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Pequeños Dioses, por Ariatna Gámez Soto - Poesía

Pequeños Dioses

Ariatna Gámez Soto

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I Somos seres de noche envueltos en un manto de lluvia, para jugar entre las estrellas y ocultarnos al inventar los días que nunca existieron y crear historias bajo el plenilunio, mientras deshacemos el tiempo entre nuestros dedos y el color de los astros; el mismo que se nos graba en la piel.

II Pequeños terremotos que estremecen mundos inexistentes: donde se abrazan los cuerpos, se abrasa la vida. Las pieles se funden en un ir y venir sin sentido. En huracanes formados con los dedos, las manos de los dioses sin tierra juegan a crear su destino.

III

La oscuridad nos une. Miramos un cielo abandonado que se abre ante nuestros ojos. Somos sombras entrelazadas: estamos fundidos. Al final las tinieblas siguen siendo tinieblas.

Tautología ¿Qué quedará de mí en esta tierra vacía, refugio de almas –nido de víboras– en el purgatorio que se esconde en mi reflejo?

Quedará solamente pavesa: los dedos que se funden en ésta carne, en estas pieles que transmutan: cuerpos ambivalentes;

solamente el envoltorio de esta flor marchita: los despojos de lo que un día fui y los colmillos.

He de permanecer en las aguas de una serpiente que se autofagia; de quedar insomne entre los venenos de esta vida, las voces fantasmas, los gritos que no dejarán de lacerarme.

Cempasúchil Me declaro fan de tu color muerte, de tu olor que abre las puertas a otros mundos.

He quedado perdida entre esos pétalos a los que llamas pieles: laberintos de almas.

En ti guardas la sustancia del sol, se almacena tu existencia que no es más que dualidad. Y con tu cuerpo teñido de pérdidas, vas más allá de todas las realidades.

Odio que quienes te colocan en altares no lo hagan para admirar tu forma que a tu nombre lo utilicen como antónimo de vida y no como sinónimo de la luz en la tierra.

Pagana En tu cuerpo encontré un hogar entre los callejones de tus arrugas y los laberintos que forman tus venas ahora repito tu nombre diosa agónica entre los murmullos ciegos que en la noche no se callan se llena una ciudad ausente enterrada en un mundo invisible

Desaparecidas Dicen que las vieron corriendo, que amanecieron en otro estado, que su piel se volvió como la escarcha. Dicen que sus voces se apagaron como gritos ahogados en el río de una virgen que ya no existe.

Combustión Las luces me envuelven en un fuego que arrastra mis cenizas. El aire me desvanece para poder regresar a mi condición de polvo. Eternidad Tus ojos fueron hechos para guardar el infinito.

Juntan en ellos lo creado y lo intangible: universos distintos los habitan; astros en ellos acaban perdidos cayendo sin encontrar salida.

Mantis No me devores, cómeme con calma… La obscuridad los va acercando hasta volverlos uno solo: alma con alma son una metamorfosis.

Mito Ya me canse de profesarle amor a lo que no tiene rostro, de intentar buscarme en otro reflejo y con mis manos encontrar a un Ser inexistente.

Ya no quiero buscar Aquello entre las sombras, ni utilizar estos ojos humanos que solo ven lo que les conviene Me canse de buscar y no encontrarme…

Puente cruza el amor como un puente... He atravesado el amor como se atraviesa un puente: a cada paso se vuelve más inestable que prefiero sentir el suave metal de un auto en mis entrañas a volver por el puente.

Cuando llegue por mí quiero esperarla sentada tomando el té, invitarle una taza para que tome su lugar y descanse un poco de su larga jornada. Quiero que charlemos sobre su largo andar; que escuche mi historia, quiero me tome sin prisas, que se relaje un poco, y al final irnos tomadas de la mano.