La Pieza Secreta
BOLETÍN DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
N° 6 2022
DIRECCIÓN
María Antonia Carrasco
EDICIÓN Y TRABAJO PERIODÍSTICO
Charlotta Copcutt y María Antonia Carrasco
DISEÑO
Liza Retamal Salinas
COLABORACIONES
Noémie Bellanger, Morten Dürr, Ximena Galdames, Anne Hansen, Juan Hernaz, Ignacia Saona.
ILUSTRACIÓN PORTADA
Claude K. Dubois, de Akim corre. Lóguez, 2015.
ILUSTRACIÓN PÁGINA 2
Cho Eun-Young, de La playa de las conchas. Saposcat, 2016.
ILUSTRACIÓN CONTRAPORTADA
Søren Jessen, de Gaven (El regalo). Gyldendal, 2007.
CONTACTO:
San Enrique 339ª, Cerro Alegre. Valparaíso Teléfono: 32 321 64 01 bibliotecaslibroalegre@gmail.com www.libroalegre.cl
Facebook: Bibliotecas Libroalegre Instagram: libroalegre
“La pieza secreta” es una revista del Centro Chileno Nórdico de Literatura Infantil, ONG que tiene dos bibliotecas infantiles –Libroalegre- en Valparaíso.
La Organización desarrolla diversos programas de promoción de la lectura desde 2001 y cuenta con más de 10 mil libros de literatura infantil y juvenil contemporánea, con especial énfasis en libros procedentes de los países nórdicos.
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“¿Piensas que puedes escribir de cualquier cosa, sin importar lo triste o grave que sea?”, cuenta nuestro colaborador Morten Dürr que le preguntan a veces por los temas que aborda en algunos de sus libros para niños. Su respuesta es: “Sí, puedes escribir de lo que sea en la medida en que sea relevante para los niños”. Con relevante se refiere a lo que a los niños les importa o en lo que piensan (sin prentender por ello que los nños carguen con todo lo que se refiere a la vida adulta). Si los niños tienen temores y preguntas sobre la guerra, por ejemplo, hay que ser capaces de escribir al respecto, de forma sensata y sincera.
En este nuevo número de La pieza secreta dedicado a la guerra, presentamos una variedad de libros álbum que tocan este tema desde diferentes ángulos y perspectivas. Esperamos dar a conocer buena literatura sobre conflictos bélicos en diferentes épocas y lugares geográficos, y así ayudar a que se generen espacios de encuentro y conversación literaria existencial entre adultos y adultos, adultos y niños, y niños y niños.
Porque la conversación tiene que estar, no hay que evitarla. Si la guerra está en las portadas de los diarios, en los noticieros, en las redes sociales; si la guerra y el horror (que provocan los adultos) ocupan espacio en las mentes de los niños, a veces como víctimas directas, a veces como testigos lejanos, ¿qué hacer? ¿Callar? ¿Disimular? ¿Cambiar de tema? La literatura infantil debe tener un papel en esta difícil conversación.
/ Tema: LIJ que narra la guerra
/ En voz alta/Reportaje: La comunidad de leer
/ Perspectiva autor: Ventana y espejo
/ Pequeña biblioteca: Recomendaciones
/ Libro destacado: Mexique
/ Entrevista a creadores: La crítica en la LIJ
/ Bajo la lupa: Análisis de Rosa Blanca
/ Editora viajera: Editar en tiempos de guerra
/ Autores del mundo: Tolkien y Louis
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TEMA
La guerra en la literatura infantil
Cho Eun-Young, de La playa de las conchas . Saposcat
Literatura infantil que narra la guerra
En tiempos convulsionados como los actuales, vemos como se mantiene vigente la discusión en torno a qué aborda o debería abordar la literatura infantil, y la manera en que ciertos temas son tratados en los relatos orientados a niños, niñas y adolescentes. Mientras solo una pequeña parte de la población vive de manera tranquila y privilegiada, son muchos, millones, los niños afectados por conflictos armados, desnutrición, pobreza, o por la crisis climática que se agrava día a día. Mientras la publicidad exalta cuerpos hipersexualizados, la televisión replica imágenes de violencia y las redes sociales se plagan de noticias falsas, hay quienes arrugan la frente al toparse con literatura infantil que relata eventos sociales o políticos con implicancias sociales de envergadura.
A continuación, presentamos una selección de libros que narran la guerra de manera explícita, no solo la nombran y la ilustran, también nos muestran cómo los protagonistas fueron afectados por ella y las implicancias que tuvo en sus vidas, invitándonos a hablar abiertamente del
uso de armas, la muerte, el duelo, los refugiados, la orfandad y la dominación de un grupo de personas por sobre otras. Presentamos Akim corre, de Claude K. Dubois, publicado por primera vez en francés en 2012, y traducido al castellano en 2015 por la editorial Lóguez (España), que si bien entrega algunas referencias que podrían permitir situar geográficamente el relato, presenta una historia relativamente contemporánea en un territorio no identificado. Luego, La playa de las conchas de Shin Hye-Een y Cho Eun-Young, que fue publicado en coreano en 2015 y traducido al castellano en 2016 por la editorial Saposcat (Chile), un relato basado en una historia real ocurrida durante la guerra civil en Corea de los años 1950-1953. Por último, El relámpago sobre Hiroshima, de Toshi Maruki, publicado por primera vez en inglés en 1980, que si bien ha sido traducido a otros idiomas, en castellano se puede encontrar solo en las bibliotecas de Libroalegre. Este libro también está basado en hechos reales, una historia que se entrelaza con otros relatos y documentos para narrar los estragos que causó la bomba atómica lanzada sobre Japón en 1945.
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Akim corre
Akim corre es un libro de tamaño más pequeño que los otros dos. Es apaisado, más ancho que alto, y la autora lo dedica a su madre y a todos los niños “víctimas de las guerras de los mayores”. Se trata de un libro potente, remecedor, que retrata escenas de un territorio que podría ser cualquiera, con bombardeos, migración forzada y numerosas ilustraciones a página completa de trazo suave y colores tenues.
En una ocasión la autora, Claude K. Dubois, dijo sobre su libro que “la mirada de los niños se cruzará con la de mis personajes”, lo que puede referirse a varias cosas. En un sentido más literal, podemos pensar que se refiere a que el protagonista del libro es un niño, Akim, y al ser leído por otros niños y niñas, estos se podrán sentir identificados, empatizar con él por la cercanía de edad. En un sentido más abstracto, podemos pensar en el formato del libro, que invita a leer de lado a
lado y no de arriba a abajo. Con esto me refiero a que el libro cuenta con mayor cantidad de situaciones ilustradas que de palabras impresas, y que tiene una perspectiva poco habitual: la línea del horizonte está por sobre la media. La perspectiva, literalmente, se sitúa acorde a la estatura de un niño, los paisajes están dibujados como mirando hacia arriba, y, a lo largo de la historia, son los adultos los que se agachan para hablarle a Akim, los que lo agarran de la mano mientras escapan de los bombardeos, los que lo acompañan en la búsqueda de su madre. El narrador sitúa -visual y emocionalmente- al lector en el lugar del niño.
Este libro presenta acontecimientos terribles, pero con guiños esperanzadores, a la vez que hace una invitación bastante clara a los adultos mediadores a agacharse también frente a los niños lectores para preguntarles por las cosas que les preocupan y acompañarlos así en sus búsquedas.
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Claude K. Dubois, de Akim corre . Lóguez
La playa de las Conchas
En Laplayadelasconchaslas ilustraciones juegan un rol protagónico, combinando ilustraciones a color con otras más pequeñas, generalmente figuras en negro. Mientras las primeras pueden desbordar las páginas, las segundas complementan el texto, entregando detalles o información no escrita. Las ilustraciones, que contienen un gran simbolismo, están hechas con pinturas de colores vivos y trazos gruesos y expresivos emulando lo que, convencionalmente, consideramos dibujos infantiles.
La historia está contada por Jong Yae, un niño que nos dicen que es real, que se presenta a sí mismo, a su familia, a las personas que conoce, las cosas que le gustan y las que le dan miedo, y cómo su vida va cambiando. Como lecto res, acompañamos a Jong Yae en su vida cotidiana en un pueblo rural de la costa, justo en la frontera de lo que se convertirá en Corea
del Norte y Corea del Sur. Nos cuenta que su padre vivía antes en Seúl (la capital) y que construyó la casa donde viven ahora cerca de la playa, pero un día deciden mudarse y el lector intuye una amenaza en esta vida tranquila. Inevitablemente, la guerra los encuentra y varios miembros de la familia desaparecen. Jong Yae nos cuenta que espera a su padre, llora y espera, viaja con sus recuerdos y luego vuelve a los lugares que lo hacen sentirse cerca de él.
Así, quizás como una estrategia de activación de la memoria, las ilustraciones nos invitan a recordar cómo veíamos y representábamos el mundo cuando niños: nuestra casa, nuestra familia, a quiénes esperábamos y a quiénes recordamos hoy. Este libro nos habla de la fragilidad humana, y al mismo tiempo, de como algunos lugares y ciertos olores se van cargando de sentido y afectos a lo largo de nuestras vidas.
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Cho Eun-Young, de La playa de las conchas . Saposcat
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Toshi Maruki, de Hiroshimanopika. Hjulet
El relámpago sobre Hiroshima
Sobre El relámpago sobre Hiroshima se puede decir que es el más explícito de los tres, es casi imposible hablar de la detonación de la primera bomba atómica en el mundo sin referir el horror que provocó: muertos, heridos, incendios, abandono, radiación, enfermedad y daño ecológico. Este libro, no solo entrega datos históricos fidedignos, también relata la historia a partir de una familia afectada por la bomba atómica, con una niña de siete años como su protagonista.
Las ilustraciones son impactantes: al inicio vemos un relámpago naranjo y blanco atravesar una casa a la hora del desayuno, luego -salvo alguna excepción- todo el resto del libro transcurre en penumbras. Como lectores, acompañamos a Mi-Chan los cuatro días siguientes a la explosión mientras camina intentando escapar del humo, atravesar la ciudad, los ríos, y dejar atrás innumerables cuerpos sin vida, afirmando los palillos del desayuno con sus manos atrofiadas, aferrándose a lo único que no destruyó la bomba.
Al igual que en La playa de las conchas, la niña protagonista de El relámpago sobre Hiroshima crece y conmemora a su padre fallecido. Pero en este caso se trata de una ceremonia colectiva: miles de lámparas de papel se dejan flotar río abajo, en memoria de todos los muertos por la bomba. Mientras los ríos se llenan de lámparas, los lectores podemos dimensionar el horror, cada lámpara lleva escrito el nombre de una persona fallecida, son tantas que repletan la doble página del libro.
La autora, Toshi Maruki, trabajó activamente por el desarme y la paz mundial la mayor parte de su vida, y decidió escribir esta historia después de escuchar el testimonio de una de las
sobrevivientes del bombardeo. En la parte final del libro nos cuenta cómo conoció a esta mujer y su motivación para escribir el relato: divulgar lo ocurrido para prevenir que vuelva a pasar.
Tres narrativas del horror
En diferentes grados, estos tres libros se presentan como relatos testimoniales de una realidad de la que no podemos escapar: las guerras existen y se siguen cometiendo crímenes horribles contra la humanidad. En distintas épocas y en distintos lugares se ha matado, invadido y oprimido a personas solo por pertenecer a cierta nación, vivir en cierto lugar o tener ciertas creencias, personas de todas las edades.
Akim corre, Laplayadelasconchas y Elrelámpago sobre Hiroshima son tres libros que abordan la guerra desde narrativas muy cuidadas, incluso cariñosas con los protagonistas de las historias y también con los protagonistas reales de los conflictos bélicos. Mientras se presentan diversas emociones en los textos y las ilustraciones, se mantiene siempre el respeto y admiración por quienes han pasado por situaciones extremas. Aunque resulte doloroso recordar, estos libros nos muestran que es posible narrar el horror, y que hoy, más que nunca, se vuelve necesario.
Por Ignacia Saona, licenciada en Arte y Magister en Edición.
