O PINIÓN
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Terraplanistas de la salud ““La Tierra es plana, y el Sol no pasa bajo ella durante la noche, sino que viaja a través de las zonas del norte, como si estuviera oculto por un muro”. Severiano di Gabala
Por el Dr. Mauricio Klajman (*)
os modernos terraplanistas, defienden la idea de que la Tierra es un disco centrado en el Polo Norte y rodeado de un muro de hielo de 45 metros de altura como límite exterior, al cual identifican con la Antártida. El mapa resultante se inspira en la proyección azimutal equidistante centrada en el Polo Norte, usada como emblema por las Naciones Unidas. Obviamente nadie que esté en sus cabales creería esto. Por lo tanto, el dilema planteado entre economía y salud es un terraplanismo recargado. Si el agente que origina la pandemia, el virus, es biológico, el modo en que se propaga es social, resultado del contexto en el que se inserta, de las condiciones que le ofrecen la economía y la política; es consecuencia de un sistema complejo e históricamente situado que articula sociedad, instituciones y cultura.(1) Obviamente, cuando la cuarentena termine, en ese momento haremos un análisis de nuestro Sistema de Salud y como respondió a la pandemia. Seguramente tendremos que desfragmentar la incoherencia de la relación entre subsistemas. Analizaremos la relación de inequidad geográfica entre regiones. Cuanto más se alejan las zonas de las grandes metrópolis más falta de complejidad y más falta del recurso humano. A propósito de este tema comprenderemos que la formación médica está totalmente tecnologizada y dependiente de la técnica. Los intereses creados a partir de la aparatología desmesurada nos convirtieron en instrumentos de esa tecnología y los médicos estamos a su servicio, invirtiendo la ecuación humana. Descubriremos que las curriculas universitarias están construidas a partir de esos intereses y funcionan al servicio de la tecnología y las farmacéuticas. Debemos renovar las “Escuelas de Salud Pública”, pensándolas como cantera de estrategas de la salud… Y fundar nuevas donde sea necesario. También se revelará ante la sociedad que los médicos están abandonados en cuanto a su actualización científica, ya que el multitrabajo mal pago, los agota y no les queda tiempo ni recursos para ello. Podremos observar que el subsector público funciona mejor que muchos privados, donde la hotelería y el marketing es más importante que la preparación científica de los recursos humanos. Debemos aprender que la prevención es parte de las estrategias de salud, no solo un excelente calendario de vacunas. Es verdad que el enlentecimiento en la velocidad de los
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contagios a través de la cuarentena permitió reacomodar los servicios esenciales para su atención, sobre todo los servicios de terapia intensiva. También deberemos crear los recursos humanos para las terapias. No pueden funcionar como “no servicios”. Más del 90% de ellas tienen un coordinador y luego médicos de guardia cada 24 horas. O sea que un intensivista no tiene carrera profesional. Hará guardia toda la vida útil. Se calcula que los especialistas en medicina intensiva reales son alrededor de 1800, en un territorio extenso y con una población de aproximadamente 44 millones. No alcanza con comprar tecnología, no alcanzan ni los intensivistas ni la enfermería especializada. Esto último es un mal endémico, una vergüenza nacional, el destrato hacia la enfermería y la falta de formación universitaria, debe alguna vez cambiar…(2) Así como debe cambiar alguna vez el mecanismo de autorización de medicamentos, se debe renovar a la ANMAT, con herramientas que posibiliten la aceptación de fármacos basados en la evidencia clínica. El renacido Ministerio de Salud deberá ser el eje de las políticas sanitarias, no dejando en manos de las Provincias las estrategias, que son muchas veces producto de utilización política, sin resultados útiles para las poblaciones que deberían ser los destinatarios de esas políticas. A propósito de este tema observemos lo que paso en los territorios más alejados de las grandes urbes durante la pandemia: descalabro de los sistemas provinciales, estrategias fallidas, falta de prestadores tanto en el ámbito público como privado, protocolos que no se cumplen, médicos que en algunos casos no están preparados para situaciones como esta, falta de estrategias o ausencia total de las mismas. En muchas Provincias se produjo una transformación excesivamente corporativa de los servicios, luego de tantos años de abandono y falta de regulación, rayana en la irresponsabilidad ética y social. Como vengo afirmando desde hace tiempo ya, la equidad complementaria como modelo de desarrollo entre los subsectores de salud de la República Argentina es un modelo posible y replicable, dado que existen las condiciones entre esos subsectores, por la injerencia marcada entre los mismos. El decreto 9/93 posibilita esto. Pareciera que retrotraer dicho decreto no está en la estrategia de ningún planificador. Entonces hagamos un salto de calidad hacia adelante utilizando esa imbricación como complementariedad. En los últimos cuatro años de la funesta gestión anterior, la Argentina ha asistido a procesos de cambio muy significativos en todos los órdenes: políticos, económicos, sociales y culturales. Todo esto en el marco de un