conectados
Sin embargo, las redes sociales llegaron para quedarse y el fenómeno ha
Las aplicaciones para encontrar el amor o tener sexo se multiplican a velocidad vertiginosa. Las hay para Android y para iPhone, pero también para ambos sistemas. Algunas se ponen muy de moda y otras se vuelven clásicos. Utilizan geolocalización y también filtros por sexo, edad y físico. Casi todas son gratuitas pero para poder utilizar ciertas herramientas avanzadas, es preciso pagar. Aquí una selección de las que más flechazos consiguen en este momento. • Badoo. Este clásico nació como página web pero su versión de aplicación móvil tuvo muy buena respuesta. El usuario debe rellenar un perfil expresando sus cualidades y preferencias y puede usar un buscador para encontrar personas afines. Cuenta con la friolera de 200 millones de usuarios en todo el mundo. • Tinder. Esta app es la Celestina del momento. El software propone fotografías a los usuarios, quienes deciden si les gustan o no. Si hay coincidencia, buena suerte. Los candidatos podrán iniciar un chat privado. La búsqueda se puede acotar de acuerdo a las preferencias de sexo y a un rango de distancia de 150 kilómetros. • okCupid. Es la versión móvil del portal OKCupid y resulta muy simple de manejar. Solo hay que crear una cuenta señalando la gente que interesa conocer. A diferencia de Tinder, presenta perfiles muy completos. Eso sí, para algunas características avanzadas, hay que abrir la billetera. • Happn. Su particular sistema se basa en mostrarle al usuario todas las personas con las que se cruzó en la vida real. Si los dos candidatos se gustan entonces comienzan un chat. Si no, el otro nunca lo sabrá. • MeeTiC. Es de las preferidas en Europa. Se enfoca al flirteo pero también conecta a gente con intereses comunes. Utiliza comandos como flechazos y tiene contador de visitas, entre otros chiches.
sobre los beneficios o desventajas de esta nueva modalidad de galanteo amoroso, pero lo cierto es que el término Tinderella, utilizado para designar a una mujer comprometida en una relación gracias a esta app, comienza a poblar la vida cotidiana.
setiembre i 2015 i paula
Caso de estudio
llamado la atención de la comunidad científica. De hecho, el cuerpo de investigación dedicado a las citas virtuales y al cambio social que aparejan, es cada vez mayor. A modo de ejemplo, el mes pasado la revista Vanity Fair publicó un artículo sobre la cultura de la conquista y los efectos nocivos de aplicaciones como Tinder en las relaciones de generaciones más jóvenes como los millenials. Para su nota, además de entrevistas con usuarios del sistema, la periodista Nancy Jo Sales se valió del testimonio de especialistas de diversas universidades. Los conceptos vertidos, lejos de ser halagüeños, apuntaron que las aplicaciones para citas tienen el efecto de un meteoro estrellándose contra rituales de cortejo ahora comparables a la época de los dinosaurios. Un estudioso del Instituto Kinsey para la Investigación Sexual de la Universidad de Indiana, explicó que aparte del proceso de sedentarización ocurrido hace 15.000 años cuando se originó el matrimonio como contrato cultural, la llegada de Internet es la segunda instancia de transición en lo que respecta al emparejamiento heterosexual humano. Estas nuevas conductas sexuales y románticas no tienen precedentes desde un punto de vista evolutivo. Por otro lado, el mismo artículo recurre a un profesor de psicología de la Universidad de Texas especializado en la evolución de la sexualidad, quien afirmó que la percepción de una aparente abundancia de opciones provista por estas aplicaciones puede impactar en la psicología masculina, llevándolos a elegir relaciones de corto plazo pues no están obligados a comprometerse. Sin embargo, un informe de la Universidad de Chicago publicado en el año 2013 encontró que cerca de un tercio de los matrimonios en Estados Unidos había comenzado su relación en Internet y que esa población era menos proclive a romperse. De hecho, su nivel de satisfacción marital era levemente superior al presentado por parejas que se habían conocido por medios tradicionales. Tal vez aun sea demasiado temprano para arrojar conclusiones definitivas
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ejos quedó la época en que el chico conoce a la chica, se enamoran y viven felices para siempre. El universo de relaciones amorosas actual es mucho más complejo, rico y variado, pero en ocasiones, también confuso y frustrante. Prueba de ello es la abrumadora mayoría de enigmáticos It´s complicated en los status sentimentales de Facebook. Y es que justamente desde el advenimiento de Internet, las redes sociales y aplicaciones para encontrar pareja comenzaron a tener un rol protagónico en cuestiones del corazón. A pesar de la vergüenza y el prejuicio que causaba exponerse en un portal de citas online, cuando Match.com se estrenó a mediados de los 90’, el éxito fue inmediato. No en vano la empresa está presente en 24 países con webs en 15 idiomas diferentes. Su misión era -y es- crear oportunidades románticas para que los solteros encontraran a ese alguien especial. Otro ejemplo de esta dinámica que revolucionó la interacción sentimental es AdultFriedFinder.com. Dado su perfil orientado al sexo, el portal web es el preferido a la hora de entablar encuentros adultos, especialmente para swingers. Con foros de citas, video chats, juegos grupales y shows de modelos en vivo, esta comunidad se precia de haber ayudado a millones de personas a encontrar parejas tradicionales, intercambios, tríos y relaciones alternativas. Estos son tan solo dos ejemplos, pero sin duda el efecto de Internet como intermediario social da para todo. Basta si no, observar el pánico generado hace un par de semanas por el ataque cibernético a la empresa Ashley Madison, dedicada a las citas extramatrimoniales. La fuga de información comprometió las identidades de los usuarios, generando impactos de variada magnitud que incluyeron desde suicidios hasta la renuncia de su CEO, Noel Biderman.