Toshi Maruki, de Hiroshima no pika . Hjulet
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LA COMUNIDAD DE LEER EN STERNÖSKOLAN
Sternöskolan es una escuela básica en Karlsham, una pequeña ciudad en la costa sureste de Suecia. La escuela está en un sector con nivel socioeconómico bajo, alrededor de 70% de los alumnos son inmigrantes en primer o segundo grado, con sueco como su segunda lengua. Aquí los libros juegan un papel importante en el desarrollo del lenguaje de los alumnos y se trabaja constantemente para despertar el placer por leer. En ese contexto nació la idea de reunirse todos alrededor de un libro. Alumnos desde kinder hasta sexto, profesores de lenguaje, física, arte, educación diferencial, asistentes, la enfermera y psicóloga escolar, todos iban leer el mismo libro y trabajar de diferentes maneras a partir de la historia. Y así fue. Durante todo un curso, la escuela completa vivió la aventura de los hermanos Karl y Jonatan en el libro Los hermanos Corazón de León, de la autora sueca Astrid Lindgren. La pieza secreta conversó con una de las profesoras más dedicadas al proyecto, Jennie Söderlind, sobre cómo fue la experiencia, y con cuatro de sus alumnos sobre el libro y su contenido literario.
La literatura te ayuda a hablar de pensamientos y miedos porque permite hacerlo a través de un tercero.
leer un capítulo por semana. En algunos cursos solo se leía en voz en alta y en otros (sobre todo de 4º básico para arriba), los alumnos también leían individualmente pero como algo complementario. El foco era siempre leer juntos y conversar sobre lo leído. A partir de esa premisa, cada profesor usó el contenido del libro adaptado a su materia. Se hicieron interpretaciones del libro en dibujos, ilustraciones de personajes; se escribieron textos a partir de temáticas que encontramos en la historia; se generaron discusiones sobre religión; en música cantaron canciones de la filmación del libro, y en inglés se leyeron partes de la versión del libro en inglés.
¿Habían explicitado que lectura en voz en alta fuera la forma?
Jennie: Postulamos a un fondo estatal que se llama “Escuela igualitaria” y obtener ese financiamiento posibilitó que yo y otra colega pudiéramos dedicar un día a la semana exclusivamente al proyecto “Alegría de leer en Sternöskolan”. Durante el primer semestre trabajamos preparando al personal del colegio. Estudiamos un poco de teoría literaria y de herramientas para desarrollar el lenguaje. Tuvimos talleres donde discutimos cómo lograr la difícil tarea de enseñar a partir del cuento, sin por eso impedir que fuera una experiencia literaria. Al inicio del segundo semestre cada alumno en la escuela recibió un ejemplar del libro como regalo y empezamos a
Jennie: Sí, lectura en voz alta era la base porque es un libro con muchas descripciones, tanto de ambiente como de personajes, y hay pasajes más o menos largos donde no hay tanta acción. Todos los profesores leyeron en voz alta y luego, a veces, los más grandes leyeron partes seleccionadas individualmente. La mayoría de los alumnos también adquirió el libro como audiocuento en su lengua materna, así pudieron escucharlo paralelamente en sus dos lenguas.
En general, ¿es costumbre que los profesores lean en voz alta a sus alumnos?
Jennie: No, por desgracia no lo es. Sí que muchos profesores leen a sus alumnos, pero muchas veces es sin preparación, sin haber elegido un libro con ciertos criterios o pensado en cómo aprovecharlo después. Se lee un ratito a la hora de la fruta, pero sin conversar después y es
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bastante común que se siga con una serie completa de un autor, en vez de probar diferentes autores y géneros. No siempre se tiene que hablar sobre lo leído, pero pienso que es muy importante que uno tenga pensado su elección de libros para así poder mostrar el amplio espectro de literatura infantil y juvenil que hay. Nosotros tenemos muchos alumnos que no leen nada en casa y tampoco nadie les lee, quizás ni siquiera haya una persona que les pueda leer en sueco. Es nuestra tarea mostrarles la literatura, abrirles ese mundo fantástico, y para hacerlo tenemos que mejorar en seleccionar los libros y ofrecerles muchos libros diferentes.
Los hermanos Corazón de León fue escrita por Astrid Lindgren en 1973 y es uno de sus libros más traducidos, a más de 50 idiomas. La histo ria se sitúa al inicio del siglo veinte y a Karl, el hermano menor, le queda poco para vivir por que está enfermo. Jonatan, su hermano mayor y gran ídolo, lo cuida y le cuenta cuentos para que Karl no tema a la muerte. Un cuento recurren te es sobre Nagijala, el país maravilloso donde se van a encontrar después. Pero un incendio causa la muerte inesperada de Jonatan cuando saca a su hermanito de la casa incendiada. Poco después, la enfermedad vence a Karl, que tam bién se va, dejando a una madre desolada. Pero el país inventado por Jonatan se hace real y los hermanos se reencuentran en Nagijala, en el valle de los cerezos donde “todavía rige el tiempo de los cuentos y las fogatas”, como lo describe la autora. Aquí empieza una gran aventura porque en Nagijala hay un tirano y los hermanos se ven
envueltos en la lucha por la libertad. Es un cuento sobre muerte, guerra, valentía y amor entre hermanos, con un final abierto a la interpretación de cada uno.
¿Por qué eligieron Los hermanos Corazón de León?
Jennie: Queríamos elegir un libro que conmoviera a los alumnos y que se tratara de la búsqueda sobre uno mismo y sus ideales, atreverse a ser uno mismo. Con estos requisitos empezamos a pensar en Los hermanos Corazón de León Muchos de nuestros alumnos no conocían a Astrid Lindgren, o si la conocían era por sus personajes en alguna película. Queríamos darles un libro que fuera parte de nuestro bagaje cultural, dar una referencia en común a los alumnos. Otro criterio fue que fuera un libro que tocara temas difíciles como la muerte. En nuestro colegio numerosos alumnos han vivido la muerte muy de cerca porque muchos han huido de la guerra, pero también hay alumnos suecos que han perdido a alguien, como un padre o una madre.
Jennie cuenta que tuvieron muchas discusiones entre los adultos sobre si se debía leer sobre un tema tan difícil como la muerte. Pero la experiencia mostró que los alumnos tomaron el tema con mucha naturalidad. “Para ellos fue mucho más fácil asumir la historia y hablar sobre el contenido que para los adultos. Si hubiésemos preguntado a los niños, en vez discutir tanto entre nosotros si realmente era apropiado leer un libro
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qué crees que pasa algo así?
Jennie: A veces pienso que los adultos queremos proteger a todos los niños de tantas cosas todo el tiempo, quizás por haber sido protegidos nosotros mismos, pero entonces en la protección de lo difícil desarrollamos una sensación de que es difícil tocar lo difícil. No es difícil si no lo hacemos difícil. Los niños fueron muy abiertos en las conversaciones “difíciles”. En mi curso teníamos un alumno con un padre enfermo terminal, otro que había perdido a su madre y varios que no tenían ambos padres en el país. Pero ellos estuvieron igual de interesados y entregados en las conversaciones. La literatura te ayuda a hablar de pensamientos y miedos porque permite hacerlo a través de un tercero. No es fácil abrirse y contar tu experiencia personal, pero si tienes una historia entre medio, es más fácil. Puedes hablar de lo vivido en el libro y luego hacer un paralelismo con tu propia vida.
independientemente de esto, la lectura compartida generó comprensión por la situación del otro. Muchos alumnos hicieron preguntas a los que tenían experiencias de muerte y estos contestaron de manera muy natural. Se creó una comunidad en la que se permitió hablar abiertamente sobre pensamientos y sentimientos en la sala. Eso es lo fantástico con los cuentos y los libros.
Algunos. Sobre todos los que tenían experiencias de vida más duras. Para otros, quizás era nada más que un cuento, pero
Hubo paralelismos que hicieron muchos de los alumnos que llegaron a Suecia como refugiados que yo no esperaba. Lo que pasó fue que se identificaron con el tipo de vida material que tienen los hermanos al inicio del cuento, cuando aún están en nuestro mundo. A diferencia de los otros alumnos, sabían lo que era una cocina de leña, una caldera, cómo traer la leña y buscar palos para el fuego. Para ellos estos deberes domésticos no era algo del tiempo pasado, sino de su vida actual. Jamás lo había pensado, pero las conversaciones nos hicieron evidentes las diferentes condiciones de vida. Y a pesar de que sus relatos eran tristes, fue también un momento bonito para estos alumnos porque sentían que tenían cosas que contar del mundo que los demás desconocían.
Cuatro de los niños que experimentaron el proyecto “Alegría de leer” son Mahmoud Alheb, Ellen Mauritzson, Khawla Al Homsi y Linn Rasmusson. Son alumnos de Jennie desde primero básico y están a punto de salir de sexto. Ahora tienen entre 12-13 años y les quedan pocos días para irse de Sternöskolan y empezar la Media en otro colegio. Todos piensan que su escuela les ha ayudado mucho a tomar gusto por la lectura.
Linn: Aquí nos han entregado la sensación de que leer es entretenido, que es una parte de la vida, no una obligación.
Khawla: Leer aquí se hace como una actividad, primero leemos y luego hacemos algo divertido que conecta con el libro, como por ejemplo ver una interpretación del libro en forma de teatro. Eso me parece una buena forma de hacernos leer porque entonces no solo leemos para aprender a leer mejor.
Mahmoud: Antes estaba en otro colegio y allí nuestra profesora nos leyó un libro, discutimos un poco y listo. Aquí trabajamos mucho un mismo libro.
A Mahmoud le gustan los libros informativos, Ellen lee sobre todo fantasy como HarryPotterya Linn le
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¿Por
¿Tus alumnos hicieron paralelismos con sus vidas a partir de la lectura de Hermanos de Corazón León?
gustan las historias que tratan de la vida cotidiana. Khwala prefiere escuchar libros que sean románticos e intrigantes. Igual que Mahmoud, Khwala habla árabe en casa pero ambos prefieren leer en sueco o inglés. “Llegué a Suecia cuando tenía seis años, he vivido muchos años aquí y por eso lo más fácil es leer en sueco. Pero estoy aprendiendo a escribir y leer en árabe en nuestras clases de lengua materna”, dice Mahmoud. Recuerdan como vivieron el semestre cuando todos los niños en el colegio leyeron el mismo libro:
Khawla: En los recreos teníamos qué hablar con niños de otros cursos sobre qué les parecía el capítulo que estábamos leyendo y lo que creíamos que pasaría en el siguiente. El libro hizo que todos pudieran dar su opinión y eso fue bueno.
Linn: Sentí comunidad con otros alumnos y estuvo entretenido. Conversamos mucho sobre lo que pensamos que pasa después de la muerte y todos tenían diferentes pensamientos y preguntas; algunos, ninguna.
Los alumnos y Jennie están de acuerdo en que la lectura compartida generó una gran comunidad en la escuela, tanto entre los profesores, al compartir sus experiencias de trabajar con el libro, como entre los alumnos. Se exponían trabajos sobre el libro en los pasillos del colegio y muchos alumnos los miraban con curiosidad. Les incentivó a comparar interpretaciones, impresiones e incluso
idiomas (ya que se podía elegir trabajar el libro en su lengua materna) y se generaron muchas conversaciones lindas entre los alumnos.
El libro Hermanos de Corazón León lo resume Mahmoud como “una lucha entre lo bueno y lo malo”, y recuerda que durante el semestre de lectura del libro, él pensaba mucho en la vida de Tengil, el personaje que hacía la guerra y que quería todo el poder. “¿Cómo alguien puede llegar a ser tan malvado? Se me ocurrió que quizás algo que le pasó en su infancia le hizo ser tan malvado.” dice Mahmoud pensativo.
¿Qué opinan sobre leer libros que tratan la guerra?
Ellen: Yo pienso que es bueno porque las guerras suceden, y si uno no sabe que existen, parecerán aún más temibles. En Los hermanos Corazón de León, la guerra termina en algo bueno porque los hermanos ganan. Eso me parece bien, que el final en libros para niños chicos sea bueno.
Mahmoud: En nuestro curso también leímos un libro que se llama El vuelo de Sara (Lorenza Farina & Possentini, Sonia M L. It Atrium. 2015), me gustó porque contaba como era vivir durante la Segunda Guerra mundial, como era ser judío y como se sentía Sara.
Ellen: Si, El vuelo de Sara es un libro un poco más informativo que Los hermanos Corazón de León. Lo leímos durante el periodo que estudiábamos la Segunda Guerra mundial en Ciencias Sociales e Historia para verlo desde la perspectiva de los judíos.
Linn: No hay que pensar “oh no, esto no lo deben saber los chicos”, es necesario saber lo que pasa en el mundo para poder pensar y conocer el mundo tal cual es. Vivir en una mentira no es bueno. En El vuelo de Sara realmente se entiende lo que pasa y claro, duele el corazón, pero hay que saberlo.
