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Méndez Capellán

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PREFACIO

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Siempre trabajando con la máxima mística, siempre teniendo la meta de ahorrar y siempre pensando en un negocio nuevo. Así es la vida laboral de Víctor Méndez Capellán, emprendedor incansable y ejemplo de persistencia, quien sin temor alguno se atrevió a desempeñar los oficios más humildes y, escalando sin pausa las dificultades y aprovechando las oportunidades, llegó a edificar una empresa modelo en prestación de servicios financieros.

Nació en Atabalero, sección de San Francisco de Macorís, el 9 de agosto de 1928. Hijo de Manuel Antonio Méndez y María Eugenia Capellán, quienes además procrearon a Julián, Juan y Andrés. Víctor quedó huérfano a los siete años de edad. Su madre había fallecido de un infarto con apenas 30 años. Tras su muerte, se fue con sus hermanos al rancho donde vivía su padre, donde trabajaba como encargado de una finca en un paraje próximo a Los Algodones. Pocos años después, Manuel Antonio también muere.

En la orfandad y sin recursos económicos, Julián, Juan y Andrés se mudaron a casa de su tío Pancho en la Loma de Jamao, un campo lejano a Salcedo. Víctor fue acogido por su tía Toña. Más tarde, echó a andar su propio camino en busca de oportunidades, con su confianza a cuestas. El destino era Salcedo. Se trataba de un viaje que él mismo consideró definitivo, y no exploratorio.

Fue en Salcedo donde inició el trajinar de Víctor Méndez Capellán. El destino lo puso al frente de doña Pancha Pantaleón de González, la señora que aceptó pagarle, cuando él tocó a su puerta la mañana en la que decidió que no se iría a vivir con alguno de sus tíos, sino que trabajaría para poder pagar sus estudios.

En el día, hacía los encargos que doña Pancha le pedía, y en la noche iba a estudiar. Ahorraba diez centavos al mes, según recuerda. Al cabo de tres años, bajo esa autodisciplina férrea del ahorro, completó su primer capital: RD$3.60 de la época. Sin embargo, se fijó la meta de aprender algo nuevo siempre.

El primer oficio nuevo que desempeñó aún niño, lo aprendió en el pueblo de Salcedo, donde iba los domingos a hacer nuevos amigos, a jugar y a pasar las tardes. Allí conoció a los limpiabotas. Observó atentamente su trabajo, les escuchó las claves de su oficio, los convirtió en amigos suyos y decidió emularlos.

Víctor renunció a la casa de doña Pancha y empezó a trabajar con su caja de lustre. En un solo día empezó a ganar mucho más de lo que percibía en un mes como mensajero. Recuerda que cada cliente le pagaba dos centavos, de tal manera que 40 lustradas le dejaban 80 centavos, suma que le reforzó su idea de que debía ahorrar. Nada fácil su vida en aquel tiempo: tras su jornada de trabajo, tenía que caminar tres kilómetros para ir a la escuela y otros tantos, de regreso. Nunca faltaba a clases.

La directora de la escuela lo quiso premiar por su buen desempeño académico, ya que era portador de notas altas, y encontró que el mejor reconocimiento que podía darle era permitirle usar su biblioteca. En ese espacio, Víctor se sumergió en la lectura de las vidas de hombres que marcaron la historia universal: Mahatma Gandhi, Abraham Lincoln y Napoleón Bonaparte. De ellos obtuvo enseñanzas inolvidables: la sabia filosofía del primero, los sueños del segundo y la estrategia del tercero, claves que formarían su carácter y su estilo empresarial.

Esa curiosidad y su constancia le dieron a don Víctor grandes frutos, como volvería a ocurrirle muchas veces en su vida laboral, como vendedor de “frío-frío”, como zapatero, como buscador de nuevos retos.

A los 18 años le llegó la hora de enrolarse al Ejército. Esa actividad le proporcionó la seguridad en sí mismo y el gran sentido de organización que serían determinantes en su éxito como empresario. Aunque su ejercicio militar no constituía una fuente de grandes ingresos, al retirarse de la institución tenía ahorros por RD$6,000.

La transición de don Víctor del sector militar al empresarial ocurrió en el año 1953, cuando empezó a trabajar como mayorista de billetes y quinielas de la Lotería Nacional. Un fin de semana de imparables lluvias trajo a su vida un punto de inflexión en su actividad: fue tanto lo que llovió que los billetes que tenía reservados para la venta, correspondientes a un premio especial de 50 mil pesos, se mojaron y nadie los quiso comprar. Don Víctor comprendió que tendría que asumir el pago de esos billetes, lo que significaría su bancarrota. Sin embargo, por un golpe de suerte increíble, el billete ganador era uno de los que se había mojado.

Con la base del premio, el empresario amplió su negocio de tal manera que montó una red de billeteros que vendían para él. Llegó a tener 1,700 personas bajo esa condición y sus ingresos dieron un salto considerable, llegando hasta RD$20,000 semanales.

Su mentalidad emprendedora llevó a don Víctor a iniciar una nueva actividad. “El empresario que depende de un solo tipo de negocio, está en la cuerda floja”. Con esa máxima inauguró, el 27 de octubre de 1960, la Agencia de Viajes Víctor Méndez Capellán, que luego se llamaría Viajes Vimenca –conformado por las iniciales de su nombre y apellidos–, y que se convertiría en la primera en obtener la certificación de la International Air Travel Agencies (IATA). Empezó con un esquema operativo que lo diferenciaba de muchos competidores: el crédito para financiar los billetes, a través de Viacre, estrategia conocida con el nombre “viaje ahora y pague después”, y que le permitió a muchos dominicanos emprender sus primeros viajes aéreos.

