autor se encarga de explicitar desde su literatura. Al tango titulado ‘Anochece’ –incluído en el libro Solo sé que es ensalada-, se añade una nota al pie del escritor quien aclara con una fuerte primera persona: ‘Casi todos los tangos ocurren durante la noche. Van a ver que es así en los que siguen. Me gusta el tango y me gusta la noche. Tendría que escribir una poesía dedicada a la noche. La noche, por Oche’” Antonela P. Mannina (FaHCE, UNLP), en “La encrucijada de los paratextos: el caso de Oche Califa”. Texto completo en http://jornadasplan.fahce.unlp.edu.ar/v-jornadas-2013/ponencias/a22.pdf • 22