El vuelo de Sara es un libro álbum sobre una niña que llega a un campo de concentración. Jennie cuenta que las imágenes son horribles pero que las usaron mucho al trabajar el judaísmo y el holocausto. Las ilustraciones captaron la atención de los niños y les ayudaron a despertar su interés. Pero más que libros sobre guerra, Jennie usa libros sobre huir y cómo es vivir huyendo o sin los derechos humanos garantizados. En
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Sternöskolan llegan nuevos alumnos a cada rato, por ejemplo de Siria. Niños que han cruzado el mar Mediterráneo en un barquito y que han visto su vida en peligro. “Diría que es casi falta de profesionalismo no leer libros sobre guerra y huida, dice Jennie, porque la lectura nos ayuda a tener conversaciones buenas y entender a veces por qué alguien actúa como actúa y que ciertas experiencias influyen en cómo accionas”.
Después del año temático con el libro Los hermanos Corazón de León, la escuela ha seguido trabajando otras temáticas en menor grado. La temática del próximo semestre ha sido elegida por los alumnos a través de una encuesta que mostró que el terror es algo que atrae a muchos. El proyecto se llama “Formas terribles” y consiste en un periodo de lectura de muchos libros de terror terminando con la visita de un autor y un ilustrador. Durante una semana estarán con todos los cursos, 4 talleres por curso, para crear con los alumnos. A parte de que la temática sea muy deseada por los más jóvenes, hay muchos libros de este género con un lenguaje sencillo, frases cortas e ilustraciones, lo que ayuda a la comprensión lectora de los alumnos y les facilita leer por ellos mismos.
¿Cuál es el mayor desafío para lograr que los niños lean libros hoy día?
Jennie: Pienso que es muy importante que encontremos el texto preciso, uno que los atrape y los conmueva porque hay tanta competencia de otros formatos, como los videoclips, las películas, los videojuegos. Son formatos que pueden transmitir historias muy atractivas y es mucho más fácil para un niño entenderlas, sin mayor esfuerzo. Requiere más trabajo del niño encantarse con un texto escrito porque hay que descodificar letras y entender el lenguaje, invertir tiempo. Por eso es que debemos dedicarle mucho tiempo a leer cuentos en la escuela y mostrar lo emocionante que puede ser leer, los nuevos mundos que se abren.
Antes de terminar la conversación los niños y Jennie sueñan. Los niños sobre qué tipo de libro les gustaría escribir y Jennie sobre su trabajo:
Jennie: Mi trabajo soñado es ser una especie de tía de los cuentos que va de sala en sala y lee en voz alta en todos los cursos. Enseñaría solamente lenguaje y tendría la responsabilidad de coordinar con los profesores jefe cómo incor-
porar la literatura en la enseñanza. Desarrollar qué libros vamos a leer, qué géneros mostrar, cuándo introducimos diferentes libros y cómo meter la literatura de manera óptima y natural. Estaría siempre indagando qué es lo que le interesa a los niños y cómo capturarlos a través de sus experiencias. Ese sería mi puesto soñado.
Mahmoud: Yo quisiera escribir un libro con un mensaje, sobre sé tú mismo. No hagas cosas solo porque otros quieren que las hagas.
Khawla: Yo algo parecido. Sé cómo eres y no sigas malas reglas. Sobre atreverse a denunciar injusticias y decir lo que uno piensa sobre lo que pasa en el mundo.
Ellen: Me gustaría escribir sobre la vida cotidiana, como es la vida de diferentes personas. Por ejemplo que no todos tienen las mismas cosas o las mismas posibilidades. Quisiera mostrar que no todos viven de la misma manera.
Linn: Yo hubiera escrito un libro sobre diferentes miedos que uno puede tener. No solo miedo a cosas concretas, sino también miedo a perder a alguien, a no ser uno mismo o no atreverse a hablar. Quisiera contar sobre cómo son estos miedos y mostrar posibilidades de combatirlos.
Cuaderno donde el alumno reflexiona después del capítulo leído.
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Por Charlotta Copcutt. Equipo periodístico Libroalegre.
“¿Piensas que puedes escribir para niños de cualquier cosa, sin importar lo triste o grave que sea?” Mi respuesta es “sí”.
Lars Horneman, de Zenobia . Cobolt
Ventana y espejo
Como autor de libros para niños, tengo a muchos profesores y bibliotecarios de bibliotecas escolares entre mis contactos de redes sociales. Desde que Rusia invadió Ucrania el pasado mes de febrero, he constatado una tendencia clara en Facebook: profesores y bibliotecarios se están preguntando “¿cómo hablamos con los niños sobre guerra? Estoy convencido de que la literatura infantil debe tener un papel en esta difícil conversación.
Mi propia experiencia de esta conversación ha sido muy positiva. En 2016 escribí una novela gráfica llamada Zenobia que cuenta la historia de una niña que tratar de huir de la guerra en Siria. El libro es extremadamente triste, la niña -Amina- no sobrevive a la guerra. En lugar de eso, se ahoga en el Mediterráneo. El libro es demoledor, el relato no da posibilidades, su final no deja espacio a la esperanza. Se podría haber construido una trama más emocionante con la pregunta: ¿sobrevivirá la niña o no? Pero el tono del libro es bastante apagado. Estoy seguro que el lector sabe desde el principio que el cuento va a terminar mal. Entonces, ¿cómo puede un libro así funcionar en una clase y ser leído por niños de 11 años? Como cada mes visito escuelas en diferentes lugares de Dinamarca, y doy charlas a los niños y las niñas, creo saber bastante sobre la opinión que tienen de este libro.
Los niños entienden perfectamente que una novela gráfica como esta no es la “realidad”. No se trata de una crónica del frente, sino de un ejemplo de lo que la guerra causa en el ser humano. Y aún así, sigue siendo un trabajo de ficción, cosa de la que los niños se dan perfecta cuenta. Además, para los niños, lo central no es que la historia tenga un final triste, no esperan que una historia como esta sea esperanzadora. De hecho, cuando les cuento que había trabajado en un final más feliz en el que Amina sobreviviera, y se lo describo, la mayoría opina que poner un final feliz sería tratar el tema de la guerra con poca seriedad. Otra cosa a tener en cuenta es que los niños saben, en la práctica, que muchos refugiados de Siria sobreviven a la guerra por el mero hecho de que estos sobrevivientes son sus compañeros de curso en muchas escuelas en Dinamarca. Numerosos niños tienen nuevos compañeros de Siria o de otras zonas de conflicto armado, como Afganistán.
Una niña, después que leyeron Zenobia en clase, contó frente a todo su curso su historia personal como sobreviviente de un bote de refugiados. Nunca antes de ese día había hablado de su experiencia. En otra escuela, una chica de Siria permaneció en la sala después de que terminé de leer Zenobia a todo el curso. Se acercó, me miró con ojos muy abiertos y me dijo: “¿Cómo sabías eso?” Por supuesto que apenas sé nada de Siria, nunca he estado ahí. Solo puedo imaginarme cómo sería perder tu casa y a todos tus seres queridos en una guerra. La ficción no es otra cosa que imaginar. Es una sugerencia y una invitación a preguntarse: “¿Y si fuera yo el que estuviera en esa situación?”
He escrito varios libros sobre conflictos y temas sociales, como alcoholismo, abuso sexual y violencia infantil. La gente me pregunta: “¿No crees que estos temas no son para niños? ¿Piensas que puedes escribir de cualquier cosa, sin importar lo triste o grave que sea?” Mi respuesta es “sí”, puedes escribir de lo que sea en la medida en que sea relevante para los niños. Con relevante me refiero a lo que a los niños les importa o en lo que piensan. Si los niños tienen temores y preguntas sobre la guerra, obviamente tienes que ser capaz de escribir al respecto, de forma sensata y sincera. Esto no quiere decir que debamos cargar a los niños con todo lo que concierne a la vida adulta. Lo cierto es que muchas cosas son difíciles en este mundo, mucha gente tiene trabajos aburridos y mal pagados, dar a luz es más doloroso de lo que uno pueda imaginarse, y el viejo pascuero no existe. No voy a escribir libros sobre eso. No es tarea del escritor de ficción hacer desaparecer todas las ilusiones de la imaginación infantil. Pero algunos temas que posiblemente pertenezcan al mundo adulto, son relevantes porque ocupan espacio en la mente de los niños. Y uno de esos temas es, por supuesto, la guerra. Lo que los niños ven en Zenobiano es esperanza sino la humanidad de una pequeña niña víctima de la guerra. Descubren que es igual a ellos. De esta manera, los libros pueden ser tanto una ventana al mundo como un espejo donde reconocemos nuestros propios sentimientos e inquietudes de una manera, hasta cierto punto, tolerable.
Por Morten Dürr, escritor danés premiado por los Ministerios de Cultura y Educación de Dinamarca.
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PERSPECTIVA AUTOR
EL LARGO, LARGO VIAJE
Ilona es una niña de 5 años que emprende un largo y doble viaje. Por un lado, escapando de la guerra, se va sola de la ciudad a la casa de su abuela en el campo, y después huye en barco, también sola, a otro país en el que se enferma y, finalmente, se salva. Paralelamente realiza un viaje interior en el que nos muestra cómo enfrenta cada desafío: “Una nunca pierde la esperanza”, dice, incluso después de que los soldados maten a su perro. Al final, Ilona vive con su tía pintora y recibe, de regalo de cumpleaños, un cachorro igual al que le mataron. Por fin Ilona llega de su largo, largo viaje.
Texto: Rose Lagercrantz Ilustración: Ilon Wikland Brombergs Bokförlag. Estocolmo, 1995.
LA MIRADA MÁGICA
¿Sabías que si cierras un ojo y lo tapas con dos dedos tienes una mirada mágica? Eso me lo enseñó mi abuela.
El libro álbum La mirada mágica es un relato ilustrado con una gran sensualidad sobre la huida de una niña con su familia. Una historia atemporal, cruda, pero también esperanzadora de la sorprendente capacidad infantil para seguir creyendo que lo bueno y lo bello existen en el mundo.
Texto e ilustración: Ane Bjørn Gutkind. Copenhague, 2021
EL PRINCIPIO
Una familia ha sobrevivido a la guerra. Todo está en ruinas. No tienen casa, andan con lo puesto y duermen en el auto. Buscan libros entre los vidrios rotos de la biblioteca y siguen adelante. Un día, un viejo pastelero cuenta historias a los niños que empiezan a reírse de nuevo y a jugar (entre los autos-casa). Todos tienen ganas de vivir y la rosa mosqueta de las guardas, se ramifica. Un bello álbum en el que los colores y acontecimientos oscuros pierden fuerza.
Texto: Paula Carballeira Ilustración: Sonja Danowski Kalandraka Andalucía. Sevilla, 2012
ALFONSO Y EL PAPÁ SOLDADO DE HAMDI
Hamdi, el nuevo amigo de Alfonso, también tiene 6 años y es un crack jugando a la pelota. Hamdi y Alfonso juegan juntos todos los días. El papá de Hamdi es simpático, les ha construido un arco y entrena a los niños del barrio. Fue soldado en una guerra de verdad en otro país y Hamdi y Alfonso quieren saber cómo es la guerra de verdad. “No nos va a contar. Nunca habla de la guerra”, dice Hamdi. Pero un día se sienta en el sofá y les cuenta sobre un episodio que vivió. Se impresionan y piensan. Y cuando ven destruido el nuevo arco y al papá que tranquilamente saca sus herramientas y baja a arreglarlo, entienden aún más.
Texto e ilustración: Gunilla Bergström Rabén&Sjögren Bokförlag. Estocolmo, 2006
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PEQUEÑA BIBLIOTECA RECOMENDACIONES
Todos estos títulos están disponibles en Bibliotecas Libroalegre
EL ENEMIGO
Es la guerra. Estamos en un desierto. Se ven dos agujeros. En cada agujero hay un soldado. Son enemigos. Uno de los soldados comparte lo que observa, y sus pensamientos, con el lector. El Enemigo es un libro filosófico que nos hace sentirnos ridículos y avergonzados como seres humanos, y a la vez incapaces. El humor francés acentúa el mensaje, y la historia hace recordar la Segunda Guerra Mundial en la que los cascos de los soldados de bandos enfrentados llevaban estampada la bendición de Dios.