Momentos Gr Ficos En La Historia De Grupo Vimenca

En la primera imagen, apertura de las oficinas de Viajes Vimenca en la avenida Abraham Lincoln, en el año 1965. Abajo, Charles T. Fote, quien era vicepresidente ejecutivo de First Data, y su esposa Kaye Lynn, junto a don Víctor Méndez y Josefina Saba.

GRUPO VIMENCA: UNA HISTORIA DE PERSISTENCIA Y ESFUERZO

Los orígenes de Vimenca se remontan a 1953 como mayorista de boletos para la Lotería Nacional.

El 27 de octubre de 1960 se creó la Agencia de Viajes Vimenca.

A mediados de 1993, se inauguró la primera Agencia de Telecomunicaciones de Vimenca.

En 1989 Vimenca firmó un acuerdo con la firma Western Union, para los servicios de transferencia de dinero.

El Banco Múltiple Vimenca, C. por A. se constituyó en el año 2002, como una entidad de servicios múltiples.

La empresa Data Vimenca empezó a operar en septiembre del 2004, con 20 estaciones de trabajo.

En el año 2009 nace la compañía PagaTodo, dedicada a ofrecer soluciones de pagos múltiples.

La Cámara Domínico-Brasileña le otorgó a Víctor Méndez Capellán el reconocimiento como Empresario del Año 2014.

La SuceSión

Viajes Vimenca registró otro hito empresarial en 1961, cuando adquirió la representación de American Express, la primera tarjeta de crédito que se introducía en el país.

El siguiente escalón fue el negocio del cambio de moneda, con la empresa Agente de Cambio Vimenca. Esa decisión no solo facilitó la vida a quienes necesitaban comprar o vender dólares, sino que convirtió a la compañía en una de las tres casas cambistas más grandes del país.

Hay más ejemplos que retratan la gran calidad de emprendedor de don Víctor. Su contacto diario con la gente le hizo ver carencias de diversos tipos, como las neveras. Puso en marcha una estrategia de venta de neveras a crédito, con un pago inicial de RD$5 y cuotas mensuales de igual valor. Para inducir a los compradores a vender helados, las neveras incluían moldes para los mismos. Así nació Refrigeración Dominicana.

En 1974, don Víctor impulsó otro emprendimiento, con la creación de Inmobiliaria Vimenca, el cual destinó al financiamiento de casas para personas de escasos recursos.

La visión futurista de don Víctor le llevó luego a incursionar en la actividad de las remesas, ante el elevado número de dominicanos que se radicaban en Estados Unidos, pero que mantenían estrechos vínculos familiares en el país. De esa manera creó Remesas Vimenca, con oficinas en Nueva York y Santo Domingo.

“Olfateador constante del horizonte empresarial”, don Víctor da otro salto en su trayectoria empresarial, con la creación en 2002 de Banco Vimenca. Siempre adelantado al futuro, una nueva compañía se une a su constelación de empresas de servicios dos años más tarde: el call center Data Vimenca.

Así se fue consolidando Vimenca como un importante grupo de servicios en el país. La empresa es un reflejo exacto de la concepción filosófica con que don Víctor Méndez Capellán dirige sus proyectos. “Solo trabajando con dignidad, disciplina y lealtad es posible triunfar”, sostiene. No es una creencia; es un paradigma. Su trayectoria lo demuestra.

Don Víctor Méndez Capellán ha involucrado en los negocios de la empresa a sus hijos Víctor Virgilio y Giselle, procreados con doña Josefina (Finetta) Saba. Juntos logran una extraordinaria sinergia que contribuye al buen posicionamiento del grupo familiar.

Largos caminos ha recorrido don Víctor Méndez Capellán en su quehacer empresarial. Sin abandonar sus principios, permanece al frente de Grupo Vimenca, continuando con la dinámica actividad que le ha convertido en un paradigma del emprendedor dominicano.

Su vida familiar complementa a don Víctor. En su trayecto lo ha acompañado su esposa, Josefina (Finetta) Saba, vinculada al negocio de cambio y remesas desde hace más de 40 años.

El empresario también ha integrado en los negocios a sus hijos Víctor Virgilio y Giselle del Carmen Méndez Saba, quienes forman parte del Grupo Vimenca, como líderes de la segunda generación familiar.

Víctor Virgilio es vicepresidente del Consejo de Directores de Banco Vimenca. Con estudios en administración de empresas en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), se ha desempeñado en distintas posiciones en la empresa, en la Agencia de Cambio, Televimenca y Remesas Vimenca. Ha contribuido al posicionamiento de la empresa, teniendo como norte los valores de honestidad y respeto de su padre.

En la vicepresidencia de Vimenpaq, Vimenca S. A., una firma de courier de envío y recepción de paquetes a escala nacional e internacional, se encuentra Giselle del Carmen, quien estudió Administración de Empresas en la Universidad Iberoamericana (Unibe). Con la guía de su padre, ha ocupado diversas posiciones en Operaciones Cambiarias, Monedas Extranjeras y otras áreas. De su padre admira su humildad y disciplina, al igual que su apego a la familia, clave esencial en el desarrollo de Grupo Vimenca. “El mejor capital del ser humano son los amigos”, es una de las tantas sabidurías que recuerda día a día de don Víctor.

El fundador de Grupo Vimenca ha conducido a este consorcio por caminos de éxito. Preservar su liderazgo es el compromiso de los descendientes de don Víctor Méndez Capellán.

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