Revista Pesca noviembre 2012

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chas otras y constituye un elemento clave en el océano Antártico, entre otros, señala.

Si no se consiguen reducciones drásticas de las emisiones contaminantes, esas elevadas concentraciones de CO2 podrán alcanzarse para fines de este siglo. «No se

Más sorprendentes resultan los efectos subletales, co-

han registrado cambios en el ritmo de crecimiento ni en

mo los cambios de conducta documentados en los últi-

el tamaño de los caracoles», señala Manríquez. Sin em-

mos tiempos. En un sofisticado experimento, científicos

bargo, se están llevando a cabo por lo menos 10 estu-

chilenos expusieron al «loco» (Concholepas conchole-

dios adicionales sobre el efecto de la acidez en capara-

pas), un caracol marino de carne muy apetecida, a las

zones y en larvas, entre otros aspectos.

concentraciones de acidez que, se prevé, tendrán los océanos antes de que termine este siglo.

Actualmente hay 10 científicos y 35 estudiantes de distintas disciplinas investigando los impactos de la acidifi-

Este animal «es un alimento de gran importancia so-

cación oceánica en Chile, un país con un extenso y rico

cial y económica» en Chile, dice el investigador Patricio

litoral marino. Sin embargo, persiste el desafío de hacer

Manríquez, del Instituto de Ciencias Marinas y Limnoló-

que sus hallazgos se divulguen en publicaciones cientí-

gicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad Aus-

ficas arbitradas. «A menudo cuestionan nuestros méto-

tral de ese país sudamericano. Su principal depredador

dos y pericia», dice en referencia a los árbitros de las

es el Acanthocyclus hassleri, un cangrejo carnívoro in-

revistas que juzgan las investigaciones antes de ser

termareal. Los locos pueden oler a los cangrejos y es-

publicadas. Manríquez se queja de que ese tratamiento

capar para que no se los coman.

para trabajos chilenos va más allá de lo aceptable, y que no lo había experimentado cuando se presentó co-

Manríquez y sus colegas construyeron tanques espe-

laborando con una institución investigadora británica.

ciales donde regularon la acidez del agua marina. Recolectaron larvas de locos en el norte, el centro y el sur

Al otro lado del Pacífico, científicos australianos descu-

de Chile y las criaron en los tanques durante cinco o

brieron que la acidez oceánica afecta el comportamien-

seis meses, en diferentes condiciones de acidez, nos

to de algunos peces de arrecifes tropicales. La acidez

explica el científico.

del agua hace que también se acidifiquen los tejidos internos de esos peces. Si bien esas especies soportan

Más tarde, los investigadores colocaron cangrejos en

el cambio, «concluimos que hay efectos subletales»,

los tanques donde estaban los caracoles, para estudiar

dijo en el simposio el investigador Philip Munday, de la

cómo interactuaban el predador y su presa en distintos

Escuela de Biología Marina y Tropical de la James Cook

grados de acidez.

University.

Así fue como observaron que en aguas con una acidez

El grado de acidez oceánica esperable más allá de

correspondiente a una concentración atmosférica de

2050 altera el sistema nervioso central de algunos pe-

dióxido de carbono de entre 390 partes por millón

ces coralinos, modificando sus sentidos del olfato, del

(ppm), como la actual, y 750 ppm, los locos inmediata-

oído y de la vista, además de su conducta, explica.

mente intentaban apartarse lo más posible de los cangrejos.

«Aumenta el nivel de actividad, comportamiento y osadía. Se vuelven más activos y adoptan conductas

Pero en niveles de acidez superiores, correspondientes

más arriesgadas», dice. En consecuencia, en un medio

a 1.000 y 1.200 ppm de dióxido de carbono en la

más ácido se duplican las probabilidades de que termi-

atmósfera, los caracoles se veían confundidos, con des-

nen en el sistema digestivo de algún depredador.

plazamientos erráticos y a menudo con rumbo hacia los cangrejos. Esto es bueno para los cangrejos, pero no tanto para los caracoles, dice Manríquez. REVISTA PESCA

Pero los depredadores también se ven afectados, y son menos eficientes para atrapar a sus presas. Por 81


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