Texto: Davide Cali
Ilustración: Serge Bloch Takatuka. Barcelona, 2019
OTTO, AUTOBIOGRAFÍA DE UN OSO DE PELUCHE
Otto es un oso de peluche que nace en un taller de juguetes en Alemania, un poco antes de que estalle la Segunda Guerra Mundial. Se lo regalan a David, un niño judío que se entretiene mucho con él. Cuando David es deportado por los nazis, Otto se queda con Óscar, el mejor amigo de David. Llegan la destrucción, la muerte y las separaciones. Años después, Otto, Óscar y David se reencuentran azarosamente: la vida vuelve a ser como debe. Un libro que no puedes dejar de leer.
Texto e ilustración: Tomi Ungerer Ediciones B. Madrid, 2011
¿POR QUÉ?
Un ratón, con un aburrimiento existencial, se lanza sobre una rana contemplativa y le roba su flor. Venganza- defensa-venganza-defensa hasta aniquilar el planeta. Casi. Al final vemos al ratón calmado, con cara de malo, y a la rana contemplativa con el paraguas, que llevaba el ratón al inicio del libro, roto. La sinrazón de la guerra, la violencia, la venganza, la devastación y la muerte se asoman en toda su crudeza en las páginas de este libro visual que invita a dialogar sobre quiénes somos y qué queremos.
Álbum sin texto.
Ilustración: Nikolai Popov Kalandraka. Pontevedra, 2018
EL NIÑO SIN OREJA
“Pequeños ataúdes blancos. Chalecos verdes ensangrentados. María teje un plan brutal. A Sami le falta una oreja y merece la muerte”.
¿Qué es el odio? ¿Qué es el amor? Todo se entreteje y trenza mientras la sopa de zapallo borbotea apaciblemente sobre el fuego. Un difícil y bello proceso de reparación de una adulta y un niño víctimas de la guerra y el abandono.
Texto: Lilja Scherfig Ilustración: Toril Bækmark Jensen&Dalgaard. Copenhague, 2021
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LIBRO DESTACADO Chile-España
MEXIQUE el nombre del barco
“La guerra es una mano enorme que te sacude y te arroja dentro de un barco”, nos cuenta una niña a bordo del Mexique. Es el año 1937 y 456 niños grandes y pequeños zarpan en este barco con rumbo a Morelia, México. Sus padres, republicanos españoles, buscan protegerlos de su propio país, una España azotada por la Guerra Civil. Cuando los despiden en el muelle, les prometen que volverán a verse pronto.
El libro Mexique,elnombredelbarco(2017, Libros del Zorro Rojo), ficcionaliza cómo podrían haberse sentido los pequeños tripulantes durante esta travesía real por el Atlántico, y lo hace a través de las observaciones y reflexiones de un niño anónimo.
El libro concluye con un epílogo explicando que los 456 niños que llegaron a México nunca pudieron volver. El dictador fascista Franco transformó su país en un lugar peligroso y ajeno.
En Mexique, María José Ferrada (texto) utiliza la voz infantil para narrar el viaje en el barco, el trayecto y los miedos e impresiones sobre la guerra de la que están huyendo. Las ilustraciones de Ana Penyas recuperan la/s historia/s de “los niños de Morelia” a través del fotomontaje. Sobre fotografías originales dibuja trazos intensos o aplica manchas sombrías, en algunos casos completando figuras humanas o detallando expresiones que hacen eco con dibujos infantiles. La paleta de
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colores, blanco, negro y rojos opacos, emula tonos sepia que transmiten la severidad de la experiencia sucedida hace casi un siglo atrás.
El texto de Ferrada crea poderosas metáforas para expresar las esperanzas y miedos que coexisten en la guerra, la migración forzada y el exilio; y las ilustraciones logran transmitirlas con intensidad, como cuando los rostros de las familias se vuelven borrosos a medida que se alejan del puerto. Los recuerdos se vuelven distantes y el barco se pierde en una noche oscura y en nuestro olvido. Las familias que los niños dejan en tierra se transforman en nuevas constelaciones en el cielo.
Pequeños y solos
En este barco que huye de una guerra fratricida, y que se aleja de las manos adultas conocidas, las manos de las niñas mayores contienen a los más pequeños, especialmente de noche. Comparten canciones y creencias sobre la República, y juegan, como románticamente pensamos que hacen todos los niños inocentes. Pero las ilustraciones contradicen e incomodan: cinco niños nos dan la
espalda, están apuntando a dos niños, que atados de manos esperan su fusilamiento. Este instante refleja cómo niñxs problematizan el mundo (adulto) y participan en la re-creación de la sociedad y cultura, a través del juego,
El epílogo antes mencionado, que nos cuenta que los niños del Mexique nunca volvieron a casa, provoca que la relación con el presente se refuerce, que inevitablemente recordemos el gran número de niños que cruzan territorios con la promesa de tener una vida segura y mejor. Muchos no llegan a su destino, los dejamos perecer en la impredecibilidad del océano. También se muestra impredecible el océano, siempre en movimiento, que dibuja Penyas con trazos firmes e intensos en lápiz negro. Ese mar “que no termina nunca” transmite la insoportable espera de los niños y el temor de ser tan pequeños y estar tan solos frente a lo desconocido.
La narración visual y lírica buscan mantener el foco en los niños y sus emociones, y nos obliga a aceptar la tristeza de una experiencia común para niños refugiados, tanto en el pasado como
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Ana Penyas, de Mexique. Libros del Zorro Rojo
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Ana Penyas, de Mexique . Libros del Zorro Rojo
en el presente. Nos escandalizamos cuando vemos fotografías de niños ahogados en el mar Mediterráneo o asesinados en algún desierto, intentando cruzar fronteras. Pero estos relatos no entran en la historia oficial, no los recordamos hasta que vuelve a suceder, una y otra vez.
La memoria como lugar de disputa de narrativas oficiales
Esta no es la primera obra en la que María José Ferrada ha planteado temas de memoria, exilio y dictadura en la literatura infantil. Pero ante la invitación a escribir esta historia, la autora chilena tuvo dudas, cuestionándose si es que le correspondía contarla por tratarse de niños y niñas de España. Finalmente, “antes de ser una nacionalidad, son niños”, fue el argumento de la editora que la convenció a realizar el proyecto. Por su parte, Ana Penyas ha demostrado su compromiso con la memoria histórica y las mujeres que aprendieron a vivir en silencio por temor a la guerra y la dictadura en España. Explica que pese a ser su primera vez ilustrando un libro álbum infantil, no cambió su registro. A través de la mezcla de técnicas sencillas, fotomontaje con dibujos a lápiz, y una paleta de color básica; Penyas busca plasmar experiencias traumáticas o dolorosas desde una estética que invite a la reflexión, que no genere sentimentalismos y se mantenga vigente.
Ferrada y Penyas comparten una sensibilidad que no da concesiones y que no pretende infantilizar la crudeza de la guerra. Sin embargo, el libro bordea peligrosamente la idealización de la expe riencia traumática, que no necesariamente res cata las voces infantiles en su amplia diversidad. Mostrar a niños como sujetos naífs o inocentes, que no comprenden las situaciones que surgen de conflictos a su alrededor, promueve narrativas estáticas y romanticidad sobre las infancias. No podemos narrar a otros bajo el supuesto de que son incapaces de narrarse a sí mismos. Todo lo contrario: la literatura es un vernáculo que nos empuja a confrontar historias humanas.
Necesitamos libros como Mexique, para re-conocer las historias de separación de familias, pérdida de cultura e identidad; para visibilizar historias de niños que cruzan océanos, tanto literales como metafóricos, con la esperanza de vivir sin miedo. Pero también necesitamos una mayor variedad de narrativas de memoria de niños, reconociendo la pluralidad de experiencias que la constituyen. La memoria es dinámica y nuestro involucramiento tiene el poder de movilizar el pasado para moldear el futuro. Por eso necesitamos libros como Mexique, para compartir con niños la lectura sobre temas dolorosos que reflejan nuestra sociedad y como se relacionan con sus vidas cotidianas. Para iniciar conversaciones sobre experiencias de migración y el rol que podemos jugar en ellas: “Avanzamos, pensamos que la guerra quedó atrás. Pero no es verdad, traemos la guerra en la maleta”, concluye la travesía del Mexique. Los niños siempre cargan el impacto de los conflictos, los traumas generados por la violenta y repentina intervención de otros en sus vidas, como una mano enorme (y adulta) que los zamarrea.
Por Ximena Galdames, educadora de párvulos, docente duniversitaria y PhD en Estudios de Primera Infancia.
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Ana Penyas, de Mexique . Libros del Zorro Rojo
Sobre el poder de la LIJ
¿Es necesaria la crítica de libros infantiles? ¿Qué influencia puede tener un libro infantil en una sociedad? ¿Qué papel juega la LIJ en la democracia?
La pieza secreta conversó con dos creadores de libros infantiles - Claudio Aguliera, de Chile y Linda Bondenstam, de Finlandia- sobre sus experiencias de crítica y sus miradas sobre el poder de la LIJ en la sociedad.
¿Cómo ha sido tu experiencia con la crítica? Somos bastante afortunados aquí, la minoría sueca en Finlandia, porque tenemos a dos docentes, Mia Österlund y Maria Lassén-Seger, quienes aparte de enseñar e investigar, escriben críticas bastante profundas y profesionales sobre todos los libros infantiles y juveniles que salen en sueco en Finlandia. Es bastante fantástico porque si uno saca un libro aquí, puedes contar con recibir una reseña de manera profesional.
¿Eso quiere decir que autores noveles también tienen garantizada una reseña?
L inda Bondenstam, nacida en 1977, es una artista finlandeso-sueca de Helsinki. Estudió arte en Kingston College en Londres y en su trayectoria como artista ha ilustrado, y a veces escrito, más de treinta libros infantiles. Es considerada una de las ilustradoras más sobresalientes en Escandinavia, con muchos libros premiados y ha sido nominada al premio ALMA ocho veces. Aparte de ilustrar, hace animaciones y tiene un grupo de teatro -Tapir- con el que viaja presentando obras de teatro para niños. Se inspira con los viajes, caminatas en ciudades grandes, naturaleza salvaje y en diferentes formas de arte. Sobre su trabajo como ilustradora, dice que es muy versátil y que nunca es aburrido.
Sí, casi siempre. Solo hay dos grandes editoriales que editan literatura infantil sueco finlandesa, Schildts & Söderström y Förlaget, y si sacas un libro con uno de ellos, aunque sea tu primer libro, puedes contar con una reseña en el diario nacional. En ese sentido es un privilegio ser sueco finlandés porque en Finlandia, por el contrario, es muy poca la crítica literaria de LIJ finlandesa. Si es que hay, suele ser una especie de resumen corto, y suele ser de libros que han sido nominados a algún premio.
¿Por qué hay esa diferencia entre las dos culturas?
Solo son especulaciones… Adivino que, lamentablemente, la decisión de no resaltar la cultura para
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ENTREVISTA
La crítica en la LIJ
niños en la prensa tiene que ver con la posición del niño en la sociedad. De alguna manera, la agenda en los diarios refleja las prioridades, y la falta de espacio a la LIJ podría indicar que la cultura infantil no es tan importante. Nosotros, los sueco finlandeses, cuidamos mucho de nuestra cultura, probablemente porque somos una minoría y creo que para muchos es importante cuidar y cultivar la cultura que tenemos, y estamos orgullosos de la herencia de Tove Jansson. ¿Cómo es una buena critica para ti?
Quiero que el crítico tome el libro en serio y sea capaz de ver y analizar el libro completo, el juego entre texto e imagen. Que el crítico sepa analizar el libro y que lo vea como una obra de su tiempo, es decir tener conocimiento de otros libros infantiles contemporáneos que salen. Eso requiere bastante porque se editan un montón. Las docentes que mencioné antes saben mucho de nuestras creaciones anteriores y hacen un gran trabajo al criticarnos. Otros críticos de literatura infantil no suelen tener ese tipo de conocimiento, más bien hacen un resumen de la trama sin contextualizar el libro y sin ver la parte artística. Las ilustraciones entonces se minimizan (si es que se mencionan) a un comentario tipo “imágenes coloridas” o “decorativas.”
Como creador es muy muy interesante recibir una crítica bien trabajada. Es como que alguien te abre los ojos y te hace pensar nuevos pensamientos sobre tu obra.
sobre libros a través de redes sociales, bibliotecarios, famosos y niños que publicitan o destacan libros que les han gustado. Y está muy bien, pero ese nuevo formato solo permite algo muy corto, no es una crítica que indaga sino más bien un pequeño empujón para un libro.
¿Piensas que libros infantiles pueden influir en una sociedad?
Pienso en uno de mis libros recientes que tuve la oportunidad de hacer junto con el escritor Frank Furu; Ustedes no son mi madre. Se trata de Aysha, una niña refugiada que ha venido sola a Finlandia, probablemente de Somalia. Es un libro melancólico y bonito sobre heridas que no se curan y ausencias que nunca desaparecen, y sobre aceptar que es así. Creo que en Finlandia no hay otro libro como ese porque sé que se usa mucho en escuelas para pensar sobre el tema. Claro que no puedo decir si influye en la sociedad en un nivel macro, pero puede influir en el nivel individual, y eso está muy bien. Pienso que este libro “quema un poco” y es uno de mis libros que quisiera que todos leyeran. Se puede leer con niños muy pequeños y no tiene límite de edad. Sería importante discutir sobre el libro en las escuelas.
¿Y cómo pensaste al hacer tu libro Mi vida en el fondo, por un axolotl solitario ?
Tiene que haber pasado, pero tengo que pensar… Bueno hubo una vez (se ríe) una reseña en la que el crítico escribió que “el libro huele tan mal que hay que encerrarlo en una caja” y me pareció tan raro. Eligió resaltar que la tinta de la impresión olía mal, y eso me pareció un poco ridículo.
¿Qué
Me parece que, por lo general en el mundo, se disminuye el espacio para critica de LIJ en los diarios. Pero hoy día hay muchos comentarios
Siento que dibujar es mi manera de influir y quiero mucho hacer libros que traten temas cercanos a mi corazón y que quiero comunicar. Me interesa y fascina mucho la naturaleza, siempre he sido así. De niña, pasaba los veranos en una isla lejana en el archipiélago, era bastante solitario. Para pasarlo bien tenía que construir refugios e inventar juegos afuera. Lamentablemente la naturaleza ha llegado a ser algo desconocido para muchos y cuando escribí Mi vida en el fondo quería que niños, al leer mi libro, se sintieran envueltos por la naturaleza igual como si vieran un documental de naturaleza, y que despertase su curiosidad.
El libro se ha usado en un montón de jardines infantiles, se ha combinado con una exposición itinerante, y niños han pensado y discutido mucho sobre el medioambiente y como vivir más en simbiosis con la naturaleza.
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¿Alguna vez recibiste una mala crítica de alguno de tus libros?
cambios ves en la forma de criticar libros infantiles durante tu trayectoria profesional?
Como creador es muy muy interesante recibir una crítica bien trabajada. Es como que alguien te abre los ojos y te hace pensar nuevos pensamientos sobre tu obra.
Entonces cuando eliges un tema como el medioambiente, ¿tienes una esperanza de influir en la sociedad, aunque sea más adelante? Absolutamente. Pienso que el medioambiente es lo más importante en el mundo ahora. Es un problema tan grande, algo que todos deberíamos abordar juntos. Y quizás lo mejor que yo puedo hacer son libros. Seguiré trabajando en este tema, tengo muchas ideas que quiero llevar a cabo.
¿Piensas que libros infantiles pueden contribuir a sociedades más democráticas?
Sí, absolutamente. Pienso que libros infantiles son muy buenos para desarrollar empatía y para entenderse a uno mismo y a otros, y esto es muy importante en una sociedad. Pero siento que es muy grande decir que los libros salvan al mundo porque creo que también se lee en dictaduras y que se necesitan muchas otras cosas para que una democracia funcione. Pero claro, dentro de ese funcionamiento, es fundamental saber leer y escribir bien.
¿Y si piensas en tus propios libros?
Hice un libro con Ulf Stark que se llama ElDictador. Se trata de un niñito que quiere ser dictador y se disfraza de dictador. Está dibujado con estilo romántico soviético y tiene un texto muy divertido sobre un niño que quiere decidir sobre todos y todas. Al final del libro, el niño se da cuenta de que a la niña de la que está enamorado no le gusta como actúa. Ella dice que prefiere salir con un mono que salir con él. Entonces él entiende que es mejor ser mono que dictador. Ha sido increíble, muy importante porque se ha traducido a muchos idiomas y en países donde tiene una historia de dictadura o son dictaduras. En Bielorusia se prohibió. Así que llegó a ser un libro político.
¿Lo esperaban al hacer el libro?
Creo que nos sorprendió gratamente que fuera tan bien recibido. Ulf Stark es un autor muy famoso pero a pesar de esto, ni las editoriales grandes en Finlandia ni las grandes de Suecia querían publicar el libro. En realidad, solo la pequeña editorial sueco finlandés Söderströms se enganchó con la idea. ¡Es tan importante que haya editores valientes! Las grandes editoriales encontraron demasiado terrible que un niño estuviera vestido de uniforme militar, pero nos mantuvimos firmes con Ulf y creo que a la larga fue buena decisión. Ha sido muy emocionante seguir/ver como nuestro dictador conquista
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nueva tierra. Se ha hecho mucho teatro del libro y hace poco salió en vasco y catalán. Y se ha editado en muchos lugares con problemáticas parecidas.
¿Qué piensas sobre el papel de LIJ en cuanto a guerra y paz?
Pienso que es terrible que se trate de controlar a la gente a través de prohibir libros. Por ejemplo, han prohibido la novela gráfica Maus en algunas partes de América, lo han sacado de bibliotecas escolares. Y por supuesto que los libros pueden ayudar a entender cosas en un mundo tan caótico con muchos conflictos difíciles.
Tengo entendido que el libro infantil es el género que primero reacciona a lo que pasa en la sociedad. Así que estoy bastante segura de que saldrán libros sobre los conflictos que están pasando ahora. Ya han salido libros sobre Ucrania, uno terrible sobre niños que han muerto en la guerra. Es un libro muy muy triste. A la vez pienso que uno como adulto debe tomar su responsabilidad con libros así y pensar en cómo lee estos libros difíciles y con quién los lee. Libros álbum no necesariamente son para niños pequeños, quizás sean más aptos para niños un poco mayores y en los colegios. Los libros pueden, también, ofrecer consuelo y un rato de seguridad para alguien que haya vivido o viva algo difícil.
¿En el libro Ustedes no son mi mamá querías contar sobre guerra?
Si, es una forma de verlo así. Siento que dibujar es mi lenguaje y cuando algo se siente difícil e importante, quiero un texto que lo aborde. Así que
le había dicho a mi editor que si le llegaba un texto sobre niños que llegan solos a un nuevo país, lo quería ilustrar. Eso fue en 2015, cuando llegaron muchos niños solos a Finlandia. Mi esperanza con el libro es crear más comprensión entre familias y niños finlandeses. Que leerán este libro y serán más empáticos y abiertos con todos los que vienen para seguir sus vidas aquí. Eso sería lo más bonito que se podría lograr con este libro. Y claro que me gustaría que niños que han venido solos lo lean y sientan algún tipo de consuelo. El libro no tiene un final feliz, pero es un final aceptable.
¿Puedes contar sobre alguno de los viajes con tus libros?
He hecho muchos viajes para encontrarme con niños de diferentes países. En estos encuentros el idioma no es un obstáculo, con el libro álbum se da muy bien vivir una historia en conjunto, a pesar de ser de distintas culturas. Es muy importante poder participar en viajes así y ver cómo los lectores reaccionan con tus libros. He estado trabajando con niños en Rusia y en los países bálticos muchas veces y un año fantástico fue cuando fui a Chile a un intercambio y conocí a ilustradores chilenos. Lo que recuerdo con más fuerza es la naturaleza que conocimos en Chiloé. Hicimos una caminata por un bosque y fue fascinante. Este bosque me ha inspirado mucho después, uno se sentía tan chico y la naturaleza era tan diferente. Vuelvo a menudo a ese lugar en mi cabeza cuando dibujo. Estoy segura que hay huellas de este bosque en mis dibujos.
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Linda Bondestam, de Buenas noches en la tierra. Berghs
C laudio Aguilera (1976) es sureño, de Coronel. Estudió periodismo y gestión cultural en Santiago, e historia del arte en Reims y París. Es uno de los fundadores de PLOP! Galería (primer espacio en Chile que se dedicó exclusivamente a la ilustración, historieta y gráfica), y encargado del Archivo de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional. Lleva años investigando la historia de la ilustración y del libro ilustrado chileno y ha publicado cinco libros para niños. El último -9 kilómetros- se ha traducido al coreano, y pronto va a salir en inglés. Dice que la inspiración le puede llegar de cualquier lugar: una noticia en un diario, una conversación con una niña en una visita a una escuela, un paseo por la naturaleza o un recuerdo de su infancia.
¿Cómo es la crítica de LIJ en Chile?
Hay pocos espacios en nuestro país en los que se haga crítica literaria en general, menos todavía de literatura infantil. Es uno de los grandes desafíos, conseguir que haya gente especializada en esta área. Y me parece preocupante porque estamos frente a una masificación de la literatura infantil, hay una producción enorme y no es fácil distinguir qué es bueno y qué no es tan bueno. La rueda de novedades obliga a las editoriales a publicar y publicar, pero hay pocos espacios donde detenerse y hacer crítica fundamentada, con análisis, con una base sólida que permita también orientar al público sobre las distintas corrientes.
En Chile hay espacios valiosos en los que se hacen recomendaciones, selecciones y comentarios de libros. Es un trabajo importante y necesario. Pero la crítica es un ejercicio distinto, que implica un juicio y una postura. Es un formato muy preciso de diálogo con el lector y con el libro. Como autor, entiendo el libro álbum como una maquinaria con una serie de engranajes que tienen que funcionar conectados: el formato, la impresión, la tipografía, el diseño, el texto, las imágenes. ¿Funciona o no este aparato? Y eso es lo que espero de una crítica, que me diga que sí, y también que no.
¿Cómo ha sido tu experiencia con la crítica?
Mi experiencia con la crítica ha sido poca porque, como dije antes, no hay muchos espacios de crítica. He tenido reseñas, comentarios muy generosos de distintos especialistas en distintos blogs, y eso siempre lo agradezco. Y también los no tan buenos porque sirven mucho para crecer como autor.
Algo que me parece importante es fijarse en cómo leen los niños y niñas los libros infantiles que se supone van dirigidos a ellos. Muchas veces el gusto del adulto que elige -un mediador, un bibliotecario, un analista más especializado- no necesariamente es el del niño o la niña. Todavía hay una gran separación entre lo que los adultos creemos que es buena literatura y lo que opinan los niños al respecto, es una de las paradojas de este trabajo que hacemos. Por eso, ese contacto con los niños y niñas, ver sus reacciones y comentarios, es para mí una de las mejores críticas. Me interesa mucho saber qué opinan, cómo leen y reaccionan con mis libros: se ríen o no, se sorprenden o no, qué les pasa con mis libros.. Por eso valoro inciativas como EstoTbn y que premios como Colibrí de IBBY hayan incorporado jurados de niños y niñas. Es un gran paso.
¿A quiénes se dirigen los libros para niños que se publican en Chile?
También me lo pregunto. A veces siento que hay libros que no ven su diversidad, su riqueza, la capacidad que tienen niños y niñas para distinguir, cuestionar y custionarse. Me parece preocupante que una parte de la producción editorial quiera darles todo pre masticado, pensando que no son capaces de interpretar, de extraer… Prefiero evitar esos libros que tienen una sola lectura, me interesan los que tienen muchas capas, para distintos momentos y situaciones. A veces, en una primera lectura de un libro, el niño no va a tomar todo,
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ENTREVISTA
La crítica en la LIJ
pero quizás sí se va a despertar una curiosidad, y a lo mejor van a ser libros que después los van a acompañar durante varios años. También es interesante pensar en que históricamente el canon va cambiando. Si pensamos en Los viajes de Gulliver, Alicia en el país de las maravillas, Robinson Crusoe, o en gran parte de la obra de Julio Verne, vemos que no eran, necesariamente, libros para niños o jóvenes. Muchas de las obras que hoy consideramos infantiles y juveniles, no estaban dirigidas a un público infantil y juvenil cuando surgieron. Los cánones van cambiando y los niños y niñas se van apropiando de esta literatura, y no porque sea literatura sencilla, sino quizás porque les habla de aventuras, de descubrir un mundo que les puede interesar. Entonces decir este libro es para las infancias y este no, es siempre cuestionable, porque no se trata de categorías estáticas. Lo más importante es darles diversidad, abrir espacios, respetar sus gustos y escuchar. ¿Te gusta el manga? Pues veamos todo lo que hay del manga. A lo mejor estás viendo un solo tipo, pero hay muchos otros que puedes explorar, veamos todo el abanico. Como adulto, como mediador, lo que quiero hacer es colaborar, abrir posibilidades.
En tu trayectoria como autor, ¿ha habido evolución en las reseñas y críticas que has recibido?
Mi experiencia personal como autor es acotada, porque publico desde 2014, pero sí creo que ha habido un cambio. Hoy hay muchos más comen-
tarios, más recepción, más mediadores, más seminarios, diplomados… Hay un crecimiento en la formación en torno a estos temas, de espacios para comentar, de instancias de diálogo. Ese crecimiento va a ir formando una masa crítica, quizás dentro de poco.
Por otro lado, hay que considerar que nos movemos en espacios reducidos, todos nos conocemos, las editoriales se conocen, y por eso es complejo asumir ese rol de ser un crítico. No siempre agradan las críticas, aunque sean constructivas, porque se piensa que en este mundo de la literatura infantil, el solo hecho de publicar para niños es, en sí mismo, un valor.
¿Ves diferencias entre países y culturas en la crítica de LIJ?
En la cultura anglosajona hay una tradición de crítica. Mi libro 9 kilómetros se ha traducido al inglés (en febrero va a salir en Estados Unidos), y ya he visto algunas reseñas que aunque reseñas todavía, se fijan en otras cosas. En esto que a
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mí me interesa mucho que es el funcionamiento, ¿funciona como libro? Se han fijado en el tratamiento del lenguaje, en que hay una búsqueda con el lenguaje, una inquietud con el lenguaje que me interesa y también en como la ilustración dialoga con el texto y lo lleva a un territorio, a situarlo. Algunos comentarios (en Chile) se centran sobre todo en el tema y no van a la forma de cómo el autor/a se aproxima a esos temas. Por supuesto que 9 kilómetros es un libro con un tema que habla de ciertas situaciones que viven las infancias, pero no debemos olvidar el cómo lo hace. Ese es un punto interesante, tratar de leer en los libros no solamente de lo que hablan, sino cómo lo hablan, o cómo lo dibujan, cuáles son las elecciones que están haciendo los autores para abordar un tema.
¿Crees que libros infantiles pueden contribuir a una sociedad más democrática?
Me gustaría decir que sí, creer en que los libros pueden abrir puertas, ser una casa, ser espacios de convivencia…, pero, ¿por qué exigirle tanto a un libro? ¿Por qué exigirle que cambie nuestro mundo? El gran poder del libro álbum está en su capacidad de generar un diálogo, un encuentro, una conversación de adultos con niños; también entre niños, que el libro sea como una piedra a partir de la cual hacer un diálogo, y en ese diálogo sí creo que podemos ir cambiando el mundo. La influencia podría llegar por ahí, porque si hay algo que nos falta, es dialogar, confrontar nuestras diferencias, encontrar eso que nos une o que no nos une. Una de las cosas que más me gusta de hacer libros álbum es que generan conversaciones. El libro es un espacio para salir de uno mismo, para tender puentes con los otros. En la medida que leemos, tendemos puentes para la paz y para la democracia, la democracia se fortalece porque se fortalece el diálogo, la capacidad de escuchar al otro, de respetarnos en las diferencias. No se trata de que todos seamos iguales, sino de que se escuche mi opinión y que yo pueda escuchar la de otro y quizás llegar a algún acuerdo, a consensos.
¿Crees que la literatura infantil en Chile se concibe bajo una estructura elitista?
Creo que el libro álbum tiene un formato que puede atravesar capas sociales en un país clasista y elitista como lo es Chile, pero los libros son en la
medida que los activemos, hay un trabajo en conjunto. El libro álbum propicia un acercamiento distinto a la experiencia lectora, acompañado de una mediación, y la mediación ha crecido mucho en este país en el último tiempo, el trabajo de mediación organizada, de lectura crítica.
En Chile hay una red importante de bibliotecas públicas, digitales, escolares; espacios como Libroalegre o BILIJ, o bibliomóviles y bibliolanchas. Nunca son suficientes, pero hay muchas posibilidades de acceso gratuito a libros. No necesariamente el alto valor del libro es un impedimento al acceso, puede ser un factor, pero no todo. Las encuestas dicen que una de las razones de no leer es por la falta de tiempo. ¿Cómo le exijo a un papá que le lea a su hijo si pasa dos horas de ida y dos de vuelta en micro para ir a su trabajo y llega agotado a su casa? ¿Cómo condeno a una mamá diciendo que no es suficientemente buena por no leerle a los niños, si está cansada porque se mata trabajando para sobrevivir? En la medida en que no se hagan cambios estructurales, es muy difícil que podamos tener una sociedad más lectora. Se pueden mejorar cosas, y el libro es una herramienta poderosa, pero nuestra esperanza tiene que ser en un cambio profundo. Ahora tenemos un presidente que es un gran lector, un ejemplo como lector, y creo que eso también es importante. Pero también es importante comprender la complejidad de estos fenómenos.
La gran mayoría de chilenos y chilenas tienen que enfrentar muchas barreras, tienen que pasar muchos obstáculos para llegar al libro: económicos, de tiempo, culturales, de hábitos, de formación. Y eso no lo debemos olvidar nunca.
¿Esperas influir en la sociedad con tus libros?
No, no pienso que tengan que ser una influencia ni que tengan que cambiar el mundo. No quiero hacer activismo a través de mis libros. Creo en la obra, en la búsqueda literaria, en un cuestionamiento creativo, artístico. Desde ahí puedo aportar. De alguna forma, escribo para el niño que fui y que sigo siendo en alguna parte de mí. Cuando escribí Ahí (su tercer libro), no lo escribí pensando en los niños, pensé en una situación de mi infancia, de mi propio ser niño. Como alguien decía, escribir “en la infancia” más que “para la infancia”.
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El contacto con los niños, ver sus reacciones y comentarios, es para mí una de las mejores críticas.
Pero es un libro que leen hoy preadolescentes y adolescentes, y que genera espacios para hablar de sus relaciones con sus padres. Y eso me parece sorprendente y bello, porque nunca lo pensé como un libro para hablar de ser hijo. Me gusta creer que mis libros puedan acompañar a los niños en su camino y puedan decirles “no estás solo, estoy pensando en ti, hay otros que están pensando en ti”.
¿Qué te parece el libro álbum Rosa Blanca?
Me encanta el trabajo de Innocenti, su forma de aproximarse a la realidad.
En Rosa Blanca hay una intención de documentar casi fotográficamente (por el tipo de dibujo), y eso produce un impacto inmediato en el lector. Están dibujados los nazis, el campo de concentración, y eso nos hace pensar en otros referentes (películas). Es parte de un cúmulo de otras muchas literaturas, conversa con muchos otros textos.
Pienso que no debe haber más tabúes, todo tema se puede hablar en los libros para niños y niñas. La atención debe estar en el trabajo estético, en el modo, no el tema o en una posible utilidad que pueda tener el libro para “hablar de…” o para llenar ciertos vacíos. Hay un libro que me conmovió mucho: Los conejos, de John Marsden y Shaun Tan. Cuando lo leí, me pareció muy interesante el abordaje no solo de la guerra, también de la colonización, de la violencia contra los otros, con esa capacidad de toda la obra de Shaun Tan de contener múltiples capas, múltiples tipos de lectura. Me conmovió la manera tan directa en que se presenta esta violencia, el exterminio de los otros, pero que también supone el exterminio de algo de nosotros mismos.
Hoy sigue habiendo muchas guerras. Me gustaría que los libros fueran barricadas, escudos que protegieran a los niños, pero no lo son. Son nuestro intento, nuestro deseo por cambiar las cosas. Y quizás mientras tengamos vivo ese deseo, mientras sigamos creyendo que los libros son nuestra arma de lucha contra la violencia, va a haber una esperanza. Otros van a decir que la manera de dar una mejor vida a los niños va a ser la salud, o la pintura, el canto, la música. Mientras tengamos en el centro de nuestra mirada a los niños y las niñas, va a haber una posibilidad de cambio, de construir un mundo mejor. Ese es mi anhelo.
Por Equipo periodístico Libroalegre
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¿Qué piensas de libros infantiles que tratan de guerra? ¿Tienes alguno favorito?
Gabriela Lyon, de 9 kilómetros . Ekaré Sur
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LA LUP
BAJO
ROSA BLANCA
Roberto Innocenti, de Rosa Blanca. Lóguez
Dolor, memoria, esperanza
Análisis de Juan Hernaz*
La valentía de asumir y afrontar el riesgo siempre conlleva consecuencias. Hablar de Rosa Blanca es hablar de riesgo. Pocos álbumes ilustrados reúnen sus cualidades y pocos son capaces de suscitar preguntas, conmover y remover conciencias y sugerir respuestas tan profundas.
Cuando Roberto Innocenti concluye Rosa Blanca, visita innumerables editores en su Italia natal obteniendo siempre un ‘no’ como respuesta. No es un álbum fácil, mucho menos aún en la Italia de los años 80 en la que aún estaba muy presente la huella del fascismo y hablar a los niños de la guerra y sus consecuencias era algo innecesario. Más que eso, algo tabú. Porque todos sabemos que los niños sólo deben recibir historias dulces y simples: sus mentes no tienen la profundidad de pensamiento ni la inteligencia que sólo es patrimonio adulto, ni mucho menos están preparadas para la realidad de la vida (entiéndase el modo irónico). ¡Cuán lejos de la realidad! Las mentes de los niños son campos fértiles en los que crecerán las ideas que nosotros, como adultos, sembremos y abonemos. Sus mentes están libres de tabúes y, sobre todo, de nuestros problemas y obtusas -incluso perniciosas- visiones del mundo.
Finalmente, Innocenti logró publicar su obra, pero fuera de Italia, en Suiza en 1985. El propio ilustrador comentaba que su intención cuando ideó Rosa Blanca fue la de responder las preguntas que los niños se hacían sobre la historia, una constante en todo su trabajo. Y lo logra, además, de un modo delicado, sin recrearse innecesariamente en el dolor, la sangre o la muerte. De hecho, no hay alusión explícita en ninguna parte del libro. Ni siquiera aparece la palabra ‘guerra’ en la narración que tan maravillosamente hila
Christophe Gallaz, escritor y periodista suizo autor del texto. Y, sin embargo (o quizá precisamente por el inconmensurable poder de la elipsis) su efecto es tan profundo y conmovedor.
Rosa Blanca es una niña. Una niña que vive en una pequeña ciudad alemana. Una niña que ve la realidad que la circunda con ojos de niña. Rosa Blanca no entiende de guerra, solo ve camiones de soldados que van y vienen, solo ve con curiosidad su ciudad, sus gentes, lo que pasa en ella… y solo trata de ayudar a quien lo necesita. Rosa Blanca no juzga, solo vive y es consecuente con lo que ve y siente. El texto podría entenderse así, por tanto, como las propias palabras de la niña. La narración de Gallaz da forma a los pensamientos infantiles de un modo sutil y directo, sin concesiones, prejuicios o dobleces. El texto es, por tanto, voz de niño.
El peso narrativo se vuelca en el trabajo visual minucioso, notarial, de Innocenti. Aquí es donde comprendemos que estamos en la Segunda Guerra Mundial, en los últimos meses de 1944 y la primavera de 1945. Es donde vemos a los niños judíos (niños iguales a Rosa Blanca) recluidos y famélicos a los que cada día trata de llevar algo de comida. Es donde vemos a un connivente alcalde Schroeder, gordo e hipócrita, que nos recuerda al Führer más decadente. Y es donde vemos la muerte del modo más delicado y sutil, simbolizada en esa violeta clavada en un alambre de espino. Un perfecto ejemplo de cómo narrar en imágenes. Y, más allá de eso, un perfecto ejemplo de la interacción entre palabra e ilustración, de los espacios que ambos lenguajes se conceden para construir un único mensaje, característica esencial del propio concepto de álbum ilustrado.
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Las acuarelas de Innocenti juegan con colores sucios, ocres mortecinos, grises lúgubres, que contribuyen perfectamente a potenciar lo opresivo de la situación. Su capacidad de recrearse hasta la extenuación en el último ladrillo de una fachada es un recurso visual tan poderoso que potencia aún más esa percepción opresiva de la realidad, casi distópica, y, al mismo tiempo, otorga veracidad al relato. Estamos ante la crónica visual de un hecho histórico.
Innocenti juega con perspectivas forzadas, encuadres y texturas. Así, en la ilustración de los niños judíos tras la alambrada, el plano frontal aplasta la imagen contra la retina del lector, abofetea la conciencia de un modo analítico, disecciona la realidad como si se tratase de un magistral ejemplo de fotoperiodismo. Pero antes de ella, en la imagen en la que Rosa Blanca pasea por la orilla del río, la realidad y su reflejo en el agua se confunden en un todo indistinguible que obliga al lector a mirar dos veces para comprender. Innocenti marca un punto de inflexión en el ritmo narrativo y establece aquí, de forma sutil, la pauta en que el lector ha de enfrentarse al libro: crea una ilustración que, rozando lo surreal, apela a la inteligencia porque Rosa Blanca es un libro para pensar, para volver siempre en más de una lectura. Las ilustraciones a lo largo de las páginas -sin adoctrinar ni recrearse en la gratuidad del mensaje explícito de la sangre- actúan como invitación permanente a la observación y, fruto de esa observación inteligentemente conducida, lograr que el lector por sí mismo alcance el profundo mensaje antibelicista del libro y su última intención: comprender el absurdo sin fin de una guerra, la devastación emocional que supone.
El ritmo narrativo se construye in crescendo hasta conducirnos a la ilustración menos abigarrada del libro: la doble página en la que suena el disparo. Una imagen excepcional, de gran carga emotiva e introspectiva, en la que el primer término se ocupa por crucetas de hierro, restos de barricadas, alambradas de espinos… un segundo término con Rosa Blanca, pensativa, colocando la flor sobre la alambrada, y un tercer término confuso, un paisaje arrasado y sombrío, desgajado entre el frío del invierno y los soldados que avanzan sin ver, que disparan quebrando el silencio amortiguado
por la niebla. Una magistral ilustración sobre el sinsentido en los últimos momentos de una guerra absurda. Innocenti nos detiene en esta imagen y nos concentra en el gesto desolado de Rosa Blanca. Y nos habla de la muerte de la niña. Y, más allá, del asesinato de la pureza y la belleza que simboliza.
No es fácil hablar de la muerte de un niño y mucho menos en un libro para niños. O quizá sí, porque, como decía al principio, los niños comprenden la realidad de un modo más limpio, sin tabúes, sin juicios ni prejuicios. Como Rosa Blanca.
Y, tras ello, la liberación de la ciudad por las tropas aliadas (esos soldados con uniformes distintos e idioma distinto), y la llegada de la primavera que fecunda de colores una doble página como no habíamos visto antes. La esperanza retorna tras el desastre. La vida renace tras la muerte. Pero la memoria de la guerra debe prevalecer para no ser repetida, a través del recuerdo sutil de la flor muerta que nuestra protagonista dejó sobre el alambre de espino, aún presente. Un poderoso mensaje final como colofón de una de las mejores obras jamás ilustradas sobre la guerra y la muerte.
* Juan Hernaz es un ilustrador español y creador de libro álbum.
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Roberto Innocenti, de Rosa Blanca. Lóguez
¿De qué crees que trata la historia?
De la II Guerra Mundial, cuando los nazis mataban a los judíos solo por ser judíos. La protagonista es Rosa Blanca, una niña que cuando se da cuenta de lo que pasaba ahí (los campos donde tenían a la gente en jaulas con pinchos), ella iba y les llevaba comida. Creo que había más gente que hacía lo mismo.
¿Qué es lo que más recuerdas de lo que pasa en el relato? No tengo muy buena memoria… que Rose Blanche agarraba comida -manzanas, mermelada, pan, mantequilla- y se la llevaba a los niños que estaban encerrados y con hambre.
¿Recuerdas alguna ilustración en especial?
Sí, tres. Casi la última, cuando salen muchas flores, por los colores y porque en el campo crecieron las mismas flores que la que la niña llevó el último día. La otra que me llamó la atención es cuando se llevaron al niño, el hombre gordo está sonriendo, diciendo que se lo llevaran,
ellos tienen armas y el niño tiene miedo. Y la otra es la que Rosa Blanca va caminando junto al río, me llamó la atención el reflejo. Me gustan los reflejos. Cuando dibujo, me gusta hacer muchos reflejos.
¿Qué piensas de lo que hacía Rosa Blanca?
Si yo descubriera lo que ella descubrió, habría hecho lo mismo, les hubiera dado la comida, me gusta ayudar a las personas. Una vez salimos con la profesora Claudia y me encontré 50 pesos, vi a alguien que estaba pidiendo dinero, y se los di. Para mí, lo que la niña hizo estuvo bien.
¿Crees que todos los niños harían lo mismo que Rosa Blanca?
Creo que no lo harían niños que hacen mucho caso, o que tienen miedo a salir por el bosque, miedo a que les hagan algo. En el momento en el que se llevan al niño en el libro, tal vez puede ser que por alguna de las ventanas (aunque el dibujo no lo muestre) haya niños mirando. Tal vez hay cosas que no se muestran en las imágenes que tiene el libro, pero que uno puede interpretar usando su imaginación.
¿Qué te parece que ocurre al final?
Se escuchó un tiro y se muestran, no sé si nazis o judíos, defendiendo el lugar o atacando. Pienso que mataron a la niña. Y de ahí salieron las flores. Me da tristeza, los nazis mataban a los judíos sin pensar, solo por ser judíos. No sé si la protagonista del cuento era o no judía. Si yo hubiera estado en el bando contrario, le habría dicho a la niña que saliera corriendo, no tenía
que morir solo por estar ahí. También sentí felicidad porque después crecieron las lindas flores, las mismas que la flor que ella llevó a los niños.
¿Qué sabes de la guerra?
Cuando hay algo entre los países, mandan soldados, tanques, aviones. También sé que se pueden hacer negociaciones para que pare la guerra. Me gusta que se apoye a los que no tienen muchas oportunidades de ganar, y no me parece bien que, por ejemplo, siendo un país tan grande como Rusia, ataques a un país tan pequeño como Ucrania.
¿Hay pequeñas guerras en tu vida?
Cuando mi primo y yo nos peleamos no nos hablamos, nada. También en mi casa, a veces, porque no queremos comer arepas, ya hemos comido eso mucho tiempo. Me gustaría comer sushi, mi comida favorita, y probar el ramen, el pulpo y el caviar.
Si leyeran Rosa Blanca en tu curso, ¿qué te gustaría que hicieran después?
Una continuación. ¿Se acuerda lo que le dije que podría haber niños que habían visto cuando se llevaron al otro niño? Pues me gustaría que mis compañeros y yo hiciésemos un dibujo como estando nosotros dentro, aunque a algunos no les gusta dibujar. Por ejemplo, que mi compañera Génesis dibujara a la mamá desesperada buscando a Rosa Blanca; o yo dibujarme siendo el niño al que se llevan; o el Ezequiel, el militar que lanza el disparo; el Sebastián que sea el alcalde gordo que tapó el paso al niño para que no escapara, o el Diego, el nazi que se lleva al niño.
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Emiliano Martínez tiene 11 años, vive en el Cerro Cordillera de Valparaíso. Le encanta jugar a las canicas, en su país -Venezuela- tenía un tarro grande, lleno hasta arriba, pero no pudo traerlo.
LA LUP ROSA BLANCA
Visión niño
BAJO
Julieta Herrera tiene 13 años, vive en el Cerro Alegre de Valparaíso. Le gustan los libros de aventuras (en especial los de Harry Potter), la música y su sable de luz de Star Wars que compró con sus ahorros y siempre lleva a sus juntas con el grupo de esgrima jedi.
¿De qué crees que trata la historia?
De la guerra, una guerra cualquiera en la que matan gente. Pienso que los soldados deberían irse, y así la guerra se acaba.
¿Qué es lo que más recuerdas de lo que pasa en el relato? Cuando la niña va al claro del bosque y ve a unos niños y unas casas de madera (barracones).
Supongo que los niños ahí tenían frío, y estaban muy tristes.
¿Hay alguna ilustración que recuerdes más?
La de la flor que dejó Rosa Blanca en el alambre de púas, es muy bonito el color de la flor. Cuando miro la flor pienso que quiero que vuelva a crecer.
¿Qué piensas de lo que hacía Rosa Blanca?
Pues que es bueno llevar comida a los niños, aunque estuviera prohibido. Si los niños tienen hambre, que coman.
¿Qué habrías hecho tú?
Yo habría hecho lo mismo, habría seguido el camino al claro del bosque, por donde se llevaron al niño que intentó escapar, y… habría muerto.
¿Qué te parece que ocurre al final?
Se escucha un disparo y Rosa Blanca muere. Su mamá la esperó mucho rato, debía estar pensando que le había pasado algo, tal vez pensó que su hija estaba muerta. Yo creo que debió ir a buscarla , pero no creo que la encontrase. Y el papá de Rosa Blanca no aparece en el libro, a lo mejor a él también le dispararon.
¿Qué sientes de que el libro termine así?
Querría que Rosa Blanca siguiera viva, que no hubiera muerto, pero me gusta que salgan muchas flores porque vuelve la primavera
¿Te da miedo la guerra?
Me da miedo que maten a la gente. Me daría miedo que mataran a mi mascota. Es una cuye, se llama Kuyen, la quiero mucho.
¿Hay cosas en tu vida que pueden ser como pequeñas guerras?
En el colegio a veces hay violencia, los niños se enojan, pelean y se pegan. Una vez rompieron un cristal del casino.
¿Te gustaría que este libro se leyera en tu curso?
Sí, para pensar un poco en la guerra, en por qué matan gente y hay soldados.
Y si lo leyeran, ¿qué podrían hacer después?
Hablar del cuento. Y escribir una historia del libro, por ejemplo, sobre el papá de Rosa Blanca. O sobre el niño que se llevan, cómo se llamaba, cuántos años tenía, qué le gustaba, ¿tal vez jugar fútbol? Supongo que ser libre.
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niña BAJO LA LUP ROSA BLANCA
Visión
Roberto Innocenti, de Rosa Blanca . Lóguez
Roberto Innocenti, de Rosa Blanca. Lóguez
EDITAR EN TIEMPOS DE GUERRA:
Dos actores de LIJ en el conflicto ruso-ucraniano
Es 24 de febrero, Rusia invade Ucrania y sume al país en la incertidumbre y el caos. A ambos lados de la frontera que los divide, el libro sigue viviendo (o sobreviviendo) gracias al trabajo valiente de dos actores del mundo de la edición infantil: Agrafka Studio, en Ucrania y editorial Samokat, en Rusia.
Agrafka Studio es un estudio gráfico fundado por la pareja de artistas ucranianos Romana Romanyshyn y Andreiy Lesiv en 2010. Diplomados de la academia de artes de Lviv, una ciudad al oeste de Ucrania, obtuvieron una beca para realizar una pasantía de 2010 a 2012 en la ciudad polaca de Cracovia. Fue allí donde iniciaron su trabajo artístico con libros infantiles con la publicación de cuentos tradicionales ucranianos.
Cuando regresaron a Ucrania, Romana y Andreiy siguieron trabajando en proyectos de literatura infantil, combinando muchas veces distintas artes con elementos de ciencias.
Al principio de la segunda década del Siglo XXI fue difícil para ellos encontrar una editorial ucraniana para publicar sus libros, el mercado editorial en el país era todavía muy tradicional. Terminaron trabajando con Old Lion Publishing House que, justo en esa época, empezó a abrirse al mercado internacional, a participar en ferias y a vender derechos. El trabajo de Agrafka fue reconocido y premiado a partir de 2014 en la feria de literatura infantil de Bolonia en Italia, con el libro La niña que contaba, que relata la historia de Dora, hija de dos matemáticos. Los tres
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LA EDITORA VIAJERA
Agrafka Studio
últimos libros de Agrafka son documentos muy gráficos y coloridos en los que gran parte de los datos se descubren a través de la lectura de las ilustraciones. Cada uno de estos libros es un intento de comprender nuestro mundo a través de la vista, el oído y el movimiento.
En Rusia, la editorial Samokat aparece en 2003. Fue creada por Irina Balakhonova, la hija de un opositor ruso que se exilió a Suiza durante la Guerra Fría. Su logotipo es un niño en monopatín leyendo un libro (Samokat significa monopatín en ruso), y es una de las primeras editoriales independientes de libros infantiles en Rusia, además de ser la más reconocida internacionalmente. Han publicado más de 400 títulos, tienen más de 400 puntos de venta en toda Rusia y sus publicaciones han sido traducidas a quince idiomas. Su catálogo está compuesto en un 80% por libros “clásicos” de la literatura infantil universal, como los de Roald Dahl, Tomi Ungerer o Marie-Aude Murail, y en un 20% por creaciones de autor, sobre todo rusos. Algunas de estas creaciones han recibido importantes premios en Rusia y en el extranjero, y Samokat ha sido nominada varias veces como mejor editorial infantil del año en la Feria de Bolonia. Anualmente convocan un concurso abierto a todos los ilustradores del mundo quienes pueden enviar sus trabajos y ser premiados con la publicación en el catálogo de la editorial.
En octubre de 2021, la editorial rusa Samokat compró los derechos del libro portugués La Guerra, del dúo padre-hijo José Jorge y André Letria. Este libro cuenta, con imágenes muy poéticas, como la guerra llega de repente a un país y deja marcas y cicatrices. Después de meses de trabajo con la traducción al ruso, el libro queda listo a mediados de febrero de 2022, justo cuando comienza el conflicto con Ucrania. Bonh, “guerra” en ruso y título del libro, se vuelve una palabra prohibida en Rusia para referirse a los acontecimientos ucranianos. Sin embargo, la publicación sale y forma parte de la selección de libros sobre el tema de la guerra que propone la editorial en su sitio web y sus redes sociales para orientar a
los lectores. Samokat argumenta que desde su creación publica historias que no se deben contar, historias sobre temas tabú.
Preocupada por la deuda histórica con la memoria, Samokat ha editado, por ejemplo, la versión rusa de Haikus de Siberia, una novela gráfica sobre la deportación de niños lituanos en campamentos siberianos en 1941. Desde el principio del conflicto con Ucrania, la editorial difunde sus libros que hablan de la guerra y los pone en oferta para hacerlos más asequibles y luchar contra la desinformación. Su forma de evitar la censura es comunicarse a través de la red Telegram. Además, la editorial se adhirió a un llamado de poner fin a la guerra junto a más de diez mil ilustradores, diseñadores gráficos y profesionales de la imagen de Rusia.
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La Guerra es un libro que reflexiona sobre las heridas del conflicto con imágenes muy poéticas
Andre Letria, de La guerra . A fin de cuentos
La ampolleta Donko y el globo rosado con forma de perro, dos personajes de La guerra que cambia Rondo.
Donko, una ampolleta luminosa que lucha contra la guerra
En cuanto a Agrafka Studio, una importante campaña de solidaridad internacional se puso en marcha desde los primeros días del conflicto, para dar visibilidad al trabajo de los dos artistas ucranianos y apoyar a su país. En varios lugares del mundo se descubren, o redescubren, sus libros gracias a nuevas traducciones y reediciones. La editorial japonesa Bronze Publishing, por ejemplo, propuso que se diera mayor énfasis y visibilidad a los trabajos de Agrafka en las librerías japonesas, además de una campaña mediática en la televisión de Japón. En Dinamarca, la editorial Forlæns vende una impresión inédita de una ilustración de los dos artistas para apoyar a las ONG que ayudan a Ucrania. Otras editoriales por el mundo organizan recaudación de fondos para apoyar directamente a las editoriales ucranianas, como AdoptAUkrainePublisher o KidLit for Ukraine. Es difícil saber o poder imaginar cómo los actores del mundo de los libros pueden seguir trabajando en Ucrania. Romana y Andreiy tuvieron que ponerse a cubierto al suroeste del país, mientras varias imprentas en la zona de conflicto han dejado de funcionar.
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DOS PERSPECTIVAS SOBRE LA GUERRA EN DOS ÁLBUMES
Quiero terminar el paralelo entre estos dos actores del libro infantil con una presentación de dos de sus libros emblemáticos: La guerra que cambia Rondo, de Agrafka Studio y El departamento: unsiglodehistoriarusa, de Samokat.
Publicado en 2015, La guerra que cambia Rondo fue escrito en respuesta a la invasión de Crimea por los rusos en 2014. Este libro presenta Rondo, una ciudad imaginaria y luminosa, que la guerra viene un día a amenazar. Tres amigos, Donko, una ampolleta; Fabián, un globo rosado con forma de perro, y Zirka, un pajarito de papel, se unen para salvar la ciudad, resistiendo a la guerra a pesar de su debilidad. Finalmente logran, con obstinación y creatividad, frenar la guerra. Hoy, es esa misma esperanza la que los dos artistas quieren transmitir al mundo entero.
En Rusia, en 2016, Samokat publica el trabajo de otro dúo de artistas: la escritora Alexandra Litvina y la ilustradora Anna Desnitskaya, autoras de El departamento: un siglo de historia rusa. Este álbum, de gran formato, propone el descubrimiento del siglo XX en Rusia a través de
un departamento de Moscú y de sus habitantes sucesivos. Una forma original para entender los grandes eventos de la historia contemporánea, las revoluciones y las guerras, y la manera en la que estos influyeron en la vida cotidiana de la gente, como la de los niños-testigos de la época. Pese a ser un álbum muy local, centrado en la historia interna de Rusia, ha sido traducido a nueve idiomas, entre ellos inglés, árabe, japonés e italiano. Estas traducciones ayudan a comprender mejor la historia rusa e invitan, a los que le tienen miedo, a entrar al país y escuchar a su gente, a pesar de los problemas políticos.
Actores, testigos, víctimas o herederos de los conflictos contemporáneos, los niños necesitan libros de calidad para informarse, construirse, protegerse y escapar de las realidades cotidianas. Es importante que actores independientes del área de la edición infantil puedan seguir trabajando y creando en todos los países del mundo. Estas creaciones pueden después viajar a distintos lugares geográficos con las traducciones, y ayudarnos así a entender nuestro mundo y sus locuras.
Noémie Belanger, máster en Edición por la Universidad de Paris X, y exploradora de LIJ por el mundo.
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Detalle del interior de un departamento ruso durante la Guerra Fría
Anna Desnitskaya, de E l departamento , un siglo de historia rusa. Samoka
C.S. Lewis J.R.R. Tolkien
El mensaje luminoso de Tolkien y Lewis
En el libro Un hobbit, un armario y una gran guerra (Larrad, 2018), Joseph Loconte, doctor en Historia y profesor de la Universidad King’s College de Nueva York, indaga sobre las vidas de J.R.R. Tolkien (1892-1973) y C.S. Lewis (1898-1963), dos brillantes escritores y amigos que vivieron los convulsos años de las dos grandes guerras en Europa. Sus obras - El El señor de los anillos y Crónicas de Narniahan enamorado a generaciones enteras y han influido en importantes sagas contemporáneas europeas y latinoamericanas como Harry Potter, de J.K. Rowling, o La saga de los confines, de la argentina Liliana Bodoc.
Loconte plantea en su libro que lo que confiere a las obras de Tolkien y Lewis su dignidad y poder es una creencia firme en el mal y en la responsabilidad de resistirse a él. ”El gran logro de Tolkien y Lewis —explica el autor— es la creación de figuras míticas y épicas que, sin embargo, reivindican nuestras vidas concretas y cotidianas» y «sin importar cuán desesperadas sean las circunstancias, los personajes de sus historias mantienen la capacidad
de resistirse al mal y elegir el bien». Ambos dibujan la naturaleza humana como una mezcla de nobleza y tragedia, y logran transmitir un mensaje luminoso, tan vital para el ser humano, especialmente en tiempos de guerra.
Tolkien y Lewis fueron grandes amigos, ambos lucharon en la Primera Guerra Mundial, estudiaron Lengua, Literatura y Filosofía en la Universidad de Oxford y fueron profesores en esta misma universidad. A los dos les gustaba mucho dialogar y compartir sus ideas y desde que se conocieron tuvieron largas conversaciones sobre literatura y religión, Tolkien era católico y Lewis, ateo hasta que volvió a hacerse cristiano. Posteriormente fundaron el Club de Los Inklings con otros profesores y escritores británicos que estaban vinculados a la Universidad de Oxford. Los integrantes del grupo se reunían regularmente y debatían sobre libros, religión y filosofía. También se animaban a compartir sus manuscritos y obras inacabadas. En esos encuentros, Lewis comenzó a hablar de Narnia y Tolkien leyó partes de su Señor de los Anillos.
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DEL
AUTORES
MUNDO
Amistad profunda
Tolkien y Lewis fueron cultivando una profunda amistad y descubrieron su amor común por los cuentos míticos. Cada uno por su lado había leído y disfrutado de estos relatos desde la niñez -mitos, cuentos populares, leyendas celtas y nórdicas-, y se habían dado cuenta que estas historias, que hasta hacía no mucho se habían etiquetado como “cuentos infantiles”, también hacían gozar e interesaban a los adultos porque les contaban cosas importantes sobre la vida, sobre quiénes eran y cómo era el mundo. Ambos coincidían en que, a través del mito y la leyenda, muchas culturas habían comunicado sus verdades más profundas.
¿Cómo influyeron el uno en el otro? Lewis era profundamente imaginativo, y a la vez muy racional en su pensamiento filosófico. No tenía manera de reunir ese lado imaginativo de su naturaleza con su lado racional. Su lado racional le decía que aunque las historias le sirvieran para divertirse, no podrían enseñarle lo que realmente importaba. Lo que Tolkien hizo fue ayudar a Lewis a ver como los dos lados, la razón y la imaginación, podrían ser integrados. Tolkien llevó la imaginación al centro de la vida de Lewis. Y a lo largo de sus vidas, los dos escritores insistieron en que razón e imaginación debían ser integradas.
Por su parte, Lewis animó a su amigo a terminar y publicar sus historias. Fue uno de sus más importantes y entusiastas críticos, le pedía a Tolkien que le leyera en voz alta los capítulos que estaba escribiendo y se deleitaba escuchándolo. Esos encuentros en los que Tolkien le leía a su amigo fueron una fuente de inspiración, estímulo y aliento para seguir con sus escritos y publicarlos.
Los dos escritores británicos crearon con sus sagas de novelas fantásticas -El Señor de los Anillos y Crónicas de Narnia- mundos en los que disfrutar y refugiarse. Y eso fueron tanto para lectores del tiempo en que fueron publicadas (la posguerra europea), como para generaciones posteriores y hasta nuestros días. Las guerras son periodos oscuros que se producen, entre otras cosas, cuando fracasa el lenguaje. En tiempos sombríos de conflicto suceden también cosas inesperadas que pueden ayudar a devolver la confianza al ser humano, a darle ánimo para levantarse y construir de nuevo.
Recuerdos de Guerra
Lewis fue soldado en la Primera Guerra Mundial, con 19 años. En su autobiografía Cautivado por la alegría (Encuentro, 2008) dice que algo que le sorprendió fue que no le disgustara más el Ejército: “Por supuesto, era detestable. Pero las palabras ‘por supuesto’ son las que explican esto. En eso se diferencia de Wyvern (escuela a la que Lewis asistió en la Enseñanza Media). Nadie te decía que te tuviese que gustar. Nadie pretendía que te gustase. Uno no espera que le guste. Cualquiera que conocieras tenía por seguro que era una necesidad odiosa, una espantosa interrupción de la vida racional. Y eso supone toda una diferencia. Una tribulación honrada es más fácil de soportar que aquella que se anuncia como algo placentero”. Para Lewis, en la guerra se alimentaba una camaradería, una especie de cariño entre compañeros de fatigas, mientras que en la escuela había desconfianza, cinismo oculto y un resentimiento incómodo. “...encontré que mis superiores en el Ejército, mayores que yo, eran incomparablemente mejores que los patricios (niños de cursos superiores) de Wyvern. Sin duda esto se debe a que Treinta es, por naturaleza, más amable con Diecinueve que Diecinueve con Trece: realmente son adultos y no necesitan autoconvencerse”.
Tolkien, que combatió en la I Guerra Mundial con 24 años, recordaba en una entrevista sobre una incursión en la que tomaron varios presos. Como él hablaba alemán, contaba con asombro y risa, que cuando les ofrecía agua a los oficiales alemanes heridos, éstos aceptaban, pero no sin antes corregir su pronunciación. El escritor reflexionaría, tras su experiencia, que “el profundo y estúpido desperdicio de la guerra, no solo material sino tambien moral y espiritual, resulta escalofriante para los que tienen que soportarlo”.
Por Equipo periodístico Libroalegre.
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EN EL PRÓXIMO NÚMERO DE LA PIEZA SECRETA:
La ciudad en la literatura infantil